¡Bienvenidos, bienvenidas!

Dedicado a AndreaPadua4 que pediste un capítulo, aquí está linda <3

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Septiembre 2018

Observo el lugar a mi alrededor. Al principio, pensé que quizás me había arreglado demasiado, llevaba unos shorts de gamuza negra, con unas pantys semitransparentes e color negro, mis zapatos de plataforma negros y una blusa algo escotada de color rojo, con manga corta, y unos vuelos en el borde, dando la impresión de que era más acinturada. Sin embargo, apenas llegue me di cuenta que iba perfectamente. La noche era demasiado helada, incluso para ser verano, como para vestir sin pantys. Siguiendo las instrucciones de Zendaya, me hice un cateye, y Sara había alisado mi cabello, que ahora llegaba hasta por debajo de mi cintura.

Sara caminaba entre aquel tumulto de gente, que hablaba a gritos, hasta llegar junto a una escalera. Desde la baranda de arriba, colgaba un lienzo que decía "Welcome". Nos detuvimos allí. La música estaba fuerte, pero aún era temprano, por lo que nadie estaba bailando.

De pronto, la música se interrumpe y suena como alguien carraspea en un micrófono. Miro sobre el lienzo, donde una chica, que creo reconocer de nuestra bienvenida a la residencia, sonríe y se aclara la garganta.

—Hola novatos, novatas—dice. Algunos exclaman llenos de júbilo.—Bienvenidos al inicio de su vida aquí en Oxford. Este es el comienzo de una nueva etapa, y créanme que sufrirán, como también reirán. Nuestros logros no se miden por la cantidad de veces que acertamos, sino por nuestra capacidad de levantarnos, afrontar nuestros errores y aprender de estos. Por ello, antes de que empieza este trimestre, merecemos un desmadre.

Se escuchan risas y más gritos. Miro a Sara, que observa embobada aquel ambiente tan eléctrico.

—¡Que comience la fiesta!—grita la chica.

Mas gritos, algunos aplausos, la música vuelve a sonar.

Un grupo de personas baja la escalera, con bandas fosforescentes de diversos colores. La chica se detiene frente a un grupo de chicos y le coloca la banda a algunos, con el símbolo de Oxford y de Trinity College, y en letras grandes, la palabra "novato".

Se acercan a otros grupos hasta acercarse a nosotras. Nos pide mostrar nuestra mano, ya que en el dorso, un chico nos ha colocado un timbre fosforescente. Nos sonríe y nos coloca una banda. La mía, verde, la de Sara, naranja.

—Esto es genial—comenta Sara. Sonrío y asiento.

—Vengan con nosotros, tienen que beber algo—nos dice la chica.

La seguimos hasta llegar a una gran mesa en una esquina, el único lugar donde la luz es fija y blanca, permitiendo ver bien las diversas botellas de alcohol, bebidas y cervezas. Además, a un costado tienen un gran barril, que me imagino, debe ser de cerveza. Nos presenta con un chico de cabello rubio largo hasta los hombros, con los ojos delineados de pintura fosforescente.

—Sírveles algo, Jack—le dice la chica, y desaparece junto a su grupo buscando a mas novatos.

—Tengan—dice Jack, entregándonos vasos plásticos de color azul, junto a un marcador blanco.—Colóquenle sus nombres.

Sara anota su nombre y luego me entrega el marcador para anotar el mio en el vaso. Le devuelvo el marcador a Jack, que me mira fijamente.

—Te conozco—dice, entrecerrando los ojos. Suspiro.—Eres famosa ¿no?

—Un poco—admito. Sara suelta un bufido, pero le doy un codazo.

—¿Qué quieres beber?—pregunta. Miro la mesa, repasando todas las bebidas.

—Cerveza—digo finalmente. Jack asiente, coge mi vaso y me sirve del barril. Me entrega mi vaso.

—¿Algo más?—pregunta. Frunzo el ceño sin entender, y del bolsillo de su camisa hawaiana saca una pequeña bolsita con pastillas de color naranja.—Yo invito.

—No gracias—digo amablemente. El chico se encoge de hombros y mira a Sara.

—¿Qué quieres beber?—le pregunta.

—Cerveza—dice Sara.

Volteo a mirar el lugar. La gente comienza a bailar, aunque básicamente dan saltos al ritmo de la música. Me sorprende ver como muchos se llevan esas pastillas naranjas a la boca. Observo la entrada, donde un grupo de chicas se ríe sin parar e intentan hacer twerk. Volteo mi cabeza para mirar donde está el DJ. Junto a un gran parlante, hay un grupo de personas hablando. Diviso a Aidan, que conversa animadamente con una chica de cabello corto de color rosado. Es la única persona, aparte de Sara, a la que conozco. Algunos los he visto en la residencia, pero somos tantos que es difícil saber quién es quién.

Junto a Sara nos alejamos y nos apoyamos en una pared, mirando a los demás bailar. Me siento como en una película. La cantidad de gente en el lugar es abrumadora, y eso que solo están lo de la facultad de Medicina, que tiene tan solo cuatro carreras (medicina, psicología experimental, bioquímica y ciencias biomédicas).

—Hola—saluda un chico de cabello decolorado, corto, con ojos azules. Mira sonriente a Sara.

—Hola—responde ella.

—Me llamo Pierce ¿Quieres bailar?—pregunta el chico. Sara me mira.

—Bailemos los tres—dice ella. Me agarra del brazo, y antes de que pueda negarme, me arrastra al medio y comenzamos a bailar.

La música me es algo conocida (gustos de Martin), por lo que me muevo al ritmo. Sara, cuya pasión es bailar, se mueve increíble, y varios voltean a mirarla. Pierce se mueve bastante tieso, pero hace su mejor esfuerzo. Poco a poco, me aparto para dejarla bailar con él. Sé que me ha sacado a bailar con ellos para no dejarme sola, pero no me molesta.

Doy un paso hacia atrás y choco con alguien, pisándolo. Volteo rápidamente preocupada.

—Lo siento—me disculpo. Un chico musculoso, aunque no tan alto, me observa y sonríe. Sus ojos son cafés y tiene el cabello a ras, de color negro. Su tez morena hace bastante contraste con su ropa colorida y fluorescente.

—Descuida, bonita—dice, con las palabras algo arrastradas. El aliento a alcohol me llega de lleno. Doy un paso hacia atrás.—Me llamo Melvin.

—_______—digo, algo cortante. Se inclina hacia mí, doy otro paso hacia atrás.

—Eres muy bonita, ______—dice, pronunciando mal mi nombre. Coge mi mano, pero rápidamente me zafo de su agarre.—Bailemos.

—No gracias—digo. Volteo para arrancarme, pero él me agarra del brazo.

—No seas aguafiestas—dice, acercándose más a mí.

Me sacudo, intentando deshacerme de su mano y frunzo el ceño.

—Suéltame—le espeto molesta. El ríe.

—La chica famosa es una aburrida—dice. Me sacudo más fuerte para soltarme.

—¡Suéltame!—le grito enojada. El continúa riéndose, inclinándose a mí en ese vaivén típico de borracho.

—Una canción, chica famosa. Estoy seguro que puedo hacerte disfrutar más que tu noviecito—las palabras se le traban en la boca. Aprieto los dientes y preparo mi puño para golpearle en su maldito rostro.

—Te ha dicho que la sueltes—dice una voz masculina a mis espaldas. Melvin levanta la cabeza, y yo volteo para ver a mi salvador. Aidan está de pie, mirando con cara de pocos amigos a Melvin.

—¿Y quién eres tú?—le espeta Melvin, soltando por fin mi brazo. Me lo sobo, ya que me ha dejado algo adolorida. Doy gracias al cielo que haya agarrado el derecho.

—Su guardaespaldas—dice Aidan.

Lo miro con los ojos como platos. ¿Qué demonios está pasando? Ya me imagino a Tom contratando a un guardaespaldas oculto para mí, pero sería una locura.

Melvin levanta los brazos y entrecierra los ojos, intentando mantenerse en equilibrio.

—Está bien, no vale la pena pelear por esa—dice, mirándome con desprecio. Le enseño el dedo del medio. Y ruedo los ojos.

Melvin se aleja. Suspiro aliviada y volteo a mirar a Aidan, que sigue mirando a Melvin con recelo. Me cruzo de brazos.

—¿Mi guardaespaldas?—pregunto, con la voz elevada. Aidan me mira y sonríe.

—Lo dije para que se alejara. ¿O enserio tienes guardaespaldas?—pregunta. Sacudo la cabeza aliviada.

—No, pero ya veo a Tom contratando a alguien—replico. Aidan ríe.

—No lo dudo. Yo también cuidaría así a la gente que quiero—dice. Sonrío levemente y desvío la mirada a Sara, que continua bailando con Pierce.—¿Quieres beber algo?

—Tengo, gracias—digo, mostrándole mi vaso. Mi brazo sigue algo adolorido, pero no puedo dejar de darle vueltas a lo que hubiese pasado si hubiese sido mi otro brazo.

—¿Estas bien?—pregunta. Lo miro y hago una mueca.

—Si. Me apretó un poco fuerte, eso es todo—digo, dándole una mirada de reojo.

—Ven, déjame ver si te ha dejado amoratado—ofrece.

Lo miro durante un minuto, dudosa. Finalmente asiento. Caminamos hacia la cocina, donde hay gente comiendo papas fritas, bebiendo agua y hablando tranquilamente. Allí la música no es tan fuerte, y la luz es potente. Me apoyo en la encimera, dejando mi vaso. Levanto un poco la manga para que vea mejor. Aidan toca con delicadeza la zona.

—No parece que este amoratado—comenta, examinando mi piel. Levanta la cabeza y arreglo mi manga.—Seguro que no te saldrá nada.

—Gracias—digo. Aidan sonríe.

—Solo te mire el brazo—replica, encogiéndose de hombros.

—Por salvarme—le aclaro. Aidan asiente.

—Nadie merece que un idiota como ese le trate así. Además, creo que más lo salve a él que a ti, vi como estabas por darle un puñetazo—dice, haciéndome reír.

—Lo tenía merecido.

—Estuve tentado a dejarte hacerlo, pero no creía que fuese bueno echar a perder tu mano antes de comenzar las clases—dice riendo. Su mirada baja a mi hombro derecho. Sigo la dirección de su mirada. Mi blusa se ha movido, dejando al descubierto la cicatriz de mi accidente. Me cubro rápidamente.—Lo siento, no quería...

—Descuida—digo, con una pequeña sonrisa. Muerdo mi labio antes de decidirme a hablarle.—Me lo hice en el accidente.

—¿Qué ocurrió?—pregunta. Cojo mi vaso y bebo un sorbo.

—El cinturón de seguridad se enterró bajo mi piel—replico.

—Vaya. ¿No te fracturaste la clavícula?—pregunta. Niego con la cabeza.

—Por suerte.

—Recuerdo... haber visto fotografías. Realmente fue una masacre—comenta. Asiento con la cabeza, mirando hacia delante.

—Los paparazis... no son agradables, sabes. Pero no merecían aquel final—digo, mirando mi vaso.

—Aun me cuesta creer que tengas que vivir todo aquello ¿no es incómodo?—pregunta. Suspiro y lo miro.

—Lo es, pero lo que sufro yo no es nada a comparación a lo que sufre Tom—admito.

—No creo que pudiese tener una relación así de expuesta—comenta.

—No es fácil—digo, recordando todos los problemas que tuvimos para hacerlo público. Sonrío pensando en él.—Pero vale la pena.

—Ya lo creo—dice Aidan, mirándome.

Desvío la mirada, sintiéndome algo incomoda por la forma en que me mira. Bebo un sorbo de mi cerveza. Nos quedamos en silencio por varios minutos.

—¿Cómo es medicina en tu país?—pregunta de pronto. Levanto al cabeza para mirarlo.

—¿Te refieres a la carrera?

—Si.

—No lo sé, realmente—digo, encogiendome de hombros. Aidan frunce el ceño.

—¿Cómo? ¿No dijiste que te habías transferido?—pregunta. Me rio por lo bajo.

—Es una historia algo larga—comento.

—Tengo tiempo—replica Aidan. Sonrío y resoplo, preparada a contarle toda la locura.

***

Tom

Un pitido, dos pitidos, tres pitidos... buzón de mensajes. Cuelgo y miro la pantalla, frustrado. Es tercera vez que la llamo y no contesta. Frunzo el ceño, preocupado.

—Eh Tom, la toma—dice Harrison. Levanto la cabeza y miro a mi mejor amigo.—¿Qué ocurre?

—______ no me contesta el teléfono—replico. Harrison rueda los ojos.

—¿No dijiste que tenía una fiesta hoy?—pregunta él. Asiento.—Debe estar pasándolo bien. No te preocupes. Ahora ve, Jon te está buscando.

Suspiro y le entrego mi teléfono. Harrison tenía razón, probablemente estaba divirtiéndose, no tenía por qué preocuparme por ello ¿o sí? Ella tenía todo el derecho de pasársela bien, al igual que yo. No era la primera vez que no hablábamos durante la noche. Me coloco la máscara negra y salgo al set, donde Zendaya esta esperando.

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Si, ya se, se acaba el mundo. Tomenlo como una mini maraton jajaja

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Les leo, lectores insaciables <3

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