Capítulo 21

Lucas durmió tranquilamente en una de las camas del área UCI de la clínica donde fue ingresado luego del accidente de noche buena, con sus signos vitales aún sin estabilizarse los dos días que llevaba ingresado parecían eternos aún con él durmiendo la mayor parte del tiempo... La muerte de su madre era una noticia que todavía desconocía. Cuando sus ojos avellanas volvieron a dilatarse por tercera vez en el día despertándolo vio a Nicolás a su lado.

—Papá...

—Hola, campeón. —Hacía mucho tiempo que Lucas no escuchaba a Nicolás llamarle así.

—¿Samuel y mamá están bien?

—Sí. —Mentía, pero, ¿qué más podía hacer Nicolás? La pregunta de su hijo le dolió en sobremanera.

Nicolás aceptó muy tarde que no fue un buen padre, tampoco un buen esposo, lo material y el trabajo le cegaron impidiéndole ver la bella familia que tenía: una increíble mujer que le dio dos hijos emprendedores y fuertes... Él perdió a Jessica sin decirle lo que realmente sentía por ella, sin pedirle perdón por la distancia que existió entre ellos durante los últimos años y sin amarla como ella merecía... Pero después de treinta años de matrimonio era difícil explicar por qué existía lugar para el arrepentimiento; aunque eso fue lo único que le quedó a Nicolás de su esposa, un profundo y amargo sentimiento de arrepentimiento.

Si alguien debía ser fuerte, ¿por qué era necesario que esa persona fuera Nicolás? Él quiso mucho a Jessica, y sabía que ella lo amaba por todo lo que resistió en su fallido matrimonio...  Los últimos catorce años de su vida fueron trabajo, obligaciones y responsabilidades en demasía, pero ni en sueños le fue infiel a Jessica. Aún durmiendo  en otra habitación por decisión propia para que Jessica no se alterara con sus llegadas del trabajo a media noche, todavía sin hablar de frente durante tres meses; la admiraba como a una diosa.

A los ojos de Nicolás su esposa era un diámetro en bruto que se entregó al peor postor... Y él era un poco hombre por no ir a esconderse bajo las sábanas de Jessica, por no robarle un beso mientras ella cocinaba o esperaba por él para desear las buenas noches...

Con una excusa tras otra la realidad fue que Nicolás no la amó en vida porque ahora, con la certeza de que nunca la volvería a tener a su lado, aceptó que la amaba.

***

—¿Cómo te sientes?

—Me duele un poco la cabeza.

—¿Quieres que llame a una enfermera?

—No es necesario, Felipe, no es como si estuviera muriéndome.

—Vuelvo en un momento.

—No vayas.

—Tienes migraña.

—No es así. Solo fue una pequeña molestia pasajera. Quédate.

—También te amo.

—¿Cóm...? —El beso que Felipe le dio comió la pregunta de Estefany.

—Y porque te amo tengo que llamar a una enfermera. —Ella bufó por lo bajo  dándole un vistazo al nebulizador sobre la mesita a su derecha.

—Glotón.

—Contigo lo seré siempre, preciosa. —Felipe disfrutaba ver sonrojada hasta más no poder a Estefany.

—No puedes besarme así de la nada siempre que quieras.

—Ah, no, ¿quién lo dice?

—Yo.

—¿Enserio? ¿Quieres apostar?

—No tengo porque hacerlo. Estoy diciendo la verdad.

—No juegues con fuego, Estefany. Puedo hacer lo que quiera contigo sobre esta cama. Sé que nos traes nada más que eso blusón arriba, me encantaría saber si estás igual abajo.

—¿A ca...? ¿No te ibas?

—Me dijiste que no me fuera.

—¡Ash! Estúpido, tonto. ¡Déjame en paz! —vocifero ella golpeando el hombro de su Felipe, pero él no paraba de saltar carcajadas—, ¿disfrutas atormentarme? ¿Eh? Ahora eres masoquista.

—Ya tranquila... ¡Ja! Si me sigues  golpeando vas a malograr mi brazo y entonces quién irá contigo de la mano fuera del altar... ¡Quieta, bonita!

—¡Deja de llamarme así!

—¡Estoy diciendo la verdad! ¿Por qué no me crees? —Estefany empezó a sollozar como si se estuviera ahogando en su propio llanto cuando Felipe la tomó por la cintura.

—¡¿Estefany?! —Ella estaba convulsionando.

Explicar cómo fue imposible para Felipe, pero que estuvieran dos médicos y tres enfermeras alrededor de Estefany no le tranquilizó, al contrario, sintió que no podía respirar. Los movimientos y el sonido entrecortado que provocaba en ella la convulsión le aterró, Estefany inhalaba como si estuvieran golpeando su pecho.

Una de las enfermeras ayudó a Felipe a sentarse fuera de la habitación, ella procuró calmarlo diciéndole que Estefany estaría bien. Desde que él vio convulsionar por primera vez cuando estaban en la preparatoria supo que algo andaba mal con ella... El corazón y los pulmones de Estefany se detenían por segundos, luego volvían a su ritmo normal minutos después; era alarmante lo mucho que el asma afectaba su sistema respiratorio.

Felipe sabía que no resistiría más tiempo esperando una respuesta, tal vez salir y caminar al menos por cuatro segundos lo ayudaría a volver en sí mismo. Sus evidentes nervios hicieron que muchos voltearan a verlo en su ida de un lado a otro por la clínica, incluso escuchó a unas señoras mayores murmurando sobre si era padre primerizo... Felipe no le dio importancia a esos comentarios. La recepción de la clínica, fue el lugar más tranquilo que encontró en aquel centro, pero se equivocó porque allí estaba Ambar sentada en una pequeño sofá al lado del árbol de navidad que adornaba el área; con sus grandes ojos marrones en su celular ignorando por completo todo lo que pasaba a su alrededor, incluyendo la presencia de Felipe a metros de ella.

La última vez que Felipe vio a Ambar fue en el cumpleaños número veinte de Sara, cuando él y Estefany se presentaron en la casa de Verónica y Richard para darles el pésame. Ambar fue la parte más cálida del pasado de Felipe; ella junto con Noah, Sara, Sebastián y Lucas fueron verdaderos amigos antes de que Felipe descubriera la infidelidad de su padre, y que con ello su familia quedara irremediablemente rota al igual que una parte de su ser. Con el pasar de los años las vidas de los jóvenes amigos tomaron otro rumbo, cada uno salió a cumplir sus sueños dejando familia, amistades y al amor atrás...

Él se enamoró de Ambar por inercia. Ella fue la luz de su vida, quien más lo entendió cuando no quería hablar y quien vio en él más que a un joven perdido en sueños y fantasías. Felipe estaba seguro de que ella le quiso mucho, pero Ambar jamás se enteró de sus verdaderos sentimientos, irónicamente, Ambar nunca supo que Estefany y Felipe no tenían una relación plena por ella...

A su parecer, Ambar no había cambiado, su cabello, la forma en que estaba peinada y vestida eran exactamente igual a como la recordaba. No podía concebir que la volvería a ver luego de tanto tiempo, nunca lo imaginó posible, pero sucedió, y aunque no era momento para un reencuentro o un intercambio de palabras de aliento, él le agradeció al universo que ella estuviera intacta. Su amistad fue lo más bello que Felipe tuvo antes y durante el divorcio de sus padres, todo lo que acontenció después de  era el espacio de Estefany en su vida.

Felipe no se consideraba a sí mismo como un buen recuerdo para Ambar y por lo cual se alejó como lo que ella fue para él, un bello recuerdo. Él era una bomba de tiempo, todo lo que quería terminaba destruido o lastimado como Estefany, sus padres, sus amistades del pasado, en especial Ambar, él mismo... Todavía era un desastre de persona intentando remediarse a sí mismo.

Dice Andrew:

¿Cómo está Lucas?

Dice Ambar:

Una de las enfermeras me dijo que despertó, pero volvió a dormir.

Dice Andrew:

Debe estar agotado.

Pese a que Andrew sabía lo que ocurrió entre su primo y su prometida no podía evitar preocuparse por Lucas...


Dice Ambar:

Esto es horrible.

Oliver

Dice Andrew:

Él está durmiendo.

Tranquila

Dice Ambar:

Es difícil estarlo.

Dice Andrew:

Por favor

Inténtalo
Tanto como puedas

Dice Ambar:

Lo siento

De no ser por la cena esto jamás hubiera pasado

Dice Andrew:

No vuelvas a escribir eso

No lo digas

Amor

No es tu culpa

Visto

Ambar

2 llamadas perdidas

El líder de Crew cruzó por la recepción captando la atención de Ambar. Ella casi dejaba su bolso en el pequeño sofá cuando intentó acercarse a él, fue prácticamente corriendo a su encuentro y su saludo fue un corto abrazo.

—Hola.

—Pensé que no te vería hoy, creí que Crew...

—Al final decidí cancelar la entrevista. ¿Tienes mucho aquí?

—Un poco más de una hora. Los padres de Andrew vinieron, ellos están con Nicolás, Oliver se quedó con Andrew en el departamento.

—Andas en familia, entonces.

—Sebasti...

—Nos vemos luego, iré a ver a Lucas. Noah me llamó hace media hora, él vendrá acá.

—Quiero ir con ustedes.

Exacto como dijo el líder de Crew Noah hizo presencia en el centro médico. El experimentado chef de Dream's Coffee con veintiséis años le tenía fobia a las agujas y los sonidos de los aparatos para el bienestar de la salud lo volvían un manojo de nervios... A Noah no le sorprendió que Ambar estuviera allí, mucho menos la presencia de los padres de Andrew ya que en cierta manera lo esperaba.

—¿Cómo te sientas, compadre? —Ninguno tenía hijos, sin embargo a Sebastián se le hizo costumbre llamar a Lucas como si tuvieran era afinidad.

—Me tienen sedado como a un animal. Casi no siento mi cuerpo.

—Pasará. Tienes que darle tiempo.

—Lo sé... Gracias por venir.

—No agradezcas. Aquí tenemos que estar.

—Tengo que agradecerles, a cada uno. Lo siento por arruinar la cena de navidad.

—No seas tonto, estás en recuperación. Es lo único que importa.

—Sea como sea estás vivo y mejorando.

—Gracias, Ambar.

Los otros dos hombres miraron a su amiga, pero no de la misma manera en la que Lucas lo hizo... Lo que Ambar y Lucas compartían era más que una amistad, era algo que no se podía mencionar pues no había palabras para describirlo porque la verdadera amistad va más allá de las palabras y los hechos.

—Ustedes necesitan tiempo a solas.

—No es...

—Por favor.

Lucas, Ambar y Noah miraron a Sebastián intrigantes, esperaban una intervención del líder de Crew, pero él se retiró sin aportar en la conversación, y Noah fue tras él.

—Lo que sea que quieras decir no entiendo porque ellos no podían estar presentes.

—Por esto.

Lucas estampó sus labios en los de Ambar dejándola sin escapatoria con sus brazos alrededor de la cintura de ella. La impresión de Ambar fue tal que no cerró los ojos, ella los mantuvo  bien abiertos entre tanto que su amigo parecía estar disfrutando del beso.

—Me gustas, me gustas mucho, Ambar...

—Estás demente, ¿qué quieres que piense de ti ahora?

—Solo espero que no te sientas atacada, no sabes el valor que he reunido para besarte.

—Debemos detenernos. Andrew no pued...

—Démonos una oportunidad.

—Es mi prometido, tu primo.

—No me importa. Ambar, estoy cansado. Harto de verte con él y de saber que tiene lo que debería ser mío.

—Tienes que descan...

—No lo haré.

—Lucas, por favor.

—No voy a permitir que te cases con él. —El peso de sus palabras, ¿acaso sabía lo que dijo?

—Sabes que no está bien, que no estamos bien.

—Hace mucho que dejamos de estarlo. En cambio yo no niego lo que siento. Si no te gustará me apartarías, pero no lo haces. ¿Qué logras con confundirme de esa manera? ¿Te gusto? Dejemos de jugar... Por el amor de Dios, habla.

—No estamos bien.

—Sé que sientes lo mismo que yo siento.

—Lo lamento... —Ambar volvió inútil el agarre de su, ¿amigo?

—No lo hagas, si te vas pensaré que no me quieres más en tu vida y eso duele.

—Te lo pido, Lucas, no lo hagamos más complicado.

—Dejaría de serlo si tú lo aceptas, ¿me quieres?

—Hemos pasado por mucho juntos, ¿cómo no voy a quererte?

—Demuéstramelo. Quiero que me hagas creer en eso. Acéptalo, no volveremos a ser lo que éramos, pero podemos ser más.

—¿Tienes idea de lo que estás diciendo?

—Sí.

—¿Qué quieres? ¿Qué cancele mi boda con Andrew y huya contigo?

—Quiero que me aceptes, Ambar.

—¿Y luego? ¿Qué crees que pensaran de nosotros? ¿En qué nivel moral quedaremos?

En su momento no lo sabían o quizás no le daban la importancia que ameritaba, pero estaban en el ojo del huracán como el principio del fin.

—Ambar, Lucas... —Con un incesante grado de dificultad en el habla Noah se presentó nuevamente en la habitación—. Carla tuvo una recaída.

La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, esa es la base y fuerza del destino, y queda en nosotros si cerramos los ojos o nos mantenemos despiertos.

"No puedes cambiar tu destino", entonces, ¿qué valor tiene: "somos nuestro propio destino"? Tal vez sean frases que alguien eligió al azar que y  no tienen sentido al mencionarlas juntas. Para los realistas sería imposible, sin embargo, para idealistas... ¿O para ninguno de ellos era concebible?

Samuel no estaba al tanto, de niño no creía en esas supuestas jugadas del destino que lo convirtieron en el hombre que era. Aunque hoy, en el preciso instante en que vio cómo los paramédicos trataban de recobrar el ritmo cardíaco normal de Carla luego de un ataque cardíaco, ideó todo; en especial la noción de que era obra del destino si ella sobrevivía...  Sus emociones se transformaron en una avalancha contra su ser. Ocurrió muy rápido, demasiado en virtud de que no pudiera reaccionar. Tal vez y cómo ella quería se llevaría a la tumba el secreto de su relación.

—¡Mamá!

La llegada de Sebastián fue más que llanto y gritos de dolor, el líder de Crew se estaba desplomando. Sebastián buscó apoyo en una mesa a su izquierda para no caer, segundos atrás pensó que se desmayaría así que apretó sus dientes y plantó firmemente sus pies en las losetas del área de emergencias.

—¡Mayday, mayday, mayday! ¡La estamos perdiendo! ¡La estamos perdiendo!

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