La impotencia que sintió Ambar después de ver a Lucas conectado a  múltiples aparatos fue abrumadora... Ella creyó que su alma se desprendería de su cuerpo porque perdió su estabilidad. Ese sentir, tan parecido a cuando Sara murió estaba destrozándola por dentro cómo el momento en que vio por primera vez el cuerpo sin vida de su mejor amiga. Los pasos que dió fueron tan poco firmes que de no ser porque Andrew la sostuvo hubiera caído contra las frías losetas del suelo.

—Suéltame.

—Por favor, tranquilízate, Am...

—¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! —Ella comenzó a forcejear intentando liberarse de Andrew—. ¡Suéltame!

—Ambar.

—¡No, Andrew! Déjame acercarme a él.

Las enfermeras del área estaban alarmadas y no era para menos, donde estaban no podían seguir así. Una de ellas se acercó a Sebastián.

—Caballero, deben salir.

—¡No, por favor! Yo, quiero estar con él.

—Por favor, escuch...

—No, Andrew... Él... ¡Suéltame! Por favor, yo...

El miedo y dolor que sentía Ambar estaban al borde de colapsar en su interior. Estaba nerviosa, y ver a una de las enfermeras temerosa aproximándose a ella seguidamente de hablar con Sebastián, le inquietó aún más.

—Por favor, quiero estar con él... —La enfermera sacó de su estuche médico una jeringa y un pote transparente—. ¿Qué? No, no, ¿qué haces...? Aléjate, ¡No!

—Así no puede seguir aquí.

Andrew acató la decisión de la enfermera impidiéndole a Ambar moverse. Ella juzgó a su prometido mirando a su alrededor.

—Andrew...

—Lo siento, amor, pero no estás bien.

—Te lo rueg... —La aguja fue llevada hasta entrar en la piel de Ambar con un poco de brusquedad—. Yo-yo... —Las lágrimas que retenía se materializaron—. Por favor, Andrew... Sebasti...

—Tranquila.

—Él...

—Shhh... Todo va estar bien.

—En unos minutos se dormirá —alegó la enfermera.

Andrew salió con Ambar de la unidad de cuidados intensivos. Fue un error de su parte dejarla que viera a Lucas en ese estado, pero en el momento considero que era lo mejor, ella sufriría más si no lo veía aunque fuera en ese estado; se equivocó. El inglés arrimó a Ambar en su hombro para que se acomodara en uno de los bancos del pasillo.

—¿Po-por qué? ¿Dónde están... Jessica y Nicolás?

Andrew no sabía qué era lo mejor, sin embargo, la anestesia estaba haciendo su efecto en ella, quizás ese era el momento indicado.

—Ellos...

—Jessica murió —interrumpió Sebastián—, a Nicolás le están curando algunas heridas en el área de emergencias.

—¿Qu-qué...?

—Es verdad.

—Dios mío...

Con un último respiro la anestesia dominó a Ambar. Una pequeña lágrima cayó por la mejilla derecha de Andrew al verla rendida.

—Esto debe ser una pesadilla.

—Quisiera que así lo fuera... pero no lo es.

—¿Qué sucedió, Sebastián? ¿Cómo pasó el accidente?

—Los paramédicos llamaron a mi celular, me dijeron que fue el primer número que vieron como registro de llamada en el celular de Lucas. Jessica no respondía y Lucas estaba inconsciente. Nicolás no podía hablar, estaba en shock. Por lo que vi fue un camión que los atropelló mientras salían de una avenida.

Las lágrimas tomaron un papel estelar cuando Andrew y su prometida estuvieron solos a la salida de Sebastián del pasillo para llamar a Noah.

Andrew lamentó cada uno de las palabras de Ambar durante el efecto de la anestesia, lamentó todos los momentos en los que no pudo ver a su madrina y la potestad que tuvo para hablar con Nicolás respecto a la depresión que ella padeció. Era una mujer digna de admirar y ahora de ella solo quedaban los recuerdos... Andrew se incorporó dejando a Ambar recostada en el banco, se alejó hacia el balcón de la clínica, lo pensó por unos segundos, sus padres debían saber lo sucedido. Los llamó con algo de temor en sus palabras, era una noticia devastadora.

Los minutos pasaron a ser una hora y seguían su curso normal. En ocasiones la realidad supera la ficción, horas atrás era diferente, la vida les cambió en un abrir y cerrar de ojos... La muerte jamás llega tocando a la puerta en el momento "indicado", si es que existe en la vida humana un instante cumbre para morir. Tal idea llanamente no existe, uno nunca está listo/a para morir o aceptar la muerte de un ser querido.

—¿Ambar?

—No te preocupes, ella está bien.

—Pero...

—Dormida por la anestesia, pero bien.

—Vio a Lucas, ¿cierto?

—Noah...

—¿Cómo es posible que la dejaran verlo?

—Andrew lo permitió.

—No pensó en la salud mental de Ambar.

—Debe pensar que es un sueño... Sabes que ella no se deja vencer tan fácilmente. Si la dejábamos como estaba hubiera sido peor.

—Me imagino que sí, pero no debieron dejar que lo vier...

—Mi error —interrumpió Andrew volviendo al lugar a paso lento.

—No debiste, ¿acaso eres consciente de que cuando despierte será peor?

—Créeme que lo sé, Noah. —Chocaron sus vistas como si no hubiera suficientes problemas y ellos pudieran causar cuantos les diera la gana.

—Que sea tu prometida no te da el derecho de lastimarla de esa manera.

—Eso no tiene por qué impo...

—Me importa, a todos nos importa ella. Ha pasado por mucho y nosotros hemos estado ahí para ella, tú no. ¡Así que no tienes el mínimo derech...!

—Ya no hay espacio para arrepentimientos o regaños, lo que hiciste estuvo mal, Andrew, pero, Noah; ella debía saberlo en algún momento y todos aquí sabemos que sea hoy, mañana o en meses iba a reaccionar igual.

—¿Qué...? ¿Qué hacen?

—Ambar...

—¿Cómo te sientes? —preguntó Sebastián sentándose a un lado de ella.

—Lucas, ¿dónde...?

—Él estará bien.

—No me mientras, Noah, lo vi.

—Descansa un poco más.

—Déjenme ir co...

Los pasos de Andrew alejándose de ellos alarmó a Ambar. Él ni siquiera se acercó para preguntarle cómo estaba o calmar sus nervios, simplemente se alejó.

—¿Qué le pas...?

—Es un estúpido.

—Noah.

—Es la verdad.

—Iré con él.

—Quédate tranquila. Seguro fue a tomar algo de aire fresco.

—¿Por qué discutían?

—Es un irresponsable, no debió dejarte ver a Lucas.

—Yo lo quería verlo.

—Ambar, ¿estás segura de que él es bueno para ti?

Lo que Noah no sabía era que Andrew estaba otro lado de la pared, no era aire lo que necesitaba, sino algo de espacio para procesar todo lo sucedido, y desde donde estaba podía escuchar la conversación que tenía su prometida con Noah y Sebastián. Sin embargo, no lo dio mucha importancia hasta que escuchó la pregunta de Noah hacia ella, no debía, pero quería escucharla.

—Yo...

—Noah, déjala, ella no tiene que decirnos nada.

—Entonces lo que Lucas siente no es importante.

Algo se derrumbó dentro de Andrew. Muchas preguntas revoloteaban en su mente, no entendió nada; fue como si le apuñalaran el corazón descaradamente. Él se apoyó en la pared buscando normalizar la forma en la que se sentía, pero no podía, su corazón seguía siendo apuñalado vilmente. Quien tenía las respuestas las estaba guardando para sí misma con su silencio, quién podía decir la verdad era la mujer que amaba y por la que, ahora en su conocimiento, su primo sentía lo mismo.

¿Él era la segunda opción en la vida de su prometida o solo un simple juego para ella? Pese a todas las incógnitas en su mente no cabía que una mujer tan pura y dulce como Ambar pudiera ser capaz de usar a alguien, pero entendía que Lucas, tanto como Sebastián y Noah estuvieron siempre a su lado muchos años antes de conocerla. Si alguien la conocía bien eran ellos, no él.

Andrew demigró su propia existencia condenando su afecto hacia Ambar. Diez minutos no eran suficiente para calmarlo, y en objeción volvió al pasillo de la clínica donde estaban Ambar, Noah y Sebastián.

—Andrew...

—Lo siento por salir así... ¿Cómo estás?

—Cansada.

—Lo siento por la conversación de hace rato. Discúlpame, Noah. —El mencionado permaneció en mudez—. Quizás ella sea demasiado buena para mí, pero no puedo evitar amarla, nadie podría evitarlo...

—Andrew, tranquilo, no pasa nada.

—No es necesario que te disculpes. Él sabe que hablo de más, ¿verdad, Noah?

—Me largo.

—Amigo... —Sin más Noah se fue dejando malos pensamientos en Andrew—. No tomes a mal su actitud, él es así —argumentó Sebastián.

—Creo que no le caigo muy bien que digamos.

—No digas eso, ¿a quién no le que caerías bien, amor?

"Parece que no soy suficiente para ti".