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—¿Están listos todos los papeles que deben ser entregados a las oficinas de la empresa Kim? —pregunto la señora Park mientras seguía revisando algunos documentos en su escritorio, el secretario Kim Seokjin no tardo en dar un asentimiento.
—Sí, presidenta Park —menciono en respuesta—. El informe fue entregado hace unos momentos, esperamos la respuesta sea pronta, también hemos enviado los nuevos contratos a las agencias que usted indico.
—Perfecto —menciono aquella mujer, dejo de leer el documento para mirar a su secretario—, ¿Jimin ya salió de clases? —aquella mujer podría estar siempre con trabajo encima, pero jamás se olvidaba de su pequeño y único hijo y heredero del grupo Park's, al secretario siempre le daba gusto escucharla preguntar por su hijo, aunque... había ciertos aspectos que ni siquiera él quería decirle a aquella mujer.
—S-sí, presidenta —comento Seokjin, se aclaro la garganta antes de continuar—, el joven Park ha sido trasladado a casa hace diez minutos.
La presidenta Park no era una mujer tonta, podía distinguir fácilmente las mentiras, y Seokjin, su secretario, al que tanto le tenía confianza no sabía mentir en lo absoluto. Ella llevo su mano derecha hacia los anteojos que portaba, tomándolos para quitarlos de su rostro, sacudió ligeramente su cabeza dejando que sus hebras lacias se moviesen a un ligero ritmo y soltó un largo resoplido.
—¿Dónde está? —pregunto determinante, el secretario se sintió acorralado con aquella pregunta, él mismo sabía que no debía mentir, porque nunca le resultaba como él quería, lo mejor siempre era hablar con la verdad y en estos momentos no lo estaba haciendo, y había sido descubierto por aquella omega de carácter fuerte.
—En estos momentos el joven Park se encuentra en casa, señora...
—Seokjin —menciono ella mientras recargaba su espalda en la silla—, nos conocemos desde hace ya algunos años, sabes que te tengo una gran confianza.
—Y agradezco que me tenga confianza, presidenta.
—Y yo agradezco tus servicios —miro a su empleado a los ojos—, pero siempre debes de tener en cuenta que trabajas para mí, no para encubrir a mi hijo.
—Pero, presidenta Park.
—Sin peros —menciono ella—, ahora quiero escucharlo, ¿en dónde está?
Park Jimin. Ese es su nombre.
Muchos lo consideran un heredero que merece todo el imperio que su madre ha creado, muchos otros piensan que no, y eso era por una razón, una que inclusive lograba sacar canas verdes a la propia señora Park, y esa era que su hijo no podía controlarse en cuanto a gastar dinero y conseguir omegas se trataba. Su hijo tenía un problema, y uno muy grande, uno del cual ella jamás sufrió, porque ella empezó desde cero, cuando era una joven adulta a punto de ingresar a la universidad, sin muchos recursos económicos en su familia, pasando hambres a veces de días y con un sueño que logró que se hiciera realidad.
La señora Park había aprendido desde un principio que para triunfar y tener dinero debías dar lo mejor de ti, esforzarte, arriesgarte si es necesario y jamás dejar de trabajar duro para conseguir lo que quieres, ella siempre había fomentado eso inclusive a sus empleados quienes siempre se sentían a gusto de pertenecer a un grupo como Park's, y ella estaba orgullosa de ello, pero su hijo...
Jimin era una historia aparte, desde pequeño recibió todo, regalos, dulces, juguetes, mascotas, cualquier cosa que él quisiera tener la obtenía más temprano que tarde, y no es que ella quisiera consentirlo demás, solamente quería darle lo que ella no pudo tener, pero claro al parecer su hijo había tomado aquello como una mala lección, pues se había convertido en alguien egocéntrico, caprichoso y que por supuesto pensaba que era intocable, de todo lo que la señora Park había hecho, de lo único que se arrepentía era de malcriar a su hijo.
—¿Y bien? —insistió de nuevo la señora Park.
Seokjin sabía que no tenía opción, apreciaba a Jimin, sí, pero también casi siempre lo metía en problemas con su superior por estás cosas.
—Ahora mismo se encuentra de viaje...
—¿Viaje? —Seokjin dio un asentimiento—. ¿Hacia dónde?
—A los Cabos... —Seokjin trato de decirlo en voz baja, y esperaba no ser escuchado, pero lamentablemente no fue así.
—¿Los Cabos? —la mujer abrió sus labios levemente, no lo podía creer—. Ese muchacho... —llevo sus dedos al puente de su nariz apretándolo levemente—, imagino que ha llevado compañía.
—Sí...
—¿Cuántos esta vez?
—Cinco... un alfa y cuatro omegas.
Jimin siempre sobrepasaba sus limites de paciencia, pero ¿cuatro omegas? Bueno, era menor a la ultima vez, pero en serio que su hijo no conocía el límite, y esta había sido la gota que por fin había derramado el contenido del vaso de su paciencia, inhalo profundamente mientras cerraba sus ojos, sus sienes estaban palpitando ligeramente, estaba molesta, y no solo con su propio hijo, sino que también con ella misma por haber permitido tantas libertades, pero jamás era tarde para poner un límite.
—¿Quiere que le diga que vuelva?
—No —respondió ella de inmediato—, deja que se divierta por esta vez —dejo de tomar el puente de su nariz—, y avísame en cuanto regrese de su viaje —Seokjin dio un asentimiento—, y una cosa más.
—Sí, presidenta —dijo Seokjin.
—Le falta un año para graduarse de la preparatoria, ¿no es así?
—Así es, presidenta —respondió Seokjin.
—Eso significa que ya ha entrado en periodo de vacaciones —Seokjin dio un asentimiento—, ¿cuántas semanas?
—Me parece que son dos, presidenta.
La mujer sonrió levemente.
—Excelente —miro a su secretario—, por favor, busca la escuela preparatoria más cercana que tengamos de casa, asegúrate de darme todos los datos, dirección, quiero saber quienes son las autoridades escolares de allí y por favor busca si admiten traslados de alumnos.
—¿Traslados de alumnos? —la mujer dio un asentimiento—. ¿Acaso piensa...?
—En efecto —Seokjin se quedo sin palabras—, pienso trasladar a mi hijo a una escuela nueva.
—Me imagino que privada, presidenta.
—No, en una escuela pública —definitivamente Seokjin no sabía que más decir—, descuida —le regalo una sonrisa—, mi hijo se enterará de esto después de sus vacaciones.
—Pero, ¿no cree que esto hará que su rendimiento sea bajo? El joven Park no esta acostumbrado al tipo de ambiente que se vive en ese tipo de instituciones.
—Lo sé —dijo la omega—, pero Jimin tiene que aprender a que no siempre se tiene lo que quieres con un simple chasquido de dedos, quiero que mi hijo deje de ser tan egocéntrico, y esta es una forma, una de las demás.
—¿P-planea más?
—Sí —le regalo una nueva sonrisa—. Descuida, Seokjin, esto no te afectará, al contrario... —soltó una risa—, creo hasta te va a gustar un poco.
¡¡¡Nueva historia!!!
Porque puedo y porque quiero, y porque salió la idea jaja. Nos leemos pronto.
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