Único

Fue en un momento determinado cuando Ryugasaki Hiro se dio cuenta de algo.

¿Por qué Yonazuki Lucia siempre era tan tierno, cariñoso y hasta servicial con él, pero cuando él quería hacer algo por el usuario de deck Vampírico este solo pedía que no era necesario mientras le sonreía tranquilamente?

Era algo que en algún punto le llegaba a molestar.

Digo.

No podía quejarse.

A Hiro le encantaba descansar en el regazo de Lucia mientras se encarga de regalarle tiernas caricias a sus cabellos, a su lado podía tomar las mejores siestas, porque al despertar esa pequeña sonrisa siempre lo esperaba. Le encantaba que fuera atento con él cuando le preparaba algo de comer o le llevaba una taza de café y cada que se presentaba esa situación, siempre le decía cumplidos, porque el sabor era tan único y especial que siempre pedía más, era Lucia quien sonreía feliz mientras agradecía por aquellos cumplidos. Le encantaba que fuera cariñoso en aquellos momentos que se encontraban solos, donde necesitaba un abrazo para poder continuar con aquella pesada tarea de ser un líder cuando era claro que no era uno, aunque aún no podía evitar avergonzarse con aquellos sonoros besos que Lucia le robaba, como si fuera su recompensa por soportar tantos problemas. Le encantaba verlo enredado entre sus brazos, entre aquellas sabanas de la cama que comparten cada noche como de la dulce sonrisa que siempre lo atrapaba para poder perderse entre aquellas caricias donde la mayor parte del tiempo, el de cabellos blancos siempre le preguntaba si aquello se sentía bien para él.

Tuvo que mover su cabeza de un lado a otro. Aunque le gustaba tanto verlo de ese modo, era mejor calmarse.

Regresando al problema principal.

De alguna manera, se dio cuenta que era Lucia quien primero iba a él. Siempre trataba de complacerlo en todos los aspectos, trataba de responder a cada una de sus preguntas y de sus dudas como también, siempre trataba de protegerlo contra todo aquel que intente lastimarlo sin importar que Lucia salga herido en el proceso, algo que realmente le molestaba. Siempre se mantenía a su lado en silencio y solo hacia cosas que sabía muy bien que a Hiro le encantaba.

Como dijo desde el principio de esta historia.

No le molestaba, le encantaba pasar tiempo al lado de Lucia, pero de algún modo, sentía que no era lo correcto.

En algún punto, su corazón empezaba a doler porque sentía que Lucia hacia a un lado lo que le hacía feliz solo por pensar en hacerlo feliz. Ignoraba su propia felicidad porque estaba más enfocado en la felicidad de él.

Y eso era lo que realmente no podía entender.

El amor se compone de una sola alma que habita en dos cuerpos. Una pareja busca la felicidad juntos, tienen en cuenta sus prioridades y avanzan a la par en los caminos que se puedan tornar un poco difíciles.

Si, si alguien se lo preguntara. Hiro es un romántico empedernido y no lo negaría, diría que sus películas favoritas son las de romance, le encantaba tanto los finales felices que no puede evitar llorar con los mismos. Y con los finales tristes, no podía evitar deprimirse un poco porque creía que realmente iban a superar todas las dificultades.

Tenia muy bien en cuenta que su vida no era como el de las películas, pero tener un romance como el que tanto muestran, era algo que no podía olvidar.

Desde el momento que conoció a Lucia, su corazón no ha dejado de golpear su pecho con fuerza en cuando sus miradas se encuentran, cuando sus manos se unen no puede evitar preocuparse porque probablemente está sudando demasiado, cuando sus labios se unían, podía sentir que estos no querían volver a separarse. Sentir aquel agradable calorcito con solo estar a su lado, sentía que era más que suficiente si este no aceptaba sus sentimientos.

Pero era todo lo contrario.

Lucia lo amaba igual que Hiro lo hace con el de cabellos blanco. Lo sabía muy bien, las palabras que Hiro le decía con cariño, eran las mismas palabras que Lucia le decía con un poco de vergüenza. Se supone que la felicidad que deben compartir debe ser igual para los dos. Pero cuando empezó a descubrir las tantas cosas que hacía Lucia por él, no podía evitar sentirse un poco triste.

Porque pareciera que él era el único que sentía autentico amor y el otro solo trataba de hacer realidad sus deseos.

Sentía que no era justo.

Porque lo que Hiro quería más, era ver una gran sonrisa en el rostro de Lucia. Era saber que podía serle de ayuda, mostrarle que puede confiar en él. Poder ser aquel escudo que puede protegerlo, aunque sea una vez, claro, solo hasta que llegara ese momento, no quería ponerse en peligro y poner en peligro a Lucia en todo momento, estaba primero su propia seguridad. Saber que Lucia se siente cómodo a su lado como para que quiera quedarse dormido recargado en su hombro, era algo que, sin duda, le gustaría ver. Saber que se siente feliz mientras se deja mimar con aquellas dulces caricias, con esas tiernas atenciones que siempre le ha querido dar.

Eso era algo que tanto le gustaría hacer en lugar de inundarse de tantas dudas por culpa de sus malditos pensamientos que ahora le era difícil el poder conciliar el sueño.

Maldita sea.

¿Por qué tuvo que sumergirse en sus pensamientos en aquella noche?

Odiaba pensar de más, odiaba adentrarse en los miles de escenarios que creaba su mente.

No dudaba del amor y del cariño que Lucia tenía por él, pero le hacía sentirse un poco inquieto al ver que el mismo prefería complacerlo a él y no pensar en su felicidad.

Soltó un pesado suspiro mientras daba de vueltas por su cama.

Sabía que sería imposible dormir así, por más que intentara cerrar sus ojos con fuerza, el sueño no iba a llegar.

Quería quitarse toda duda que se encontrara revolviendo su cabeza.

¿Sería bueno llamarle en altas horas de la noche?

No, quería dejarlo descansar. No seria bueno molestarlo por un tema que tal vez será muy tonto y del que después se avergonzaría.

¿Sería bueno visitarlo a su cuarto?

¡No! No sería lo correcto. Porque no tendría a donde huir en el momento que se de cuenta de las tonterías que este diciendo.

-Tendré que esperar a verlo en la mañana -Susurro Hiro mientras abrazaba con fuerza su almohada.

Un tanto desilusionado, solo siguió dando vueltas en cama, pensando en otras cosas para evitar caer en la tristeza.

...

Fue a la mañana siguiente cuando Lucia abrió los ojos sorprendido en el momento que entro en la cocina de la guarida de los Seven Shadow y lo primero que vio ahí, fue a Hiro preparar el desayuno. En el momento que el de cabellos rojos se dio la vuelta, no pudo evitar sonreírle con una mirada cansada, con ojeras debajo de sus ojos. El de cabellos blancos se acerco un poco preocupado, tocando aquel rostro con suavidad.

-¿Sucede algo? -Pregunto preocupado Lucia.- ¿Algo malo sucedió?

-No pude dormir en toda la noche -Carcajeo Hiro.- Creo que tuve muchos pensamientos que no me querían dejar en paz

-Esto es raro -Suspiro Lucia mientras le sonreía con ternura.- Siempre caes como una piedra, siempre me sorprendes cuando te quedas profundamente dormido -Un corto silencio se formó, una sonrisa traviesa apareció en el rostro del de cabellos blancos.- ¿Es porque hoy no dormí contigo?

Hiro abrió la boca, se quedo un poco pensativo y después cerro la misma para poder subir su mano a su mentón.

-Podría ser -Carraspeo Hiro para poder concentrarse en terminar con el platillo que estaba haciendo.- Solo estaba pensando en Lucia

En el momento que se dio cuenta por como sonaban sus palabras, Hiro se sonrojo. Desvió su mirada a Lucia y este se encontraba un tanto avergonzado.

-Supongo que me halagas -Carcajeo el de cabellos blancos.- Puedo admitir que yo también pienso en Hiro

-No estaba pensando de Lucia de esa manera -Trato de corregir Hiro.- Yo me refería que estaba pensando en si Lucia es realmente feliz a mi lado -Apago el fuego en el momento que puso lo del sartén en el plato y después se quedo pensando.- ¿También piensas en mí?

-¿Por qué piensas que no soy feliz a tu lado? -Sonrió Lucia.- Eres el motivo de que pueda sonreír más

Ahora Hiro no podía evitar sentirse como un tonto al escuchar aquella declaración. Camino en silencio a la mesa para dejar el plato sobre el mantel y poder soltar un gran suspiro. Lucia se acerco para poder posar su mano en el hombro del de cabellos rojos, ahora si estaba preocupado.

-Nunca he dudado de tus sentimientos por mí, mi corazón no duda porque sabe que te ama demasiado -Hiro no quiso alzar la mirada, podía sentir sus mejillas calientes.- Solo que -Un corto silencio se formó, tomo una gran bocanada de aire y se armó de valor.- He estado pensando que siempre buscas la manera de hacerme feliz, de estar a mi lado pero yo, siento que no hago mucho por ti -Sentía que su voz se quebraría en cualquier momento.- Se que es una tontería en pensar en esto, pero cuando te pregunto si hay algo que quieres hacer, siempre me dices que no es necesario, siento que recibo mucho de ti pero yo no hago nada por ti...

No continúo aquella conversación. Sintió como Lucia le abrazaba por la espalda mientras pegaba su frente en su hombro. Al voltear un poco y mirar sobre su hombro, se dio cuenta de aquellos blancos cabellos que le hacían cosquillas.

-¿Cómo puedes pensar en eso? -Soltó un pesado suspiro Lucia. Alzo un poco su rostro para que sus miradas se encontraran y una sonrisita apareciera. Podía sentir como todas las preocupaciones se marchaban.- Hiro, me has dado todo lo que nunca creí que podría tener -El de cabellos rojos abrió los ojos sorprendido ante aquella declaración.- Me diste un futuro al lado de Shiori, me diste una razón más para seguir peleando, me diste un escenario en donde puedo disfrutar jugar el juego que tanto me unió a ti -Un abrazo más estrujador fue lo que sintió Hiro.- Me diste una razón más para seguir sonriendo, me diste un corazón que puede seguir amándote, me diste un sueño juntos que deseo hacer realidad -Lucia beso con suavidad el cuello del de cabellos rojos antes de poder separarse y mirarse de frente.- Me alegra que no dudes de mi amor por ti, pero si tenías estas dudas, debiste haberme dicho, sabes que no te oculto nada a ti, siempre te diré cuanto te amo y estoy seguro que serás el primero que sabrá cuando deje de amarte -Ante aquellas palabras, Hiro alzo el rostro asustado.- Lo cual no será ni hoy, ni mañana ni nunca, porque este cariño no es pasajero, este amor es eterno

-Pero -Hizo un pequeño puchero Hiro en el momento que escucho a Lucia carcajear y besar sonoramente su mejilla.- ¿Por qué dices que no es necesario hacer lo que te gusta juntos? Hay veces en las que me gustaría hacer muchas cosas a tu lado, pero siempre me preguntas por mí, hay muchas cosas que quisiera saber de ti pero siempre te niegas y terminamos con lo mismo -Al decir aquellas palabras, podía sentir como sus hombros dejaban de estar pesados.- Tampoco es que me moleste, pero es imposible no quedarme pensando si te sientes cómodo a mi lado, si hay algo que quieres cambiar, solo dilo, si hay algo que quieres hacer, entonces lo haremos juntos, debemos avanzar juntos

Lucia soltó un suspiro.

-Porque es difícil acostumbrarse a un nuevo estilo de vida -Lucia desvió su mirada un tanto apenado.- Yo siempre creí que no seria feliz que abandone esa idea, se que a tu lado puedo ser como soy y a veces -Tomo las manos de Hiro con suavidad.- A veces solo quiero ver tu sonrisa para hacerme sentir que esto no se trata de un sueño y que al despertar, no caeré de cara al suelo, se de primera que el mundo puede ser demasiado cruel, pero se también que tu no lo serias, por eso cuando te veo sonreír, cuando te veo dormir en mi regazo o cuando estamos juntos, se que todo es verdadero

-Tu felicidad también es importante para mí -Fue turno de Hiro de sonreír y besar con dulzura aquella mejilla blanca.- Tu felicidad también es real, por eso es que me preocupo por estas cosas, porque no quiero despertar y saber que te has cansado de hacer siempre lo mismo, no quiero ver el momento que decidas irte de mi lado

-Nunca me iré de tu lado

-Lo sé, pero son cosas de las que no puedo evitar preocuparme -Carcajeo Hiro un poco más tranquilo.- Por eso no quiero que te guardes todo, aunque sea cosas pequeñas, aunque sea poco a poco, también quiero ver el mundo de Lucia

Un cómodo silencio se formó. Lucia sonrió con ternura mientras se paraba de puntitas y besaba con suavidad los labios de Hiro.

-Lo ves, siempre tienes cosas tan lindas que decirme, ¿Cómo no quieres que sonría si me sigues demostrando que este mundo es bello? -Lucia se abrazo a Hiro, sintiendo como el de cabellos rojos pasaba sus brazos por su cintura.- Así solo terminaras por hacerme caer por ti

-Si caes, yo puedo atraparte -Dijo Hiro seguro.- Porque yo caí por ti en el primer momento que te conocí y porque lo que más quiero, es hacerte feliz -Pegaron sus frentes en ese momento, sintiendo como sus corazones se conectaban.- Lo que más deseo, es poner una gran y hermosa sonrisa en tu rostro, lo que más quiero, es pasar mi vida a tu lado, por eso, quiero que esto sea cómodo para los dos

-Sera un poco difícil -Admitió Lucia.- Salir de mi zona de confort, habrá cosas que hare mal

-No importa, estaremos aprendiendo, tenemos mucho tiempo por delante

-Habrá cosas por las que me avergonzare o preferiré no hacer o decir

-Soy paciente, puedo esperar a tu lado

-Tal vez me pueda enojar o molestar

-Siempre escuchare con atención, aun si me dices que me vaya, no lo hare, me quedare a tu lado abrazándote con fuerza

-¿Y si tengo muchos miedos?

-Podremos superarlo, al igual que tú, yo también tengo miedo y se van cuando sé que estarás a mi lado para alejarlos

Lucia no podía comprender porque Hiro siempre tenía las palabras correctas para olvidar sus inseguridades. Quería llorar infantilmente en ese momento, pero se aguantó. Pensar que podría compartir todo eso con alguien, se sentía un poco inquieto, pero saber que ese alguien era Ryugasaki Hiro, sentía que no había nada de que temer. Tal y como lo hizo desde un principio, esperaría pacientemente, observaría cuidadosamente y estaría pegado a su lado para superarlo juntos.

-Solo dame tiempo para acomodarme a esto -Fue lo único que pidió el de cabellos blancos.- No será fácil para mi

-Me gustan los retos difíciles -Sonrió Hiro.- Puedes tardarte el tiempo que quieras, yo estaré esperándote aquí siempre

Carcajeo Lucia. Cerrando sus ojos con suavidad, sus labios se unieron en un tierno beso que poco a poco empezaron a subir un poco la intensidad. Se sentía tan desesperado, pero al mismo tiempo, sentía que seria cuidado con mucho cariño.

-Creo que deberíamos comer o se enfriara -Recordó Lucia.

-Podemos hacerlo después -Hiro volvió a besar aquellos labios rojos.- Ahora solo quiero tener a Lucia entre mis brazos, ayer en la noche sufrí mucho sin ti

-Entonces, sabes como podemos arreglar esto

Sin saber en qué momento Lucia enredo sus piernas alrededor de la cadera de Hiro. El de cabellos rojos empezó a caminar con él entre sus brazos para poder llevarlo a su habitación y poder tener un poco de privacidad. Antes de cerrar su puerta, el de cabellos blancos recordó algo más.

-¿Aun tienes tontos pensamientos que te atormenten?

Hiro negó.

-Eso ya no importa -Carcajearon ambos jóvenes.- Mientras disfrutemos de la vida juntos, entonces no hay nada más que pensar o decir

Sus labios volvieron a pegarse. Un movimiento lento del que no podían evitar sonreír entre cada beso. Sus manos inquietas, sus corazones acelerados. No sabían porque, pero aquello se sentía tan especial. Quizá, era porque decidieron abrir aun más sus corazones, es que no podían detenerse en cuanto tocaron la cama. Los suaves suspiros, las tiernas risitas. Seria difícil salir del cuarto ahora que querían demostrar el cuanto se querían.

Querían demostrar que aquello, no era un simple sueño. Era una bella realidad el poder disfrutar de aquellos dulces labios y de los cuerpos enredados entre las sábanas.

El amor es la única cura de todos los males, es la única que puede romper las barreras y poder unir aun más aquellos corazones que se aman con locura. Lucia lo sintió en ese momento que Hiro abrió su corazón para decirle todos sus miedos, siempre diciendo que nunca dudo de su amor, quizá, era aquello lo que tanto quería escuchar para poder abrir aún más su tierno corazón.

Yonazuki Lucia sabia muy bien que Ryugasaki Hiro nunca rompería su corazón. Es más, lo cuidaría tan bonito que era imposible no ser aun más feliz con ello.

Y eso estaba bien.

Si era posible encontrar el amor. Si era posible hacer cosas juntos, tal vez le costaría, pero sin duda lo haría.

Le demostraría que aquella bella sonrisa que puso en su rostro, es a causa suya.

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