* 7 *

Estaba acostada en mi cama repasando todo lo sucedido en el día. Por alguna extraña razón sentía que las cosas en mi vida estaban cambiando. Luego del desayuno, Azzu, Giuli y yo continuamos viendo El Estudio, ya nos quedaban menos capítulos para terminarla. Hacíamos una especie de maratón de capítulos, solo nos levantábamos para ir al baño y para recargar provisiones desde la cocina.

Al medio día llegó Sonia, una hermosa chica de pelo castaño claro y enormes ojos celestes. No hablaba casi nada de italiano así que le hablábamos en español. La verdad es que mamá y yo siempre hablábamos un poco de cualquier idioma, y con papá siempre hablaba en español. Mis amigas también manejaban los dos idiomas a la perfección porque íbamos a una escuela bilingüe justo porque las tres éramos de familias mixtas.

Dante vino también a almorzar con nosotros, Azzu lo había invitado y no tardamos en informarle todo acerca de la serie. Mamá bajó al medio día y conoció a Sonia, que estaba con nosotros en la sala bastante nerviosa mirando todo a su alrededor, pude ver un rastro de su niñez en sus ojos mientras veía a mamá bajar las escaleras. Era como me había dicho Jose que le pasó a su hija Ana, era como si los años no hubieran pasado y se encontrara allí, más o menos a nuestra edad, viendo a su ídola. Esta vez podía entender un poco mejor la sensación, veía a mi mamá en esa serie y pensaba que si hubiera sido yo, también la hubiera adorado, bueno, de hecho la adoraba.

Mamá bajó y nos sonrió a todas.

—¡Hola chicas! ¡Hola Dante! —dijo viniendo hacia nosotros—. Tú debes ser Sonia.

—Miriana... —articuló la chica sorprendida.

—Sí, la misma —afirmó mamá dándole un beso en la mejilla.

Pasamos al comedor y nos sentamos, Sonia no decía una palabra hasta que Azzu comenzó a burlarse de ella.

—Sonia, ¿qué pasó? ¿Te comió la lengua el ratón? —La chica se puso roja y solo sonrió.

—Estoy un poco nerviosa, o emocionada, es raro... cuando yo tenía la edad de ustedes... —Y luego miró a mamá y se calló.

—Cuéntanos —insistí yo que realmente quería saber cómo era aquel mundo pasado de mis padres.

—Bueno, era muy fan de tu mamá —respondió mirándome—, y de Nico... —agregó con mirada soñadora como si recordara algo.

—Nico es mi papá —afirmé sonriendo y la boca de la chica se abrió en una gran O, mamá sonrió.

—¿No lo sabías? —preguntó mamá.

—Bueno, la verdad es que cuando la serie terminó ya no seguí lo que pasaba con los actores y actrices, o sea mi vida se fue complicando un poco y ya no supe que fue de la vida de ustedes —sonrió con vergüenza.

—¡Entonces eres una mala fan! —se burló Azzu apuntándola con el dedo y Dante rio de su comentario, Sonia le echó una mirada de enfado.

—No le digas así —regañó mamá con ternura.

—Es que sí tía, imagínate, se quedó en la serie, no siguió la vida de ustedes y el único disco que tiene de ti es uno de hace un millón de años —replicó Azzu, pero Sonia estaba de todos los colores. Mi mamá meneó la cabeza y sonrió.

—Sonia, a ver, un tiempo después me casé con Nico y luego tuvimos a Sofy —dijo mirándome orgullosa.

—¿Y Guillermina? ¿Y Mateo? —cuestionó Sonia y yo no sabía quiénes eran ellos. Mamá se aclaró la garganta y sentí un poco de incomodidad en ella.

—Bueno, ya ves, las cosas cambiaron. El caso es que terminé casándome con Nico, pero estamos separados hace años.

—Qué pena —lamentó Sonia como si de verdad lo sintiera—. Son y siempre fueron la pareja perfecta. —Mis amigos y yo mirábamos esa conversación como un partido de tenis, cabeza acá, cabeza allá, mamá sonrió.

—Eras fan de Laura y Alejandro —afirmó mamá.

—¡Mil quinientos porcientos! —exageró Sonia con orgullo—. Lo mejor de la serie. —Mamá se echó a reír como hace mucho no la veía hacerlo.

—Yo también soy fan de Laura y Alejandro —sonreí y mis amigas levantaron sus manos asintiendo y diciendo «yo también», mamá se sonrojó.

—Ustedes no llegaron aun a esa parte, no saben si les gustará la pareja —añadió sonriéndonos.

—¡Es imposible que no nos guste! —afirmé muy segura.

Me había enterado de más cosas en ese pequeño almuerzo. Sonia le contó a mamá cosas que hacían las fans, le contó lo importante que era para cada una de ellas. Dijo que años atrás jamás se imaginaría estar almorzando en la casa de Miriana Baccaro y que aunque ya era mayor y todo aquello era parte de su pasado, ella le agradecía mucho la hospitalidad y en parte, el haberle cumplido un sueño. Mamá le agradeció por el cariño y el apoyo y se tomó una foto con ella. Sonia le prometió volver a interiorizarse en su carrera y comprarse los nuevos discos, todos reímos ante ese comentario.

Cuando terminamos de almorzar y de conversar mamá salió un rato y Sonia volvió a su casa. Los chicos y yo fuimos a mi habitación para continuar viendo los capítulos. Tuvimos que explicárselo todo a Dante para que entendiera, no pensábamos empezar de nuevo solo por él.

Cerca de las seis de la tarde mamá llegó, los chicos se despidieron de nosotros y se fueron. Dante me dijo que volvería en la noche y yo me dispuse a salir a merendar con mamá.

Estuvimos paseando, compramos un montón de cosas, mamá me compró una blusa, un jean y también una bota hermosa. Ella se compró una falda y una chaqueta. Le dije a mamá que quería llevarle un regalo a papá, así que estuvimos caminando y buscando opciones.

—¿Te parece que esto le va a gustar? —pregunté a mamá al ver una chaqueta muy del estilo de mi padre.

—Sí, es probable, pero tiene demasiadas. ¿Por qué no buscamos algo más personal?

—¿Algo como qué? —cuestioné.

—Algo como un disco —respondió mamá.

—¿Un disco? —inquirí frunciendo el ceño—. Yo no tengo ni idea de qué música le gusta escuchar a papá —agregué avergonzada.

—Ah pero yo sí, y justo acaba de salir el último disco de su grupo favorito, estoy segura que le encantará —comentó mamá entusiasmada mientras íbamos a una tienda de discos y libros. Ella compró un disco y un libro, los mando envolver y me los dio—. Esto le encantará a tu padre —sonrió satisfecha y yo la miré con una sonrisa pícara.

—¿Estás segura?

—Lo estoy. Son su grupo favorito y el tercer y último libro de una trilogía que él adora, acaban de salir y estoy segura que los amará.

—Y si lo amará tanto, ¿cómo sabes que no se los compró aun? —pregunté y ella sonrió.

—Ahh Sofía, se nota que no conoces bien a Nico, él no se levantará de su cómoda cama para ir hasta la tienda a buscarlo, ese siempre fue mi trabajo —dijo y al instante la sonrisa que tenía en los labios se le borró.

Unas chicas se le acercaron a pedir un autógrafo y sacarse fotos, ella volvió a sonreír, pero era esa risa armada que siempre ponía para la exportación, sus ojos no reían con ella.

—Mamá —la llamé cuando nos quedamos solas—. Yo sé que él también te extraña —ella solo sonrió.

Volvimos a casa porque se nos estaba haciendo tarde y yo sabía que Dante llegaría enseguida, había quedado con él en vernos a las ocho.

—¿Qué sientes de ver a tu mamá en la tele? —me preguntó Dante mientras íbamos a la cocina a servirnos un helado.

—No lo sé, es como... raro —sonreí—. Pero estoy orgullosa de ella, imagínate tan joven viajar tan lejos sin conocer el idioma y estar allí sola haciendo todo eso.

—Sí... —asintió él— Y canta tan lindo —agregó.

—Sí, ¿verdad? —pregunté y él asintió.

—Hablando de cantar, ¿vamos por tu guitarra y componemos algún tema? —preguntó mientras nos servíamos el helado.

—Me parece genial —sonreí—. Quizás podrías ayudarme a componer un tema para mamá, el jueves que viene es su cumpleaños y aunque no vaya a pasarlo con ella me gustaría dedicárselo.

—¿Por qué no vas a pasar con ella?

—El domingo viajaremos a España, ella irá a Sevilla y yo quedaré en Barcelona con papá por una semana porque ella debe grabar un video clip, así que no estaré con ella en su cumpleaños.

—Bueno pero pasarás tiempo con tu papá, después de todo lo extrañas mucho. —Dante era mi mejor amigo, no pasábamos mucho tiempo juntos pero era quien me conocía de verdad, él sabía todo lo que sentía y lo que en realidad sufría con la separación de mis padres porque él estuvo allí cuando todo sucedió y podía entenderme porque sus padres habían pasado por lo mismo.

—¿Crees que papá ya haya firmado el divorcio? —le pregunté y se encogió de hombros.

—En cualquier momento lo hará Sofy, debes aceptarlo —me miró con tristeza.

—Lo sé... estos días no han discutido para nada, ¿sabes?

—No quiero que te ilusiones, Sofy —me habló con sinceridad—. Que no discutan no quiere decir nada, quizás están madurando un poco y dejan de comportarse como niños, nada más —agregó encogiéndose de hombros—. Mis padres también ya se acostumbraron y ya no discuten... Ahora mi mamá tiene un nuevo novio. —Sus ojos se llenaron de tristeza.

—Lo siento... —Coloqué mi mano en su hombro a modo de apoyo.

—No es malo, pero no es mi papá y odio ver a mi mamá mirando de esa forma a alguien que no sea mi papá.

—¿De qué forma? —le pregunté.

—Así, enamorada, como si todo el mundo dependiera de él, con esa cara de tonta que ponen las chicas cuando se enamoran. —Ambos reímos.

—No sé, yo no me imagino ni a mi mamá ni a mi papá con otras personas —dije poniéndome seria de solo pensarlo—. Aun no supero la separación, menos que un o una intrusa se meta en nuestra familia.

—Tu familia esta disgregada ahora, tu familia son tú y tu mamá o tú y tu papá —insistió Dante tratando de hacerme ver la realidad.

—No... Nosotros somos tres —repliqué sacudiendo mi cabeza y él solo se encogió de hombros resignado.

—Vamos a cantar. —Entonces tomó la guitarra.

A mí me encantaba cantar, lo solía hacer con papá, era obvio que tenía el talento de ambos pero era tímida y no lo hacía en público. Solo lo hacía cuando venía Dante, que era un gran guitarrista y pianista, así que él me acompañaba y juntos solíamos inventar canciones o cantar algunas ya inventadas antes.

Compusimos una canción sencilla que pensaba cantarle a mamá en su cumpleaños. Luego Dante se fue a su casa y yo fui a la habitación de mamá. Ella estaba acostada y mensajeando, se reía sola. Yo en silencio me acosté a su lado, ella siguió un rato más con los mensajes y sonreía cada vez que leía algo. Luego apagó el celular y se recostó del todo. Me miró y me abrazó besándome en la frente.

—¿Con quién hablabas? —le pregunté.

—Con un viejo amigo —respondió con una sonrisa misteriosa y a mí la respuesta no me gustó. ¿Qué tal si mi mamá tenía un novio nuevo? —. ¿Cómo vas con Dante? —me preguntó.

—Bien, estuvimos cantando y hablando... está un poco triste.

—¿Por qué? —Quiso saber mamá.

—Porque su mamá tiene nuevo novio. —Me encogí de hombros.

—Bueno, eso es normal Sofy, llevan mucho tiempo separados —comentó mamá y su mirada se volvió fija en el techo.

—¿Tú tienes a alguien? —le pregunté.

—No hija, yo no tengo ni tiempo ni ganas de enredarme en cosas sentimentales ahora —dijo ella sonriendo tristemente.

—¿Y papá? —pregunté.

—No lo sé, pero no lo creo —contestó ella—. Supongo que si aparece alguien nos la tendrá que presentar. —Mamá sonrió incómoda.

—No me gusta la idea de compartir a papá con otra mujer más... —comenté celosa—. Solo tú y yo somos sus mujeres, él siempre lo dijo.

—Yo ya no soy nada de él, y él es libre de rehacer su vida —admitió y no pude evitar sentir la tristeza en su voz—. Los hombres hija, por naturaleza, necesitan estar con alguien, seguro llegará ese momento, debes estar preparada.

—¿Tú estás preparada? —le pregunté y ella me observó confusa.

—¿Para qué?

—Para verlo con otra chica, abrazándola, besándola, cosas así —añadí sin dejar de mirarla para ver sus expresiones. Ella hizo silencio y supe que la imagen de lo que le iba diciendo iba tomando forma en su cabeza.

—Es tarde Sofía... ¿Por qué no vas a dormir?

—Lo supuse, al igual que yo, tú tampoco estás preparada —murmuré y salí de la habitación sin darle tiempo a que contestara.

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