T2-4-Como en los viejos tiempos

Ahora que habían aceptado la misión, no había vuelta atrás. La zona donde se ocultaban los culpables no quedaba muy lejos y ya estaban cerca de la entrada. Natsu vio un enorme agujero tapado por las ramas de los árboles.

—Debe ser la entrada, la verdad es que de no ser por mi olfato, no la hubiéramos podido hallar—dijo este—vamos.

—Espera, puede ser peligroso, ¿lleváis todo?—preguntó preocupada—¿seguro?.

—Seguro...Erza—dijo firme al pronunciar su nombre.

Lucy y Gray estaban también con él, Wendy al fin al final se quedó porque tenía que ayudar a Mystogan y Laxus. Entraron con cuidado y sigilo dentro del lugar que estaba iluminado, era buena señal ya que allí tendrían que estar. Erza iba con la espada ya preparada por si aparecían los enemigos.

Escucharon unas cuantas voces no muy lejanas y tuvieron mucha más cautela. Al asomarse en una esquina, allí estaban, con muchos cofres de los cuales estaban repleto de monedas de oro y joyas. Y en un rincón bastante lejos, sus amigos amordazados y maniatados.

—Bien, otra buena captura así y podremos retirarnos—dijo un grandullón.

—Y venderemos a esos como esclavos, es lo único que podemos sacar por ellos—comentó otro.

Antes de poder decir nada más, Natsu ya se había abalanzado sobre ellos y estaba repartiendo mamporros a diestro y siniestro. Gray enseguida fue en su ayuda mientras Lucy decía que se quedaba para apoyar la retaguardia. Erza no dudo un momento en ir a luchar ya que eran muchos los contrincantes.

Mientras luchaba con su espada, momento donde su tierna y tímida personalidad cambiaba, su mente fue recordando los momentos parecidos a este en las intrépidas y numerosas misiones realizada por ellos que eran muy similares. No era el único ya que ambos magos de hielo y fuego sentían ese mismo sentimiento y no podían evitar dibujar una sonrisa.

—¡Son monstruos!—dijo uno asustado desde el suelo viendo a los tres pelear.

Una vez derrotados todos los oponentes, Erza liberó a sus amigos y se dio un gran abrazo con ellos. Los tres magos de Fairy Tail recordaron aquel abrazo que se dieron cuando terminó la batalla contra Acnologia y de cierta manera lo echaron de menos.

—Debo daros las gracias—dijo el novio de ella al verlos—también a ti—le extendió la mano a Natsu.

Este dudo unos segundos, pero finalmente lo hizo.

Amordazados todos, llamaron al Consejo Mágico después de salir de allí. Se quedaron parte de los tesoros que tenían con motivo de haber sido molestados y robados. Ya en una bifurcación del camino era el turno de separarse.

—¿Podemos hablar Natsu?—preguntó ella.

—Si—dijo sorprendido.

Lucy y Gray se fueron por el camino del gremio mientras los otros al suyo. Tomaron un sendero seguro y que estaba lo suficiente solitario para hablar tranquilamente.

—Gracias por lo de hoy.

—No es nada.

—¿Qué relación teníamos tu y yo?, es decir, antes de esto—preguntó.

—Es...difícil de explicar.

Ahora caminaron en silencio un tramo del camino.

—Siento que las cosas hayan resultado así...por mi culpa digo.

—No es culpa tuya...yo también soy responsable—dijo desviando la mirada.

—Sino me hubieras venido a buscar, mis amigos estarían muertos o esclavizados porque no te recordaría ni mucho menos irte a pedir ayuda.

Ella hablaba y avanzaba mirando el frente sin darse cuenta de que él se había detenido unos pasos atrás. Cuando se percató de ello, miró a este.

—¿Ocurre algo?—preguntó.

—Te quiero.

—¿Eh?.

—He dicho...te quiero...Erza Scarlet—dijo firme.

Ella se puso roja como un tomate, miraba a todos lados por si se lo decía a otra por puros nervios.

—No puedes decir eso—se cubrió la cara—no, no puedes. Además yo—pero fue callada por un beso ya que este se acercó.

Al separarse, ella no sabía que decir.

—Te quiero—le volvió a repetir.

Le acarició el rostro, tenía la piel suave y un pequeño y lindo mechón rojo caía sobre su mejilla. Este lo retiró y la volvió a besar con ternura y dulzura. La maga se sentía indefensa, sin poder hacer nada con ello. Finalmente se separaron tras unos cuantos besos más.

—Te quiero.

—Natsu...—no podía pensar en nada, su corazón se aceleraba—yo...yo...

El mago se quedó esperando su respuesta.

—Yo...no puedo...lo...lo siento—se marchó corriendo y avergonzada.

Este ni siquiera la persiguió, se quedó pensativo, sintiendo la calidez de sus labios en los suyos. Regresó a casa antes de que anocheciera y encontró a Happy como de costumbre con un pez en la boca y feliz.

—¿Qué tal la misión?.

—Éxito total—respondió.

—Me alegro mucho por ti—dijo este.

Se tumbó en la cama, no tenía mucha hambre y esperaría a que pasaran un par de horas para comer. Así que se puso a recordar el beso, llevaba tanto tiempo deseando hacerlo...sabía que estaba mal...pero le resultó imposible no hacerlo. Y solo podía sonreír.

Mientras tanto, Erza pensaba sobre ello roja y rodando en la cama nerviosa. Se había sentido débil e indefensa con él...la imagen regresaba una y otra y otra y otra vez. ¿Tanto significaba ella para él?, esa cara que le había puesto y su manera de tocarla...realmente vio amor en sus ojos, pero ella ya estaba saliendo con alguien y ahora estaba entre la espada y la pared. Su novio actual también le trataba como una reina.

—Pufff...¿qué voy a hacer?—se preguntó.

Dio otra vuelta.

—No puedo aclarar mis ideas...¡maldito corazón indeciso!—arrojó enfadada un cojín contra la pared.

Sonrojada y confusa, se quedó pensando en aquel beso que había recibido mientras las manecillas del reloj seguían moviéndose lentamente pero sin pausa.

Continuara...

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