Episodio 25 Paramount x Columbia
El edificio enfrentaba un grave problema interno que estaba afectando mucho a los que trabajaban allí: había ocurrido un apagón en todo el establecimiento y costaba demasiado repararlo. El conflicto era tan complejo que ni siquiera las empresas del piso 5 y 7 eran capaces de solucionarlo fácilmente, parecía como si un virus hubiera entrado al sistema de electricidad o algo así; un daño teóricamente irremediable hasta el momento.
Al ser un fallo que incluía distintos aparatos electrónicos y útiles, esto afectaba mayormente a todos. Impidiendo que cumplan sus labores principales y cotidianas.
En el piso 6, las cosas se encontraban fuera de control. Los estudios cinematográficos no podían ver absolutamente nada por la oscuridad, no tenían la capacidad de finalizar con sus proyectos y tampoco podían usar sus computadoras o celulares para trabajar. Literalmente estaban en aprietos.
Entre ellos, Columbia se hallaba pérdida a causa de la ausente iluminación. Ella misma se decía que sólo caminaba en círculos sin saber a donde iba; estando sumamente preocupada intentaba encontrar a su hija a gritos debido al escándalo que hacían las demás empresas por comunicarse verbalmente de la misma manera
—¡TriStar, TriStar! ¡¿en dónde estás?! ¡por favor grita para que pueda encontrarte!—
A pesar de que su hija sabía cuidarse sola, de todos modos le preocupaba que algo malo pudiera ocurrirle por culpa de la oscuridad o la cantidad de compañías moviéndose en multitud.
Sin poder hallarla, entró en pánico hasta el punto de comenzar a correr y gritar peor para buscarla sin importarle a quienes se topaba en su camino. En un desafortunado encuentro, se chocó con su horrible rival delante, aunque sin saber que se trataba de él
—¡Agh! ¡muévete! ¡debo buscar a mi hija, idiota!— dijo resongando contra el culpable de su torpeza
—Wow, ¿a eso les llamas modales?— dijo burlándose
—¡Sal de mi camino!—
Paramount ya sabía que la presencia era de su irritable enemiga, todo gracias a su reconocida voz femenina caprichosa. No obstante, en verdad le preocupaba el hecho de que no lograba encontrar a su hija pérdida, así que se ofrecería a ayudarla con su inquietante búsqueda
—Relajese, "señorita", si gusta puedo ayudarla con su dilema—
—Tsk, si como no, ¡éste puto edificio se oscureció más que tu garganta mentirosa!—
—Que exageradas eres. En vez de perder el tiempo discutiendo, deberíamos buscar a tu hijita—
—¡Por supuesto! ya lo hubiera encontrado si no fuera por tu presencia!—
En eso, el estudio friolento encendió una linterna que iluminaba toda su cara, asustando a la mujer de forma intencional
—¡AHHHHH!— gritó desesperada
—¡JAJA! ¡debiste ver tu cara!—
—¡Maldito!— le decía mientras le daba puñetazos en su brazo por asustarla
—¡Te odio! ¡¿cómo te atreves a hacer eso en un momento así?!—
—Jaja, relájate, sólo quería gastarte una broma—
—¡¿Y mi preocupación cómo madre te parece una broma?!—
—Oh, eso no. Hablaba en serio cuando dije que te ayudaría, jeje—
—Ugh, solamente me harás perder el tiempo. Vete al demonio— concluyó dándose la vuelta para proseguir con su asunto, sin embargo el otro seguía fastiandóla con la linterna que la encendía y apagaba a propósito para que la menor se enojara peor, perdiendo el rumbo de su recorrido
—¡¿Quieres parar con eso?!— se volteó furiosa dando un pisotón
—Ups, lo siento. Si quieres que me detenga, entonces déjame ofrecerte mi ayuda—
—Tsk, ¿por qué te interesa tanto ayudarme? ¿acaso no me odias, tarado?—
—Sinceramente pienso que los hijos y niños son primero, así que por eso me ofrezco—
Columbia se quedó mirándolo seria pero con algo de piedad. Sabía perfectamente que no era alguien de confiar tan fácil y por eso no se encontraba dispuesto, sin embargo se dio cuenta que no tenía a nadie más como opción de ayuda y apoyo, así que no tuvo otra solución que aceptar su ofrecimiento
—¡Bien! acepto tu ayuda...¡pero ni se te ocurra molestarme en todo el camino!—
—De acuerdo, lo que diga la "señorita mandona"— volvió a burlarse intencionalmente, pero esta vez ella lo ignoró.
Comenzaron caminando por los pasillos cercanos a las oficinas. Era un camino un tanto estrecho pero de igual manera pasaban. La dificultad en ese sitio es que hacía muchísimo frío porque el aire acondicionado también se había apagado a causa del apagón
—¡Mierda! ¡¿por qué siempre tengo qué aguantarme estos asquerosos cambio de clima?! ¡odio el frío!— se quejaba cubriéndose de hombros mientras le temblaba todo el cuerpo. Ambos enemigos tuvieron que detenerse por éste problema; a Paramount no le molestaba en lo absoluto, ya que estaba acostumbrado a esas temperaturas, y como siempre, disfrutaba de reírse de la chica. Durante su caminata en los oscuros pasillos, Columbia se quejaba a cada segundo del frío hasta insultarlo mientras el contrario debía aguantarla, sin embargo esto no le duró mucho, y para que ésta se callara, nuevamente se quitó su gran abrigo blanco y lo colocó sobre la espalda de la mujer para que pudiera entrar en calor
—Agh...¿otra vez con esto...?— mencionó la compañía gruñona sorprendida por la repetida acción de éste
—¿Cuál es el problema? creí que odiabas el frío—
—¡L-lo odio pero tú...!— se había callado al final, sin saber que decirle por la extraña timidez que de repente surgió
—¿Yo? ¿qué tengo de malo?— dijo con una sonrisa calmada que sonaba burlona
—N-nada...olvídalo— tartamudeó cubriéndose su rostro con el abrigo para no mostrar su cara apenada y sonrojada.
La luz de la linterna seguía iluminando el camino e incluso parecía algo terrorífico de ver; era como si estuvieran en una película de terror o suspenso y eso dejaba a Columbia con los pelos de punta. Entre más avanzaban, ella se asustaba peor hasta cubrirse más con el abrigo para protegerse como si fuera una sábana en su cama "D-Dios...¿en dónde estarás mi dulce niña...?", pensaba nerviosa a medida que sus piernas le temblaban del miedo. Paramount caminaba normalmente sin ningún tipo de expresión asustada, sólo seguía el rumbo.
A medida que daban cada paso, Columbia se iba acercando a su contrario sin percatarlo como una manera de esconderse, mientras Paramount iba concentrado, sintió un agarre en su brazo izquierdo. Al bajar la mirada, quedó impactado apenas vio a su enemiga aferrado a él
—Mmm...¿qué haces?— dijo un tanto incómodo
—P-perdón, es que yo...le tengo mucho miedo a este tipo de lugares oscuros y apagados...—
Él no respondió, aunque al observarla desde su punto de vista, nunca la había visto asustada; un sentimiento totalmente natural, sin embargo...extrañamente se le hacía tierna verla así: aferrada a su brazo para protegerse. La escena era tan rara que incluso llegó a ruborizarse de la timidez e incomodidad; ambos sumamente avergonzados.
Antes de continuar, Paramount sugirió revisar las oficinas para ver si TriStar estaba escondida en alguna de ellas. Desgraciadamente no hubo rastro y siguieron buscando en otras que podrían estar abiertas, sólo que esta vez irían por otros pasillos.
Conforme caminaban, la linterna iba perdiendo batería en sus pilas; iniciando a titilar. La mujer estaba entrando en pánico de nuevo, ya que no quería quedar a oscuras en un sitio como éste. Gracias a la situación paniqueada, se descontroló
—¡Inútil! ¡¿qué le hiciste?!— resongó intentando quitarle la linterna a jaloneos pero Paramount no la quería entregar
—Calmate, mujer, no fue mi culpa. Nomás le queda poca energía, es todo—
—¡Cállate, yo misma la repararé— exigió el control del objeto. No obstante, el mayor continuaba negando su permiso de uso y también jaloneaba para que no se la quitaran; la lucha por la linterna se había convertido en una "pelea de niños", pues literalmente discutían por una cosa absurda.
Sus tirones y empujones estaban llegando tan lejos que podría causar una posible caída en cualquier instante (y así lo fue). Desesperados del objeto, ambos cayeron al piso y la luz de la linterna se había apagado finalmente; quedando a oscuras otra vez
—¡¿Ya ves lo qué hiciste, idiota?! ¡ahora jamás encontraré a mi hija y todo es tu culpa!— se quejaba ella molesta
—¡Mmm!—
Columbia no podía ver nada y tampoco escuchó respuestas del oponente, pero si oía un sonido que parecía un "mmm" desesperado como si alguien se estuviera asfixiando con una almohada. Inesperadamente la luz del edificio había regresado y cuando todas las luces se prendieron...los dos rivales tenían ganas de cavar su tumba. Resulta que en el transcurso de la caída, Columbia cayó encima de Paramount y sus senos estaban sobre su rostro.
Con sólo darse cuenta de la situación, rápidamente se separaron sintiéndose terriblemente incómodos
—¡AHHHHH! ¡Dios mío! ¡no, no, no!— contestó súper avergonzada cubriéndose por lo que había hecho mientras el de bajas temperaturas también trataba de disculparse
—¡AHHHHH! ¡perdón, perdón!—
Estando todavía tirados en el piso gritando desesperados, de repente oyeron una voz un tanto peculiar acercarse, pues sonaba como la de una joven
—Eh...¿mamá, está todo bien aquí?— dijo TriStar confundida por el alboroto. Columbia se alegró demasiado al verla, pero no tuvo más remedio que disimular y actuar torpemente común delante de su hija para ocultar lo que sucedió. Se levantó del suelo rápidamente, dejando el abrigo de su rival en el suelo
—¡Mi niñita! ¡creí que te había perdido! ¡¿en dónde estabas?! te busque por todas partes en medio de la oscuridad y no lograba hallarte...—
—Tranquila, mamá. Estaba en la oficina con papá y él se encargó de protegerme durante el apagón—
—Fiu...es un alivio, ¿y dónde está ahora?—
—Me dijo que iría a tomar unos tragos con su mejor amigo al piso 3, ¿irás?—
—No, no, no es necesario. Ya sabes que no quiero juntarme con tu padre hasta que mis complicaciones se arreglen—
—Jaja, ok, si tú lo dices...—
Ambas charlaban normalmente hasta que la más joven notó al otro estudio detrás, levantándose y acomodándose el abrigo que siempre usaba para luego irse
—Mmm, madre...¿por qué ese tipo está aquí?— habló seria
—Oh, eh, Paramount me estaba ayudando a buscarte porque él se ofreció, pero bueno ya estás aquí y eso es lo que importa— dijo abrazándola cariñosamente similar a una niña
—Mmm, ok, entiendo; entonces les agradezco a ambos por preocuparse tanto <3— mencionó sonriente y de buen corazón
—Ahora si me disculpan, debo seguir trabajando en mis proyectos. No quisiera desperdiciar la luz, jeje ¡adiós, mamá!— finalizó TriStar retirándose calmada.
Luego de haber pasado el momento más incómodo de sus vidas por culpa de esa caída, quisieron evitar verse o hablarse en la tarde. Su tensión para no estar cerca se había transformado en una complicada, tanto así que ni se topaban cuando caminaban o trabajaban; preferían realizar todos sus pendientes solos.
Siendo ya las 6 pm, la compañía femenina debía ir a imprimir los últimos bocetos que le faltaban de su película, y como muchos saben: la impresora no funcionaba del todo bien y por eso se tardaba mucho en copiar cada papel o imagen. Tratándose de Columbia, ella nunca tenía paciencia en nada cuando se trataba de esperar unos cuantos minutos
—¡Apresurate, estúpida chatarra! ¡voy a quemarte si no te apresuras, maldita sea!— decía quejumbrosa mientras pateaba la impresora para que anduviera más rápido. Los otros estudios que también querían usar el objeto se le quedaban viendo con temor y fueron retrocediendo para que no fueran heridos.
En el transcurso de impresiones, finalmente las copias habían salido pero...se veían movidas y rayadas por la impresora; esto exaltó peor a la chica
—¡PUTA BASURA DE MIERDA! ¡voy a mandarte al piso 1 para que te atropellen los autos, pedazo de excremento mal hecho!— dijo apenas empezó a patear el objeto sin control. Muchas empresas no sabían si detenerla o alejarse de ella, ya que literalmente estaba como loca destruyendo la máquina.
Faltaba poco para que la impresora dejara de funcionar, sin embargo Paramount fue el único que se atrevió a sostenerla
—¡Sueltame! ¡mandaré esa chatarra al infierno!—
—¡Columbia, estás arruinando la herramienta que más utilizamos en todo el edificio! ¡detente ya!—
La mencionada se detuvo al oirle y miró a su al rededor, dándose cuenta del error que había cometido. El mayor la soltó lentamente; la dama parecía estar un poco más calmada, no obstante le tendió una trampa. Columbia lo sujetó de su traje y de esa manera comenzó a decirle millones de cosas
—¡No te metas, imbécil infravalorado!—
—¡¿Qué?! ¡repite eso, maldita!—
—¡Ja! ¿te duele qué tenga razón, tontín?— se burlaba descaradamente con una sonrisa astuta ante él
—Si no me quitas tus sucias manos de mi traje...te juro que lo pagarás caro...—
—Uyy, que miedo tengo, me pregunto que podría ser...—
—Te lo advertí...¡oigan todos, a Columbia le pusieron los cuernos con su mejor amiga!— gritó a los "cuatro vientos" el rumor real
—¡¿QUÉ DICES?! ¡CÁLLATE, BASTARDO!— inició a alarmarse hasta soltarlo. Los que escucharon se quedaron impactados mientras otros se reían a sus espaldas o murmuraban diciendo comentarios como "siempre lo sospeché".
La compañía involucrada entró en pánico con tan sólo ver las miradas fijas a ella. Del temor y nervios, huyó de la escena cubriéndose la cara de vergüenza. En un principio, Paramount si se rió mucho, pero al instante de verla así...sus risas desaparecieron y su cara se tornó entristecida "Ay, puta madre...creo que me pase...", pensó arrepentido viendo lo que había causado.
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