Episodio 13 Paramount x Columbia

En el primer día de la semana, Lunes, Columbia iba en dirección a los sanitarios por culpa de su período menstrual. Desgraciadamente le vino en este día tan espantoso y estresante, ya que se aproximaba una tormenta con mucho frío según los pronósticos.

Dentro del baño, se encontró a sus exs amigas y a otras empresas femeninas, pero no les dio importancia y se entró a uno de los sanitarios para cambiar sus toallas higiénicas. En su interior, sentía una inmensa ira por el periodo (Todas las mujeres lo odian), aparte de que le dolían horriblemente los ovarios y por eso también sufría cólicos.

Luego de acomodar su ropa interior y sus incomodidades menstruales, salió del baño e iba de camino a su oficina nuevamente para continuar trabajando sola... A pesar de que Paramount ya no trabajaba con ella por órdenes de Holdings. No obstante, luego de lo sucedido en la semana pasada, ahora ambos eran amigos y dejaron su odio atrás.

Mientras caminaba por los largos pasillos del piso 6, algo la dejó petrificada de miedo cuando lo vio... Delante de ella venía Blumhouse; ese bastardo que la amenazó con una navaja y que sigue caminando como si nada. No sabía que hacer en este momento... ¿Gritar? ¿Llorar? ¿Huir? ¿Seguir? ¡¿Qué podría hacer?!

Blumhouse se iba aproximando a ella y de inmediato él sonrió malicioso. Columbia detectó su maldad a través de sus ojos y esa sonrisa horrenda que la dejaba temblando de miedo. Cuando él se acercó lo suficiente como para pasar a su lado, repentinamente la detuvo con la mano en su hombro. En ese instante, Columbia no sabía ni que decir o hacer y sólo se quedó parada como estatua, esperando una respuesta de ése infeliz
—Vaya, Columbia, hace días que no me cruzaba contigo eh— comentó con un gesto sarcástico que reflejaba su enojo sin que ella lo notara por ahora
—A-ah... No...— respondió temblando y sudando de los nervios y del temor
—Mmm... ¿Y recuerdas lo qué te dije la última vez que nos vimos, muñeca?—
Gracias a los nervios, Columbia respondió con las palabras equivocadas e invertidas.
—N-no...— dijo, mintiendo torpemente. Blumhouse frunció el ceño y rasguñó el hombro de ella con sus uñas y luego la acorraló contra la pared del pasillo vacío para amenazarla nuevamente con la navaja en el cuello
—¿Te parece gracioso, estúpida? ¡Repite lo que te ordené hacer durante tres días! ¡Dilo o te corto la garganta!—
—¡Divorciarme de Sony!— respondió con un grito ahogado y la voz quebrada debido a las lágrimas que brotaban de sus ojos
—Bien, bien... Buena chica...— expresó calmado y retiró la navaja de su cuello, aunque no se alejó del todo de ella y siguió con su tono molesto y amenazante —Quiero que hoy mismo te divorcies de Sony, ¿Me oíste? Sí descubro que aún no lo has hecho... Entonces te mataré... ¡Así de simple!—
Ella tragó saliva de tan sólo escuchar su última amenaza y se encogió de hombros, tratando de calmar sus lágrimas que seguían saliendo en el proceso
—Y tú... ¿No te has puesto a pensar que eso empeoraría las cosas...?— Giró la cabeza para desviar la mirada de él un momento
—¿Mmm?— Levantó una ceja —¿A qué quieres llegar, estúpida?—
—E-en primer lugar... Tú te meterías en graves problemas si el mundo se entera que desaparecí por haber muerto a manos de ti. Y en segundo lugar, si tu objetivo es hacer sentir mejor a Sony por mi separación definitiva, ¿No crees que se sentirá peor? Sabes perfectamente que él sigue amándome, y si le digo que quiero divorciarme, llorará por mí para toda una eternidad. Lo conozco perfectamente y sé que es capaz de ponerse así—
Blumhouse se quedó callado unos minutos pensando... No había pensado bien ese concepto. Sin embargo, no se dejó perder en la discusión y respondió con enojo
—Para empezar, ¡Me encargaría de esconder todas mis huellas respecto a ti! Y respecto a Sony, él dejará de sufrir por ti gracias a mis encantos como "amigo". Una egoísta mandona sin amigos como tú no lo entendería—
Lo último fue un golpe bajo para Columbia, debido a que él tenía razón en ese dato. Había perdido a sus amigas y todavía se sentía sola, pero esta vez, no se dejaría intimidar tan fácilmente por Blumhouse
—Tienes razón... Pero al menos, ¿Has pensado en mis hijos con Sony? Ellos se pondrían tristes si se enteran de mi divorcio con su padre—
—Tch, mentirosa. Tienes un hijo que te odia y una hija que le importa un carajo tu separación. Eso quiere decir que no habrá inconvenientes si tú y Sony se divorcían...— El mayor volvió a levantar su navaja e hirió a Columbia en su hombro izquierdo, causándole un tajo hasta hacerla sangrar
—¡AHHH!— Gritó de dolor y rápidamente se cubrió la herida con su mano para intentar frenar la hemorragia
—¡Así que no trates de engañarme, perra! Nada me distraerá de mis planes. De todos modos tú ya no amas a Sony, y por ende, ¡Ya no habrá problema si lo dejas de una maldita vez!—
—¡Está bien, psicópata de mierda! ¡Hoy me divorciaré de Sony! Pero... Durante toda esta conversación, creo que has olvidado algo importante...—
—¿Qué?— Arqueó una ceja aún estando con el ceño fruncido
—Las cámaras— Mencionó ella con seriedad y señaló las dos camaras que apuntaban a la salida del baño de mujeres y al pasillo en el que estaban ahora mismo. No obstante, Blumhouse sólo sonrió y habló calmado
—Oh, ¿Y qué?— No podía creer que él le hablará con tanta tranquilidad luego de amenazarla —¿Crees qué soy tan idiota cómo para no darme cuenta?— bufó aguantando la gracia y sacó unas pequeñas pinzas de sus bolsillos del pantalón; dando a entender que había averiado las cámaras a propósito para que no los vieran
—I-imposible... ¿En qué momento...?— expresaba atónita por ese acto de astucia
—Soy conocido por ser un máster con la umbraquinesis. Ninguna jodida cámara se interpone en mi camino— Levantó su mano y le dio una bofetada hasta que ella cayó al piso con la mejilla rojiza y su herida aún presente en su hombro —¡Ahora vete de aquí y cumple mi orden! ¡Ve a pedir el puto divorcio, perra!— exclamó furioso de un pisotón que resonó en el eco del solitario pasillo. Aparte de que las luces comenzaban a fallar por su poder umbraquinético.

Columbia ignoró sus heridas por el momento y se levantó del suelo para salir corriendo y huir de él lo más pronto posible. Su hombro seguía sangrando y su mejilla aún estaba roja por la bofetada. Mientras corría lejos, trataba de detener la hemorragia de su hombro izquierdo con su mano, pero no era suficiente; necesitaba asistencia medica de inmediato. Y sí las cosas no podrían estar peor, en el camino se chocó con Paramount y cayó torpemente al piso, con la sangre todavía brotando de su herida y sus lágrimas derramándose por sus ojos
—¡Auch! ¡¿Columbia, qué diablos?!— se quejó Paramount por el pequeño golpe en su brazo a causa del choque, pero calló sus palabras cuando la vio a ella llorando y cubriéndose algo con su mano —¿Estás...bien?— preguntó preocupado y tembloroso mientras intentaba acercarse a ella. Sin embargo, ésta lo evitó y se levantó velozmente del suelo para seguir corriendo rumbo a su oficina, sin importarle nada más que ocultarse allí.

Una vez que llegó y cerró la puerta con seguro, se quedó allí parada con un ataque de hiperventilación debido a todo lo sucedido que pasó entre ella y Blumhouse. Se llevó una mano al pecho y sentía su corazón palpitando desenfrenado. La hemorragia en su hombro no cesaba y continuó manchando su blusa, aparte de su mejilla que seguía roja y las lágrimas no paraban de salir... "Detesto mi vida", pensó ella misma con su odio persistente.

Con su devastación, se sentó en el piso con la espalda contra la puerta y escondió el rostro entre sus piernas, con el fin de seguir llorando en silencio sin siquiera seguir preocupándose por su herida en el hombro. En ese momento, pegó un sobresalto al escuchar la puerta siendo tocada detrás de ella y sólo giró la cabeza unos segundos para percibir quién era
—¿Q-quién es...?— Habló limpiándose las lágrimas y trató de ocultar sus sollozos para evitar sospechas
—Soy yo, Paramount, ¿Qué te ocurre?— habló con seriedad y de brazos cruzados mientras seguía esperando en el pasillo alguna respuesta de su nueva amiga
—Agh, nada, estoy bien, idiota. Sólo... Estoy con sensibilidad emocional, es todo... Ya vete de aquí— excusó, mientras se levantaba rápidamente del suelo y se limpiaba su rostro lloroso, aunque la sangre seguía brotando de su hombro y la mejilla no paraba de dolerle
—No mientas, te vi llorar hace rato. Déjame entrar. Recuerda que ahora somos amigos... Y los amigos se ayudan—
Columbia recordó ese detalle entre ambos y de repente dejó de llorar "Mierda, lo había olvidado...", pensó apenada por su olvido y respiró hondo por un momento, sin quitarse la mano de aquel tajo que Blumhouse le había hecho en su hombro izquierdo.

La joven empresa femenina no quería ver a nadie ni saber nada sobre amistad, pero aún así, se dispuso a darse la vuelta y dirigirse a la puerta para abrirle a Paramount y platicar un rato con él.

Pasado un rato de duda, ella finalmente le abrió y él la vio con una mirada llena de preocupación y tristeza; Paramount no podía creer que Columbia se encontrara sumamente herida y con el cuerpo tan débil.
—¡¿Pero qué rayos te ocurrió, Bia?!— Expresó preocupado y revisándola por todos lados, hasta que encontró la herida principal y vio el tamaño del tajo que tenía en el hombro —¡¿Quien te hizo esto?! ¡Dime, por favor! ¡No me tardaré en ir por un botiquín de primeros auxilios!—
—¡Cálmate! Primero trae el botiquín y te explicaré todo luego... ¿Sí?—
Paramount no tardó en ir por ello. Buscó por todo el edificio un botiquín, hasta que pudo encontrar uno, después de tanto tiempo buscando con rapidez.

En la oficina de Columbia, mientras ella permanecía sentada en su asiento, Paramount se encargaba de curarle la herida con alcohol, algodón y vendas. También le había traído un hielo para su mejilla adolorida por la bofetada y finalmente una taza de té para calmar los nervios
—No era necesario que trajeras tantas cosas— dijo ella, tomando un sorbo de la taza y con el hielo en su pómulo todavía rojizo
—Sí, lo sé, perdón, pero supe que necesitabas ayuda, sobre todo médica— dijo, cortando las últimas tiras restantes del vendaje con unas tijeras y arrojando las sobras al tacho de basura, hasta que por fin pudo terminar de curar el hombro de Columbia —¿Te sientes mejor?— Se incoporó y guardó lo demás en el botiquín
—Sí... Gracias...—
Cuando el mayor guardó todo, se volteó para verla y tomó otra silla para sentarse a su lado y hablar de lo sucedido
—¿Y me dirás lo que te ocurrió? Con respecto a la situación, es obvio que alguien malvado te hizo todo esto a propósito y con algún objetivo en mente...—
—No fue así, te equivocas. Me corté el hombro con una percha rota y luego me lastimé la mejilla cuando traté de matar una abeja en mi cara. Eso fue todo—
—¿Y por qué estabas corriendo cuándo me topé contigo? ¿Estabas huyendo de algo? Estas anécdotas que cuentas son pésimas excusas para ocultar la verdad de tu situación. Deja de mentirme y confía en mí... Por favor—
—¡Te estoy diciendo la verdad! ¡No me llames mentirosa como si conocieras todo sobre mí...!— Se encogió de hombros y comenzó a hablar con su tono de voz quebrada debido a que estaba a punto de llorar otra vez
—Está bien, está bien, tranquila... No te presionaré...— respiró hondo y dejó salir un suspiro de pena y cansancio porque no podía descifrar bien el asunto de Columbia —Lo importante ahora es que al menos estás bien y te mejorarás pronto...— se levantó de la silla y fue en dirección a la puerta para irse —Si necesitas algo, no dudes en decirme, ¿Ok?—
—Está bien...—
Paramount asintió con una sonrisa y se fue de su oficina para dejarla reposar a solas.

Ahora que estaba sola, podía sentirse un poco más relajada, aunque la sensación de angustia y temor no se fue de su cuerpo. La amenaza de Blumhouse le daba vueltas por la cabeza y debía cumplir su orden antes de que sucediera lo peor para ella. Frotó un poco su frente para calmar la migraña y el malestar y después se incorporó para animarse a ejecutar lo pedido por ese demente.

Con el pasar de las horas, Columbia estuvo buscando a Sony por todos lados y seguía sin encontrarlo. Lo peor de todo es que faltaba una hora para que la mayoría de empresas se marcharan a sus hogares y ella era una de esas. Debía hallar a su esposo antes de que Blumhouse la mate en algún momento.

Bajó por el ascensor para verificar si se encontraba en el piso 3, el lugar donde todos vienen a comer. Revisó por las cocinas, asientos, pasillos, etc, hasta que llegó al buffet y pudo ver a Sony a lo lejos; él estaba pidiendo comida chatarra mientras reía hambriento. Ella respiró hondo y se atrevió a acercarse de todos modos. Tocó el hombro de éste y él rápidamente se volteó para ver quién era.

Sony se entusiasmó lleno de alegría y emoción por ver a su esposa luego de un tiempo de no haberse hablado y Columbia dio un paso hacia atrás para mantener distancia, sin embargo, él se acercaba más y más
—¡Mi amada y hermosa Columbia! ¡Has vuelto!— habló con ganas de llorar de la felicidad mientras tomaba las manos de su mujer con muchísimo amor —¡No sabes cuánto te he extrañado! ¡¿Has venido para volver conmigo?! ¡Por favor dime que si! ¡Te amo, te amo!—
Ella se sintió algo asqueada por los comentarios de Sony e inmediatamente soltó sus manos de él
—¡Agh, no! Estate quieto, ¿Ok?— Frunció el ceño y se cruzó de brazos —No he venido para volver contigo, sólo... Quiero conversar de algo realmente serio entre nosotros...— bajó la mirada con tristeza
—Mmm... ¿Y sobre qué es, cariño?— habló nervioso mientras juntaba sus manos temblorosas y acomodaba las mangas de su camisa
—Respecto a nosotros... Yo creo que es hora de... Divorciarnos...—
Sony sintió su corazón romperse en mil pedazos y como todos sus planes futuros con ella se derrumbaron en un vacío de decepción, melancolía y tristeza. Sus ganas de llorar se hicieron presentes y éste no pudo evitar las lágrimas de sus ojos...
—No... No... ¡Debes estar bromeando, Columbia! ¡Yo aún te amo, hermosa mía! ¡No puedes dejarme así como así! ¡Por favor no lo hagas!— se puso de rodillas ante ella y comenzó a llorarle con el rostro en su blusa de salmón. La compañía femenina sintió molestia ante tal comportamiento, pero también sintió lástima por su esposo
—¡Deja de hacer un melodrama! Entiende que ya no te amo y no quiero seguir contigo... ¡¿No puedes entender algo tan simple cómo eso?!—
—¡¿Por qué ya no me amas?! ¿Qué hice mal...?—
—¡No hiciste nada! Es sólo que... Dejé de sentir sentimientos por ti, es todo...—
—P-pero llevamos tantos años juntos... ¡¿Qué dirá TriStar de esto?!—
—Ya he hablado con ella de esto y lo entendió a la perfección... No habrá ningún inconveniente para que nosotros nos divorciemos. Consíguete a alguien más que te ame y olvídate de mí, Sony...—
—¡No puedo! Cuando pediste espacio entre nosotros, no podía dejar de pensar en ti. Amo todo de ti y jamás conoceré a ninguna mujer como tú... Eres tan bella, atenta, tierna, honesta, valiente, fuerte y exigente... ¡Amo todo de ti! Por eso no puedo olvidarte...—
—Entiendo que tus sentimientos hacia mí sigan en pie, pero debes entender que no puedes obligarme a seguir contigo sólo porque tengas esos problemas...—
Sony se incorporó del suelo y se limpió un poco las lágrimas, ahora sintiéndose algo molesto por un nuevo pensamiento que se le vino a la mente
—Bia... Acaso tú... ¿Te enamoraste de otro hombre? ¡¿Es eso?!—
—¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no!—
—¡Debí imaginarlo! No me digas... ¡¿Es el idiota de Paramount, verdad?!—
Esa idea de Sony la hizo sonrojarse de vergüenza a pesar de que no era cierto
—¡NO! ¡Él no es mi novio, idiota! E-es... Sólo un amigo ahora...—
—¡No puedo creerlo! ¡Además te haces amiga de ése infeliz! ¡Se supone que es tu enemigo! No creí que fueras una mujer tan mentirosa... ¡¿Desde cuándo eres así de Pinocho?!—
—¡No soy ninguna maldita mentirosa! Si no me crees, es tu problema... ¡Pero no me insultes por decir la mera verdad!—
—¡Está bien! ¡Cómo gustes! Puedes irte con ése imbécil o con quién quieras... Yo mismo me retaré a olvidarte como pueda... ¡Hasta nunca!—
Se despidió sin más remedio y fue en dirección al ascensor para marcharse de una vez.

La empresa menor se quedó allí parada en el buffet completamente sola... Las luces del piso 3 se estaban apagando debido a que todas las empresas de allí estaban por irse. Al menos ahora sentía que se quitó un peso de encima y por fin Blumhouse la dejaría en paz.

Cuando la hora marcó las 10 pm, Columbia estaba lista para irse del edificio y finalmente poder descansar tranquila.

Subió al ascensor y bajó el nivel inicial para salir por la entrada con su bolso Gucci. Una vez en las puertas de cristal de la entrada, se detuvo rápidamente cuando vio todo el diluvio que había afuera gracias a la fuerte y fría tormenta que llegó "Carajo, este día no puede ponerse peor...", pensó con mucha molestia sin poder irse a su casa hasta que la lluvia pare. Para colmo, su ropa también se había empapado apenas puso un pie afuera
—Agh...— expresó malhumorada, mientras llevaba su mano hacia su vientre y sentía los fuertes cólicos de la menstruación. Por todo el estrés y frustración que sentía, no pudo evitar ponerse a llorar y hundirse de hombros mientras toda el agua de la lluvia la mojaba y su cuerpo le temblaba. Ni siquiera podía volver a entrar al edificio porque ya habían cerrado las puertas desde adentro.

A medida que todo empeoraba para ella, sintió como la lluvia de repente había dejado de molestarle cuando contempló a Paramount poniendo su paraguas encima de su cabeza
—Parece que alguien no trajo abrigo ni paraguas, je— comentó él con una pequeña sonrisa simpática y ella sólo lo miró con el ceño fruncido
—¿Tú qué haces aquí todavía? Pensé que te habías ido con Warner— habló con la voz temblorosa a causa del frío
—No. Decidí darle espacio por su temita con Universal. Es mejor pasar el tiempo contigo, querida amiga— Lentamente comenzó a quitarse su abrigo azul y blanco de invierno y lo colocó en la espalda de su amiga para que deje de temblar. Columbia se sonrojó ante tanta amabilidad... No estaba acostumbrada a ser tratada con tanta cortesía como si fuera... Una princesa
—Mmm... ¿Gracias?— vio que como él ahora se estaba mojando todo por la lluvia —No deberías de estar así o vas a enfermarte...—
—Yo jamás me enfermo. Soy una empresa de hielo, ¿Recuerdas? Estoy totalmente acostumbrado al frío. Lo único que odio es la lluvia, pero la soporto—
—¿Y te irás a casa así nada más?—
—Por supuesto que no. Me iré en mi auto como siempre— sacó la llave de su auto y presionó un botón para localizarlo cerca —Y si quieres... Puedo llevarte a tu casa—
—¡¿Eh?! ¡Debes estar bromeando!—
—¿Por qué lo haría? Es muy descortés dejar a una dama bajo la lluvia—
—B-bueno, tienes razón, pero...—
—¡Nada de peros! Ven conmigo. Te llevaré a tu casa antes de que esta tormenta se ponga peor... ¿Aceptas?— Extendió su mano como todo un caballero y ella se sonrojó hasta las orejas al ser tratada de esta manera. Nunca en su vida conoció a un hombre así...
—De... Acuerdo...— Aceptó con timidez y tomó la mano de Paramount mientras aún seguía con su abrigo en la espalda y el paraguas en mano.

Ambos se dirigieron al auto y por suerte éste se encontraba bajo el techo de un pequeño estacionamiento. Paramount le abrió la puerta con respetuosidad y dejó que ella subiera primero. Con todo listo, él arrancó el auto y la compañía femenina iba viendo la ventana en el asiento de atrás, aún estando abrigada por el cálido abrigo que él le prestó.

Durante el viaje, Columbia estuvo pensando en todo su día de hoy... En cómo Blumhouse la hirió, pero Paramount la curó, cuando discutió con Sony y él se marchó, y como ahora la tormenta la dejó helada, pero Paramount la volvió a ayudar... Estaba sorprendida de como él fue tan capaz de tratarla bien todo este tiempo incluso cuando eran enemigos. Con sólo verlo... Parecía todo un enigma por descubrir... La curiosidad por él la estaba matando...

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