4. Él (sí) es el indicado
STEPHENIE
Estar en medio de la relación entre Annalise y Patrick no era lo más cómodo para Brian y para mí. Sabía que ellos volverían luego de una reconciliación dramática, entonces para reafirmar que habían vuelto él propuso salir en una cita doble. Vi como en el restaurante Patrick le coqueteaba a una chica con la mirada, fue imposible no decirle a Annalise, entonces él le rogó que se quedara y la noche se volvió tediosa y un poco aburrida para nosotros dos.
No dejaron de discutir en la disco, ella se emborrachó, él también y parecía que se habían calmado en casa de Brian, hasta que por supuesto nos interrumpieron nuestro íntimo momento. Lo que me avergüenza es que salimos apenas vestidos y vieron mi pudor, quería que las escaleras me tumbaran hasta el piso de abajo.
Annalise se fue, Patrick gritó y se quejó hasta que Brian y yo lo dejamos solos.
Y agradecí cuando en la mañana ya no estaba, entonces hemos pasado un buen día solos aquí, disfrutándonos y agradeciendo la compañía del otro. Creo que puedo enamorarme, con cada acción de él sé que me quiere, que en sus planes no está hacerme daño.
Me preocupa el hecho de que mamá le dé por llamar a Annalise y diga que quiere conversar conmigo para con intención saber si estoy en casa de Annabelle. No la creo capaz, aunque el hecho que yo no sea tan comunicativa me hace pensar esto.
Bien, no tiene los números de Annabelle que es donde está ni auto, no puede llamarla y Annalise está cubriéndome así que lo que me queda es buscar el auto. Brian se ha disculpado varias veces alegando que es su culpa por darme la idea de dejar el auto en que Annabelle para no levantar sospechas con mi madre. Me echo la culpa también porque en vez de ir más temprano a buscarlo, hemos terminando haciéndolo varias veces de lo que va de tarde y noche.
Lo que me aburre es el trayecto de venida sola conduciendo, Brian ha venido a buscar a Patrick y a su auto del departamento de su hermano Derek, se lo prestó para lo que sea que haya hecho hoy, que por supuesto es seguir instigando a Annalise por otra oportunidad.
—¿Cómo tomarán tus padres que te vas a San Francisco conmigo? —pregunta en un semáforo en rojo en el taxi donde viajamos.
Está un poco nervioso sobre la decisión que acabo de tomar.
—No lo sé, no somos tan abiertos por así decirlo. Será sorpresivo que luego de recibir la carta de la universidad de Washington cambie de parecer para irme con mi novio a Los Ángeles.
La carta de la universidad de Los Ángeles me llegó hace unas cuantas semanas cuando ya me había ido por la primera opción al principio del año escolar. He cambiado el orden de nuestros planes, algo de lo que hablaría también con mi mejor amiga, habíamos construido un plan universitario desde los quince años.
Ya yo me quería ir del estado y con Brian de novio, mucho más. Era inevitable. Por el lado de Annalise, no sé cuál será su reacción, no fue hasta el último año que pensó qué estudiaría, al final tomará un año sabático luego de enviar solicitudes a distintas universidades. En realidad no es algo seguro. No es una chica segura de una decisión y que afronte responsabilizándose de las consecuencias.
No digo que no se haga responsable de algunas embarradas que ha cometido, porque lo ha hecho. El problema está en que nunca ha querido algo del todo como para tomar una decisión.
—No les des largas, quítate el miedo. Me prometiste que les dirías luego de la graduación. Espero que tu padre no me mate.
Toma mi mano para acariciarla con lentitud y luego besarla, se acerca más a mi lado para agarrarme de la cintura y besar mi cabello.
Él está feliz. Yo también, porque lo está y porque es lo que quiero.
—No lo hará.
—Hablaré con él de hombre a hombre. Le diré que te cuidaré, son cuatro años.
—Juntos cuatro años.
Ladeo mi cabeza para verlo, me deposita un tibio beso en mis labios.
—Una decisión que es perfecta. Juro que me hubiese ido también contigo si fueras tú la de una oportunidad tan buena como la mía. Aunque la tuya no está mal tampoco. Eres brillante, el triunfo te hará brillar.
Quiero llorar por sus palabras.
—Gracias Brian.
Me sonríe con el significado que descifro: juntos triunfaremos. Más que nunca creo en que él es el indicado para comenzar un plan de vida.
—¿Se enojará Annalise?
—No lo creo. Puede que le disguste, pero no me obligará a quedarme y me apoyará.
Me da otro besito tibio, yo recargo mi espalda en su pecho. Siento un efecto de tranquilidad que pensé nunca iba a tener, es una sensación que aunque mi vida ha sido tranquila Brian me aporta esa certeza. Estabilidad emocional.
Media hora después estábamos en la casa de Annabelle. Mi auto seguía allí mismo en un lateral de la casa puesto que Annabelle no quiso que lo dejara en la cochera, en vez de caminar hacia la puerta yo caminé hacia él verificando que estuviera en orden. Era muy normal mi chequeo, mi padre me lo había regalado por mi graduación.
—Hay problemas —dijo Brian detrás de mí, mirando algo en su móvil, lo observé por su tono serio—. Patrick está en la cárcel.
—¿Qué habrá sucedido? ¿Annalise lo sabrá? —le pregunto.
No me sorprende, su familia es una demencia y él no se queda atrás.
—No lo sé. El mensaje de Luke solo dice eso y que fue por culpa de las Marty —dice, con un poco de desprecio que no me agrada.
No es secreto que a Brian no le agrada Annalise y viceversa. Sin embargo, él le tiene un poco de respeto por mi amistad con ella, de parte de Annalise no puedo decir que es una víctima del trato de mi novio pues ella no se queda atrás, los últimos días lo han sabido manejar de manera positiva.
—Iré a ver si alguien está allí.
Al minuto luego de tocar el timbre enciendo mi móvil, ya que no lo mirábamos desde la noche anterior. Al segundo minuto la llamé diciéndole que estaba en el porche esperándola, al tercer minuto ya estaba abriéndome la puerta. Olvidé un momento las notificaciones de mensajes de mi padre, varios de mamá y uno de ella misma.
—Estaba buscando algo en la cocina que me quitara esta molestia —dice, abriendo y girándose hacia la cocina sin olvidar mirar mal a Brian, aun más mal si es posible. Luce enojada.
—¿Sabes que tu novio está en la cárcel? —le pregunto.
Se voltea para mirarme precipitada.
—Ex novio. Y me alegra mucho que esté allí —dice, detecto que su voz está ronca.
—A pesar de todo sigue siendo mi amigo —dice Brian nada contento.
—¿Quién te invitó a pasar?
—Tampoco quería estar aquí. Fanny, préstame tu auto. Voy a la comisaria, me necesitan.
Por dinero supongo.
Saco las llaves de mi bolso y se las entrego. Confío en él. Me promete que me lo traerá cuando solucione el problema de los Coleman y se despide de Annalise con una mirada airada, ella le pide con simpleza que se largue.
—¿Qué quieres que te cuente primero? ¿Por qué el tarado está en la cárcel? O, ¿por qué casi muero?
Su voz no es tan importante si no el hecho de que casi muere.
—Orden cronológico —pido observándola revisar los cajones de la cocina.
Procede a contarme todo lo que le pasó en la tarde. Y no es para menos que termine llorando, no por su ex novio que intentó obligarla a estar con él en casa de Brian y que luego armó un alboroto en casa de su hermana que terminó en la cárcel, sino porque casi muere. Pero que gracias a un chico llamado Robert está viva.
Según ella dice que está chulo y parece un modelo decente agregándole que le dio los primeros auxilios, se volvió su fan y el mío.
—¡Qué vergüenza, lo vomité! —Solloza—. Él me dijo que no importaba una buena cantidad de veces, pero el vómito es asqueroso y había comido tacos con cebolla...
Reímos en conjunto, Annalise ha tenido un mal día y aunque diga que no le afecta Patrick si lo hace. Él se metió con algo que ella considera importante como irrompible.
—Terminó llevándose puesta una camisa que me traje de Andrew, ahora lleva una camisa de unos tales leones del caracas, un equipo de béisbol en Venezuela... Quiero llorar de la vergüenza que sintió porque la hermanita de su mejor amiga lo vomitó y lo obligó a llevarse una camisa extraña que se robó para molestar a su otro hermano, qué infantil.
—Pudo esperar que se lavara y secara en la lavadora la suya.
—Tenía que irse a su casa. Hasta hogareño es. Qué vergüenza.
Annalise no es dramática pero puesto a todo lo que ha pasado está así de sensible llorando.
***
Brian llegó cerca de la media noche. Annalise estaba dormida por lo que no sabe que a Patrick lo multaron con cinco mil dólares por agredirla a ella, a su hermana y al mejor amigo de Annabelle, causar disturbios frente a la casa de las mismas, no atacar la orden de los policías e ir a máxima velocidad en una urbanización universitaria.
El poco sueño que tenía se fue cuando se puso juguetón, lo que nos llevó a terminar haciéndolo dentro de mi automóvil estacionado en la calle cerca de la acera frente a la casa de Annabelle. Qué vergüenza de pensarlo, no había hecho nada así en un lugar público.
La falta de sueño también se debía a que no era lo mío dormir en casa que no fuera la mía, en la mansión de mi novio él fue lo suficiente habilidoso como cansarme y caer profunda. Me sentía extraña en ese lugar, la dueña nunca me había caído bien del todo. Y aunque por una extraña razón estuvo de acuerdo en que me quedara, no estoy cómoda. Ni tranquila con mi madre, no soy de echarle mentiras. Cree que me he quedado estos dos días aquí.
La leche caliente no era lo mío, tal vez un té, sí, pero no había ninguna especialidad de té aquí. ¿Annabelle a veces no tiene nervios y quiere relajarse? Porque sé que Annalise es mejor gritarle y cachetearle para que se calme, creo que su hermana también es así. Por fin conseguí un té de tilo, camino hacia arriba, pero un ruido hizo abrirme los sentidos y ver como se abría la puerta.
No se me ocurrió hacer nada. Saqué y metí la bolsita de té repetidas veces paralizada por los nervios. Una persona alta se metía a la casa: mujer, cabello dorado algo alborotado, vestida con un vestido plateado que para los hombres no deja nada de imaginación por lo corto, en estado de ebriedad, maquillaje chorreado, con sus tacones y bolso de fiesta en la mano junto con...
¡Stephan!
Annabelle Marty y ¿ÉL?
Annalise y yo vimos como se metió a su habitación alrededor de las diez diciendo que continuaría una serie de televisión.
Al notarme está muy sorprendida, incluso el agarre de este chico en su cintura se soltó también al verme.
—No comentaras esto ni a Annalise. —Asentí, estaba demasiado ebria—. ¿Entendido gafa loca?
—De acuerdo —dije mirándolo.
—A nadie —recalcó el—. Ni a las almohadas.
—Eres... muy, muy, muy... imbécil. Ya sé porque no saldré más contigo —le dijo Annabelle.
—Estás borracha, te arrepentirás luego —dijo él, advirtiéndole con picardía.
—Ignóralo.—Ella me echó una mirada penetrante que me intimidó—. ¿Quieres que a cambio te haga un favor? De acuerdo, te lo haré, cuando necesites algo de mí, dime. Tú necesitas muchos.
Me repasó con la mirada lo cual me hizo sentir incómoda, ella acaba de venir de donde acababa de venir y precisamente divirtiéndose, lo peor es que no le quitaba la belleza.
—Está bien Annabelle —dije con la boca apretada, demostrándole estar molesta, para que dejara de burlarse de mí.
—¡Adiós gafa loca!
Fue hacia las escaleras sin despedirse de él.
—Tú no digas nada, yo también te debo un favor. ¿Entendido? —Asentí—. Chequea que se vaya a dormir.
Se fue y quedé con la taza en las manos. Cerraría la boquita y cuando necesitara un favor, solo se lo pediría. ¡Stephan! A las Marty le encantan que les den problemas los chicos.
...
Si quieren saber el desarrollo de lo que fue la pelea entre Annalise y Patrick vayan y lean Mi sexy amigo no me quiere, disponible en mi perfil
Si ya lo leíste, guarda el espóiler y no digas quien fue el chico que llegó con Annabelle
Esperen más capítulos este mes
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