extra 4
Con sus manos entrelazadas y una gran sonrisa en sus labios mientras comían algodón de azúcar, yacía caminado la pareja de enamorados. Agon junto a Raphael.
Los dos se miraba de vez en cuando con esa mirada de; tontos enamorados. Cada día que pasa su amor se intensifica a niveles que ellos creían imposibles, aunque todavía no se dicen, "te amo" tampoco era algo necesario cuándo sus miradas, tacto, caricias, decía más que cualquier palabra.
—¿Cómo encontraste este lugar?—Roza su hombro con el del alfa, queriéndolo sentir más cerca de él.
Me sorprendió cuándo se desvió hacía este lugar, es la primera vez que conozco un pueblo como este. Es alegre, con vistas maravillosas y un ambiente relajado. Nadie se le queda viendo a nadie. Cada quién se encuentra inmerso en lo suyo junto a sus parejas, familiares, amigos. Eso me agrada.
Puedo darle besos apasionados a mi querido alfa sin qué él se vuelva nervioso por las miradas, no es que no le guste que lo vean conmigo, no. Lo que no le gusta son las miradas, así no puede disfrutar mis besos porque dice que; "no quiero que te vean poniendo esas expresión adorable y a la vez lujuriosa en tu rostro." Eso expresó no hace mucho.
Agon se puede ver calmado, e inexpresivo pero es un alfa en todo el sentido de la palabra, eso incluye ser un poco posesivo y eso me encanta. En ocasiones suelo molestarlo todo para ver ese lado suyo.
—¿Te gusta?—Respondió con otra pregunta.—Estuve indeciso el venir aquí o solo caminar por ahí mientras se hacía de noche y tener una cena romántica.—Son las cinco en punto de la tarde.
Su cita se está dando en la feria a las fueras de la ciudad, Agon hizo una investigación de que lugar sería bueno para una cita y encontró dicho lugar.
No sólo hay juegos como el barco o la rueda de la fortuna, también había juegos como navegar en un bote a la luz de la luna, entre otra cosas. El alfa creyó que era un lugar lo suficientemente bueno y hermoso para su cita.
—No importa el lugar si estoy contigo.—De tiene su caminar, poniéndose enfrente de Agon.—Dónde sea que estes tú, será divertido y agradable.—Deja un casto beso en los labios del alfa.—Sin embargo, este lugar es muy genial.—Vuelve a tomarse de la mano.
Retoman la caminata que se encuentran dando a la orilla del lago, están esperando que sea más de noche para ir a montarse en los juegos.
—Me alegro que te haya gustado.—Sostiene con sus manos el rostro de Raphael.
Valieron mis esfuerzos buscando un lugar lo suficientemente bueno para disfrutar juntos, él se merece lo mejor de lo mejor y pienso dárselo.
—Quiero perderme en tu hermosa mirada por el resto de mi vida, despertar cada mañana y al despertar lo primero que quiero ver es tu radiante rostro.—Disfrutó de esos bellos labios semiabierto cubiertos con la dulzura del algodón de azúcar.
Me perdí escuchado sus firmes y románticas declaraciones, declaraciones que me tomaron por sorpresa volviendo a mi corazón un loco bailador por esos latidos.
Agon me volverá loco, pero locamente y perdidamente enamorado de él, de sus poco romanticismo, pero cuando lo hace me deja perdido en la dulzura.
—Dulce—Lame sus labios.
Raphael se calentó al ser testigo de esa sensualidad y derroche de lascivida proveniente de su amado alfa, creía que lo estaba seduciendo a propósito.
—¿Raphael?
—No lamas tus labios de esa forma.—Mira a todos lados, al no ver a nadie sostiene la mano del alfa.—Por tu culpa me puse así.
Agon se estremeció y su cuello se sonrojo al sentir la dura erección del contrario, alejado su mano lo más rápido que pudo.
—Sigues siendo tan atrevido y desvergonzado como cuando te conocí por primera vez.
Raphael en aquel tiempo acorraló y manoseo al alfa cada vez que tuvo la oportunidad, en ningún momento desperdició tales oportunidades que le daba la vida. Agon era su tipo, querido tener todo de él y al final logró seducir y obtener el corazón del alfa tímido, en ocasiones e inexpresivo.
—Quién te manda ser tan sensual.—Frota su cuerpo contra el contrario.—El solo verte suspirar me excita, sobre todo cuanto llevas ese uniforme de guardaespaldas.
El alfa cayó en cuenta del porqué el beta saltaba encima de él cada vez que llegaba del trabajo, llevándolo a la habitación dónde sus cuerpos se volvían una de todas las formas que pudieran existir y luego se iban a cenar comida de verdad.
—¿Te gustaría verme con algo puesto en particular?—Apoya su barbilla en el pecho de Agon.—¿Tienes algún fetiche?
Raphael sonrió pícaro al notar el leve sonrojo de Agon, queriendo saber la clase de fetiches que podría tener su alfa.
—No sé si se podría considerar uno.—Sostiene las manos del beta.—Tus manos, me gusta cuando me tocas con ellas, principalmente mi entrepierna.
Decir eso en voz alta fue algo difícil para Agon, es mucho más hablador y obsceno en la cama encima del beta que, cuando está con ropa puesta.
—Vamos.
—¿Qué?—No entendía.—¿Dónde?
Sin saber lo que pasaba ni a dónde se dirigían, Agon siguió ciegamente a su amado beta. Esperado entender lo que estaba por su cabeza cuando estuvieran en el lugar que se dirigía.
—¿Dónde están yendo?—Preguntó Negil detrás de unos árboles.
—¿Dónde crees que vas?
Crisler agarró a su hermano menor por el cuello de su camisa por poco y lo termina asfixiado. No podía permitir que fuera detrás de ese par de tortolitos.
Tenias que estar ciego para no darte cuenta de a dónde se dirigían y a que iban. Sin embargo, solo Crisler se dio cuenta de eso al parecer.
—Es verdaderamente atractivo, ¿verdad?—Señaló, Negil.
Esperaba ver alguien delgado de aspecto pálido, lindo, tímido. Pero, nada de eso. Es un hombre bien formado, coqueto, de timidez no tiene absolutamente nada.
—Sí, superó mis espectativas.—Mi hermanito si que le gustan los mayores.
Creí que seria algún joven recién graduado de la universidad de unos veintitantos, e inmaduro. Pero, no. ¿Puedo confiar en él para que cuide de mi hermanito? Espero que sí, porqué sino tendremos que lanzarlo al risco detrás de la finca.
—Me niego a creer que es mi hermanito quien recibe.
Viéndolo como lo vi desde está distancia el beta es quien tiene más ese aire de dominio en la intimidad y el mando en la relación.
—Y sigues con esa mierda.—Le deja ir un manotazo en los hombros.—No porque tu seas activo significa que los demás lo serán.—Niega con la cabeza.—Es mejor que nos vayamos antes de que Agon. Nos descubra...
El celular de del omega dominante [Crisler] sonó y sonó sin la intención de detenerse hasta que contestara. Al omega no le quedo de otra que sacar su celular del bolsillo y responder.
[Lascivo conejito] era el nombre que aparecía en la pantalla identificado a dicha persona. Crisler dejó que sonara una vez antes de responder la llamada.
—¿Sí, jefe?
—¿Dónde estás?—Una voz ligeramente grave y algo irritada atravesó el oído del omega.—¿Por qué tardas tanto en responder?—Cuestionó.
—Por si se le olvido este es mi día de descanso.—Sonrió con perversión.—¿Por qué deberías de responderle? Tampoco tengo porqué decirle donde estoy, señor.
—¿Quieres qué te despide por insubordinación?—Vocifero.
—¡Adelante, hágalo!—Sonaba enojado, pero sus labios tenía una sonrisa extraña al igual que su mirada dilatada.—Si me disculpa tengo que...
—¡Crisler!
Los dos hermanos se estremecieron al escuchar la voz fría y enfurecida por verlos ahí, cuando les advirtió muy claramente que no lo siguieran o se a tendrían a las consecuencias.
—Maldición...
—¿Crisler?—Su jefe seguía en linea.—¿Con quién estás?
—¿Qué están haciendo aquí?
El omega terminó por cortar la llamada dejado a su jefe con la incertidumbre, para él eso era lo de menos cuando su hermano menor está a punto de romperles la cara.
—Hola, cuñada.
Negil corrió lo mas rápido posible hacía Raphael, si alguien podría librarlo de la irá de su hermano menor ese sería su pareja.
—¿Cuñada?—Terminó desconcertado.
—Soy Negil, segundo hermano de Ango.—Extiende su mano.—Es un gusto conocerle.
—No trates de evadir mis preguntas y quita esa mano sucia.—Alejo con brusquedad la mano de Negil.—Yo, los voy enviar en una caja a dónde mis padres.
Ambos hermanos mayores llevaron su mirada en dirección a Raphael, suplicado su ayuda. El beta sintió escalofríos ver a dos hombres adultos mirándole de esa manera solo por el aura desprendida del cuerpo de su novio.
—¿Qué está pasando aquí?—Es demasiado lamentable las expresiones de esos dos sujetos.—¿Alguien me puede explicar?
Estoy un poco molesto porqué al final no logré encontrar un lugar suficientemente íntimo para tocarnos un poco, por lo que no quedó de otra que regresar a este mismo sitio.
—Raphael.—Suspiro un par de veces.—Quería hablar contigo sobre esto.—Señala a sus irritantes hermanos mayores.—Quería encontrar el momento adecuado, pero ya no se va a poner.—Frunce el ceño.—Él es Crisler, mi hermano mayor. Él otro es Negil, mi segundo hermano.—Esto es justamente lo que no quería que pasara, estos dos están sufriendo de sordera, o, ¿qué?
Sabía un poco de la familia de Agon, sobre su relación con sus padres, que tenía hermanos pero no sabia exactamente cuantos. Agon no habla mucho sobre ello y, yo, no pensaba arruinarlo con eso. Todo a su debido tiempo.
—Mucho gusto. Raphael Wees.—Le entregó a cada uno su tarjeta de presentación.
—No es necesario.—Se las quito.—¿No piensa irse?—Le sobran unas ganas de golpearlos.
Temía que su cita se haya arruinado y sus dos hermanos también estaban concientes de eso, con la culpabilidad al cien por ciento.
—No me importaría que se quedarán con nosotros.—Sostiene la mano de Agon.—Solo hasta que el reloj de las seis. ¿Sí?
Agon llevó su mirada al reloj de su muñeca izquierda, faltaba media hora para eso. Era mucho tiempo pero de igual manera estuvo de acuerdo, no estaría mal que los acompañen de todas maneras ya hicieron más que solo el ridículo.
—Bien, vamos.
—Sí.
‹¿No seremos una vela?› Se preguntaron ambos hermanos, pese a eso siguieron de cerca a la pareja. Al parecer tenía pensado subir algún juego y divertirse un rato.
Así fue, no hablaron de ninguna cosa. Ellos solo se divirtieron sacado ese niño que aún llevan dentro, subieron en pareja a los carritos chocones. Chocaban con la intención derribar al contrario como si su vida de pendiera de ello.
Agon se sintió feliz tanto así que no para de mostrar su sonrisa, jugar como si todavía fueran niños infantiles le hizo recordar su niñez, infancia, con sus ruidosos hermanos mayores, difunto hermano menor.
Mientras Negil conducía cómo loco, Crisler trataba de tomar un vídeo para enviárselos a sus padres. Quería que también vieran la felicidad de su tercer hijo, que no se preocuparan que Agon se encuentra en buenas manos.
No cabía la más mínima duda de que Raphael, está locamente enamorado de Agon. Bastaba con solo verle mirando a Agon para darte cuenta de su amor por el alfa.
—Lamentamos haber actuado de esa forma.—Ambos se disculpan sinceramente.
—Solo queríamos conocer a la persona que logra hacer sonreír tontamente a nuestro hermano menor.—Confesó, Negil.
—Podemos ver que eres una persona excepcional y tú amor por nuestro hermano menor, es realmente genuino.—Concluyo, Crisler.— Nuevamente me disculpo por irrumpir su cita. No iremos ahora.— Sonríe.—Los estaremos esperando en la finca cuándo decidan ir.
—No era necesario que se disculparan.—Abraza de la cintura al alfa.—Puedo entender sus preocupaciones, es lógico cuando Agon es tan adorable y un poco ingenuo.
Los hermanos asintieron en acuerdo a las palabras de su cuñada, pensado al mismos tiempo que Raphael les está agrado todavía más.
—Ya váyanse.
—Sí, sí...
—¡Crisler!—Su mirada almendra dorada se suavizó al caer sobre la figura que había estado buscando desde hace un buen rato.
El Omega se estremecio al escuchar esa voz que podría reconocer a miles de kilómetros, sin importar cuán cansada se escuchará.
—¿Jefe?
Crisler se quedó estático al ver la apariencia de su jefe, ese hombre con músculos firmes y una magnífica ancha espalda. Bien medía 1.90 de altura, atractivo e imponente parecía que había escuchado alguna mala noticia, su expresión asustada lo decía todo.
Su camisa de vestir celeste con las mangas hasta la codos exponiendo sus brazos como dos troncos con raíces y sus grandes pectorales, se encuentra muy ajada y mal abotonada.
Eso no era todo mal arreglado, su cabello carmesí que suele llevar peinado perfectamente hacia atrás, en estos momentos es todo un desastre se encuentra goteando agua cayendo hacia abajo cubriendo las cinceladas cejas pronunciadas.
—¿Qué fue esa discusión?—Deja caer sus manos temblorosas en los hombros del contrario.—¿No te pasó nada?
—¿Qué?
No entendía nada de lo que estaba pasando, en el momento en que me contre con esa mirada dorada fría pero mostrado una inmensa preocupación, algo en mi se agitó y no precisamente mi entrepierna.
—¿Qué hace en este lugar? Mejor dicho, ¿cómo me encontró?
—Eso es lo de menos, ¿estás bien?
—Sí, ¿por qué no lo estaría?
¿Dónde se fue ese hombre altanero? ¿Dónde está esa mirada que te ve como si estuviera viendo basura?...no me agrada que se vea así, puede hacerlo cuando estemos solos, pero en público no. No le permito que muestre esa expresión a los demás, necesita ser castigado mientras me mirá frialdad.
—Mientras hablamos escuché una extraña conversación, creí que estabas en alguna situación por eso vine.
‹¡Maldita sea!› Crisler maldijo en su mente al mismo tiempo disimuladamente, llevó su mano a su pecho. Eso no le agradó, esos latidos no eran de su agrado escucharlos.
—Me disculpó por no de volver la llamada y preocuparlo, solo fue una discusión con mi pequeño hermano...
—¡Quién estaba preocupado!—Se exaltó volviendo a su habitual yo, ese alfa e intimidate con esa mirada que ve a todo con desprecio.—Deberias de limpiarte los oídos, ¿debo preocuparme? Es mi seguridad la que está en peligro contigo al frente.
Crisler tuvo que incrustar sus uñas en su pierna para no poner una expresión de pervertido, mientras los demás se encuentra perdidos pensado que el jefe de Crisler es un alfa medio Tsudere.
—Y no viene aquí por ti.—Aclaró.—Solo pasaba por aquí y pensé que no estaba mal venir a confirmar que mi guardaespaldas no estaría herido porque tiene trabajo que realizar mañana.—Miro inexpresivo a cada uno de ellos.—No quise ser descortés, con permiso.—Sin importa como se veía el se fue con elegancia.
No obstante su rostro se tiño de rojo al momento de darles la espalda, maldiciendosé por ver realizado una escena enfrente de los hermanos de Crisler. Lo peor fue cuando se dió cuenta como iba vestido.
—¿Ese es tu jefe?—Crisler comentó que tenía unos 37 años, pero está tan bien cuidado que parece se unos 28 años.
—Sí.—Fulmina a Negil.—¿Quieres que te saqué los ojos?—Sabia lo que estába por decir su hermano.—Te vas solo.—Vuelve a ver a la pareja.—En verdad lo lamento.—Fue detrás de su jefe, de este castigo no se libraba.
Algo raro pasa entre ellos dos pero no me importa por el momento, cuando vaya a la finca se lo sacaré a golpes si es necesario.
—Vayamos a subirnos a los botes.—Suspiró.
—Bien.—Sonríe.
—Lo siento por todo eso raro que tuvimos que ver, ellos dos siempre sn así de vergonzosos.
—Veamos el lado positivo, está será una de nuestras citas que nunca podremos olvidar. Será la más especial y rara que hayamos tenido.
—¿Es así?—Su mirada se deslumbró con la sonrisa de Rhapael.
—Sí. En verdad me estoy divirtiendo.
Caminó de la mano con su amado alfa sin importar los momentos extraños que han ocurrido frente a sus ojos, este día y noche sigue siendo fenomenal nada podría arruinar su cita. Nada.
Al subir al bote bajo todo se sintió romántico, no había otra luz que no fuera el de las estrellas en ese cielo azabache arriba de sus cabezas.
—Te amo.—Confesaron al mismo tiempo, sonriendo con complicidad.
La parejita disfruto de un beso inocente, entrelazado sus manos al igual que lo hacía sus agitados y muy emocionados corazones.
Nota. 🤍
El próximo capítulo es el final de los extras de Agon y Rhapael. 🤧
Ya que tengo pensado en hacer la historia de Adair y Angi, aún no me decido en si debería hacerle extras. Si escribo sobre ellos, partiré desde el momento en que se conocieron. Por eso estoy pensando en si le dedico unos extras o no ya que tendrán su historia. ¿Ustedes que piensan?
Att; Yessi.A
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