capitulo 49

Bajo la luz tenue de esa opaca pero espléndida atardecer, sobre el césped rodeado de tantas y hermosas flores desde tulipanes a margaritas. Se encontraba Ishaan, distraído viendo el cielo pintado de esos colores poco visibles.

Estaba asombrado e admiraba el día, como ahora 24 de diciembre, estuviera un poco despejado en vez de estar lloviendo o nevado a esta hora.

Quizás la tarde estaba así de linda porque hoy ha sido un sube y baja de muchas emociones. Ver caminar por sus propios pies sin muletas a Fernando, fue felicidad pura para cada una de las personas que viven con familia Zat.

Lo primero que hizo fue ir a caminar a los alrededores de la mano de su alfa, como en los viejos tiempos. Apreciado todo como si fue la primera vez que lo ve en mucho tiempo, y era así. Tenía tanto tiempo sin respirar pacíficamente.

Sin embargo no se fueron solos, Ango y Raphael iba con ellos, como médico no podía dejar que su paciente sufrirá un accidente, hasta que vea que ya no es necesario su presencia, se marchara. Y Ango fue con ellos para proteger su seguridad.

Ishaan disfrutaba de ver a sus padres, felices. Sonriendo uno al otro locamente enamorados, como dos adolescentes conociendo los placeres de la vida.

Ishaan también veía todo de forma diferente, poco a poco se fue acostumbrado a caminar entre la multitud, tomando la mano de Dewei, siempre. El alfa mayor le fascina caminar de la mano con Ishaan, presumirlo y que las personas vieran cuán feliz se encuentra los dos.

Desde hace dos semanas atrás, Dewei se propuso a tener muchas citas con su amado esposa, visitar lugar que en su momento les hubiese encanto y que se les fue privado a causa del enfermo de Dionisio. Si embargo, ahora eso es cosa del pasado, ya han olvidado que una vez existió ese monstruo que una vez creyeron que sería invencible.

En la mansión Zat, solo se respira felicidad. Los días triste y doloroso se había esfumado de sus vidas, para el ahora, presente, futuro, solo vendrán cosas buenas.

—¿Ya no te gusta Dewei?—Preguntó mientras veía la rosa amarilla sostenida sensualmente entre sus dedos.

Había querido preguntar esto desde hace mucho tiempo, pero no sabía como hacerlo sin ponerle las cosas incómodas. Solo siento que es injusto que Jaylen, vea cuán felices somos, cuando él tiene un amor no correspondido por mi esposo.

Es muy irónico, al principio creí que me odiara por ser el esposo de Dewei, o de que yo, me iba alejar para que fueran felices. No obstante, todo salió y terminó completamente diferente a lo que imagine.

Jaylen resultó ser una gran persona y las personas que yo creí buenas, era malas. Como por ejemplo; Esau. Creí ciegamente en él, me engaño a la perfección en las dos ocasiones, sin amnesia y con amnesia.

No sé a dónde se fue u lo llevó mi cuñado Adair, no me importa, sea lo que le haga se lo tenía merecido por ser un vil mentiroso, bastador sin escrúpulos. Cada quien recoge o cosechas lo que siembras. Así es la ley y el karma de la vida.

—¿Por qué lo preguntas?—Le responde con otra pregunta, sin dejar de mirar hacia al frente y movimiento sus manos para mojar su pincel con los diferentes colores.

Jaylen comenzó a pintar a Ishaan, desde hace unos días. La forma en que retrata hasta el más mínimo detalle de ese brillo en esos ojos verdes, o los colores de su alrededor es magistral.

—¿Me dejarás en camino libre si digo que sí?—Bromeó.

Si no tuviera unos padres tan buenos como los míos, rectos que me haya enseñado los valores y señalar mis errores de lo que está bien o mal, ¿que hubiera pasado entonces? ¿Tomaría la misma desición de dejar libre a Dewei? Si, lo haría. La dignidad ante todo.

Antes de ser un Omega, soy una persona que merece respetó y respetar a los demás. Solo si se lo merecen porque no estoy para tolerar a personas déspotas.

¿Quieres morir?—Preguntó con esa sonrisa sanguinaria.—Ese alfa es mío y solamente mío—Declaró con frialdad y posesividad.

Jaylen cubrió su nariz, ese olor a vainilla y coco le causó irritación en su nariz. Eran feromonas de advertencia con sed de sangre, el omega se dio cuenta que no debió bromear de esa forma.

Este par de locos sé complementan a la perfección, tanto Ishaan como Dewei son unos posesivos cuando se habla de uno de ellos. Que bueno que me aleje antes de que perdiera mis manos o otra parte de mi cuerpo.

—Bajarle a tus feromonas—Chasquea su lengua—Me estás desconcentrado, si lo arruinó ya no podré seguir con una nueva—Dewei se pondría como loco.

Quería pintar a Ishaan solo en ropa interior, plasmar su belleza de una manera extraordinaria, más cuando su pancita se ve así de bonita. Pero no, Dewei se puso como loco y por poco y me quedo sin mis extremidades. Fue aterrador.

Todo un loco, solo fue una sugerencia. No fue para que se pusiera así, no es como si quería ver de esa manera a Ishaan, por motivos personales, no. Era solo por trabajo, sin embargo Dewei se imagino cosas completamente fuera de lugar, él y sus celos.

—Respondiendo a tu primera pregunta—Mira esos ojos verdes limón—No, Dewei dejo de gustarme hace mucho.

No era una mentira y tampoco quería calmar los pensamientos de Ishaan. Jaylen en verdad dejo de ver esa manera a Dewei, a sus ojos solo es un gran amigo como en los primeros años en los que se conocieron.

Solo tenía que mantenerse firme en sus metas futuros y dejar lo que le hacía daño. Superar era un poco más fácil que olvidar, de igual manera es un buen comienzo y jamás volver a mirar hacia atrás.

—¿Ya estás más tranquilo?—Volvió a realizar su trabajo—¿Tenias miedo de que él se fijara en mí...? ¿De qué te ríes?

Ishaan había dejado salir una ruidosa carcajada, eso de alguna manera ofendió a Jaylen, era como si estuvieran diciendo; ¿De verdad lo creés?

—Me disculpo—Limpia las esquinas de sus ojos—No pude evitar reírme—Lleva su mirada en dirección a los claves amarillos—Tal vez sea narcisismo o arrogancia quizás, pero Dewei solo tiene ojos para mí.

Las dificultades que vencimos, superamos, dice más que mil palabras. Podremos olvidarnos cuantas veces sean, al final volveremos a donde permanecemos y eso es; uno a lado del otro.

—Me gustaría decirte que sí, que es narcisismo pero no. Ese alfa lunático está súper perdidamente enamorado de ti—Con el rabillo de sus ojos, ve entre los arbustos de las flores. Ahí se encuentra Dewei, espiando—Aparte un desagradable pervertido—Le tiró una piedra.

La posición de Dewei se vio comprometida, no le quedó de otra que salir de su escondite. Ishaan solo sonrió ampliamente, había sentido la presencia de su esposo, desde hace un buen rato, desde el principio quizás.

—¿Ya terminaron?—Gatea por el césped para llegar junto a Ishaan.

—Me das vergüenza—Jaylen niega con su cabeza—¡¿Dónde demonios quedó tu dignidad?!—Limpia sus pinceles.

—Con mi amado esposa, esa dignidad se esfuma...Agh—La oreja de Dewei, fue mordida ferozmente.

—¡Soy tu esposo!—Lo mirá todo molesto.

—Sí, sí—Sonríe al mismo tiempo que muerde suavemente esas bonitas mejillas.

—Ahora más que nunca estoy seguro que hice lo correcto en enterrar ese amor bajo tierra—Suspiro aliviado.—Gracias a Dios....¿Qué haces aquí?—Ve con desagradó a Cari—¿No te habías ido a tu casa?—Deja de verlo.

Cada vez que vengo a visitar a la familia Zat, este tipo se encuentra aquí, ya sea comiendo o merodeando alrededor mío ¿No trabaja? ¿Como es que sigue vistiendo esas ropas finas? Seguro el señor Zaid es quien le ha de ayudar, ¿supongo?

—Mi hermano le pidió al maestro Adair, si podía quedarme a pasar este día festivo. Él estuvo más que de acuerdo—Ayuda a Jaylen con las cosas—¿Por qué te molesta mi presencia?

El maestro Adair es un hombre elegante, pero también un poco extraño, no de mala manera solo siento que hay algo en él que dice que tenga cuidado, más cuando una vez intenté hablar con Agni, su guardaespaldas.

Solo quería preguntarle algo simple con respecto a dónde poder ir si me sentía aburrido, en ese instante sentí que algo atravesó mi espalda.

—Si lo sabes no me hables y no toques mis cosas...¿Uh?—Mierda mis piernas se durmieron.

—¡Cuidado!

Cari tuvo la ligereza de evitar que Jaylen, cayera al suelo. Sus manos sostuvieron la delgada y sexy cintura del omega, estremeciendo a Jaylen sin poder evitarlo, él es sensible tanto de su cintura, cuello, hombros.

Los dos alfas cómo si estuviera viendo una película, los ven detenidamente, esperando el siguente movimiento si, ¿Será sorpresivo o lamentable?

Quiero empujarlo para no tenerlo tan cerca, pero en verdad mis piernas no responde. Estuve mucho tiempo sentado en el suelo.

—¿Te encuentras bien?—Preguntó sin la intención de soltarlo.

Jaylen retuvo las palabras que estaba por decirle, los pequeños copos de nieve cayendo sobre Cari, fue muy hermoso de ver para alguien que ama el arte. En la forma que esos copos pintaba de blanco ese cabello y en belleza la atractiva aparecía de ese beta, hipnotiza por unos segundos al malhumorado Omega.

—Estoy bien—Responde sin dejar de verlo—Gracias—Sabia que si no lo hubiese agarrado a tiempo, esa caída le hubiera dolido mucho.

Cari se sorprendió por ese repentino agradecimiento, desde un principio estaba esperando ser empujando e incluso pateado por sostener la cintura de Jaylen, alguien que piensa que no lo puede ver ni en pintura.

—Eso es bueno—Lo suelta—Los esperaré adentro—Con su rostro sonrojado, levantado los pinceles entre las otras cosas del Omega, yéndose asi sin más.

¿Eh? ¿Que fue eso? ¿Vi mal? No. No creó que lo haya visto mal, estoy seguro que ese sonrojo no fueron alucinaciones. ¿Él también puede avergonzarse de esa forma?

Jaylen ni siquiera se había dado cuenta que en sus labios, tenía una leve pero muy visible sonrisa juguetona. Le había parecido divertido ver así al Beta, pensado en como haría para volver a ver esa expresión.

—¿De qué te estás riendo?—Dewei levanta su ceja—Cuenta el chiste, también queremos saberlo. ¿Verdad, amor mío?—Besa la nuca de Ishaan, sus manos abrazan fuertemente a su esposa.

—Dejen de decir tonterías—Vuelve a poner un semblante serio—Mejor ayudarme antes que neve más fuerte y terminé arruinando mi trabajo.

Con grandes zancadas llegaron a la puerta principal, se adentraron al interior hasta llegar a la sala, no vieron a Adair por nigún lado. Él no había salido a trabajar.

No lo buscaron ya que sabían que en ocasiones el beta se iba al despacho a revisar unos cuantos papeles y luego vuelve a bajar.

No había ido a trabajar, pero eso no significa que no este siendo de este día un dia super productivo con respecto a realizar diferentes "ejercicios"

Como por ejemplo: Ejercitar sus caderas mientras embiste sucesivamente el interior de Agni, quién se está apoyando su pecho sobre el escritorio, con sus manos atadas tras sus espalda, trasero expuesto y un bosal en su boca.

Con esa mirada que pide más cada vez que el beta, empuja hacia las profundidades el hielo que anteriormente había sido deslizado por ese pequeño y obsceno lugar.

Le enloquece sentir como se derrite cada vez que ese duro miembro, lo toca y esa fría agua estremece su ser hasta el punto en tener grades y placenteros espamos que debilitan sus temblorosas piernas.

Adair lo jala por el cabello al mismo tiempo que sale de ese agujero y vuelve a traer con ferocidad, siendo tragado y apretado para que no vuelva a salir.

Una sonrisa oscuridad apareció en los sádicos labios del beta, quién tiene una apariencia despeinada, ropa a medio quitar. Sin embargo, lo hace ver bien, todo un semental.

Le quitó el bosal y las ataduras de las manos al alfa, girandole para quedar de frente, viéndose uno al otro con esas miradas deseosas por sentirse más.

—Aamgh~

Agni gimió ruidosamente por la brusca embestida que por poco y toca su ronca garganta, el miembro del beta se hundió demasiado pronto.

Adair con una sonrisa juguetona, beso los labios de Agni. Este se agarra de los hombros del beta, arañado de vez cuando porque se encuentra tan sudados que sus manos en ocasiones se deslizan.

—Correrse dentro de mí—Suplicó con desespero—Llenarme por favor, maestro—Cruzo sus piernas en la cintura del beta, evitado que se escape.

—Que atrevido—Abofeteo tres veces seguidas las caderas del alfa—¿Mírate como te contraes por unos simples golpes?—Sonríe con esa mirada de loco—Lo dejaré salir todo—Mordió sin piedad el hombro del alfa.

—Aaahg~—Maldición que bien se siente, sentir sus dientes rompiendo mi piel es tan malditamente caliente.

—Si dejás salir tan sola una gota, te castigaré sin tocarte por una semana—Advierte e embiste sucesivamente.

Agni solo puede gemir, temblar emocionado al ver esa mirada lasciva en el rostro de su maestro. Sintiendo como su trasero se contrae por ese semen caliente derramando en su interior.

Fue una descarga muy grande y temía no poder tenerlo todo, sin embargo no iba a darse por vencido. No puede estar un solo día sin que su maestro no lo toque.

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