capitulo 37
Nota 🤍
Si encuentran errores ortográficos, dejármelo saber en los comentarios 😥
Att: Yessi.A
Los brillantes ojos amarillos tienen una mirada y una sonrisa dulce al observar cuidadosamente al joven que yacía en sus brazos descansando luego de esos apasionados días, donde se juraban amor eterno con sus corazones, cuerpo y alma.
Hermoso, se ve tan hermoso durmiendo de esa manera, tan relajado sin preocupaciones o su ceño fruncido, ya no hay nada de eso en su bella expresión.
Sus labios tienen una linda sonrisa, ¿Con que estará soñando? ¿Estoy en sus sueños? Tiene que ser un sueño hermoso, solo eso explicaría el porque tiene esa sonrisa aún cuando sigue durmiendo.
¿El alfa en él le estará mostrando los buenos recuerdos? Recuerdos de cuando nos conocimos primera vez y nos amábamos como lo hacemos ahora. Volvimos a reforzar todavía más esos inmensos sentimientos que nadie jamás podra borrar por dificultades que lleguemos a tener.
Dewei acaricia el cabello plateado de Ishaan. Sonríe dulcemente al ver las marcas en su propia piel y en la piel del más joven. Más cuando tocó la mordida en el cuello de Ishaan y luego tocó la de él. Una sonrisa más brillante se formó en sus labios.
Le pertenezco por completo a mi amado alfa, esposa. Voy a buscar los lugares más bellos a los cuales iremos en nuestras futuras citas. Tenemos que realizar muchas cosas en pareja, sin miedo a nada, ya no tenemos porqué ocultarnos de nadie.
Le ayudaré a mi Ishaan, a salir poco a poco para que no tenga esa incomodidad con la multitud. O sino, solo tengo que rentar para nosotros dos, a los lugares que el quiera visitar. Voy a complacer todos y cada unos de sus caprichos o deseos.
Dewei descubre un poco la frente de Ishaan, moviendo hacia los lados el flequillo del más joven. Él quería plantar unos cuantos besos en esa bonita frente y esas rosadas mejillas. Estaban así, porque Dewei la noche anterior, quería comerlas como si fueran unos ricos bollos al vapor.
Ishaan soltó un pequeño quejido, pero sus labios seguían teniendo una sonrisa. Abrazo con más fuerza el cuerpo desnudo de Dewei, al mismo tiempo que esconde su rostro en el pecho del mayor. Seguía dormido pero inconscientemente sabía que, Dewei le estaba dando unos agradables mimos.
—Joven maestro, ya llegamos—Le informa Ken, trayéndole devuelta a la realidad.—Me disculpó si lo desperté.
Dewei se había sumerjiedo en los recuerdos de está mañana mientras, Ken conducía por una desolada carretera hacía su destino, un lugar completamente deshabilitado.
—No dormía—Su mirada es mucho más fría.
Lleva un traje negro pegado a su cuerpo de dos piezas. Más un abrigo gris que es sostenido por sus seductores hombros. Los botones de esa camisa dejan ver un poco de ese fornido pecho, le queda muy ajustada tanto así, que los botones podrían salir volando en cualquier momento.
Antes de bajar del auto, subió las mangas de su camisa hasta los codos, por último se puso unos guantes negros. El clima esta frío pero esos guantes eran para no ensuciarse las manos por lo que hará acontinuación.
—Vamos—Se dirigen hacia adentro de esa bodega construida a la mitad de la nada.
El interior no es del todo malo, Abriella había hecho de todo para que fuera habitable ya que no sabía cuánto tiempo se quedaría cuidando de los miserables que se encuentra en la otra habitación de lado, la de las torturas.
—Buenos días, joven maestro—A bosteza.—Lo esperaba un poco más tarde—Muerde una tostada con mantequilla de maní.
En sus manos llevá un fierro y en la otra una tostada, era de las personas que podía estár castigado a una persona y al mismo tiempo alimentarse, no le causaba asco el ver sangre entre otras cosas.
—Veo que te estás divirtiendo. Tienes una mancha de sangre aquí—Señala su mejilla izquierda.
—¿Cómo puedes comer mientras haces lo que sea que estés haciendo?—Pregunta Ken.
—De esa manera es más divertido, eso también es una tortura, ¿Sabes?—Sonríe—Para alguien que solo está a basé de sueros y alimentos nada agradables, ver una tostada debe de causar un deseó de poder comerla que hasta babean cómo perros.
Pero ese maldito es muy duró, Dionisio ni siquiera pone una mirada de anhelo por comer algo así de agradable, ese tipo sigue teniendo esa mirada altanera sin importar cuánto daño le cause.
—¿Dónde está?—Le quita el fierro—¿Cómo se está portando?.
Mira la sangre que se encuentra en dicho fierro, pensado en que tiene que ponerlo en el fuego hasta que se vuelva a naranjado para luego ponerlo sobre la piel de cierta escoria.
—Se encuentra en esa habitación—Señala la puerta de enfrente—Sigue teniendo esa mirada arrogante, y eso que le hecho sufrir mucho.
—Comprendo—Terminemos con ésto, tengo que ir con mi esposa, le prometí que llegaría a tiempo para almorzar juntos.—Veremos por cuánto tiempo la sigue teniendo—Dejo su abrigo sobre la silla.
Le pregunté si quería venir conmigo, si quería hacerle pagar a este maldito. Pero el me dijo que no, venir a este lugar sería como darle una recompensa a Dionisio. Y él no quería eso, tampoco quería ver ese maldito rostro.
Solo me dió instrucciones específicas de lo que le hiciera, de como hacerlo sufrir lentamente, y su alfa interior también me dió unas cuantas ideas.
—No es necesario que entren—Pone una de sus manos en la manija de la puerta—Esto es algo entre él y yo—Deja al descubierto la gargantilla de la medida luna. Sabía que Dionisio la reconocería al instante.—Ken, pon al día de lo sucedido en estos últimos días a, Abriella.
—Entiendo.
Dewei cerró la puerta, su mirada se fue directamente a Dionisio, este estaba sentado en una silla con los pies encadenados y su cintura atada a la silla con cinta adhesiva. Rostro demacrado más pálido de que una hoja de papel.
Una sonrisa burlona apareció en los labios de Dewei, mientras camina hacia adelante con elegancia. Dionisio lo vio con odió. Mostraba cuánto deseaba estar suelto y de esa manera matar a Dewei.
Dionisio ya había perdido seis uñas de los pies, tres de cada pie. En su pierna tiene escrito depravado psicópata, eso fue escrito con una cuchilla y luego quemada para detener el sangrado, desinfectada para que no se pudriera.
Tiene más de 10 latigazos en la espalda, muñecas cortadas. Estuvo apunto de morir pero detuvieron el sangrado a tiempo y curaron las muñecas.
Abriella fue quién hizo todo eso por órdenes estrictas de Dewei, ella se sorprendió un poco al escuchar tal pedido, de igual manera lo realizó perfectamente.
—Te vez muy bien—Hablo con sarcasmo—Tendre que subirle el sueldo a, Abriella. Ella hizo un excelente trabajo—Dejo el fierro en el fuego—Esas pirañas se ven más gorditas—Golpea con suavemente con sus dedos el vidrio de la pecera en la que se encuentra.—Les ha encantado tu repugnante sangre, solo espero que no les de indigestión.
Con una expresión y una mirada imponente, Dewei da vueltas al rededor de Dionisio, quién lo está viendo como perro rabioso al cuál quiere morderle la garganta.
—¿Quieres decirme algo?—Le dejó ir un tremendo puñetazo en el abdomen.
Dionisio gimió de dolor, ese golpe le había fracturado una costilla, estaba muy seguro de ello. Había escuchado a la perfección ese ruido, aparte dolía como el infierno y sus ojos se tiñen de un rojo.
—Es agradable ¿Verdad? Se siente bien golpear a alguien que no se puede defender. ¿Así es como te sentías al torturarlo?—Solto otro puñetazo, esta vez fue en rostro de Dionisio.—¿Desbistes de sentirte su dueño al verlo sufrir de esa manera, maldito bastador?
Dewei siguió golpeado una y otra vez. El cuerpo de Dionisio se había convertido en su sacó de boxeo, cada puñetazo lleva la desesperación de Ishaan, la impotencia.
Maldito, te sientes confiando solo porque me encuentro atado, jamás hubiese podido conmigo si no hubieras usado esos trucos. Tuvo que esperar a que no pudiera defender para poder actuar como lo está haciendo ahora. Podrá ser un gran luchador, pero sigue siendo inepto.
No debí de dejarlo vivo en aquel entonces, ese fue mi más grade error, tuve la oportunidad de matarlo y la desperdicie. Creí que al perder la memoria jamás volvería a buscar a mi Ishaan, y Ishaan nunca le diría sobre su relación por miedo a que yo, le hiciera algo.
La mirada de Dionisio se tornó negra al ver la gargantilla que cuelga del cuello de Dewei. Cómo un animal empezó agruñir con ferocidad. Había recordado que en aquel entonces, busco y busco para usarla pero jamás las encontró. Las quería porque le pertenecían a Ishaan.
—¿Oh, la reconoces?—Deja de golpearlo—Hermosa, ¿Verdad?—Sonríe al verla—Es un regalo que con tanto esmeró, mi Ishaan protegió para que algún día, ambos pudiéramos usarlas, como la pareja de casados que somos y que nos amamos mucho.
"¡Él no es tuyo, no te pertenece! ¡Yo lo conocí primero, fue a mí, ha quien le sonrió dulcemente! Él es mío, mío. No puedes quitarme algo que no te pertenece." Es lo que grita la mirada de Dionisio.
—Me gustaría sacarte esos ojos, pero sería un desperdicio ya que no podrías ver la felicidad en la que vivirá mi esposa, de la cuál nunca fuistes y ni serás parte de ella.—Le quita bruscamente la cinta que cubría su boca.
—¡Él no es tuyo!—Exclamó con furia.—¡Eso que usas también e mío, tenía que ser mío!
—Jaja—Sonrío con burlas—Tienes la manía de delirar—Dio la medía vuelta, vio arder el fierro que está por sacar del fuego—Él no es una cosa, no le pertenece a nadie, solo se pertenece así mismos. ¡Despierta maldito lunático!
—¡Aaahhg!
El olor a carne quemada fue inhalada por Dewei, causado repulsión. Quería vomitar por el hedor, tan asqueroso como el de dueño.
—Liberarme y veremos si todavía puedes contra mí—Desafia—¡Nunca haz podido y nunca podrás contra mí! Yo fuí el primer quién tocó su piel, fuí su primera experiencia al tocarla la piel de otra persona. Eso jamás podra ser borrado, estás tocando lo que ya fue tocado por....¡AGH!—Volvió a ser quemado pero está vez, fue su boca.
Ardía, dolía mucho, Dionisio sentía que sus labios están apunto de desprenderse y caer al piso. No podía hablar por lo entumido y el desbordante dolor.
—“Me disculpo”—Le da una mirada fría—Tus palabras me estaban aburriendo y no encontraba la manera correcta de callarte. No eres nada para él, mucho menos su primera experiencia. A sus ojos solo eres un depravado, él cuál debe desaparecer para que dejes de contaminar el aire. Cuando mueras ni siquiera abra alguien que te recuerde, quizás solo tus bastardos padres.
Su mente se vuelve cada vez más retorcida, ni siquiera muestra una pizca de remordimiento, nada. Sigue pensado y afirmando que solo él está en lo correcto.
—Y te equivocas en algo. Yo puedo contigo de todas maneras, aún si estuvieras libres. El que nuca ha podido conmigo, eres tú. Siempre usado artimañas sucias para alejarme de mi esposa. Quizás en su momento lo lograste y creíste a ver ganado, pero nunca lo hicistes. Nuestro amor siguió y seguirá arraigado en nuestra alma, así olvidemos todo o muramos, de igual manera seguiremos amándonos.
—Nunca podrá entregarse a ti, sin recordar mis caricias....¡Aaahhg!
Dewei colocó el fierro caliente en la entrepierna de Dionisio, esa cosa fue quemada de la manera más horrible posible, cabía la oportunidad de que pierda la sensibilidad en esa parte.
—No llores, de todas maneras no lo necesitarás a dónde estarás yendo en poco tiempo. Y mirá—Descubre su cuello.
La irá era más fuerte que el inmenso dolor que estaba sintiendo en estos momentos. No podía creer ni aceptar lo que sus ojos estaban viendo.
—¡Mentiras! ¡A saber con quién dormistes! De seguro fue con ese tal Jaylen....¡Aagh!—Otra vez, ese lugar fue quemado por ese fierro caliente.
—Mi esposa, él es mi alma gemela. Nacimos para estar juntos, y seguiremos estando juntos ya sea en está o las otras vidas que estén por venir.
—¿Que?—Mis oídos estaban zumbando, no sentía mis extremidades. No quería creerle, no era cierto.—¡Imposible! ¡Imposible! ¡Tú no puedes ser su alma gemela, no puedes!
Su mirada arrogante se está viniendo abajo, están entrado en una terrible desesperación. No aceptaba que Dewei, tuviera tal privilegio, él había soñado tanto con eso. Deseó muchas veces ser él, la alma gemela de Ishaan.
—¡Pobre iluso!—Esparce sus feromonas, unas tan frías y severamente asfixiantes—Creías que tú, un día serías su alma gemela...jajajjajajaj—Sonríe burlón—Aparte de enfermo, payaso. Cada día más peor, bastardo—Soltó un puñetazo en el pecho.
Quiero destrozarlo y no dejar nada de él, ni siquiera sus cenizas. Pero no debo de ser impulsivo, Dionisio tiene que sufrir por muchos años, por ahora me conformaré con golpearlo hasta que mi irá baje un poco.
Dewei siguió golpeado a Dionisio, tan fuerte que podía escuchar los huesos rompiéndose. Pero no se detuvo, siguió golpeado hasta que, Dionisio terminó por desmayarse con una expresión agonizante.
—¡Despierta, despierta!—Abofetea el rostro ensangrentado de Dionisio—¡Abriella, trae al médico!
Joder, hay muchas gotas de sangre en mi ropa, tengo que quitar el hedor a pudrición de mi cuerpo. Mi Ishaan no debe de verme así. Lo bueno que traje otra ropa idéntica a esta. Tendré que bañarme.
—Aqui está el médi...co—Ken jadeó al ver la escena sangrienta, quería vomitar hasta lo último que había comido, hoy en el desayuno.
—Ve a prepararme el baño—Mira a, Abriella—No permitas que muera, todavía no he sacado ni la cuarta parte de mi furia en él.—Ella solo asintió.
Dewei salió de esa habitación, estaba muy ansioso por volver a los brazos de su amado, quiere sentir su calor, sus cálidos besos y abrazos.
—Aló—¿Quien será?
—¿Joven maestro Dewei Zat?—Pregunta.
—¿Sí?
—¿La recompensa sigue en pie?
—¿Los encontró?—Su corazón empeza a latir con nerviosismo y ansiedad—Como ya dije, la persona que los encuentre primero, ganará la recompensa.
—Venga al hospital xxx de la ciudad "M" y confirme si esa es una de las personas que buscas.
—¿Solo una? ¿La otra?
—Se dice que.....la otra persona murió en la sala de operaciones, mientras suplicaba que salvarán a la otra persona inconciente y lloraba por su hijo.....los médicos expresan que no sufrió, fue una muerte pacífica.
—Entiendo, viajere mañana a primera hora, nos vemos en ese hospital. Enviarme la dirección exacta—Finalizo la llamada.
Muerte pacífica, eso no fue pacifico. Debió sufrir mucho el saber que no podría volver a ver las personas que tanto amaba.
Dewei se sostuvo de la pared, su mirada es dolorosa. Estaban casi seguro que, esas personas son las que busca. Golpea la pared con frustración e impotencia. Tenía la esperanza de que ambos estuvieran vivos, pero al parecer solo uno tuvo dicha suerte o mala suerte porque tendrá que vivir con la agonía de que perdió a la persona que más amaba.
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