+18 capitulo 44

La expresión jadeante con hilos de plata salistes de las esquinas de esos he hinchados labios y esa mirada perdida, es una belleza inigualable. ¿Quién diría que un hombre serio como Agni, podría poner tal expresión con unos simples azotes de su maestro?

Todo el era un gatito sumiso bajo el cuerpo de Adair, un gatito grande que hacía enloquecer y sacar la perversión escondida en lo más profundo del interior del beta.

-¿Te sentiste halagado de ver cómo te intentaba seducir?-Lo jala de cabello hacía atrás.

Agni se estremeció por el repentino jalón, había sido brusco pero en vez de dolor, lo hizo sentir bien. También que deseaba que su maestro, siguiera tirado con más fuerza.

-¡Responden!-Con su palma azotó las rojizas caderas del alfa.

-¡Uhg!

Mi piel se siente caliente, arde cada vez que su palma se estrella contra mi piel. Lejos de sentirse incómodo se siente bien, lo sé, quizás tenga algún tipo de enfermedad por sentir placer al ser sometido o humillado por mi maestro.

Pero todo esto no es algo que quiera o pudiera ser con alguien más, es una pasión, deseo, que solo despierta con los toques de mi maestro.

-¡Aaahh!-Sobre la espalda de Agni, caí esperma de candela al mismo tiempo que su trasero era azotado.

El rostro de Agni, se pega a la colcha de la cama al igual que sus grades pectorales. Dejado su trasero bien arriba, exponiendo su deseo por ser golpeado un poco más fuerte.

-¿No vas a responder?-Sonríe complacido.

Si Agni no respondía las preguntas del beta, significa que quería seguir recibiendo ese tipo de placer. Ellos dos tenían un código y una palabra clave para detener el acto sexual si las cosas se ponían difíciles para el alfa.

-Amhg~-Mis piernas se encuentra débiles.

Adair saco bruscamente ese juguete del interior de Agni, provocado que su cuerpo entrara en un frenesí de placer que lo llevó al clímax.

Las sabanas debajo del alfa, fueron manchadas con semen. Mientras Agni jadea por lo sensible que se encuentra y su miembro frotándose con la cama, no estaba ayudando mucho a calmar sus espasmos.

-¿Quién te dió permiso de que podías correrte?-Muerde sin piedad la piel enrojecida de las caderas de Agni.

-L-Lo siento, maestro-Se para todavía más, sus piernas-¿Me castigará?-Preguntó con un rostro teñido de rojo.

-Claro que lo haré-Frota su miembro con el agujero deseoso del alfa-¿Lo quieres?-Sonríe lascivamente-¿Quieres que te folle hasta que pierdas la conciencia?

Agni se sonrojo un poco al ver el arma letal de su maestro, más que solo erecta. El alfa se sigue sorprendiendo como la primera vez al ver ese cargamento. Adair para nada que era pequeño o delgado. El no tenía nada que envidiarle a los alfas.

-Te has portado muy mal-Comento en un tono burlón.

Desliza su miembro en la cueva de Agni, pero no la mete por más deseoso que se encuentra ese lugar palpitante que quería devorar por completo esa dura bara de carne,

Adair estaba ansioso por embestir sin piedad el interior del al alfa, pero tenia que contenerse. Era más divertido y emocionalmente llevar al límite al alfa.

-El plató principal será comido después.-Susurra cerca del oído de su asistente-guardaespaldas.

Su voz es más dulce de lo normal, él suele hablar de una forma más sucia, brusca, obscena. Y no es que me moleste la forma en la que está actuando, solo que es un poco peligroso. Muy peligroso para mí corazón.

-¿Te parece atractivo ese maldito bastador?-Preguntó fríamente-¿Te gusto verlo desnudo?-Sus ojos se tiñen de oscuridad-¿Dime?

-¡Nmgh...Aahh!~

Está arañado mi espalda con sus uñas, al mismo tiempo que desliza la empuñadura de ese látigo por ese sensible y pequeño lugar, explorado mi descontrolado interior.

-Responde, Agni.

-N-No-Su tono de voz se está poniendoextraño o solo soy yo, imaginado cosas-En verdad no me parece para nada atractivo, maestro-Mis piernas a penas pueden sostenerse, tiemblan demasiado.

Adair movió su mano en busca de algo que fuera ultil, para lo que haría acontinuación, al agarrarlo con la mano. Con esa liga ato el miembro de Agni, impidiendo que se corra.

-¡¿M-Maestro?!-Tartamudeo.

-Tienes prohibido venirte sin mi permiso-Encaja sus dientes en los hombros del alfa.

-¡¡Aagh!!-Mi nariz olió ese leve olor a sangre.

-Pervertido-Sonrió serca del oído de Agni, estremecido al alfa-Te estas tragado por completo ese látigo, ¿tanto te gusto que te marcara con mis dientes-Le dio vuelta al cuerpo del alfa.

La mirada de Adair tuvo un destello, un destello de un brillo jamás visto por los hermosos ojos cafes de Agni. Fue como si beta lo estuviera viendo con una mirada cariñosa y amorosa en vez de lujuria, sadismo.

-¡Maestro!

Adair puso dos vibradores en los duros pezones del guardaespaldas, pero antes, Adair los lame y murde ferozmente. Logrado que el cuerpo de Agni, tenga espamos y su pequeño lugar apreté con fuerza la empuñadura de ese látigo, que por lo visto está siendo succionado y sacudido.

-Tu trasero en este instante parece un agujero negro, tragándose cualquier cosa-Deja salir una carcajada.

La piel de Agni es torna rojo escarlata cada vez que Adair, habla de manera obscena y lo ve con esa mirada lujuriosa, ansioso por follar al alfa, pero se contiene porque le encanta apreciar el cuerpo de Agni. Agonizando de esa manera.

Poco a poco mi mente se va nublado, justo como se encuentra mi vista en este preciso momento. Las ganas por correrme están haciendo que mueva mi trasero en busca de algo más grande y grueso.

-M-Maestro.-Con dificulta, Agni se había levantado de la cama, para poder sentarse en sus tobillos, mientras con sus manos agarra el miembro de Agni-¿Puedo...puedo saborear su semen, maestro?

En el rostro de Adair, reino una expresión de un sujeto completamente loco y muy pero muy caliente. Ver a su asistente-guardaespaldas tomar la iniciativa, lo hizo enloquecer de placer.

-No derrames ni una gota.-Advierte.

-¡Aagh~!

El beta había deslizado su miembro, hasta lo más profundo de la garganta de Angi. Al mismo tiempo en que aumenta la velocidad de los vibradores que se encuentra en los pezones del alfa.

-Haz mejorado mucho-Sigue embistiendo la boca caliente y húmeda de Agni-Ya no eres el mismo torpe Joven de aquel entonces...¡Unhg~!-¡Joder, su boca me está quemado!-A-Ambos hemos mejorado mucho.

Todavía recuerdo y jamás podré olvidar ese día, ese día cuando descubrí cuan hermoso e adorable podía llegar hacer, Agni. También en ese mismo instante deseé ocultarlo de todo el mundo, si alguien más llegase a ver la expresión que tiene en este momento, quedarían idiotizado por él. Y yo tendría que matarlos.

Desdé ese momento todo cambio entré nosotros, no podía hacer como si nunca sucedió lo que pasó entre nosotros dos, de cuando lo hice mío por primera vez a, Agni. En ese entonces, el tenía 18 años, Poco a poco fuimos descubriendo que ambos teníamos gustos similares.

-¡Agni~!-Exclamó, mientras llegaba al clímax y Agni se tragaba todo sin derramar una gota.

-¿Lo hice bien?-Abre en grande su boca.

Enloquecido todavía más la mirada penetrante e imponente del beta. El cual tiene una sonrisa espeluznante en sus labios, se pone así de loco cuando se emociona demasiado.

-Lo hiciste muy bien-Besa los labios de Agni, sin darle importancia donde estuvo esa boca anteriormente.

Cada vez que sus labios devoran los mios hasta el punto de dejarme sin oxígeno, me hace recordar ese día cuando me beso por primera vez. Él nunca me había besado, pero esa vez no se que lo llevó hacerlo, pero siguió haciéndolo a partir de ese entonces.

Y es así, como sus besos me siguen emocionado, haciéndome recodar con dulzura ese día, que sigue y seguirá siendo inolvidable.

Se que no debería de emocionarme o comportarme de está manera, soy un hombre adulto. Pero, mi maestro me convierte en aquel joven ansioso por ser castigado, mientras me mira con esa mirada arrogante e imponente.

-Te daré tu recompensa por ser diligente con tu trabajo-Lo empuja, Agni cayo de espaldas en cama-Te daré lo que tanto haz estado deseando todo esté tiempo, goloso-Abofeteo las caderas de Agni, dejado tatuada su palma.

Agni iba a ponerse en cuatro, pero Adair se lo impide. Pensaba hacerlo mientras lo ve fijamente, no quiere perderse las expresiones del guardaespaldas.

-Está noche no jugaré más con estás cosas.

-¡Angh~!

Mi maestro sacó el látigo y metió de una sola estocada su miembro en mi interior, sin darme un segundo para respirar. Sus caderas me están dando un mucho placer con cada feroz, embestida.

-M-Maestro.-Jadea.

-Agni.-Lo embiste con más fuerza.

El guardaespaldas solo gime y pide más cada vez que el miembro de Adair. Golpea ferozmente su protesta, logrado que su espalda se vuelva un arco humano, a la vez que succiona y aprieta el miembro del beta, quién gime como si no hubiese un mañana.

-P-Por favor-Suplica al mismo tiempo que señala su miembro-Quiero venirme....por favor, maestro.

Adair se estremeció al sentir las manos de Agni, aferrándose de su cuello. Esa respiración y jadeos calientes entrado por el oído de Adair, hizo que su corazón palpitaba rápido, tanto que asusto al mismísimo Adair.

-Solo por esta vez, cumpliré tu petición-Quita la cuerda con la que había atado el miembro de Agni.

-Correrte dentro de mí-Susurró cerca del oído del beta-Llenarme con su escencia.

-Te estas volviendo muy audaz-Sonrió-Te llenare hasta que tu interior no pueda contener todo dentro-Beso los labios de Agni.

Adair lo embiste con más fuerza, sube las piernas de Agni, a sus hombros. Penetrado más profundo y tocado los puntos sensibles del alfa. No tardaron mucho en llegar al clímax.

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