III: Tragedia

El sonido de la lluvia era lo único que se escuchaba en los alrededores del reino Pólux, y es que desde la madrugada no había parado de llover.

El príncipe de cabellos rojos, empezó a despertar, al comienzo vió todo borroso, no recordaba con claridad lo que había pasado hace tan solo unas horas, lo último que recordaba ese bello doncel era haber presenciado la muerte de su amado, aquel hombre que se convertiría en su futuro esposo ya no estaba con el.

Todo sucedió tan rápido, que tan sólo fue cuestión de segundos observar cómo su ilusión, sus sueños y su amor más preciado y regalo de los dioses que crecía en su vientre desaparecieron en un solo parpadeó.

—Shura...— El bello doncel se encontraba recostado en una enorme cama, al recordar lo que había pasado no pudo evitar derramar lágrimas y quebrarse en llanto, aquello que había visto con sus propios ojos le traían una gran nostalgia y amargura al no haber hecho nada para proteger a los que amaba.

Horas antes del amanecer...

Después de ir a la fiesta del monarca de Pólux, los jóvenes que se casarían en unas horas, conversaban alegremente sobre su futuro y del bebé que venía en camino.

El carruaje en el que estaban, ya casi iba a la mitad del camino, lo que significaba que no faltaría mucho para que llegarán a sus tierras.

—Ya pensaste en un nombre para el bebé?— Preguntó Shura, tomando con dulzura la mano de su pareja.

—Aun no lo pensé, es muy pronto querido, apenas el bebé tiene un mes, además aún no le decimos a mis padres sobre nuestro hijo.— Mencionó el doncel con una sonrisa traviesa en su rostro, causando que su Shura se sonrojara.

—Espero encontrar el momento adecuado para decirles sobre el bebé...—

—No te preocupes por eso, si se lo decimos después de la boda, lo entenderán.— Camus trato de verle el lado positivo, de hecho era un bendición tener un bebé. El problema era que su hijo fue concebido fuera del matrimonio y eso podría traerles consecuencias en un futuro, incluso por eso podría perder el trono.

En esos momentos su preocupación de ambos se esfumó por el fuerte galope de los caballos, iban más rápido de lo normal, lo que ocasionaba que el carruaje se moviera con brusquedad.

—¿¡Que ocurre!?— Shura abrió la ventana del carruaje para ver que había ocasionado eso o porque el cochero no hacía nada por detener el los caballos.

—Debieron asustarse con un murciélago o algo.— A Camus le preocupaba la reacción de los caballos, tenía tanto miedo que abrazo a Shura, buscando protección en los brazos de su amado.

Shura apenas lo rodeo con su brazo, pues mientras veía que pasaba, había notado que el cochero que los llevaría no estaba y en su lugar un hombre cubierto por una capa negra era quien conducía el carruaje. No perdió más tiempo y abrió la puerta del carruaje, estaban en peligro y si no hacían algo la muerte los estaría esperando.

—¿Que haces Shura?— Camus se alarmó al ver lo que su prometido hacía, lo tomo del brazo para evitar que hiciera cualquier cosa, ya que a la velocidad que iban era demasiado peligroso.

El prometido del doncel no le tomo mucha importancia, ya que pensaba más en tratar de dar un salto hacia el lugar del cochero y controlar a los caballos, pero observo que poco a poco se acercaban a un acantilado y aquel misterioso hombre saltaba hacia una rama de un árbol, dejando descontrolados a los caballos que se dirigían hacia ese precipicio.

Shura cambio sus planes y le dio una indicación a Camus.

—Protege tu vientre, vamos a saltar.—

—No haré eso... Estas loco!— Camus aún estaba asustado y el plan de Shura era una completa locura.

—Es eso o tendremos una muerte segura!— Sin mucho esfuerzo Shura tomo al menor entre sus brazos y lo abrazo, tomando la pequeña cabeza del doncel en sus manos y a Camus no le quedó de otra que aferrarse a su prometido y al mismo tiempo rodeo su vientre con una sola mano.

El mayor cálculo el momento adecuado para saltar ya que no quería dañar a Camus, pero por la oscuridad de la noche no pudo observar bien el camino y como vió que no quedaba mucho tiempo salto con su esposo en brazos, la caída ocasionó que rodarán por el camino, pero el mas afectado resulto ser Shura.

La caída hizo que el doncel perdiera la noción del momento, esto porque había recibido un fuerte golpe en su cabeza a pesar de la protección de Shura. Pero al notar que no había peligro levanto su cabeza y observó como su carruaje y los caballos caían al acantilado, reacciono por  completo luego de aquello y sobre todo al ver a Shura inconciente.

—Shura... Shura por favor reacciona! —El príncipe, empezó a sacudirlo y al ver que no despertaba comenzó a llorar. Rogó que su amado abriera los ojos, ya que empezaba a temer lo peor.

Sin embargo sus miedos desaparecieron al ver que Shura empezaba a despertar. Su prometido sintió las cálidas lágrimas de Camus sobre su rostro, por lo que abrió lentamente sus ojos y trato de enfocar a su amado o ver dónde estaban.

—Hmm... Camus...— Susurro algo adolorido el joven general.

—Cariño estás bien!— Al ver como su prometido se reincorporaba, el príncipe lo abrazo de alegría, a lo que el mayor también correspondió ese abrazo, ambos pensaron que lo peor había pasado, pero no fue asi.

—Veo que eso no les mató...— Dijo entre risas el sádico asesino enviado por Saga, su risa se escuchó por todo el silencioso bosque.

—Q-quien eres t...tu?.— Preguntó el doncel, ya que el hombre que apareció delante de ellos tenia un antifaz que cubría la mitad de su rostro. Verlo hizo que el miedo apenas le hiciera articular esas simples palabras, abrazo mas a su amado al sentir el peligro, pero Shura se separo de él y se  puso delante del doncel como forma de protegerlo.

—Oh disculpen por no presentarme, solo soy un asesino buscando matarlos.— La sonrisa de Death se amplio, causando un gran escalofrío en el príncipe.

—Camus, corre cuando te lo diga.— Susurro a una voz casi audible, pero su pareja logró escucharlo, quien solo pudo derramar algunas las lágrimas, no abandonaría a su futuro esposo con ese asesino.

—¿Que? No... no te dejaré sólo!—

—Tu deber es cuidar a nuestro bebé, yo los cuidaré a ambos.— 

En esos momentos el asesinó se acercaba a Shura, quien sin perder el tiempo desenvaino su espada poniéndose en una posición de defensa, observando cualquier movimiento de su oponente, pues al menor descuido cualquiera de los dos podía morir.

—¿¡Quien te mando!? Si te arrepientes ahora perdonaré tu vida.— Grito Shura, sin moverse un solo centímetro, ya que su prioridad era Camus.

—No deberías subestimar a tus enemigos, aquí el único que perderá la vida serás tú!— El asesino dio un salto hacia Shura, empezando la pelea, en general se defendió con su espada sin retroceder.

—Camus corre ahora!— Shura empujo al asesino, y ambos continúron con la pelea.

Mientras eso pasaba el príncipe estaba paralizado del miedo, sentía que si dejaba a su amado, jamás lo volvería a ver.

—No... no me iré...— Susurro Camus.

—Vamos principito haz caso lo que dice tu esposo... Este lugar se llenará de sangre y estoy seguro que no te gustará quedarte para verlo.— Advirtió Death, sabía que el bosque era profundo así que aquel príncipe no llegaría muy lejos.

En esos momentos el pequeño doncel analizaba cada detalle de lo que pasaba, sino se marchaba lo mas probable es que sería un estorbo para su pareja, no lo pensó más y empezó a correr tanto como pudo, adentrándose al frondoso bosque corriendo lo más rápido que podía, talvez en el camino encontraba ayuda, por lo que se apresuró.

Shura vio que su amado príncipe se marchaba y eso lo tranquilizaba, ahora solo se separo del asesino y apunto a su enemigo con su espada.

Death dio un paso atrás, mientras también alzaba su espada.— Morirás...

—¿Y dejar solo a mi príncipe y a mi hijo? Yo lucharé hasta el final por los que amo!—

—Entonces cuidalos desde arriba.— Finalizó Death, quien descaradamente señaló arriba. Aquel cielo estrellado que era opacado por las nubes oscuras sería testigo de ese duelo.

Deathmask fue el primero en atacar, Shura no se quedó atrás y contrataco, empezando entre ambos era una danza de espadas donde matar al otro era el objetivo de los oponentes, el sonido de ambas armas al chocar eran lo único que se lograba escuchar, ninguno cedía y daban lo mejor de si en esa batalla.

Mientras el príncipe seguía corriendo, pero se detuvo en cuánto un rayo cayó frente a él, lo que hizo que se cayera al suelo. El joven se levantó y observo algunas gotas de lluvia cubrir sus manos, no hacía falta deducir que una tormenta se acercaba.

Empezó a temblar, pero no por frío sino por miedo; miedo a que algo malo le pasará a Shura.

—No... no puedo escapar, tengo que ayudar a Shura...— Dijo para si mismo el príncipe, con sus manos temblorosas se levanto su vestido que traía puesto y saco una daga dorada que estaba atada en su pierna. No sabía usarla, pero su padre siempre le mencionaba lo importante que era portar un arma cuando partían cualquier lugar.

Pronto el sitio donde había caído el rayo empezo a incendiarse, el fuego se esparció por todo el bosque.

El pelirrojo miro atrás y corrió de vuelta a donde dejo a su prometido, al menos con esa pequeña arma lo ayudaría, eso era lo que pensaba.

No tardó mucho en regresar, pero para cuando llego ya era demasiado tarde, otro rayo iluminó la escena que presenció. Observo con ojos llorosos como el pecho de su amado Shura era apuñalado por la espada afilada del asesino.

Camus se quedó inmóvil, no sabia que decir o que hacer, solo su voz artículo el nombre de su esposo a través de un grito casi desgarrador.

—¡Shura!— Se acercó hasta donde estaban mientras dejaba caer aquella daga, vio que el asesinó dio unos pasos más y empujó a Shura hacía el precipicio. El doncel no lo había pensado mucho y casi se lanzaba para tratar de sostener el cuerpo de Shura, pero no lo había logrado porque Death lo había sostenido del brazo, así que solo observó como Shura caía por el acantilado.

—No debiste volver... Te ira peor!— El asesino en un rápido movimiento tomo al doncel rodeando su cuello con sus fuertes brazos y con su mano libre sostuvo el cuerpo del doncel, quien desesperado trataba de zafarse del agarre de aquel hombre que había matado a Shura.

—Sueltame...—

—Veo que eres hermoso, muy hermoso...¿Te parece si nos divertimos un poco? Ya no tienes a quien rendirle cuentas.— Como lo tenía sostenido por otras, el asesino lamía el cuello del doncel, dejándole una que otra marca en esa zona.

—No!—

Mientras lo único que podía hacer el doncel era llorar, pero su tortura no acabo ya que Deathmask lo arrojó al suelo, por instinto Camus cubrio su vientre con sus brazos.

—Ahora que lo pienso alguien más te puede querer, me limitaré a obedecer ordenes.—

—Por favor no me lastimes... Te lo suplico.—Las lágrimas invadieron sus ojos, el miedo se reflejó en sus pupilas, lo único que hizo fue proteger su vientre.

Pero aun así Deathmask no tuvo compasión alguna de sus súplicas y empezó a patear el vientre del menor incontables veces a lo cual el joven doncel iba perdiendo fuerza, el dolor era indescriptible, pero hizo el esfuerzo por no soltar el agarre de su vientre. Sin embargo, se rindió a lo cuál en cuestión de segundos sintió un dolor tan agudo. Había perdido a su bebé por tantos golpes que recibió, las lágrimas no dejaban de caer de bello rostro que ahora solo reflejaba  tristeza y desesperación.

Si un dios existía lo único que suplicaba era que todo fuera una simple pesadilla de la cual deseaba despertar lo más antes posible y así poder encontrarse con su esposo y su bebé entre sus brazos.

Pero al momento que cayó inconsciente sabía que todo eso se volvería un sueño frustrado, ya que su último recuerdo era ver que Shura caía por ese acantilado.

—Creo que ya se cuál es la razón por la que Saga te quiere vivo.—Después de haber maltratado el cuerpo del doncel que apenas presentaba signos de vida, el asesino lo cargo y lo subió al caballo para marchar nuevamente al reino Pólux.

Había cumplido su misión o al menos eso creía...

Continúara...

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