Capítulo 16: Un destino más cruel que la muerte.

Anastasia admiraba las motitas de nieve caer en el jardín del Kremlin, era hermoso, un baile de copos blancos que rivalizaban con su vestido, donde el invierno parecía ya parte de su vida, ella corría de aquí para allá, jugaba a las escondidas con Benet, tras suyo, le seguía su hermano mayor, Aleksey cuidaba que su hermanita no se lastimara, sus risas en el hermoso jardín de flores y matorrales, cuyo brillo resplandece en lentejuelas cuando Benet las observa mejor. En el centro del jardín, estaba Nicolau dando una cuenta regresiva con los ojos cerrados, como niños inocentes, encerrados en una jaula de felicidad. D'La Rosa estaba escondido atrás de un matorral apenas lo suficientemente frondoso para cubrir su cuerpo, estaba agarrado a la rama del árbol, boca abajo, cual murciélago. Supone que ya le hacía falta un buen ejercicio en su existencia.

Mientras pasaba felizmente sus momentos esperando a que Nicolau lo encontrara, en la ventana cercana del Kremlin, estaba Vincent mirándolo, sin más el demonio estalló en carcajadas. Benet le ordeno silencio chitándole. No deseaba echar a perder el juego, sin más, aquel demonio bajo por la ventana hasta llegar al vampiro convertido en víbora.

—Es curioso...—Comentó el demonio de ojos espirales, cuyo rojo comenzaba a casi derramarse en lágrimas saladas. —Pasaste de ser un regente, general y casi emperador, a limitarte a ser solo un payaso para niños, atrapado en una jaula rada cuya espalda está cubierta en la infelicidad de aquellos se encomendaron a tu merced...—Su sonrisa burlona buscaba fastidiarle la vida al que debía ser su nuevo amo, a quien Rasputín contrato para proteger. Vincent esperaba; como casi todos sus contratos lo maldijera, que le dijera que se callara, que lo mataría, esperaba mil insultos. Porque ojos, los seres del mundo terrenal eran iguales, pero... ninguno llegó.

—Siempre he querido tener y cuidar niños...—Puntualizo Benet con una sonrisa, dejando confundido al demonio. —Estoy en el paraíso, en un paraíso que ni tú en toda tu eternidad podrás otorgarme en ningún instante, prefiero este lugar, pacifico, idílico...—Comento con una sonrisa, tenía un compañero comprensivo, casi recobrando el amor que tantos años buscaron en el otro, un lazó más fuerte que el amor, que soporta tempestad y no se rige por mero placer, tenía niños amables y hermosos, si... era el paraíso para Benet, un paraíso egoísta. Pero la felicidad, ¿Qué no era sino la satisfacción de uno mismo? Vincent no se veía contento con la respuesta.

—No eres divertido de molestar...—Señalo el demonio, admirando que D'La Rosa seguía mirándolo, Vincent se sentía fascinado por sus ojos, por sus labios, su amable porte, su cuerpo musculoso. Todo en él hacía de Benet un caballero encantador y atractivo, capaz de embrujar hasta al diablillo más impertinente, sin más, alejo su vista, apenado. —Deja de verme así...—Señalo el demonio.

—Oh perdona, el coqueteo descarado me sale natural...—Se mofó el vampiro, cuya mentalidad de niño muchas veces ocasionaba que olas de simpatía y amabilidad que le han ganado estar invicto en tanta seducción. Hombre. ¿Era toda esa combinación de perfección la razón por la cual Grigory incluso dio su vida por él? ¿Era su sonrisa lo qué convenció al inmortal de crudo corazón alemán? ¿Eran sus palabras las que llenaron de dicha y felicidad a Nicolau?

—Este cuerpo aún te ama...—Advirtió la criatura, mirando las hojas sobre el césped, es que Benet y su silueta podían hacerlo suspirar.

—Oh, ¿Quién no me amaría? —Y su voz, un canto de sirena, o la sinfonía de un tritón, cuya lengua ansia lamer Vincent con ímpetu, deseando su cuerpo, ansiando ver su desnudes, sentir su interior envolviendo su carne. Todo en Benet era una muestra de descarada perfección y hermosura. Su barba no hacía más que alzar su hombría, sus rasgos eran atractivos, sabe que es guapo, sabe que es deseado, sabe que fue cruel con los sentimientos que tenía Rasputín por él y aun así podía burlarse de todo lo que quiera, porque su sonrisa eran perlas robadas de las ostras, viéndole menear su pierna en el follaje del matorral, como si se tratara del coqueto gato sonriente de Alicia en el país de las maravillas.

—¿Al fin me dirás como conseguiste esa voz? —Pregunto Vincent, cuyo cuerpo se perdió en las sombras, para después, entre girones de las hojas de los árboles, aparece un águila esteparia, que se posa en la espalda fornida y bellamente musculosa del vampiro. Un demonio podía tener múltiples facetas, podía tomar la forma de una serpiente, de un águila, halcón, toro u otros seres, en todas esas, Benet es acompañado por él, tiene la obligación de protegerlo.

—Nací con esta voz... después de morir, mi habilidad del habla cambio hasta para mí. Puedo controlar con la voz sin desearlo...eso me valió mi poder... no hay mucho detrás de ello, lamento si te cree más expectativas... —Aclaro Benet, mientras mira a Nicolau buscar a sus hijos en el jardín, una vista enternecedora e idílica, donde en lo alto, rige Benet su propia armonía.

—Eres el primer ser de este mundo que me fascina tanto D'La Rosa... si deseas tener un polvo un día de estos da por hecho que la idea no me desagradaría. —Comentó Vincent, acicalando sus plumas coquetamente en los hombros del vampiro.

Genuinamente Benet se sorprendió al tener una oferta de sexo sin compromiso tan descarada, no esperaba que un demonio ofreciera eso, de hecho, no sabía que podían hacerlo, se sonrojo levemente.

—Vincent... ¿puedo preguntarte algo...? —Cuestiono Benet, el águila giro su cabeza en asentimiento, señalándole que podía preguntar. —Rasputín te contrato para algo más que solo ser mi guardián... ¿no es así? —Al príncipe D'La Rosa era difícil que le pasarán cosas desapercibidas, llevaba décadas en paranoia total.

—... está bien me atrapaste... no estoy aquí solo por eso...—Puntualizo el demonio, volviéndose una serpiente, rectando primero como sombra entre sus ropas para luego enrollarse en su torso, acariciando con su bífida lengua la piel del vampiro. —Estoy aquí para romper tu pacto de almas gemelas...—Señalo la serpiente, repentinamente, amarro las manos de Benet sobre su cabeza, apresándolo con el cuerpo de víbora, Benet gira la cabeza con vergüenza, apenas enterado del sometimiento del demonio. —No hay fuerza en tu mundo que pueda romper ese pacto, para que pueda siquiera ser alterado... necesitas el contrato de un ser de otro mundo... como yo...— Sin más se volvió hombre, sosteniendo las manos del vampiro bajo sus garras, lamiendo su cuello y haciendo a Benet sentirse incómodo.

—Mi pacto todavía no ha sido sellado...—Puntualizo el vampiro, alejándose de la víbora, empujándolo con su pierna musculosa, su largo cabello negro se mese en las sombras, Benet no dejaría que nadie hiciera lo que quisiera con él. —Rogue no me besó, eso sería horrible, sellarme con él...

Con sorna el demonio se rio en la cara del pobre vampiro, quien le veía con temor. —Lamento ser portador de malas noticas príncipe... pero Rogue si te besó, lo puedo confirmar, en tu alma ya está sellada tu alma gemela...—Antes de que terminara de hablar, Benet se le abalanzó encima aterrado.

—¡Mentira! ¡Eso no puede ser cierto! ¡Tiene que ser un error! ¡No Rogue! —Su miedo se acercaba a medida que entendía su situación... jamás sería libre, Rogue... ese maldito ¿Lo había hecho?

—Oh... pobre alma perdida sin dios... —El demonio acaricio la barbilla partida del vampiro, mirándolo por encima y observando sus lágrimas caer, Benet lloraba desconsolado, por visto... su afecto y cariño hacía Rogue se había extinguido al entender lo que le hizo. —¿Sabes...? —Limpio los sollozos, su rostro pidiendo clemencia ante la sarta de sucesos desafortunados que le carcomían el alma al vampiro, ahora debía aceptar al maldito Hedricht y su dinastía. —Si yo fuera tu pareja Benet... mi poder es tan fuerte que puede romper cualquier ligamento al mundo de las almas gemelas... Si decidieras formar parte de mi harem en el infierno... a mi lado gozaras de una eternidad cubierta de placeres carnales y recuerdos dulces... en parte, cumpliría el contrato que me fue asignado, hay otras formas de burlarse del destino...—Sin más, el demonio quería besar con sus labios al vampiro, era un modo de sellar su pacto con un ente del mundo terrenal, con ello, podría arrastrar el alma de Benet al infierno y tenerlo a su lado. Sorpresivamente, Benet le pegó una cachetada, dejando al demonio anonadado, haciéndolo caer del árbol y chochando con el tronco, momentos después Benet bajo de un saltó, mirándolo con furia.

—¡Atrevido! ¡Invitarme sexo y formar parte de un harem como si yo fuera una cosa! —Sin más, Benet cruzó los brazos y desvió la mirada indignado, dejando al demonio con un sonrojo en sus mejillas y un temperamental D'La Rosa.

—Pe... perdón... —Dijo Vincent, apenado, diablos, tal vez si se excedió en ser tan descarado con D'La Rosa, no tenía idea de porqué, pero la figura del príncipe le generaba respeto, que le haya pegado en lugar de enfadarlo, le bajo el ánimo. Le sorprendió como invirtió los roles tan rápidamente... ¿Esa era la magia de la voz de Benet? Todo en su cuerpo vibró cuando le regaño, como si tener arrepentimiento fuera una orden de Benet y no voluntad propia. Oh... Benet, a cada instante seduces más a este demonio.

—Muy bien, puedes quitar el pacto con Rogue... hay alguna forma en que mi alma gemela sea... ¿alguien más? Sin que seas tú, por favor... —Cuando dijo alguien más, volteo a ver a su amado albino, claro, nunca dejo de amar a Nicolau, amaba todo de él, conocía ese sentimiento de soledad que lo agobiaba, en parte... Benet se sentía indigno de amarlo de vuelta. ¿Será que puedan volver a lo que fueron?

—Nicolau no puede ser tu pareja... —Recalcó el demonio. No sonaba como si fuera genuino... sino que hablara movido por los celos. —Benet... no lo sabes... pero... los demonios podemos percibir el futuro... podemos ver los distintos caminos que toma lugar las decisiones de los seres terrenales, si decides escoger a Nicolau... morirás —Señalo el demonio, sorprendiendo genuinamente a Benet.

—Espera... ¿Morir? ¿Yo? —Benet se señaló confundido. Ya era un inmortal. ¿Cómo podía morir?

—Me pagaron para que no te mates y puedas tener una vida medianamente feliz... es obvio que se de lo que hablo... si escoges quedarte con el Zar y sus hijos morirás... huye conmigo... —Se levantó el demonio, sujetando al vampiro por los hombros. —Si decides conformarte conmigo, no morirás, ni tendrás que reencarnar, además puedes escoger amar a otro hombre... muchas tragedias se evitarían si decides tenerme, te lo garantizo... —Vincent tenía prohibido mentirle a su amo, tenía que convencerlo de huir, antes que los comunistas se levanten y... —No quiero que seas solo otra historia perdida en el mar del olvido. —Se sinceró el demonio, su preocupación no iba movida solo por su pacto, había algo en Benet que deseaba conservar eternamente, ya sea su amor o su voz, lo que sea...

—Morir... por estar con Nicolau... —Benet susurro esas palabras, la muerte de verdad, sus sentidos se apagarían definitivamente, y todo terminaría.

—No solo tú, Nicolau y sus hijos están destinados a caer en unos años, el futuro del Imperio Ruso es extinguirse, para luego formar un bloque de bestias, por menos puedo salvarte. Aprovechemos que están distraídos, podemos huir de Rusia, así, salvaré tus futuras almas y nadie tendrá que morir... tus futuros yo tampoco tendrán que sufrir... —Vincent jalaba vigorosamente el brazo del vampiro para huir ya, entre más duda más probabilidades hay de que Benet muera no tenga un futuro.

—... ¿Qué pasaría si me quedó con Rogue? ¿No puedes mentir verdad? Contéstame... —Ordeno Benet, mirando firmemente al demonio y este, no tuvo más opción que decir la verdad.

—Si te quedas con Rogue... entonces tu familia y la suya acordaran que todas sus reencarnaciones estén contigo... —Explico Vincent.

—Vidas enteras sin amar... ¿Qué clase de existencia miserable le dejaría a mis futuros yo? No quiero eso, quiero AMAR, amar hasta que duela, y morir por ello... —Señalo Benet, mirando al demonio, sin que esté pudiera no más que responder sus dudas. —¿Qué más pasará exactamente si me quedó con Nicolau...? Platícame TODO, todos los destinos, todos los caminos, voy a darme felicidad incluso si tengo que sacártelo a la fuerza... —D'La Rosa frunció el ceño observando al ente, quien apretaba los colmillos iracundo, no puede ir contra la voluntad de su amo. ¿Por qué, por qué moriría por Nicolau...?

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Aleksey paseaba en el jardín con su hermanita en la espalda, mientras corretean de aquí para allá, tiendo y platicando, hasta que, oyen un aullido entre los matorrales. El joven Zarevich mira a los lados, temiendo por un animal salvaje.

—Oh no, si nos ataca un lobo... —El hermano mayor carga a su hermanita en brazos, buscando regresar por donde vino con miedo, hasta que ve a dos cachorros jugar en una zona del jardín, eran un par de lobos correteando por la nieve, revolcándose en la frialdad, volviéndose a voluntad o pequeños osos o cachorros de lobo.

—¡Fabián! ¡Volkóv! ¡No jueguen en el jardín principal, ahí solo juegan los hijos del Zar! —Grito Andrea, mientras traía entre sus brazos los juguetes y los abrigos de sus hijos, ya que las crías constantemente ignoran la ropa al transformarse en bestias.

Curioso, Aleksey y su hermana se asomaron, lo cual alerto los sentidos de los hermanos lobo, ambos olfatearon el lugar, reconociendo aromas particularmente deliciosos.

—¡Huele a galletas y leche! —Gritó Fabián, olfateando el aroma de los hermanos.

—¡Yo huelo laurel y jazmín! —Contestó Volkóv, mientras ambos asoman la cabeza, y se topan con el albino y su hermanita.

—Emmm... hola... —Saludó tímidamente Aleksey, dejando a Fabián petrificado de su color de piel, blanco puro, ojos azules y su aroma inolvidable.

—¡Papá! —Llamó Fabián a su padre. —¡Encontramos dos ángeles! —Se expresó con una sonrisa, mientras tomaba entre brazos al albino y miraba a la niña. —¡Hola soy Fabi, ahora eres mío! —

Volkóv tomó a la pequeña niña y le olfateo la cabeza descaradamente, las bestias tienden a olfatear a otros cachorros para reconocer su aroma. Y el aroma de aquellos niños era especial en más de un sentido.

—¡Hermano ella huele a laurel! —Explicó Volkóv mientras la pequeña Anastasia solo reía, ya que la olfateo en su forma de oso y el pelaje de los cachorros era tersamente suave, inconscientemente percibían el olor de lo que más les gustaba.

—¿Tú cómo te llamas? —Preguntó Fabián olfateando a Aleksey, con diversión y compañerismo, ya que adoraba conocer nuevos amigos, eran niños hiperactivos. Entre risas Aleksey acariciaba el pelaje del lobo, el color rojo de los hermanos era simplemente adorable de acariciar.

—¡Soy Aleksey! Soy el zarévich... —Se presentó el menor mirando a Fabián volverse humano y estando desnudo sin pena alguna. —¿No tienes frío?

—¿Tú no tienes calor? —La temperatura de los lobos y los caníbales es muy diferente, para los niños era caluroso usar ropa en primavera y los caníbales necesitan almacenar calor constantemente ya que no sudan.

—Oh dios...—Dijo Andrea al ver a sus hijos jugando con los hijos del Zar, sus temores tenían fundamentos, le había quitado un ojo a su esposo hace años, no se imagina lo que intente hacerle a sus hijos si los encuentran jugando, con temor Andrea le chiflo a sus niños. —¡Niños, tenemos que irnos!

Pero los hermanos bestia no parecían obedecerlo.

—¡Mira papá! ¡Su cabello es blanco como la nieve! —Señalo inocentemente Fabián acariciando la piel de Aleksey, era la primera vez que veían un albino.

—¡Y ella tiene el cabello como yo! —Señalo Volkóv, quien en efecto, había heredado el cabello de Dmitriy.

—Niños vámonos, nos pueden regañar si nos ven aquí...—Luego, el alfa cargó a sus dos retoños en brazos, alejándolos de los hijos del Zar. —No le digan a su padre que nos vieron jugar aquí... por favor...—Pidió Andrea, mientras Aleksey asentía.

—Pero... ¿puedo jugar con ellos otra vez? —Preguntó el zarévich.

—No, nos vamos...—Señaló Passolini mientras se levantaba para irse, pero Aleksey le jaló de su gabardina.

—¡Diré que no jugamos con ellos si podemos jugar otra vez! ¡O llamaré a mi padre! —Señalo tercamente el albino, mientras Andrea suspiraba cabreado. ¿Por qué no considero que los hijos del Zar eran niños mimados que hacen lo que les apetezca?

—Agg, está bien, volveremos, niños despídanse de Aleksey y Anastasia... —Señalo Andrea, en automático los hermanos obedecieron.

—¡Da svinayia! —Menciono Volkóv. —¡Ciao! — Se despidió Fabián. Dejando a los hijos del Zar con una sonrisa, sintiendo simpatía por conocer nuevos amigos.

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—Si te quedas con Nicolau, eventualmente Malakai, el primo de Rogue vendrá para intentar llevarte a la fuerza, si es necesario te golpeara, es el más fuerte mentalmente de los Hedricht, tu voz como está ahora no es suficiente para lograr engatusarlo... —Explica el demonio, Benet se rasca la barbilla.

—Mmm... Vincent querido demonio... ¿Hay algún modo en que puedas potenciar mi voz? ¿Una fuerza tal que cualquiera que me oiga no tenga más remedio que obedecerme ciegamente? —Benet era inteligente, tal vez pueda ganar esa contienda y evitar su muerte sin levantar un solo dedo. Vincent asiente.

—Si hicieras un pacto conmigo... podría potenciar tu voz a niveles inimaginables, al punto de hacer que un ejército entero te obedezca fielmente. Hacer que se enamoren de ti con solo escucharte, si lo deseas... a cambio de que me des algo de igual valor... —Explico el demonio.

—Cuéntame... si "lograra" tener una voz más potente... ¿cambiaría mi destino? —D'La Rosa estaba pisando terreno peligroso, estaba intentando manipular a un demonio, intentando cambiar un futuro incierto, pero... porque Nicolau y sus niños vivan, hará lo que haga falta...

—Si...

—¿Qué pasará si logró que ese tal "Malakai" se vaya de Rusia y no vuelva nunca? —Pregunto Benet, y sus ojos resplandecen en la sombra, mientras sus niños lo buscan sonrientes, dispuestos a guardar el secreto de sus nuevos amigos.

—Si eso pasa... Aleksey y Fabián se unirían y Anastasia y Volkóv se casarán... —Explicó Vincent, Benet quería ver todos los futuros posibles para salvar a esos niños, pero eso lo distrajo.

—¿Quiénes son? —Preguntó fascinado.

—Los híbridos de una pareja de lunas rojas... Andrea Passolini encabeza la revolución... podrías aspirar a tener su piedad cuando al emparejar a tus hijos, se podría decir que son un seguro... su esposo y pareja es el Átaman Dmitriy... padre de los híbridos lobo y oso... —

—¿Qué harán los híbridos por mis niños en un futuro? —Benet ya maquinaba un plan, solo debía asegurarse de todo y tal vez... todos puedan sobrevivir. Benet recordaba quien era el Átaman perfectamente, tal vez pueda hacer que sus hijos formen un matrimonio como alianza y así lograr salvarlos a ellos y a Nicolau de la revolución.

—Son sus futuros amores... Fabián amara al Zarevich y Volkóv a la pequeña Anastasia... los cuidarán con su vida si algo malo te pasara... —Vincent le estaba platicando su futuro como si nada, tenía que tener cuidado o Benet si podría salvar a los Romanov y estos deben morir...

—Oh... el amor seguirá siempre... quiero, ver a esos niños enamorarse... —D'La Rosa miro a sus costados, divisando la coleta blanca de su amado albino.

—No entiendo... —Dijo el demonio, no podía comprender porque el italiano se arriesgaría a morir por los Romanov. —Si te fueras... no tendrías que preocuparte jamás, ¿porque arriesgarte a morir por ellos? —Vincent quería saber porque Benet había decidido tal estúpido destino a sus ojos.

—No espero que lo entiendas... ¿Qué sabe un demonio de amor?

—Pero tú no puedes amar a Nicolau, ¿Por qué no entiendes que morirás? ¡Morirás! ¡Morirás en la Revolución! ¡Los alfas te despedazaran! ¡Los comunistas llegaran para acribillar a los niños y secuestraran al Zar Nicolás y a la familia humana de los Romanov! ¡Si huimos no tendrás que morir! ¡¿Qué no entiendes?! —Benet ya ni siquiera lo miraba a los ojos, se había dado la vuelta para seguir jugando con sus niños. Ahora se veía decidido, convencido de pelear. —¡Si eliges este camino tus futuros descendientes sufrirán también! ¡Serías feliz de otro modo, si te quedas conmigo o con Rogue nacerás con felicidad y no tendrías que soportar el infierno que todos ellos vivirán!

Benet miro al demonio por encima, con una sonrisa soberbia al reconocer que sabía mejor que nadie que era la felicidad.

—La felicidad se construye... —Dijo Benet. —Confío plenamente en mí mismo, me conozco muy bien, si algo se de mí, es que no me rindo, no importa quien sea, ni donde este... se perfectamente cómo ser feliz a mi manera... —Luego, se amarró la coleta para que no le estorbe al jugar con los niños. —Lo tengo claro, vale la pena morir por Nicolau... —Sin que Vincent pudiera refutarle nada más, Benet salió a jugar con los niños.

Vio con envidia como Benet con una sonrisa sujetó al Zar Nicolau por los aires, lanzándolo para luego atraparlo entre sus brazos y abrazarlo, con una felicidad difícil de describir, tan viva y sincera. Nicolau sonreía avergonzado.

—¡Wow! —Dijo el Zar entre risas y con un sonrojo. —¡Estás de buen humor hoy! ¿Qué pasó? —El Romanov lo miraba con felicidad, momentos después Benet se fue con el albino en brazos.

—No... es que, me di cuenta de algo... —Luego vieron a Aleksey correr hacía ellos para atraparlos, Benet apresuro el paso, corriendo con Nicolau en brazos entre risas, siendo cubiertos por el sol del crepúsculo, un sol que por fin no lastimaba a Benet. "Vale la pena... morir por ti..."

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—¿Entonces que hicieron hoy? —Preguntó Dmitriy con una sonrisa, viendo a sus niños comer a prisas con las manos para ir a jugar a su cuarto de juegos, estaba en la mesa cenando con su familia.

—¡Encontramos un niño blanco! —Recordó Fabián.

—¡Y una niña roja! —Secundó Volkóv.

—Estuvieron jugando con los hijos del Zar, Aleksey y Anastasia... uff tuvimos suerte de que no nos vieran...—Recalcó Andrea, mientras le pasaba su plató a Dmitriy. El Átaman asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Bien, niños, no pueden jugar con el zarévich ni con su hermanita, el Zar no permite que sus hijos "vivan" —Menciono entre comillas Dmitriy mientras le hincaba diente a su ternera.

—Pero quiero jugar con Aleksey... ¡Huele a galletas y leche! —Señaló el niño, y eso asustó a Dmitriy.

—¡Y Ada huele a Laurel y Jazmín! ¡Justo como me gusta! —Señalo Volkóv, el modo en que lo recalcaba daba a entender un gusto particular que no le suena poco familiar.

—Niños... si ya terminaron de cenar pueden comerse los chocolates de la sala, vayan...—Sugirió Dmitriy, al instante los hermanos se pararon de la mesa y fueron a correr por los chocolates.

—Oh no, chocolate no. —Regaño Andrea a su esposo. —¡Lávense las manos primero! —Les gritó seguidamente desde el comedor —Los niños no deben comer golosinas en la noche, sino no se duermen, no voy a darles la leche con miel hoy, sino se les picarán los dientes. —Andrea se preocupaba de sus hijos y en parte Dmitriy amaba ver cómo era tan sobreprotector con ellos y con él, pero no le gustaría lo que iba a decir.

—Cariño... ¿No notas algo extraño en ese repentino y casi incesante interés en los hijos del Zar? —Preguntó Volkóv padre, dejando a Andrea dudoso.

—Bueno, no tienen muchos amigos a parte de los cuatro niños de mi manada, solo están emocionados, no tengo idea de a quién salieron tan expresivos si eres más seco que un bizcocho...—Recalcó Andrea, llevándose un tirón de oreja de Dmitriy.

—Lo digo en serio... ¿por qué crees que estén tan interesados en el aroma de ellos? Eso solo pasa cuando llegas a la mayoría de edad al conocer tu luna... —

Andrea le miró estupefacto.

—No... no puede ser... ¿Es posible? Es que... ellos son lunas rojas... ¿Qué clase de pareja tendrán con caníbales?

Soles negros... así se les llama a las parejas destinadas de las lunas rojas... creo que somos el primer caso que llega tan lejos hasta tener posible soles negros...—En parte, no era mentira del todo, sus hijos eran la rareza de la naturaleza como bestias.

—Es más rápido de lo que esperaba...—Señalo Andrea, simplemente pensar que sus hijos tendrán pareja, que se casarán y tendrán hijos le asusta, no estaba listo para nada de eso. Pensar en el mañana daba miedo.

—Tampoco es extraño debido a nuestra relación... pero... ¿Qué deberíamos hacer? Eventualmente comenzarán a buscarse mutuamente. —Dmitriy tiene razón, no puede evitar que el destino haga su trabajo, a menos...—Y creo que matarlos no es una opción, nunca podría matar a un niño cariño, lo siento...

—Cariño... los bolcheviques... ellos podrían matar a la familia de los Romanov, incluidas sus parejas...—Señalo Andrea, un tanto preocupado, no deseaba que sus hijos tuvieran un destino sin pareja.

—Mira... tal vez lo que yo te sugiera... pueda ser un poco arriesgado y polémico pero... ¿y si los comprometemos con los hijos del Zar? —Preguntó Dmitriy, dejando a Passolini mudo.

—¿Arreglarles un matrimonio...? —

—Sí, arreglarles un matrimonio, construir su amor por la fuerza, quiero que mis hijos tengan un futuro donde sus almas gemelas no sean forzadas, incluso si debo a ser felices de otro modo...—Comentó Volkóv, dejando al alfa negando con la cabeza.

—Tendríamos que pagar el dote por sus manos en matrimonio...—Señalo el alfa, Dmitriy asiente. —¿Sería un mal hombre al casar a mis hijos en contra de su voluntad...? —Su esposo le tomó de la mano.

—Solo quiero lo mejor para ellos...—

Con la tormenta invernal tras sus espaldas, una voz en la oscuridad murmulla.

"¿No hemos pasado todos estos años labrándote un mejor futuro?

Hemos amado desde que el tiempo se hizo arena, la dulce melodía del amor canta zozobra en nuestros corazones, amamos sin temor, odiamos sin razón. Oh mis niños adorados, solo quiero darles un mundo mejor, donde puedan tener lo que yo nunca pude poseer"

Continuara...

(Vaya Benet no es nada tonto, parece que se armara la guerra y planea pelear para estar con Nicolau. Por cierto, mis amores, voy a llorar mucho, ya estamos a 4 capítulos de que termine esta historia, admito que tiene muchos fallos pero me divertí escribiéndola y leyendo sus teorías, voy a chillar en una esquina con permiso, los adoro, muchas gracias por su apoyo y amor en cada capítulo. Los amo :D) 

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