Capítulo 10: Quiero verte en primavera.

Luca mantiene la compostura.

No flaquea.

No tiene miedo. Está seguro de sus decisiones y sabe perfectamente que la mirada del albino no muestra miedo si no calma ante todo. No pueden darse el lujo de temer ante el mundo entero.

— ¡Oh! Que halago señor pero no soy su majestad. ¡Me dicen ese comentario muy seguido! — Dice el muchacho para después sonreír amablemente con una risa. El ortodoxo se rasca la cabeza con confusión.

— ¡Caray! ¡Disculpe la molestia, pero le juro que el parecido con el príncipe Nicolau es demasiado! ¡Igual no tenemos tiempo para fijarnos en coincidencias que realice la vida! ¡Tenemos que concentrarnos en escapar! — Después estrecho la mano del chico con enorme fuerza. Ser caballeroso ante todo es primordial para que confíen en tu palabra.

Es necesario pensar cómo pueden librar a las bestias de afuera. Más no sabían que alguien ya les estaba intentando ayudar con lo que pudiera.

Andrea no se creía la barbaridad que acababa de presenciar. Ahí a plena luz del día, en el centro de la ciudad, a la vista de todos. Una manada había encerrado civiles junto con vampiros en una iglesia, cazándolos. El alfa siempre ha conocido que las bestias deben mantenerse al margen y nunca dejar que grandes multitudes los vean. El resultado siempre es cazar en las sombras lejos de la vista de los humanos.

Ante la incredulidad del lobo Dmitriy se ve obligado a indicarle que tienen que irse y que eso no les incumbe.

— Escuche Don Passolini, no puede meterse en la zona de caza de otros alfas sin tener una manada. Son más de treinta no les importara arrasar con unas cuantas vidas humanas. Es su naturaleza, es su instinto. Déjeles en paz y retirémonos — La indiferencia que presenta el oso se la veía venir Andrea pero no el hecho de que lo intentara convencer para irse de ahí.

Se preocupaba por mantenerlo alejado del peligro.

— ¡Acabo de ver un muchacho demasiado joven con un vampiro! ¡Ese niño no sabe el enorme peligro que presentan con esos vampiros encerrados con tantas personas! —

Es cierto. Andrea posee la edad más rica para tomar decisiones impulsivas como Alfa. En sus veinticinco años jamás había visto algo tan raro al ver como un vampiro no matara a un humano ante cualquier oportunidad.

Pero la mente veterana de Dmitriy no es impulsiva. Es un hombre de más de cuarenta años su mente es fría y calculadora pero puede leer cual libro abierto las acciones que Andrea quiere tomar.

— No puede ayudarlos Don, piense tranquilamente, y de por hecho que yo no le ayudare. Es mera percepción y usted lo entiende, lo comprende y lo sabe. Acéptelo y vámonos... — Insiste la bestia intentando tomar conciencia en la mente joven y llena de ideas estúpidas del muchacho.

— Le veré luego Sr. Vólkov — El hombre lobo se retira con el rumbo fijo a la catedral y con una decisión suicida en mente.

Pasan unos minutos. El oso no estaría dispuesto a darse la vuelta, se decide a irse lejos de ahí antes que la guardia de los Cosacos llegue. ¿Qué tal si termina en vuelto en cualquier estúpido incidente?

¿Cuántos pasos dio antes de volver para atrás?

Solo dio cinco pasos y él ya se había dado vuelta para echarle una mano al estúpido Alfa que desea morirse ese día.

Los lobos no tardaron en oler la llegada de los nuevos intrusos a su zona de casería. El alfa de la manada distingue la presencia de otro Alfa, su instinto le indica que debe advertirle que se largue o se atendría a las consecuencias.

Pero un enervante perfume invadió sus sentidos, despejando todo lo que pensaba hace unos momentos. La confusión se vio levemente en su rostro.

Aquel aroma dulce, aquel aroma a vino y caramelo...

Los lobos rusos dejan de sondear a las personas unos segundos, esperando las órdenes del alfa de cabellos rubios que se ve obligado a volver a su forma humana. Esta acción se repite de parte de Andrea quien se detiene a unos pasos de cruzar todo el puente azul y les deja con la intriga por avanzar un paso más.

El silencio reina por unos momentos para después escuchar al alfa de cabellos rubios de la manada hablar.

— Si quiere unirse adelante no tengo problemas con ello — Dijo el alfa mientras no tiene vergüenza en mostrarse totalmente desnudo al igual que Andrea. No pueden traer ropas ya que se desgarran al volverse bestias.

Esa respuesta sorprendió a todos los presentes, incluso a los lobos que estaban atacando. Ni siquiera Dmitriy pensó por un momento que eso fuera posible.

— Si no es eso a lo que viene pues lo siento. Tendré que pedirle que se marche por donde vino porque no compartimos las presas. Así que con su permiso — Y el alfa agacho su cabeza en señal de respeto. Para indicarle de buena manera a su semejante que no querían interrupciones.

— Vaya... que caballero — Piensa para sí mismo Andrea.

En Italia todo se resuelve de manera agresiva y peleando a muerte. Tener la sangre caliente es normal para los alfas de allá. Pero eso no era del todo malo ahora, podía resolver las cosas de manera pacífica y sin necesidad de pelear. Andrea habla de manera calmada.

— Entiendo a lo que se refiere. — Se justificó Andrea. — Pero son gente inocente atrapada con unas horribles criaturas. Serán lastimados, asesinados, no se lo merecen. Hay mujeres e incluso un chico joven adentro, es comprensible lo que quiere hacer, pero si es solo por cuestión de caza, quisiera llegar a buenos términos con usted — Le comenta Andrea con calma.

El alfa se acerca tranquilamente hacia Andrea mirándole. No perdiéndose detalle de sus gestos y de su cuerpo desnudo.

— Si usted quiere que nos retiremos. Daré la orden con gusto. — Y quedo a unos centímetros de la cara de Andrea — Pero a cambio me dará un pago. No es tanta nuestra necesidad de alimentar a nuestra manada, es solo cuestión de deporte vera usted. Pero como logro comprender con su opinión respecto a los humanos en cuestión. Hare una excepción solo por esta vez. — Recalco — Ya veo que usted no procede de este lugar, su acento y aspecto es obviamente de procedencia extranjera. — Después le indico que hablaran en privado lejos de la vista de todos.

Dmitriy volvió a su forma humana dejando que todos los lobos le miraran con indignación totalmente avergonzados y furiosos por verse obligados a verle su entrepierna.

Un hombre lobo le arrojo una prenda a Dmitriy, esta era de alguien que se le cayó cuando corrió adentro de la catedral, estaban indignados por ver tremendo y vulgar aparato entre sus piernas.

— ¡Por dios cúbrase! ¡Seremos bestias pero tenemos principios! — Dmitriy rio por lo bajo mientras se envolvía la prenda alrededor de sus musculosas caderas. Los lobos no tenían vergüenza en mostrarse desnudos ante ellos mismo, pero ver a otro tipo de bestia desnudo sí que no lo permitirían.

En privado ambos alfas conversaban con tranquilidad.

— Me presento ante usted mi nombre es Sasha Vrolig. Líder de una de las manadas del norte. ¿Usted es? — Pregunta amablemente el rubio cuyos ojos eran de tono miel.

— Andrea Passolini para servirle — Le estrecho amablemente la mano.

— Vera Don Passolini, mis pagos serán los siguientes, le doy el beneficio de escoger el que más le agrade dependiendo — Y después Andrea solo suspiro más calmado — El primero es un pago es especias no en dinero, eso es lo que menos nos importa. Quiero las cabezas de cuarenta vampiros — El pedido era exageradamente grande a cambio, notando la inconformidad de Andrea sonrió.

— Bueno, nunca dije que fueran pedidos fáciles de realizar, el segundo tal vez sea menos estricto. Usted como su persona desposara a una de las alfas que pertenecen a mi manada — Ese pedido era aún mucho peor que el anterior. Andrea no quería ligarse por solo la vida de tan pocas personas, ni siquiera permitió que sus padres le hicieran lo mismo al casarlo con una beta.

Ahora se estaba arrepintiendo de a ver acordado semejante trato.

El rubio se muestra inconforme ante la mirada de su acompañante.

— Mire esas son mis dos únicas opciones a cambio de retirarme de aquí y en lo personal le pediría que nunca se vuelva a meter en este tipo de problemas innecesarios. Una tercera opción como un extra seria que se vuelva otro alfa que gobierne conmigo la manada — Y esas eran todas las posibles pagas a cambio. Precios justos en verdad.

— ¿Cuándo quiere las cabezas de los vampiros? — Pregunto Andrea y Sasha sonrió.

— Le daré un poco de tiempo tiene hasta finales del mes para entregármelas, pero quiero que todas estén frescas. — Muy bien, eso fue maquiavélico. — Mis lobos adoran ese sabor fresco. ¡Incluso le invito a comer con nosotros cuando lo amerite! Entréguelas en la dirección donde comienzan las parcelas de tomate no plantado a unas veinticuatro millas del pueblo, rumbo al norte. A las doce del día, queremos almorzar con su persona, también puede invitar al oso si es que no es del todo agresivo — Y le tendió la mano para dejar hecho ese trato.

— Hecho... — Dijo Andrea.

— Perfecto, ansió verle en primavera — Y ese fue un chiste referente a la temporada de celo, por alguna razón eso no le agrado al italiano.

El alfa silbo indicando su retirada, y tuvo que esperar unos minutos ya que un vampiro lastimo a uno de sus lobos, pero decidió pasarlo por alto al ver que no era una herida del todo grave, las garras siempre se pueden volver a crecer.

Se retiraron del lugar y Andrea ahora tenía una deuda que pagar y tuvo que irse al lado del oso quien le dio una palmada en la espalda.

En compañerismo y lastima. Pero cuando Andrea le dijo a lo que accedió, entonces la sonrisa en el rostro de Dmitriy desapareció. Le agradaba el alfa, le recuerda a él en su juventud. Impulsivo y estúpido.

¿Por qué no darle una mano al inexperto alfa?

Despues de todo tal vez se gane algo de su gratitud.

El aroma de los lobos se fue para la sorpresa de los vampiros, pasaron unos largos minutos antes de que decidieran abrir la puerta pero no estaban den todo convencidos.

Ante la sorpresa de todos, no había ninguna bestia en el exterior, ni tampoco ninguna prueba de su existencia y de que alguna vez estuvieran en ese lugar, los vampiros no tardaron en huir. Tuvieron suerte que el cielo estuviera nublado ya que el sol los lastimaría de manera horrible. Luca se retiró del lugar con Vladimir ajenos a la situación de recién.

Confundidos.

Pero aun así decidieron darse prisa y llegar al hostal donde se hospedan.

Luca se deja caer exhausto, durante más de una hora entera uso su hipnosis para convencer a todos los presentes incluso los vampiros de no sospechar de Vladimir. Transferir esa habilidad para que le crean a otra persona le provoca mucho cansancio, le da hambre y en ese momento el hambre está atacando nuevamente su estómago. Vladimir sabe el sobresfuerzo que realizo el vampiro y lamentablemente no tienen el dinero para costearle sangre humana al vampiro. Ni siquiera se puede levantar de la cama. Vladimir le quita la ropa para que se sienta mejor.

Quita su abrigo, sus botas, su pantalón para poderle brindar más comodidad, no tiene idea de que hacer para que Luca se sienta mejor.

— Luca... ¡Puede beber mi sangre si lo necesita! ¡No me importaría! — Le dice el albino pero el vampiro niega con la cabeza.

— Necesito más que solo beber un poco de su sangre. Vladimir —Llamo con voz cansada el italiano — Necesitaría matarle para recuperar todas mis fuerzas, no puedo aguantar mucho, voy a comenzar a desnutrirme... — Luego Vladimir se sienta a su lado en la cama, toma su mano entre las suyas. Ya no tiene idea de que hacer.

— ¡Conseguiré algo que le satisfaga! ¡No sé como pero lo hare! Pero... — Y toma entre sus manos su rostro. Raspándose con la barba del vampiro quien le mira con ternura y tristeza.

— Vladimir... no matara a nadie. Delo por hecho... Si un día ve que me comporto como bestia salvaje sedienta de sangre huya lejos de mí. ¡Vuelva al palacio si es necesario! Pero no permita que le ponga las manos encima, si lo hago será su muerte segura... — No quiere despedirse, no quiere sonar dando las cosas aseguradas para el desastre, pero ese es el rumbo que las cosas están tomando.

— Luca... — Dice el albino en un susurro acercando sus labios a los del vampiro — ¿Por qué se despide de mí? ¡Yo hablo enserio! ¡No planeo dejarle hambriento en este camastro! Tendré que salir a conseguir un trabajo para alimentarle de cualquier hueso o carne triturada Pero juro que no le dejare aquí cuando usted me necesita — Un beso lento se depositó en la mejilla del vampiro.

Con cariño el muchacho sonrió y suspiro. Le urge conseguir un trabajo. No podía volver por la noche sin conseguir que le paguen una larga jornada de trabajo.

Salió a las calles dejando al vampiro reposando en la habitación, aun a pesar de que el vampiro le pidió de todas las maneras que por favor no fuera sin él.

Entro en cada tienda de toda una avenida entera, y todos le dijeron que no. Lo rechazaban por su tremenda delgadez y muestra de debilidad.

Al carajo con el muchacho que no pueda cargar una simple caja de veinte kilos, se lastimo la mano cuando hizo eso. Al instante le dijeron que se largara por donde vino. Los trabajadores tenían que ser tratados como animales.

Dieron la tarde y paso la noche.

La hora del perro para todos los empleados del día. Y Vladimir se vería obligado a volver con las manos vacías

Dmitriy saco de una vivienda los restos de opio que tenía que vender junto a las latas de rape. Tenía una carga que no se iba a mover sola y necesitaba a cualquiera que no le importara transportar carga ilegal en la avenida. Vio como a un chico lo sacaban a empujones mientras este quería pedir un trabajo.

El chico se quedó de pie ante la puerta suspirando con frustración, el hombre bestia fumaba un puro mientras esperaba la llegada de Andrea quien tenía que cumplir su deuda con el alfa Sasha y había salido a cazar vampiros. Pero tal parecía se había retrasado, o tal vez se le olvido.

Pero al ver ese mocoso de baja estatura, lo considero perfecto.

Perfecto para matarlo si la decisión ameritaba y lucia necesitado por dinero.

— ¡Oye chico! — Llamó al muchacho quien se volteo a verlo un tanto extrañado. El menor se señaló a si mismo confundido — Si tu chico, ¿Quieres trabajar? — En ese momento el muchacho se acercó rápidamente para aceptar el pedido.

La risa socarrona del hombre bestia no se hizo esperar cuando vio que era el muchacho albino que Andrea había salvado.

— Muy bien chico, escucha. Esta mercancía necesita llevarse a la otra parte de la ciudad. Si no sabes montar a caballo pues... ¡No te preocupes no están difícil, aprenderás mientras lo montas! — El chico asiente mientras junto con Dmitriy empieza la carga en la carreta donde por lo visto el tendrá que manejar los caballos.


"La coincidencia no puede existir.

Pues créela porque tu muerte no tardara en hacerse próximamente presente.

Deja que empezamos el fruto de la adicción.

Y el futuro verdugo de tu destino"

Fin del Capítulo 10.


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