El inicio
Nunca imagine mi vida así y mucho menos mi final, siempre me dio risa lo trillado de morir en un asqueroso callejón, pero veme aquí, con mi último aliento, buscando el lugar más apropiado para hacerlo, y vamos poder agregar un poco de drama si es que la lluvia no lo ha hecho ya.
Mi visión ya es borrosa, sinceramente no tengo ni la menor idea de donde estoy, ya no soy capaz ni de escuchar, el ruido de la lluvia me ha abandonado, la obscuridad se empeña en tenerme con ella, abrazarme cual íntima amiga, cobijándome en su manto, y mis fuerzas yéndose por el caño, dejándome a merced de ella.
El dolor y el agradable aroma me hacer reaccionar, parte de mi quiere hacerlo, despertar, continuar, pero el cansancio y dolor no me lo permiten, ante aquel tacto me rindo cada vez más, me dejo ir nuevamente hacia la oscuridad que me susurra cálidamente que me rinda, que me deje guiar por ella, pero ese susurro nada encantador es lo que me regresa a mi pesadilla "no te mueras aquí, si lo haces me traerás problemas". Y por instinto, diría yo, me levanto, tomando mi arma, apuntando al chico más bajo que yo.
Con un rápido vistazo noto las gasas y sangre en el suelo, así como la parte suprior de mi vestimenta.
-Seguirás apuntándome o me dejaras terminar de curarte para que te largues de aquí- escupe sin miedo, para volver a poner gazas, y ¿curarme?
Y así es, aun con mi arma apuntando su delgado cuerpo, continua con su labor, incluso teniendo la delicadeza de informarme cuando aplicara la anestesia en la zona del impacto.
-Mi madre me enseño, mi padre se metía en muchos problemas, claro nunca llego con una herida de bala, pero si muy mal herido- se detiene y me mira –no quiero problemas, así que en cuanto pueda te marchas.
Diciendo eso termina de suturarme y vendarme, es cuando pongo más atención a todo, desde su perfil, sus ojos gatunos, lo largo de sus dedos y el lugar donde estamos, una florería.
Entre quejas me ayuda a subir a la parte superior de la casa, donde me acomoda en una cama, me alivia el que no haga preguntas con respecto a mi estado, y aun a los alimentos y el agua que son dejados en la pequeña mesita al lado de la cama.
-Son analgésicos y un antibiótico, te ayudaran con la herida, supongo que no quieres que llame a nadie, así que come y descansa, para que puedas irte- dice casi como reclamo, retirándose de la recamara.
Perseguido, estoy siendo perseguido por personas sin rostro, disparándome, nadie me ayuda, nadie se preocupa, cuando siento ahogarme, ahí está de nuevo, ese frio, pero a la vez cálido tacto, al despertar lo veo, colocando compresas en mi frente, es cuando noto el escalofrió en mi cuerpo.
No sé qué hora será, pero claramente esta por amanecer.
-tengo que encargarme de algunas cosas, si ocupas algo solo llámame- dice, para posteriormente salir, puedo notar las ojeras en sus ojos, manchando su blanca piel.
Lo veo pararse, y salir, dejándome sin poder agradecerle, pero con una cálida sensación en mi pecho, una que no sentía desde hace ya muchos años.
Me dejo llevar por la oscuridad, pero ahora es diferente, ahora es solo descanso.
Perdon por ser demaciado corto yaya, y tranquila, es todo el drama, creo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top