Secretos, traiciones y venganzas
—Diste a luz a un niño Alfa.
—Fue lo primero que dijo Galba al llegar. —Se llamó Quintos, porque nació en mayo. Pero todas las mucamas de la mansión lo llaman Quinn. —Galba entonces llevó a un bebito pequeño, de dos meses recién cumplidos, a la prisión donde estaba recluido Jungkook.
El bebé tenía el cabello rubio y ojos marrones, era tan hermoso que no había duda de que se trataba del hijo de Taehyung y Jungkook. Era su niño, el pequeño que aparecía en sus sueños todos los días y noches. En sus visiones ya tenía entre tres y cinco años pero, estaba completamente convencido de que su bebé se convertiría en ese cachorrito.
—No será así. Su nombre es Seth. Porque este año es el año del Dios de los desiertos y las tormentas. —Jungkook extendió los brazos de inmediato y tomó al niño, acercó su nariz hasta la cabecita y se dió cuenta de que aún conservaba ese dulce aroma a bebé recién nacido.
—...Eres perfecto y se ve que tienes mucha hambre ¿No es verdad?
Pero que se le pegara al pecho tan desesperadamente en realidad fue doloroso para Jungkook. Era la primera vez que lo amamantaba y ya que no tenía senos como los de las mujeres y tampoco podía decir que sus pezones fueran excepcionalmente grandes, sus pechos se le habían congestionado debido a todo este tiempo en que no pudo sacarse la leche. Sin embargo, a diferencia de la leche materna de las mujeres, la leche de un Omega varón parecia no tener ningún valor nutricional importante, por lo que no se lo daban a los bebés como alimentación principal, sino que servía más bien como un método de formar un lazo madre e hijo con el cachorro por medio del contacto pezón- boca.
De todas maneras, al igual que cualquier nueva mamá, su cuerpo producía alimento para su bebé y estaban saliendo gotas blancas de sus pechos que le mojaban la ropa y que caían en la boquita de su niño.
—Este niño es un Alfa, por lo que su nombre es Quintos y no habrá cambios es eso. Es mi hijo, el heredero de Roma con sangre de Faraón Egipcio. Vamos a criarlo para que algún día se convierta en el gobernante supremo de esta tierra.
Por extraño que parezca, las feromonas de Jungkook nunca parecieron tener efecto en Galba. Había pasado más de medio año desde que se convirtió en su concubino principal y de todos modos, justo como dijo antes, parecia que no podía sentirlo en absoluto. No usó feromonas para estimular su entorno durante el embarazo y estuvo ausente incluso en su primer período de celo después del parto.
Pero eso no era todo, en realidad parecia estar completamente apagado a cualquier estimulación de su parte. Todos sabían que Jungkook era el Omega más hermoso del reino de Egipto. Incluso aunque se podía percibir que era un Omega marcado, no solo los hombres Alfa lo seguían viendo con deseo, sino que incluso lo hacían los Beta.
Todos, pero él no.
—¿Qué pasará con su hijo? Escuché que tienes un varón ¿Por qué no lo vuelves a él tu heredero?
—Ah, hablas de Theo. Bueno, él también es adoptado. Justo como mi hermana y su esposo adoptaron a Taehyung bajo el nombre de su familia. Pero Quintos es mío. Su reclamación como mi heredero tiene más peso. A ver, es suficiente, dame al bebé. —Galba estiró los brazos y le entregó al cachorro a la matrona.
—Además, incluso si se convierte en mi sucesor, las cosas no van a ser tan divertidas como lo son ahora. Con Theo no puedo conseguir el Reino de Egipto y no puedo conseguirte a ti.
—¿Por qué me quieres a mi? —Galba sonrió.
—Porque me has hecho cambiar de opinión respecto a lo que son los Omegas. Tienes una belleza increíble, un aura misteriosa... Sería un estúpido si te perdiera cuando un Faraón Omega es una existencia así de especial ¿No estás de acuerdo, corazón? —Un escalofrío le recorrió la espalda debido a sus palabras.
Sin embargo, a diferencia de cuando Taehyung le decía palabras bonitas y halagos para hacerlo sentir mejor, lo que sentía ahora, era más bien una sensación de puro asco. No sabía bien por qué, pero desde que lo vio, Galba no le hacía sentir nada más que desprecio y ganas de vomitar.
—Eres mi carta para tener el reino de Egipto. Jungkook trató de quitarse su mano de la barbilla, pero Galba añadió tanta fuerza a sus dedos que le fue imposible.
El rostro de Jungkook se distorsionó de inmediato cuando el dolor pareció penetrarle hasta en los huesos.
—Quiero todo el poder y para eso, necesito que te embaraces otra vez. Ahora de un cachorro Omega.
—...¡NO ME VOY A EMBARAZAR DE TI!
—Aunque quisieras es imposible. —Sus palabras sonaban bastante contradictorias, así que Jungkook lo miró confundido. —Tiene que ser un bebé Omega, quién sea el padre biológico, es lo que menos me interesa. Puede ser Taehyung, el doctor, uno de mis soldados, un esclavo o quien putas se te antoje, escoje el que sea, yo no puedo darte hijos de todos modos. —Después de decir esto, Galba acercó a Jungkook a su cuerpo y lo besó en la mejilla.
—Detente... —Galba agarró su muñeca y llevó su mano de inmediato hasta su verga.
—¡Ah! —Jungkook gritó por el dolor que le provocaba la presión que el cónsul ejercía en su muñeca, pero después de un momento de tocarlo, sus ojos se abrieron el doble de su tamaño original. En su entrepierna, no había un pene que pudiera sentir, en su lugar, solo había carne plana.
Jungkook respiró hondo y se quedó mirando en su dirección. Galba sonrió como si su expresión de asombro le hiciera mucha gracia.
—¿Por...?
—Este es mi mayor secreto. Te diré la versión resumida. Cuando era joven, descubrí que me gustaban más los Alfas que los Omegas o Betas y me hice el amante de uno que era... Todo lo que yo había querido siempre. De verdad era fantástico en la cama, pero después de que nuestra relación fuera expuesta, terminé con el pene despedazado porque su querida esposa se encargó de castrarme. Desde entonces, lo perdí todo, de verdad todo. Ya sé, ni siquiera yo pensé que fuera así, es por esa razón que ningún olor de Omega me hace sentir algo. —La mirada del hombre estaba apagada. Tanto que en realidad Jungkook ya no supo que decir....
—¿Me tienes lastima?
—No. —Cambiando su expresión, Jungkook sacudió su cabeza de izquierda a derecha en negación.
—¿Entonces, ¿Por qué me ves de esa manera? —Le cuestionó Galba en tono de reproche.
—¿De qué manera?
—Parece que te estás compadeciendo de mi.
Jungkook miró hacia otro lado y le respondió. —Lo hago porque todas las dudas que tenía sobre ti me han sido despejadas ahora.
—¿Dudas? ¿Qué dudas tenías sobre mí?
—Me preguntaba el motivo por el que pareces odiar tanto a Taehyung, pero puedo entenderlo ahora. El hombre que te gustaba... Tu amante era una persona relacionada con él ¿No es cierto? Probablemente era su padre.
...
—Y lo amabas. —Galba le sonrió.
—Lo que significa que fue la mamá de Taehyung quien te cortó el pene y su papá, mejor dicho, tu amante no hizo nada para defenderte. Todo tiene sentido ahora para mí. Tu extraño odio y obsesión por Taehyung, simplemente se debe a algo que no quieres soltar ni superar. Así que, como vienes de una familia poderosa solo tuviste que inventar algunos falsos rumores. Derrotaste políticamente a su padre, lo ejecutaste, llevaste a su familia a la ruina y amenazaste con encarcelar a su madre. Pero Taehyung se levantó de la esclavitud como un gladiador incluso aunque creíste que iba a morir, por eso lo mantienes a tu lado. Es mejor tener al enemigo cerca ¿No? Lo odias desde el fondo de tu corazón porque heredó la apariencia del hombre que una vez amaste y porque es el hijo de la mujer que te quitó la hombría.
Galba se rió de forma extraña. —Como era de esperarse del Faraón del Egipto.... Parece ser cierto que tienes el poder de la adivinación.
—Aunque es verdad que tengo un poder... Casi se ha ido después de mi embarazo, y no lo digo por ello, es solo que es algo muy obvio, a decir verdad cualquier persona se habría dado cuenta de ello. Puedo notar claramente que tu odio y obsesión conmigo son causados para lastimar a Taehyung. Galba miró a Jungkook de manera desafiante. —Simplemente no puedes perdonarlo por amarme.
—Acertaste. Tienes un punto. Sí, estaba deseando vengarme. Es decir ¿No es gracioso todo esto? Le he contado tantas historias de ti al imbécil de Taehyung, que... Veo como mira a Quintos ahora. Lo odia porque cree que lleva mi sangre, sin saber que es su verdadero hijo. Lo ve como algo que no debería existir y como un niño que controla a la persona que ama, ni siquiera quiso cargarlo. Es sumamente divertido de ver. —El cónsul, le ofreció vino.
...
—No te preocupes. No está envenenado. Lo probé hace un momento.
—...Estoy amamantando... A mi modo de ver, tu venganza es bastante estúpida e infantil como tú.... Comprenderás.
—No lo creo, a menos que le digas la verdad, Taehyung no sabrá que él es el padre. A mí me parece bien. Continuará odiándolo como el niño nacido entre su tío y el hombre que una vez amó. ¿Quién sabe? Si todo sale bien, tal vez hasta quiera matarlo para quedarse contigo.
—¡Él no haría algo así! —Jungkook se puso de pie. Sin embargo, en el momento en que iba a decir otra cosa, un dolor agudo en la garganta hizo que quedara un tanto desconcertado.
—Ah... Mi ga... Mi...
No podía emitir ningún sonido, le dolía muchísimo la garganta, de verdad muchísimo. Incluso comenzó a sentir como si se le estuviera quemando hasta el punto en que tuvo ganas de vomitar.
—¡Uh...!
—No te engañé. Realmente bebí de esto hace un momento y no está envenenado. Sin embargo, el agua si tiene una medicina que he ocupado tantas veces que con el tiempo, mi cuerpo ha desarrollado resistencia a ella y puedo recuperar mi voz muy rápido. Tú sin embargo.... —chasqueó los dedos delante de él. Te costará un poco, pero quizá lo logres. Es cuestión de fuerza de voluntad. —Galba le sonrió fríamente a Jungkook, quien no dejaba de jadear y de agarrarse la garganta.
—Aun no has visto nada de lo que puedo hacerte. Tengo otro veneno que te dejará ciego, otro que te dejará sordo, y uno que hará que te conviertas en una linda muñequita con pulso. Una hermosa, pero inútil muñequita inmóvil. —Los hombros de Jungkook estaban temblando de arriba para abajo.
—Está bien, tranquilo. Eres el ser humano más hermoso, valiente y digno que he visto en mi vida. Por fuera, eres pequeño, frágil y nervioso como un ratón, pero por dentro eres todo lo contrario. Eres como el acero.
—Umm...
—Tienes mucha fuerza de voluntad, cariño. Cálculo que volverás a la normalidad en un año.
¡...!
—Bueno, te diré que tipo de juego tengo en mente para tí. Vamos a crear una oportunidad para que Taehyung y tú duerman juntos otra vez.
Obviamente a este hombre le gustaba jugar con la vida de Taehyung. Tenía un extraño sentimiento de "odio/obsesión" hacía él que envolvía todo su cuerpo. Tenía sentimientos de "amor/odio" hacia su padre, resentimiento y deseo de venganza hacia su madre y sentimientos complicados hacia Taehyung, quien era la viva imagen del hombre que tanto amó y lo traicionó y lo peor era que Jungkook y su pequeño bebé habían quedado enredados en medio de toda esta maraña de secretos, traiciones y venganzas.
Días después, al darse cuenta de que se acercaba una nueva temporada del celo de Jungkook, Galba le quitó los supresores y comenzó un viaje que deliberadamente lo expuso al público.
Debió ser su plan desde el principio, liberarlo en el campo de las bestias Alfa y dejar que Taehyung se lo llevara de allí para protegerlo y de paso follar con él, y por supuesto, un bebé Omega, debía salir de todo eso.
Durante la marcha triunfal de Galba, (un desfile que se hacía en Roma, en celebración del fin de la guerra), la mayoría de los ciudadanos romanos acudían a las calles para elogiar sus hazañas militares, su buena fortuna y energía y, como era de esperar, significaba que todo empezaba a envolverse en un ambiente festivo que duraba varios días.
El lunes, a primera hora, Galba montó un caballo, pulcramente arreglado, e hizo que Jungkook se fuera a su lado, en un palanquín que había dispuesto para él.
Como "señor de la guerra", Taehyung había sido asignado para proteger la retaguardia de los dos así que estaba observando muy atentamente cada uno de sus movimientos. Después de todo, Jungkook estaba allí, envuelto en una capa y observando la ciudad de Roma como si fuera la primera vez que veía el panorama.
Cuando Jungkook llegó aquí, lo hizo en barco, estaba embarazado y no podía esforzarse más de la cuenta. Además, estuvo atrapado en la parte trasera de su camarote todo el tiempo y cuando salió, ya era de noche. Ahora, el cielo estaba despejado por todas partes y el aire se estaba sintiendo cálido, pero no hasta el punto de llegar a ser sofocante. Era evidente que se trataba de un clima más cómodo que el del Reino del Egipto porque no habían desiertos y sin embargo, el polvo se levantaba más y más, a medida que avanzaba la marcha triunfal, para convertir el entorno en un paisaje color heno.
Tenía que decir que el país, en su conjunto, no le pareció que fuera muy rico que digamos, al menos no en la forma en que lo era su natal Egipto. Como superpotencia militar, Roma contaba con la mayor caballería del Mediterráneo y aún así, viéndolo desde varios ángulos diferentes, Jungkook pensó que el Reino de Egipto era mucho más avanzado culturalmente de lo que ellos podrían llegar a ser alguna vez, a sus ojos no eran más que un montón de Alfas salvajes carentes de educación y cultura.
“(No quiero perder, no quiero quedar bajo el control de un país como este.)”
Su cultura, se conformaba de un grupo de historias poderosas que habían durado miles de años y que ahora necesitaba proteger a como diera lugar. Pero mientras miraba la ciudad, Jungkook escuchó las voces de los ciudadanos que habían llegado hasta allí solo para poder verlo un poco más de cerca. Aparentemente en Roma, se rumoreaba que los Omegas eran unos monstruos. Seres con una belleza que ciertamente tenía que ser hechizante y peligrosa para la población, por esa razón, ahora lo veían como una criatura demoníaca que seducía a todos los Alfa para aprovecharse de ellos y dar a luz a un niño.
¡Ciertamente todo era espeluznante!
Se decía que habían más Alfas entre los ciudadanos de Roma que en cualquier otro país del mundo. De la piel de Jungkook, que estaba cerca de entrar en celo, probablemente estaba saliendo esa pequeña feromona que atraía a todos ellos y, más específicamente, estaba atrayendo a los soldados de la guardia y al parecer esa era la razón principal por la que los ciudadanos estaban murmurando sin parar a su alrededor y además, era el motivo por el que los hombres de Galba estaban actuando de manera extraña.
Sin embargo, el cónsul parecia estar disfrutandolo mucho. Todo esto, era un espectáculo inevitablemente cruel que le estaba poniendo la piel de gallina.
Solo quería volver al Reino de Egipto lo antes posible. Quería recuperar a su hijo, huir de este país y estar con su familia. Pero ¿Qué debía hacer para lograr eso? Soñarlo definitivamente no era suficiente para que sucediera.
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