Profecías

—¿Está bien si te beso?  

Abrió un poco los ojos y pensó ¿Quién es este hombre? Aunque claro, estaba un tanto inconsciente por culpa del veneno.

En el ambiente sonaba el viento seco de forma impresionante y podía sentir los pequeños granulos de arena pegando contra su cara cada vez que daba un paso. Fue tanto así, que estuvo seguro de que estaba en la entrada del desierto incluso aunque era tan de noche.

La luna llena, en el cielo, era increíblemente hermosa. En realidad faltaban pocos días para la luna llena así que se preguntó ¿Cuándo llegó exactamente a este lugar? Podía escuchar el sonido del río y un par de cantos de insectos cerca de él.

—Por favor, tómala.

Ese hombre, el tal Taehyung, lo salvó. Trató de responder que lo estaba entendiendo, pero no pudo hacerlo tan rápido como le hubiera gustado. Sus párpados estaban increíblemente pesados y su boca parecía estar tan temblorosa que Jungkook solo cerró los ojos y se dejó arrastrar hasta que su conciencia comenzó a desaparecer y como si esa fuera una señal, Taehyung se humedeció los labios y lo besó.

—Hmm...

En el momento en que sus labios se tocaron, todo el cuerpo de Jungkook se estremeció por alguna razón y de inmediato, un dulce calor comenzó a recorrer su cuerpo, desde lo más profundo de su pecho hasta hacer que todo entero empezara a temblar.

Aquella, era una sensación muy extraña, se sentía como cuando estaba en celo, y no sabía exactamente si era por la fiebre o por el veneno que fluía por sus venas, sin embargo, abrió la boca sin darse cuenta de eso y se quejó mientras comenzaba a sentir una extraña y muy, muy misteriosa sed.

Taehyung vertió algo como una pastilla en su boca con la ayuda de su lengua. ¡Maldición! ¡Qué labios tan cálidos y bonitos tenía! Pero el solo hecho de tocarse los labios el uno al otro le hizo sentir como si de pronto se le hubiese olvidado como debía respirar.

Taehyung...

Un gladiador romano....

En el momento en que Jungkook vio a este hombre, a orillas del Nilo, supo que su encuentro, era lo que se le había estado anunciando desde que su madre murió.

Contaba la leyenda que el verdadero Faraón, de este país, era la reencarnación de la Diosa Isis, su amado hijo y siempre estaría protegido por los Dioses cuando se enfrentara a una crisis que pusiera en peligro su vida. Los ríos del Nilo se calmarían ante su presencia, las bestias feroces se inclinarían para abrirle paso, y un Alfa procedente de tierras lejanas, el hijo del Dios Osiris, se acercaría para sostenerlo entre sus brazos, marcarlo y hacerlo suyo, porque ellos estaban destinados a ser los eternos amantes.

Todo concordaba.

Había soñado con este hombre desde la muerte del Faraón anterior.

La primera vez que lo vio en su sueño, estaba en un anfiteatro de piedra blanca, con una corona de laurel colocada en su cabeza adornando sus cabellos y un majestuoso hombre, con aspecto de cónsul, sosteniendo una espada para darle un pequeño golpecito en el hombro con ella, mientras le decia: —A ti, que tienes la palabra luz en tu nombre, se te dará el título de héroe. No serás un esclavo como antes, sino que te convertirás en un ciudadano romano e incluso se te otorgará el estatus de funcionario público como mi mano derecha.

Taehyung, ¿Un héroe de Roma? ¿Por qué había soñado con alguien de un país extranjero? Pero, tomando el sueño como una profecía, Jungkook pensó que lo mejor, entre los muchos países vecinos, era hacer las paces con Roma antes de que se desatara una guerra. Debió ser el destino escogido por los dioses eso de elegir el camino de la consolidación de la realeza mediante la celebración de un pacto de "no agresión" con ese país que antes les había declarado la guerra buscando derrocar a los Omega del poder. Además, este buen hombre apareció frente a él cuando estaba en peligro de muerte y lo llevó a un lugar seguro. Merecía tener el beneficio de la duda.

“(La Diosa lo trajo, estoy seguro de eso.)” Jungkook descansó en los brazos de Taehyung y suspiró.
—Gracias, Madre. —Murmuró para si mismo. Pero el hecho de que hubiese logrado conocer a este hombre, lastimosamente significaba que las otras profecías también iban a cumplirse e irremediablemente iba a morir a manos de su hermano gemelo.

Hasta ahora, se había dicho que un poder misterioso residía en el futuro Faraón del Reino del Egipto. Después de que su madre muriera y se celebrara su funeral, hasta que se convirtiera en el próximo Faraón y subiera al trono, entonces iba a tener el poder de profetizar muchas cosas hasta que se cumpliera su propósito sagrado.

Su madre, el anterior Faraón ya  se lo había dicho. En su futuro vio su entronización, quién sería su aliado y también, vió que justo en el último momento, su hermano iba a intentar matarlo para usurpar su lugar.

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Unas horas antes de conocer a Taehyung, Jungkook estuvo en peligro de ser atacado por su hermano.

En el templo funerario, donde se arreglaban las momias en preparación para la reencarnación de las almas de los Faraones anteriores que habían fallecido, la persona que se iba a convertir en el próximo Faraón debía estar presente durante varios días para poder limpiarse y rezar con el único propósito de que el Faraón no se perdiera en su "camino al otro lado". Sin embargo, dado que era un ritual muy largo y cansado, debía quedarse en la sala funeraria durante los primeros veinte días y los últimos veinte días también.

Estando allí, fue atacado por su hermano Junghyung por la noche, justo en el momento en que se terminó el día 20 del período de oración del primer trimestre. Hasta entonces, Jungkook había estado recluido en el templo funerario preparado por el Faraón anterior mientras aún vivía, y oraba todo el tiempo por él y para pedir  su consejo y sabiduría. En ese momento, fueron Taehyung y Roma los que aparecieron en sus sueños como una premonición, durante la primera noche.

“(Esta es… La revelación de la Diosa para que me una a Roma.)”

El día después de que tuvo ese sueño, secretamente envío una invitación al cónsul romano, Galba, para que asistiera a la ceremonia de su entronización. Después de todo, invitarlo y tomarle de la mano frente a todos, concebiría a ese hombre y a él mismo como una pareja y después, podrían llevar a cabo una ceremonia de apareamiento adecuada para producir descendencia.

Los Faraones Omega tenían que encontrar pareja y tener hijos lo antes posible después de tomar el trono porque era una tradición que habían seguido desde hace siglos y era su obligación engendrar un Omega que fuera el próximo Faraón y tras enviar una carta personal a Roma, aceptó su destino y decidió realizar los rituales para que el alma del difunto Faraón pudiera revivir en el más allá con sus abuelos y sus otros familiares. Incluso prendió incienso y lloró por ya no estar con él.
Pero ahora mismo, la fuente de la mayor de sus preocupaciones, era la existencia misma de su hermano gemelo, Junghyung. Porque gracias a él, el poder del país estaba dividido en dos.

Después de la muerte del Faraón, Junghyung rápidamente tomó prestado parte del ejército de Libia, recorrió pueblos y aldeas y comenzó a declararse a sí mismo, el próximo Faraón. Había enviado un ejército para tratar de detenerlo, pero ahora era un momento importante en el que no podía abandonar el templo ya que debía preocuparse también por ayudar a su madre en su recorrido al otro mundo. Además, sabía que las luchas internas en estos momentos solo debilitaban a la nación y por eso mismo, quería evitar las peleas tanto como fuera posible.

Aunque deseaba tener una oportunidad para arreglar las cosas hablando, Junghyung no lo escuchó en absoluto y parecía estar completamente en contra de apoyarlo.

A Junghyung no le parecía justo ser el segundo heredero al trono después de Jungkook ya que solo había seis minutos de diferencia entre los dos nacimientos, así que no tenía intención de cooperar para fortalecer la nación y siempre se enfrentó a su hermano por el poder, tanto como pudo.

¿Era por no haber crecido con él?

La existencia de gemelos Omega a veces era rechazada por los altos mandos del reino de Egipto, así que para evitar perturbaciones, su madre había decidido criarlos por separado. Junghyung a diferencia de Jungkook, quien estuvo siempre con su madre y fue educado para convertirse en el futuro Faraón, fue enviado temporalmente a Libia, el país de su padre Alfa. Aquello fue un acuerdo temporal entre ambos países, sin embargo, en Libia, prácticamente fue tratado como el heredero del Reino de Egipto y creció teniendo una personalidad completamente arrogante, seguramente debido a la influencia de su padre Alfa, con quien había estado toda su vida.

Su madre, el Faraón, convocó a Junghyung a su presencia cuando tenía quince años. El Faraón quería que los gemelos trabajaran juntos para proteger el Reino de Egipto porque el poder militar de Nikuni, la nación occidental emergente de Roma y su país vecino Libia, se habían involucrado repetidamente en feroces guerras y amenazado la paz del Reino de Egipto y si no se unían a Roma o a Libia, entonces serían destruido por ambos lados.

El Reino de Egipto era un país dotado de innumerables riquezas, gracias a las vetas de oro, la generosidad del río Nilo y los impuestos comerciales en el Mediterráneo, pero el poder militar no era precisamente su fuerte. De hecho, hasta ahora no habían tenido la necesidad de tenerlo. Sin embargo, todo parecía indicar que era fundamental hacer algo para fortalecer su ejército porque en algún momento iban a ser atacados. ¡Y por países muy poderosos además! Mismos que parecían estar lo suficientemente ansiosos por tener la riqueza del Reino de Egipto, tanto como para esperar sentados a que se decidieran cuál de los gemelos sería el nuevo Faraón.

Esta fue una de las razones por las que el Faraón anterior llamó a Junghyung para que regresara de Libia. Habiendo crecido allí toda su vida, no sería extraño que el rey de allí intentara controlar el Reino de Egipto a través de él y tan pronto como regresó a casa, apeló al antiguo Faraón, quién también los había dado a luz, para que lo convirtiera en su sucesor en lugar de su hermano, aludiendo al hecho de que él tenía un mejor entrenamiento militar que Jungkook y que era injusto dejarlo de lado por el solo hecho de que a Jungkook lo sacarán primero de su vientre.

—Al crecer en la familia real de Libia, tengo un mejor entrenamiento y una mejor perspectiva de la economía internacional. Seré más útil para la nación en el futuro, muchísimo más que Jungkook, que no sabe nada fuera del Reino de Egipto. —Le había dicho a su madre y al decir tal cosa, causó un gran revuelo en el palacio.

El predecesor le pidió a Jungkook como su última voluntad, que protegiera la paz del Reino de Egipto porque temía lo que pudiera pasarle. También dijo que si tuviera que formar equipo con cualquiera de ellos dos, entonces se enlazara con Roma porque conocía de la ambición desmedida de su padre Alfa y sabía que Libia no era un país de fiar. Básicamente no tenía de otra. Sin embargo, mientras los dos seguían discutiendo sobre lo que sería bueno para el país y de los planes de batalla para el futuro, de repente el Faraón contrajo fiebre y murió.

Existieron muchos rumores de que Junghyung lo había envenenado para hacer más fácil su trabajo, pero en realidad no había pruebas y entonces, como era su tradición, comenzó la gran ceremonia fúnebre.

No había tiempo para que Jungkook se preocupara por alguien más cuando debía velar por el alma de su madre. Sin embargo, entendía que durante este período fúnebre era necesario unir fuerzas con Roma a como diera lugar. De lo contrario, Junghyung, con la ayuda del ejército de Libia, intentaría matarlo.

Le informaron que no había hecho ningún movimiento notable hasta el momento pero que, si intentara derrotarlo, probablemente sería durante este período de perdida en el que estaba más distraído y triste.

Jungkook pasaba tiempo a solas en las profundidades del templo para mantener alejadas las impurezas.  Aunque se había reforzado la seguridad, era un momento en el que parecía ser fácil enviar asesinos a acabar con su vida.

“(Hoy es el final de las oraciones. Si  Junghyung me tuviera como su objetivo, sería el momento perfecto para matarme)”

Estaba en la parte más profunda del templo, en el lugar, había muchas trampas, pasajes laberínticos, y puertas falsas, pero sabía que Junghyung sería capaz de atravesarlos todos. En la habitación, donde estaba recluido para la oración, entraba la luz de lo alto de la pirámide y fluía un pequeño riachuelo de agua clara, creando un espacio lleno de tranquilidad y pureza. Allí, había un ataúd hecho de oro sobre un altar tachonado de diamantes y joyas y un par de artesanos que estaban preparando una máscara hecha para parecerse a la cara de su madre y una corona que él pudiera utilizar para el momento de su partida. Sin embargo, aunque las oraciones del primer término se habían completado con éxito, el antecesor aún no se había convertido en una momia, por lo que todavía tenía que esperar un ritual más y luego llegaría el momento en que sería enterrado.

Entonces, de completar tal serie de ceremonias, el alma de su madre iba a poder renacer con seguridad en el otro mundo, donde continuará viviendo de la misma manera que en este. Dado que la Deidad guardiana de su madre era un halcón, el ataúd estaba decorado con detalles en forma de alas y coronas y mientras pasaba sus días en oración con el ataúd aún vacío frente a él, Jungkook tenía la extraña sensación de que podía tener una conversación con el alma de su madre. Él también nació como hijo de un Faraón Omega y naturalmente, se convirtió en Faraón después de su muerte, tomó a un Alfa como su esposo, concebió a los niños en su cuerpo, los dio a luz y finalmente, después de criarlos tan bien como le dictaban las escrituras, murió como un Faraón y Jungkook también haría eso. Había nacido para ello y fue criado para ello, por eso siempre pensó que era lo normal. Sin embargo, a diferencia de él y de su madre, su gemelo fue rechazado y relegado como un segundon. Habían nacido de la misma manera, pero ligeramente diferentes en el orden en que vieron la luz de la sala de partos así que, por eso fue eliminado de la línea de sucesión al trono y bien pudo haber sido él en su lugar si solo el médico hubiera sacado primero a Junghyung del vientre de su madre.

Había tenido varios sueños de él atacandolo por la noche, así que ordenó a los altos funcionarios del gobierno que mantuvieran la guardia alta y ya que no dejaba de ver lo que hacía su hermano menor, no podía dar por sentado su trono como lo había hecho su madre. Pensaba que esta vida, este destino, nunca tenía que darse por sentado para empezar porque desde el día en que murió su madre, cuando cerraba los ojos, tenía sueños extraños con un gladiador romano. Se decía que el heredero al trono estaría protegido por la Diosa Isis quien le otorgaría un poder misterioso hasta que fuera coronado, así que Jungkook pensaba que tenía que tratarse de él.

Pero mientras pasaba su tiempo pensando en este tipo de cosas, de repente escuchó la voz de uno de los ayudantes desde las sombras quien vino a informarle de los movimientos de Junghyung.

—Príncipe Jungkook, parece que su hermano planea atacarlo esta noche.

—... ¿Qué está haciendo?

—Un ejército se está reuniendo en la entrada del reino y puedo ver que se trata de los soldados de Libia. Por favor, su alteza. ¡Tiene que irse ahora!

Así que se preparó para escapar a las orillas del río Nilo utilizando un pasadizo subterráneo secreto del templo.

Jungkook se arrodilló ante los Dioses consagrados más allá del ataúd de su madre y luego colgó su espada en un cinturón de su cadera. Un viento, que estaba soplando de la nada, pareció ocasionar que las llamas de las antorchas no dejaran de moverse hasta proyectar una profunda sombra sobre las estatuas y mirando directamente a esa figura, la que parecía caer sobre él como un manto, Jungkook habló.

—Que la Diosa me bendiga y me de fuerzas para proteger el reino de Egipto. Juro por todo lo que soy, que no dejaré que mi pueblo muera de hambre o desolación, ni dejaré que los ejércitos extranjeros nos pisoteen y dedicaré el resto de mi vida a proteger a la nación y a mi gente.

No quería perder contra el hermano que trataba de matarlo. Si Junghyung deseaba coronarse como el próximo Faraón de forma legítima, entonces él estaba completamente dispuesto a pelear a su lado por el bien de su nación. Pero si era lo suficientemente cobarde como para querer matarlo, entonces nunca lo iba a perdonar. El legítimo Faraón de este país era Jungkook, la Diosa así lo había decidido y no podía aceptar que otras personas intentaran cambiarlo por la fuerza.

—Por favor, gran Diosa Isis, protégeme para que pueda regresar aquí a salvo para realizar el próximo ritual.

Fue todo muy preciso. En el momento en que entró por la puerta secreta que conducía al sótano, Junghyung ya estaba conduciendo a un ejército a la cámara funeraria donde estaba rezando.

—¡Busquen a Jungkook! —Al escuchar las odiosas palabras de su hermano detrás de él, salió de la pirámide a toda prisa incluso antes de que pudiera gritar de miedo por lo cerca que lo tenía.

Era una noche tranquila, en la que debería haber luna, pero las nubes la habían cubierto lo suficiente como para que ahora no se viera nada. Podía observar las antorchas encendidas por el ejército de Libia desde donde estaba, pero era obvio que ellos no lo estaban notando en absoluto.

Cuando llegó a un pequeño bote amarrado en el ancho río Nilo, tan enorme como seguramente era el mar, Jungkook respiró aliviado y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie lo estuviera siguiendo. No había guardias o señales de que alguien estuviera allí y gracias a eso, entonces pensó que iba a poder escapar si se subía y cruzaba la orilla opuesta.

—Príncipe Jungkook, por aquí. —Le escuchó decir a una voz masculina desde el bote, era la voz de su asistente. Cuando vio en su dirección, descubrió que también había varios de sus sirvientes al lado de él.

—Gracias, gracias de verdad.

Pero cuando estaba a punto de tomar su mano extendida, de repente todo el desierto comenzó a verse excepcionalmente brillante. Las nubes, que habían cubierto la luna, comenzaron a alejarse tanto que ni siquiera se dio cuenta del momento en que pasó.

...

Y eso significaba que sus enemigos ya podían verlo.

Era claro que su hermano había estado detrás de él todo el tiempo.

—¡Es peligroso, abajo! —Después de la advertencia de su sirviente, pudo ver un arco y una flecha brillante al otro lado de la orilla del río, donde los nenúfares eran más espesos y anchos y junto con el sonido de la flecha disparada, vino el grito de su asistente cuando le atrevesó el pecho.

—¡Ah!

El hombre hizo ruido por un momento, pero de inmediato cayó al agua y desapareció. Después de eso, las flechas comenzaron a dispararse una tras otra y con eso, cada uno de sus sirvientes comenzaron a morir sin tener la oportunidad de pelear. Rápidamente intentó ocultarse de las flechas utilizando su espada, pero lo golpeaban tanto que no pudo huir. Supuso que su hermano incluso lo había estado vigilando todo el tiempo y ya era tarde para cuando se dio cuenta de que estaba rodeado.

—¡Argh!

Eventualmente, una flecha rozó su carne, enviandole un dolor agudo a través de todo el brazo. Cuando se dio la vuelta para intentar huir, entonces vio la flecha que acababa de rozarlo y descubrió que la punta tenía un líquido turquesa que goteaba de una forma bastante babosa, no había duda de que le había puesto veneno. La flecha parecía haber sido cubierta con una dosis letal de las toxinas de un alacrán venenoso.

—Maldita sea...

Tenía que deshacerse del veneno. Jungkook inmediatamente cortó el rededor de la herida con su propia espada hasta provocar que la sangre cayera con mayor intensidad que las gotas de veneno de la flecha. No era mucho lo que podía hacer, pero esto al menos debería ser suficiente como para darle tiempo de escapar.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de avanzar por el cauce de los juncos, un grupo de personas con antorchas en las manos se acercaron a caballo todos a la vez.

¿La Diosa no reconoció a Jungkook como el próximo Faraón?

Si iban a matarlo ahora, entonces se trataba del destino ¿Esto quería decir que Junghyung se quedaría con el trono de Egipto?

—Así que, tu brillante idea fue huir a un lugar como este. Mi querido, querido hermano. —Aquella era la voz de su hermano gemelo, Junghyung. Cabello negro hasta los hombros, ojos negros y una apariencia esbelta y misteriosa. La hermosa joya alrededor de su cuello refleja la luz de la antorcha y también tenía un rostro que se parecía terriblemente al suyo. Sin embargo, él tenía el cabello más largo y un aire un tanto más vulgar.

—¡A él! —La voz de su hermano resonó a su alrededor y de inmediato Jungkook se vio rodeado de los soldados del ejército de Libia quienes le apuntaban con sus flechas al rostro.

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