El sabor de la felicidad

-Quiero que me hagas el amor hasta que tengas que irte. -Dijo. -No estoy en celo, pero necesito que tomes mi cuerpo y mi corazón antes de que deje de verte otra vez.

Ese día, por un corto periodo de tiempo antes del amanecer, Taehyung le hizo el amor suavemente a Jungkook como si ambos fueran inexpertos. Él tenía a su segundo hijo en su vientre, por lo que no presionó mucho ni lo forzó más de la cuenta, solo lo amó con todo su corazón para poder alcanzar un clímax que fuera cálido, suave y bastante placentero.

-... Mi hermoso Taehyung... Puedo ver... Perfectamente lo que va a pasar con nosotros... Lo noto en tu mirada. -Justo antes de llegar al clímax, Jungkook susurró esto mientras sostenía la espalda de su pareja.

-Te veo como el emperador de Roma. Puedo, observar a nuestra familia de cuatro, viviendo felices y juntos en un lugar en donde no hay guerra.

Estaban protegidos por los Dioses. Era por eso que estaba completamente seguro de que podían caminar en el rumbo en el que los llevara su corazón.

-Espera por mi. Espera por mi, por favor. Vamos a vernos tan pronto como sea posible. Antes de que te des cuenta, mi amor.

-Voy a esperarte. Así que date prisa.

Cada noche, Taehyung escuchó las palabras de Jungkook en su cabeza gracias al lazo que compartian. Con la nostalgia del dulce aliento que se deslizaba de sus labios a los suyos, cerraba los ojos y comenzaba a recordar como se sentía estar a su lado.

-Mi querido Faraón, quiero verte pronto. Te extraño tanto que me estoy muriendo.

Pero mientras pensaba en él, escuchó una voz ronca llamándole desde el otro lado de la puerta. El niñito de ya casi 3 años que tenía entre sus brazos pareció comenzar a despertar, pero al final solo se acomodó mejor contra su pecho.

-Señor Taehyung. Estamos a punto de entrar en Alejandria. -Suspiró ante la voz de su subordinado.

El vaivén silencioso del barco, con el sonido de las olas golpeando la proa, el murmullo de las gaviotas y el olor de la marea, eran lo único que le hacía sentir que todo esto era una realidad y que tenía que enfrentarla como lo había hecho con todas sus otras peleas.

-Ya veo. Este también es mi destino. -Salió a la oscuridad de la cubierta, todavía con su hijo entre sus brazos, y respiró muy, muy hondo.

El cielo todavía estaba envuelto en nubes negras pero, en frente de él, había comenzado a aclararse al mismo tiempo en que el faro que iluminaba Alejandría parpadeaba en el horizonte. No sabía exactamente cuántos días habían pasado desde que salió del Reino de Egipto, pero pensó que ya era cuestión de horas para que el flujo del mar Mediterráneo lo empujara hasta el puerto. Para cuando el sol de la mañana brillara por completo sobre la ciudad, ya debería haber llegado hasta la entrada.

-Te amo. Todo estará bien. Definitivamente vendré contigo tan pronto como pueda así que, por favor, tienes que tener paciencia.

Jungkook le dijo que serían dos años y medio, pero le había tomado más tiempo de lo que esperaba llegar al día de hoy.

El plan era el siguiente: Ya que Galba había sido asesinado por su hijo adoptivo, Theo, y este había resultado ser asesinado por una turba de ciudadanos en el puerto, Taehyung decidió viajar a los estados aledaños, al centro de Roma, para hablar sobre los planes que tenía para la ciudad. Ganó la elección para ser cónsul y entregó a los ciudadanos todas las propiedades que había ganado en torneos y logros militares, viajó a Egipto, bajo el título de "amante del Faraón" y convocó a una conferencia en la que propuso una reducción de su propio ejército para dejarlo permanentemente en el reino. Además, ya que Jungkook estaba diciendo exactamente lo mismo en Roma, ambos decidieron renunciar a la fortuna de sus casas con el único fin de ayudar al pueblo de los dos reinos a vivir en una situación más o menos estable.

¿Y qué mejor manera de mostrar su unión y su buena voluntad que tener al Faraón de Egipto en Roma y al recientemente nombrado, emperador de Roma, luchando contra los invasores Libios en Egipto?

Era perfecto, una manera de mostrar que eran benevolentes y también, infinitamente honestos con sus deseos de buena voluntad con los ciudadanos y eran una superpotencia militar,

Roma pasó a ser una nación pacífica y respetuosa de la ley. Al hacerlo, el número de ciudadanos que querían la guerra disminuyó poco a poco y la voz por la paz con el Reino de Egipto se hizo más fuerte y pensando en esto, Taehyung planeó retirarse de la política para ir a buscar a Jungkook lo antes posible.

"(Incluso si no me convierto en alguien que la gente pueda seguir, mientras pueda ir a tus brazos, todo estará bien para mí.)"

Pero en realidad, no le habían permitido jubilarse del todo y ya había pasado el tiempo máximo en que le permitieron desaparecer de Roma. Después de todo, incluso si la vida ahora parecía ser un poco más "fácil de sobrellevar" para todos, igual temían que al no estar allí por tanto rato, entonces comenzara la tiranía de algún otro cónsul estúpido que quisiera robar el poder.

Como resultado y empujado por las voces de los ciudadanos, Taehyung decidió convertirse en emperador por sus propios logros en lugar de ser tratado solo como "el esposo de" o un mero sucesor del cónsul y aunque ya era algo que se daba por entendido, después de convertirse en emperador absoluto, proclamó a los ciudadanos que el hijo de Jungkook, ese pequeño niño que siempre estaba entre sus brazos, no era de Galba, sino suyo.

-Con el fin de proteger al Reino de Egipto, a mí y al niño, se sacrificó para satisfacer las demandas irrazonables de Galba. ¡El Faraón Jungkook ha decidido dar todo lo que tiene por nuestro reino incluso aunque no era su deber! Es una persona de carácter fuerte, que desea la paz. Como su pareja, iré a verlo ahora mismo y después de concluir satisfactoriamente este tratado de paz entre las naciones, me casaré con él de una manera formal, de ese modo Roma y Egipto, ya no seran dos reinos, solo uno.

Tanto Galba como Theo fueron criticados por el público por su comportamiento tan egocéntrico. Galba hizo que esclavos lucharan contra leones en una arena de combate y dijo que los iba a recompensar con el cuerpo de Jungkook. Además, Theo asesinó a su padre adoptivo de una manera bastante sangrienta así que, podía decirse que fueron víctimas de sus propias acciones egoístas y mal pensadas. Realmente no podía opinar sobre lo qué había pasado entre su difunto padre y Galba, pero le dio un poco de lástima imaginarlo. No era bueno que una persona viviera tanto tiempo con solo odio y resentimiento en su corazón porque sabía lo que se sentía. Él era así en un inicio, tonto y perdido hasta que eligió una vida de amor, no de venganza. Desde el inicio le conmovió la nobleza y el orgullo de Jungkook y pensó que sería capaz de cambiar por él si se lo pidiera. Al final, probablemente resultó en algo bueno.

"Quien consigue al Faraón de Egipto se queda con el mundo"

El amor que le dio desde su corazón y alma llevaron a Taehyung a donde estaba hoy y reflexionando sobre los últimos dos años y medio, entrecerró los ojos ante la luz de la mañana que gradualmente teñía de dorado el cielo del este.

El otro día, cuando le escribió una carta a Jungkook, diciéndole que lo iba a ver pronto ahora que había terminado con su misión y adjuntando un par de huellitas dactilares de su hijo, él le dijo que sus guardias estaban cuidado bien de él, que la gente era amable, más de lo que esperó. Incluso le mandó un mechoncito de cabello y un poquito del de Suti, le dijo que su segundo hijo era Omega.

El hermano mayor, Quinn, se convertiría en el heredero definitivo del Imperio Romano después de pasar un periodo en el Nilo para conocer a su gente, y el menor, Suti, se convertiría en el gobernante del Reino de Egipto tras hacer exactamente lo mismo y eso, por supuesto, haría que el mundo mediterráneo fuera todavía más pacífico de lo que era ahora.

Antes de que se diera cuenta, el sol de la mañana había envuelto la ciudad de Alejandría en una luz brillante, iluminando la figura de Jungkook allí, de pie en el muelle se encontraba esperando por su pareja. Era un Faraón de pelo negro y ojos oscuros, vestido de color blanco y oro y con una encantadora sonrisa en su bonito rostro juvenil. Su belleza era la misma que hace dos años y medio. Nada fue diferente.

-Estoy aquí para casarme con un hombre que me dio una piedra muy bonita hace algunos años. ¿Lo has visto?

Al desembarcar, Taehyung tomó la mano de Jungkook de inmediato y lo besó en la boca sin prestar atención a los ojos de los demás. Todavía tenía un olor denso y dulce, como el de las flores de nenúfar. Aunque fue como si nadie más que él estuviera atento a eso.

-He estado esperando eso desde la primera vez que te fuiste. -Jungkook le entregó el anillo que le había enseñado hace exactamente dos años y medio. -Estoy listo. Me voy a casar contigo ahora mismo.

-Jajaja ¿No prefieres consumar la unión primero en el dormitorio?

Solo ver la sonrisa cautivadora de Jungkook le hizo sentir terriblemente mareado. No podía evitar amar su actitud altiva y tan orgullosa como la de la primera vez y cuando Taehyung pareció estar admirando su propia resistencia por haber estado lejos de él durante dos años y medio, Jungkook de pronto se apoyó en su hombro y comenzó a llorar.

-Te extrañé muchísimo. Extrañé mucho a mi bebé y a mi casa. Dios... No sé cómo pude estar sin ustedes.

-¿Qué estás diciendo? Lo hiciste excelente. Además, estamos aquí ahora ¿No es verdad? Nunca más voy a volver a irme de tu lado.

Pero justo cuando estaba a punto de abrazarlo una vez más, un niñito hermoso, alto, de cabello rubio y mejillas gorditas, saltó entre ellos para colgarse del cuello de su madre al tono de un pequeño "¡Boo!" Y al mismo tiempo, una persona mayor, que pareció ser la nodriza, traía a otro bebé bien acomodado entre los brazos.

-Ay, no. No puede ser. ¿De...? ¿De verdad eres mi niño? ¿Eres mi Quinn? Eres tan, tan hermoso. Mira. ¡Mírate nada más! Ven aquí conmigo. Ven. ¡Te extrañé muchísimo! Mucho, mucho, mucho. ¡Las cartas no sirvieron de nada porque no podía sostenerte así de fuerte!

-Lo he estado protegiendo bien todo este tiempo, no te preocupes.

El pequeño, que había estado dentro del cuerpo de Jungkook cuando lo dejó, estaba allí afuera en ese momento. Un bebito Omega, de poco más de un año, de cabello claro, que se veía exactamente como él. Estaba seguro de que juntos, iban a poder construir un buen futuro para todo el Mediterráneo.

-¡Papá dijo que íbamos a poder hacer dulces de leche cuando estuviéramos todos juntos!

-¿... EN SERIO?

Jungkook miró a Taehyung con una mirada que gritaba que no sabía qué decir.

-¿Qué pasa? ¿No me dijiste qué ese era tu sueño?

-¿Tratas de complacerme tan rápido?

-Es solo que tenemos hambre. Pasó mucho tiempo.

-Claro. -Jungkook mostró una sonrisa preciosa. Algo que estaba lleno de un extraño embrujo, divinidad y también, de mucha inocencia. Le encantaba todo de él y no podía seguir evitándolo.

-Pero a partir de ahora, te haré feliz con algo más que con solo mencionar dulces de leche.

-Ya quiero ver eso.

Qué precioso era que existiera un amor como ese entre dos personas tan diferentes como ellos y saboreando esa alegría, Taehyung abrazó a su amado futuro esposo y a sus dos hijos y les prometió que estarían juntos desde ese día, hasta el último de sus vidas. Todo mientras se sentía la densa brisa del mar Mediterráneo y el calor del deslumbrante sol de poniente, iluminando suavemente a una familia que era muy feliz.

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Desde el momento en que decidieron mudarse al Reino de Egipto, sus mañanas empezaban muchísimo más temprano que de costumbre y todo comenzaba con el, casi ceremonial, encendido de la estufa en la cocina.

Él preparaba un fuego bastante bajito y agregaba una buena cantidad de leña. Luego, mientras escuchaba el crujido de la madera a medida que comenzaba a arder, comprobaba el sabor de los panes de harina que había puesto a remojar la noche anterior. Los cocinaba eliminando las impurezas de la harina de trigo recién molido, amasando agua, miel, coco, huevos y mantequilla y luego, agregando pasas secas y almendras en rodajas bastante finas.

-Esto debería ser suficiente.

-Señor Taehyung. ¿De nuevo en la cocina?

-Lamento las molestias.

-Para nada. Nos gusta verlo cocinar ¿Está haciendo dulces?

-Sí. Ahora estoy intentando hacer un dulce típico de Egipto.

-¿Es algo que le gusta al Faraón?

-Sí.

-Ah, ya veo ¿Es el pan de leche de coco que no deja de pedir? Estoy seguro de que puede hacerlo correctamente en pocos intentos.

Era una rutina diaria para las mucamas espiarlo por el puro gusto de ver lo que hacía o dejaba de hacer.

-Está bien, creo que el que hice ahora quedó muy delicioso. Cuando Jungkook se despierte, estará bien con esto y con el agua de frutas que preparé para el desayuno. -Sonrió como si estuviera increíblemente emocionado con sus habilidades culinarias.

-Sin embargo, que el propio emperador de Roma prepare dulces en la cocina se siente un poco...

Ante las palabras incómodas de las criadas, Taehyung se echó a reír.

-No se preocupen por eso. Al final de cuentas, emperador o no, soy el Alfa de Jungkook. Además en Roma él es muy apreciado.

-¿En serio?

-Así es. Jungkook es increiblemente popular en Roma ahora.

-¿De verdad?

-Lo hizo muy bien por su cuenta. Hay monedas talladas con su rostro y esculturas que lo imitan. Tanto hombres como mujeres se hacen su peinado y se maquillan los ojos como él. Hay artesanos que intentan imitar sus zapatos así que... Me parece que se ha convertido en toda una celebridad.

Taehyung estaba muy orgulloso de su esposo, así que las sirvientas respondieron felizmente también.

-¡Eso es increíble! Estamos felices de ver que todo su trabajo fue pagado de una manera tan bonita.

-Además, podemos entenderlo. Es un hombre, pero es mucho más hermoso que cualquiera de nosotras. También tratamos de imitar su peinado en ocasiones.

Como el cónyuge de una pareja tan maravillosa, Taehyung comenzó a sentir una increíble sensación de felicidad recorriendo todo su cuerpo.

Mientras esperaba que el aceite se calentara, recordó sus días en Roma. Debido a la violencia del ex cónsul, Galba, y al terrible comportamiento de su hijo adoptivo, hasta hace dos años Jungkook tenía una pésima reputación en Roma. Todos decían que era una criatura mágica que solo se encargaba de seducir a los Alfas volviéndolos locos. Un monstruo que podía tener bebés a pesar de que era un hombre. Galba fue originalmente conocido como un tirano que derrocó a los oponentes políticos uno tras otro, hizo la guerra en muchos países y silenciaba a los niños que lloraban con una sola mirada. Una figura que se regocijaba cuando conducía a ese hermoso Faraón al celo, induciendo los impulsos sexuales de los Alfas en la ciudad para que lucharan contra bestias feroces en la arena del pueblo. Además, por si fuera poco, recordaba perfectamente que la recompensa en ese momento era el Faraón, quien se suponía que era su esposo.

"(Traté de detenerlo, pero todavía me enoja pensar en ello)"

No pensó que Galba fuera infértil en ese momento, así que estaba confundido por su extraña forma de actuar. ¿Cómo era posible que tuviera un esposo tan noble y hermoso como Jungkook, e incluso tuviera a su niño, y aún así fuera capaz de hacer cosas tan terribles?

"(En ese momento, no me di cuenta de que yo era el padre del niño)"

Ahora que lo pensaba bien, Galba de verdad era un hombre lamentable. No sabía qué había pasado con su padre, pero creía fervientemente que estaban en una relación romántica fuera de control y como odiaba a Galba, que monopolizaba a su padre, su madre, que provenía de una familia prestigiosa, debió pedirle a alguien que lo atacara hasta cortarle la verga. Su padre abandonó a Galba por elegir a su mujer y por eso mismo comenzó a guardarle rencor. Sin embargo, aunque lo interrogara, no pensaba que fuera capaz de confesar sus pecados pasados, y Galba, por el resentimiento y el odio que tenía en ese momento, derrotó a su padre, entregó a su madre a otro hombre y obligó a su hijo a convertirse en un esclavo.

"(Mi hijo Quinn... Cuando lo vi por primera vez en la arena, fue solo un breve vistazo pero, pensé que definitivamente era mío)"

Estaba tan celoso que nunca lo vio más de un minuto entero cuando lo mantenían en los cuneros pero, mientras estaba allí, durmiendo entre los brazos de Jungkook, no tuvo duda alguna de que la sangre que recorría su pequeño cuerpecito era la suya, se dio cuenta de esto en todo el tiempo que lo estuvo criando.

No sabía si era por los genes que le había transmitido Jungkook, o por la educación que le estaba brindando en su viaje de dos años, pero pensaba que era un Alfa mucho más capacitado e inteligente que él. Cuando tenía esa edad, el padre de Taehyung estaba en medio del mundo político, y aunque su madre le dio una educación aristocrática romana, él prefería jugar afuera que estudiar en casa. Era un niño mucho más... Travieso. Practicaba el manejo de la espada, corría en los prados, nadaba en el océano y en los ríos, pero Quinn estaba aprendiendo a hablar, tanto romano como egipcio, incluso podía pronunciar palabras sencillas en ambos idiomas con una pronunciación casi perfecta.

El otro día, cuando hicieron pan de leche de coco juntos, le sorprendió lo inteligente y excelente que era. Ese día, hizo un pan de leche de coco con una superficie crujiente, una textura masticable y una suavidad que se derretía en la boca de una sola vez.

-¡Su pan es mucho más sabroso que el de cualquier cocinero! -Lo elogiaban las mucamas.

-Quinn, las cocinas son peligrosas para los niños. Deberías dejar de acompañarme hasta que seas un poco mayor.

-¡Pero me gusta el pan!

Entonces logró calmar al lloroso Quinn con la promesa de que a cambio de que no volviera a la cocina, le enseñaría a practicar el manejo de la espada como todo un profesional.

-¡¡Mami Jungkook dijo que papá Taehyung fue el mayor gladiador de Roma!! Quiero hacer eso ¡Quiero ser como papá! -Dijo Quinn.

Mientras Taehyung se ponía tímido por los comentarios de su hijo, el pan de leche de coco finalmente estuvo listo.


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