El Principio del Caos

Capítulo 15: 

La noche de aquel momento parecía, de alguna forma, mucho más oscura. Risas siniestras provenientes de los brujos se escuchaban en el cielo alrededor de todos ellos. De hecho, todos ellos volaban de forma circular, formando un torbellino de criaturas sobre escobas, buscando intimidar a los chicos, o al menos eso creían. Pero en realidad toda aquella danza de escobas, sumados a un palabrerío que se escuchaba como una letanía lacónica, era para crear una especia de campo mágico y cubrir todo el terreno, incluyendo una gran parte de la vegetación. Era gigantesco.

—Y parece que no podremos escapar —dijo Aland, con los brazos cruzados al ver como se había extendido el campo.

—Nunca había visto algo tan grande e impresionante, maestro —añadió Kimiko, extendiendo una curva imaginaria con su mano desde un punto a otro.

—No vienen por ustedes, sino por nosotros —dijo una voz que, para todos era desconocida. Provenía de la chica hada que se sacudía el vestido, mientras su caballero estaba a su lado con un sentido protector.

Desde que habían visto las actitudes entre Origami y Samael, todos parecían estar más relacionados a los Clymugwaedes, de modo que observaron el sello de la hada en su pecho, y aunque el soldado con el que estaba llevaba su armadura y no revelaba nada de su pecho, todos cayeron en cuenta que él podría ser su otra mitad.

—¿Y ustedes quiénes son? —Preguntó Lance, con el ceño fruncido.

—Iris y... ah, Fierce, ¿no? —dijo Aland, con una amplia sonrisa.

Iris y Fierce le miraron con el ceño fruncido.

—¿Cómo sabes nuestros nombres? —Preguntó Iris, tan alarmada como lo estaba Fierce en ese momento.

—La pregunta real sería, ¿Cómo es que sabe tanto? —dijo esta vez Yami, con una mueca en el rostro.

—Te equivocas querida amiga, la pregunta mejor sería: ¿Qué es lo que no sabe? —dijo Kimiko con fastidio—. Lo peor es que Gaia parece darle a conocer más para que su ego y su soberbia sigan creciendo, no entiendo el punto. Mi maestro, es todo un caso feo.

—¿Y si hablamos de eso después? —Dijo Samael, recordándoles que estaban en medio de una cacería.

—Él tiene un buen punto —añadió Iris, fastidiada—. Pero sí salimos con vida, tendremos que tener una larga conversación de por qué él conoce nuestros nombres.

—Y también añade para la conversación, el por qué te están persiguiendo querida. No eres la única con misterios —agregó Yami, guiñándole un ojo.

Fierce le hizo mala cara a Yami, pero esta le sacó la lengua con toda la intención del mundo de darle a entender "que le importaba un comino" lo grandulón que él podía ser.

Entonces, en eso, una lluvia de bolas de fuego fue desprendida por la oleada de centenas de brujos en el cielo. Desde una perspectiva panorámica, aquello parecería una lluvia de meteoritos desde el aire.

—Que feo caso —dijo Kimiko con los ojos bien abiertos.

Entonces, segundos más tarde, Origami se soltó de los brazos de Samael, y sin dudarlo, se abalanzó hacia el aire por encima de todos ellos, transformándose en un momento después en un enorme dragón plateado, desde sus alas hasta su cola. Gracias a la luz de las bolas de fuego y la luna, aquella figura parecía divina pues sus escamas brillaron. Tenía patas largas y fuertes y un cuello estilizado. Rugió, y extendiendo sus alas para crear una especie de techado, hizo que todas aquellas bolas de fuego impactaran sobre ella.

—¡No! —Gritó Lance, asustado.

—Tranquilo. Ese fuego es mágico. Los dragones no solo son inmunes al fuego sino a la magia —explicó Samael, con orgullo.

—Y es uno plateado —agregó Iris esta vez—. Son los dragones que más buscan estar y proteger a los humanos. Se dice, que esto se debe a que se han mezclado mucho tiempo con ellos.

—También se dice —esta vez fue Aland, con orgullo—. Que la maldición o el regalo, para otros, de la capacidad de convertirse en dragones se las dieron los elfos. Una elfina llamada Kalana fue la creadora de dicha magia, mientras su hermana Gwyneira fue quien tomó el corazón de un dragón y lo colocó en un fuerte caballero. Juntas crearon estas especies. Pero, ellos evolucionaron con el tiempo mientras se mezclaban con otras criaturas, creando otras variedades de dragones.

—Sí, pero para ellos son los mismos —dijo Samael—. No importa el tipo de dragón que sean, importa lo que son y quiénes son. Se consideran familia. Su origen es lo importante.

Cuando la lluvia de bolas de fuego acabó. El dragón plateado rugió, haciendo temblar todo el lugar y se posicionó delante de ellos. Extendiendo las alas en una postura de protección. Rugió otra vez, y seguido de ellos una llamarada de fuego expulsó.

El fuego se extendió hacia una parte del torbellino de seres mágicos, y estos hablando una lengua antigua, crearon un portal mágico que devoró el fuego. Pero ese no fue el problema, sino que abrieron otro detrás de los chicos, por donde salió el fuego del dragón.

Hidroprotecto —dijo Kimiko, sacando un libro de su costado, que en realidad se trataba de un grimorio antiguo, el cual flotaba abierto junto a ella.

En eso, una barrera de agua se levantó de la nada recibiendo el fuego. Pero este comenzaba a evaporarse, pues el fuego del dragón era uno de los más incandescentes que existía.

Al ver esto Iris, sus alas se abrieron y con ello un poderoso grito. Entonces, como aquella vez en el reino Esmeralda, el agua convocada por Kimiko se acrecentó y se convirtió en un torbellino alrededor de ellos que fue creciendo y expandiéndose hasta formar una poderosa ola que extinguió todo el fuego.

—Ni el fuego más poderoso podría contra la fuerza de un océano —dijo Aland—. ¡Bien hecho!

—¡Apaguémonos al plan! —Gritó Lance—. ¡Yami! haz lo que dijiste que ibas hacer.

—Y ahora si se ha convertido en Tsukine 2.0 —dijo Yami, con una mueca—. Voy, ¡mandón! Pero te adelanto que no podré luchar, debo concentrarme para mantenerlos conectados a todos —Lance asintió a su aclaratoria—. ¡Mentis nexum!

Los ojos de Yami se oscurecieron como la noche en su totalidad. Se sentó en el suelo, y de inmediato, todos comenzaron a escuchar sus pensamientos. Aquello fue una intromisión abrupta, pero que en el momento en que brujos y brujas llegaron a tierra, no dio tiempo para quejarse de aquello.

—¡Muevan el trasero! —gritó Yami, al ver que llegaban enemigo a tierra.

—¡Voy! —gritó Samael.

Samael no solo reveló colmillos y una apariencia siniestra, la de su piel —pues se puso tan blanca como un cadáver—. De inmediato, en un movimiento rápido apareció delante de uno de uno de los brujos y dio un puñetazo certero al mentón mandando a volar al primero, lo mismo hizo con el segundo y el tercero, hasta vencer a diez más.

—¡Es un vampiro! —logró gritar una de las brujas.

—¡Sol radiis! —gritó en ese momento un grupo de brujos.

Entonces, se iluminó el punto en el que estaba y Samael cayó al suelo, levantando la capa para tapar su rostro.

—¡No muere! —dijo otro.

—¡Debe ser un vampiro impuro! —gritó una bruja.

—¡Drenen su sangre desde el interior! —Se escuchó más allá.

Los chillidos de dolor de Samael y los gritos de los brujos llegaron a oídos de Origami, y esta, rugiendo, se movió. Y comprimiendo todo su cuerpo y estirándolo luego en un movimiento abrupto, envió escamas en forma de proyectiles acabando con los brujos que no solo le hacían daño a Samael sino aquellos que esperaban matarlo.

—¡Cambio de planes! —dijo Lance, al ver la reciente escena—. Iris y Fierce, ¿no? ¿Saben pelear?

—Si no supiéramos no estaríamos en este aprieto —dijo Fierce, viendo la mano de Iris con la cual había golpeado a aquel sujeto que había usurpado el trono en el reino Fairyhow.

—Mejor para nosotros —dijo Lance—. Ustedes ayudarán acá en tierra. Protegerán a Yami para que no rompa la conexión y, bueno...

—Te protegeremos a ti —se carcajeó Yami—. Amo que seas la damisela en peligro ahora, Lance. ¡Sin ofender!

Lance puso los ojos en blanco, no podía negar de aquello por la conexión mental y el pensamiento bobo que se le había gestado en su cabeza.

—Como sea... solo ganemos esta batalla —dijo Lance—. ¿Kimiko y Aland, pueden ir por el cielo con Origami?

—Creo que con tu plan, más Kimiko y Origami es suficiente para ganar. Solo debes confiar en ti mismo —dijo Aland.

—O sea, ¿no vas a pelear? —Preguntó Lance con todo el desconcierto del mundo—. ¿Que los demás hagan todo y tú que, solo mirarás?

—Sí —dijo Aland con una amplia sonrisa—. En otros mundos, créeme que de tener una cámara grabaría y esto se haría viral.

—¿De qué hablas? —Preguntó Lance sin entender. Obviamente todos le miraban como lunático.

—De nada, cosas de otros mundos, pero una verdad verdadera —dijo Aland, sin perder la sonrisa—. ¿En vez de perder tiempo intentando entenderme, porque no comienza con todo?

Lance bufó. Frunció el ceño. De poder, le hubiera dado un puñetazo a Aland por cobarde.

—¡Vamos! —gritó finalmente.

Entonces, muchas cosas pasaron:

Origami, Kimiko emprendieron vuelo. Samael, ya recuperado, era cubierto por Iris de ataques mágicos externos, mientras este se encargaba de derribar uno a uno a cada ser que caía en el terreno. Fierce, por su parte, estaba demostrando la razón por la que estaba en el ejército del reino Esmeralda. Al principio, había hecho uso de solo sus puños, al ver lo denigrante que eso parecía ser para un caballero, Aland movió el dedo darle una espada, recibiendo un "gracias" por parte de él, y una que otras veces ayudaba a proteger su retaguardia cuando veía que el guerrero dejaba un flanco abierto.

Iris estaba agradecida de ese gesto por parte de Aland y, se dio cuenta que, aunque este había dicho que no pelearía, era un hecho que estaba en su mente calculando probabilidades futuras que, evidentemente, nadie notaba. Con ese descubrimiento por parte de ella, se relajó en proteger solo a Samael pues sabía que Fierce estaba en buenas manos. Ah, y claro estaba, en el momento que viera a Aland mover algo más que un dedo, ella debía temer. Puesto que eso significaba que la probabilidad futura para perder se había acercado.

Iris tuvo mayor curiosidad sobre quién era exactamente ese hombre.

Por otro lado, Lance estaba escuchando y analizando todos los pensamientos que recibía. Se había sentado en el suelo junto a Yami, pegando espalda con espalda. Entonces, cuando hizo eso, Yami extendió su capacidad mental, y llevó a que solo Lance pudiera ver las escenas que se presentaban en los ojos de todos.

—Eres grandiosa —le susurró a Yami. Estaba agradecido de ahora poder ver lo que todos veían en el campo de batalla.

—Agradéceselo a Aland —le respondió devuelta Yami—. Descubrí que lo que hace es para capacitarnos a todos a cumplir lo que nos toca. Y a ti, quiere hacer de un guerrero estratega, así que deja de luchar contra él.

—¿Cómo sabes eso? —Le preguntó Lance curioso.

—Hace poco me dejó entrar en su mente. Desde que inicié la conexión mental, él ha sido el único que bloqueó su mente de mí. No conocía a ninguna criatura mágica que se resistiera de la magia de los elfos.

—¿Crees que sea peligroso? —Preguntó Lance, con dudas.

—Creo que lo es, pero lo fuera más si no estuviera de nuestro lado. Él es la mente de Gaia —afirmó Yami con seguridad.

Lance alzó una ceja. ¡Aquello era importante!

En el cielo, Kimiko gritaba asustada, con un campo protector que la envolvía, debido a que Origami giraba en el aire enviando proyectiles de escamas omnidireccionales.

"¡Origami vas a matarme!" gritó mentalmente.

"Lo siento, solo me emocioné." Se disculpó la dragona.

"Piensa en otra cosa, ¡Qué feo caso!", Respondió de vuelta Kimiko, una vez los proyectiles acabaron.

"No sé qué más hacer" confesó ella, "me da miedo usar mi fuego y que usen el portal contra ustedes de nuevo.

Kimiko abrió los ojos cuando ella dijo eso.

"¡Eso es! hay que volver hacerlo"

"¡Estás loca y si asesino a uno de ustedes!"

"Tranquila, ya sé que puedo hacer", dijo confiada, "Esta vez usaremos su propia estrategia en su contra. Es lo que mi maestro haría."

"¿Estás segura?". Preguntó Origami asustadiza.

Kimiko asintió.

"¡Bien, aquí vamos!", segundo después Origami rugió.

Entonces, un poderoso fuego salió de su boca en dirección a la marea de brujos que giraban, y como Kimiko y ella habían previsto, un portal se abrió y consumió el fuego de Origami.

"¡No te detengas!", le gritó Kimiko mentalmente.

Entonces, cuando otro portal se abrió en dirección a los chicos que estaba sobre el suelo. Kimiko, moviendo las páginas de su grimorio a una velocidad impresionante, dijo:

¡Mundos nexum! —de inmediato, un portal se abrió delante de la dirección en el que fuego había aparecido, volviendo a tragar el fuego y protegiendo a todos en el suelo. Así, otros portales aparecieron alrededor de Kimiko y Origami, y de todos ellos salió el fuego de Origami.

De esta forma, quemaron a muchos brujos de allí, haciendo que el torbellino se hubiera visto interrumpido. Cuerpos quemados, huesos y cenizas caían al suelo, con gritos desesperados.

"¡Eres una genia!"Dijo mentalmente Origami a Kimiko.

"Tengo al mago más soberbio, inteligente, avaro y manipulador de todos los tiempos como mi maestro, algo tenía que aprender de él durante estos diez años" se regocijó ella.

"¡Mira, la barrera está cayendo!" Rugió Origami feliz.

Y cuando creían que habían vencido. Entonces, la barrera comenzó a alzarse de nuevo. Aquello era extraño, pues los brujos habían dejado de moverse en forma circular. Más bien, estaban suspendidos con sus escobas en el aire. Pero miraban por encima de ellos la mayoría.

Cuando todos alzaron la vista —Todos excepto Aland que seguía con los ojos cerrados, diciendo palabras indivisibles y ahora sentado en el aire, flotando con las piernas cruzadas—, se dieron cuenta que habían tres figuras flotando sin escobas como Aland y Kimiko solían hacerlo.

—¡Mirad criaturas y temed! —Dijo un brujo con fuerza—. Las majestades del reino oscuro, la princesa Mim, Morgana y el príncipe Herpo, Los hermanos siniestros, traerán muerte y peste en este lugar. ¡Inclínense ante ellos!

Un momento después, todos hicieron reverencia desde su escoba. Los hermanos siniestros eran los tres hijos del rey Nícolas del reino Oscuro. Mim, era una mujer de ojos amarillentos, con doscientos años, de cabellera larga y grisácea, con un vestido de color purpura y violeta largo, y zapatos de tacón alto. Morgana era la segunda princesa nacida, con cien años de edad. Sus ojos eran purpurinos, de cabellera oscura, y a diferencia de su hermana, su cabello llegaba hasta un poco más de sus hombros descubiertos. Su vestido era largo, y de colores oscuros con plumas incrustadas. Herpo, el muchacho más joven de tan solo cincuenta años de edad, llevaba el cabello negro y largo hasta el cuello, con vestimentas de color verde musgo, con los ojos amarillos como su hermana Mim.

Los tres eran reconocidos, debido a qué, el lugar en el que estos llegaban solo habían tres cosas: Miedo, peste y muerte. Y en algunas aldeas del mundo, los consideraban dioses por estas razones.

—Podemos ver por qué habían tarado tanto —dijo Mim, con una amplia sonrisa.

—Nuestro padre nos ha pedido que nos encarguemos nosotros de la muerte de la hada —dijo con severidad Morgana.

—No se requieren débiles para el trabajo más delicioso como la muerte —agregó Herpo.

Los tres hermanos levantaron sus manos al cielo y un descomunal portal oscuro se abrió. En un momento todos observaron como la oleada de brujos y brujas comenzaron a desaparecer en él, hasta dejar el campo completamente vacío, más que ellos y los tres hermanos siniestros.

—Bien, es momento de comenzar —dijo Mim, haciendo un gesto para que sus hermanos empezaran.

En un momento, Morgana y Herpo desaparecieron del espacio, y aparecieron delante de Origami y Kimiko. Las dos se asombraron de que estos pudieran moverse de esa forma sin necesidad de un portal, y en un segundo tocando el pecho de estas, una onda mágica salió de la palma de ellos. Origami rugió y Kimiko le acompañó con un grito de dolor. Ambas cayeron en picada hacia el suelo en un momento, cayeron sobre la cabaña destruyéndola, la tierra vibró y una cortina de polvo se levantó, con una fisura sobre el lugar en el que las dos chicas impactaron.

Lance, que había visto desde los ojos de ella la escena, no pudo evitar levantarse de inmediato, y gritar:

—¡No! ¡Ellos son criaturas diferentes!

Todos miraron a Lance, pero no podían perder tiempo. Samael fue el primero en ir hacia el sitio donde habían caído. Los demás llegaron detrás de él y se conmovieron al ver que Origami había extendido una de sus alas para atrapar a Kimiko. Esta última estaba pegada al pecho de Origami.

—¿¡Estás bien!? —Preguntó Samael, yendo hacia el cuerpo de la dragona.

Para felicidad de todos, seguía con vida.

—Me salvaste —dijo Kimiko, temblando.

—No hay de qué —dijo Origami, volviendo a su forma natural.

—¿Cómo es que la magia te afectó? —Preguntó Iris, sin entender.

—Ellos usan el cosmos como fuente de energía pura. Es un nivel distinto de magia —dijo Kimiko, con el ceño fruncido—. Solo he visto a Aland hacer algo así...

Iris se volvió a mirar a Aland, y este seguía con los ojos cerrados, en el mismo punto, y flotando. ¿Acaso aquello no era un tema que le hiciera despertar? ¿Debía estar confiada o él sujeto buscaba su muerte? Igual debían pelear, la barrera seguía allí.

—¿Qué deberíamos hacer? —Preguntó Yami, ahora. Era obvio que su conexión mental había sido interrumpida.

—Esta vez, necesitaré que luchemos de otra forma. Son tres, tal vez... —decía mientras pensaba a gran velocidad, Lance—. Creo que Origami tuvo suficiente por ahora. Me gustaría que Samael se quede con nosotros en tierra, por si hay un imprevisto, al igual que Fierce. Y yo soy solo un esclavo —dijo con el ceño fruncido, sin querer admitir aquello. De hecho, no lo hubiera admitido hace unos días atrás, pero ellos eran inútiles en ese momento—. ¿Creen que tú Kimiko, iris y Yami podrían encargarse de ellos?

—¿Qué hay de Aland? —Preguntó Origami, desconcertada.

—Él, si abre los ojos, significa que estamos en peligro de muerte. Por ahora, solo significa que hay esperanza —dijo, recordando lo que Yami le dijo.

—En ese caso —dijo Iris—. Pelearé.

—Yo también —aseguró de inmediato Kimiko—. Todavía no han visto el poder de mi grimorio.

—Yo disfrutaré soltar la magia del inframundo... además, comenzaba aburrirme —agregó Yami.

Lance asintió, y dijo, ahora curioso:

—¿Cómo planeas volar Yami? Hasta donde sé Iris tiene alas, Kimiko tiene... —se detuvo un momento—, no sé qué es lo que tiene pero vuela, y tú solo cocinas, envenenas, entras a la mente, ves el futuro en trances locos y...

—Piensa bien lo que vas añadir, porque puede servir para tu muerte —agregó, cruzando los brazos.

—No nada —chilló Lance, asustado—. Solo haz lo tuyo.

—Eso pensé —afirmó ella, diciendo—. Inferis fumi —de inmediato sus piernas se volvieron humo negro, y comenzó a flotar—. El humo del inframundo flota, así es como volaré Lance.

—¡Genial! —chilló él—. Tú, solo haz lo tuyo...

Y así las tres chicas comenzaron a elevarse. Sin saber, la desgarradora escena que se acercaba... 

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