El Poder de los Elementos: Una Fuerza Unida
Capítulo 48
Los pasos que hacían retumbar el terreno, se tardaban apenas un minuto, entre uno y otro. Cada vez que el enorme titán Sigurd posaba un paso enfrente, las numerosas aves del lugar revoloteaban y chillaban despavoridas y quejumbrosas de aquellos movimientos bruscos del suelo. Por supuesto, muchas criaturas se ahuyentaban a su paso. Las noticias de un terrorífico titán suelto en el mundo corrió como el viento, y muchas personas habían desalojados sus hogares; aquellas granjas repletas de animales rumiantes y bovinos, en su mayoría, estaban desiertas y a la merced de cualquier animal, o en este caso, de Sigurd.
Había destruido el reino Bovino hace unas horas, y los rastros de sangre, mezclado con barro yacían sobre el suelo, aunque se perdían por la misma temperatura que emanaba el cuerpo del titán.
—¿Cuánto tiempo llevamos siguiéndole, señor Filius? —Preguntó el pequeño duende pixie, Moon, con ojos grandes y eufóricos por ver una criatura que, para él, era una deidad más.
—Tenemos un mes, con seis horas, veinticuatro minutos y tres segundos —respondió Filius, cansado y monótono—. Y todavía sigo esperando la señal que ustedes mencionan. Dudo mucho que Jal y Jul, puedan seguir este ritmo —acotó. mirando de soslayo a Akudomi y Cristal a un costado de la carreta. El pequeño Moon, estaba en la punta del cuerno de uno de los unicornios.
—Ya falta poco —señaló Cristal, sin demasiados ánimos.
Akudomi, no añadió nada, solo miraba hacia el horizonte con la mirada perdida. Las manos de él y de Cristal estaban juntas. Habían encontrado la forma de mitigar el dolor de sus pechos, en donde una vez había estado una hermosa rosa abierta, rodeada en un círculo de espinas, tomándose de las manos para hacer fluir la sangre de Clymuwaed hacia zonas alejadas a su pecho. Es decir, que llegara al corazón, pero no hacia donde había estado aquella rosa.
—¿Sabían que los titanes habían sido una aberración nacida por la combinación de un ángel y un humano, al que se les llamó angelosantropomorficos? —La vocecita de Moon, parecía cautivado en el esplendor de aquella pregunta, la curiosidad despierta del resto y el enorme titán desnudo delante de todos ellos.
El carruaje, pese a los movimientos bruscos del terreno, entre los árboles y el camino un tanto pedregoso, no pareció ser motivo suficiente para el ensimismamiento que el duendecillo les había traído.
—¿A qué te refieres? —Preguntó Filius, al ver que ni Cristal y Akudomi preguntaron. Hubiera sido decepcionante para el duendecillo que no hubiera pasado.
—Se dice que el ángel Afriel, el que custodiaba a la tierra de los cuatro hemisferio del mundo, un día bajó hasta la superficie y conoció Gea, una mujer hermosa, con la piel tostada como el nogal y de mirada ámbar reluciente. Sus cabellos eran rizado, como las raíces de los árboles selváticos y que con ellos parecía encantar a todo aquel que le observara, que junto a sus tratos, endulzaba incluso al agua más amarga —Moon, dio unos pasos por el cuello de Jal, y se columpió hasta le lomo y prosiguió—. Afriel sucumbió a los encantos de Gea, en el momento que le conoció, una noche alegre en el que se celebraba una fiesta para encontrarle esposo. Ese día, Afriel tomó forma humana, así como la chica que ustedes siempre menciona, ¿cómo era?
—Dorzel —añadió Cristal de inmediato.
—Sí, Dorzel, bueno, él había hecho lo mismo, pero con memoria no como la chica que ustedes conocían...
—Prosigue —añadió, por primera vez, Akudomi, desesperado porque Moon se fuera por las ramas.
—¡Upsidupsi! —chilló este por el genio del cambiaformas—. Ese mismo día, Afriel tomó el compromiso de ser el esposo de Gea, cuando claramente, no estaba permitido que los ángeles se unieran con humanos. Es que es ilógico, no solo porque son asexuales, sino que no tienen las mismas necesidades que los mundanos. De hecho, se necesita un nivel de lujuria tal, para hacer que un ángel desee de otras formas a otros seres, es aberrante...
Akudomi se acomodó en su silla, y Moon se erizó al ver la mirada penetrante de este. Estaba claro que, otra vez estaba dando comentarios que desesperaban a este. Carraspeó, nervioso.
—La unión de ellos fue lo que generó a los titanes, seres titánicos que superaban por mucho a los gigantes y los mestizos gigantes, que no solo constituyeron a la mayoría de las montañas que hoy tenemos, sino que se encargaron de formar una especie que devoraba a los humanos, solo por mero placer.
La verdad es que Filius, nunca había conocido la historia de los orígenes de los titanes. Pero también era cierto, que nunca creyó que siguieran existiendo. Había estudiado que estos habían existido, peor que se habían erradicado por completo. De no haber sido por Cristal que, contó la historia de Sigurd y de cómo este había sido rescatado por Eileen, la chica a la llamaban Dorzel, también; además de ver con sus ojos el titán delante de él, no lo hubiera creído.
Moon, usó sus alas para colocarse en el hombro de Filius, para esquivar la mirada intimidante de Akudomi, y continuó:
—Generaron titanes de agua, tierra, fuego y de aire, a su vez, ellos generaron las criaturas que habitan en ellas, y así fue como miles de especies aparecieron.
—Y por eso el mundo se ha visto corrompido de tal forma —aclaró Akudomi, con asco—, la verdad es que todos merecemos la muerte.
—Sí, pero nunca se hallan soluciones buscando a los culpables —dijo Moon, lo que hizo que Akudomi le gruñera por su cuestionamiento.
—Él pequeño tiene razón —dijo Cristal, mirando a Akudomi con severidad—, ¿De qué le servía a Gaia quedarse con la culpa? —hubo un silencio—, por eso ideó un plan que permitiera a las especies salvarles, incluso cuando su herencia está corrompida en la actualidad.
—Igual, la culpa la tienen Afriel y Gea —añadió Akudomi.
—En parte, ellos cometieron el error de unirse, ¿pero a quién culparías ahora por tus propios errores? —La pregunta de Cristal le confrontó.
—En otras palabras —contestó Filius, esta vez—, somos culpables no por lo que Afriel y Gea hicieron, sino porque confirmamos con nuestros errores, que estamos corrompidos como ellos.
—Correcto —dijo Moon, sonriente.
—Debo decirles que el momento ha llegado —añadió Cristal.
En ese instante, Akudomi soltó la capa que le cubría y saltando de la carreta hacia el aire, se transformó de inmediato en un enorme dragón negro. Los árboles a su alrededor vibraron por la fuerza del aleteo de la criatura, y Filius, parando el recorrido desenfrenado de Jal y Jul, esperó que Akudomi diera una vuelta en círculos en el aire, para pasar junto al carro, donde Moon, Cristal y Filius se abalanzaron contra su espalda. Usaron las espinas dorsales para aferrarse en el vuelo y no caer, y con ello se dirigieron directamente hacia el rostro del titan.
Al llegar, notaron que los ojos de este, estaban sin luz, como si no hubiera nada delante de él. Sin embargo, se detuvo, y notó a aquellos que se interponían delante de él, claramente estaba decidido en devorarlos.
—Filius, vamos con el plan, dijiste que tenías algo que podía ayudarnos como la última vez que nos salvaste del ataque del Nihilismo, ¿qué era? —Preguntó Cristal, aterrada para ese momento.
Filius se colocó de pie, y junto sus manos con fuerza, diciendo:
—¡Caeleste praesidium Gaiae throni!
Una esfera, con forma poliédrica se formó alrededor de ellos, de modo que cuando las manos del titan se juntaron para aplastarlos, se vio así mismo con las manos completamente destrozadas. Y Cristal lo vio, aquella magia era la misma que Aland había usado.
—¡Tú! ¡Él te dio eso! —comenzó a chillar Cristal, al recordarse de lo único que hacía añorar su partida de este mundo.
Filius asintió con pesar.
—Antes de que el Nihilismo atacara, y supongo que antes de su muerte, Aland apareció a mí y me contó el secreto de acceder a la magia defensiva del reino de Gaia. Lo que no sabía, es que llegaría en el momento justo, cuando aquella criatura atacara para defendernos a todos —acotó.
Akudomi tragó grueso, ver el dolor de Cristal le hacía recordar el suyo propio, así que gruñó.
—¿Ahora? —Preguntó Filius, al ver como el dolor de las manos destrozadas del titan, pareció hacer entrar una pequeña luz reflejada en sus ojos. Cristal había comentado que para salvar a Sigurd de su estado, debían abrir una puerta a su alma, y como los titanes eran capaces de abrir dimensiones a través de sus cuerpos, para llegar a su alma, los ojos debían serlo. Y el dolor, había funcionado para ello—. Pequeño Moon, es tu turno —dijo Filius al duendecillo.
El chiquillo, increíblemente le tenía miedo a Akudomi, pero no al titan puesto que se abalanzó con fuerza hacia este, hasta aterrizar en la cuña de su nariz. Con ayuda de sus alas y sus manos, pudo escalar hasta el ojo derecho, y dijo, de forma cantarina:
—¡Upsidupsi cornualles pixie soul conti!
***
Lo único que se había salvado de aquella ciudad, era el coliseo en el que los chicos se encontraban. Obviamente, cuando la defensa cayó, el pánico se inundó en toda las personas que allí estaban. Arma y Roderick, no dudaron en saltar hacia la arena, en donde Annerys y Skaitlis, miraban confundidos hacia el cielo.
—Allí —dijo Annerys, confundida.
En el cielo, había dos individuos: Una de ellas era una chica de cabello azulado y el otro un chico de cabello oscuro, con la misma armadura real que caracterizaba a los generales principales del reino.
—Ya saben que estamos aquí —susurró Skaitlis, un poco atemorizada.
—Culpa del concurso —dijo Roderick, recriminatoriamente.
Nadie dijo nada.
Los dos sujetos que se mantenían flotando en el aire, con parsimonia comenzaron a descender. Por supuesto, ocasionó que la gente comenzara a huir despavoridamente del coliseo. Lintan, la chica que competía contra Annerys y Skaitlis, increíblemente había salido ilesa del ataque que estas habían enviado. Y era de las pocas que huía del lugar, al contrario, estaba junto a los chicos, enojada con aquellos que interrumpieron su venganza.
Cuando aquellos soldados del reino pisaron tierra, mirando de un lado a otro a los chicos.
—Somos generales del rey Zunubi —dijo la chica—, me llamo Serena y mi compañero es Edgar.
—¡Importa muy poco quienes sean! ¡Ustedes...! —Lintan estaba hablando, pero Roderick le calló la boca de forma brusca.
—Puedes silenciarte en este momento. Estoy seguro que aprecias más tu vida que tu venganza —le susurró aterrado.
Lintan le pisó el pie.
—¡Idiota! —Soltó, apenas este brincó de un salto por el dolor—. ¡No vuelvas a tocarme!
Antes de que Lintan pudiera decir más, una de las manos de Serena estaba sobre el cuello de esta. La alzó hacia el aire, y aunque esta pataleaba, no pudo zafarse. Por ello, Lintan decidió usar sus poderes en un ataque directo por la osadía de esa mujer, pero cuando sus poderes golpearon la armadura de esta, nada ocurrió. Ni siquiera explotó.
—Ni siquiera vales la pena —dijo Serena, partiéndole el cuello con un solo movimiento.
Annerys, Skaitlis, Roderick y Arma, dejaron de respirar, como si hacer un solo movimiento los convertiría a ellos en los siguientes objetivos. Lintan fue arrojada a un costado como si no fuera nada, y antes de que su cuerpo cayera al suelo, un rayo la cubrió y la desintegró. Había sido Edgar.
—No hay necesidad de contaminar el ambiente —aclaró, con voz gruesa y burlista.
—¡Okeánio féretro! —gritó Annerys, y de inmediato una esfera de agua rodeó a Edgar y a Serena. Y aunque estaban cubiertos de agua en el interior, en su totalidad, no parecían inmutados—, ¡Vamos, reaccionen! ¡Estos hombres no tienen respeto ni por la vida ni por la muerte! ¡Son enemigos naturales de Esesmu!
Skaitlis ondeó su pincel, y Arma y Roderick vieron como tinta salió disparada en centenas de rayos al interior del agua. Estando dentro, la tinta se transformó en pirañas, con dientes humanos, que un segundo después, explotaron.
Por suerte, todos retrocedieron a tiempo para salir fuera de la explosión.
—¿Qué les sucede? —Preguntó Skaitlis, sin creer que Arma y Roderick estuvieran paralizados.
Los dos chicos se miraron, y ambos asintieron, aunque las piernas les temblaban, y no tenían idea del porqué. Bueno, sabían que la sensación que estos causaban, había sido distinta a todos con los que habían luchado anteriormente.
Tuvieron que alejar todo lo que estaban pensando en ese momento, porque un momento después, Serena y Edgar —los cuales habían salido sin ningún rasguño—, aparecían corriendo en dirección de Annerys y Skaitlis. Arma y Roderick en un movimiento rápido se interpusieron delante de ellas, y aunque las protegieron, no pudieron evitar el poderoso golpe de estos que los envió directo hasta los muros que rodeaban la arena.
Skaitlis y Annerys, se dieron cuenta que no solo eran veloces y aparentemente indestructibles, sino que tenían una fuerza descomunal. No era momento de pensar demasiado, así que Annerys no dudó de hacer uso del poder de su talismán, el cual brilló, y en un segundo una enorme ola apareció delante de ellas, buscando barrer a Edgar y a Serena. Por suerte, logró hacer retroceder a estos.
Todo el campo se convirtió en una masa de agua. Aquella distracción, permitió a Annerys acercarse a Roderick y Arma y ver si estaban bien. Tenían heridas, pero que Annerys trató de inmediato. Aunque eso no significaba que estos no hubieran quedado afectados.
—Son muy fuertes —dijo Arma, desde una de las murallas, en donde estaba siendo atendidos. Serena y Edgar estaban flotando en el aire, saliendo de las corrientes de agua que Annerys había formado.
—Dudo mucho que aguantemos otro golpe como eso —exclamó Roderick, avergonzado.
—Tendremos que hacer uso de todo nuestro poder si queremos ganarles —señaló Annerys, con el ceño fruncido—, hacía mucho que no nos enfrentábamos de esta forma.
—¡Será mejor que actuemos ahora! —gritó Skaitlis, al ver como Edgar apuntaba sus manos hacia ellos.
Roderick y Arma se levantaron, y cada uno de ellos hizo resonar los objetos que les habían sido entregados. Así que, en el momento en el que un poderoso rayos estelar salió de las manos de Edgar, Arma hizo chocar sus brazaletes y una corriente de aire lo impulsó hacia el cielo, mientras las ondas restantes se abrieron de tal forma, que impulsaron a los demás hacia los laterales, formando un círculo y escapando del ataque.
Arma, que estaba en el cielo en ese momento, y a una altura superior a la de Serena y Edgar, envió una decena de cuchillas cortantes de aires, que Serena, alzando sus manos, cortó en seco cuando estas impactaron con una especie de campo protector invisible. Lo siguiente, vino de parte de Roderick, quién formó seis esferas de fuego, de un espesor prominente, y que fueron enviados como meteoritos hacia estos. Así como sucedió con Arma, Las esferas colapsaron contra el campo antes de llegar.
—Es impenetrable esa defensa —señaló Roderick.
—Está manipulando la gravedad —dijo Skaitlis, señalando como pequeñas gotas de agua de las corrientes formas por Annerys, se elevaban.
—¿Gravedad? —Preguntó Annerys—, no estoy segura de que nuestra naturaleza de poder pueda contra ella.
Antes de que pudieran decir más, Edgar formó a su alrededor, rayos estelares en forma de estrellas. Todas ellas revolotearon alrededor de ellos como una especie de átomo, en el que ellos eran el núcleo. Y con eso, las disparo a cada uno donde estaban esto. El problema no era ese, sino que, a medida que avanzaban las estrellas, estas iban aumentando. Para cuando parecía inesquivable, las estrellas habían tomado un tamaño capaz de destruir el coliseo.
Y justo eso fue lo que sucedió...
Todos los cimientos de lo único que había sido salvado en el primer ataque de estos, comenzaba a desmoronarse, y piedra sobre piedra se sobrepuso. En cuestión de minutos, las gradas sucumbieron, seguido de los muros, y las aguas que Annerys controlaban comenzaron a correr por todos los cimientos sin control hasta desaparecer. El polvo se levantó cuando el pilar donde se sentaban los gobernantes cayó, e hizo retumbar la tierra, dejando entrever que más allá de aquel destrozo, todo lo que había sido la polis estaba hecho un desierto.
Sin embargo, lo extraño para Serena y Edgar, es que aunque habían destruido lo último de aquella gran ciudad, había una enorme semi-esfera de tierra, recubierta de una sustancia que no podían determinar. Y podían sentir que allí se encontraban los chicos. Edgar fue el primero en atacar, creando un aro de luz en el cielo, que creó una rayo estelar que desintegró todo alrededor de la esfera de tierra, creando un cráter mayor a cincuenta metros de circunferencia, pero todavía así no logró destruir la esfera. La segunda fue Serena, que colocándose sobre la esfera de tierra, envió una fuerza gravitacional que causó el doble del daño al ataque de Edgar, abriendo una zanja mayor a ciento cincuenta metros más de lo que Edgar había formado, y todavía, la esfera no había sucumbido, incluso el pilar de tierra que la mantenía.
—¿Qué es esto? —Preguntó Serena, sin entender a su compañero.
—Esa sustancia que la rodea, creo que es precisamente lo que la hace impenetrable.
—¿Es como nuestra armadura? —Preguntó Serena, sin entenderlo.
Edgar asintió.
Lo que ellos no sabían, era precisamente la calurosa presencia que estaba en el interior de esta.
Roderick y Arma, estaba aterrados al ver la figura enfrente de ellos. Tanto, que los dos estaban contra la pared de tierra. Skaitlis y Annerys, sin embargo, solo estaban atónitas de que fuera posible.
—¿María? —soltó Skaitlis.
La chica de cabellos oscuros y crespos, le miró con una sonrisa y asintió.
—¿Cómo es posible? —Preguntó Annerys.
—Esasmu, Él... solo escuché una voz que decía telita qumi.
—¿Eso que significa? —Preguntó sin entender Skaitlis.
—"Niña, a ti te lo digo: levántate" —respondió Annerys, atónita—, solo él puede hacer algo como esto.
—Imposible —dijo Arma, acercándose para verla mejor.
María le sonrió y le abrazó. Arma se quedó paralizado por un momento, pero al segundo, comenzó a llorar, y le devolvió el abrazo.
Esa fue señal suficiente para que Roderick se levantara del suelo y despejara el susto, y sin pensarlo demasiado corrió hacia ella, apartó a Arma y le abrazó también.
—Tú... no vuelvas a sacrificarte —dijo, llorando tanto o más que Arma.
—Si no hubiera ocurrido eso, no verían el milagro y el poder de Esasmu —respondió ella.
—Estoy segura de que han vuelto atacar, ¿cómo es que tu defensa de tierra puede contra sus poderes? —Preguntó Skaitlis.
—Yo solo usé mi poder para protegerlos, pero ha sido Esasmu quién ha hecho todo —comntestó ella.
—De igual forma, debemos pensar una forma de vencerles o...
—Annerys, solo purifica sus armaduras —procuró María—, la razón de porque han sido intocables es porque su armadura está corrompida con energía oscura. Eres la única capaz de liberar ese poder y hacerlos vulnerables.
—¿Energía oscura? —Preguntó Skaitlis, recordando el episodio que habían tenido con Roderick. Por supuesto, todas las miradas cayeron en el chico de fuego.
—¿Es parecida a la de ese momento? —Preguntó Annerys, dudosa.
—Menor, según Esasmu me informó —dijo ella.
—Entonces puedo hacerlo, pero debemos penetrar el campo gravitacional de Serena o...
—Tengo una idea —dijo Arma, con una sonrisa.
entonces, sin previo aviso, la semiesfera de tierra se quebró, y sin que las rocas cayeran al precipicio, fueron enviadas envueltas con fuego por parte de Roderick, en dirección de Serena y Edgar.
—Así que han decido salir...
—Pronto se arrepentirán de ese hecho —completó Edgar.
Antes de que pudieran hacer más, María colocó sus manos en la tierra, y con un grito desgarrador, levantó las placas tectónicas de la tierra, para cubrir todo el precipicio que se había formado. Edgar y Serena no querían admitirlo, pero reconocieron que alguien que pudiera rellenar de tierra todo el campo que habían destruido, debía tratarse de alguien fuerte.
Claramente, eso permitió que el resto pudiera desplazarse sin problemas por el terreno, aunque Arma había iniciado el vuelo, pero de una forma tan agresiva, que parecía un misil enviado. Tomó por sorpresa a los generales, aunque lamentablemente fue repelido por una fuerza invisible que lo mandó a volar hacia atrás.
—¡Solo tres segundos! —Pudo gritar, antes de que su cuerpo se viera golpeado por el terreno.
Los cuatro chicos restantes le habían escuchado, y todos sabían que ere un corto tiempo para que Serena pudiera hacer funcionar su defensa. Y lo que menos esperaban, es que Serena hiciera efectuar una fuerza de atracción que impulsaba a todos a una especie de vacío o agujero oscuro que se había formado.
—Serán tragados por la nada —dijo esta, con una medio sonrisa.
los chicos comenzaron a hacer arrastrados, pero antes de les ocupara el pánico, María creó enormes rocas de tierra con forma de brazos humanos, que sujetaron a todos ellos, excepto a ella. Por el contrario, esta se dejó llevar por la fuerza, pero mientras ocurría, sacó de la misma tierra lanzas punzantes y prominentes que siguieron el mismo curso. Esto hizo que Serena tuviera que detener su movimiento, para hacer uso de su repulsión, y cuando repelió todos los ataques por parte de María, una esfera de agua les cubrió a ellos.
—¡Piure!
El grito de Annerys se escuchó, y símbolos extraños aparecieron en la esfera que mantenían a los generales. Todos vieron como las armaduras de estos pasaron de ser de un reluciente plata, a un oscuro hormigón, y aunque efectivamente salieron de aquella esfera acuática cuando Edgar evaporó esta con su propio poder, se burlaron:
—Solo pierden el tiempo —dijo Edgar.
—Lo dudo mucho —dijo Annerys con orgullo, un segundo antes de ver como la armadura de estos se agrietaba.
Serena y Edgar se miraron confundidos, mientras Roderick daba un paso al frente con una amplia sonrisa.
—Creo que no hay poder más devastador, capaz de no dejar rastro de nada como el fuego.
Y dicho eso, hizo un movimiento de abajo hacia arriba, y un torbellino de fuego apareció, arremolinándose alrededor de ellos. Cuando acabó, tan siquiera cenizas se pudo observar.
Roderick sonrió a las chicas, quienes le devolvieron el rostro de victoria, mientras Arma hacía un simple gesto con su mano y una mueca de dolor, desde el suelo.
—Delicioso —escucharon decir a alguien, detrás de ellos.
Una hermosa mujer, no mayor de veinte años, estaba sentada sobre el aire, con las piernas cruzadas, en una postura elegante. La mirada de esta era letal, y su altura era demasiado grande en comparación a las mujeres que solían ver.
—Nunca me había divertido tanto como hasta ahora, me presento, soy Jezabel...
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