Apenas es el principio

Capítulo 82

Todo había acabado. Sin embargo, por donde se mirase al rededor, era imposible que alguien pudiera vivir en un lugar como aquel. La tierra estaba literalmente seca, sin vida, como si dar un paso en falso haría que esta se agrietara y se volviera polvo. No había vegetación ni animales, todo había sido consumido en nada. 

El verdadero terror del Nihilismo, se había quedado pequeño cuando se comparaba con la imaginación de todos los presentes, sino hubieran visto la magnitud de su poder. Dos movimientos, y había arrasado con casi toda la vida del planeta. Si no hubiera sido por la intervención de Gaia o de Infinito, o del Gran León, como quisieran llamarle, habrían sido borrados por completo. 

—¡Dani! —Chilló Iris, corriendo por abrazar a su amigo, quien le recibió con los brazos abiertos y una enorme alegría. 

Por increíble que pareciera, se le unió Fierce, seguido de Lance, Akudomi, Origami, Donny, incluso Darkz que solo lo hizo por mera espontaneidad, aunque no tenía ni idea de quien fuera. Samael lo hubiera hecho, de no ser porque no tenía brazos. 

—¿Cómo es que apareciste y todo surgió? —Preguntó Lance, sin entender—. De la nada desapareciste en el Acantilado del Fin de los Mundos, creímos que...

Se calló, no podía decir lo que habían pensado. 

—Cuando todo acabó allí —comenzó Dani, viendo los ojos curiosos de sus amigos. Por supuesto, puso cara confundido cuando vio a Darkz, "¿Quién era ese?", pensó, pero siguió hablando—, había decidido ir a orinar en uno de los matorrales, y como si no hubiera privacidad en este mundo, Ster apareció de la nada y me dijo que debía guiar a los elementales hasta la batalla final...

—¿Los elementales? Ahora entiendo —intervino Akudomi—, cuando viajábamos del Fin del Mundo de regreso, Samael, Lance y yo, nos dimos cuentas que estos desaparecieron sin más. ¿Dónde se habían ido?

—Fueron a otorgarle las últimas fuerzas que Ster necesitaba —aclaró Dani—, Ryan, nuestra estrella, estaba muriendo y Ster ya no le quedaba tiempo. Sin la ayuda de ellos, él no hubiera tenido la fuerza suficiente para invocar la corte de los redimidos. 

—¿La corte de los redimidos? —Preguntó Origami, sin entender nada. 

—Sí, verán, cuando Yami y yo partimos a la zona desconocida, no teníamos ni idea de que el continente al que llegaríamos se trataba de una comunidad bondadosa, donde seres de todas las especies, desde las aparentemente "malignas" hasta las más bondadosas, convivían en perfecta armonía. El gobierno no era un único ente, sino un aglomerado de ancianos de diferentes especies en la que Ster participaba. Yo no lo sabía, pero dicho continente era la corte de los redimidos. Todos ellos eran seres que habían aceptado el perdón y el regalo de Gaia, y se había vuelto un único pueblo a su servicio. El Gran Continente, en realidad, no tenía ni idea de nada, creyendo que lo sabían todo. Éramos unos verdaderos ignorantes. 

—Por eso, dijiste que confiáramos en Lea —susurró Origami, pensativa.

—Lo mismo que el Hombre Hoja nos dijo, que confiáramos en que los niños están bien —añadió Iris, con una sonrisa. 

—Así que, siempre ha existido un pueblo genuino que seguía a Gaia, ¿por qué no usó a algunos de ellos para que hiciera toda esta misión? —Preguntó Samael. 

—Porque entonces, el Gran Continente no le hubiera conocido como ahora lo hace —se escuchó una voz detrás de ellos. Era Filius, junto a Moon. 

—Hay un dicho de un antiguo hombre y un antiguo libro escrito que citaba sus palabras: "De habla te había oído, pero ahora mis ojos te ven realmente" —añadió Moon—, es importante que, todo lo que creamos, se experimente, porque serán las bases de una fe no ciega, sino una llena de certeza, esperanza y racionalidad. ¿Quién que diga creer no sabría en lo que cree?

—En realidad, hay muchos que dicen creer y no saben nada sobre lo que creen —dijo Filius, jocosamente. 

—Solo déjenme terminar —dijo Dani, fastidiado, con los brazos cruzados. Todos rieron, pero miraron al fortachón para seguir oyendo su historia—. Bueno... —soltó sus brazos a los lados al ver como tenía la atención de nuevo—, los elementales llegaron al continente de Gaia, y allí terminaron de darles las fuerzas que Ster necesitaba para las acciones siguientes. Cuando este me arrastro nuevamente al continente, allí conocí a los sietes chicos de aquel mundo del que había oído. Allí, me contaron todo sus planes y abrieron mi memoria mágica. Ya saben, Tsukine, Eileen y yo veníamos de una madre élfica, la magia corre por nuestras venas. Y cuando, despertaron mi memoria mágica, pude reconocer todas las lenguas y símbolos mágicos. Y allí fue cuando supe dónde estaba ocurriendo la batalla y como arrastrarlos a ellos hasta este lugar. 

—Serví como puente mágico para los elementales, y estos, a la misma vez, para Ster, quien traía consigo a la corte de los redimidos. Y ya vieron lo que pasó —dijo él, emocionado, como si nunca hubiera creído que llevaría una tarea tan importante como aquella. 

—Lo que no sabe nuestro querido héroe —añadió Filius—, es que Ster nos había visitado, solicitando amablemente las auroras boreales de la región duende pixie. La reina estuvo bien en servir, cuando supo quien le había visitado y la misión misma de Gaia para la destrucción del Nihilismo. 

—Por eso, la reina y todos nosotros viajamos hasta este lugar, lo que no sabíamos es que llegaríamos en el momento justo, para que hiciera uso de toda la fuente de magia de la auroras boreales, y así invocar junto a ella los guardianes de los mundos —Todos en ese momento alzaron la vista para ver a los arcángeles en el cielo. Y sonrieron al ver a Dorzel, la arcángel les sonrió, y les hizo una pequeña reverencia de gratitud—. Y una vez invocado los arcángeles, era inminente que Él apareciera.    

—¿Él o ella? —Preguntó Darkz, hablando por primera vez. Obvio se llevó miradas curiosas sobre él—, lo siento, es que a veces hablan como si fuera ella y otras veces como si fuera Él. 

—Gaia, infinito o el Gran León es espíritu —dijo Lance—, los espíritus no tienen sexo. 

—Y si quisiera tener una carne como la nuestra —añadió Iris, esta vez—, puede ser lo que desee, al final es omnipotente.

—¡Suena complejo! —chilló Darkz. 

Todos rieron. 

Sin embargo, las risas acabaron cuando, a los lejos, vieron a Luna y Azazel. Tomados de la mano, un poco sucios, pero estaban bien. Por supuesto, Darkz al verlos, corrió hacia ellos, con lágrimas en los ojos. Extrañaba a su amigo. 

Iris se alegró de ver que Luna, después de todo lo que había vivido, ahora parecía ser feliz. Ahora, lo mejor también era, que más allá detrás de ellos, por increíble que pareciera, estaban los rojiñas, las preciosas personas de cabello rojizo brillante que se habían convertido en la nueva familia de Luna. Todos tomados de la mano, como la comunidad que ella había conocido.   

Por supuesto, el resto del tiempo que allí pasaron, fue narrando cada uno de ellos lo que habían vivido, como si intentaran atar los cabos que su curiosidad les apañaba. sin embargo, cuando culminaron de contarse todas las historias, se dieron cuenta que no tenía sentido. Al final, todo estaba, realmente, bajo el control de Gaia. Les fue imposible mirar hacia los querubines que la ocultaban. Y por algún motivo, ninguno de los que seguía en el aire se había movido ni un poco. Era como, si esperaban que todas las criaturas que estaban en el suelo se aquietaran. Todos estaban tan felices, parlanchines, lleno de tanta esperanza, que habían olvidado que todavía falta mucho. La tierra estaba muerta. 

Entonces, al sonido de varias trompetas por parte de los arcángeles, todos los terrestres en ese momento se silenciaron. Vieron en el cielo como los querubines, seres compuestos de ojos y alas emplumadas, comenzaron a cerrar sus alas para dejar ver a Gaia. Sin embargo, la luz fue tan brillante que, por un segundo, quedaron ciegos. Todos sintieron como sus ojos quemaban, pero pasado un tiempo, comenzaron a ver algo: Al hombre Hoja, y aunque era verde y vivo, se veía que pintaba con miles de años encima.  

Pero había tanta amabilidad y bondad en el rostro, que de alguna forma, les hacía sentir realmente seguros y alegres. 

—Yo Soy el que Soy, el que he Sido y Seré —dijo. Y sin que nadie les dijera algo, todos, tanto en el cielo como en la tierra, se arrodillaron delante de él.

 Y pasado unos segundos en aquella posición. La tierra comenzó a temblar, cuando del cielo, una enorme puerta cayó. Tan alta que, no se alcanzaba a ver el límite de su altura, era como si dividiera al universo por completo. Las puertas comenzaron a abrirse y, más allá, la luz no dejaba mirar que había. 

—No deben ni tienen porque sufrir más. Un paraíso sin tristeza, sin odio y sin lágrimas, les espera, mis pequeños hijos...

Se escuchó decir, tan fuerte como los truenos que solemos escuchar en el cielo, pero tan apacible como la voz de una madre que ama.

Las criaturas en el cielo fueron las primeras en abalanzarse a entrar, primero los querubines, seguido de los arcángeles, Ster se les unió, luego la corte de los redimidos, y así continuaron los elementales, toda la raza de los pixies, y finalmente los terrestre en una marcha bulliciosa, llena de risas, curiosidades y muchas sonrisas hacia aquella puerta. Desde una perspectiva, aquella era una caravana de miles y miles de criaturas, pues, aunque muchos habían muerto, en realidad, muchos habían sobrevivido. 

Sin embargo, cuando todos atravesaron las puertas. Se dieron cuenta que, aquel lugar era algo que nunca había visto o vivido. Todo el lugar era verdoso, llenos de colores entres flores y frutos. Dani fue el primero en quitarse las botas, cuando vio como unos niños saltaban sobre el césped, y, al hacerlo, estos saltan muy altos y flotaban sobre el cielo. Y cuando lo hizo, el césped no era como el de nuestro mundo, rustico y picoso muchas veces, sino más bien, como la seda, suave y tersa, ni siquiera una alfombra fina podía llegar a tal majestuosidad, pues hasta sus pies parecían sentirse descansado con el tiempo. 

—Esto es increíble —murmuró Filius, atrayendo las miradas. 

Pero cuando observaron al que era un anciano, quedaron sorprendidos. Todas las arrugas y las canas de este, habían desaparecido. Filius, en una edad humana, parecía de unos veinte años. Todos se inspeccionaron entre sí, y se dieron cuenta que las arrugas de sus manos, los callos, y las heridas que habían tenido por la batalla habían desaparecido. El primero en gritar fue Samael, quien recuperó no solo los brazos, sino que había vuelto hacer humano. 

—¡Ori!, ¡Ori! —Gritaba emocionado, cuando se vio nuevamente como aquella vez en el Fin del Mundo, pero ahora mucho mejor, hasta las mejillas la tenía enrojecidas. 

Origami corrió hacia él y lo abrazó. 

—Qué bueno verles —escucharon una voz detrás de ellos, y Origami no podía creer lo que veía delante de ellos. Era su padre, junto a su madre. 

Obviamente, no solo Origami corrió hacia ellos para abrazarlos, sino Akudomi también. Aunque al igual que Filius, estaban completamente rejuvenecidos. Lloraron, pero de alegría todos ellos por el reencuentro. Pero fue otra voz la que hizo que Akudomi se le fuera el mundo por completo.

—Akudomi...

Cuando el hombre se volvió a mirar, allí estaba, más hermosa que nunca. Diana, al igual que el resto se veía rejuvenecida, el rostro de amargura que solía invadirla había sido reemplazado por una mirada sincera, genuina y alegre. Akudomi dejó todo a su alrededor y corrió hacia ella para abrazarla. por increíble que pareciera de ver, aquel grandulón lloraba como un niño en el pecho de la doncella. Pero no era de tristeza, sino de alegría pura. 

Todos quedaron absortos por el increíble reencuentro. Pero pronto, ellos mismos experimentaron lo mismo. 

Por un lado, apareció Tsukine y Kimiko, junto a Richard y Rocío, uniéndoseles a Dani que, más tarde se les unió Dorzel, pero en su apariencia de Eileen, junto a Sigurd. Jimmy y Fiorela se unieron a Origami, pero lamentablemente ninguno de los vampiros, ni familiares de Samael llegó que aparecieron. Aunque eso era un pesar, la verdad es que Samael no le hacía falta nada más que los seres que allí tenía. Estaban sus hijos faltando, pero sabía que ellos debían vivir ahora sus propias aventuras. 

A lo lejos vieron a Donny con Saya, quien parecía tener una larga conversación con el chico, pues se preguntaba sobre el paradero de Cristal y Mina. Saya también estaba rejuvenecida, como los demás, pero aun así, por la conversación que llevaba, parecía seguir siendo una persona muy sabia. Vieron a los elementales unírseles a Saya, incluyendo a Skaitlis para apoyar a Donny, con lo que se le contaba. Algo que ustedes, queridos lectores, no pueden saber. 

—¡Así que al final lo entendieron! —Se escuchó una voz. 

Al volverse a ellos, se dieron cuenta que se trataba de Aland. Estaba junto a sus padres, el rey y la reina, y se acercaron a los chicos para unirse a los abrazos, las risas y la misma alegría. Cris, el reptiliano, también se acercó, pero junto a él estaban sus padres, y sus abuelos. Aunque la famosa tía maligna, no la vieron por ningún lado. Él sintió alivio de ver que la familia de hombres lobo que había asesinado cuando inició la cacería, estaban juntos y allí ene se lugar. 

—Lo siento mucho —se disculpó valientemente. 

—No tienes que disculpar algo que ya ha sido perdonado —dijo el hombre, el mayor de todos ellos. 

Y sin que se lo esperara, aquella familia le abrazó. 

—Tú también sufriste demasiado —dijo la mujer, haciéndole llorar.  

Azazel, Darkz y Luna, estaban en conjunto con toda la comunidad de los Rojiña, pero incluso lograron ver a Dionis acercarse a estos con un poco de vergüenza, pero con una sonrisa genuina. Moon, esta vez no estaba con Filius, sino que se adentró a hacer una danza con los demás de su especie, y, entonces, comenzaron a ver como estos, y cada uno de ellos, comenzaban a tomar apariencia humana. Aunque sus formas, eran las de niños. 

—¿Por qué ocurre eso? —Preguntó Origami. 

—Creo que todo lo que nos hacía mágico, era la corrupción de los arcángeles y ángeles con los terrestres. Todos están siendo limpios de la corrupción —dijo Samael—, asi como yo lo he hecho.

Origami, intentó convertirse en un dragón, pero nada ocurrió. Al igual que Samael, ella era humana también. Todos intentaron algo, pero nada de eso ocurrió.

—Lo que dice nuestro querido, amigo Samael es correcto. Todos acá, han experimentado el cambio primitivo. Volvimos a ser lo que en un principio fuimos, perfectos, a imagen y semejanza de Él —agregó Aland.  

El grito de Lance, hizo que todos salieran de aquellos pensamientos. 

Vieron a  este correr hacia los reyes de Amatista, donde Donny dejó la perorata que tenía con Saya para correr hacia ellos. Inclusive, vieron otras personas acercársele a Lance, quienes resultaron ser padres y familiares de este. Lance lloró, siempre creyó que había sido un esclavo y un huérfano, pero no, resultaba que había cumplido su objetivo: ser libre. Pero verdaderamente libre, ahora si sentía así, pues aunque había salido de aquella casa que le hizo sufrir demasiado, no se había sentido realmente libre hasta ese momento. 

—¡Dani, te encontré!

La voz de Yami retumbó como siempre, y fue ella la que corrió hacia este. Dani, estaba absorto por la sensación de todo, pero no solo recibió el abrazo sino que ambos cayeron sobre el pasto. Abrazó a Yami, como intentando recuperar todo el tiempo que había estado sin ella, y allí lloraron ambos de felicidad. Por supuesto, debía explicarle todo sobre Yamida y Dayami, pero ahora tenían todo el tiempo del mundo.

 No se había contado, pero era obvio que cuando Kimiko vio a Aland la primera vez que había llegado a ese lugar, no solo lloró y abrazó a su maestro, sino que pasó días enteros con él. para seguir aprendiendo de lo que ahora conocía.  

Más allá, vieron a Jal y Jul corriendo con miles de su especie de unicornios, incluso con otros caballos y galopantes. 

—¡Iris! —La voz que esta escuchó, casi hizo que se le saliera el alma del pecho. 

Cuando esta se volvió, se encontró cara a cara no solo con Sybil, sino que, detrás de ella, estaban sus padres, y todos sus amigos de la infancia antes de haber sido secuestrada. Por supuesto, ninguno de los que habían sido hadas, llevaban alas, se veían tan humanos como ella en ese momento. Todos rejuvenecidos también. Iris abrazó a su amiga, su madre y su sierva, y Fierce solo pudo mirar con complacencia a su amada. Por supuesto, sabía que él también vería a los suyos. 

Por supuesto, Graber y Athie se reencontraron como los demás. Aunque Brand, tuvo que acercarse a Donny para preguntar por Cristal, lamentablemente la respuesta de Donny, había sido la misma que Saya le había explicado a este. No obstante, este no pareció desconsolado, al contrario, parecía feliz de saber que ella tendría más oportunidades. Aunque no cambiaba nada por la felicidad y el mundo en el que se encontraban. 

—Al final, si te alcancé —dijo Sigurd, mirando a Eileen. 

—Yo solo estaba esperando —dijo ella, y le abrazó—, lo hiciste muy bien...

—¿Ya no tenemos que separarnos?

—¿Para qué haríamos eso? —Le cuestionó Eileen.

—Entonces, vamos... unámonos a tu familiares —dijo él, tomándole la mano—. Seguro que ustedes tienen mucho de qué hablar.

—En realidad, no, ya todo se ha dicho —dijo ella, pero de igual forma se animó a ir con ellos.   

—¡Redimidos! ¡Conozcan el nuevo mundo que han heredado y regocíjense siempre! —Escucharon una voz en el cielo, pero sabían de quién se trataba.

Entonces, allí se dieron cuenta que al azar la mirada, una que podía ver más allá de lo que antes podían ver, incluso con sentidos más desarrollados y superhumanos, no logra mirar la infinidad de ese nuevo mundo. De hecho, observaron que las tierras se extendían más y más, entre colinas, y se mezclaban con el cielo, como si el cielo, fuera parte del mismo mundo, y más mundos sobre ese.

Muchos, tomados de la mano, comenzaron a correr para explorar aquel mundo. Y mientras corrían, se dieron cuenta que la velocidad a la que lo hacían, no era la misma que en el mundo en el que estaban, era como si corrieran a una velocidad que parecía infinita, pero sin perder detalles del entorno. Además, no sentían cansancio, ni falta de aire. Lo saltos podían ser mortales, entre colinas, y nadie se caía o golpeaba, todos estaban en pleno control de sus facultades. Entonces, al ver a tantas personas que se habían reunido, nuestro querido amigo Lance, comprendió la última lección, así que lo gritó:   

—¡Un verdadero Dios no es aquel que tiene la capacidad de invocar a la muerte, sino el que trasciende sobre ella y la vence, y solo hay uno...  —La amplia sonrisa de Lance, hablaba del poder que había visto de Él.

Entendió que, todo lo que vivieron, había sido necesario para realmente salvar a los que debían ser salvados. Para acabar de raíz con el enemigo sobre la existencia, la nada misma, y que había sido un privilegio ayudar en esa tarea, para gozar de lo que ahora tenían delante. Y lo mejor, contar con aquella presencia que les llenaba de una verdadera paz y alagaría que nunca habían sentido. ¿Se unirían más a este lugar? Seguramente, pero cada quien debía vivir su propia aventura.

Y como en otras historias se ha dicho, y esta no es diferente a esas, los que creían que este era el final de la historia, en realidad, era el principio de todas ellas. La verdadera historia, y una eterna. Lo que para algunos la muerte es el fin de todo, para otros, en realidad es el principio de la vida. Una que tú y yo podemos disfrutar, si solo le llegamos a conocerle a Él, bajo verdaderos preceptos no humanos, pero si en verdad y con certeza. 




FIN...

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Supuestamente xD...

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