Capítulo 36: Palabras.
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El departamento de la familia Midoriya era modesto y cómodo, y el ambiente es mucho más pacífico que en su casa. Su mirada se detuvo en algunos portaretratos, su padre hace mucho que quitó las fotos familiares de las paredes por eso no puede evitar mirar las de esa casa, quizás en el fondo las extrañaba. Pero cuando mira la segunda, tercera, y cuarta foto, entonces se da cuenta de algo extraño, observa todas las cercanas, falta algo...
Se distrae al percatarse que el extraño buen humor del hijo se le contagió a la madre cuando ésta también empezó a tararear la misma tonada mientras iba a la cocina, por otra parte Midoriya lo arrastró a su habitación a mostrarle todas sus revistas y figuras de magos, con el pretexto de que tenía ganas de enseñarle todo cuanto hobby poseía.
Cuando Todoroki le preguntó ¿Por qué? Él le respondió ¿Por qué no?
A la hora de la cena se sintió inquieto, pues no era exactamente bueno con las conversaciones y sería mala educación guardar silencio, sin embargo encontró la inesperada ventaja de que la efusiva energía de Midoriya lo hizo entablar casi todos los temas de conversación, y su madre contagiada por esto le seguía a todo cuanto decía. A Todoroki lo único que le inquitaba era que le llegara alagos como "su magia es increíble" o "Tu amigo es tan apuesto".
Terminada la cena, Todoroki decide que ya era hora de irse.
—¿Estás seguro? Puedes quedarte a dormir, Izuku tiene un colchón extra—Dijo la mujer mientras le miraba un tanto preocupada por la decisión del joven de irse tan tarde. Éste niega con la cabeza.
—Gracias, pero debo irme...—Se limita a decir, ya habían sido muchas emociones por un día y necesitaba estar sólo para digerirlas.
La mujer le sonríe con algo de desilusión pero cálida.
—Entiendo, tú mama debe estar preocupada por ti no es bueno dejarla esperando.
—...Si
—Izuku, acompañalo afuera.
—¡Claro!
Tras cerrar la puerta, Midoriya se pone de pie junto a él en el barandal del edificio.
—Nos vemos el lunes en la academia—Le dice con una alegre sonrisa, Todoroki se preguntó internamente si no le dolía la cara por llevar sonriendo todo el día.
Por unos segundos Todoroki se queda viéndolo de manera fija, remplanteandose aquello que lleva preguntándose desde que vio los portarretratos, tiempo en que Midoriya le observa con confusión.
—¿Ocurre algo?
—Midoriya... ¿Y tú padre?—Dice por fin, pues lleva clavada la interrogante desde que vio la ausencia del progenitor en todas las fotos familiares que llevaba el departamento.
Por primera vez la sonrisa de Midoriya deja de serlo, desde su perspectiva, pasó a sólo ser una curva en sus labios mientras agachaba la mirada con ojos melancólicos. Todoroki se recrimina por sentir que cruzó una línea prohibida.
—Trabaja en el extranjero, así que sólo somos mi mama y yo. Aparte de eso, no hay mucho que contar...—Respondió ambiguamente, y para Todoroki eso era suficiente para saber que no debió preguntar eso.
—Lo siento...—Dice, como si hubiera sido él quien abandonó a una madre y a su hijo, Izuku en seguida niega con la cabeza.
—¡Oh, no, no! ¡Él llama cada fin de semana! Se asegura que estemos bien así que no hay problema...—Sonríe con cierta pena.
Tras unos segundos de silencio incómodo, y en que Todoroki estaba a punto de irse, Izuku vuelve a hablar.
—¿Puedo hacerte una pregunta personal?—Dice, mostrando por primera vez en el día timidez.
Tras decirle prácticamente toda su vida personal con sus secretos, Todoroki se siente sin derecho a decirle que no. Asiente sin pensar.
—¿Y tu madre?
A Todoroki le tomó desprevenido, por un momento su gesto muestra incomodidad mientras desvía la mirada.
—Note tu reacción cuando mama la mencionó, y por lo que me contaste hace tiempo de tu cicatriz, yo simplemente me pregunté que le habría pasado—Explica un tanto cohibido.
—Ella murió...
Izuku le mira con sorpresa y un brillo de remordimiento, quizás arrepentido de haber preguntado como él hace un momento.
—Cuando tenía cinco años, mi padre solía llevarnos a ella y a mí a esta propiedad que tiene en la montaña nevada del pico del águila—Empieza, aún si Izuku no le preguntó por eso él igual veía la duda en su mirada—solía odiarla porque significaba regresar a los entrenamientos, pero con ella las cosas eran tolerables. Ese día soplaba una fuerte tormenta... el día en que me hice esta cicatriz...—lleva sus dedos a su rostro, e Izuku podía ver la amargura en sus ojos—ella huyó muy rápido, como si él estuviera persiguiéndola, quizás en su mente así lo sentía. Lo último que recuerdo, es su cabello combinándose con la nieve...
A tiempo en que el contrario seguía relatando, Izuku sentía como un nudo en su garganta crecía, dándose una idea de lo que el contrario debió sentirse en ese momento. Una parte de él hubiese querido estar allí, proteger al Todoroki de cinco años en ese momento y decirle que todo estará bien, y al mismo tiempo siente absurdo el pensamiento.
Menudo momento en que piensa algo así.
—Él la buscó durante un tiempo, bastante me habían dicho, tres o cuatro años más o menos. Quizás para quitarse a los medios de encima, o porque en el fondo sentía que era su responsabilidad, pero realmente no me importa todo eso pasó por su culpa—A este punto la rabia y el desprecio se reflejaba en su rostro, casi olvidándose de la presencia de Midoriya—lo rechazo, jamás seré como él, y llegaré a ser el mejor sólo usando el poder de mi madre.
—Eso no está bien Todoroki kun.
Parece que "locky" aún sigue haciendo de las suyas, pues Izuku dijo eso con total calma pese a la mirada alterada que le dirigió Todoroki.
—Tu dolor y pesar, no puedo decirte que lo entiendo, pero llegar a la cima con la mitad de tu poder es una mala broma para mí—Su mirada brilla, y su entrecejo se frunce con convicción.
Todoroki casi se queda observando esa faceta de no ser por el enojo que esas palabras le producían.
—¿Piensas igual que él?
—Estoy dándolo todo para ser el mejor Todoroki kun—Replica para sorpresa del contrario—y no soy el único, Kacchan, Uraraka san, Iida kun, todos nuestros compañeros también se esfuerzan por llegar a sus sueños. Hace tiempo, All Might dijo en una entrevista, que aunque los niños hereden sus dones mágicos de sus padres eso realmente no importa...
Con eso una imagen llegó a su mente, de antes de tener esa cicatriz en su rostro. El sentado en el regazo de su madre viendo la misma entrevista.
—Aunque tengas un poder exactamente igual al de tu familia ¡Eso no debe afectar quien eres y que quieres hacer! Es lo que trató de transmitir cuando digo ¡Yo estoy aquí!
Recuerda que le gustaba mucho esa entrevista, y también recuerda la voz de ella diciéndole algo...
¿Qué era?
—No te sientas preso por tus lazos de sangre. Está bien que aspires hacer el mago que quieres ser...
—Es tu poder, y puedes usarlo como tú quieras.
Todoroki despierta, encontrándose con la mirada expectante de Izuku. Tras unos segundos en que no sabe que decir es el contrario el que rompe a hablar sonriendo con algo de pena.
—Lo siento te retuve más de la cuenta, será mejor que vuelvas a casa o llegarás muy tarde.
—...
No compartieron más palabras esa noche.
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Terminaba de alistar su traje para salir con calma del cuarto, un par de los duendes domésticos que viven en su morada le saludan con un asentimiento de cabeza que el corresponde cortamente. Parecía ser una mañana normal, una de muchas, hasta que percibe un olor familiar en el aire.
El olor a quemado no era extraño en su casa, a veces, aún con el mayor control de su espíritu, no puede evitar dejar resquicios de carbón o quemado.
Pero esta vez él no era el origen.
—Hey Fuyumi—Llama cuando casualmente la joven pasa en frente suyo, ella se sobresalta cundo escucha su voz y le mira un tanto cohibida.
—¿Si papa?
—¿Estás cocinando algo?—La chica niega con la cabeza mientras le mira sin entender. Enji arquea una ceja con intriga mientras aún percibe el olor—¿Qué es ese olor a quemado?
—¿Eh? C-Creí que erás tú...—Dice temerosa, el adulto no se ofende con la deducción pero pasa a su lado con prisa, porque le intriga saber el origen del olor.
Tras seguir en el pasillo, el olor se vuelve más denso, llevándolo hasta el patio trasero. Lo que encuentra le asombra.
Shoto le devuelve la mirada inexpresivo, frente a él se hallaba un árbol chamuscado con unas pequeñas llamas en el suelo. Enji no tardó en unir puntos, a tiempo en que sus propias flamas aparecían vigorosas.
—¡SHOTOOO!—Grita con euforia, y a pasos fuertes avanza hacia el contrario—¡Al fin! ¡Al fin dejaste tu rebeldía infantil a un lado! Aún necesitas aprender a controlar tu lado izquierdo ¡Pero ahora que te dejaste de tonterías vas a aprender lo que es ser realmente fuerte!—Exclama a lo alto con las llamas destellando.
Pero Shoto no reacciona, apenas le ve para luego bajar la mirada a su mano izquierda.
—No es una rebeldía infantil, y tampoco es como si todo estuviera solucionado...—Explica, Endeavor deja de lado su efuforia y lo ve confuso—realmente tampoco estoy seguro de porque lo usé, sólo... que sus palabras me siguen retumbando en la cabeza—divaga, porque no sabe las palabras de quien le hacen eco en la mente, si las de All Might, las de su madre, o las de Midoriya—no estoy seguro, de si es correcto o no...
—¿De que estás hablando?—Pregunta Enji, y Shoto vueleve a mirarlo, parpadeando quedamente, como si acabara de recordar que él estaba allí.
—.....Por un día me había olvidado de ti—Dice por fin, y sin intención de seguir hablando con el adulto recogió su chaqueta que estaba en una esquina y pasó a su lado.
Endeavor sólo ve su espalda paralizado.
El transcurso del día pasó como cualquier otro, darse una ducha, desayunar, despedirse de algunos duendes y de su hermana. El camino a la academia también estuvo como cualquier otro día, todo parecía igual como siempre, pero se sentía distinto.
—¡Debiste verlo Mama! ¡Hizo bum! ¡Y luego bam! ¡Y yo hice waaah!
—Valla debió ser sorprendente.
Por alguna razón observa de reojo como una mujer y su hijo pequeño pasaban a su lado entre risitas. Sin poder evitarlo piensa en ella, de si de verdad no le molestaría que usara ese lado que la hizo huir y condenara su suerte aquella noche.
Quisiera poder hablar con ella, zanjar el asunto, pedirle perdón y quizás hasta salvarla, entonces podría en serio sentirse liberado. Pero ya es tarde, ella ya no está, y de nada sirve buscar la respuesta a una pregunta que nunca será respondida.
—Es tu poder, y puedes usarlo como tú quieras.
Todoroki observa de nuevo su mano izquierda ¿Estaría bien si sólo actúa como mejor se sienta? Buscar ese mago que aspira a ser, y cuando lo logre, quizás, tan sólo quizás, ella podría sonreírle desde donde esté.
Entonces su carga se sentiría más ligera.
Se mantuvo ensimismado el resto del día, lo que no era extraño ya que todos sabían que él era de pocas palabras. Pero aún con la mirada en sus apuntes, presentía la mirada insistente de Midoriya, insegura y ansiosa, fácilmente entiende que quiere hablar con él.
Efectivamente, en cuanto tocó el timbre del descanso y la mayoría de la clase salía a almorzar, Midoriya se le acercó a pasos robóticos y mirada nerviosa.
—H-Hola Todoroki kun...
—Hola—Responde el saludo, y por el rabillo del ojo ve a Iida y a Uraraka asomando sus cabezas en el marco de la puerta, pero cuando voltea a verlos del todo ellos se esconden rápidamente. Qué raro...
—T-Todorokin kun, yo... debo pedirte disculpas...—Todoroki le mira de nuevo, y ve un tinte rojo adornando sus mejillas.
—¿Por qué?
—¡M-Me porte muy confianzudo contigo la semana pasada! Lamento haber sido tan grosero—Apenado le rehuye la mirada, y viendo lo expresivo de sus gestos, Todoroki se da cuenta de lo honesto que es Midoriya.
—Bueno, si actuabas bastante extraño y por un momento pensé que habías enloquecido—Sus palabras son como un balde de agua fría para Izuku, pero antes de que éste procediera a disculparse él continúa—pero está bien, no me ofendiste para nada.
Y en realidad se sentía agradecido, porque la honestidad y lo entrometido de Izuku hizo que tomara una perspectiva que antes ni siquiera se le había ocurrido en tomar.
El contrario suspira con una sonrisa de alivio.
—M-Me alegra mucho.
—Si...
Hay un momento corto de silencio entre ellos, en donde Izuku junta sus dedos inquietamente y Todoroki divisa de nuevo los rostros de Iida y Uraraka asomándose, viéndolos entre curiosos y expectantes, como esperando ver algo.
—S-Si no te molesta...—Midoriya vuelve a tomar su atención, ruborizado y rehuyéndole la mirada con evidente vergüenza—¿T-Te gustaría venir a comer con nosotros? ¡S-Sino quieres está bien! ¡No es nada forzado! P-Pero a mi me gustaría... ¡D-Digo nosotros! ¡A nosotros nos gustaría que vinieras! ¡Por supuesto sino quieres...!—Midoriya siguió balbuceando y murmurando más cosas que no llegaba a entender muy bien.
Le mira con curiosidad por esa invitación, frente a él se encontraba la imagen de un chico muy distinto al que lo arrastró al cine, a una cena a su casa, y declaró abiertamente que eran amigos sin darse cuenta.
Midoriya Izuku era un chico extraño, pero siendo honesto...
—¿Por qué no?—Responde recibiendo miradas de sorpresas e incredulidad del contrario y los dos fisgones en el marco de la puerta.
Realmente no era algo que le molestara.
Continuará...
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