Capítulo 9


—¡Gulf!

El omega apenas se giró antes de ser apresado entre unos brazos, echando la cabeza hacia a tras cuando éste intento besarle.

—¿Qué crees que haces? —Le empujó, alejándose varios pasos cuando le soltó.

—Disculpa, es la costumbre. —El alfa le miró con lo que parecía ser arrepentimiento, pero sinceramente Gulf no podía dar fe de ello.

—Fiat déjate de tonterías, ¿qué haces aquí? —Gulf le miró con reproche.

—¿No puedo venir a verte? Hace días que no hablamos, quería invitarte a tomar algo y ponernos al día.

Suspirando, Gulf asintió. —Muy bien, pero solo por unos minutos, tengo otra clase dentro de poco.

—Por mí está bien.

Entonces Gulf los guio a ambos hasta una cafetería cercana a la facultad donde tendría su próxima clase. El alfa compró café y algunos aperitivos para acompañarlo, sentándose frente a él nada más tuvo todo en sus manos.

—¿Cómo has estado?

—Bien en realidad, un poco ocupado, pero nada del otro mundo.

—¿Semestre pesado?

—Algo. —Asintió, tomando un sorbo de su café—. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo están el señor Vachirawit y los demás?

—Papá sigue intentando hacer que Bright se haga cargo, pero este le sigue rehuyendo igual que siempre. Realmente, la última vez que estuviste en casa, acababa de ir a dejarlo al aeropuerto.

—Oh, no pude despedirme —lamentó—. ¿A dónde fue ésta vez?

—Volvió a África, al lugar de la última vez. Ya sabes, por eso de que volvió antes de tiempo por el engaño de papá.

—El señor Vachirawit nunca va a rendirse, ¿no es así? ¿Por qué simplemente no le da el cargo a alguno de ustedes?

—Porque dice que Tong no tendrá tiempo de atender las cosas aquí, que está demasiado enfocado en su empresa y que yo todavía no soy lo suficiente maduro. —El alfa hizo una mueca inconforme. Gulf sabía cuánto el tema con su padre le afectaba—. No deja de decir que el único que realmente se preocuparía por los nuestros es Bright.

—Eso no es justo, siempre eres de los primeros en estar ahí cuando algo sucede, he visto cuánto te preocupas por todos y que tanto ayudas.

—Eso no parece ser suficiente para papá. —El alfa se encogió de hombros—. Lamentablemente, ya estoy acostumbrado al asunto. Pero no hablemos de eso, dime, ¿qué hay de ti? ¿Aún estás de novio con... ese tipo? ¿O ya se te paso el gusto otra vez?

—Fiat, no empieces.

—¿Dije algo malo? —Gulf negó con la cabeza y soltó un pesado suspiro.

—Para que sepas, estamos muy bien, cada vez más enamorados.

—¿Enamorado dices?

Gulf frunció el ceño ante el tono burlón. —Pues sí, escuchaste bien. Las cosas marchan viento en popa.

—Ya.

Gulf sabía que el alfa no creía del todo en sus palabras, seguro pensando que era uno de sus ¨caprichos¨ como se empeñaba en llamar Mile a sus relaciones, que aunque no fueron largas él realmente les había puesto empeño. Que estas no funcionaran al final, no era su culpa.

—De cualquier forma, no es como si me preocupara si me crees —dijo, alzando una ceja desafiante.

—Oh, no te vayas a poner arisco. —Fiat extendió una mano para sostener la suya, pero Gulf la retiró. El alfa hizo una casi imperceptible mueca de inconformidad—. No hay necesidad de ponerse a la defensiva.

—No quiero, pero si comenzaras a actuar así, preferiría irme desde ya a clases y evitar el mal rato.

—No, está bien. Hablemos de algo más.

De ahí en más se concentraron en hablar sobre cosas vanas y algunos acontecimientos interesantes que les llegaron a suceder en el tempo que no se habían visto. Fiat teniendo especial cuidado de no tocar el tema de su relación, cosa que fue muy evidente, pues cada que casualmente se deslizaba el nombre de Mew de los labios del omega, este cambiaba el tema.

Unos veinte minutos después, ambos salieron del café, pues la clase de Gulf estaba a punto de empezar.

—Fue bueno hablar contigo, Gulf, no vuelvas a desaparecer, aunque ahora estés de novio, no significa que abandones a tus amigos, dile a ¿Suppasit? Que te de algo de libertad.

—Como si alguien alguna vez podría controlar con quien salgo o no —Gulf burló.

—Tan salvaje como siempre.

—Lo siento, no puedo evitarlo, es parte de mi naturaleza. —Pestañeó con inocencia, sacándole una baja risa al alfa.

—Como si yo fuera a caer en eso. —Fiat le dio un corto abrazo antes de despedirse una última vez y alejarse.

—Aprovechado. —Gulf sonrió, negando con la cabeza antes de girarse en dirección a la facultad, deteniéndose justo después de cruzar la puerta—. ¿Qué?

Mirando los alrededores tras su espalda, frunció el ceño, olfateando. No sintió nada extraño, ninguna vibra amenazante, por lo que no estaba seguro el porqué sintió los vellos de su nuca erizarse.

—Por un momento se me sintió como si... uh, no, es solo mi imaginación. —Con un encogimiento de hombros, continuo su camino hasta su clase.

Cuatro diecisiete de la tarde y Mew recién llegaba a recoger a Gulf. Suspiró profundamente sabiendo que éste se enojaría por haber tenido que esperarlo por más de una hora. Si es que aun lo esperaba, claro.

—¿Disculpa? —Mew se giró para enfrentar a quien le habló tras su espalda—. Oh, no estaba equivocado, eres el novio de Gulf.

—Sí y tu eres su amigo... —Mew hizo una mueca culpable cuando se dio cuenta de que realmente no recordaba el nombre.

—Soy Prem.

—Cierto, lo lamento.

—No hay porqué, en realidad solo nos hemos visto por unos minutos cada que nos hemos encontrado y lo más que hablamos fue para decirnos un hola o un adiós. —El omega se encogió de hombros.

—También lamento eso, con Gulf deberíamos planear una salida para que nos conozcamos mejor todos.

—Eso estaría bien. Aunque antes tendremos que esperar a que Gulf supere totalmente su faceta de luna de miel y deje de acapararte tanto.

—No puedo decir nada en contra cuando soy igual. —El chico sonrió ante sus palabras, asintiendo con la cabeza como si las aprobara.

—De cualquier forma, creí que para éste momento ya no estarían aquí, aunque me combino que fuera así porque puedo devolverle éste libro a phi. —Prem comenzó a rebuscar en el bolso que colgaba en su hombro hasta dar con el mentado libro—. Por cierto, ¿dónde está Gulf?

—Aún estoy esperando a que salga, le acabo de dejar un mensaje avisándole que lo estoy esperando aquí.

—Entiendo, entonces, ¿podrías por favor entregarle esto? Lo esperaría contigo, pero mi novio está esperando un trabajo que tengo que entregarle y...

—No te preocupes, yo se lo entrego. —Mew recibió el libro en sus manos y lo puso bajo su hombro.

—Oh, muchas gracias, entonces paso a dejarte, ya voy tarde y Boun... —Las palabras del omega se vieron cortadas por el repentino timbrar de su celular, mismo que se apuro a contestar—. ¿Aló? Boun amor, sí, sí, ya lo tengo... sí, estoy yendo para allá... tranquilo, llegaré antes que tu profesor... sí, no... entendido.

Prem colgó la llamada y sonrió en disculpa al mayor.

—Lo siento, de verdad debo irme.

—No hay problema, ve tranquilo.

—Gracias, lo dejo en tus manos entonces —Prem respondió, agitando una de sus manos en forma de despedida mientras se alejaba—. ¡Por cierto, Gulf debería estar en la biblioteca del centro! ¡Nos vemos luego phi Mew!

—¡Nos vemos! ¡Y gracias por el dato!

Poco después, el omega se perdió en la lejanía y Mew volvió a acomodarse contra su camioneta a esperar que Gulf llegara. Cuando pasaron diez minutos y el menor aun no aparecía, Mew decidió ir a buscarlo por sí mismo, escribiéndole otro mensaje avisando que lo haría.

Al igual que con el mensaje anterior, no recibió respuesta, por lo que se quejó interiormente, suponiendo que el omega debía estar realmente enojado con él.

La biblioteca del centro era la vieja biblioteca de la universidad, según Gulf le había explicado antes. Al parecer habían hecho un edificio mucho más grande al que renombraron como la biblioteca principal, pero según Gulf era mejor ir a la del centro porque muchas veces era más fácil encontrar ciertos libros debido a la menor demanda que esta tenía desde la inauguración de la nueva biblioteca.

Mew iba a mitad de camino cuando lo sintió cerca, miró alrededor pero no logró ubicarlo realmente entre todos los estudiantes que en ese momento terminaban o iniciaban su jornada de clases.

Sacando nuevamente su celular, decidió llamarle para que se ubicaran, no obstante, no fue realmente necesario, porque lo sintió y olió antes de escuchar como el celular de éste sonaba.

—Cariño, creí que habías dicho que lo dejarías.

—Yo... no...

La sangre de Mew se heló cuando le sintió cruzar justo a su lado, volteándose, sus ojos se llenaron de fuego al ver a la persona que le sostenía.

—Disculpa —llamó, pero lo ignoraron—. Tú, el chico de la gorra y chaqueta militar —insistió.

El tipo se detuvo y apenas giró la cabeza sobre su hombro para contestar. —¿Sí? ¿Necesitas algo?

Mew se acercó lentamente hasta él, mirando atentamente la nuca de Gulf.

—¿Hay algo mal con él? No se ve muy bien.

—Oh, no te preocupes, es solo que mi novio no se siente bien, pero no hay de qué preocuparse. No es nada grave.

—¿Es tu novio? —Mew caminó hasta parase justo frente a él, viendo los apagados ojos de Gulf.

—Lo es, sí.

—Que curioso.

—Hermano, ¿tienes algún problema? Como ves mi novio no está muy bien que digamos y estoy algo apurado ahora mismo, sino necesitas nada más, discúlpame, pero me retiro. No tengo tiempo para... —Las palabras del tipo murieron en su garganta cuando sintió el filo de la navaja presionado contra esta.

—Oh, yo creo que tendrás que hacerme tiempo. Porque me encantaría que me explicaras, ¿cómo es eso de que eres "pareja" de mí novio?

—¿Quién eres tú? —Preguntó entre dientes el tipo.

—¿Eres sordo acaso? Te acabo de decir que soy su novio —Mew gruñó, apretando aun más la navaja contra la garganta del tipo cuando le sintió moverse—. Haces algo estúpido y te mueres —amenazó, acercándose para ponerse entre Gulf y él, quitándole al omega de entre sus brazos y sosteniéndole por sí mismo.

—...ew... Hgb... —Gulf balbuceó.

—Está bien, dulce, te tengo —reconfortó, su atención aun puesta en cualquier movimiento en falso que el tipo pudiera hacer.

Rodeándole por los hombros, se encargó de también acercarlo, manteniendo de forma cómoda y de forma mucho más disimulada la navaja contra su cuello.

—¿Tú y cuántos más? —Mew preguntó.

—Como si fuera a decírtelo.

—Escucha, imbécil, no tientes tu suerte, ¿crees que temblaría la mano para cortarte el cuello? —Gruñó con voz ronca, apretando la navaja sobre la carne hasta que un pequeño hilo de sangre comenzó a escurrirse por el cuello del hombre—. Porque no lo haría, en realidad, no sería mi primera vez, así que comienza a hablar ahora.

Apretando su agarre sobre la cintura de Gulf cuando le sintió perder un poco el equilibrio, instó al tipo para que siguiera caminando, no queriendo llamar demás la atención y sabiendo que tampoco era conveniente quedarse mucho tiempo allí sin saber con exactitud con cuantas personas más éste contaba.

—Entonces, te lo preguntaré una vez más, ¿cuántos? —Cuando el hombre no respondió de inmediato, Mew rastrilló los dientes rabioso—. Tienes tres segundos para hablar antes de que me olvide de dónde estamos y cuántas personas podrían ver cómo te rebano el cuello.

—No serías tan idiota.

—¿Quieres probarme? —Mew sonrió y el tipo debió ver algo en sus ojos, porque comenzó a hablar.

—Hay tres además de mí.

—¿Dónde? —Mew miró cuidadosamente alrededor—. Habla.

—Uno de ellos viene siguiéndonos, los otros dos están en el estacionamiento.

Mirando por sobre su hombro, Mew pudo localizar al tipo con más facilidad de la que esperaba. Tal parecía que no eran más que unos principiantes.

Movió la cabeza en su dirección y le dedicó una fría sonrisa, dejándole saber que ya sabía de su presencia. El tipo paró su caminar por un momento y Mew le vio murmurar lo que debió ser una maldición por lo bajo.

—Por lo tanto, no podremos salir de aquí tan fácilmente —murmuró imperturbable, mientras devolvía su mirada al frente. No era una sorpresa.

—Por supuesto que no. Si me haces algo...

—Hombre, de ninguna forma estás en posición de amenazarme.

—No sé qué crees que lograrás. Pero mi compañero ya debió avisarle a los otros, deberían estar aquí en cualquier momento.

Por supuesto, eso era algo que Mew ya sabía. Razón por la cual su cabeza estaba trabajando a toda velocidad intentando ingeniárselas para hacerse con algo de tiempo. Debía llamar cuanto antes a los Phakpun, tenía que informarles lo que estaba pasando.

—La cosa es, ¿están ellos tan locos como yo? ¿Serían capaces de asesinar a alguien a plena luz del día con incontables testigos presentes? —Mew se alejó del grupo de chicos que iba en dirección a ellos, teniendo especial cuidado de que nadie de acercará lo suficiente como para visualizar como estaba amenazando al hijo de puta.

No supo si fue mala o buena suerte el hecho de que su desvío lo haya llevado a encontrarse directamente con las compañeras de estudio y amigas del tigre, quien por cierto, estaba cada vez más lapso entre su agarre a pesar de que Mew sabía que éste estaba luchando por no perder la consciencia.

En ese momento agradeció más que nunca sus intensas rutinas de ejercicio, de lo contrario dudaban que tuviera la suficiente fuerza como para sostener a un casi inconsciente Gulf y al tiempo mantener al tipo a raya.

—Phi Mew. —El azabache maldijo en su interior, de alguna forma tenía la esperanza de que pasarán de ellos—. ¿Qué hacen por aquí? Creí que ya... ¿Q-Qué sucede?

Mew miró a una espantada Rebecca, si mal no recuerda el nombre. Aum a su lado no parecía estar en un mejor estado.

—¿Gulf? ¿Qué está sucediendo? —Rebecca se acercó hasta el omega, sosteniéndole el rostro para mirarle con más atención.

—Chicas este no es un buen momento. Tengo que sacar a Gulf de aquí —Mew apuró, mirando por sobre su hombro al otro tipo que estaba más cerca de lo que le gustaría.

Maldiciendo se giró en su dirección, dejando a Gulf en brazos de la chica, quien apenas pudo sostenerle por lo que fue rápidamente socorrida por su compañera.

Mew sostuvo al tipo con más firmeza, retando al otro con la mirada a que diera solo un pasó más. Sabiamente, él se detuvo, pero Mew no se confiaba, pues este había llevado una mano tras su espalda, seguramente para sostener el arma que era obvio cargaba.

—No tengo tiempo de explicar ahora, chicas, pero necesito que una de ustedes llame a la Policía y de paso a Mile Phakpun si tienen su número —pidió.

—Yo lo haré. —Aum se ofreció—. No entiendo muy bien todo, pero es claro que esos tipos quieren hacerle algo a Gulf.

—Estaban tratando de secuestrarlo —contestó y ambas chicas soltaron un jadeo horrorizado—. Le dieron alguna mierda que lo dejó así, por suerte encontré a este imbécil a mitad de camino.

—Gulf, ¿me escuchas? —Rebecca le llamó, no recibiendo más que balbuceos en respuesta.

—No pierdas el tiempo. Dudo que para este momento sea realmente consciente de lo que pasa a su alrededor —Mew le dijo, escuchando de fondo como Aum hablaba con la Policía.

—No van a salirse con la suya —el tipo dijo removiéndose entre sus brazos intentando liberarse, pero Mew pudo volver a someterlo con relativa facilidad.

—No tires de tu suerte, idiota —Mew advirtió, doblándole un brazo tras la espalda y sacando el arma que logró visualizar en medio del forcejeó.

—¡Tiene un arma! —Alguien gritó y el caos de desató a su alrededor.

Para entonces a Mew no le importaba el hecho, en realidad creía que la confusión podría ganarle un poco de tiempo. Fue por esto que obligó al hombre a acostarse boca abajo en el suelo con las manos tras su cabeza.

—Última vez que te lo digo. Te mueves y tu cerebro quedará esparcido por todo el suelo. —Mew le empujó con el pie, su mirada aun puesta en el otro hombre, que había retrocedido un poco debido al caos—. Rebecca, necesito que mantengas un ojo en cualquier persona que parezca extraña o sospechosa, hay más de ellos aquí.

—Cuenta conmigo —la chica respondió, tratando de mantenerse firme a pesar de su temblorosa voz.

—La Policía ya viene, estoy llamando a phi Bible ahora. No tengo el número del Alfa.

—Eso servirá. —Mew asintió, mirando atentamente los alrededores.

Subiéndose la capucha de su abrigo para taparse el rostro tanto como pudo. Sabía que ya debía haber personas grabando el momento, se había expuesto terriblemente tanto a él como a Win.

Solo era cuestión de tiempo para que Piya diera con ellos, no obstante, eso era algo de lo que tendría que preocuparse después.

—La gente de seguridad de la Universidad acaba de llegar —Rebecca informó—. Aún así no creo que se acerquen todavía. Puede que crean que somos rehenes suyos.

—Es lo mejor por ahora.

—Señor, será mejor que tiré el arma y se entregue pacíficamente, los tenemos rodeados. —Uno de los guardias de seguridad gritó.

—¿Son conscientes de lo estúpidos que se escuchan diciendo eso? —Rebecca bufó desde el suelo, donde estaba sentada con Gulf recostado sobre ella.

Mew sonrió ante el comentario de la chica, le agradaba aun más por ello.

—Han visto demasiadas películas —respondió, de cierta forma que estuvieran allí lo hacía más seguro para ellos.

—¿Qué harás ahora imbécil? La policía va a encerrarse por secuestrar a un estudiante.

—Cierra la boca. —Le pateó, el tipo se retorció en el suelo. La gente de seguridad les apuntaron con sus armas, pero Mew no reparó demasiado en ello—. El único que debería estar preocupado eres tú, parece que tu amiguito se asustó y decidió abandonarte.

—¿Qué? —El hombre giró la cabeza para mirar en dirección donde había estado su compañero, no encontrándolo por ninguna parte—. Esos hijos de puta —masculló.

—Parece que no tienen mucho sentido de lealtad, ¿eh? —Burló, poniendo un pie sobre su espalda cuando intentó levantarse—. Oh no, tú no te mueves de ahí.

—Phi Bible al fin respondes —Aum habló, ganándose la atención del Alfa por unos segundos—. Sí, lo siento, pero la cuestión es que ese reporte se trata sobre Gulf.

"¡¿Qué quieres decir con que se trata de Gulf?!" El tigre gritó tan fuerte que incluso Mew fue capaz de escucharlo.

—La persona con el arma es Mew y al tipo que está amenazando no es ningún rehén. Es quien intentó secuestrar a Gulf —la chica explicó muy vagamente, girándose en dirección al conejo poco después—. Quiere hablar contigo.

Mew asintió, tomando en su mano el celular que ésta le ofreció.

—Wichapas, soy Mew.

—Suppasit, ¿puedes explicarme qué infiernos está sucediendo? ¿Cómo es eso de que eres tú a quién reportaron en la universidad y que intentaron secuestrar a Gulf?

—Luego te explico, aunque, ¿cómo es que sabes del reporte?

—Soy policía Suppasit, el líder también lo es.

—Ya decía yo que estaban accediendo con demasiada facilidad a todo —Mew murmuró para sí mismo—. De cualquier forma, eso no importa ahora, solo apúrate en venir. Este no vino solo, dijo que había tres más, pero sinceramente no me fío de sus palabras. No sé si puedan estar alrededor y drogaron a Gulf, las chicas también están aquí y no me siento cómodo con lo expuestas que están. Los de seguridad me están apuntando todos con sus armas.

—Desde que te vi, sabía que solo traerías problemas. Al menos has servido para algo más que fastidiarnos.

—De nada, imbécil.

Gruñendo, Bible contestó:—Ya estoy de camino, llegaremos en un par de minutos.

Cuando Wichapas colgó, Mew le lanzó el celular a Aum, quien lo atrapó por auto reflejo.

—JungKook hay un tipo raro con un arma de este lado.

El Alfa se giró ante las palabras de la omega, mirando en dirección donde ésta apuntó. Levantando el arma hacia el tipo cuando logró ubicarlo.

—¿Crees que sea uno de ellos?

—Es eso, o es alguien realmente estúpido como para meterse donde no debe —Mew contestó, ladeando la cabeza y poniendo más peso sobre el pie que tenía apoyado en la espalda del imbécil cuando le sintió removerse—. ¿Qué dices tú? ¿Es uno de tus amiguitos?

—Como si fuera a decírtelo —el hombre gruñó.

—Es uno de los tuyos, entonces —Mew sentenció, sonriendo porque el muy idiota había llamado la atención de los de seguridad sobre él y ahora se estaban acercando a este—. ¡Si le hacen algo a mi compañero, voy a dispararle! —Gritó haciendo una ademán hacia el hombre bajo él.

Inmediatamente los guardias se pusieron alerta, apuntando sus armas a este.

—¡No soy nada suyo! —El hombre gritó.

—¡Imbécil, trato de ayudarte y así me pagas! —Mew le gritó.

—¡Cierra la boca, hijo de puta!

—¿Qué estás haciendo? —Idiota número uno preguntó.

—Asegurándome de capturar a tantos de ustedes como pueda —Mew contestó burlón—. Son los tipos más inútiles que conozco, aunque eso me ha favorecido.

—Cuando salga de aquí...

—Hombre, al único lugar al que irás cuando salgas de aquí, es a la cárcel.

—No es como si tú fueras a correr con mejor suerte.

—Tienes razón, sin embargo, yo tengo ciertos contactos aquí y el más cercano es justo el Alfa de esta manada, ya sabes, el cuñado de mi novio. —Eso no era del todo cierto, pero idiota número uno no tenía porqué saberlo—. ¿Cuáles son los tuyos?

—No duraré mucho ahí dentro.

—Veremos qué tan dispuesto está tu jefe a exponerse por ti —Mew contestó justo cuando las sirenas comenzaron a escucharse a lo lejos—. Oh, la caballería se acerca, ¿listo para que te la pateen el culo?

El tipo solo gruñó en respuesta.

—Por fin hiciste algo más que ser un listillo, Suppasit. —Fue lo primero que Mile Phakpun dijo cuando entró en la sala de la comisaria en la que aun estaba.

—¿De verdad es tan difícil para ustedes decir gracias? —Mew bufó, apoyando los codos sobre la mesa para sostener su cabeza entre sus esposadas manos—. Por cierto, ¿es esto realmente necesario? —Aludió a las esposas.

—No realmente, sin embargo, nos da un placer casi morboso —el león contestó, dejándose caer en la silla frente a él en el otro lado de la mesa.

—Por supuesto. —Mew blanqueó los ojos.

—Entonces, Suppasit, ¿me contarás exactamente qué fue lo que pasó?

—Estoy seguro de que Wichapas ya debió contarte todo lo que le dije.

—Quiero escucharlo de tu boca.

—¿Por qué siento como si fuera algún tipo de sospechoso? ¿Debería llamar a mi abogado?

—Tú ya eres abogado.

—Por lo mismo.

El Alfa líder soltó un pesado suspiro, sacando unas llaves de su pantalón para luego tomar sus manos y quitarle las esposas.

—Ya era hora.

—Suppasit, como sabes, esto no es un asunto cualquiera, intentaron secuestrar a Gulf. —Mile ignoró sus quejas—. Necesito que me cuentes cada detalle de lo que pasó.

—La cosa es que no sé más de lo que ya dije. Fui a buscar a Gulf como cada vez que quedamos, le mande un mensaje avisándole que había llegado, me encontré con su amigo Prem y este me dijo que debía estar en la biblioteca, por lo que cuando tardó más de la cuenta fui a buscarlo hasta allá y a mitad de camino me encontré con este tipo llevándolo casi a rastras.

—Joder, esto está comenzando a salirse de control.

—¿Me contarás qué demonios está sucediendo? ¿Por qué intentaron secuestrar a Gulf? —Cuando el León pareció dudar si contarle o no, Mew insistió—. Phakpun, aunque no te guste, Gulf es mi novio y necesito saber el porqué de este tipo de cosas, de otra forma, ¿cómo esperas que pueda cuidar de él?

Pasándose una mano por el cabello en señal de estrés, Mile se dispuso a contarle:—Todo comenzó hace unos meses...

Stars_Of_Saturn.

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