Capítulo 4
—Es sinceramente una sorpresa, no muy grata, pero una sorpresa al fin y al cabo —Mew le contestó al omega, casi sonriendo al ver como apretaba la mandíbula—. Y tal parece que al fin fuiste a preguntar.
—Listillo —el tigre masculló—. Necesito hablar contigo de algo.
—¿Y para eso necesitabas traer caballería? —Mew miró seriamente por sobre el hombro del omega a los hombres parados más atrás.
—De necesitarlo, no lo hacía —el omega dijo, no pareciendo muy satisfecho tampoco con la presencia de sus hombres—. Pero digamos que ciertas circunstancias me llevaron a traerlos.
—No me digas, ¿tiene esto que ver con tu alfa sobre protector? —El otro no respondió, pero aun así Mew sabía que se debía a ello—. De cualquier forma, di lo que tengas que decir, tenemos un largo camino por recorrer.
—¿Hacia dónde van?
—Cariño. —Mew miró al tigre con genuina diversión—. ¿Por qué iría yo a decírtelo?
—Eres un imbécil —gruñó.
—Gracias, me sale natural —Mew se mofó, sonriendo al ver como un músculo saltó en su sien.
Esa actitud le había ganado varias palizas, Mew sabía que su boca era bastante suelta a veces y casi nunca podía resistirse a contestar. Fue por ello que se metió en muchas peleas en su antigua manada.
Esos alfas no podían resistir un enfrentamiento verbal sin terminar a los golpes, aunque se debía principalmente a que Mew siempre los ganaba. Era entonces cuando lo atacaban, frustrados y ofendidos.
Aunque terminaron descubriendo que a pesar de ser un conejo y ellos lobos o alguna otra raza depredadora, Mew no era alguien que se dejaría amedrentar fácilmente.
Él podía ganar fácilmente en un enfrentamiento uno a uno y si lograba asestar los golpes correctamente, incluso un dos contra uno. Fue por esto que ellos comenzaron a abordarle de a tres o cuatro, e incluso entonces Mew los enfrentó, no importándole que terminaría perdiendo.
Los llegó a poner en situaciones realmente difíciles, todo hasta que comenzaron a amenazarle con atacar a Win. Ese fue un error suyo, pues dejó ver que esto le afectaba, así que fue una oportunidad que los hijos de puta no dudaron en aprovechar en su momento.
—Me gustaría que hablemos en un lugar más... privado —el tigre dijo, mirando brevemente los alrededores.
—¿Es eso una propuesta indecente? —Mew ladeó una sonrisa, dando un paso más cerca del omega para así sostener su barbilla—. Oh cariño, debí haberte encantado realmente mucho.
El tigre gruñó, manoteándo su mano con fuerza. Mew se enderezó, mirándole cuadrar los hombros mientras le miraba rabioso.
—No encantaste una mierda. Imbécil.
—Bueno cariño, el que me interceptaras a mitad de camino da mucho que pensar.
—Deja de decirme cariño. —El omega rastrillo los dientes.
—Como quieras. —Cariño, Mew terminó en su mente, apretando los labios para no reír ante lo infantil que encontró su actitud—. Como dije cariñ- señorito, tengo algo de prisa, así que le agradecería mucho si finalmente me dijera en qué puedo ayudarle.
—Yo...
—¡Mew! —El grito de Win le hizo extender una mano y tomar al omega frente a él del cuello. Girándole para que le diera la espalda en lo que su mano restante buscaba la navaja que no estaba allí.
Envolviendo su brazo firmemente en el cuello del tigre, Mew giró para mirar en su dirección, sin dar la espalda a los hombres que no habían dudado en apuntarles con sus armas.
—Dile que se aleje de mi hermano —exigió casi contra la oreja del omega, en medio de un gruñido—. Díselo, ahora.
—¡Aléjate de la camioneta, maldición! —Gulf gritó al hombre que se había acercado a ésta—. ¿Qué creías que hacías?
—Tienes cinco segundos para soltarle, Suppasit. —El tipo que Mew comenzaba a pensar era el niñero del omega que tenía apresado, le gritó.
—¡En cuanto ese imbécil se aleje de mi hermano! —Mew gruñó furioso, entonces volvió a inclinarse cerca del oído del omega—. Te advertí, que si se metían con mi hermano, iba a matarlos y no me importaría si tuviera que llevarme a mi destinado por delante, nadie toca a Win —amenazó, apretando aún más el agarre en el cuello de este.
Mew pudo sentirle tragar con dificultad, las manos del omega subiendo para sostener su brazo en un vago intento de aflojar su agarre.
—Diles que bajen las armas y al tipo ese que termine de alejarse de mi camioneta de una puta vez.
—¡Te dije que te jodidamente alejaras! —Gulf gritó al hombre, quien cauteloso volvió con los suyos—. ¡Bajen todos las malditas armas!
—¡Gulf, deja de ser imprudente! ¡No me importa que sea tu destinado, eso no lo ha detenido para amenazarte dos veces! —El alfa tigre gritó de vuelta.
—¡Hagan lo que digo, Bible! —Gulf exigió.
El alfa no hizo nada por un largo rato, pero al final desistió, siguiendo sus órdenes. Dándole un asentimiento al resto, hizo que sus hombres bajaran sus armas. Solo entonces Mew liberó al omega, empujándole lejos de sí.
—Ahora yo me largo, espero que no vuelvan a interponerse en nuestros caminos —Mew dijo al tigre que acariciaba su cuello.
—Aún no hemos hablado —este replicó.
—Chico, no sé cuál es tu empeño con esto, te dije que no estoy interesado en iniciar cualquier tipo de relación, que olvidaras que nos conocimos. —Mew entrecerró los ojos en dirección al omega, acercándose nuevamente—. ¿O es tal vez que te he fascinado tanto, te sientes tan atraído por mí, que no puedes dejarme ir sin que antes te haya follad-...?
Mew no pudo terminar sus palabras, pues el puño del omega no tardo en conectarse con su mandíbula. Maldiciendo retrocedió un paso, el puto tenía un buen gancho de derecha.
—Vete a la mierda, idiota —espetó rabioso.
Mew movió su mandíbula comprobando que todo siguiera en su lugar, antes de dejarse a responder.
—Es lo que estaba tratando de hacer antes de que te metieras en mí camino. —Mirándole de arriba a abajo, Mew se sintió internamente interesado por el sexy aspecto del omega, pero lo ocultó, dándole una mirada petulante en cambio—. Así que solo hazte a un lado y déjame irme en paz.
Girando sobre sus talones, Mew se dirigió a su camioneta, sin embargo, fue sostenido desde el cuello de su chaqueta. Instintivitamente, giró deshaciéndose del agarre, tomando el brazo que le sostenía para manipularlo hasta doblarlo en una dolorosa posición tras la espalda de su dueño.
Gruñendo, Mew advirtió.—Omega, por las buenas te estoy diciendo que me dejes en paz.
El tigre se removió, logrando para su sorpresa, deshacer el agarre y por poco invertir posiciones. Alejándose unos pasos, Mew miró al contrario con cautela, preguntándose por qué, si todo ese tiempo pudo haberse defendido, no lo hizo.
—¿Qué es lo que realmente quieres de mí? —Mew preguntó, ya cansado del tira y afloja en el que parecía se habían inmerso.
—Ya te lo he dicho, solo quiero que hablemos —El omega contestó.
—¿Hablar dices? Muy bien, hablemos.
—Cuando pedí hablar, me refería a solo nosotros dos —Gulf dijo, mirando no muy conforme al omega, hermano del que para al parecer mala suerte, había resultado ser su destinado.
—No hay nada de lo que mi hermano no terminará enterándose de todas formas —el alfa contestó, mirando hacia éste por un momento—. Además, no puedes en serio pensar que le dejaría sólo con tus hombres.
Gulf tuvo que concederle aquello. Mirando a sus hombres través del ventanal de aquella cafetería que habían encontrado a unos metros de donde habían estado. Prestando especial atención hacia Bible, quien hablaba airadamente por teléfono.
Gulf sabía que lo más probable es que estuviera hablando con Mile, seguramente el alfa al fin se había percatado de su ausencia y ahora estaba acosando a su niñero asignado.
No le mal entiendan, le agradaba Bible, es un buen tipo, pero era tan sobre protector como el mismo esposo de su hermano y la mayoría de las veces eso le frustraba de sobre manera.
—Entonces, ¿hablarás o no? —Gulf se giró a mirar al alfa cuando dijo esto—. No tenemos todo el día.
—Mew. —El hermano de este le llamó la atención—. Tampoco tienes que comportarte así.
—Win...
—Mide tus palabras —reprochó y luego miró a Gulf—. Discúlpale, a veces no tiene ningún filtro.
—Está bien. —Gulf asintió, al parecer el contrario no era desagradable después de todo.
—Bueno, si me disculpan, pasaré al baño un momento.
—Win. —Mew sostuvo el brazo de éste cuando se puso de pie.
—Solo iré al baño, estaré a unos metros de ti Mew. —Este le frunció el ceño al alfa—. ¿O acaso quieres venir conmigo?
—Podría hacerlo.
Bufando, el omega se soltó y golpeó ligeramente la cabeza de su hermano antes de marchar en dirección al baño. Gulf vio curioso la actitud extremadamente sobre protectora del alfa para con su hermano.
—¿No es un poco extraño?
—¿Ahora de qué hablas?
—De tu actitud para con tu hermano, ¿qué pasó exactamente para que terminara herido de aquella forma? No quiero especular, pero pareció como si hubieran intentado...
—Simplemente no especules y listo —el alfa cortó con brusquedad—. Lo que haya pasado no es de tu incumbencia.
—Y sin embargo, no puedo evitar sentirme curioso, según investigué ambos nacieron en Surat Thani y habían vivido toda su vida allí, pero repentinamente marcharon de su pueblo, vendieron su única propiedad en la ciudad y partieron hace un par de días —confesó descaradamente—. Entonces resulta que tu hermano estaba gravemente herido y pareces muy renuente a decir porqué.
Sonriendo ante la molestia en el rostro contrario, Gulf se inclinó un poco sobre la mesa, sin apartar su mirada de los ojos del alfa.
—¿Qué es lo que escondes alfa? ¿Por qué se vieron obligados a huir tan precipitadamente? ¿Qué pasó en medio de su escape que dejo a tu hermano así?
Mew le miró con rabia chispeante durante un momento, antes de recuperar la compostura. Su rostro volviéndose de piedra a pesar de haber adoptado una pose presuntamente relajada, ocultando lo poco que había llegado a mostrarse.
Retomando su antigua posición, Gulf le observó, esperando con paciencia por sus siguientes palabras.
—¿Nunca te dijeron que no debías meter la nariz donde no te llamaban? —El alfa preguntó y Gulf le dedicó una astuta sonrisa, encogiéndose de hombros.
—He escuchado que lo han dicho por ahí —contestó—. Pero, dado a que resultaste ser mi compañero, ¿pueden realmente culparme de querer saber de los esqueletos en tu armario?
—Podrías haber tenido un punto si por lo menos estuviéramos planeando intentar algo. —Mew le arqueó las cejas—. Y aún así, por mero decoro deberías esperar a que sea tu pareja quien decida contarte sus cosas.
—Oh, por favor, en este tiempo quién no comprueba a la persona con quien sale —Gulf burló, aunque lo decía enserio—. En realidad, creo que es algo que se hace desde siglos atrás. Todos quieren saber de lo que había sido de la vida de su pareja y otros lo hacen porque simplemente quieren saber de alguien que le gusta. La única diferencia es que no te he ocultado que lo hago.
—Eres realmente descarado. —Mew le frunció el ceño.
—Más bien me considero a mí mismo como alguien decidido —contradijo—. Si estoy interesado en algo o alguien y decido ir a por ello, lo hago directamente, sin rodeos.
—Y ha decidido que soy algo que quieres, ¿no? —El alfa bufó.
—Y la luna ha decidido que somos perfectos el uno para el otro.
—Oh, por favor.
—Lo sé, ¿en qué habrá pensado la luna al emparejarme contigo? ¿Qué podría un simple conejito como tú, ofrecerme a mí? —Gulf sonrió internamente al ver la furia chispear en los ojos del alfa.
Había escogido esas palabras cuidadosamente, buscando picarle para que este le mostrara alguna reacción, pues había descubierto que le molestaba cuando ponía su rostro plano.
—Este simple conejito puede hacer mucho más de lo que crees —Suppasit gruñó.
—Y eso es justo lo que me tiene intrigado —dijo con sinceridad—. Eres una presa, pero no lo aparentas, te enfrentaste a un tigre sin problemas, te enfrentaste a un león, alfa de toda una manada aún sabiendo que este podría descuartizarte en segundos.
El alfa no respondió, solo apretó los labios en una fina línea.
—Es por eso Mew Suppasit, que me interesas más de lo que me gustaría admitir. —Gulf se cruzó de brazos y se acarició la barbilla mirando con curiosidad al contrario—. Dime, ¿quién eres realmente?
—Tú lo has dicho, soy un simple conejo. Nada más, es todo lo que tienes que saber. —El alfa miró por donde su hermano se había ido con el ceño fruncido—. Ya te he dicho una y otra vez que no estoy interesado en cualquier tipo de relación, así que lo siento, pero no me interesas.
Entonces él se puso de pie, su vista aún fija en dirección a los baños.
—¿Qué es? —Mew preguntó, ignorando lo demás para también poner su vista en el pasillo que llevaba al baño.
—Win ha tardado más de lo normal.
—Tal vez se siente mal del estómago, dale un respiro al chico. —Gulf le blanqueó los ojos.
El alfa le dio una mirada despectiva y luego marchó, Gulf volvió a revolotear los ojos. Miró a través de la ventana hacía Bible, este le hizo una seña de que se apurara, golpeado dos de sus dedos en la muñeca de su mano contraria.
Bufando, se puso de pie para seguir a Suppasit, atravesando el pasillo mirando a todos con aburrimiento. Lo que no esperó, fue que alguien fuera empujado repentinamente fuera del baño.
Parando sus pasos miró al tipo con sorpresa, sus ojos agrandándose cuando Suppasit salió tras este segundos después, metiendo la navaja que llevaba en su mano en el bolsillo para agacharse y tomar un puñado del cabello del tipo.
—Te metiste con el conejo equivocado, hijo de puta. —Seguido de ello, Suppasit levantó el puño y lo estrelló repetidas veces contra el rostro del hombre, el cual no tardo en comenzar a sangrar.
Algunas personas comenzaron a asomarse por el pasillo debido a la conmoción.
—Por qué no me dices a mí lo que le estabas diciendo a mi hermano, ¿eh?—Gruñó cerca de su rostro.
—Sueltamez conejoz dez mierdaz. —Por el silbido al final de cada palabra, Gulf se dio cuenta de que el tipo era alguna clase serpiente.
Mew lo soltó, pero solo para conectar su pie cubierto por la pesada bota que llevaba, con el rostro del tipo. La cabeza del hombre cayó hacia atrás, golpeándose con fuerza contra el suelo. Suppasit le miró desde arriba apretando los puños como si se estuviera convenciendo de no hacer nada más.
Pasando de ellos, Gulf entró al baño en busca del hermano del alfa, pues éste seguía sin mostrarse. Se lo encontró acurrucado contra la pared, mirando con ojos muy abiertos en dirección a Mew.
Acercándose cuidadosamente, Gulf se agachó junto a él y puso una mano en su hombro. El chico respingó y se encogió más sobre sí mismo, soltando un pequeño gemido aterrado.
—Tranquilo, no voy a hacerte nada —dijo con suavidad. El conejo le miró, parpadeando lentamente—. ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?
—D-Dijo que iba a comerme —gimió con voz quebrada—. Iba a comerme, comerme como esa serpiente se comió a ese conejo en el bosque.
Gulf no tenía idea de qué hablaba, pero por su aspecto debía ser algún viejo trauma que este albergaba.
—Está bien, ya no va a hacerte nada —Gulf consoló.
Mientras tanto, Mew seguía enfrentando al cambia formas serpiente.
—Tez creez muy valientez ¿Noz conejitoz? —El tipo rio cínico, escupiendo la sangre que se había acumulado en su boca—. Soloz unaz mordidaz míaz y pasariaz a mejorz vidaz.
—Podrías intentarlo —Suppasit retó—. Por mi parte, podría ir a algún hospital y ser vacunado, recuperarme en unos días, pero tú estarías pudriéndose en la cárcel, sino te mato antes, claro.
El tipo se carcajeó y para entonces estaba comenzando a pensar que el hombre no estaba en todos sus cabales.
—Seríaz en defensaz propiaz.
— Quién en su sano juicio te creería que tuviste que envenenar a un indefenso omega conejo en defensa propia? —Mew burló, viéndole retorcerse hasta ponerse de pie.
—Loz golpez en miz rostroz, dejan en claroz quez noz eraz paraz nadaz indefensoz —contradijo.
—Oh, pero en cambio, esos golpes sí que podrían ser considerados en defensa propia. —Sonrió.
—Yaz mez hartastez. —El hombre gruñó, lanzándose a por él.
Mew le evitó, no dejando que le apretara entre sus brazos ni que su boca llegara a cualquier parte cerca de él. Lo pateó desde atrás, haciendo que cayera de cara al suelo y puso un pie sobre su cabeza cuando intento levantarse.
Mew fue capaz de percibir la energía comenzar a fluir desde el tipo cuando se dispuso a cambiar, por lo que sacando su inseparable navaja del bolsillo, la llevo hasta su cuello.
—Cambias y te mueres —advirtió. El tipo gruñó, pero retrocedió el cambio.
Mew levantó la cabeza de golpe listo para pelear de ser necesario, cuando escucho rápidos pasos acercarse, pero solo se encontró con los hombres de su omega. Aunque esto tampoco le alivio demasiado.
—¿Dónde está Gulf?
—Aquí estoy. —Justo entonces, el tigre salió del baño, sosteniendo un brazo de su hermano.
—M-Mew, ya d-déjale —Win pidió y dudoso Mew lo hizo.
—Un solo mal movimiento y sabes lo que te espera —amenazó antes de alejarse del todo, enderezándose, se acercó a su hermano, aún manteniendo su vista en el tipo que se mantuvo inmóvil en el suelo—. Ven aquí, Win —Mew le extendió una mano y Win no dudó en tomarla.
—Bible, encárguense de él y tengan cuidado, es una serpiente —Gulf ordenó y dos de sus hombres se adelantaron a recoger al tipo, manteniendo cuidado como les había dicho—. Conozco al alfa de esta manada y estoy seguro de que no estará feliz de saber lo que estuviste haciendo en sus tierras.
—Putoz tigrez vaz a vertelaz conmigoz —la serpiente amenazó y antes de que Gulf pudiera decir cualquier cosa, el puño de Suppasit volvió a conectarse con el rostro del hombre, esta vez con la suficiente fuerza como para noquearle.
—Llévenle ante el alfa —dijo a sus hombres, quienes con un asentimiento se apuraron a seguir sus órdenes.
Luego de ello y ser obviamente echados del establecimiento, Gulf se giró a mirar a los hermanos conejos.
—Entonces... ¿cada vez que nos encontremos será así? —Inquirió.
—Dado que pretendo que este sea nuestro último encuentro, yo diría que no tienes de que preocuparte — el alfa Suppasit contestó.
—Oh, parece que no captaste nada de lo que te dije antes —Gulf canturreó—. Me interesas Suppasit y yo no me rindo hasta tener lo que quiero.
—No sé cómo lograste escabullirte en la comisaría y obtener la información de ese conejo, pero Gulf, debes parar —Mile regañó—. Bible dijo que el tipo no estaba interesado en tener nada contigo, así que, ¿cuál es tu empeño en perseguirle?
—Es mi destinado y estoy bastante interesado en él —Gulf respondió, haciendo una nota mental para hablar con Bible sobre ventilar sus asuntos.
—Gulf, él no te quiere y por encima de ello, es solo un conejo, ¿de qué forma podría un conejo cuidarte? Serías tú quien terminaría cuidándolo a él. —Apo intervino—. Y si todo el tiempo es tan boca suelta como vi, debe meterse en toda clase de problemas bastante a menudo.
—Es un listillo, sí —Gulf contestó con una sonrisa satisfecha—. Eso es genial.
—Por supuesto te gusta eso de él, si tú eres igual —Apo bufó negando con la cabeza.
—Claro, la luna lo hizo perfecto para mí —canturreó, aunque ni él mismo creía mucho de aquello.
—Es un simple conejo, ¿cómo podría ser él perfecto para ti? Es más, ¿estás seguro de que realmente es tu compañero? Tal vez es solo alguien que te gusta —Apo propuso.
El menor se enderezó en su asiento, abandonando su pose despreocupada para entrecerrar los ojos hacia su hermano.
—Te agradecería que dejes de referirte a él de forma despectiva —dijo lentamente—. Es solo un conejo, sí, ¿y qué? ¿No somos nosotros solo unos tigres?
—¿En qué hay comparación?
—Exacto, no hay ninguna —Gulf gruñó—. Así que deja de referirte a él como si fuera un ser inferior.
—¿No lo es?
—No puedes hablar en serio. —Gulf miró a su hermano incrédulo—. Hubiera esperado eso de todos menos de ti, tú que te jactas de pedir igualdad para todos.
Apo apretó los labios, no atreviéndose a responder y Gulf sonrió, sabiendo que había dado en el clavo.
—¿Sabes lo que yo veo cada que dices que "es solo un conejo"? Veo a un hipócrita que defiende los demás, pero cuando el problema está en su casa, entonces lo aborrece —escupió.
—Gulf Kanawut —Mile llamó en advertencia.
—¿Qué pasa? ¿A caso me equivoco? ¿No es lo que está pasando? En cuanto el problema no me afecte todo bien, es aceptable, pero si me involucra entonces es otra historia —contestó rabioso—. Dime algo Apo, la señora Lee, esa ancianita que tanto te empeñas en proteger y que nos cuido desde cachorros, ¿nunca fue más que una simple ardilla para ti?
—Estás cruzando la línea Gulf, es una situación muy diferente —Apo gruñó, rastrillando sus dientes.
—¡¿En qué?! —Gritó—. ¡Lo único diferente, es que ese simple conejo como le dices, resultó ser mi compañero!
—Baja la voz, no hay necesidad de que grites —Mile señaló.
—Lo están subestimando, les sorprendería lo muy capaz que puede llegar a ser.
—¿Cómo puedes saber eso? Sólo lo has visto dos veces. —Mile apuntó, cruzándose de brazos.
—Y en ambas ocasiones ha sido capaz de demostrar que haría lo que fuera por defender a los suyos —aseguró, recordando cómo defendía a su hermano con tanta vehemencia—. Estoy seguro de que no le temblaría el pulso para acabar con la vida de alguien de ser necesario —dijo, a pesar de que en ese momento no tenía idea de lo verdaderas de sus palabras.
—Con más razón, no conoces al tipo, ¿cómo sabrás que clase de calaña es?—Esta vez dijo Apo.
—Conociéndolo —respondió—. Tú lo has dicho, aún no sé quién es exactamente, pero lo haré.
—¿Y cómo planeas hacerlo? —Apo arqueó una ceja en su dirección—. El tipo debe estar bastante lejos de aquí para el momento, ¿planeas seguirle hasta donde sea que vaya?
—De ser el caso...
—¡Gulf! —Apo reprochó, más el menor no le dio importancia.
—Él está más cerca de lo que creen.
—¿A qué te refieres? —Mile preguntó, su ceño frunciéndose aún más.
—Bueno —Gulf murmuró, acomodándose para cruzarse de piernas y extender sus brazos en los costados del sofá individual en el que estaba—, ocurrieron algunos lamentables inconvenientes que curiosamente terminaron beneficiándome.
—¿Ahora qué hiciste, Kanawut? —Apo inquirió.
—Nada. Como dije, fue un pequeño problema que mi destinado, un simple conejo —puntualizó acusador hacia su hermano—, pudo sobrellevar bastante bien.
—Ve al punto Gulf —Mile demandó.
—Un cambiaformas serpiente intento pasarse de listo con el hermano de Suppasit y este lo puso en su sitio, estábamos en territorio de los Vachirawit, así que le pedí a algunos de nuestros hombres que lo llevaran ante el alfa.
—¿Les pediste que le llevaran con el padre de tu prometido? —Apo preguntó incrédulo.
—Posible prometido —Gulf corrigió—. Y eran sus tierras, así que, ¿dónde se suponía que lo enviara? El tipo lo amenazó con usar su veneno en él. Estoy seguro de que estará en todo tipo de problemas solo por eso.
—Entonces, ¿por qué no lo llevaron directo a la policía? ¿Por qué llevarlo a Vachrawit?
—Porque de esa forma sería mucho más fácil mover algunos hilos. —Gulf sonrió complacido consigo mismo—. Un pequeño truco para mantener a los Suppasit cerca al menos por unos días más.
—Exactamente, ¿qué es lo que estás planeando hacer, Gulf? ¿Qué lograrás manteniéndolos cerca por unos días? ¿Realmente crees que cambiará de idea y se quedará aquí?—El alfa cuestionó.
—Bueno, no pierdo nada intentando convencerle, ¿o sí? —Sonrió.
Stars_Of_Saturn.
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