Capítulo 26
Tul Pakorn entró en la sede de la manada bastante temprano ese día, saludó al resto del equipo que también estaba allí antes de dirigirse al control para saber qué área le asignarían para patrullar ese día.
—Buenos días, Sam, ¿cómo amaneciste hoy?
—Dado que la noche estuvo bastante relajada y no ocurrió nada realmente importante, amanecí bastante bien, gracias. ¿Qué tal te ha ido a ti?
—Una noche relajada también. De todas formas, ¿no debería estar Mike aquí?
—Hum, debería estar llegando en cualquier momento.
—Entiendo, de cualquier forma, ¿podrías decirme mis asignaciones y quienes estarán en mi equipo hoy, por favor?
—Por supuesto.
Sam comenzó a teclear en su ordenador, tarareando alegremente mientras buscaba la información, no tardando demasiado en dar con todo.
—Hoy te toca patrullar con Patrick y Hansol alrededor de la casona hasta el medio día —informó—. Y el alfa te dejó dicho que si podrías encargarte de los nuevos reclutas por un par de hora a eso de las tres de la tarde.
—Por supuesto, no tengo problemas con eso. Entonces, iré a ver dónde están los chicos para que podamos irnos. —Asintió en despedida.
—Tul, espera. —Sam le detuvo, por lo que Tul volvió a encararle—. Yo, uh, necesito pedirte un favor antes.
—Claro que sí, Sam, ¿qué necesitas?
—Verás, sabes que últimamente hemos estado cortos de personal por el aumento de patrullaje en la manada y los voluntariados de reconstrucción en la manada del alfa Vachirawit.
—Lo recuerdo.
—Bueno pues, debido a ello, esta semana hemos estado más cortos de lo normal y hoy tuve que hacer algo que en realidad hubiera deseado evitar.
— ¿Qué fue lo que hiciste, Sam?
—Envié a Nanon junto a un par de chicos como remplazo para que patrullen la casa de los Suppasit, sé que no fue la mejor idea, pero no había nadie más disponible y...
—Y quieres que vaya a echar un vistazo —Tul interrumpió.
El centinela podía entender perfectamente la inquietud de la mujer, pues era bien conocido por todos que Korapat y Gulf no podían estar en un mismo espacio sin terminar enfrentándose. Aunque, por supuesto, esto se debía más a que Nanon siempre encontraba algo con lo que provocar al omega.
—Como ya dije, sé que no fue lo mejor, pero no podía hacer otra cosa y me tiene preocupada que ambos terminen yendo a por el cuello del otro. —Sam apretó los labios con inconformidad—. Así que, sí, definitivamente me sentiría mejor si pudiera ir y echar un vistazo para asegurarte de que las cosas no se salgan de control.
—Comprendo. —Tul asintió—. Escucha, iré allí y le pediré a Patrick o a Hansol que intercambien con él, ¿está bien? Creo que será lo mejor.
—Esa es una grandiosa idea, espero que alguno de ellos acepte.
—Seguro que lo harán.
—Bien, pues nos vemos luego Tul, gracias por todo.
—Hasta luego.
Dicho esto, el centinela salió del edificio, sacando su celular del bolsillo para localizar a sus colegas, cuanto antes llegara a la casa de los Suppasit, mejor para todos sería.
—Retrocede y déjanos entrar, Kanawut. —Nanon señaló con el arma. Gulf no tuvo más remedio que obedecer.
— ¿Por qué estás haciendo esto, Korapat? ¿Aliarte con el enemigo? ¿En serio? —Gulf preguntó una vez ellos hubieron cerrado la puerta.
—Veo que no entiendes nada, nong Gulf —él pronunció su nombre con burla—, yo nunca estuve de su lado, siempre he pertenecido al grupo de Nadech.
—¿Qué? —Gulf gruñó—. Aunque pensándolo mejor, no me extraña que seas un sucio traidor —repuso.
—Si fuera tú, cuidaría mejor mis palabras, omega —Max interrumpió—. No olvides que ahora mismo estás en nuestras manos y podríamos tomar represalias por tu sucia boca. —Gulf bufó ante las palabras del alfa mayor—. Iré a revisar el resto de la casa, no podemos dejar que el omega Suppasit se percate de lo que sucede e intente alguna tontería.
—Si serán imbéciles —Gulf se burló de ellos—. No hay nadie más que yo en esta casa, idiotas, Win está seguro en la casona, será imposible para ustedes poner sus asquerosas manos sobre él.
Ambos alfas se miraron entre sí, una clara mueca mostrándose en sus rostros, al parecer nunca pensaron en la posibilidad de que su cuñado no estuviera en casa.
—Revisaré de todas formas, nada nos asegura de que realmente dices la verdad —Max contestó, encaminándose hacia el pasillo, Gulf no se preocupó de ello.
—Pareces bastante relajado, Kanawut, no olvides que aunque realmente no esté aquí, aún te tenemos a ti. —Gulf le frunció el ceño—. Tú eres la pieza clave aquí, no digo que será una lástima, porque pensamos que solo tendríamos que negociar por uno de los Suppasit, pero supongo que entonces sería canjear un dos por uno.
El omega rastrilló los dientes ante el tono burlón y lo que éste insinuaba.
—Como si Mile fuera a hacer algún trato de mierda con escorias como ustedes.
— ¿De verdad crees que no lo hará? ¿No piensas que él preferiría renunciar a dos tipos que recién conoció, por el querido hermano de su omega? —La sonrisa en el rostro de Nanon se amplió—. La familia o unos desconocidos, hum... no lo sé, nong Gulf, a mí la respuesta me parece muy obvia.
—Al parecer, se te olvida que ellos también son parte de la familia ahora.
—Y sin embargo sigue habiendo prioridades.
—Se nota que nunca llegaste a conocer a Mile en su totalidad, para él, cuidar de los suyos, la vida de todos nosotros, tienen exactamente el mismo valor e importancia.
—Aww, que tierno. —Korapat fingió una voz chillona—. Que bonito el pedestal donde tienes a tu líder.
—Un bastardo hijo de puta como tú, nunca podría entender algo como eso —gruñó.
La sonrisa de Korapat cayó y se acercó a él hasta que solo unos pocos pasos los separaban.
—No, Gulf, por el contrario, este bastardo hijo de puta solo está siendo realista, ¿seriamente crees que la vida de cualquier integrante de esta manada, tiene el mismo valor para Mile que el que tiene la vida de su omega? ¿Lo crees?
Gulf apretó los labios, sabiendo muy a su pesar, que el imbécil tenía razón. Por supuesto, Mile estimaba a todos de la misma forma, él es justo con los suyos, pero ciertamente la vida de Apo estaría primera que cualquier cosa. No sabría decir con seguridad si primero que toda la manada, pero en lo más profundo de sí, Gulf pensaba que era lo más probable.
—¿Lo ves ahora, Gulf? Ni siquiera tú con tus grandes ideales sobre el alfa, puedes refutarlo.
—Mile te mataría antes de que pudieras hacer algo.
—¿Estás seguro de eso, Gulf? Porque ahora mismo podría hacer un montón de cosas y él ni siquiera estaría enterado.
Gulf se estremeció del asco cuando el alfa le recorrió de arriba a abajo con la mirada y luego se relamió los labios, lujuria brillando en sus ojos.
—En realidad, ¿Por qué no divertirnos un poco? —Él extendió una mano en su dirección, más Gulf la manoteó, retrocediendo un paso instintivamente.
—No me toques, asqueroso de mierda.
Nanon levantó la mirada y le sonrió durante unos segundos, lo siguiente que Gulf sintió, fue el fuerte ardor en su mejilla ante la cachetada que este le soltó. Gulf rugió furioso.
—¡¿Qué te crees maldit-...?!
Gulf había estado dispuesto a saltar sobre el alfa, más antes de que pudiera realmente hacer algo, este tomó un puñado de su cabello y tiró dolorosamente de él, hundiendo el cañón de la pistola en su mentón solo un segundo después.
—Quieto, Kanawut —ordenó, apretando el agarre en su pelo y tirando con más fuerza de él.
Gulf le mostró los dientes, manteniéndose erguido a pesar de que aquello solo le provocaba más dolor, sin embargo, él no pensaba someterse de ninguna forma a Korapat. Su tigre arañaba en su interior queriendo salir y encargarse del imbécil frente a él, que se atrevía a amenazar a su compañero y a su familia.
El animal en su interior no deseaba más que desgarrarle la piel en girones y destrozarle el cuello entre sus fauces. Gulf quería exactamente lo mismo, harto de todas las formas de la presencia de Nanon Korapat.
—Te crees muy machito porque tienes un arma en mano, ¿no? —Escupió con una desagradable sonrisa en su rostro.
—No quieras pasarte de listo, Kanawut, solo tengo que jalar el gatillo y desaparecías de este mundo.
—Oh, pero por supuesto, tienes que valerte de tu juguetito para someterme, porque sabes muy bien que me tomaría solo unos segundos patearte el trasero.
Para ser sincero, en su condición, Gulf no estaba tan seguro de que tan ágil sería, después de todo, aún estaba bastante adolorido y cansado después de los cuatro días en que tuvo que ayudar a Mew con su celo. Sin embargo, si se le diera la oportunidad, Gulf no dudaría en tomarla, estaba completamente seguro de que podría vencer a Korapat en poco tiempo.
—¿Quieres probar qué tan efectivo es este juguetito?
—Inténtalo.
—Tu...
—Retrocede ahora, Korapat. —La voz de Max llegó desde atrás, más Nanon no se movió—. Dije que retrocedieras. —Ante la voz de mando, Korapat no pudo hacer más que acatar.
Él le empujó lejos de su cuerpo y Gulf trastabilló durante unos segundos antes de poder recuperar el equilibrio. Oh, Gulf iba a disfrutar de su venganza contra Korapat cuando saliera de eso.
—El omega Suppasit no está por ninguna parte y por lo débil de aroma, parece que Kanawut decía la verdad, deben haber pasado días desde la última vez que estuvo aquí.
—Muy bien, entonces, ¿qué hacemos ahora?
—Continuar con el plan, por supuesto, intercambiaremos a Kanawut por los Suppasit. —El alfa mayor puso sus ojos en él y había algo tan siniestro en ellos, que un escalofrío recorrió toda su espina dorsal—. Será mejor que partamos, aún tenemos un par de horas antes de que alguien se percate do lo sucedido, pero debemos poner tanta distancia como nos sea posible entre nosotros, no podemos volver a tentar nuestra suerte.
—Entonces, vamos.
Gulf se tensó, sabiendo que no podía dejar que le sacaran del lugar o estaría en serios problemas, aún más serios, de cualquier forma. Sin embargo, de igual manera sabía que no es como que pudiera hacer mucho, él tal vez podría vencer a Korapat, pero no estaba seguro de Max, por algo el tipo es el beta de una manada después de todo. Por lo tanto, sus opciones eran muy reducidas,
¿Cuál debería ser su próximo movimiento, ahora?
Él no pudo pensarlo por mucho más tiempo, pues el alfa señaló la puerta con su arma. Gulf miró ansiosamente a su alrededor, buscando algo, cualquier cosa que pudiera ayudarle a escapar de ellos.
—No intentes nada estúpido, chico —Max advirtió, haciéndole respingar—. Simplemente camina, ahora.
Gulf quiso gruñir ante la voz de mando usada en él, más se limitó a apretar los labios y encaminarse hasta la puerta. Quizás podría tener una oportunidad una vez afuera, podía cambiar y correr hacia el bosque.
—Nanon, tú ve delante, no queremos que el señorito Kanawut se ponga creativo e intente alguna cosa.
Gulf maldijo internamente, ¿acaso el hombre podía leer sus pensamientos? Una vez más, Gulf tuvo que repetirse que éste no era beta de una manada por nada.
Siguiendo las órdenes de su superior, Korapat caminó frente a él, mientras el alfa mayor mantenía a Gulf vigilado desde atrás. Él abrió la puerta y salió de la casa, segundos después, Gulf sintió como su rostro y pecho eran salpicados con una mezcla de sangre y lo que probablemente eran restos del cerebro de Korapat.
Un grito involuntario salió de su boca y Gulf cayó de culo al suelo, casi al mismo tiempo que el cuerpo sin vida de Nanon se desplomaba frente a la entrada.
Cuatro hombres entraron al poco tiempo, todos con arma en manos mientras acorralaban al Beta de Piya antes de que éste pudiera reaccionar y hacer cualquier cosa.
Minutos antes...
No podrían haber pasado ni diez minutos después de haber partido de casa, cuando Mew sintió el miedo de Gulf a través de su lazo. Y aquello debía hacer una gran cosa para que Mew pudiera sentirlo con tanta claridad a pesar de que el lazo no era más que uno temporal.
Él se orilló y detuvo el auto, cerró los ojos para concentrarse mejor en las emociones que su omega transmitía. Definitivamente, algo debía estar pasando, porque la inquietud y miedo de Gulf no menguó con el pasar de los minutos.
Su conejo comenzó a arañar y chillar en su interior, moviéndose ansiosamente de un lado a otro, transmitiéndole a Mew sus deseos de regresar a casa y asegurarse de que su compañero no estuviera en peligro. Maldiciendo, Mew deseó el haberle dado a su compañero la marca de apareamiento y no una temporal como había hecho la noche anterior. De haber sido así, Mew hubiera podido comunicarse mentalmente con Gulf y preguntarle directamente qué sucedía.
Él abrió los ojos sobresaltado cuando algo tocó la ventanilla a su lado. Extrañándose al ver al que reconoció como uno de los principales líderes centinelas de Mile, parado allí.
—Hey Suppasit, ¿qué pasa? ¿Te has quedado varado?
—No, sin embargo, me disculparás, pero tengo que volver a casa, creo que algo malo pasa con Gulf.
El rostro del centinela se endureció.
—¿Qué es? ¿Cómo lo sabes?
—No estoy seguro de qué podría ser, pero tenemos un lazo temporal y no estoy sintiendo nada bueno venir de él —Mew contestó algo ansioso, no tenía tiempo para charlar con el hombre, debía volver con Gulf, ya.
—Muy bien, de cualquier forma nos dirigíamos hacia allí para comprobar las cosas, iré contigo y mis chicos nos seguirán, ¿de acuerdo?
—Está bien —aceptó sin problemas, después de todo no sabía si la ayuda podría venirle bien.
Con esto dicho, el centinela rodeó el auto y subió al asiento del conductor en cuanto Mew desbloqueó la puerta. Entonces se pusieron en marcha.
Una vez estuvieron a pocos metros de la casa, el centinela, Tul, como se presentó en el transcurso del camino, le pidió que detuviera el auto.
—No sabemos qué podría estar pasando, y si hay alguien ahí tratando de hacerle daño al señorito Gulf, no podemos dejar que sepa que estamos aquí —Tul aclararó.
Eso tenía bastante sentido para Mew, por lo que estacionó el auto a un lado y ambos bajaron de este. Fue así como después de un par de minutos donde les presentaron a los otros dos hombres, Patrick y Hansol, además de ponerse de acuerdo en lo que debían hacer dependiendo del peligro, se encontraron haciendo el resto del recorrido hasta su casa a pie.
—Recuerden mantenerse ocultos en el bosque en lo que analizamos la situación, también debemos saber qué pudo haber pasado con los chicos, si nuestras sospechas son ciertas, también pueden estar en peligro si... ¿qué infiernos? —Tul se interrumpió a sí mismo, parando de golpe mientras veía con grandes ojos la escena frente a él.
—¿Es eso una jodida pitón? —Patrick jadeó, viendo impacto la realmente gran envergadura del reptil.
Había dos hombres siendo rodeados por esta, los chicos sentados espalda contra espalda, pareciendo aterrorizados por el animal. Aunque, siendo sinceros, por el tamaño, Mew estaba casi seguro de que en realidad era un cambia formas.
—Peroz mirenz nada maz lo que noz trajoz la diosaz lunaz. —Alguien habló desde su costado, sobresaltando a los cuatro hombres, quienes no dudaron en sacar sus armas y apuntar en aquella dirección.—. Yoz que ustedez bajaría esaz arma. —Por el silbido al final de sus palabras, el hombre también debería ser un cambia formas de alguna clase de serpiente.
Curiosamente, y después de mirarlo bien, por alguna razón a Mew se le hizo remotamente conocido.
—Tez dijez que noz volveriamoz a encontrar conejitoz. Aunque sinceramentez noz esperaba quez fueraz aquí. —Él sonrió con perversidad—. ¿Dóndez estáz el lidoz omegaz que noz medejastez comer?
Fue entonces cuando el reconocimiento brilló en el rostro de Mew, aquel tipo no era nada más ni nada menos que el que había intentado propasarse con Win en aquel restaurante a las afueras de la manada de Phakpun hace meses.
—Tú.
—Siz, yoz.
—¿Qué pasa? ¿No aprendiste la lección la última vez?
— ¿Conoces a este tipo, Suppasi? —Tul preguntó, midiendo al cambia formas serpiente con la mirada.
—Algo así, él atacó a Win cuando recién llegamos a la manda.
—Por lo que podemos deshacernos de él sin ningún remordimiento —Hansol dijo.
—Sí, yo diría que sí.
—Ustedez podrían claramentez, peroz deberíanz saber quez entoncez miz compañeraz no dudariaz en desayunarsez a suz amigoz. —Él sonrió con altanería.
—Podríamos matarlos antes de que eso sucediera.
—Oh, inténtenlo.
Unos quejidos se escucharon más allá, por lo que todos giraron su cabeza para fijarse en los dos chicos que habían estado siendo acorralados por la pitón. Las cosas no pintaban bien, pues la serpiente pasó de solo acorralarlos a rodearlos a ambos, comenzando a apretarlos entre su voluminoso cuerpo.
—¡Cuidado, Suppasit! —Alguien gritó, Mew no supo cuál de todos.
Él apenas tuvo tiempo de girarse antes de ser derribado por el cuerpo de aquel tipo, el arma se deslizó de sus manos, pero Mew no reparó en ello, apurándose a sostener al hombre por el cuello cuando vio sus colmillos afuera. Era claro que buscaba morderlo para envenenarlo.
Mew aún no estaba seguro de qué clase de serpiente era, pero apostaba a por una cascabel o tal vez una víbora, si su forma de hablar le decía algo. De todos los cambia formas serpientes, estas especies eran las únicas que se les hacía prácticamente imposible evitar el siseo al final de sus palabras cuando hablaban.
De cualquier forma, Mew tenía que asegurarse de mantener la boca del hombre alejada de cualquier parte de su cuerpo. Él le agarró las manos e intentó apartarlas, pero Mew no lo permitió, moviendo sus piernas y contorsionándose hasta que pudo patearle y hacerle perder el equilibrio, entonces le empujó lejos de su cuerpo.
El tipo no tardó en volver al ataque, más Mew rodó lejos de él y se puso de pie. Alguno de los hombres de Mile disparó, alcanzando a dar en la pierna de la serpiente. Este soltó un chillido bastante animal y se sostuvo el lugar herido. Mew estuvo agradecido de que al contrario de él, estos tuvieran silenciadores, porque de no ser así se habrían delatado con el disparo.
—Será mejor que te rindas, hombre. De otra forma nos veremos obligados a matarte —Tul advirtió.
El hombre soltó un siseo que definitivamente sonó como la variante de alguna víbora, entonces metió la mano tras su espalda y sacó un arma, por suerte, los hombres de Mile eran lo suficientemente entrenados, por lo que inmediatamente dispararon a la mano de éste, deshaciéndose del peligro. La serpiente soltó un grito y se llevó la mano al pecho.
Patrick se acercó rápidamente hasta él y pateó el arma lejos.
—Un movimiento en falso y te mueres, tratas de cambiar y también estarás muerto —advirtió—. Ahora quiero que te recuestes en el suelo y lleves las manos a tu cabeza, de inmediato.
—¡Suppasit hazte a un lado! —Hansol gritó.
Por instinto, Mew así lo hizo, saltando a un lado y cayendo al suelo. Sus ojos abriéndose en grande cuando solo un segundo después vio a la pitón precipitarse hacia abajo en donde había estado parado.
Se habían distraído lo suficiente como para no ser capaces de ver como la serpiente se había acercado hasta él desde atrás, con la clara intención de atacarle.
A pesar de lo grande que era, el animal era también alarmantemente rápido, pues un segundo después se había deslizado por encima de él y abierto sus mandíbulas en grande y se lanzó a por él.
Mew cruzó sus manos frente a su rostro, su corazón saltándose un latido al saber que sería imposible evitar el ataque, más los segundos transcurrieron y nada pasó. Confundido, alejó sus brazos con cuidado, pues aún podía sentir al animal encima de él.
La pitón se mantenía semi erguida por encima de él y le miraba atentamente como si le estuviera analizando, por supuesto, Mew estaba realmente asustado y nadie podría culparlo, después de todo, ¿quién no lo estaría con un animal de esa envergadura encima de él? Claramente, algo que en definitiva no esperó, es que esta comenzara a brillar y de repente hubiera una chica desnuda sentada a horcadas en sus caderas.
—Chico sexy, en serio eres tú —ella dijo y los ojos de Mew se abrieron en demasía cuando reconoció la voz.
—¿S-Sammy? —Preguntó dudoso.
—¡Me recuerdas! —Ella pareció genuinamente contenta.
—¿Qué demonios? ¿Eres una cambia forma pitón?
—Acabas de verme, ¿no?
—¿Cómo es que no me di cuenta ese día? Incluso ahora no hueles como una.
—Esa es una larga historia que podemos dejar para después.
—Coates, ¿cómo es que terminaste metida en esto? ¿No se supone que eres una pacifista? —Tul preguntó y ahora casi todas las miradas estaban en él, a excepción de Patrick, que seguía firmemente atento a inmovilizar a idiota que los atacó.
—Y lo soy. —Ella asintió, poniéndose de pie. Los hombres desviaron la mirada y Hansol se acercó a los dos aterrorizados chicos para revisar su estado—. Él es mi primo, Hee, me dijo que había unos tipos que se habían metido con él y que le estaban amenazando, puedo ser pacifista, pero también cuido de los míos.
—Es comprensible. —Tul asintió—. Sin embargo, él te ha mentido, no le hemos hecho nada.
—Sí, cuando finalmente vi al chico sexy, supe que algo no cuadraba —ella contestó, señalando Mew con el pulgar—. Nos conocimos en una discoteca hace unos meses y aunque él no haya reparado en mí, me lo he topado un par de veces y en definitiva no creo que sea del tipo que intimida a nadie.
Justo entonces, ella se giró en dirección al que había presentado como su primo. Pareciendo realmente furiosa.
—Ahora Hee, ¿puedes explicarme de qué demonios va esto? Desapareciste durante meses y cuando lo hiciste fue para decirme que alguien te había mantenido cautivo y un montón de mierda más que justo ahora no sé como infiernos creí.
—¿Confíaz en unoz extrañoz máz que en tuz primoz? —Él le gruñó, retorciendo las manos entre las esposas que Patrick le había colocado.
—Dado que éste hombre es uno de los centinelas lideres de ésta manada, yo diría que sí, comienzo a dudar bastante de tus palabras. —Ella blanqueó los ojos en dirección a su primo—. Una persona de su cargo no se metería en esto por cualquier cosa, así que será mejor que hables, ¿quién infiernos se supone que se había metido contigo? ¿Sabes lo peligroso que es esto?
Mew se quitó su chaqueta y se la tendió a la chica, esta asintió en agradecimiento y luego se la puso, debido a la diferencia de altura, esta le llegó justo por debajo de su trasero, gracias a la diosa, porque ella podría ser bastante sexy, pero le incomodaba que estuviera desnuda frente a él.
—¿Quieres llamar la atención de las principales manadas de corea sobre nuestro nido? ¿Quieres que nos exterminen? —Ella continuó con su diatriba contra el hombre—. Sabía que nunca fuiste la mejor de las personas, pero pensé que ni siquiera tú pondrías nuestro nido en peligro de esta forma.
—Noz sabez de lo quez hablaz.
Ella viró los ojos y negó con la cabeza, luego se giró hacia los chicos a los que había estado intimidando en su forma animal.
—Realmente lamento lo que les hice pasar, yo en realidad no pensaba comerlos, se supone que solo los asustaría lo suficiente como para que dejaran al idiota de mi primo en paz.
Ellos no respondieron, solo se quedaron mirándola con grandes ojos.
—Bien, ¿alguien puede explicarme qué sucede?
—Samantha Coates es hija del líder de un nido de serpientes en Ratchaburi del norte —Tul respondió—. Sin embargo, es un poco rebelde y le encanta meterse en problemas en los clubes de la ciudad.
—No trato de buscarlos, ¿sabes? Ellos llegan solos a mí. Además no es mi culpa que haya tanto alfa imbécil por ahí. Todos los buenos están tomados. —Ella miró a Mew de arriba abajo.
—Lo que digas.
Mew se estremeció cuando una nueva oleada de miedo le llegó a través de su lazo.
—Joder, Gulf, tengo que llegar a él ahora —Mew masculló, girándose para ponerse en marcha hacia la casa.
—E-Esperen, deben saber algo antes —uno de los chicos dijo, finalmente pareciendo comenzar a recomponerse—. N-Nanon, él... es un traidor.
—¿Cómo? —Los tres centinelas sisearon.
—Fue él quien los trajo aquí y luego junto a otro hombre, fue a por el señorito Gulf y Win a la cabaña, yo... lamento no haber podido detenerlos.
—Voy a matar al desgraciado —Mew gruñó, marchando furioso hacia la cabaña, deteniéndose sólo para recoger su arma.
—Maldición, Suppasit espera —Tul llamó, más Mew hizo oídos sordos—. Mierda, chicos, sé que aún están aturdidos, pero necesito que vigilen que no escape. —Señaló al llamado Hee.
—Yo me encargare de eso —la pitón aseguró.
—Gracias, Sammy, por cierto, necesitaré que me acompañes ante el alfa después de esto.
—No tengo problema. —Ella asintió.
—Bien, chicos, síganme. —Señaló a Patrick y Hansol.
Ellos se apuraron a seguirle el paso a Mew, viéndolos espiar cuidadosamente a través de la ventana en cuanto salieron de entre los árboles. Por la forma en que apretó los puños y mostró los dientes, lo que vio no podía ser nada bueno.
—Muévanse, muévanse, ya, ya, ya —apuró cuando vio a Suppasit correr alrededor, seguro para ir a la entrada.
Ellos llegaron justo a tiempo para ver cómo Korapat salía de la casa, segundos después Suppasit levantó el arma y le disparó justo en la frente. Ni bien este se desplomó en el suelo, él se precipitó dentro de la casa y ellos no tuvieron más remedio que seguirle adentro.
Gulf estaba en el suelo, su rostro cubierto de sangre (esperaba que no propia) y había un hombre parado un poco más atrás de él, Tul lo reconoció como el beta de la antigua manada de Suppasit.
Solo quedan el capítulo final y el epílogo, que no sé si suba más tarde o mañana, porque ando hasta sin fuerzas, jajajaja.
Stars_Of_Saturn.
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