Capítulo 20


Ohm se mantuvo agazapado en su lugar, los cuatro hombres que acompañaban esparcidos de igual forma y Nani a su lado. Miraba la casa apenas iluminada desde las sombras, sabiendo que solo el omega Suppasit está allí.

Era una pena, pero imaginaba que su jefe se conformaría por el momento, uno seguía siendo mejor que nada.

—Solo hay dos hombres —Nani comentó, los susodichos paseándose constantemente alrededor de la casa, ambos en su forma animal, por lo que en realidad eran un león y una pantera.

La voz del alfa sonando baja y agraviada debido al daño irreparable que sus cuerdas vocales habían recibido.

—Será fácil acabar con ellos.

Ciertamente, eran seis contra dos. Ellos perfectamente podrían deshacerse de estos, más Ohm lo sabía mejor.

—Nunca debes subestimar a tú oponente. Cualquiera diría que tú lo sabrías mejor —respondió, ganándose una mala mirada del ahijado de su líder.

No obstante, este no se atrevió a replicar o enfrentarle; primero, porque aquello solo podría delatarlos y segundo, porque era perfectamente consciente de que no sería capaz de ganarle en un combate cuerpo a cuerpo.

Ahora todos en la manada le miraban con burla, "casi se deja asesinar por un simple conejito", dicen los muy hipócritas. Como si ellos mismos no tenían que enfrentarse a Suppasit en grupo de a cuatro para poder someterle y salir ilesos.

Además, él había sido sorprendido por la espalda.

—Para este momento, hace tiempo que el ataque debió haber comenzado. —Nani de limitó a responder—. ¿No deberíamos apurarnos a tomar al omega antes de que alguien finalmente venga?

—Solo guarda silencio y deja que me encargue de esto —gruñó, cansado de la insistencia del hombre—. Tienes suerte de que te haya dejado venir con nosotros, así que deja el trabajo a los que saben lo que hacen.

Nani rastrilló los dientes, rabioso, la impotencia bullendo en su interior ante la incapacidad de decir algo. Ignorando el obvio enojo del doctor, Ohm hizo señas a sus hombres para indicar que comenzaran con el plan que por cuestiones desconocidas se les había facilitado.

La noche anterior cuando habían venido a echar un vistazo, había seis hombres merodeando los alrededores, todos en el bosque, por lo que no estaban demasiados seguros de si habría más cerca de la casa. El que la vigilancia de redujera a menos de la mitad, era extraño pero conveniente.

Dos de sus hombres crearon ciertos ruidos un poco más allá, la pantera paró su pasear y miró en la dirección del ligero disturbio con sospecha. El león llegó a su lado no mucho después y también puso la vista allí.

La pantera comenzó a avanzar una vez sus hombres volvieron a hacer ruido, dando a entender que sería quién iría a vigilar, el león dio un bajo rugido como si estuviera advirtiéndole que tuviera cuidado.

Sus hombres se prepararon para atacar y una vez la pantera estuvo algo alejada del claro, tres de ellos se abalanzaron sobre esta. El animal rugió y con una rapidez que sinceramente ni el mismo se esperaba, saltó fuera de su alcance a la vez que se abalanzaba sobre uno de sus hombres y le arrancaba la garganta de una mordida.

—Maldición —Ohm juró cuando le vio alcanzar el brazo de otro.

Su hombre gritó, pues la pantera sacudida la cabeza rabiosa con su brazo aún en sus fauces, era obvio que trataba de arrancárselo. Otro de los hombres se apuró a cargar su arma, pero el animal pareció darse cuenta, pues soltó el para entonces inservible brazo en su boca y se ocultó de su alcance.

Más el león saltó de la nada sobre la espalda de este, quien sufrió el mismo destino que sus hombres. Como había pensado, los tipos (o animales en este caso) eran de temer. Ahora solo quedaban dos de ellos, porque el centinela herido no hacía más que retorcerse de dolor en el piso y Ohm no contaba con Nani para ayudar.

Tuvo que salir de su escondite e ir a socorrer a sus hombres, cargando su arma y apuntando al costado del león, quien saltó a un lado en el último momento. Ambos felinos se apuraron a ocultarse entre la maleza y los vellos de Ohm se erizaron, sabía que ahora estaban siendo acechados como una presa cualquiera.

Corrió en dirección al hombre herido, quien se había arrastrado fuera del camino del león, más no le dio tiempo de hacer nada cuando la pantera apareció nuevamente de repente y le arrastró en la oscuridad.

—Maldita jodida mierda —vociferó, escuchando los gritos de agonía de su hombre, mismos que se detuvieron lo que pareció un eterno minuto después.

Su hombre restante y él se pusieron de espaldas, ambos pegados mirando cautelosos a su alrededor, sus armas en alto dispuesto a disparar a cualquier cosa que se moviera entre los árboles.

—¡Hirunkit, tienes que venir aquí! —Gritó, disparando a su derecha cuando escuchó una rama partirse en esa dirección—. ¡Hirunkit, estoy hablando contigo! —repitió, más no obtuvo ninguna respuesta.

—No creo que responda, señor, creo que lo vi correr fuera del bosque —su hombre murmuró por lo bajo, disparando a algún lugar que no pudo ver por obviedad.

—Ese imbécil, va a hacer que lo maten —gruñó—. Tengo que ir por él, si algo le pasa, el alfa nos asesinará.

Ohm estuvo dispuesto a hacer exactamente eso, sin embargo, fue embestido desde su costado y su arma salió volando fuera de su alcance. Cuando se fijó, los filosos dientes de la pantera fue todo lo que pudo ver.

Veinte minutos antes...

¡Señor! —Uno de sus hombres entró precipitadamente a su oficina, lugar donde llevaba a cabo una reunión con sus principales centinelas.

—¿Qué son esas formas de irrumpir en mí despacho? —Reprochó con voz severa.

Su hombre agachó la cabeza y se encogió ligeramente sobre sí mismo.

—Lo siento, señor, pero esto es algo que simplemente no puede esperar. Fui enviado a informarle que estamos bajo ataque.

—¡¿Qué has dicho?! —Mile se puso de pie de un salto, Bible le imitó de inmediato—. ¡¿Hace cuanto empezó todo?!

—Hace unos cinco minutos, señor.

—¡¿Y por qué infiernos recién me avisan?!

—A-Apenas hemos recibido el reporte.

—Maldición. —Mile puso su atención en sus centinelas, mismos que se encontraban de pie a la espera de órdenes—. Ya saben qué hacer, no tengan piedad de nadie, exterminen a todo aquel que ponga un pie en nuestra manada.

—Señor, sí, señor —Todos contestaron, retirándose rápidamente de la oficina.

—Bible, quiero que busques a Apo y lo lleves al refugio, forma un grupo rápido y comiencen a evacuar a las familias cercas, también enciende la alarma para dar aviso de que estamos bajo ataque —mandó.

—Ahora mismo me pongo en ello.

—Y trata de contactar a Gulf, dijo que iría a recoger a Suppasit al trabajo porque irían a cenar, avísale que vayan al refugio más cercano. Yo iré a prepararme.

—Está bien. —Bible iba a salir en busca de la luna del alfa, sin embargo, paró en seco cuando un pensamiento le golpeó la cabeza—. Mile, ahora que hablas de Suppasit, ¿no está su hermano solo en casa?

—Joder, es cierto. —Mile de echó el pelo hacia atrás con exasperación—. Justo hoy que reduje el personal que lo vigilaba por la reunión, mierda.

—Mandaré a algunos hombres por él.

—No, no hay tiempo, lo más seguro es que ya haya gente cerca de su casa. —Justo en ese momento el teléfono en su escritorio comenzó a sonar—. ¿No acababa Bright de salir? ¿Crees que esté cerca del lugar?

—Es lo más seguro, pero ¿no cree que querrá apurarse a su propia casa? Lo más probable es que la manada Vachirawit también esté siendo atacada.

—Será rápido, dile que pase por el lugar y que ponga al chico bajo su resguardo, que lo lleve con él de ser necesario —indicó, tomando finalmente el teléfono—. Llama inmediatamente, no pierdas tiempo. Mile Phakpun, ¿quién habla? —Respondió entonces a la persona tras la línea.

"Phakpun, habla Off", respondieron, "mí informante acaba de llegar con nueva información, al parecer nuestras manadas piensan ser atacadas esta noche".

Lo sé, nosotros ya estamos bajo ataque.

"Maldición", Jumpol gruñó, "yo ya estoy movilizando a los hombres, también ya he mandado a avisar al resto de manadas. Al parecer planean atacarnos simultáneamente a todos para que no tengamos oportunidad de pedir ninguna clase de refuerzos".

Esos hijos de puta —Mile farfulló—. ¿Entonces básicamente está cada quién por su cuenta?

"Así es", Jumpol afirmó y Mile escuchó que alguien más le informaba que ya habían empezado, por lo que dedujo que Bangkok estaba oficialmente bajo ataque. "Tengo que irme Phakpun, trataré de dar informes cuanto antes... me acaban de decir que al parecer están utilizando las técnicas que Mew había supuesto, por lo que se nos será más fácil el defendernos".

Entiendo, comenzaremos con el plan entonces.

"Muy bien. Suerte Phakpun, hablamos más tarde".

Hasta luego Jumpol, asegúrate de patear sus culos. —Off soltó una baja risa.

"Lo mismo va para ti", entonces colgó.

Mile apenas había puesto el teléfono en su sitio cuando una nueva llamada entró.

—Mile Phakpun —respondió de inmediato.

"Phi mile, soy Fiat. Te llamo para avisar que nuestra manada está bajo ataque".

Mile suspiró, al parecer esa sería una larga noche.

Por otro lado, Bible había salido de la oficina en dirección a la habitación de Apo, su celular en mano mientras marcaba el número de Vachirawit.

—¿Bible? ¿Ha sucedido algo?

—Vachirawit, Mile me ha mandado a pedirte un favor con urgencia.

—¿Qué es?

—Escucha con atención, estamos bajo ataque justo ahora.

—¿Qué has dicho? —El tono de Bright sonó ligeramente alterado—. Fiat está solo en la casona, papá está con Tong en el hospital.

—Entiendo, vachirawit, pero necesito que hagas algo antes, ¿recuerdas la antigua casa de Apo y Mile? ¿Qué tan cerca estás del lugar?

—A un par de minutos, ¿por qué?

—Necesito que vayas allí, actualmente es la casa donde vive Suppasit, el novio de Gulf.

—¿Está Gulf allá? ¿Quieres que vaya por él? —Preguntó, a pesar de que ya le estaba dando indicaciones a su chofer de que se desviara al lugar.

—No, o al por lo menos no estamos seguros.

—No entiendo, Bible.

—No te enviamos por Gulf, lo hacemos por el hermano de Suppasit, puede que esté solo en casa y tan solo hay dos hombres cuidándole.

—No sabía que Suppasit tenía un hermano.

—Su nombre es Win, por favor ten cuidado con él —pidió, el ceño de Bright se arrugó—. El chico ha pasado por muchas cosas y no... se lleva muy bien con los depredadores.

—Entiendo. Iré por él y lo llevaré a un lugar seguro.

—Gracias, me avisas cualquier cosa, tengo que tratar de ponerme en contacto con Gulf y asegurar a Apo.

—Suerte.

—Igual.

—Chicos prepárense, podríamos tener compañía. Al parecer estamos oficialmente siendo atacados —dijo en cuanto colgó.

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Actualidad...

Win se estremeció cuando escuchó el primer disparo, cada músculo en su cuerpo entrado en tensión.

—Han venido por mí —jadeó aterrorizado, parándose de su cama y corriendo a ponerse unos zapatos—. Tengo que irme, tengo que irme.

Un gritó escapó de sus labios cuando otro disparo se escuchó y Win se apuró a terminar de calzarse, entonces buscó el celular en su buró, llamando a Mew rápidamente.

—Mew —jadeó en cuanto su hermano contestó—. Oh diosa, Mew, están aquí.

"Ya vamos para allá, phi", fue Gulf quien contestó, nuevos disparos comenzaron a escucharse en el bosque y Win sollozó comenzando a temblar.

—Tengo miedo, Gulf. No sé si algo les pasó a los hombres que estaban vigilando fuera, pero escucho disparos —murmuró sin aliento.

"Está bien, phi. Escucha atentamente, te diré lo que debes hacer", Gulf trataba de mostrarse sereno, pero la verdad es que él también se encontraba bastante nervioso. "Vas a salir de la casa y tratarás de alejarte lo más que puedas sin ser visto, ¿está bien? Mew y yo llegaremos en un par de minutos".

—¿Y s-si me atrapan?

"Ellos no van a atraparte, Win".

No quiero que me atrapen —lloró—. Si me atrapan, ellos van a... no solo van a matarme, lo sé, me harán daño, m-mucho daño, Gulf.

"No, no es así, ¿sabes por qué? Porque no vamos a permitir que te hagan nada, Win", Gulf aseguró, "ahora sal de la casa por favor, aléjate de allí".

—P-Pero...

"¡Win, por favor!", Gulf gritó y Win gimoteó más asustado que antes.

"Phi", esta vez escuchó la voz de Mew. "Escucha, sé que estás asustado, pero debes hacer lo que Gulf te dijo, ¿sí? Toma algo con qué defenderte en la cocina por precaución y corre lejos de allí".

Mew...

"Te juré que no volvería a dejar que nadie te lastimara, ¿verdad? Así que confía en mí, sal de allí, llegaré por ti dentro de poco", Mew prometió. "Además, confío en que sabrás defenderte, haz estado entrenado para ello, ¿no?"

—S-Sí.

"Bien, nos vemos dentro de poco Win, por favor cuídate, estoy yendo por ti", entonces Mew colgó.

Win tomó una profunda respiración, tratando de tomar valor. Levantó su tembloroso cuerpo de la esquina en que se había agachado y comenzó a caminar cuidadosamente hasta la cocina, de donde sacó un cuchillo desde uno de los cajones.

Escuchó el ruido del cristal rompiéndose y el corazón de Win dio un vuelco, sabía que ese había sido el cristal de las puertas corredizas en la sala. Pasos siguieron al deslizar de la misma y Win supo que no había más tiempo que perder, abrió la puerta de la cocina y comenzó a correr hacia el camino de tierra que conectaba a la carrera unos metros más allá.

—¡Win! —Escuchó un grito a su espalda, aunque este sonó algo débil y extraño, sin embargo, el omega reconoció a la perfección de quién se trataba—. ¡Detente ahora, Win! ¡Si lo haces, quizás tenga piedad de ti!

—¡J-Jódete hijo de puta! —Gritó, no atreviéndose a mirar atrás y visualizar al monstruo que lo acechaba cada noche en sus pesadillas.

Apurando el paso, un pequeño gritó salió de sus labios cuando pisó una de las agujetas de sus zapatillas y cayó al suelo, el cuchillo escapó de sus manos, pero Win se apuró a recogerlo y ponerse nuevamente de pie.

—Te tengo, omega de mierda —Nani gruñó, tirando de la camiseta del menor.

—¡Suéltame! —Win blandió el cuchillo en su mano, revolviéndose en el agarre hasta que logró cortar parte del antebrazo del alfa, mismo que le soltó por inercia.

—Estoy harto de ti puto omega. —Nani le lanzó un puñetazo que conectó directo a su mandíbula, Win cayó al suelo ante la fuerza del impacto—. Tú y tu hermano pagarán por lo que me hicieron.

—¡Fuiste tú quien intentó abusar de mí primero! ¡Mew sólo me defendió! —Pataleó cuando Nani intentó agarrarle por las piernas.

Quédate quieto, omega. —Win se paralizó ante la voz alfa, su omega sometiéndose ante el rango superior en contra de su voluntad—. Tenía mejores planes para ti, pero decidí que esta vez sí terminaré lo que empecé.

Win tembló aterrorizado ante el pensamiento de volver a ser tocado por las manos del hombre que ya le había hecho tanto daño. Su estómago se revolvió del asco y algo ácido comenzó a subir por su garganta.

¡No! ¡No! ¡No otra vez!

Su mente gritó cuando sintió la mano del alfa comenzar a meterse bajo su camiseta. No iba a permitirlo, se rehusaba a pasar por eso nuevamente, preferiría morir antes de volver a dejarse ultrajar de esa forma.

Luchando contra sus instintos, Win comenzó a removerse, alzando el cuchillo que por un momento olvidó aún tenía en su mano y lo enterró en el hombro del mayor.

Nani gritó de dolor y sorpresa, tal parecía que tampoco había reparado en que aún poseía el arma blanca. Win se arrastró hacia atrás, pateándolo en la entrepierna cuando intentó agarrarle de nuevo. Aprovechando la distracción del alfa, Win se puso de pie y continuó corriendo.

—¡Tú te lo has buscado, Win! ¡Voy a acabar contigo ahora mismo!

Win miró hacia atrás cuando le escuchó gritar, dándose cuenta de que Nani se había arrancado el cuchillo del hombro a sangre fría. Posándose en sus manos y rodillas durante unos segundos y luego cambio.

—¡Oh diosa! —Win jadeó, intentando correr aún más rápido.

No pasó mucho tiempo antes de que escuchara las zancadas del león correr tras él y Win supo que si lograba alcanzarle, no tendría ninguna oportunidad. Win desvió su camino entre los árboles, pensando en que podría cambiar y meterse en algún pequeño hueco en el que éste no pudiera alcanzarle.

El león rugió a su espalda, continuando con su persecución. Win esquivaba lo mejor que podía todo lo que se atravesaba en su camino, sin embargo, tuvo que frenar de golpe, un grito horrorizado saliendo de entre sus labios cuando vio a otro león correr en su dirección justo por el camino en que se dirigía.

Win se agachó, cubriéndose la cabeza con las manos mientras lloraba cuando le vio saltar en su dirección, era su fin, lo sabía. Iba a ser desgarrado y asesinado por esas fieras.

Más los segundos pasaron y Win no sintió ningún tipo de daño, en cambio pudo oír feroces rugidos y gruñidos a su espalda. Una vez se giró, fue capaz de ver cómo los dos leones luchaban entre sí.

Win no entendía qué pasaba, ¿por qué estaban ellos enfrentándose? ¿Acaso era el nuevo león uno de los hombres del alfa Mile? ¿Estaría Win a salvo ahora?

La única razón por la que Win era capaz de diferenciar a ambos animales, era porque sabía que la melena de Nani era completamente rubia, en cambio, la del nuevo león era negra en su mayoría.

Ellos rodaron por el suelo, lanzando zarpazos y mordiéndose cuanto podían. En una de las oportunidades, el león que sabía era Nani lanzó un zarpazo que conectó con el rostro del otro, cortando justo encima de su ojo derecho y abundante sangre comenzó a brotar de él.

El león se alejó unos pasos y sacudió la cabeza, un rugido aún más potente saliendo de entre sus labios. Win se encogió sobre sí mismo ante el sonido e incluso el mismo Nani lo hizo por unos segundos.

El león se lanzó a por Nani y esta vez no buscaba someter, buscaba matar, yendo a por su cuello a cada oportunidad. La lucha continuó durante un largo rato más, pero era evidente que en esa ocasión Nani llevaba las de perder.

Win pensó que debía ponerse de pie y correr, pero por alguna razón no pudo quitar los ojos de la pelea, ni siquiera cuando finalmente el león de oscura melena hundió sus fauces en el cuello de Nani y tiró la cabeza hacia atrás, arrancando parte de la garganta.

Era la segunda vez que alguien iba por la garganta de aquel asqueroso alfa, pero esta vez Win estaba seguro de que no sobreviviría, no cuando el león de negra melena continuó mordiendo y tirando, y enterrando sus garras en el cuerpo de otro hasta que no hubo ningún movimiento en él.

El cuerpo de Nani cambió y Win supo que finalmente había muerto. Algo se movió en su pecho al ver al degollado (otra vez) hombre, algo que se pareció mucho al alivio, a la satisfacción de saber que él ya no podría volver a por sí.

El león de melena negra se alejó del cuerpo del difunto alfa y se acercó a pasos lentos en su dirección, cambiando en el último instante y quedando de rodillas frente a él.

—Omega. —Él le tomó el rostro entre las manos y Win abrió los ojos a más no poder al percibir ese peculiar pero conocido aroma—. Compañero.

Él pegó la frente contra la suya, ensuciándolo con la sangre que emanada desde la profunda cortada que iba desde más arriba de su ceja hasta el inicio de su mejilla.

—No puedo creer... no puedo creer que al fin te he encontrado. —La voz de éste se entrecortó—. E-Eres Win, ¿no? El hermano de Suppasit.

—T-Tú e-eres... —Win balbuceó, su respiración comenzando a fallarle.

—Soy Bright Vachirawit, segundo hijo del líder de la manada al norte de Phetchaburi. —Bright recorrió su rostro con su único ojo abierto—. Y al parecer también soy tú compañero.

Entonces un gemido de profundo terror se escapó de los labios de Win.

—Gulf, quiero que abras la guantera y tomes el arma que está ahí —Mew murmuró, mirando por el parabrisas a los hombres armados que apuntaban hacia su auto.

—¿Desde cuándo tienes un arma? —Gulf preguntó, a pesar de que ya estaba buscando la susodicha.

—Mile me la dio luego de que volvió desde Phuket y le contara lo que sucedió con Win —respondió rápidamente—. Escucha, dulce, necesito que hagas algo por mí, ¿está bien?

—Por supuesto, lo que quieras.

—Muy bien. —Mew soltó las manos del volante y se quitó el cinturón de seguridad— .Escucha atentamente, voy a bajar del auto.

—¡¿Qué?! ¿Enloqueciste? Mew hay cinco hombres armados allá afuera.

—Puedo verlo, cariño. —Gulf gruñó ante su tono sarcástico—. Gulf, el tipo que está en el medio de todos es Max. Es el beta de Piya.

—Entonces el mal nacido si estaba inmiscuido en esta mierda.

—Como ya había dicho antes, es algo que me esperaba, pero eso no es lo importante ahora. —Mew negó con la cabeza—. Voy a bajar del auto y en cuanto lo haga, quiero que pases al lado del conductor y te largues de aquí.

—Oh, pero por supuesto que no.

—Gulf, por esta vez necesito que me escuches. —Mew apretó los dientes cuando vio a Max avanzar dos pasos.

—¡Sé que eres tú, Suppasit! —Él gritó—. ¡Si quieres salir con vida de aquí, será mejor que te entregues!

—Tomarás el auto e irás a un lugar seguro, volverás a ponerte en contacto con Bible y le informarás dónde estás para que vaya por ti.

—No me jodas idiota, no quieras hacerte el héroe conmigo. —Gulf negó con la cabeza, apretando el arma en su mano—. En dado caso, deberíamos intentar escapar los dos.

—No estoy intentando hacerme el héroe —Mew gruñó—. Pero no hay forma en que retroceda, Win está solo en casa esperando por mí, es más, puede que la gente de estos tipo lo haya capturado y yo nunca sería capaz de dejarle solo en manos de esas escorias.

Los ojos de Gulf se aguaron.

—Mew, por favor, piénsalo mejor. Debe haber otra alternativa.

—Gulf, esos hombres están armados con Ak-47 y M-16, estaríamos tan agujereados como un colador antes de que realmente pudiéramos escapar. —Mew abrió la puerta del auto—. Ellos me quieren a mí y me aseguraré de crear una distracción para que tengas una oportunidad de escapar.

—¿Y eso qué demonios significa? ¿Piensas ponerte en aún más peligro por mí?

—Confía en mí, dulce —pidió—. Dudo que me vayan a matar, al menos no por el momento.

—¿Cómo en el infierno eso hace que me sienta mejor? —Las lágrimas finalmente se desbordaron de sus ojos—. Mew, por favor, no me hagas esto, no me pidas que te deje atrás.

—No llores, dulce. —Mew se inclinó para unir sus labios en un beso que a Gulf le supo amargo, a algo muy parecido a un adiós—. Voy a estar bien, piénsalo de esta forma, si escapas podrás dar un indicio de quién me tiene y podrían salvarme. —Sinceramente Mew lo dudaba, pero no se lo diría—. Si nos atrapan a los dos, les tomaría muchísimo más tiempo dar con alguna pista.

—Mew... —Gulf sollozó.

—Volverás a verme. —Aunque no podía asegurar si estaría vivo—. Te lo juro, Gulf, ahora por favor haz lo que te dije.

Gulf asintió, limpiándose las lágrimas de las mejillas con cierta furia.

—Te quiero, dulce.

—No voy a devolverte las palabras, te las diré cuando nos volvamos a encontrar, me rehusó a que esto quede como una despedida. —Mew sonrió.

—No esperaba menos de mi tigre. —Inclinándose una vez más sobre el asiento, dejó un rápido besó en sus labios, entonces bajó del auto y cerró la puerta, comenzando a avanzar hacia aquellos tipos.

Stars_Of_Saturn.

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