Capítulo 24

—Haz esto fácil para nosotros, JeongWa. —HoSeok volteó la silla frente a este y se sentó a horcajadas en ella, apoyando sus brazos en el espaldar—. No sigas alargando más las cosas, después de todo eres tú quien está saliendo perjudicado.

El chico mantuvo su boca cerrada, dándole la misma mirada furibunda que le había estado dedicando desde que le atrapó la noche anterior.

—¿Debería recordarte que dada la situación en la que te apresamos, estamos en nuestro derecho de tomar ciertas medidas menos... humanitarias?

—Y entonces sería a otros a los que le iría mal —el chico bufó, hablando por primera vez desde que fue trasladado a aquel lugar.

—Pero si aún puedes hablar, esas son grandes noticias. —HoSeok fingió alegrarse y JeongWa pareció ofuscarse aún más—. Entonces, ¿me dirás desde cuando trabajas con el enemigo?

—Qué te importa.

—Hum, tal vez deberíamos traer a JeongHan y sentarlo junto a ti. Estoy casi seguro que eso haría las cosas más fáciles.

HoSeok no se perdió la ligera contracción en el rostro del chico cuando mencionó el nombre de su hermano mayor, más no podía asegurar a qué se debía

—JeongWa, sinceramente tengo que hacer muchas cosas y no puedo seguir perdiendo el tiempo aquí contigo.

—Siempre eres libre de irte.

—Muy gracioso —HoSeok contestó inexpresivo, estaba realmente cansado y harto de intentar sacar algún tipo de información del chico, sin lograr obtener algo más que silencio de su parte—. Escucha Yoon, por última vez, responde por las buenas o comenzaré a utilizar los métodos menos agradables.

—No soy estúpido Jung, no pueden hacer eso, si el consejo llegara a enterarse de que han torturado a alguien, estarían de mierda hasta el cuello.

—Tú lo has dicho, JeongWa. Si el consejo se entera. —HoSeok sonrió, poniéndose de pie para acercarse hasta uno de los casilleros en el lugar.

Yoon frunció el ceño, removiéndose ante la amenaza implícita de muerte, una ligera ansiedad comenzando a filtrarse en su cuerpo cuando vislumbró los artefactos que Jung comenzó a sacar. Le vio revisarlos y depositarlos uno a uno sobre una mesita que arrastró hasta su lado. Una vez pareció darse por satisfecho, cerró los casilleros y arrastró la mesa hasta que estuvo parado a varios pasos de él.

—Última oportunidad, JeongWa —HoSeok dijo, abriendo un paquete con una jeringa y preparándola, para luego tomar un botecito que había en la mesita—. Comienza a decir todo lo que sabes del grupo de rebeldes o comenzaré a incitarte a ello.

—¿Qué infiernos es eso? —Yoon miró el líquido ligeramente amarillento que Jung extrajo del botecito con la jeringa.

—Digamos que esto ayudara a que te quedes juicioso y quietecito mientras trabajo en ti. —HoSeok comprobó que el líquido salía sin problemas de la jeringa antes de dar dos pasos más cerca del chico—. Oh, pero no te preocupes, no afectará a tu sistema nervioso demasiado, después de todo, el punto no es que no puedas sentir nada.

—¡No te me acerques! —Yoon se echó hacia atrás, removiéndose cuando el alfa se acercó otro paso—. ¡No puedes hacer esto! ¡Sí el consejo se entera de qu-...!

—JeongWa, estoy empezando a creer que tú realmente no tienes idea de la situación en que estás —HoSeok interrumpió—. El consejo no va a enterarse de nada de lo que aquí suceda, primero, porque nadie más que nosotros sabe que estás aquí y segundo... ¿realmente debo señalar lo obvio?

—Cuando JeongHan se entere...

—Una vez más, nadie sabe que estás aquí, además, siempre me aseguraría de que no tengas lengua para hablar, ni dedos con los que escribir. —Sonrió, la mueca siendo tan escalofriante que hizo que el sudor frío comenzara a acumularse en la frente y sien del chico—. ¿Hablarás?

El chico no respondió de inmediato y HoSeok no hizo más que suspirar con pesadez.

—Es realmente una lástima —dijo y terminó con el espacio entre ellos, agarrando al chico del cuello cuando comenzó a hundir la aguja en él.

YoonGi no podía dejar de mirar a JeongHan mientras finalmente se sentaban a comer algo en el día. El tipo se mantuvo pensativo mientras degustaba su platillo y conversaba con GeumJae.

¿Realmente podría ser un enemigo? ¿Sería JeongHan capaz de traicionarlos de aquella forma?

Han sido largos años de amistad, él, NamJoon, JunGi y YoonGi se conocían desde que eran unos mocosos idiotas. Desde aquel día en que los cuatro coincidieron en aquella reunión anual de las manadas que el consejo suele realizar, se habían vuelto casi inseparables, al punto donde solían escaparse y viajar desde una ciudad a otra cuando alguno estaba castigado y no podía reunirse, eso con tan solo doce años de edad.

Le habían sacado canas verdes a sus padres, fueron tantos castigos, travesuras y palizas que habían recibido juntos, que YoonGi había comenzado a ver a los dos chicos como sus hermanos de otra madre... ¿acaso aquello no fue lo mismo para Yoon? ¿Pudo realmente olvidar todo lo que pasaron tan fácilmente y apuñalarlos por la espalda? Eran años de historia y compinche juntos, ¿Cómo él podría...?

—¡Min!

YoonGi parpadeó saliendo de sus pensamientos ante el repentino grito.

—¿Qué sucede? —Cuestionó.

—Eso es lo que yo debería preguntar, has sido tú quién pareció viajar hasta Júpiter mientras te quedabas mirándome fijamente de forma escalofriante —JeongHan rebatió—. ¿Estás bien? ¿Te sucede algo?

—Estoy bien, no te preocupes.

—¿Seguro que lo estás? Tal vez deberías ir a descansar un poco, con GeumJae podemos encargarnos de todo por unas horas.

—Cierto, hyung. Puedes dejar las cosas en nuestras manos e ir —GeumJae secundó.

Por supuesto, como si YoonGi fuera a hacer algo así cuando sospechaba que JeongHan era un traidor.

—De verdad estoy bien, solo estaba pensando.

—¿Y se puede saber en qué pensabas para que parecieras perderte tan profundamente en tu cabeza?

—Hum, pensaba en que en los últimos años me he concentrado tanto en hacer los voluntariados, que me he desligado de la familia y la manada a tal punto en que mi padre casi muere y yo no recibí ninguna noticia de ello. —Aquello en realidad no era del todo mentira—. Y que cuando finalmente decido tomarme un receso, venir aquí y encontrarnos en medio de ésta situación... me ha hecho pensar en que tal vez no fue la mejor decisión alejarme por tanto tiempo de casa.

—Oye, este tipo de cosas no es algo que se pueda prever del todo —JeongHan consoló.

—Y sin embargo, no he podido evitar pensar a profundidad todo lo que mi padre me ha estado diciendo y pidiendo en el último par de años. —Suspirando, YoonGi decidió que podría aprovechar el tema de conversación para sacarle algo de información a Yoon—. Pero eso es algo que pienso comenzar a corregir, sin embargo, es mucho de mí. Cuéntame, ¿qué tal te ha ido en éste tiempo?

YoonGi asintió hacia su hermano, pues éste había adoptado una mueca preocupada mientras hablaba. GeumJae le lanzó una clara mirada de "esto no termina aquí, luego hablaremos" y continuó con su comida.

—Nada demasiado interesante, en realidad. —JeongHan se encogió de hombros—. Pasé a tomar el mando de la manada un año después de que comenzaras a hacer los voluntariados y se volviera casi imposible comunicarse contigo. —Él blanqueó los ojos.

—La mayoría de los lugares donde he ido tenían una penosa recepción telefónica, en realidad, hubieron algunos donde esta era inexistente. —Asintió con una mueca—. Eso era tedioso, pues literalmente estábamos por nuestra cuenta hasta que hicieran la próxima ronda y un nuevo equipo llegara varios días después.

—Vaya, sinceramente no sé si podría estar en un lugar así por mucho tiempo, sin enloquecer. —Yoon negó con la cabeza—. Pero como decía, no hay nada interesante más allá de ello, al menos hasta todo esto que está sucediendo, bueno, eso si obvio lo de JeongWa.

—¿Pasó algo con JeongWa? —YoonGi preguntó interesado, ¿qué tenía JeongHan que decir acerca de su hermano?—. ¿Está él bien?

—Me gustaría saber eso también. —El rostro de Yoon ensombreció—. Hace casi año y medio que no sé de él.

—¿Eso por qué? —GeumJae preguntó, pues él tampoco estaba enterado de nada.

—Tuvimos una discusión bastante fuerte, para ser sincero, luego de eso él simplemente escapó. Ni siquiera sé si finalmente salió del país, porque desde el cuarto mes de su partida, se me hizo imposible encontrar algún rastro de él.

Por un segundo, YoonGi se vio tentado a decirle que en realidad éste se encontraba en la manada de NamJoon, no gustándole ver el rostro afligido de su amigo. En realidad, a YoonGi no le gustaba ver el sufrimiento en los demás, aún más si eran personas cercanas o algún ser querido.

Por algo se había hecho doctor, después de todo (aunque por supuesto siempre existen excepciones).

No obstante, mantuvo la boca cerrada, pues aunque lo dicho por JeongHan podría explicar el porqué su hermano estaba con el bando enemigo, no podía afirmar o descartar nada hasta que recibiera noticias de parte de NamJoon sobre el chico.

—Lamento escuchar eso, JeongHan. —YoonGi era sincero, independientemente de todo.

—Igual yo, no puedo imaginar lo malo de su discusión para que él realmente haya tomado una decisión de esa magnitud. —GeumJae negó con la cabeza.

—Hum, simplemente tuvimos un choque de ideales —Yoon respondió, no diciendo más, por lo que ninguno se atrevió a presionar algo más que eso—. Pero mejor cambiemos de tema, GeumJae, ¿qué hay de ti? ¿Creí que estabas a un paso de comprometerte con el hermano de la luna de NamJoon? ¿Cómo es que ahora es pareja del chico Jungjok?

—Creo que te refieres a JungKook —el Min menor respondió divertido—. Y, simplemente pasaron muchas cosas en los últimos meses, resulta que ellos son destinados y...

—Disculpe, Joven Min. —Una de sus sirvientas hizo acto de presencia, interrumpiendo las palabras de su hermano.

—¿Qué sucede?

—Es el omega, finalmente ha despertado y exige que le dejen ir. —Ella parecía algo incómoda y nerviosa—. Se ha alterado cuando le dijimos que no era posible y, uh, creímos que usted podría ayudar a calmarlo.

—JiMin despertó —YoonGi murmuró para sí mismo, poniéndose inmediatamente de pie para ir junto a su sirvienta—. ¿Dónde está él ahora mismo?

—T-Tuvimos que encerrarlo en la habitación, joven.

—¿Que ustedes qué? —YoonGi miró ligeramente a la chica, quien no hizo más que agachar la cabeza y recogerse sobre sí misma—. Él no es ningún prisionero para que lo encierren.

—Lo sentimos. —Ella hizo una profunda reverencia—. Pero él no dejaba de insistir en que debía irse y como había dicho que nadie podía entrar o salir, nosotros solo... realmente lo siento, joven Min.

YoonGi simplemente suspiró, negando con la cabeza antes de comenzar a caminar en dirección a la habitación del omega, la sirvienta siguiéndole de cerca. A medida que se acerca al lugar, YoonGi fue capaz de escuchar los gritos de este exigiendo su libertad y el olor a nerviosismo crecía por segundos en su sirvienta.

Una vez frente a la puerta, despidió a los otros dos chicos que la custodiaban con una simple mirada, estos estando igual de incómodos y nerviosos que la sirvienta, se reverenciaron antes de comenzar a alejarse.

La chica le tendió la llave de la habitación cuando se la pidió y en cuanto la introdujo en el pomo y lo giró abriendo la puerta, un puño se precipitó hacia su rostro. Para su suerte, fue capaz de evitarlo en el último segundo, poco después, el cuerpo del omega le siguió al puño y YoonGi tuvo que atraparlo en el acto, pues éste había estado a punto de irse de bruces contra el suelo.

—Hey, cuidado —YoonGi dijo, tomándose atrevidamente la libertad de hundir por un segundo la nariz en el pelo del chico e inhalar su exquisito aroma—. ¿Estás bien? —Carraspeó, pues su voz se había vuelto más espesa.

JiMin le empujó, recomponiéndose rápidamente y alejándose varios pasos de él, luego le dio una cautelosa mirada.

—Quiero irme de aquí, no pueden simplemente encerrarme a su antojo como si fuera alguna clase de cautivo —JiMin exigió, YoonGi avanzó en su dirección, pero se detuvo cuando el chico retrocedió con una mirada tan aterrorizada, que hizo que en nudo se formara en su estómago.

—No eres ninguna clase de prisionero. —YoonGi entrelazó las manos en su espalda, pues podía sentir sus dedos picar ante el deseo de avanzar al hacia el chico y estrecharlo entre sus brazos—. Lamento lo que mis sirvientes han hecho, es claro que puedes irte cuando desees...

—Entonces quiero hacerlo de inmediato. —El omega prácticamente chilló, interrumpiéndole.

—Sin embargo —YoonGi agregó—, no sé si recuerdas que nuestras mandas aún están bajo amenaza, por lo que deberás seguir ciertas medidas de seguridad antes de poder partir.

JiMin le dedicó una mirada inconforme, torciendo los labios en una mueca.

—Ahora, deberías comer algo, una vez termines, podrás irte. No tomará demasiado tiempo, de cualquier forma tenía que llevarte allí.

—¿Allí? ¿Allí dónde? —YoonGi pudo ver cómo el rostro del omega perdía color.

—Deberías saber que nunca te haría daño. —YoonGi sintió la obligación de aclarar, aún perturbado por el terror que su compañero parecía tenerle—. Nosotros somos destinados y como tal yo...

—Lo siento —JiMin le interrumpió una vez más, levantando los brazos frente a él—. ¿Podrías solo por favor mantenerte allí? N-No te acerques más.

Solo entonces YoonGi se percató de que había estado caminando en su dirección, por lo que se detuvo, mirando afligido el temblor en las manos del chico.

—No te haré daño.

—Yo no puedo asegurar eso.

—Eres mi compañero.

—Pero yo no estoy listo.

—¿Qué? —Había sincero desconcierto en su tono.

—De verdad, de verdad lo siento, pero yo no estoy listo para tener un compañero, menos si ese compañero es alguien cómo tú.

—¿Hay algo de malo en mí?

—No me refiero precisamente a eso. —JiMin se pasó una de sus temblorosa manos entre el pelo—. Escucha, yo... no estoy seguro de qué estaría pensando la diosa cuando nos emparejó, no sé si creyó gracioso el hacerme destinado de alguien de tu clase después de... después de... después de todo lo que he pasado.

Había dolor en sus palabras y YoonGi realmente deseó poder atravesar la habitación y tomarle entre sus brazos para consolarlo. Pero se contuvo, preocupándose aún más cuando el olor a nerviosismo que éste desprendía, comenzó a ser reemplazado por uno a miedo.

—Por eso no estoy listo, no me siento capaz de iniciar una relación con nadie, ni siquiera creo ser capaz de soportar que... —Un estremecimiento recorrió su cuerpo—. Por lo que realmente lo siento, pero tú y yo no, no creo que será posible que llegue a haber un nosotros algún día.

—¿M-Me estás rechazando? —YoonGi sintió como si alguien estrujara su corazón.

—Perdón —fue todo lo que JiMin dijo, desviando la mirada hacia el suelo.

Cuando JungKook despertó y abrió los ojos, lo primero que vio fue la cara de TaeHyung por encima de su cabeza. Aquello le sobresaltó por un instante, pensando que el omega de alguna forma también pudo haber sido capturado, más este mismo se encargó de tranquilizarle, asegurándole que todo estaba bien y que estaban seguros.

—¿D-Dónde?

—Estamos en un hospital de la manada Min —TaeHyung respondió, captando la implicación de su pregunta.

Al escuchar el nombre del alfa, JungKook finalmente fue capaz de recordar lo sucedido la noche anterior, porque había sido la noche anterior, ¿verdad?

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Tres días.

—¡¿Tres?! —Se sobresaltó, soltando un quejido cuando el movimiento le provocó un dolor en sus costados, había olvidado sus fracturadas costillas—. Maldición.

—Kook, quédate quieto por favor. —TaeHyung le ayudó a acomodarse una vez más sobre la camilla y una vez listo, deslizó sus manos hasta sus mejillas, acariciando suave y amorosamente su rostro—. Por la diosa, JungKook.

—¿Cómo estás? ¿Tuviste algún percance mientras escapabas?

—Y todavía procurando preguntar por mí, es claro que estoy bien, Kook, no soy quien está postrado en una camilla de hospital con cuatro costillas rotas y dos perforaciones en el pulmón —TaeHyung bufó, provocando una sonrisa en él.

—Como que quedé hecho mierda, ¿eh? —Rio, aunque se arrepintió a los segundos, pues aquello también le había provocado dolor.

—Eres un idiota, no le veo lo gracioso a eso. —TaeHyung cerró los ojos unos segundos como si buscara serenidad, abriéndonos en medio de un suspiro.— No tienes idea de la suerte que tienes, Kook. No quiero ni imaginar que hubiera pasado si YoonGi no se hubiera atravesado en su camino.

—Supongo que la diosa Luna estuvo protegiendo mi culo anoche —murmuró, sus comisuras curvadas en una pequeña y divertida sonrisa.

—Imbécil. —TaeHyung blanqueó los ojos y finalmente terminó con la distancia entre ellos para posar sus labios sobre los propios.

Con esfuerzo, JungKook levantó uno de sus resentidos brazos, el movimiento costándole tanto por los golpes como por los días de desuso. Acarició la nunca del omega con sus dedos suavemente, murmurando palabras de consuelo entre el beso, pues éste comenzó a sollozar al poco tiempo.

—Tuve tanto miedo, Kook —TaeHyung sollozó, hundiendo el rostro en el cuello del mayor—. No tienes idea del martirio por el que pasé todo el tiempo que no supe de ti, estaba aterrado de lo que esa gente pudiera hacerte, aún más después de que se enteraran que habían matado a sus hombres y a aquel tipo.

—Ssh, está bien, Tae. Ya pasó, ahora estoy aquí contigo —JungKook murmuró.

—Te juro Jeon JungKook, que si vuelves a ponernos en una situación así, voy a patearte el culo —gruñó, sorbiendo la nariz—. Si algo así vuelve a suceder y por la Luna espero que no, donde sea que vayas yo iré contigo, no me importa lo que pudiera pasar, solo no vuelvas a dejarme atrás JungKook.

—Dulce, no puedes pedirme algo como eso, para mí tu seguridad siempre será una prioridad y si para ello debo volver a sacrificarme, lo haría una y otra vez.

TaeHyung volvió a gruñir, levantando la cabeza para encararle, sus ojos humedecidos dedicándole una feroz mirada.

—Estoy hablando en serio, Jeon. Si vuelves a hacer una mierda así, haré que lo lamentes por el resto de tu vida, ¿entiendes?

JungKook no estaba de acuerdo en lo más mínimo, más se limitó a asentir, en ese momento no tenía las ganas ni el ánimo para discutir con el menor, por lo que dejaría las cosas así mientras tanto.

—Lo que tú digas, dulce.

—JungKook.

—Solo ven aquí y dame otro beso, ¿sí? —TaeHyung arrugó el ceño no pareciendo demasiado conforme, sin embargo, no se negó a su pedido, inclinándose una vez más para unir sus labios, en un beso que no fue más allá de una simple presión—. Cuando me lave los dientes, entonces te besaré como es debido.

Los labios de TaeHyung temblaron en una sonrisa que no quiso dejar salir.

—Tonto —murmuró, acariciando el desordenado pelo del mayor con los dedos—. Por cierto, JungKook, hay algo que se supone debo decirte.

—¿Lo hay? ¿Acaso pasó algo malo?

—No precisamente.

—¿Entonces?

—Te amo, JungKook. —TaeHyung sonrió ante el resplandor en los ojos del mayor—. Recuerdo haber dicho que te lo diría cuando nos reencontráramos.

—Te amo más, dulce. Tanto cómo nunca pensé podría llegar a querer a alguien.

.

.

.

.

.

SeungYeop agradeció a su centinela cuando le entregó el sobre que había estado esperando con más ansias de las que le gustaría admitir.

A dos semanas de su intento fallido por apoderarse de Seúl y tres días después de haber ido al hospital a hacerse el examen de fertilidad, por fin tenía en sus manos los resultados de los mismos.

—Veamos si lo que dijiste era cierto, ChanYeol —murmuró para sí mismo, abriendo el sobre sin miramientos.

Mientras sus ojos recorrían las letras allí impresas, la rabia comenzó a bullir con rapidez e intensidad dentro de sí. Él era infértil y según lo indicado, al parecer, en efecto, siempre lo había sido.

Rabioso, gritó por su centinela, el mismo chico que le había hecho entrega de los resultados entró a su carpa y SeungYeop le ordenó ir en busca de su beta.

Cuando DongMi hizo acto de presencia, él se encontraba apoyado en su escritorio, su vista fija en el suelo en un intento de canalizar su ira el tiempo suficiente para que fuera capaz de al menos averiguar el por qué de lo que hicieron.

—SeungYeop, ¿necesitas algo antes de que me vaya? Estaba a punto de partir hacia GwangJu.

Justo en ese momento, lo que menos le importaba a SeungYeop, era la manada con la que habían logrado hacerse en su ataque, eso claramente podría esperar, esto no.

—Voy a darte una sola oportunidad, DongMi —respondió en cambio, levantando la mirada para posar sus enfurecidos ojos en su beta.

—¿P-Pasó algo? —Preguntó con nerviosismo, encogiéndose un poco ante la clara furia del otro.

—Dime DongMi, ¿por qué?

—No entiendo de qué hablas.

—¿Por qué me traicionaste?

—¿De qué hablas? Yo nunca te he traicionado, SeungYeop, ¡siempre he sido fiel a ti!

—¡¿Vas a negarlo?! ¡Tú y esa perra de...! —SeungYeop calló, sus dientes rastrillando ante la impotencia que le generaba el que a pesar de saber lo que hicieron, no pudiera referirse despectivamente al que alguna vez fue su omega—. Era mi destinado, DongMi y se supone que tú eras mi mejor amigo, de todas las personas en el mundo, ¡¿por qué lo escogiste a él?!

La palidez cubrió el rostro de su beta, quien le miraba con grandes ojos, impactado por el hecho de que finalmente le hubiera descubierto.

—¡Responde!

—Y-Yo no... y-yo no sé d-de qué estás hablando.

—¡Una sola oportunidad, DongMi! —SeungYeop gritó aún más fuerte que antes, las venas de su cuello marcándose visiblemente y su rostro sonrojándose ante la clara furia—. ¡Sé un maldito hombre y respóndeme con la verdad!

—S-SeungYeop, c-cálmate. Te juro q-que yo no...

—¡Que me digas la maldita verdad! —Harto, Cho sacó el arma que descansaba en su espalda baja y apunto al que había considerado su mejor amigo y su hombre más fiel durante años. DongMi levantó ambas manos, retrocediendo un paso atemorizado—. ¿Fue gracioso para ti? ¿Para ustedes? Verme la cara de imbécil, revolcarse a mis espaldas, engendrar un bastardo y hacerlo pasar por mío.

—¿Cómo? ¿C-Cómo es que...?

—Porque soy infértil, bastardo idiota —gruñó—. Park me lo dijo cuando estuve con él en Seúl y acabo de comprobarlo por mí mismo, él me contó todo, su traición y sus estúpidos planes.

—SeungYeop, amigo.

—¡No soy tu jodido amigo! —SeungYeop se alejó del escritorio y se acercó varios pasos hacia el traidor—. Me mandaron a matar, por ello estuviste tan consternado y asustado cuando te encontré aquella noche. Tenías miedo de que supiera lo que habían hecho. Nunca esperaste que yo realmente lograra sobrevivir al atentado, diez disparos de bala, nadie lo hubiera creído, ¿no es así?

—Lo siento. —Había algo muy parecido a verdadero arrepentimiento en sus palabras, pero a Choi aquello no le importó una mierda.

—De rodillas —ordenó, señalando el suelo con la pistola.

—SeungYeop.

—¡Que te arrodilles, he dicho!

Casi sollozando, DongMi así lo hizo, sus manos aún en alto mientras se arrodillaba frente a su líder.

—Te daré una última oportunidad, DongMi, ¿Por qué lo hiciste?

—¡Porque lo amaba! —Finalmente confesó derrotado—. Lo amaba, nos amábamos desde incluso antes de que ustedes se conocieran.

—¿De qué estás hablando?

—Nosotros mentimos, en realidad no nos conocimos el día en que nos presentaste, lo hacíamos desde hacía más de un año atrás. —Impotencia cubrió el tono de voz del beta—. Estábamos listos para dar el siguiente paso y comenzar una vida juntos cuando tu apareciste y lo reclamante como tuyo.

—¿Q-Qué?

—Él no te amaba, SeungYeop, nunca lo hizo, pero cómo podría él decirle que no al próximo alfa de la manada que también había resultado ser su destinado, por mucho que no lo quisiera. —DongMi negó con la cabeza—. Estábamos arruinados, no pudimos dejar de querernos, nos veíamos a escondidas y disfrutábamos de nosotros así.

SeungYeop rastrilló los dientes, su furia aumentando con cada palabra.

—Luego pasó lo del bebé, creímos que si te hacíamos creer que era tuyo, podríamos seguir como hasta entonces, pero luego escuché a tu padre hablar con tu hermano porque habías resultado infértil e iba a hablar contigo.

DongMi bajó los brazos y levantó el rostro hacia él.

—¿Qué más podíamos hacer? Ibas a descubrirnos y aquello solo terminaría de una forma.

—¡¿Y no lo hizo de todas maneras?!

—Es lo que más he lamentado en todos estos años, yo solo hubiera deseado que las cosas fueran diferentes, si tan solo tu hermano no nos hubiera descubierto nosotros aún seríamos... —El sonido de un disparo cortó las palabras del beta.

El cuerpo sin vida de DongMi se derrumbó en el suelo y sangre comenzó a regarse bajo él. Varios de sus hombres entraron corriendo a su carpa con pistolas en mano, seguramente buscando alguna amenaza, más solo encontraron el cadáver del que había sido el beta de su "manada".

—¿Señor? ¿Qué sucedió? —Uno de ellos preguntó.

—Simplemente me deshice de un traidor —contestó, guardando nuevamente su arma—.Y puedes correr la voz de que todo el que llegue a serlo, correrá con la misma suerte que esa basura.

Stars_of_Saturn.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top