90


Capítulo 90 

"Hellen es la mate de Gabriel Miller"


Advertencia: este capítulo posee contenido adulto +18 con sexualidad explícito (moderado). Para evitar algún disgusto, se recomienda saltearlo o ignorarlo.



NARRA HELLEN


Estoy acomodando mi mochila de cuerina negra con tachas las cosas que debo llevar para asistir con Gabriel. Él últimamente me ha estado ayudando a mantener mi estabilidad emocional moderadamente, aunque me cuesta seguir cada día, él me recompone un poco (de forma profesional, claro). También, intentó invitarme a tomar un café y demas pero los he negado. Estuve pensando que si quiero salir con él, será cuando no me sienta fundida en un pozo deprimido, quisiera salir con él y disfrutarlo; sin disgustos, ni molestias ni preocupaciones que me atormenten. Quiero que seamos él y yo. 

Eso, en estos momentos no puede ser posible. 

Encima, a pesar de todo también he estado pensando en lo que siento por Gabriel. El simple hecho de estar para mí (aunque sea en secciones profesionales) creó un lazo conmigo que lo siento inquebrantable. Siento que fui creada para ese hombre, ¿cómo puede ser posible? Realmente lo siento así y no me he sentido así nunca.
¿Es normal sentirse de este modo tan joven?

Tomo la puerta de vidrio cristalino y me adentro a la sala de espera donde aguardan los pacientes para entrar a los consultorios. No hay muchas personas. Enseguida la secretaria enamoradiza de Gabriel Miller me llama de mala gana para que me adentre con él. Claro está que no me debe adorar mucho que digamos.


Gabriel estaba acomodando unos papeles, en cuanto me ve los deja y se acerca hasta mí para dejarme un pequeño beso entre mis labios y cerrar la puerta para más privacidad. Él me mira, sonríe y habla: —¿Cómo estás hoy?

—Intento recomponerme poco a poco y mantengo las esperanzas de que todo va a estar bien —digo convencida dando una sonrisa torcida y tomo asiento.


En la semana pasada, estuvimos hablando del asunto, de cómo me sentía y qué podía poner en práctica para descargar toda mi tristeza en diversas formas sanas.

Hoy no quiero hablar de eso. Hoy sé de lo que quiero hablar.


—¿Te gustaría contarme qué tienes pensado hacer en esta semana? —me pregunta atento, mirándome con esos ojos amarronados con pequeños destellos verdes que me derriten.

—Quiero poner en claro muchas cosas de mi vida —recalco y me aclaro la garganta —, una de ellas se trata de los sentimientos que comencé a desarrollar por una persona. 

—¿Y... de qué persona estamos hablando? —cuestiona arqueando una ceja, manteniendo esa mirada que va a terminar enloqueciéndome. 

Prometo no arrepentirme de lo que voy a decir a continuación: —De ti. Hace ya un tiempo atrás me venían pasando varias cosas, me confundí porque no lo tenía en claro pero, ahora mismo, puedo asegurarte que... me estoy enamorando. Y, aunque no me aceptes sé que no—

—Espera, Hellen —me detiene y medita unos segundos. —¿Por qué piensas que no te aceptaría?

—Es que es algo que no hemos dejado en claro, además, hay varios factores que cruzan mi cabeza. La edad, yo estudio y tú trabajas, tienes una vida concretada y quizá alguien con poca experiencia como yo no es lo que buscas en este tramo de tu vida. 


Él se ríe confundiéndome y niega con la cabeza.


—Quise hablarlo pero te negaste a casi todas mis citas e invitaciones de ir a tomar un café —sonríe. —Pensaba que este ambiente no era el adecuado para hablar de lo nuestro. 

—¿Entonces...? ¿Hay una posibilidad de que antes de que termine esta hora me dejes en claro qué es lo que realmente quieres, Gabriel Miller?


Él nuevamente sonríe levantándose de su asiento y me quedo estática. Juro que si sigue sonriendo me darán ganas de besar esa sonrisa pero no como los pequeños besos que nos hemos estado dando, quiero algo más de él.

Gabriel se acerca hasta mí y yo me levanto. Sus brillantes ojos luminosos impactan con los mios que están cubiertos con unas lentillas de contacto y me derrito ante sus suaves toques disimulados entre mis manos hasta que me las toma.


—Hellen, —intenta pensar sus siguientes palabras —¿quisieras ser mi novia? 

—Sí —asiento con mis ojos cristalinos y para que no me vea llorar, me oculto en su pecho fundiéndome en un abrazo.


No solamente lloro de la emoción porque realmente me hace feliz ser la novia de él, sino, que siento que ha sido la primer persona que me ha costado conquistar y que decida quedarse a mi lado, porque, Gabriel Miller tiene algo completamente especial y aunque todavia no logro descifrarlo, me contenta saber que ahora mismo soy su mate. Bueno, error, él es humano asi que no se vería muy bien que le diga "eres mi mate, gran amorcito rubio". Costumbres lobunas, supongo.


—Ey, no te emociones —susurra tomándome de las mejillas y besándome, dejo sus pequeños besos para besarme con amor.


Quedaban cuarenta y cinco minutos de sección. 

Los besos de él continuaron hasta arrastrarme al escritorio y aprisionarme contra este. Sus besos eran incontenibles, ansiosos y extasiantes. Necesitaba un poco de esto, simplemente dejarme llevar, aunque sea por un instante, por los besos del hombre que me enloquece. Él continuaba besándome pero no hacía más alla de eso. Esto me estaba excitando y él no avanzaba.

Quedaban treinta y cinco minutos de sección. 

Entonces decidí avanzar yo. Tomé el cinturón de Gabriel y con ambas manos, comencé a tocar su bulto endurecido por sobre el pantalón e intentar quitarle el cinturón que sujetaba todo lo que deseaba.


—Espera —detiene mis manos —, Hellen, sé cómo te sientes y no quiero aprovecharme de eso. Estoy dejándome llevar y no quiero hacer nada sin tu consentimiento o—

Beso sus labios callándolo y digo: —Shh, estoy segura que necesito nuevamente una dosis de Gabriel Miller ahora mismo —afirmo casi segura.


Él nuevamente comienza a besarme y me permite que quite su cinturón para proceder a bajar un poco su pantalón dejándolo únicamente con ropa interior a la vista. Antes de que pudiera hacerle algo más, Gabriel se agacha para levantar mi falda (sí, traía puesta una camiseta bordo con una falda negra demasiado corta para su alcance) y bajar mi ropa interior de encaje color negra (modelo: tanga)


Gabriel silva deslumbrado y me sonrojo ante eso: —Esta ropa interior va a volverme loco por completo.


Termina de quitármela hasta dejarla a un lado tirada cerca de su asiento, levanta una de mis piernas hasta ponerla a la altura de su hombro (con mi otro pie me sostenía en el suelo) y una de mis manos tomaba su cabeza mientras que con la otra me agarraba del escritorio donde me apoyaba y comienza a lamer allí precisamente.
Dios, esto se siente exquisitamente delicioso. Siento su lengua realizar movimientos circulares en mi clítoris, le da un descanso y se introduce dentro de una manera totalmente experimentado. No puedo más. Cierro mis ojos, la mano que sostenía sus rizos de oro se van directamente a mi boca para contener aquel gemido anunciando mi orgasmo. 

Me vine.


—Gabriel —susurro jadeando, una vez que se reincorpora limpiándose sus húmedos labios, lo acerco a mí con deseo y suplico: —Quiero que me hagas el amor aquí mismo.


Si solamente quedan veinticinco minutos quiero aprovecharlos.

Él da una media sonrisa pícara y sexy y termina por bajarse su boxer. Al comienzo, se apega a mí refregando su firme miembro en mi ya húmeda zona y la espera me estaba volviendo loca. Lo sentía demasiado duro, tanto que en lo único que pensaba era en que entre en mi interior ahora mismo. Como si él también lo deseara, me sube encima del escritorio y abriendo mis piernas el se hace paso en mi ya bien mojada entrada. 

Se siente totalmente consistente y resistente en mi interior. 

No logro tapar aquel gemido cuando nuestro contacto se hizo mas profundo y menos los pude contener cuando de forma violenta se mueve entrando y saliendo. Sentía como mis pechos se movían salvajemente ante nuestros movimientos y mis caderas por instinto desplazaban adaptándose a los movimientos de Gabriel.

Adentro, afuera. Adentro, afuera. Adentro, afuera.

Gabriel acaricia dominante mis pechos por sobre la camiseta y los masajeaba con ambas manos, usándome de sostén como equilibrio mientras realiza sus fuertes movimientos. Hasta que me penetra fuerte intentando llegar a fondo, quedándose un segundo y, rápidamente sale atrapando su miembro con su mano.

Enseguida me di cuenta que acabó y para no ensuciarme, se manchó él.


—Creo que necesito algo de papel —da una media sonrisa y de uno de sus cajones, toma papel.


Al terminar de limpiarse se sube la ropa interior, los pantalones y cuando iba a ponerse el cinturón y yo estaba a punto de tomar mi tanga (panties) y colocármela, alguien toca la puerta. A juzgar por el aroma de ese insoportable perfume dulzón sé que se trata de Stacy. Gabriel guarda disimuladamente el cinto en su cajón y yo piso mi ropa interior (ahora no quiero ponérmela).

Ella ingresa coqueta y molesta hablando pavadas.

Me devuelve la mirada acechante y, por unos segundos, se queda mirando mis botas negras (mierda, justo ahí tuvo que mirar) y se retira.


—Creo que miró mi ropa intima —suspiro recuperando poco a poco el aliento —, ¿se habrá dado cuenta, no?

—Supongo que sí, además, si vieras tu cara cualquiera puede deducir dos opciones: o corriste una maratón o tuviste relaciones. Y en un cuarto no puedes correr una maratón.

—¡Joder! —digo para mis adentros pero terminé diciéndolo en voz alta —¿Si ella supiera algo va a afectarte en el trabajo?

—Ni deberías preocuparte por eso, no tiene pruebas y tampoco va a perjudicarme —se encoje de hombros muy seguro.


En cuanto termina nuestra sección (mas bien sección de besos), me acompaña hasta la puerta y ahora sí, me ofrece una cita, una salida a tomar un café el cual, esta vez si no se lo negué. No sé si estaba haciendo bien o mal con aceptarle un café, pero quiero arriesgarme.


—A las cinco paso por ti y —se detiene pensativo —quisiera que hablemos de algo serio si vamos a ser una pareja de ahora en adelante, ¿si?

—Sí —asiento y me despido con la mano, no quisiera que esa Stacy me vea dándole un beso a Gabriel despues de haber visto mi ropa interior sonriendo debajo de mi pie.






¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?

Estaba en duda si escribir un momento +18 entre Hellen y Gabriel dadas las circunstancias y demas pero, ¿saben? ¡Al diablo! Es mi historia y yo queria que haya un momento ardiente entre Hellen y Gabriel porque estaba extrañándolo, ¿okay?

¡Espero que les haya gustado!


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top