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Capítulo 82
"El reencuentro: Ellie y Michael Olivares"
NARRA ELLIE
La mañana de un nuevo día me llamaba. Ya me encontraba acomodando cada una de mis pertenencias para ir a la universidad, quedamos en que no faltaría a ninguna de las clases porque próximamente se viene una nueva tanda de parciales para la aprobación de la materia. Le prometí a Damian que le ayudaría en eso mientras está en el hospital recuperándose.
También, está muy contento de que Ariana y Owen lo hayan cubierto en el trabajo. Le dan todo el tiempo posible para que se recupere y cuando esté mejor fisicamente, pueda retomar su labor.
—¿Ellie, vamos? —me espera en el marco de la puerta de mi habitación Hellen.
—Sí, sólo guardo unas cosas más y listo.
No lo mencioné pero en la noche, con ayuda de mamá, preparé unos pastelitos dulces de chocolate con confites de colores por encima como un toque decorativo, los coloqué en una caja cuadrada de pastelería (en casa suelo tener muchas) y una carta con un dibujo mío. Sí, amaba dibujar, era algo que me daba paz.
Estaba preparando todo con amor y detalle.
Hoy era una mañana nublada y lluviosa. Lloviznaba apenas pero se notaba que una tormenta se aproximaba. Mamá se ofreció a llevarnos para luego ir a su trabajo y seguramente llegar mas tarde de lo usual (porque salio tarde de casa). En la puerta de nuestra universidad vimos a Raymond hablando con Owen, Ariana y... ¡Michael Olivares! ¿Qué hacen ahí esperando?
—Buenos días —saluda Hellen abrazando a Ray y saludando a los tres visitantes, yo me limito a saludarlos con la mano, por la vergüenza que tenía.
—¡Ellie! —saluda animada Ariana y me abraza, correspondo a su sincero gesto, ella siempre tan energética y buena —¡Vinimos a visitarte!
—Como viste a Damian ayer queríamos preguntarte cómo era su estado y saber si podiamos ir a visitarlo —habla Owen y sonrío.
—¡Claro! —reacciono con ánimo —A Damian le va a super alegrar su visita, es más, a la salida de la universidad quería pasar por unas malteadas para llevarle y compartirlas.
—¡Eres tan dulce! —Ariana nuevamente vuelve a abrazarme —¡La novia perfecta! ¿No lo crees, Michael? ¡Ay! No les presente a Michael, él es nuestro visitante espectador y viene a todas partes junto a nosotros.
—Sí, lo conocimos en la fiesta —habla Raymond —, espero verlos en acción.
—¡Sí! —exclama Hellen elevando sus brazos a modo fiestera —¡Yo estaré vestida de porrista! ¡Y haré que Ray use una mini falda bien coqueta!
Estabamos riéndonos en grupo. Aunque, por momentos, debo admitir que sentía la mirada de Michael puesta en mí, sentía que se detenía a mirarme sin pena alguna, y por algún motivo, quería preguntarle si me recordaba, pues al parecer ese tema no se ha tocado. Ni siquiera tuve oportunidad de contarle a Hellen ya que todo el día de ayer me contó absolutamente todo y bien detallado las cochinadas que hizo con Gabriel.
El timbre sonó y Raymond entró junto a Hellen.
—¿Irán a visitar ahora a Damian? —pregunto con una sonrisa.
—Esa era la idea, necesitamos que nos des la dirección en caso de que podamos ir —menciona Ariana recogiendo su cabello en una coleta.
—Sí, simplemente digan nombre del paciente y él está en el segundo piso, habitación número cinco —hablo —, ¿por casualidad alguno podría pasarme su WhatsApp? Asi, les mando la dirección por ese medio.
—Anota el mio —habló rápidamente y sin dudarlo Michael.
Estaba sorprendida.
Apuntó su número y lo agendo en mi celular. Les confirmé que debía entrar a clases porque ya llevaba tres minutos atrasada pero que enseguida le enviaba toda la información necesaria a Michael. Nos despedimos y mientras pedían un Uber, me dispuse a mandarle un mensaje:
Ellie Schneider: ¡Soy Ellie! 😊
Ellie Schneider: 📍Ubicacion enviada. Abrir con Google Maps.
Siempre que ingreso a las clases, suelo silenciar el celular asi que no sé si tengo una respuesta de Michael, aunque lo único que si sé es que los mensajes habían sido recibidos y vistos. Tengo que admitir que llevo tan solo quince minutos de clase y esto está sumamente aburrido. Ahora me doy cuenta la importancia de tener a mi lado a Damian, y, desde que cursamos estas materias siempre nos sentamos juntos y charlamos juntos. Casi nunca hemos debatido con el resto de nuestros compañeros. Bueno, algunas han venido a hablar pero solamente con el único interés de interactuar con Damian.
Las dos horas de clase terminaron.
Estaba guardando todo en mi mochila de cuerina color rosada hasta que dos chicas se acercaron. Una se sentó a mi lado y la otra estaba parada frente a mí.
—¿Qué pasó? —habla la que estaba frente a mí —¿La dejaron sola hoy a la señorita Schneider?
—Estuvimos viendo el Instagram de Damian días atrás, ¿asi qué ustedes son novios de verdad? —cuestiona curiosa la que estaba sentada a mi lado.
—La verdad es que sí, somos pareja —asiento serena, cerrando el cierre de mi mochila —, ¿por qué el interés de saber?
Las chicas se miran y comienzan a reírse prácticamente en mi propia cara. La que estaba sentada a mi lado tenía el pelo corto, bien corto, lacio y prolijo con un flequillo bien cortado. Su cabello era negro totalmente y tenía unas pocas y pequeñas pecas esparcidas en su rostro, casi más en su nariz. Siempre la veía porque me gustaba su forma de vestirse: pantalones anchos, en su mayoría deportivos y algunas veces remeras también anchas. En cambio, su compañera era de cabello castaño, tambien era casi lacio, y corto, a ella le gustaba vestir colores pasteles, sobre todo el rosa, como la remera larga que trae puesta.
—No me malinterpretes pero —anuncia entre risas la pelinegra —Damian es mucho hombre para ti. Vamos, no es por nada, pero no sueles destacarte, siempre estas ahí sentada, en tu lugar, no hablas casi nunca a menos si algún profesor te lo pide y no haces nada.
—En cambio Damian es atlético y muy hermoso —pronuncia la otra —, y no lo decimos solo nosotras, muchas de esta clase lo piensan. Nosotras por lo menos somos sinceras.
—Honestamente, su conversación me está incomodando —me levanto de mi asiento con enfado, tomo mi mochila y me largo de aquel salón.
Sólo pude escuchar cómo continuaban riéndose a mis espaldas.
¿Cuál es la necesidad de decir esas cosas tan horribles? Mi corazón latía con muchas fuerzas al escuchar cada una de sus palabras tan hirientes. ¿Realmente soy tan poca cosa para estar al lado de Damian siendo su pareja? ¿Le daré vergüenza? No quise pensar más en eso y abrí algunos mensajes que tenía:
Amor 💑: Espero que tengas un buen comienzo de clases. Es una lástima no poder acompañarte, sólo espero salir pronto de esta camilla.
Amor 💑: Te extraño, ojitos color miel.
Hellen: ¿Vienes a tomar un café con nosotros? Te esperamos en la cafetería a la salida de la clase, luego viene el segundo round.
Michael Olivares: ¡Ellie! ¿Cómo estás?
Michael Olivares: Bueno... soy honesto. No fui a la clínica. Esperé fuera a que salieran Owen y Ariana. Aprovecho este momento que estoy solo para decirte que me acuerdo de ti y nunca te olvidé. Perdón. Tal vez no entiendas de lo que esté hablando. Nosotros nos conocimos de niños, cuando teníamos cinco años.
Michael Olivares: ¿Te gustaría qué salgamos a tomar un café? Perdón la falta de respeto. A veces siento que Owen y Ariana son muy buenos conmigo pero no quiero molestarlos cuando ellos trabajan y este lugar es un completo misterio para mí. No conozco a nadie.
Michael Olivares: ¿Aceptas?
Le respondí primeramente a Hellen para avisarle que estaba en camino. Mientras caminaba, escribía la segunda respuesta a su mensaje para Damian, y ahora mismo estaba en línea prácticamente en mi chat. Es lógico. Está totalmente aburrido recostado en una camilla y así debe ser hasta que el médico responsable le pueda dar de alta. Lo que destaco de positivo es que la comida no es tan mala y tiene una tele donde pasan animaciones todo el día.
Luego pasé a releer los mensajes de Michael.
No sabía si era una buena o una mala idea aceptar su invitación. Tecleaba el celular, escribía un mensaje y lo borraba. De eso se trató mi camino. Luego de darle tantas vueltas, acepté, le dije que podía pasarme a buscar a la salida de mi clase (en dos horas).
Luego de conversar con Raymond y mi hermana en la cafetería del instituto, ellos al parecer debían ir al laboratorio para realizar un trabajo en conjunto asi que me despedí de ambos y les desee suerte. Al entrar, aquellas chismosas estaban parloteando con otras cinco chicas más (sí, los chismes vuelan en una clase) y, a veces agradezco tener estos sentidos porque podía escuchar sus comentarios: "no soy mucha mujer para Damian" "¿Cómo Damian se fijó en mí?" "¿Qué me vio teniendo tantas chicas?" "Podría tener una mucho mejor. Seguramente pronto se aburrirá de mí..." bla bla bla.
Que morbosas.
Cuando suena el timbre finalizando la clase, siempre soy la última en salir. Me tomo mi tiempo para acomodar mis apuntes y guardar todo ordenadamente en mi mochila. El resto siempre sale disparado a la salida. Cuando me acerco a la puerta principal, me encuentro a Michael Olivares a la distancia rodeado de un montón de chicos y chicas (en su mayoría) de distintas cursadas y carreras, incluyendo a las marmotas molestas de mi clase. Él firmaba autógrafos y en cuanto me ve, se aleja de todas para acercarse y saludarme con un beso en la mejilla bastante cerca de mis labios.
—¡Ey! —saluda y me hace señas para que nos vayamos pronto —¿Tienes pensado un lugar a dónde ir y que estemos solos? Me duele la mano de firmar cuadernillos universitarios.
—Creo que tengo uno en mente —asiento —, ¿vamos?
Cuando pasamos, muchos le dijeron varias cosas, pero por sobre todas las cosas, sentí la mirada fulminante y cómplice de aquellas que esta mañana, me ametrallaron con tanto palabrerío.
¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?
Cierren sus ojos, imaginen algo que pueda llegar a pasar entre Ellie y Michael, escríbelo en los comentarios 👇 y si acertaste en alguna situación, el próximo capítulo habrá dedicatoria: ¿Se animan a jugar? Los/as leo 😘
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