78


Capítulo 78

"La llamada alarmante para Gabriel Miller"



NARRA ETHAN


En cuanto abrí mis ojos, me encontraba en una camilla postrado con algunos vendajes en mi cuerpo, para ser más específicos, estos estaban esparcidos sobre mi abdomen, ambos brazos y en mi cuello tenia... ¿qué diablos es esto? Estaba inmóvil pero suspiré aliviado al encontrarme con Ellie sana y salva, no tenia nada a simple vista y eso me dejaba muy tranquilo, y mucho más tranquilo encontrarme con Catalina a su lado. Ambas hablaban con el doctor.

Supongo que ya no tengo que preocuparme demasiado.

Ellas ingresan y Catalina se lanza hasta aplastarme por completo arriba mio y Ellie, tomó asiento a mi lado. Estaba muy contento de verlas juntas y al parecer, en mejores condiciones de las que yo mostraba.


—¿Cómo estás, niño? —seguía abrazándome —Y como siempre, tuve que salvar tu trasero. ¿Acaso eres una maquina de buscar problemas o qué? Y tú Ellie —ahora regaña a mi novia —no sigas los pasos de este niño. Es una mala influencia.

—¿Ustedes están bien? —pregunto aun un poco preocupado, poco a poco voy recordando pequeños factores de lo que pasó. 

—¡Claro que sí! ¿Qué clase de pregunta es esa? —contesta con aire de agrandamiento y continúa: —Tuviste mucha suerte de que aparecí en ese momento para salvarlos.

—Yo —intento formular mi siguiente afirmación —recuerdo haber visto un lobo. No era como nosotros y, una figura masculina, sé que era un hombre.

—Ya no tienes de qué preocuparte —informa Ellie dedicándome una cálida sonrisa y tomándome la mano.


Tenerla en este momento conmigo me reconforta. Saber que está bien y no herida es una gran satisfacción para mí, y más si puedo contemplar una sonrisa que resplandece de tranquilidad. Ella no está preocupada y me inspira confianza. Más sabiendo que Catalina está a su lado ahora que se conocen. Sé que puedo confiar en mi hermana. Catalina es de las personas que en poco tiempo, me demostró ser sumamente fuerte, valiente y aventurada. ¡Claro que puedo quedarme tranquilo!


—Gracias —susurro —, a ambas. Por estar conmigo ahora y cuidarme. ¿Qué hora marca el reloj?

—Ahora mismo son las cinco y media de la mañana. Fue un gran proceso traerte a la clínica mas cercana, tuvimos que decir con Ellie que fuimos atacados por un ladrón al salir de una fiesta.


Asiento.

Eso me hace pensar ahora en todo lo que se me viene encima: dudas y más dudas, tengo la compulsión de escribir todo lo vivido y entrevistar a Ellie y Catalina para que me dieran más detalles de lo ocurrido. Sé que Gabriel va a matarme, y cuando prenda mi celular (está sin batería en la mochila de Ellie) va a haber quinientas llamadas perdidas y sin mencionar si mi madre se entera de todo esto. Va a venir sin dudarlo desde Argentina hasta Estados Unidos sólo por mí. 



En la mansión en fiesta, con Gabriel Miller y Hellen Schneider

NARRA HELLEN


Estaba gustosa recostada sintiendo cómo los brazos de Gabriel me envolvían por completo. Yo le daba la espalda y sentía su firme pecho chocando con mi espalda y me tomaba completamente, como si fuese suya. Bueno, precisamente esta noche lo fui. ¿Hicimos el amor? No puedo creer que este momento realmente haya sucedido.

La mano de Gabriel me toma desprevenida y pensativa y comienza a acariciarme lentamente el cuerpo; pasaba sus dedos sobre mi abdomen realizando movimientos circulares y luego bajaba a mi cintura y mis piernas, de arriba hacia abajo y volviendo a acariciarme. Era imposible no suspirar ante aquellos toques tan estimulantes. 


—Gabriel —suspiro su nombre y no es la primera vez que lo hago, sólo que ahora él está escuchándome y este momento es real.

—Buenos días —musita en mi oído invitándome a que me de la vuelta para quedarnos cara a cara, accedo —. ¿Pudiste descansar algo?

—¿Acaso descansamos algo? —respondo ante su pregunta y ambos sonreímos muy cerca, tanto que no nos impedimos besarnos una vez más. 

—¿Puedes pasarme mi celular? Quiero saber la hora y qué ha pasado en nuestra ausencia —declara Gabriel y busco entre el suelo, allí lo veo, cerca de mi ropa interior. Se lo entrego.

—¡Wow! —se sorprende —Son las cinco y media de la mañana. Y al parecer sí, tengo un mensaje de Damian que me lo envió a las una de la madrugada.

—¿Es algo importante? —pregunto curiosa intentando buscar mi ropa interior y la de Gabriel, para tenerla ordenada.

—¡No puede ser! —rechista tomándose la cabeza y eso me alarmaba —Este mensaje me dice que él se fue con Ellie de la fiesta para ir a la casa. Después de eso no tengo mas novedades, ni un sólo mensaje. ¿Tienes alguna noticia de Ellie? 

—No —niego con la cabeza sentándome sobre la cama —, únicamente un mensaje que dice que iría a casa de Damian. ¿Crees qué llegaron bien?

—Estoy seguro que habrán pedido un Uber, no son tontos —me tranquiliza la respuesta de Gabriel asi que me acuesto a su lado, acurrucándome sobre su pecho.


Él me recibe y me tapa con una sábana, las mañanas siempre son frescas. Continuó acariciándome el brazo y el hombro, y sé que si sigue así me darán ganas de ir por el quinto round nombrado mañanero. Miro sus tiernos cabellos rubios con amor y sin previo aviso, planto mis húmedos labios sobre los suyos para humedecerlos. Él me toma de mis glúteos y los presionaba con fuerzas; los masajeaba, apretaba y en ocasiones, alguna que otra nalgada sonora se le escapaba. 

Esto realmente me estaba excitando hasta que, mi estímulo se quedó al colapso cuando mi celular comenzó a vibrar: una llamada proveniente de Ellie. Claro que no la iba dejar esperando, quería quedarme tranquila de que ella haya llegado bien a la casa de Damian y Gabriel.


—¿Hola, Ellie? —pregunto —Leí tu mensaje, ¿llegaste bien a casa de Damian?

Hellen, pasaron inconvenientes. Estoy en el hospital con Damian —al escuchar esas palabras comienzo a alarmarme y Gabriel lo notó.

—¡¿Cómo que estás en el hospital?! —exclamo con firmeza —¡¿Qué pasó?! 

No te asustes. Estamos bien, sólo que Damian fue atacado —casi me da un paro al corazón al oír tales palabras —Necesito que ubiques a Gabriel y le informes esto, no es grave, pero es mucho mejor si lo hablamos personalmente

—¿En dónde están? —pregunto intentando asimilar esta noticia. 

Te enviaré la dirección de lugar por mensaje, solamente debes activar la ubicación y el navegador —responde Ellie —, estate con Gabriel.


Ella me corta. 

Y ahora lo que se viene. Cuando volteo, Gabriel está mirando hacia abajo como si hubiera escuchado toda la conversación y evidentemente, recién me percato que puse la llamada de Ellie en altavoz. Nos miramos y sin decir nada, nos apresuramos en vestirnos e ir directamente a donde Ellie nos envió la dirección.

Supongo que el mañanero quedará para otro momento. 



En camino a la clínica en auto con Gabriel Miller y Hellen Schneider

NARRA GABRIEL


Ambos nos encontrábamos en silencio.

En la llamada, Ellie no dio muchos detalles del estado de mini Ethan mas que decirle a su hermana que estaban en un hospital tras seguramente recibir un ataque de esas cosas extrañas que andan pasando y que era mejor hablarlo en persona. Sólo espero que ese maldito mocoso no se haya transformado. Las primeras transformaciones son las más complicadas para un lobo, puesto que al no acostumbrarnos a una anatomía y estructura ósea, muscular y corporal distinta a la forma humana, por momentos nuestro cuerpo solamente siente "rechazo". Si él completo su transformación, deberá descansar hasta que todo en su interior se acomode. Ethan y yo solíamos transformarnos muy seguido, tanto que es una costumbre hacerlo cuando la situación lo amerita. 

Aprieto el volante de tan solo pensar en las estupideces del mocoso y en qué tan grave será su estado físico. Intento calmarme, Hellen también está asustada por su hermana y quisiera darle ánimos de contención. 


—Seguramente estarán bien —destaco y ella voltea a verme, se hallaba mirando el paisaje desde la ventanilla en el asiento del copiloto.

—Estoy segura que sí, Ellie estaba muy tranquila —responde —, y créeme que cuando algo anda muy mal, no sabe disimularlo.

—¿Entonces hay algo qué te anda inquietando? —cuestiono mirándola pero sin perder de vista la ruta por donde manejo.

—Es una duda, pero me apena mucho decirla —explica y noto cómo se pone nerviosa —, ¿por casualidad... usaste condón? 

Al escuchar su pregunta que al parecer la andaba inquietando, me rio y respondo: —¿Eso era lo qué te estaba preocupando? No deberias apenarte en decirlo, pero la verdad es que no usé protección. 

—¡¿Qué?! —reclama abriendo enorme sus ojos y yo estallo de la risa —¡No te rías, baboso! ¿Quiere decir que...?

—No acabé dentro, no te preocupes —aun no puedo parar de reir —, en todas las veces terminé fuera. Algunas fueron en tu ardiente cuerpo.

—¡Gabriel! —vocifera tapándose la cara de la vergüenza y yo, nuevamente vuelvo a estallar de la risa.


A excepción de mi manada, nunca nadie me había hecho reir tanto como ella lo consigue. Y mucho menos, en situaciones drásticas como esta. Es curioso, raro y tentador al mismo tiempo, pero para bien. Aunque aun me aterra un poco dar ese paso que, honestamente cambiará mi vida por completo, ahora sé que necesito pensar si estoy listo.






¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?

No sé ustedes, pero yo apoyo fuertemente el #TeamHellenxGabriel , aunque lamento decirles que habrá un poco de drama entre esta pareja antes de que se formen de manera oficial. No agrego más detalles. Casi estamos por llegar al capitulo 80 (ochenta) y eso significa una palabra: FINAL.

¡A no desanimarse! ¡Mis ganas de escribir siempre están activas!


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