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Capítulo 29
"Quiero pedir disculpas, no fue mi intención"
NARRA HELLEN
Estaba hablando de miles de cosas al mismo tiempo; estudios, universidad, actividades de la casa, incluso mis ejercicios y Damian asentía y me escuchaba, hasta que ¡Pum! Damian salio corriendo sin saber el porqué.
¿Se habrá asustado?
Salí corriendo detrás de él pero avanzaba a pasos acelerados y no pude alcanzar su veloz ritmo. Estaba realmente sorprendida, con mi entrenamiento no es posible que no pueda alcanzar a un ser humano. Estaba exhausta y mi vista llegó a visualizar a Ray, él se encontraba sentado en un banco solo, tocándose la cabeza.
—¿Ray? —lo llamé por su nombre y se giró para mirarme —¿Y Ellie? ¿Qué pasó que no están juntos?
—Nada —contestó seco y supuse que algo andaba mal, así que me acerqué para sentarme a su lado.
—¿No querés hablar conmigo?
—Me comporté como un idiota con Ellie. Eso pasó. Fui un imbécil, la presioné, insistí cuando se que ella jamás se ha volteado a verme como yo la veo a ella y arruiné todo.
—¿Qué pasó con ella?
Él estaba nervioso. Lo podía presentir. En cuanto le pregunté por mi hermana esperando una respuesta mucho más específica a lo qué pasó endureció sus puños y su cuerpo entero se tensó. Como si le costara decirme los hechos y darme una explicación.
—¿Ray, qué pasó con Ellie? —insistí una vez más.
—Simplemente me confesé e intenté besarla. Besarla de una manera brusca, a mi parecer. Y sé que me excedí porque me lanzó por los aires.
—¿Cómo que te excediste? —subí mi tono de voz, Ray puede ser mi mejor amigo pero no puedo permitir que trate así a mi hermana.
—Solo le agarré la mano y quise besarle. Con excederme me refiero a que no puedo presionar así a una persona, puedo jurar que no eran mis intensiones. No sé qué me pasó.
—Está bien, por el momento déjame hablar con ella y después le pides disculpas.
—Ni siquiera me da la cara de verla a los ojos —suspiró afligido —. Encima me empujó con una increíble fuerza que desconocía.
Ese es el gran problema de Ellie.
Ella no sabe bien cómo controlar sus impulsos cuando se siente amenazada o en una situación comprometedora y esto ya ha pasado dos veces; en una ocasión, cuando convivíamos en Buenos Aires en casa de nuestros abuelos, un niño del jardín de infantes tenia la costumbre de jalar el cabello de Ellie despeinandola y haciéndola llorar. Un día le dio fin a eso cuando de la nada, se abalanzó sobre el niño maleducado y le mordió la mano.
Y en la segunda fue cuando ya estábamos conviviendo en Estados Unidos, un hombre intentó robarle la mochila y entre los nervios y la tensión del momento, Ellie llegó a quebrar dos huesos de ese hombre (cúbito y radio, para ser más específica).
Por momentos me convenzo a mí misma que Ellie no sabe controlar su lobo interior. Lo he consultado con mamá pero ella sólo dice que nunca va a necesitar transformarse y demás, y yo no lo creo así.
—Igual —habló Raymond logrando que lo mirara —me merezco su golpe. Digo, fui un idiota.
—Nada justifica la violencia. En estos momentos yo misma me estoy conteniendo para golpearte porque sé cuanto le afectan estas situaciones a mi hermana, la conozco. Ademas, confié en que no ibas a intentar nada.
—¡Ya sé! —resopló nervioso —¡Y también te pido una disculpa! ¿De acuerdo? Sé que actué mal, muy mal. Sé que confiaste en que este día iba a salir esplendido para que pudieras conocer más a Damian y lo arruiné. ¡Ya sé, Hellen!
Nunca lo vi tan molesto.
Tan molesto con el mismo. Sé que no viene al caso decirle ahora sus errores o discutir con él porque solo va a empeorar la situación. Ray ya es consciente de sus recientes errores y eso es lo que más lo está torturando: darse cuenta tarde de las cosas.
Sólo lo abracé. Lo abracé y acaricié su cabeza, aunque se quejó por el golpe que se dio seguramente cuando Ellie lo mandó a volar.
—¿Qué pasó con Damian? —dijo sonando su nariz, sabia que estaba conteniendo sus ganas de llorar.
—¡Damian! ¡Ay Dios, me olvidé de él por completo! —exclamé llevando mis manos a mi rostro.
—¿Qué pasó con él?
—Eso es lo que yo misma me pregunto, no sé qué pasó con él. Estaba hablando como siempre y de la nada, salio corriendo.
—¿Y si fue a buscar a Ellie? —preguntó Ray.
—¿A Ellie? ¿Cómo la va a ir a buscar si se supone que tendría que estar con vos? —agregué pensando una razón más lógica.
—¿Vamos a buscarlo?
—¡Vamos! Y no solo a él, tenemos que buscar también a Ellie, quisiera hablar con ella.
Nos levantamos y Ray extendió sus brazos para estirarse y su espalda emitió el crujido de sus huesos. No quiero imaginarme cuánta fuerza habrá usado Ellie y mucho menos imaginarme el momento exacto cuando ella lo lanza para que quedara así de arruinado.
Hicimos unos pasos para salir del jardín y a la distancia sentí que Ellie se acercaba acompañada de Damian. Estaba aliviada de verla sonreír y que él estuviera acompañándola, quizás seria más fácil hablar con ella y arreglar todos los malos entendidos.
Puede que el día no esté tan acabado.
Ellos se acercaron y decidimos terminar con este juego. Los cuatros fuimos a buscar las cosas que Ray compró y eso se basaba en un montón de chocolates y galletas (muchas eran las favoritas de mi hermana) y luego fuimos a buscar mis cosas que eran los snacks y unas bebidas.
Ray en un momento se acercó a Ellie para pedirles disculpas y ella las aceptó. Me sorprendió verla tan renovada desde que vino con Damian y me alegra ver que Ellie está socializando con las demás personas. Estoy segura que todo se debe al chico misterioso que ella conoció y bueno, aun no sé quién es pero ese chico si que hace milagros.
¡Buenas, pulgas picaronas y salvajes! ¿Cómo están?
¿Piensan que Ellie debería considerar contarle a la hermana que conoció a mini Ethan ya mucho antes? Ella se lo ocultó porque no quería que su hermana supiera que se trata justamente de él de quien ella se estaba interesando hasta conocerlo en más profundidad.
¡Espero que disfruten de la lectura tanto como disfruto escribirla!
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