80
Capitulo 80
"El fin de este enfrentamiento"
Leannie aceleró su paso en dirección a la casa de Luca, tal cómo Ethan se lo había ordenado. Intentó correr lo más rápido posible pero a pesar de usar todas sus fuerzas, sabia que los Omegas no detendrían a ese sujeto. Ella podía presentir que se trataba de un lobo muy poderoso. Sin embargo, no se detuvo, dirigió una de sus manos a la manito pequeña de su hijo y ella debía luchar en estos momentos, por él.
Sin detenerse ni un segundo, incluso daba saltos esquivando las grandes rocas y los enormes árboles, suspiró aliviada al sentir que por fin llegó a casa de Luca. Intentaba recuperar el aliento poco a poco cargando sus pulmones con grandes bocanadas de aire. Tomo la perilla de la puerta con su mano y entró.
Una oscuridad enorme la rodeó a ella y unas manos la tomaron de la boca para que no gritase y arrastró a Leannie hasta la profundidad de esa casa oscura. Ella intentó girarse y pudo apreciar el rostro de Samantha, quien le indicaba que haga silencio.
—No tenemos mucho tiempo, Leannie —indicó Samantha guiándola al interior de la casa —. Ese hombre ya viene, y es muy peligroso.
—Sam, necesito que me hagas un favor —pidió la pelinegra desabrochando el cinturón que la conectaba con su mochila donde cargaba al bebé.
—¿Estás segura de querer enfrentarlo? —preguntó insegura la Betha.
—Sí, si no lo detengo, podría hacerte daño a ti y a mi hijo —confirmó decidida Leannie —¡Y no lo voy a permitir!
—Leannie —suspiró Samantha con sus manos temblorosas abrazando a Leannie —, cuídate.
Leannie salió de la casa confiando la vida de su bebé a Samantha, la cual se quedaría, pase lo que pase, cuidando del hijo de ella y Ethan. Al salir, se quita su abrigo, cierra sus ojos y se concentra en la presencia que estaba acercándose. Ese misterioso que cubría su rostro con una máscara negra nombrado Sombra había acabado con todos los Omegas, el olor de la sangre que desprendía incluso considerando la distancia era notable.
Narra Leannie
He estado entrenando durante un año, intenté desarrollar todas mis habilidades. Este es el momento, es el momento de proteger a quienes aprecio.
Presentía cómo Sombra no se apresuraba en llegar junto a ella, y eso le daría tiempo a que pudiera concentrarse para poder transformarse. Durante los entrenamientos, ella ha aprendido diversas técnicas para poder encontrar su auténtico lobo interior, y precisamente en este momento, ella debía conectarse con él. No obstante, aun no lo dominaba por completo y es posible que su lobo interior, termine dominándola a ella.
—Los voy a proteger —susurró Leannie para terminar de quitarse toda sus prendas, incluyendo su ropa interior —, se los prometo.
Se recuesta en el suelo, apoyando su espalda en la tierra y con sus manos, comienza a juntar tierra y hojas para cubrirse con estas. Cierra sus ojos y se concentra. Para no perder aquella estabilidad emocional ni los recuerdos, Ethan le aconsejó que antes de transformarse piense en los momentos más bonitos.
Leannie cerraba sus ojos y controlaba su respiración; en su mente se proyectaba el momento que conoció a Ethan por primera vez, el momento en el que Ethan la besó e hicieron el amor. Recordó cuando conoció a Emilia y ella intentaba acercarse a esta. Las muestras de afecto de Emilia estos últimos meses no pasaron desapercibidos. Recordó cuando Gabriel enfrentó a Adam por defender el nombre de Ethan.
Adam.
En ese momento, su mente proyectó recuerdos de su pasado, cuando ella era una niña y se escapaba para jugar con Arthur y Adam. Pero aquellos lindos recuerdos se vieron desvanecidos al pensar cómo una espada atravesaba a Adam por manos de Arthur.
Leannie da un alarido de dolor y se reincorpora, se toma la cabeza y comienza a gritar de angustia. Sentía cómo su cuerpo era un tormento de aflicción, pena y pesadumbre, recordando los peores recuerdos de su vida, dejando que estos, la dominen.
Ella abre sus ojos y sus ojos eran de color celestes totalmente intensos, blanquecinos. Incluso brillaban. Sin embargo, las expresiones de su rostro semblante demostraban que se encontraba apagada, cómo si se tratara de una persona fría, sin sentimientos.
—Pero que escena tan desagradable para ser la descendiente de Arsenio —dio una pequeña risilla —, estas hecha un desastre. Tranquila, yo puedo sacarte de tu sufrimiento en el que pareces estar envuelta.
Desabrocha su capa dejando que el viento la arrastrara por la tierra, y de su cintura, cargaba una espada. No era una espada grande, parecía ser cómoda y ligera de cargar. Al sacarla, se aprecia el filoso acero brillando, amenazando con dañar a Leannie. Se acercaba a pasos lentos mientras aquella muchacha, estaba de rodillas en el suelo húmedo de forma encorvada.
—¿No dirás nada, pequeña? —se acercó a ella hasta quedar a unos cuantos centímetros de distancia.
Toma con firmeza su minúscula espada y se permitió apreciar una vez más a la persona que tenia enfrente, y evidentemente se trataba de la descendiente del Clan de Arsenio. Su extrañeza al notar que no había desesperación en su ser, comenzaba a angustiarle. Estaba por ser asesinada y ni siquiera pronunciaba una palabra o daba una mínima señal de intentar defenderse.
Intentó no dejarse dominar por la indiferencia de la joven Alpha que tenia frente a él y se dispuso a cortar su cabeza para acabar con ella. A pesar de haberla atacado con todas sus fuerzas, Leannie detuvo el impacto tomando con su mano el filo de la espada.
—¡Imposible! —demandó observando cómo su espada no cortaba su mano, sólo goteaba sangre —¡¿Cómo es qué no te está cortando?!
—Pobre imbécil —musitó ella con una voz oscura y apagada, cómo si estuviera siendo poseída por alguien más.
Ella se levanta y Sombra, intentaba aplicar más fuerza para permitirse cortar su mano pero era imposible, la fuerza de ella era superior e incluso cada segundo que pasaba, su fuerza se incrementaba mucho más. Los nervios de este hacían que su serenidad desapareciera poco a poco y su egocentrismo o su aire de confianza, se desvaneciera.
Estaba tan concentrado en la increíble fuerza de ella que se distrajo no ahora mirando su potencia, sino, que la mano que sostenía el filo de su espada era una enorme garra negra. No tardo mucho en que Leannie, con su otra mano libre, le dio un puñetazo en el estomago, haciendo que Sombra cayera al suelo expulsando una linea de sangre sobre la comisura de sus labios.
—Im...Imposible —asimiló tumbado en el suelo —, este es el increíble poder de un Alpha.
—¿Poder, dices? —ella se subió encima de él ahora teniendo en su poder la espada —Pobre imbécil, esta es mi figura humana, todavía.
Clavó sin remordimientos aquella espada en la garganta de Sombra. Él no pudo detenerla ya que su poca resistencia y el efecto del puñetazo que le había dado anteriormente, le ha afectado. Intentó sacarse la espada de su garganta pero ella no se lo permitió, y la clavó más en profundidad.
Una sonrisa sádica se formó en el rostro de Leannie al sentir cómo su cuerpo comenzaba a moverse desesperadamente cómo una pequeña mosca siendo atrapada en la tela de una araña. No accedió a quitarle esa peligrosa arma de su cuello hasta que este, dejara de moverse.
El cuerpo de sombra quedo sin vida y la oscura y penetrante mirada de Leannie se apagó unos segundos.
—Esto ya no es divertido —susurró reincorporándose y perdiéndose en el bosque.
Mientras tanto, con Ethan y su equipo de Bethas
Ethan corría velozmente dispersándose en el bosque, un equipo de Bethas se dirigía por una zona distinta pero al fin y al cabo iban al mismo punto de encuentro. Pensaban rodear a los Bethas que disparaban con arco y flecha y averiguar si ojos de águila, un famoso lobo reconocido por su gran visión, estaba detrás de todo el asunto.
En el camino, Ethan se encontró con un Gabriel desesperado y exasperado. Estaba tan consumido por sus sentimientos negativos que ni siquiera notó la presencia de Ethan y de los Bethas que lo acompañaban. A su lado, se hallaba el cuerpo sin vida de un hombre ante un charco de sangre que desprendía de su cabello.
—¡Gabriel! —se acercó Ethan a este tomándolo de los hombros —¡¿Qué está pasando?!
—Se trata de Emilia, recibimos un ataque de unos Bethas desconocidos y ella...
—¡¿Ella qué?! —gritó el Alpha.
—Se ha perdido, no sé dónde está, no puedo sentir su aroma. Necesito encontrarla, Ethan.
—¡Mierda! —fulminó —Si nos desviamos o separamos, vamos a perder. Gabriel comprende que tenemos que estar juntos.
—Por favor, Ethan —suplicó Gabriel casi con su voz entrecortada —. Necesito encontrarla.
—Vayan con Gabriel, pero bajo una condición y escúchame bien —ordenó Ethan —. Buscarás en la zona de estos alrededores pero si no está, necesito que se vengan todos, ¿me oíste? ¡Todos! Todos se dirigen rápidamente a la zona sur.
—Está bien. Gracias —asintió Gabriel.
La mitad de los hombres de Ethan, aproximadamente unos seis lobos acompañaron a Gabriel, quienes partieron al rumbo opuesto en dirección al Alpha. Ethan, por otra parte, acompañado por el resto de los Bethas encaminaron velozmente a la zona sur donde sospechaban que podían encontrarse con un peligroso lobo.
Ethan aumentaba su velocidad corriendo tan rápido cómo los Bethas que estaban convertidos en lobo y seguían sus pasos. Ellos intentaban no correr en línea recta, sino formando un "zic zac" escabulléndose en los árboles, para evitar cualquier flecha recta que vaya en su dirección. No pasó mucho para que una flecha se apuntara entre las piernas de Ethan pero él, con gran habilidad terminó esquivándola y cayendo al suelo.
No tuvo tiempo para levantarse ya que esa flecha, estaba acompañada de otra. No obstante, no logró su cometido de lastimar al Alpha ya que un Betha se interpuso.
—¡Benjamin! —gritó Ethan —¡Mierda!
Narra Ethan
Tenemos que avanzar y ser mucho más astutos. Debemos llegar con fuerzas para combatirlos cuerpo a cuerpo, ellos no podrán ganarnos de esa manera. El verdadero problema podría llegar a ser si mis sospechas se confirman y ojos de águila esta detrás de todo esto.
Corrieron con todas sus fuerzas, sin detenerse a pesar de que algunas flechas, si llegaban a darles. Pero una característica muy importante que representaba al Clan de las tinieblas es por su fortaleza, y no la física, sino gran y enorme espíritu qué fue el que Ethan forjó en cada uno de ellos durante tantos años. Ethan cuidó y siempre intentó tomar con responsabilidad su manada.
Sin importarles su estado, ellos debían luchar para sobrevivir. Muchos de ellos poseían familias y por ellos, iban a luchar, para que su manada tenga un mañana.
Al llegar y cruzar unas zonas rocosas, pudieron alcanzar a ver que se trataba de unos quince jóvenes Bethas que inútilmente sostenían un arco y en el suelo, esparcidas las flechas. Ethan ordenó atacarlos y sin pensarlo, los lobos se abalanzaron sobre estos. El Alpha no perdió el tiempo y también se transformó.
Los compañeros de Ethan eran mucho más fuertes, así que pudieron acabar con el resto del personal, aunque no fue fácil. A pesar de su ímpetu, no había que olvidar que se enfrentaban ante lobos, y aunque no estaban en su total forma, oponían resistencia.
Ethan no estaba tranquilo, presentía que el peligro los acechaba de una forma sigilosa. Olfateaba pero era imposible sentir otro aroma cercano ya que la sangre de todos se mezclaban generando confusión. Se encontraba perdido enfocando sus celestes ojos en todas direcciones. El ruido de las alas de los pájaros revoloteando o las diminutas alas de las moscas no pasaron por alto.
Una flecha se clavó en la pierna de Ethan y todos los Bethas se pusieron en modo alerta, pero fue el Alpha quién supo dónde estaba: a unos cuantos metros de distancia se encontraba encima de un árbol un hombre de tez morena y sus ojos dorados delataron que se trataba del lobo con mejor visión.
Narra Ethan
Ojos de águila...
¡Buenas lobitas lectoras y lobitos lectores! ¿Cómo están?
Desde un principio tenia pensado terminar con esta historia en el capitulo 70, pero mi mente comenzó a derrochar imaginación y más escenas y dije: "en el capitulo 80 esto termina". Y bueno, aquí estamos, preparando un nuevo capitulo más.
¡El Alpha de las tinieblas no quiere irse aun!
—🐺
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