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Capitulo 35

"Primer beso (parte uno)"




Leannie se adentra por obligación al cuarto de Arthur mientras este asegura la puerta con llave para evitar que escapara. A la joven le llamó la atención el vestido tendido sobre la cama de Arthur; era delicado y estaba en perfectas condiciones.


—¡Quiero que te pongas ese vestido! —Ordenó Arthur.

—¿Por qué? —Pregunta desconfiada mirando una vez más el precioso vestido.

—Si te digo no será más una sorpresa. —Suspira y avanza un paso hacia ella mientras que al mismo tiempo, Leannie retrocede un paso. —No hagas que yo mismo te ponga el vestido. —Da un paso más hacia adelante. 

—¡Puedo hacerlo sola! —Al mismo tiempo que da un paso hacia atrás pero se tropieza cayendo en la cama.

—Entonces hazlo rápido. —Da un paso más hacia ella sembrando el temor de la joven. —No dudes que no me atrevería a quitarte cada prenda de tu cuerpo. Apuesto a que a Griffin no le hará ninguna gracia que otro toque lo que cree que es suyo. —Se acerca aun más a ella. 

—¡Puedo vestirme sola! —Lo que menos quería lograr era provocar una situación incómoda y poco agradable para su gusto.

—No solo quiero que te vistas. —Sugirió Arthur mientras miraba su reloj. —Quiero que te duches y lo harás en mi baño. Solamente tienes diez minutos para hacerlo.


Narra Leannie

Esto es una mala idea y me da muy mala espina

¡Está loco si cree que me ducharé en su baño! 

Pero... si no coopero podrán pasar cosas aun peores y... 


—Está bien. —Termina aceptando y con mucha desconfianza se reincorpora de la cama para quedar frente a Arthur. 

—Solamente diez minutos. No me hagas ir a por ti. —Sonríe. 

—Permiso. —Rodea sus ojos para ir directamente al baño, sin dudas pensaba que necesitaba una ducha. Cuando intentó cerrar la puerta se dio cuenta que Arthur tenia la llave y eso logró ponerla alerta. Le disgustaba la idea de bañarse en una ducha ajena y tener cerca un hombre que le ponía los pelos de punta, y no de la forma que lo hacia Ethan. 


Corroboró de que hubiera un toallón para envolver su cuerpo, y se alivió al saber que había solamente uno y parecía ser el toallón personal de Arthur y enseguida, su cara de desagrado se hizo notar.


Narra Leannie

¡Maldición! Es de Arthur y tiene su aroma. ¡Apestaré a él! 


Mientras tanto, Arthur se acomodó en su cama, sentándose e inspeccionando su reloj. Aun quedaba un poco de tiempo y prepararía inmediatamente a Leannie como cereza del postre para su plan. 


Narra Arthur

Tengo la certeza de que Griffin vendrá. Está claro que no dejará a su fiel compañero y a su adorada y preciosa Leannie aquí, y mucho menos con otro hombre

Pero pagará el haberme quitado a Leannie desde un principio. Si él no hubiera aparecido y yo me hubiera escapado con ella de seguro nuestro destino pudo haber sido otro. Yo jamás hubiera sabido quién era Leannie y ella jamás se hubiera fijado en otro.

Griffin me arrebató mis sueños, mis deseos de estar con una persona que vale la pena, y supe que ella ya no sentía lo mismo desde el momento que vi sus ojos y su brillo al mirarme, no era el mismo.


La expresión de su rostro mostraba furia por instinto. Al mismo tiempo, cerraba sus puños con fuerzas y apretaba su mandíbula.


Narra Arthur

¡Sí Griffin no hubiera aparecido en mi vida todo seria diferente! ¡Mi rumbo hubiera sido distinto!

Ahora me veo obligado a hacer que mis abuelos se sientan orgullosos de mí, del hombre el cual seré toda mi vida y casarme con una mujer que no amo para que mis padres me vean con honor.


La puerta se abre y sale Leannie con un toallón que envolvía su cuerpo. 


—¿No tenias otra cosa para que pueda secarme? 

—¿Te molesta usar mi toallón personal? —Mientras se levanta de la cama.

—Sí. —Afirmó Leannie mientras unas gotas de su pelo caían sobre su cuerpo aun húmedo.


Arthur camina hasta su armario y abriendo un cajón, dejando a la vista muchas toallas, saca una. Claramente si tenia pero quería que Leannie utilizara el de él. Se acerca hasta ella y comienza a secar delicadamente su cabello para que dejara de gotear. 


—Puedo hacerlo sola, Arthur. 


Narra Arthur

Y ahora mismo, me veo obligado a odiarla. Ella es mi enemiga. Sin embargo, no puedo hacerlo del todo. Hay algo en su mirada que me cautiva, como cuando eramos niños.


Él continuaba secando el cabello de la muchacha sumergido en sus pensamientos de odio y rencor hacia Ethan. Pensaba que si este no hubiera aparecido para llevarse a Leannie esa misma noche, él pudo haber escapado y formar una nueva vida; alejado de todas las verdades que los rodeaban pero no sabían.


—¡Arthur! —Ella lo detiene tomándolo del antebrazo para que se detuviera. —¡Es suficiente! ¡Puedo hacerlo sola! 

—Sí, perdón. —Se adelanta hasta la puerta principal y mira su reloj. —Solamente tienes veinte minutos, cuando estés lista, golpea la puerta. —Se retira de la habitación dejando a Leannie sola para que pudiera alistarse.


Afuera de la habitación se encontraban los hermanos Vurugahma, líderes actuales del Clan:

—¿Está listo el Betha? —Pregunta mirándolos a ambos.

—Sí. Su mujer esta impaciente buscándolo. —Pronunció Mirco. —Los invitados están a punto de llegar y lo solicitan en la entrada. 

—Enseguida iré, estoy esperando a Leannie, ella es el toque final de mi plan y estará conmigo. 

—Como ordenes, Arthur. —Ambos se retiran desapareciendo por el largo pasillo. 


Narra Arthur

"Su mujer..." ¿Seré capaz de amar a la persona que tengo a mi lado? 

Aquella mujer que hoy se convertirá en MI mujer... ¿seré capaz de amarla? 


Leannie golpeó suavemente la puerta indicando que ya se encontraba lista. Al escuchar sus leves golpecillos abre la puerta y le ofrece su brazo para ir juntos. Ella desconfiaba pero, después de unos segundos y mirarlo a los ojos, terminó por aceptando su invitación.


Narra Leannie

¿Estará bien esto?, me refiero a estar aquí, con una persona que dice odiarme, tomados del brazo y dirigiéndome vaya a saber dónde vistiendo este vestido.


Ellos continuaban caminando con sigilo y en silencio sobre aquellos pasillos pocos iluminados. Al parecer, no había rastro de personas entre esa cercanía. Estaban completamente solos.


—¿En qué piensas? —Preguntó Arthur logrando que Leannie saliera de sus pensamientos mientras caminaban a paso lento.

—En nada importante. —Contestó. —¿Hacia dónde estamos yendo? 

—En unos minutos lo veras. —Apretó el brazo de la joven a lo que ella dirigió su mirada hacia su rostro. —Solamente diré tres simples reglas antes de llegar; —A la distancia se observaba una gran puerta color bordo. —Primero quiero que te quedes en silencio y a mi lado, siempre. Segundo, no intentarás nada, ni mucho menos un acto heroico. 


Estaban ya frente a las grandes puertas. Los barullos y el sonido de muchas personas hablando podían sentirse muy alejadas. Las últimas palabras de Arthur hicieron que ella se sienta cohibida. Podría encontrarse con los peores horrores tras la puerta y sabia que intentar hacer lo contrario tendría sus consecuencias.


—Por último —Apoyó su mano sobre la puerta y tomó una larga bocanada de aire para luego, suspirar. —Voy a cumplir mi promesa. Ten. —Le ofrece un antifaz negro lo cual recibe y se lo coloca.


Dichas palabras dejaron a la pelinegra dislocada. Las enormes puertas se abrieron y muchas personas comenzaron a aplaudir. Familias importantes y de apellidos poderosos estaban presentes esta noche. Sin embargo, los invitados continuaban llegando y todos lucían máscaras o antifaces.

Arthur no soltaba el brazo de Leannie en lo absoluto, pues tenia que ser muy precavido ya que sentía que Ethan e incluso aliados de él, estarían presentes esta noche.

El personal de la entrada eran dos Bethas musculosos y enormes, ellos le daban la bienvenida a todas las personas que comenzaban a llegar. Entre tanta gente, se hizo presente una preciosa castaña que a más de uno, lo ha dejado sin aliento. Ella tenia unos ojos dorados intensos al igual que su acompañante, una Alpha morena que también desprendía belleza.


—Bienvenidas señoritas. —Acotó un Betha. —Por favor, pasen —Extiende su mano para indicarles que se adentren a la mansión.

—¡Muchas gracias! —Hace una pequeña reverencia la castaña y logran entrar. 

—Hiciste un buen trabajo en conseguir estos vestidos, los antifaces y los lentes de contacto.

—Gracias, pero aun así todo esto me parece extraño, quiero decir, nos dejaron entrar muy fácilmente, ni siquiera nos preguntaron nuestros nombres o de dónde venimos.

—Tal vez, es lo que Arthur quiere. 

—Espero que Ethan esté bien. —Pronunció con preocupación la castaña.


Mientras tanto, en la última habitación del piso de arriba, con Ethan Griffin


—¡Mierda! —Masculló Ethan al mirar su traje cubierto de tierra. —Si Emilia llega a ver esto me va a matar. 


Narra Ethan

No escuchó por el momento ruidos o siento alguna presencia cercana, supongo que están todos debajo, en la fiesta o afuera, haciendo guardia. Sin embargo, es curioso... es curioso que pude aludir a los guardias de una manera tan fácil...

Tan fácil que asusta.


Ethan se acercó hasta la manija de la puerta y dudó unos segundos en abrirla. Sospechaba profundamente que el plan de escabullirse por las habitaciones vacías (ya que todos estarían en la fiesta) daría resultado de una forma tan sencilla.

Él no podía sentir si había una persona detrás de la puerta ya que esta no permitía esa facilidad. Aun así, apoyó su oído, cerró sus ojos y comenzó a escuchar una muy alejada respiración.


Narra Ethan

¡¿Sabrán que ya estoy aquí?! 

Tal vez están haciendo guardia en estas zonas de la casa. Serian muy tontos si no lo hicieran, con la facilidad con la que eludí los guardias del jardín.


Al abrir la puerta, un Betha vestido de negro, le lanzo un dardo con veneno:

—¡Señor Arthur! —Informó el Betha a través de una llamada. —¡Ethan Griffin esta conmigo! 

Ethan cae de rodillas al suelo.


Narra Ethan

¡NO VOY A DEJARME ACABAR ASÍ! 

Leannie...


Este de repente deja escapar un rugido que pone alerta al Betha y al mirarlo, Ethan dejaba al descubierto sus dientes filosos. Rugía de dolor mientras continuaba de rodillas retorciéndose en el suelo.


—Necesito refuer... —Se vio interrumpido cuando Ethan salto sobre este y atacó su cuello. Acto seguido aplastó con su mano aquel aparato para que dejara de comunicarse.

—Los malditos hijos de puta están en camino. —Se sienta sobre el suelo, al lado del cadáver del Betha junto a un charco de sangre y se quita aquel dardo más parecido a una minúscula aguja. —¡Mierda! 


Narra Ethan

Ya se acercan...


Fin del capitulo 35






¡Buenas, lobitas y lobitos traviesos!

Me temo que estoy un tanto apurada, tanto que ni pude corregir las faltas de ortografía, pero en cuanto llegue a casa, lo haré. Este es uno de los capítulos mas largos que he escrito así que solamente dejaré este el día de hoy pero no se preocupen, prometo subir dos (o si estoy muy inspirada) tres capítulos mas cuando regrese a casa que sera entre el jueves en adelante. 

¡Que tengan un bonito día o una bonita noche de lecturas!


—🐺

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