16


Capítulo 16

"Tan desdichada"




Narra Leannie

Es de mañana, a juzgar por la poca luz solar, debe ser muy temprano.


Leannie estaba despierta, sus ojos miran el reloj que se encontraba en su mesita de luz a un costado de la cama y se da cuenta que son las seis y cinco minutos de la mañana.


Narra Leannie

Habré dormido con mis prendas todas empapadas, mojé simplemente toda la sábana.


Decide levantarse y se quita cada una de sus prendas, incluso su ropa interior y desnuda, entra al baño. No se había detenido a mirar lo elegante que era, tanto como los que usaban los Alphas o Bethas adinerados en su ciudad. Cada cosa que observaba era una duda más que tenía.


Narra Leannie

¿Por qué una Omega como yo está disfrutando de esto? ¿Asi qué así es la vida de un Alpha? ¿Y qué hago conviviendo con un Alpha si no es para ser su esclava o sirvienta?


El agua caliente caía sobre el delicado cuerpo de la muchacha. Cada gota que mojaba su suave cuerpo era una duda más que tenía.


Narra Leannie

¿Por qué... Ethan tiene mis ojos? ¿Es un Alpha, un Omega? ¿Por qué usa lentes de contacto? Aunque no podría dudar de sus habilidades, posee más fuerza que cualquier Alpha que he conocido, incluso yo no puedo sentir su presencia.

Ethan...

¿Por qué te pienso día y noche? él es sinónimo de misterio y secretos. ¿Será qué... eso es lo que más me atrae de su apariencia?


Leannie terminó de ducharse. Se envolvió con una toalla y terminada de secarse se puso una camiseta color crema y un buzo tejido. Bajó lentamente las escaleras, era muy temprano y sabía que Ethan podría llegar a estar durmiendo aun. Sin embargo, no sintió que Ethan estuviera por la casa.


Narra Leannie

No siento su presencia... ¿Seguirá durmiendo o...?


La puerta de su despacho estaba entre medio abierta. Ella entró. Estaba demasiado ordenado y cada pertenencia colocado en su debido lugar, aunque no había mucho.


—¿Qué haces aquí? —haciendo que ella se sobresaltara.


Su firme voz suena detrás de la joven que, por un segundo, tuvo un leve escalofrió que inundó su cuerpo entero.


—Lo... siento. No es que estaba, yo quería... —había nerviosismo en su voz.

—No encontrarás nada que te sirva de utilidad o aclare tus preguntas.


Narra Leannie

¿Estaré siendo muy predecible? Él sabe, lo supone. ¿Por qué me... pone tan nerviosa?


—Quiero que me acompañes. —ordena.

—¿Acompañarte? ¿A dónde? —ella le cuestiona.

—¡Sígueme! 


Narra Leannie

Gracias por tu explicación, Ethan.


Juntos, salen hacia afuera. El silencio reinaba en aquel lugar, al parecer, era muy temprano para que se despertaran. Se adentran hacia una pequeña zona repleta de árboles.


—¿Lista? —pregunta Ethan.

—¿Para qué...? —responde confundida.

—Para el inicio de tu entrenamiento.

—Espera... ¿Cómo que entrenamiento? 

—Voy a enseñarte defensa propia. Quiero ver la capacidad de tus sentidos y tu concentración.

—Puedo estar concentrada si ese es el... —se vio interrumpida cuando Ethan la tomó por sorpresa del hombro y con su pie la barrió; la tiró al suelo.

—¿Decías? —con una sonrisa arrogante.

—Muy gracioso —rechista Leannie.

—Tienes que concentrarte. Confiar en tus instintos y en quién eres. Cierra los ojos.


Se levanta con la ayuda de Ethan y le obedece, ella cierra los ojos.


—Agudiza tu oído. Dime qué sientes.


Leannie estaba con sus ojos cerrados. Comienza a captar el sonido de varias cosas que se hallaban a su alrededor.


—El sonido del viento...

—¿Qué más? 

—Hay... una mosca, puedo escuchar sus alas.

—¿Qué más? 

—Las aves están cantando...

—¿Qué más? ¿No escuchas las olas? 

—¿Las olas? —abriendo sus ojos sus ojos, confusa.

—Yo sí puedo escucharlas.


Narra Leannie

Es imposible... ¿Cómo escucha el sonido de las olas a esta distancia?


—Es muy importante que desarrolles tus habilidades. En el momento de un enfrentamiento, no te fallarán.


Narra Leannie

¿En el momento de un enfrentamiento? ¿A qué se refiere?. Por favor, ¡Basta!. No sé a qué quiere llegar, como si me enfrentaré a alguien algún día.


—¿Por qué... haces todo esto?

—¿Te refieres a mi entrenamiento?

—S-Sí.

—Porque aquí, incluso los Omegas reciben entrenamiento. Es una costumbre de aquí —explica Ethan.

—¿Qué te hace pensar que me quedaré aquí?

—No quiero discutir. Hice un trato con Allem y no volverás nunca más allí.


Los ojos de Leannie comenzaron a cristalizarse. Sabía que por más doloroso que suene, él tenía razón. Ella era un simple objeto de James Allem y si volvía, era más que seguro que los perjudicaría. Ahora ella, le pertenece a Ethan. De tan solo pensarlo una lágrima se escapó de su rostro, y era lo que más odiaba: llorar frente a alguien o sentirse vulnerable pero era inevitable sentirse así.


Narra Leannie

¿Entonces... no volveré, verdad?

Quiero que mis lágrimas se detengan pero es imposible. Cuanto más pienso en el hecho de que jamás volveré y ser un simple objeto manejable por... Ethan Griffin, me hace sentir tan desdichada.


Ethan da un paso al frente pero ella sale corriendo. Corrió sin detenerse ni por un segundo y mucho menos, volteó su vista por detrás. Con todas sus fuerzas, abre la puerta de la casa de Griffin y entra hasta su cuarto. Cierra la puerta y cae al suelo, sentada.

Ethan caminaba tranquilamente hacia su hogar. No era ese típico hombre frágil que pediría disculpas, no ha hecho nada malo más que decir la verdad respecto a ese tema; Leannie jamás volverá allá. Al llegar, se encuentra con Emilia quien estaba de brazos cruzados, aparentemente esperando su llegada.


—¿Qué ha pasado? —pregunta Emilia, ahora poniendo sus manos sobre su cintura a modo de reproche.

—Tampoco quiero hablar contigo —sigue avanzando, ignorándola por completo.

—Ethan, espera —este se detiene. —¿Podemos hablar? 

—¿Qué quieres? 

—¿Puedo hablar yo con Leannie? 

—Haz lo que quieras. Domar ese pequeño demonio es imposible.

—Tal vez tú no puedes dominarla —susurra su tía por lo bajo.

—¿Dijiste...? 

—Nada, nada. Ahora, con tu permiso, pasaré a preparar un rico desayuno para Leannie.


Emilia estaba en la cocina y escucha como fuertemente Ethan se encierra en su despacho, cerrando bruscamente la puerta.


—Alguien esta enfadado... —musita para si misma.


Mientras tanto, ella se sube las escaleras y, al llegar a la habitación de Leannie, golpea sutilmente la puerta. Nadie respondió. Golpea una segunda vez y escucho un débil "pasa", por parte de la pelinegra.


—Permiso. ¿Podemos hablar? —entrando a la habitación de Leannie.

—S-Si. Claro, pasa —secando sus lágrimas.


El inicio de una charla y un acercamiento.






¡Holaaaaa lectores!
¿Cómo están, lobitos y lobitas?

Bueno, el siguiente capítulo será una charla entre Emilia y Leannie.
¿Creen que Ethan es malo, duro o un ser sin sentimientos?

¡Con Leannie les enviamos mil saludos!




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