Capítulo 14

"Océano cálido, momento cálido"

Narra Leannie

Entonces... salimos.

—¡Es un hermoso día! —pronuncia. —¿No lo crees?

—S-Sí —responde Leannie —. El sol está muy bonito el día de hoy.

—Aún así, hace demasiado frío, procura abrigarte mucho.

—¿Dónde están...?

—Ven conmigo. Deben estar en las orillas del océano.

Narra Leannie

¿Con este frío?

Caminaron por un camino, Emilia continuaba hablando de diversas cosas que no poseían importancia o fuera algún dato que le serviría a Leannie para escapar. 

Narra Leannie

"¿Qué sientes por Ethan?"

He pasado una noche en este nuevo lugar. Me levanté despreocupada, no tuve la necesidad de preparar el desayuno para la familia Allem ni realizar mis tareas habituales porque ya no estoy con ellos. Al principio, odiaba a Ethan, y aunque sé que me trajo aquí por lastima, aun así no quita que quiera volver allí...

—Mira, allí están —señala Emilia.

Inmediatamente, Leannie gira su cabeza en dirección hacia dos hombres que estaban sin camisa. Corrían en la arena. Tanto sus pantalones como su cuerpo y cabellos, estaban mojados. Seguramente, habrán salido del agua un poco antes de que las dos mujeres llegaran.

Narra Leannie

¿Qué hacen así con el frío que hace? ¡Deben de estar dementes!

—Correr en la arena es un desafío. Pero hacerlo en el agua, lo es aun más —recalca la castaña mientras los miraba.

—¿No tienen frío? —pregunta asombrada.

—¡Están acostumbrados!

Ambos hombres se acercan y Emilia habla: —¿Cómo les ha ido? —pregunta dirigiéndose a Ethan y Gabriel.

—Ethan volvió a ganar, otra vez —haciendo una mueca acompañada de una sonrisa.

—¿Corrieron mucho? 

—Esta vez han sido diez kilómetros —agrega Gabriel.

—¡Genial! —enuncia Emilia con una radiante sonrisa.

—¿Te parece si me acompañas a buscar nuestras ropas secas? —preguntándole a la castaña.

—¡Por supuesto! —ahora mirando a Leannie —¿Me esperas? 

—Sí, está bien.

—Enseguida volvemos —ella se retira caminando con Gabriel para acompañarlo.

La pelinegra se quedó con aquel hombre de pocas palabras. El ambiente era tranquilo, aunque ella no estaba del todo cómoda, no sabía de qué hablar pero muy dentro de ella quería hacerlo.

—Es muy simpática —pronuncia Leannie cortando el silencio.

—¿Emilia? 

—Sí, y es muy conversadora. 

—Mi tía siempre ha sido así.

—Sí, espera... ¿qué? —con asombro.

Narra Leannie

¿Emilia entonces es su... TÍA? ¿Desde cuándo? Bueno, quiero decir, ¿Por qué me estoy riendo internamente? ¿Me pone feliz? 

Debo estar volviéndome loca.

—¿Emilia es tu tía? —preguntando nuevamente.

—¿No te lo mencionó? 

—N-No.

Narra Leannie

Ethan es un hombre de poco hablar. Acota lo justo y necesario en el momento indicado.

—¿Te gusta? —rompe el silencio que se había generado.

—¿Qué... cosa? —sin entender a que se refería Ethan.

—La vista... el agua que se puede apreciar —mirando hacia el Océano.

—S-Sí, es una vista muy agradable —murmura.

Ambos volvieron a quedarse nuevamente en silencio, pero esta vez, Lennie no se sentía incómoda. El ambiente no era tenso en lo absoluto, era pasivo. Ambos tenían su vista puesta en aquella tierna arena y el agua acompañada con sus olas.
Leannie, conduce lentamente su mirada a inspeccionar a Ethan, y podía admirarlo distraído, viendo fijamente el océano.

Narra Leannie

Este momento es tan... relajante.

Nunca había notado bien el cuerpo de Ethan pero es un hombre muy alto y robusto. Jamás noté el tamaño de sus brazos... son muy anchos...

—¡Chicos! —gritando a la distancia, llamando la atención de ambos.

Emilia se acerca un poco más junto a Gabriel y le dan una camiseta a Ethan, la cual le quedaba muy ajustada.

—Leannie, estás toda roja. ¿Estás bien?

—¿Qué...? —reaccionando —Oh... sí, sí, estoy bien.

—De acuerdo, ¿vamos yendo? —se adelantan dejando atrás a Ethan.

El rubio Betha de llamativos ojos verdes y la castaña, familia de Ethan conversaban mucho con Leannie. Tal vez, querían hacerla sentir bien y que se acostumbre a estar allí.

Al adelantarse, Ethan da una pequeña sonrisa satisfactoria de boca cerrada.

Por la noche, en el escritorio de Ethan Griffin

Ethan estaba sentado en su asiento, tomando un shot de ron. Entra Emilia al escritorio, cerrando la puerta.

—¿Ella dónde está? —le pregunta a Emilia.

—Está en su habitación, quería descansar.

—¿Cerraste con llave? 

—Ethan, quería hablarte de algo —ignorando la pregunta del Alpha.

—¿Qué ocurre? —tomando otro trago de su bebida.

—¿No le dirás nada a Leannie? —sugiere.

—¿Otra vez con el mismo tema? —suspira de agotación.

—Creo que deberías considerar contarle la verdad. ¿Sabes qué piensa ella?

Ethan hace una mueca esperando una respuesta mientras, esta vez, toma la botella para tomar un profundo sorbo de su fuerte bebida alcohólica.

—Ella piensa que la quieres por lástima. Pero... extraña. —contesta Emilia.

—¡Ellos son una basura! —agrede con amargura.

—¡Pero ella no lo sabe, Ethan! —levantando su voz —La estás queriendo proteger pero le ocultas la verdad. Tiene derecho a saberlo.

—No me voy a arriesgar a perderla —contesta Ethan —¡Basta con esta discusión! 

—Considéralo, Ethan.

De manera furiosa, la Betha sale del despacho de su sobrino y se topa con Gabriel, pero esta, lo ignora y se retira.

—¿Discutieron? —observando como ella se iba y ahora, vuelve su mirada de estrés hacia Ethan.

—Cierra la puerta —ordena.

Aquel rubio obedece y se sienta en un sillón frente a Ethan.

—Ella quiere que le cuente toda la verdad a Leannie. Absolutamente todo.

—¿Y tú quieres esperar? 

—Quiero que se acostumbre a estar aquí, que se vuelva fuerte, que desarrolle sus habilidades. Ella vivió toda su vida creyendo que era una simple Omega. La verdad... puede ser muy fuerte.

—Entonces... aguarda un poco más. Aunque no te debería sorprender que ella no querrá acostumbrarse, querrá huir.

Ethan suspira y acomoda su cabeza hacia atrás.

—Lo sé —exhala —, si no entiende por las buenas, entenderá por las malas.

—Nunca cambias —ríe aquel rubio ante su propio comentario.

Ethan se levanta de su cómodo asiento dejando aquella bebida fuerte en alcohol y comienza a dar unos leves pasos hacia la puerta. Gabriel hizo exactamente lo mismo y ambos, se retiraron del escritorio personal de Ethan.

—Yo me voy yendo —camina hasta la puerta principal pero antes de irse deja sus últimas palabras: —Por cierto, no siento la presencia de Leannie en su habitación —sonríe.

Ethan también lo presentía. La presencia de Leannie no estaba en su habitación donde debería estar. Este, exhala de cansancio mientras eleva sus ojos hasta poner una vista en blanco.

—Te va a volver loco pero... dale tiempo —se retira caminando con sus manos puestas en los bolsillos de su campera. 

Ethan se dirige al cuarto de Leannie, mientras subía lentamente cada escalón de esa escalera, y al llegar, la puerta estaba abierta. Definitivamente, Emilia no la había cerrado en ningún momento. Sobre la cama que se encontraba prolijamente tendida, estaban esparcidos todos sus papeles. Este, se sienta casi al extremo de la cama y lee algunos papeles. Uno le llamó la atención:

Hace mucho frío aquí. Ethan Griffin... es un hombre tan misterioso, intento mantenerme firme pero aun así me sorprende que tenga mis ojos. ¿Quién es él?. Cuando creo saberlo, hay un secreto más que oculta. Sus misterios me atraen. 

Toma otro papel:

Ethan... al principio sentía odio hacia él. Pero, me trajo aquí por el simple sentimiento de lástima. Creo que quería que fuera otra persona pero una Omega no puede escapar de su destino. 

Ethan se reincorpora y, tomando un abrigo corre hacia una dirección. Donde sentía que el aroma de aquella pelinegra se hacia mucho más fuerte. No se había escapado, y por esa razón, Ethan estaba tranquilo.

Llegó y allí la vio. Estaba sentada, donde las olas no alcanzaban a tocarla pero allí estaba. Contemplando la luna que irradiaba tanta luz. Contemplando la vista que jamás había visto. Él se acerca sutilmente hacia ella.

—¿Te gusta?

Narra Leannie

Reconocería su voz tan varonil sin ni siquiera mirarlo. Ethan. 

¡Hola lobitos y lobitas lectores!
¿Cómo andan el día de hoy?

Solo haré una pregunta.
¿Les gustaría algún acercamiento entre ambos personajes?

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Leannie en estos momentos está maravillada con la vista, pero aún así, les dejamos un saludo enorme.