03


Capítulo 03

"Un pequeño consejo"




Los días transcurrieron normales, había pasado una semana. Una semana bastante extraña para Leannie, puesto que notó que Adam se ha estado comportando un tanto raro. No la molestaba ni la agredía, simplemente la ignoraba por completo o asentía ante las formalidades de la joven.

Leannie se había levantado de muy buen humor, puesto que los cambios de Adam hicieron que ella no sienta que estar en esa mansión era estresante. Había ordenado absolutamente toda la mansión y preparado el desayuno para la familia. Mas tarde, cuando ya no tenia nada más por realizar, tomó un libro de la biblioteca personal de los Allem y caminó hacia el bosque. Al adentrarse, podía sentir tanta paz recorrer por todo su cuerpo, pero sabia que no estaba sola, alguien ya estaba esperándola.


—¿Cómo estás? —pregunta Arthur con una radiante sonrisa saludándola.

—¡Bien! Gracias por preguntar. ¿Tú cómo estás? —contesta Leannie devolviendo la misma sonrisa amigable.

—Me encuentro muy bien. 

—¡Me alegro mucho! —contesta —Me sorprende verte por aquí a estas horas.

—Tenía un poco de tiempo libre. Además, quería verte un rato y sabía que te encontraría aquí. 

—Siempre me ha alegrado mucho tu compañía —dice Leannie con una hermosa sonrisa.

—Y a mí me encanta pasar tiempo contigo, desde pequeños.

—¡A mi igual!


Ambos adolescentes se quedan en silencio, mirándose a los ojos. En sí, el momento no era incómodo pero si era tranquilo, muy tranquilo. Hasta que Arthur volvió a hablar.


—Quería hablarte de Adam. 

—¿Adam? —pregunta extrañada —¿Qué sucede con él? 

—¿Has oído de la Ceremonia de Unión, verdad? 

—S-Sí —responde ella sin saber a lo que iba.

—Bueno, Adam tiene una enamorada, y quisiera de tu ayuda.

—¿Mi ayuda para conquistar a alguien? —cuestiona con sorpresa.

—Sí, sé lo que estás pensando, que es una locura. Adam tiene una enamorada de hace años, pero no sabe qué hacer. 

—¿Y por qué precisa de mi ayuda? 

—Porque no confía en nadie a su alrededor.


Esas palabras, misteriosamente sonaban repetidamente sobre la cabeza de Leannie.

"Porque no confía en nadie a su alrededor"


—¿Y en mí sí confía? 

—Lennie...


Narra Leannie

¿Lennie? Así siempre me llamó Arthur porque mi nombre le parecía muy complicado. Hace mucho no me llamaba así.


—Cualquier persona con un poco de conciencia confiaría en ti. Eres la mujer más noble y de buen corazón que conocí, y aunque Adam se comporte como un patán a veces, él también lo sabe.

—¿Pero qué puedo hacer yo? 

—Intenta hablarle y sé directa. Me matará pero sino, nunca te lo dirá, es muy orgulloso y... vergonzoso. 

—Está bien. Lo haré —sostiene sonriendo un poco.

—¡Gracias! —anuncia agradecido —¡Ya debo irme! 

—¿Clases de esgrima? —pregunta arqueando una ceja mientras coloca sus manos en la cintura.

—¡Conoces mis horarios a la perfección! 

—No podría olvidarme.

—¡Adiós! —se acerca hasta ella y besa sutilmente su mejilla, para luego irse.


Leannie se sienta, apoyando su espalda sobre un gran árbol y abre su libro donde había una hoja en blanco y una lapicera. Comienza a escribir:


Querida nota:
¿Qué siento por Arthur?
¿Quién es Arthur?
A él lo conozco desde los ocho años, cuando comencé a vivir en la casa de los Allem. Siempre me sentí sola, ignorada. Pero en el momento en que lo conocí, Arthur me mostró una hermosa compañía, al igual que Adam, solo que él cambió con el paso de los años. Como era de esperarse, comencé a verlo con otros ojos pero ¿es posible?
Arthur y yo... ¿podríamos estar juntos?


Un ruido alertó de inmediato a Leannie mirando todo lo que la rodeaba. Aunque no sentía la presencia de algún ser vivo junto a ella, más que el sonido del viento moviendo las hojas de sus respectivos árboles y Arthur ya se encontraba muy lejos para ser él quien rondaba por allí.


—Creo que debería volver —suspira rendida —, mi tiempo de descanso acabó.


Se reincorpora y camina saliendo de aquel bosque.
Podía asegurar que no era la única que estaba merodeando por aquella zona, tenía la sensación de estar siendo observada o perseguida por algo o alguien. Era una sensación extraña donde se hacían presente los escalofríos en todo su cuerpo.
Faltaba poco para llegar, a la distancia se podía apreciar la casa de los Allem.
Leannie se detiene en seco.

Su certeza no era del todo errónea. Una figura enorme podía distinguirse detrás de ella. Leannie podía olerlo con su olfato agudo pero no del todo, no podía afirmar de qué o quién se trataba.
El miedo inundó su cuerpo, los pequeños vellos de su piel se erizaron. De un movimiento brusco, gira totalmente su cabeza encontrándose con la mismísima nada y la arboleda.


—Debo estar volviéndome loca —murmura para ella misma.


Llega a la mansión de los Allem y abre la puerta principal. Justo al entrar, se enfoca en Adam quien estaba subiendo la escalera e instantáneamente recordó lo dicho por Arthur, así que intentó hablarle. Se adelantó hacia donde él estaba pero manteniendo una distancia de tres escalones.


—Disculpa, ¿Adam? ¿Podemos hablar? 

—¿Qué ocurre? —contestó indignado.

—Quisiera hablar contigo de... la Ceremonia de Unión.

—¡Ven conmigo! —se adelanta y entran juntos a su cuarto, aunque ella se coloca entre la puerta.

—Arthur... me comentó que te atrae una chica —pronuncia un tanto dudosa, quería escoger las palabras adecuadas.

—¡Idiota! —expone mordiéndose la lengua.

—Él... solo quiere ayudarte y yo también, puedes... puedes hablarme si quieres.

Se queda un rato meditando lo dicho por la muchacha, hasta que por fin reacciona y decide hablar: —Me gusta una persona. Su nombre es Halley —confiesa Adam.


Narra Leannie

¿Halley? ¿Halley Riphson? Conozco esa persona.
¿Qué quién es? Es una odiosa y malhumorada. Las pocas veces que la he visto me ha tratado mal. Aunque sin dudas Adam tiene un buen gusto; es una muchacha rubia de ojos verdes, una Betha destacada en belleza por tener un cuerpo bastante firme pero es una pena que lo que tiene físicamente no lo tiene en cerebro e inteligencia.


—Nosotros solíamos hablar pero últimamente me pongo muy nervioso y no puedo hablarle normal. ¿Qué debería hacer? —pregunta Adam nuevamente.


Narra Leannie

Admito que estoy impresionada. Adam Allem hablándome a mí, a una simple Omega es... asombroso y extraño al mismo tiempo.
Algo que nunca jamás pasó. Solo cuando eramos niños.


—Te recomiendo que seas directo y le digas lo que sientes antes de que se te acumule todo lo que guardas, necesitas desahogarte, pero con Halley —ella responde.

—¿Cuando podría ser? 

—Arregla una cita. Invítala a pasear a algún lugar que les guste a ambos y dile lo que sientes.

—¡De acuerdo, lo intentaré! —resopla.

—Yo ya debo irme —con una sonrisa.


Adam estaba apoyado sobre el marco de la puerta de su habitación, en cuanto Leannie camina para irse, este le pone la traba y ella, cae golpeando su cabeza. Adam se acerca hasta ella y susurra por lo bajo:


—No olvides que eres una simple Omega, no mi amiga —este se retira, dejando a Leannie arrodillada sobre el piso, sola.







¡Hola lobitxs lectorxs! 
¿Cómo están el día de hoy?

¿Estamos de acuerdo en odiar a Adam Allem? Cada comentario con la manito arriba "✋" es para que alguien le de su merecido por tratar mal a nuestra Lennie.

Aunque Leannie siempre está dispuesta ayudar con su buen corazón. 
¿Se sienten identificados con ella?

Les deseamos con Lennie que tengan un lindo día.



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