Capítulo 1.- La cita deseada parte 2
Existen todo tipo de problemas juveniles, desamores, primeras citas y nervios, este es el caso de Gabriel quien estuvo las noches en velo pensando en una posibilidad de conseguir un beso de aquella chica inalcanzable, desde palabras del mismo. Atenuando sus miedos al hablar con ella los días siguientes así el chico se dirigía al lugar de encuentro, donde tendría la cita con Mónica.
Tras la declaración por parte de Gabriel, las cosas parecían ir mejorando, pese a lo esperado tenían una interesante química pues las cosas en común eran extensas, casi como si sus conversaciones ya se hubieran realizado.
- Tranquilo, si algo sale mal puedes ir al baño y pedir que te llame sobre una "emergencia " - propuso Luis quien estaba en llamada con el chico en la limusina.
- Tengo la impresión que saldrá bien, parece alguien agradable - exclamó Gabriel contemplando con otros ojos el paisaje de la ciudad que por mucho tiempo le pareció frío e inhóspito ahora dejaba ver cálidos colores mañaneros.
Tomando una dosis de píldoras relajantes como si de comida se tratara Gabriel escucha a la limusina avisar que han arribado al punto establecido.
La gente transcurría pacíficamente, era un agradable lugar "pintoresco" desde la perspectiva de Gabriel quien notaba un mar de colores y formas decorando los alrededores. Su padre siempre tenía una constante vigilancia en el pues para esta ocasión había otorgado al chico un teléfono en línea directa con emergencias.
¿Dónde estará? pensó girando de cabeza de lado a lado antes de sentir un par de manos cubrir su vista.
- ¿Quién soy?~ - esa dulce voz susurró a su oído dejando al chico perplejo por la confianza de Mónica.
Quitando sus manos la chica esta se coloca enfrente suyo, luciendo un vestido enterizo sonríe con amabilidad al chico. Sorprendido y a la vez alegrado por el asunto Gabriel hace una leve reverencia como muestra de caballerismo.
- Hola, estuve investigando varios lugares en donde podríamos ir - las palabrería de Gabriel fueron silenciadas por una pequeña risa de la joven quien dijo lo siguiente:
- Yo diré por donde, tú solo sígueme -tomando la mano del chico, se dispuso a llevarlo a distintas zonas y así empezó la cita perfecta.
El aire que rodeó a ambos por todo el día fue grato, tranquilo y hasta divertido, Mónica se mostraba como alguien confiada, dulce y en ocasiones asertiva al expresar su cercanía al chico.
Las horas se borraron como arena en la playa, dejando ver que la noche estaba por caer pero eso no parecía importarle mucho a ambos. Caminando por las calles nocturnas iluminadas de bellas luces de neón Mónica inicio una nueva charla.
- Gabriel, ¿sabes algo respecto a las extrañas muertes por la ciudad? - el tema sacudió la calma del chico quien de cualquier forma contestó.
- Mi padre dice que se trata de extrañas criaturas pero yo no creo en eso - intentando mostrar confianza levanta la mirada con orgullo.
- ¿No tienes miedo de andar en las calles por la noche? - la chica colocó su pecho contra el brazo del chico dejando sentir el latir de su corazón agitado.
El chico rápidamente ruborizo su rostro y siguió caminando a su lado.
- No, si algo sucede puedo arreglármelas llamando a los guardias de mi padre - la chica soltó su brazo y continuó, tan solo tomando de su mano.
- Sabes, tengo miedo de regresar sola a mi casa y no tengo limusina como tú, me preguntaba si, ¿te gustaría ir conmigo? - dejando salir una pequeña sonrisa, la chica tomó su mano llevándolo en dirección a su residencia.
El aire a su alrededor comenzó a sentirse extrañamente pesado y los colores brillantes de la ciudad de alejaban dejando ver a gente de ¨abajo¨ o así les llamaba su padre; la chica parecía ir cada más a la oscuridad hasta llegar un casi despoblado vecindario.
- Aquí vivo, el mundo es muy grande que hay cosas nuevas que aprender todo los días, ¿ no es así, Gabriel? - la voz de la chica se escuchaba insidiosa y las miradas de los residentes estaban plenamente fijas en él, que era la única alma en todo el lugar que vestía con ¨elegancia ¨ desde sus propias palabras.
Llegando a la entrada de un edificio residencial, Gabriel se quedó confundido por el estatus que aparentaba la joven pues su vestimenta no parecía coincidir con ello.
- No todos tenemos familias que nos sustenten, pero antes de todo quiero preguntarte algo - toma las manos de Gabriel justo bajo el arco de entrada a la residencia así la chica se acerca con lentitud al rostro de él.
- Dime, Mónica - cerrando sus ojos con una tierna pero ingenua sonrisa espera un beso de la chica, algo que llevó planeando desde hace semanas.
- ¿Dónde conseguiste al "producto"? - un aire pesado y sofocante comenzaba a crear alrededor de ambos mientras la chica mostraba una mirada fría y cortante - ¿Acaso te lo dio tu padre?
La chica comenzaba a apretar con una enorme fuerza la muñeca del muchacho, esa fuerza parecía no pertenecer a ella, su cuerpo parecía tan frágil y tampoco estaba usando algún artefacto que potenciase todo ello; algo malo estaba sucediendo que Gabriel tenía en cuenta.
- No se de que esta hablando, me estás lastimando la mano - con un tono débil intenta alegar contra la chica pero esta rápidamente alza su tono de voz.
- ¡No juegues conmigo, Gabriel Wescott! - su dulce voz rápidamente se tornó autoritaria y filosa pero lo peor estaba por pasar - No importa cuanto mientas, tu no eres como los demás, eres como yo, somos algo más que humanos y tu lo sabes...
De entre las mangas de su blusa, un pequeño brillo se hizo visible de entre la sombra de su antebrazo; el pulido metal reflejaba la luz de las débiles lámparas de la calle y un arma ahora apuntaba a la cabeza de Gabriel. El no recuerda como ni cuando sucedió la aparición de esta pero en esos instante el olor a pólvora se sentía en el ambiente.
-¿Qué? - desconociendo el origen del arma o como llegó a los dedos de la chica ahora está lo tenía bajo amenaza.
- Esta sensación no para de acongojarme, cada que estoy cerca tuyo tengo ganas de darme un disparo, lo más triste es que... - con chasquido remarco el seguro desbloqueado de la revólver para a continuación mirar la plateada boca del arma - No puedo morir sin ti.
- Vamos Mónica, si tienes algún problema psiquiátrico puedo buscarte un doctor - exclamó Gabriel intentando tomar el artefacto entregado por su padre para llamar a la policía - Tan solo voy a llamar uno, ahora.
Un silbante sonido cruzo cerca de su oído dejando ver el teléfono destrozado en el suelo y un agujero en su mano derecha, un grito de dolor brotó de la boca del joven quien intentó escapar a toda velocidad del escenario con una herida abierta que no dejaba de sangrar.
- ¡Se que no estoy loca y que somos iguales, déjame mostrarte!- recargando apunta nuevamente a Gabriel - Solo déjame dispararte y así entenderás todo lo que sucede aquí, ¡al fin me entenderás!.
Con todas sus fuerzas el chico corre por las calles vacías por las altas horas de la noche, las balas rozaban su cabeza y el latir de su corazón aumentaba significativamente, voces susurraban palabras incoherentes a su mente y sus piernas comenzaban a agotarse.
- Ven aquí, Gabriel~ - dijo la joven de expresión asesina disparando de forma persistente contra el chico quien intentó escapar por los callejones pero era inútil, no conocía la zona lo que lo dejo atrapado en una esquina que solo era iluminada por un farol casi destrozado.
- Por favor, te daré dinero o fama, solo déjame ir y no enviaré una demanda - intentando negociar con la desquiciada asesina, la chica mueve la cabeza negando la sugerencia; en sus ojos se denotaba una inmensa locura y de su delicada mano se dejaba ver un par de cicatrices de enfrentamientos anteriores con alguna persona.
- No eres más que neófito que nunca dejó su hogar, un pequeño niño que juega a ser adulto, tal vez esto te haga recapacitar - la chica recarga el rifle para apuntar hacia Gabriel con una sonrisa totalmente pura pese a estar por asesinarlo, como si tuviera una total confianza de lo que hace.
Tomando coraje intenta abalanzarse contra la chica pero el repicar de un disparo cayó todas las voces en su cabeza, heladas manos comenzó a abrazar por el cuerpo del joven, experimentando el más profunda de las sensaciones, la muerte inminente.
La chica se acerca a él como un cazador verificando la caída de su presa.
"No puede terminar así mi vida, yo solo estaba intentando ser feliz, esto es injusto" esas palabras se visualizaban en la cabeza del joven quien cae al suelo sintiendo el helado concreto en su espalda, por favor, no quiero irme, puedo mejorar, puedo dejar ese miedo atrás, por favor, quiero vivir.
Una peculiar calidez comenzó a emanar de su pecho, se trataba de aquel líquido carmesí que reside en nuestro interior; los sollozos de todos aquellos a los que el joven había hecho mal se habían silenciado. Desplomándose en la acera del lugar sin que nadie se acercara a su ayuda, no tenía a nadie, estaba totalmente solo, siempre estuvo solo; nunca tuvo más que su dinero y la falsa esperanza de encontrar a alguien con quien compartir.
Las gotas de sangre de su cuerpo comenzaban a formar un pequeño río que llevaba hasta la coladera, sus ojos comenzaban a pensar y ella tan solo lo observaba. Esperando a que algo sucediera, tal vez esta desquiciada pero no dejaba de ser hermosa, pues se podía apreciar su ojos que reflejaban un profundo interés en él.
Vaya, por primera vez puedo notar las estrellas: un moribundo Gabriel observaba una pequeña estrella entre tanta oscuridad, sonriendo, suspira y acepta que tal esa sea su última noche vivo Gracias, Luis, por haber sido mi amigo, mi único amigo.
Pero entonces:
Activando: Prototipo/ sujeto Omega. Heridas severas: activación del producto.
Todo ello fue pronunciado por una voz en su cabeza, algo que no tenía sentido.
¿Qué?, ¿Producto? esas cuestiones se manifestaban en el vacío que ahora cubría su visión, algo comenzaba a cambiar en él, su corazón comenzaba a latir con fuerza, un calor inmenso se propagaba por su cuerpo y sus ojos volvieron a tomar fuerza para abrirse.
Le escenario era el mismo que hace unos segundos, era como magia, las linternas de fósforos alumbraban con escases el frio concreto de la calle.
Rodando sus pupilas hasta la joven para delante suyo la observa con una mirada perdida casi muerta, un ensordecedor silbido aumentaba de volumen, entorpeciendo su tímpanos mientras una voz decía:
- ¡Tenía razón, no soy la única! - exclamó Mónica dejando salir una risa descontrolada.
El pulsar de sus latidos se podía sentir recorriendo por todo su cuerpo, la respiración se agitaba hasta casi faltarle el aire; notando que su mano parecía estar intacta con tan solo un poco de sangre encima y una sola pregunta se formulaba en la cabeza de Gabriel:
¨¿Por qué estoy vivo?¨
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- Señor Wescott, el prototipo fue activado en alguna zona de la ciudad - dijo una voz dirigiéndose a su superior quien contemplaba con ojos de noche la inmensa Ciudadela.
- Entonces, sigue vivo el producto, que alegría - exclamo tomando de la copa de cristal de su escritorio para observar una fotografía de algún tipo de capsula de contención, dentro de apreciaba un ser humanoide de ojos blancos que brillaban como un par de estrellas - Espero verte pronto, prototipo.
Una fuerza de levantaba entre las oscuridad y el viento recorría las calles, este era el principio y el fin de un joven quien descubriría que el mundo no es solo lo que asusta ojos aprecian.
Era el poder ver el alma de una sombra, algo imposible pero que no por eso no exista.
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Bueno gente, he estado reeditando los capítulos, disculpen las molestias.
Espero les esté yendo bien, no olviden dejar sus votos y los quieres, gracias por el apoyo que han dado a la novela uwu, ya casi llegamos a las mil vistas; quisiera que llegaramos más lejos.
Nos vemos, cuídense.
Créditos a: @Alcachofa1827 por hacer el dibujo uwu
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