Capitulo 1.- La cita deseada parte 1
La Ciudadela, una inconmensurable urbe plagada de las más avanzados hallazgos tecnológicos algo de movía entre los inmensos edificios cristalinos pintados de un neón intenso; moviéndose como una sombra se hallaban un par de ojos carmesí, apreciando desde lo alto de un balcón su objetivo, un costoso y bien resguardado laboratorio, conocido por pertenecer a una de las más prestigiosas empresas del país.
Dando un gran salto este se aferra del cristal cual araña, con un toque de su pálida mano desnuda el cristal comienza a disolverse hasta dejar un acceso al complejo, su aspecto se encontraba envuelto en una capa de estática visual similar a la de un televisor descompuesto que rodeaba todo su cuerpo, lo que impedía definir algún rasgo más allá de su esbelta figura.
Mirando a su alrededor da con el blanco, una inmensa bóveda metálica fuertemente blindada, inclinando la cabeza de lado a lado a modo de curiosidad el ente golpea con una descomunal fuerza la puerta que terminó alertando a un guardia.
— Diablos — tomando el contenido de este, se trataba de una maleta, apunta su mano al guardia asemejando a un arma que en unos segundos hizo explotar al hombre para cubrir de carmesí el suelo y paredes del laboratorio.
La baja alertó al sistema que rápidamente mandó a llamar refuerzo quienes de inmediato abrieron fuego contra la criatura, sin salida el fugitivo brinca por la ventana para posteriormente desvanecerse en las sombras de la noche dejando una mirada perpleja en los presentes.
A salvo en una ubicación desconocida, este sonríe abriendo el maletín, dentro suyo un objeto no visible a nuestros ojos cautivo la mirada del ladrón quien murmuró con algarabía:
— Tengo los prototipos, la misión está completada — exclamo dejándose escuchar su agitada respiración y una voz que no parecía corresponder a hombre o mujer.
— Excelente, prepara las cosas, tan solo falta encontrar a más portadores — una voz hablo a su oído, lo extraño no eran sus curiosas capacidades o mucho menos sus propósitos ocultos sino es el perturbador hecho que nadie se encontraba hablando en realidad con este.
El peligro era inminente, las piezas comenzaban a moverse, el juego comienza.
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* Meses después *
Un helado toque hizo a su mente despertar y a sus pesados ojos abrirse.
<< ¿Dónde estaba?,¿Qué hacia ahí?, ¿Qué pasó conmigo >> varia preguntas se formulaban en su cabeza, observando sus heladas manos nota su cuerpo lleno de vendas y un espantoso dolor que recorría su columna; el helado viento nocturno llegaba a sus desnudos pies.
Se encontraba en un hospital de la Ciudadela, su conciencia intentaba recordar un concepto tan simple como su nombre, al levantarse siente algo extraño en él pero intenta ignorarlo.
— Gabriel Wescott, ¿no? — una voz hizo girar su cabeza, nota a un medico asistiéndolo — El accidente debió dejarte muy herido pero extrañamente estas casi ileso, ¿qué te sucedió?
— Yo — tocando su cabeza intenta recordar pero algo le bloqueaba y termina respondiendo — ¿qué accidente? —
Periódicamente regresaban aquellas memorias que consumían su calma hasta dejarlo con un agudo dolor de cabeza que le impedía condensarlas — Recuerdo visitar a mi padre y luego...
Fotogramas de los sucesos invadieron su mente, Gabriel solo no podía saber que había sucedido, agitándose al intentar recordar algo.
— Tranquilo, te llevaremos a casa y te trataran, me sorprende que hallas vuelto — exclamó el medico extendiendo unas pastillas para el dolor de cabeza.
— ¿Cómo que ¨vuelto¨? — aquel comentario intrigó aun más al joven que rápidamente ingirió las pastillas sentándose a un lado de la cama.
— No sabemos cómo pero tu cuerpo había muerto por dos minutos hasta que solo ¡despertaste! y ahora estás completamente sano, te encontramos afuera de las instalaciones de Wescorp junto a un helicóptero en ruinas — el doctor se mostraba muy calmado y amable extendiendo una silla de ruedas para él — Esto es un milagro, tendré que decírselo a mis colegas.
— Wescorp... — aquel nombre le parecía demasiado familiar, encendiendo el televisor nota el noticiero reportando los hechos.
Una señorita mostraba un inmenso edificio en ruinas para continuar con el reportaje:
● Tragedia, el edificio Wescorp fue derrumbado por fuerzas militares, se desconoce la razón pero ahora se encuentra hospitalizado el hijo del dueño de la compañía: Gabriel Wescott, se informará más al respecto tras esta pausa ●
Apagando el televisor se manifiesta en él un cansancio extremo que se extendió por todo su cuerpo haciendo a este caer al suelo sin poder moverse y entrando así a un profundo sueño.
* Actualidad *
El sonido del repicar de su despertador hizo abrir con torpeza sus adormecidos ojos. Moviendo su cuerpo bajo las sábanas de la cama escucha el comunicado de alguien a su puerta:
— Joven Wescott, es hora de levantarse — exclamo un hombre desde el exterior mostrándose muy disgustado — Las clases comienzan en 30 minutos.
Al escuchar ello, el joven rápidamente se levanta cayéndose en el proceso.
— ¡Diablos! — lavando su cara, rápidamente se quita su pijama observándose al espejo.
Su aspecto era algo de que pensar, de ojos chocolate y cabello corto se dejaba ver un constante cuidado de estilista eso no contrarresta la obesidad que se presentaba en su cuerpo y un aspecto que si no te encuentras acostumbrado resultaría a cualquier repulsivo; no se podría decir que es una abominación pero en verdad que no atrae gente con su belleza.
— Jaime, enciende el televisor, por favor — exclamó el muchacho colocándose su uniforme observa nuevamente a las marcas extendidas de lado a lado en su cuerpo — Llama al doctor, esto no ha sanado.
— Si, joven Wescott —
Abriendo la puerta de su habitación se dispone a desayunar tomando un tazón de leche y algo de pan.
— No considero muy nutritivo eso, joven Wescott — propuso su mayordomo, un hombre a sus 40, de tenues cabellos blanqueados por la edad, siempre una amable y servicial sonrisa.
— Bien — tomando una frasco de pastillas de la mesa se dispone a consumirla hasta sentirse saciado, lo cual nunca se consigue, tan solo mirando su fría comida en el plato de porcelana.
El televisor acaparaba la vista del joven, entre muchas noticias de asesinatos y protestas resaltaba una en particular:
● Tragedia: Se han reportado misteriosas apariciones en la ciudad además de muertes sin sospechoso alguno ●
— Su padre me dijo que no salga de la mansión apenas caiga la noche — exclamó Jaime extendiendo la mochila hacia su amo, quien agradecido se dirige a la puerta — Que tenga buen día, joven Gabriel.
Este solo se limita a mover la mano como gesto de despedida, subiendo a la limusina.
La fría mañana se elevaba en la Ciudadela, los vehículos transitaban por las inmensas carreteras pavimentadas y la mirada de nuestro querido amigo se perdía en un mar de luces e intrigantes anuncios, respirando un aire de primavera gesticula una pequeña sonrisa dejando ver que su improbable felicidad se podría arreglar con un evento planeado el día de hoy.
<< Tú puedes Gabriel, solo necesitas pedirle salir contigo >> pensó pidiendo al vehículo avanzar pues llegaría con retraso a ese ritmo.
Pese a todo pronostico, Gabriel sentía que era su día de suerte; las memorias del hospital era como un trago de hiel pues prefería ni siquiera considerarlas como tal, como si despertara de una maldita pesadilla azotadora.
Observando al asiento vacío a su lado comienza a recordar la figura que alguna vez ocupo ese lugar, su madre, nunca tuvo memorias plenas de ellas y su perdida realmente no fue un dolor pues no se puede llorar por algo que no se recuerda pero siempre un sentimiento melancólico lo invadía de tiempos que nunca vivió, pese a ello los consideró propios.
Pero hoy era un día especial, invitaría a salir a quien a paseado por sus fantasías y memorias desde hace mese, a la chica que sonríe con el brillo del sol de medio día.
— Mónica... — murmuró bajando del vehículo con un dolor en sus entrañas debido a los nervios.
Caminando hasta llegar a su salón se topa con miradas de discordia de varios de sus compañeros, como si algo en él les causara tanta repulsión y odio.
— ¡Hey!, ¡Gabriel, aquí! — una silueta alzaba la mano señalando a un asiento a su lado.
—Luis, ¿estas seguro de tenerme aquí? — comentó el joven dejando sus cosas junto a él.
El chico sonríe y golpea su espalda, este se trataba de Luis el único amigo confiable con el que contaba Gabriel: cualquiera pensaría que su riqueza familiar sería una bendición a su reputación pero lo que la gente pensaba era todo lo contrario.
Desde siempre algo en él nunca terminó de concordar con su interior, era un agotante sentimiento que lo abarcaba en las noches y buscaba borrar con algo de compañía.
— Entonces, ¿piensas invitar Mónica a salir? —exclamó con una sonrisa picara hacia el joven.
— ¿Cómo lo sabes? — el rostro de Gabriel rápidamente se pintó de rojo dejando ver su lado más sentimental — No suelo fijarme en nadie pero cada que estoy cerca de ella, me siento... bien.
— Jajajajaja miren al joven enamorado — carcajeando Luis se retira de los dedos uno de sus anillos que lo caracterizan — Úsalo, te dará buena suerte.
— Gracias — suspirando toma el objeto y lo oculta en su bolsillo —Aunque siendo sincero no creo que se fije en...
La charla de ambos es interrumpida por el abrir de la puerta del aula, caminando como una delicada nube en el aire la figura de una joven se dirigía a su lugar.
Su aspecto era: celestial, desde las palabras de Gabriel; una estatura media, precioso cabello voluminoso y quebrado que se extendía hasta su cadera, un par de ojos que asemejaban al color de la esmeralda pulida y una cálida sonrisa primaveral.
— Si piensas decírselo, hazlo ahora — exclamó Luis golpeando con su codo al joven.
— No, traje algunas cosas para ella lo haré en la salida — concluyo antes de que el profesor entrara al aula.
Las clases continuaron monótonas y simples hasta que llegó la hora de salir, el timbre sonó dejando ir a todos los jóvenes del instituto.
— Buena suerte — exclamó Luis dando una palma en el hombre al chico para luego mirar desde lejos.
Esperando a que la joven saliera del salón, este le siguió hasta la puerta que daba al colegio.
Ella estaba ahí, hablando con sus amigas, su respiración se sentía pesada pero no quería más ese dolor en solitario, quería sentirse feliz con alguien más y este sería el primer paso.
— Disculpa, Mónica — dijo Gabriel hablando a la chica que con calma le dirigió una agradable mirada.
— Dime — su voz retumbó en el joven que rápidamente extendió un ramo de flores a la joven, que sonriendo los acepto — Gracias.
— Mira Mónica, se que no me conoces en persona y puede que me rechaces por esto pero — entregando otro obsequio toma valor y habla con firmeza — ¿Te gustaría salir conmigo mañana?.
Un silencio invadió el lugar, ninguna palabra brotó en esos 5 segundos que parecieron una eternidad.
— Sabes, si me gustaría conocerte más — sonriendo extiende un papel a su mano — Es mi número, puedes decir la hora y lugar, adiós.
Despidiéndose, Gabriel siente los labios de la chica tocar su mejilla, despidiéndose para ir con sus amigas a unos metros adelante.
— Adiós, Gabriel~ —
Una indescriptible algarabía brotó de su interior seguido de un golpe en su nuca de parte de Luis.
— ¡Lo hiciste! —
— No pensé que aceptaría —
— Vamos, te ayudaré a planear el asunto, tómalo como mi último consejo — ambos chicos se encaminaron a la limusina que lo esperaba.
Las cosas parecían ir bien para él mientras la noche abrigaba la Ciudadela, a lo lejos sentada en el balcón de su apartamento una chica de ojos como las esmeralda y sonrisa perdida de amor observaba la fotografía de Gabriel antes de ser interrumpida por una manifestación que rápidamente se hizo notar; se trataba de aquella figura que robó en las instalaciones de la compañía, recubierta de un halo de invisibilidad esta se acerca a la chica diciendo:
— Ya sabes que hacer con él — su voz sonaba casi espectral y autoritaria colocando su mano en el hombro de la joven quien ni siquiera le dirigió la mirada.
— Si — mirando nuevamente la fotografía un aura asesina la invade antes de decir — Voy a matarte, Gabriel Wescott.
El peligro es inminente, las amenazas comienza a manifestarse y el alma de que habita en tu sombre reclamará su lugar que merece.
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Bueno gente, hasta aquí el capitulo uno, espero lo hallan disfrutado y dejen su voto.
No olviden seguirme y apoyarme, subiré el siguiente dentro de una semana.
Aquí Alex y hasta la semana que viene, bye bye.
" Wescorp siempre a tu servicio "
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