Capítulo siete

Víctor se sentó sobre el taburete situado en la isla de la cocina. Rebuscó algo en los cajones del mueble, buscando; seguramente, algo de comida y bebida. Kim estaba parada al lado de Francisco, que observaba la escena con intriga. Sabía que, probablemente, su hermano estaría un poco demacrado por la falta de cuidado que los acontecimientos habían provocado, pero no se imaginaba que fuese tan grave.

Intentó establecer conversación en repetidas ocasiones, pero ninguna sirvió para que dejase de comer ni un instante la bollería que estaba engullendo. "Comida"; esa era su principal prioridad tras estar tres días con cinco botellas de agua como único sustento, ya que el estado de su ahora prometida no avanzaba de forma positiva; más bien todo lo contrario.

―¿Hermano? ―musitó Francisco asustado por la forma de actuar.

No obtuvo respuesta, y mientras veía como Víctor seguía engullendo comida, Kim fue acercándose de forma casi imperceptible. Tocó con la yema de su dedo anular el brazo del hermano, y al no obtener respuesta, fue empujando mientras intentaba que le prestase atención.

―Eh... ¿Víctor? ―dijo la niña.

―¡Ñah! ―respondió mientras seguía masticando.

Kim se alejó de Víctor y, mientras esperaban que acabara de comer, empezaron a examinarlo con la vista.

Al fin, tras quince minutos de intensos mordiscos, acabó con el último bollo de crema. "Ahí había calorías para, al menos, un mes". Pensó Francisco.

―Bueno... ―habló Kim―, ahora que has acabado de comer, ¡hola!

―Hola, eehh ―en ese momento, se dio cuenta que no conocía de nada a la niña que le acababa de hablar―. Francisco, ¿quién es esta niña?

―Apareció un día pidiendo refugio. Quiso quedar en el cobertizo, y tras estallar, dejé que se quedase en la casa. Al parecer, tiene problemas ―se acercó a la oreja de su hermano―. Está perseguida por un ente que quiere acabar con su árbol genealógico. Su padre, de clase alta, era nativo de Inglaterra; aunque pasaba la mayor parte de su tiempo en España junto a su familia, por lo cual ella habla el español tan fluido. Un día, ofendió a una bruja y ella, en represalia, lanzó una especie de conjuro de tal magnitud que es el ente que está intentando asesinarla como hizo con su familia. Por cierto, se llama Kim.

―Claro, claro ―empezó a responder con sarcasmo Víctor―. Lo siguiente es que yo me monte en un pony volante y empiece a lanzar rayos multicolor por los ojos.

―¿A qué te refieres? No comprendo esa comparación.

―¡Que estás majara, joder! ¡Si esa renacuaja tiene problemas, los tuyos son psicológicos y mucho peor! ¡No puedes acoger a una niña de la que no conoces más que su nombre y creerte la primera jodida estupidez que te cuente! ¡Un poco de sentido común, por favor!

―¡No estoy majara! Joder, estás paranoico. Sé perfectamente lo que hago.

―¡Claro, seguro que sí! ¡Acoger a una niña con graves problemas psicológicos es normal! ¡Para la próxima, acoge a un parricida, que por lo menos terminas antes! ¡O la hechas ahora mismo, o te arreo una hostia con la que no te quedan ganas de hacer...!

No le dio tiempo a terminar la oración. Un puñetazo fue directamente a su buche, y mientras se encogía de dolor, Francisco golpeó fuertemente en la cabeza y espala.

―¡Vete a la mierda! ―gritó Víctor, al tiempo que le golpeaba con una patada en las piernas a Francisco.

Él contraatacó con un golpe en el pecho, a lo que recibió otro gran puñetazo en la nariz, que empezó a sangrar. Kim se mantenía escondida detrás de una mesa, llorando desconsoladamente.

Francisco miró con odio a su hermano. Primero una patada, después un puñetazo y un cabezazo. Víctor, aturdido por el golpe, serpenteó un poco por la estancia, sin fijarse que Francisco ya no se encontraba enfrente suya. Momentos más tarde, sintió un fortísimo clank en la nuca y cayó muerto; con Francisco en su retaguardia armado con una pala.


Comienza la incertidumbre :)

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