Capítulo 11
[8:12 a.m.]
Lincoln se encontraba en el tejado del edificio departamental. Sentado justo en la orilla del edificio mirando a la nada, envuelto completamente en sus pensamientos. Dejando que la suave y fría brisa de la mañana golpeara su rostro.
Esta vez ya completamente cambiado con ropas limpias que consistía en una remera gris y unos shorts color pastel junto a unas pantuflas de conejo.
El albino había terminado hace un rato de limpiar y prepararles el desayuno a sus tutores, el chico sabía que esos dos no se iban a despertar en un buen rato luego de todas las emociones y revelaciones que surgieron hace unas pocas horas.
Él no era una excepción de tomar un descanso, pero su sentido del sueño era muy distinto al que tenían los humanos, Lincoln no era humano después de todo, por lo que su cuerpo operaba de manera distinta.
Había veces en las cuales podía permanecer hasta un mes sin la necesidad de dormir y comer, pero había otras ocasiones en las que tenía que consumir grandes cantidades de comida y dormir muchas más horas, en ese aspecto casi parecía a un perezoso o a un koala.
Pero al final del día, siempre tenía un poco de energías. Y esta vez, Lincoln se sentía plenamente en condiciones de ser productivo.
¿Cómo no tener energías?
Luego de pegarte a muerte con dos chicas terriblemente peligrosas que controlaban el fuego y el sonido a su voluntad hasta quedar hecho polvo. Luego de que se te revelaran datos de suma importancia acerca de tu origen y por sobre todo eso, saber que hay muchos más como tú de los que pudieras imaginarte.
Eso sin dudas motivaba a Lincoln, la necesidad de saber más y a su vez, la calma que le producía saber acerca de aquel nuevo grupo al que pertenecía. Era extraño, Lincoln nunca se había sentido así antes. Solo los conocía de unas pocas horas, pero, aun así, sentía demasiada confianza en ellos.
Inclusive, el propio Bloody se había mantenido callado todo este tiempo, lo cual le daba un plus extra a la calma que Lincoln sentía en esos instantes.
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Inesperadamente, Lincoln regreso su mirada a la entrada, alguien se acercaba a él, pero se mantuvo tranquilo, pues ya sabía de quien se trataba.
Espero paciente hasta que la puerta se abrió revelando a una niña en pijama amarilla.
De piel clara con unas pocas pecas en su rostro, rasgos asiáticos, nariz pequeña, cabello azabache bastante alborotado [Signo de que apenas despertaba] hasta su nuca, y unos ojos cansados que denotaban que no había dormido del todo bien.
-Buenos días, Linc – Musito la niña medio dormida acercándose al albino.
-Buenos días, Yumiko – Saludo de vuelta en albino con una pequeña sonrisa. – ¿No dormiste bien? – Pregunto mirando su aspecto.
-¿Se nota mucho? – En respuesta, Lincoln asintió.
-Bastante, esas ojeras se notan a kilómetros, ¿te volviste a desvelar viendo películas? – La niña bostezo.
-Seh... – Esta vez la niña abrió mejor sus ojos, dejando ver unos bonitos ojos azules.
-Déjame a adivinar... ¿otra vez te volviste a ver la saga de Toy Story?
-Que comes que adivinas – La niña le dio una pequeña sonrisa. – Ya sabes lo obsesionada que estoy con esas películas.
-En especial, con el personaje de Andy de esas películas – Se burlo y la niña se mostró avergonzada.
-¡Cállate! – Le reclamo avergonzada y ligeramente sonrojada. – De igual forma, ¿Por qué tan despierto a estas horas, es raro verte aquí tan temprano? – La niña miro al albino que regreso su mirada a las calles, observando perezosamente como las cosas comenzaban a tomar animo en la ciudad.
-Digamos que estoy en esos momentos donde me pongo a reflexionar – Contesto tranquilamente, a lo que la niña levanto una ceja en duda.
-Eso te pasa una vez cada mil años, y la última vez fue hace dos semanas, supongo que paso algo para que estés aquí, ¿no? – La niña se acercó al albino que no cambio su mirada.
Lincoln se abstuvo de responder. En respuesta a su silencio, Yumiko se interesó más.
-Sucedió algo, ¿no es así? – Volvió a preguntar esta vez mirando más curiosa al albino.
De nueva cuenta, Lincoln no contesto, por lo que la niña que era considerablemente más baja que él, se acercó y coloco sus manos en los hombros del albino sacudiéndolos.
-¡Vamos, si pasa algo dímelo! – Chillo la niña en un tono juguetón.
Lincoln solo se dejó sacudir sin ninguna expresión en su rostro. Sin embargo, una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
-¿Tanto te interesa saber? – Pregunto con una sonrisa socarrona.
-¡Sí! – Contesto Yumiko.
-Pues es secreto, así que no te lo diré – Se volteo casi como si estuviera indignado.
-¡¿Eh?! ¡¿Cómo qué no?! – La niña se cruzó de brazos con un lindo ceño fruncido.
-Tal como lo oíste, es un s-e-c-r-e-t-o – A Lincoln casi se le escapa una risa cuando vio su linda y redonda carita enfadada. Era un extraño placer que tenía el albino, hacer enojar a Yumiko.
-Sí me lo vas a deci...r – Eso pudo haber sonado como una exigencia, pero en realidad era una afirmación. – Después de todo, soy tú MEJOR AMIGA y los amigos de verdad, se cuentan todo – Sonrió victoria y orgullosa de su argumento.
Lincoln amplio su sonrisa y soltó una pequeña risa que avergonzó e irrito a la chica.
-¡No te burles de mí, idiota! – Le exigió la niña de pijama amarilla.
-Ya, ya, ya, tranquila, está bien, te lo cuento – Ambos se sonrieron amistosamente. – Toma asiento que esto va para largo – Y así como Lincoln anuncio, tardo cerca de media hora contarle todo. O bueno, no todo, ya que Lincoln omitió algunas partes que no era del todo agradable como decapitar a una chica de un golpe o que casi le explotaron la cabeza.
Uno pensaría que Yumiko se asustaría por lo narrado. No obstante, la niña se sintió emocionada, mirando con estrellas en los ojos al albino.
-¡Eso es increíble, Lincoln! ¡Siempre supe que había más como tú! – Las palabras de la emocionada chica avergonzaron un poco al albino.
-Sí, la verdad, a mí también me alegra haberlos encontrado (aunque en realidad ellos me encontraron a mi) – Pensó eso último, pero le restó importancia.
-¿Qué harás ahora que formas parte de ellos? – Pregunto curiosa.
-No lo sé realmente, supongo que buscar a otros como yo. Total, me dijeron que fuera con ellos hoy, así que supongo que habrá más cosas que me aclararan – De inmediato, Lincoln sintió que la había cagado cuando miro la sonrisa feliz y los ojos oscurecidos por su cabello de Yumiko.
-¿Puedo ir? – Pregunto mirando a su amigo.
-Err... no creo que sea la mejor idea llevarte por... – Fue interrumpido por la niña.
-¿Puedo ir? – Volvió a preguntar esta vez acercándose más al rostro del albino.
-Bah, esto ya es una batalla perdida – Comento Bloody mirando a Yumiko. – Va a molestar todo el día con esto, así que ahorrémonos esta mierda – Lincoln suspiro. Sabía que su otro yo estaba en lo cierto.
Cuando Yumiko se ponía de esa manera no había quien la parase.
-Está bien...
-¡Yuju! – Exclamo emocionada.
-Solo no vayas a cometer una estupidez que nos meta en problemas – Dijo Lincoln rascándose la cien.
-Eso ya lo haces tú, pero no importa, sé que no me pasara nada – Lincoln levanto una ceja en duda.
-¿Y eso por qué lo crees?
-Porque te tengo a ti, tonto – Le saco la lengua mientras que el albino abría los ojos con una chispa de emoción en ellos.
-¿Qué? – Dijo apenado y confundido.
-Es obvió tonto, por más que quieran hacerme daño, sé que tú me protegerás, y sí esos tipos no fueran como tú, ¡yo también te podría proteger! – Dijo asumiendo una pose de pelea típica de película de acción.
-Supongo que tienes razón – Suspiro resignado y con leve sonrojo en sus mejillas, evitando el contacto visual, todo mientras la chica se reía de lo apenado que lucía su amigo. – Bien, supongo que en unas dos horas iremos con ellos, así que vete preparándote de una vez.
-Me parece bien, tengo que avisarle a mi abuela y pedirle permiso, me voy a bañar e iré a darle de comer a mi tarántula, antes de terminar mi tarea. ¿Te veo en la puerta de mi departamento?
-Me parece bien... – Otra duda surgió en la cabeza de Lincoln – Por cierto, ¿Cómo sabías que estaba aquí?
-Mi abuela me dijo que te vio subir las escaleras – En ese momento, Lincoln se acordó que había tenido una breve charla con la abuela de Yumiko, la Sra. Itomi antes de subir.
-Malditos ancianos, siempre madrugando
-Ah sí, ya me acorde – Musito Lincoln y volvió a mirar a la niña. – Ya vete, shu shu – Yumiko le saco la lengua mientras se marchaba de regreso.
Una vez estando solo, Lincoln maldijo para su interior, a veces se preguntaba por qué demonios era tan débil con ella o con Roxan. Esa duda era le molestaba bastante, pero por ahora, tendría que confiar de que sus nuevos compañeros no intentaran lastimar a su mejor amiga.
-¡Oye, una pregunta más! – De pronto Yumiko regreso mirando a Lincoln.
-¿Qué pasa?
-¿Hay alguno de esos "hermanos" tuyos que tenga habilidades de insecto?
-No hasta donde sé.
-¡Rayos! Como sea, ahora sí me voy – Tras decir eso se marchó.
Sip, definitivamente, Lincoln desconocía cómo funcionaba el cerebro de los humanos.
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-¿Ya estas lista? – Pregunto Lincoln recargado en la pared a lado de la puerta del departamento de Yumiko. El albino se veía aburrido.
-¡Ya casi! – Grito Yumiko desde el otro lado.
Lincoln solo rodo los ojos, la niña llevaba diciendo eso desde hace unos diez minutos. Lincoln agradecía ser una persona paciente y relajada, pero a la vez, se maldecía por aburrirse con facilidad de las cosas.
Esa era una de las razones por la cual nunca se concentraba demasiado en una sola cosa. Cuando él estudiaba con Roxan avanzaba a pasos a agigantados en los temas, pero terminaban de aburrirle al cabo de una semana, la actividad física le resultaba más entretenida, pero sin tener alguien con quien competir arruinaba las cosas. Por supuesto, eso era antes de conocer a Connie y al resto.
Una leve sonrisa se formó en su rostro.
En serio que Lincoln se encontraba emocionado de ir, tenía muchas cosas que hablar con ellos e incluso podrían pelear un rato, solo tendría que tener cuidado con Yumiko.
Esperaba que no fuera un problema, dudaba que lo fuera, ya que ellos no eran agresivos, esperaba que por ser humana ese atributo de ellos no cambiase.
Fue sacado de sus pensamientos cuando por fin Yumiko salió de su departamento.
La niña vestía con una camisa de manga larga color entre azul turquesa combinado con un verde esmeralda. Pantalón de mezclilla un poco roto. Zapatillas rosadas. Con una cadena dorada en su muñeca izquierda y un broche para el cabello con forma de mariposa color purpura.
-¡Ya estoy! – Aviso con una sonrisa animada.
-Ya era hora – Lincoln hizo la señal para que la siguiera y Yumiko, así lo hizo.
Bajaron en un cómodo silencio por las escaleras hasta salir del edificio.
-¿Le avisaste a la Sra. Roxan y al Sr. Ricardo de esto? – Pregunto la niña.
-Les deje una nota pegada al refri, todavía están dormidos y seguro que ven la nota, su desayuno está en el refrigerador después de todo – Lincoln se encogió de hombros. Aunque interiormente ya no sentía ese peso encima de irse sin que sus tutores supieran donde esta.
-Bien... Por cierto, ¿hasta dónde queda ese lugar? – Pregunto la chica que se llevó su monedero por si le daba hambre y decidía comprar algo en el camino.
-Casi saliendo de la ciudad al noroeste – En ese momento, la niña se detuve.
-¡¿Qué?! ¡¿Está muy lejos?! – Los nervios invadieron a Yumiko, ella nunca había estado a más allá de tres cuadras alejada de su casa.
-Tú tranquila, ese lugar está abandonado, salvo por ellos. No tienes que preocuparte de los asaltantes de mala monta
-Lo sé, pero...– La chica en serio se sentía nerviosa, nunca le agrado demasiado alejarse tanto de su abuela. Sabía que nada le pasaría con Lincoln, pero no podía quitarse esa sensación de en medio.
-¡Ya sé! ¿Qué tal si te llevo cargado para ir más rápido? – Propuso Lincoln.
-¡Ni loca, la primera vez pensé que sería genial, pero me da demasiadas nauseas a la velocidad a la que vas! – Yumiko se negó rotundamente esa propuesta. La última vez que hicieron eso se la paso diez minutos encerrada en el baño vomitando su desayuno, comida y cena. Para la niña de rasgos asiáticos, fueron los diez minutos más largos de toda su corta vida.
-Entonces prefieres caminar hasta allá
-Yo no dije eso... pero podrías conducir el auto del Sr. Ricardo – Propuso la chica.
-No puedo – Declaro.
-¡¿Por qué?! ¡Si aprendiste a conducir en tu primera vez al volante! – Exclamo llamando la atención de los pocos transeúntes que pasaban.
-Porque mi querido tutor choco el auto hace tres días – Explico tranquilamente.
-Oh... – Fue lo que alcanzo a decir.
-Sip... "oh" – Lincoln dio un bostezo.
-¿También tienes sueño? – Le pregunto.
-No, solo estoy aburrido – Declaro mirando a la niña.
-¡Pues apurémonos entonces! – Al terminar de decir eso, Yumiko se arrepintió cuando vio la sonrisa socarrona del albino.
-¡No se diga más!
-¡Espe-! – Fue interrumpida cuando Lincoln la tomo por los muslos y la levanto apoyándola en su espalda. Y sin darle tiempo, salió corriendo en un borrón blanco junto a un chillido de damisela.
Al cabo de poco más de cinco minutos, ambos niños de once años [Aunque uno no lo aparentara] llegaron a su destino.
-Llegamos – Declaro animado, cosa que Yumiko no podía compartir. Su cara se encontraba verde por el mareo y Lincoln viendo lo inevitable, la bajo de su espalda, se colocó detrás de ella y la sostuvo para que no le vomitara encima.
Y así paso, Lincoln dándole palmaditas en la espalda a Yumiko mientras ella expulsaba su desayuno.
Cuando la niña termino miro con una cara de pocos amigos al albino.
-¡I-Idiota! – Lo insulto dándole un golpe en su abdomen, seguido de otros dos antes de casi perder el balance.
-No te excedas – Dijo Lincoln tranquilamente.
Yumiko respiro hondo tratando de orientarse mejor. Al cabo de dos minutos, la chica ya podía andar sola, aunque eso no le quitaba el desagradable sabor a bilis en su garganta.
-Cuando volvamos tomaremos un taxi – Declaro y su expresión decía que esa decisión no podía ser cambiada.
Caminaron hasta aquella casa donde se encontraban los "Avanged Sevenfold" y para sorpresa de Yumiko, pero no para Lincoln, Luz, Gaz y Marco ya lo estaban esperando afuera de la casa.
-Que puntual eres, número uno – Dijo Marco mirando al albino.
-No es como si tuviera otra cosa más interesante por hacer como para llegar tarde – Respondió Lincoln, chocando lo cinco como si fueran amigos de toda la vida.
-Estas mejor luego de la paliza que te di ayer, Lucy – Gaz le sonrió burlonamente.
-Según recuerdo, eras tú la que se encontraba en el suelo, luego del golpe que te di – El albino le sonrió de la misma forma.
-Que me hayas acertado un golpe, luego de que te hiciera polvo dejando tu trasero al descubierto, no significa que hayas ganado – Se noto la competitividad con la que dijo eso.
-Eso ya lo veremos cuando toque la revancha – De la misma manera, Lincoln sintió esa emoción que le hacía querer moler a golpes a la chica con una sonrisa de oreja a oreja, mientras ella hacía lo mismo con él.
-Todavía es temprano para eso – Los interrumpió Luz con una sonrisa amigable. – Ahora... chico nuevo, ¿Quién la niña que viene contigo? – Señalo Luz a Yumiko mirándola curiosa con esos dos ojos bicolor.
-Ah, ella es... – Fue interrumpido cuando Yumiko se puso en frente de él plantándole cara a los tres seres que la veían con curiosidad.
Los cuatro "ángeles" pudieron escuchar claramente el corazón de la niña que iba muy acelerado, a causa de los nervios que invadían a la chica. Yumiko cerró los ojos, inhalo y exhalo profundamente.
-¡Mucho gusto, Soy Yumiko Ōno y soy la mejor amiga de Lincoln! – Se presento con frágil confianza.
Los tres miraron a la chica en silencio para luego mirar a Lincoln, para que confirmada lo dicho.
Lincoln se rasco la mejilla y asintió con un poco de vergüenza.
Al ver ese silencio incomodo que se generó, Yumiko no pudo evitar preguntarse.
-(¡¿Acaso hice algo mal?!) – Pensó casi al borde del pánico.
-Esto sin duda va a ser muuuuy entretenido de ver – Afirmo Bloody mirando con una sonrisa al maniobro de nervios que era Yumiko en esos instantes.
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-¿Debería hacer algo con ese chico pelirrojo...? – Se pregunto para sí mismo el albino en voz baja. Apenas ayer cuando se encontraba en el arcade con sus nuevos amigos, había aparecido ese chico pelirrojo que siempre lo retaba a pelear, con dos o tres matones apoyándolo, matones que eran los primeros en abandonarlo una vez les rompía la nariz.
Ese chico sí que era persistente en ese afán de querer partearle el trasero. Desde que lo conoció cuando defendió a Clyde había estado intentando tomarlo desprevenido para darle una paliza. Por supuesto, todo eso se limitaba a intentos fallidos.
Lincoln no sabía si ese chico al cual siempre le cambiaba de nombre, porque nunca se acordaba el verdadero. La opinión de Lincoln hasta ahora era sencilla: Ese pelirrojo era alguien muy rencoroso o un completo retrasado mental por seguir intentando vencerlo luego de todas las veces que le había pateado el trasero, podían ser ambas y eso le explicaría muchas cosas. Sin embargo, Lincoln no sentía ni el más mínimo interés en ese muchacho.
-Nah/Nah – Dijeron tanto Lincoln como Bloody restándole importancia. A los dos les daba demasiada pereza ese chico.
Caminando sin prisa por la acera de la avenida Franklin con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, saludando de vez en cuando a algún conocido que había hecho en su estancia dentro de Royal Woods.
Eso era algo que a Lincoln le agradaba, la tranquilidad de este pueblo, donde el índice de criminalidad era más bajo al promedio. Solo le habían tratado de asaltar dos veces por el barrio de su departamento y para ser el más pobre de todo el pueblo, era mucho menos comparado a Detroit.
Claro que comparar una ciudad con un pueblo era una cosa muy rebuscada, pero a Lincoln no le importaba demasiado, solo agradecía no tener que amenazar a toda una banda criminal para que no le molestaran mientras caminaba, aquí solo eran malhechores de poca monta o uno que otro niño pobre.
Rascándose la nuca, observo la moderada casa de dos pisos y un ático en la cual vivían esas doce personas las cuales, dos eran sus jefes y el resto, niñas a las que tenía que cuidar.
Con los ánimos un poco recuperados al ver la casa Loud, se encamino a la entrada. Como siempre tocando la puerta y esperando que le abrieran.
Quien le abrió no fue ni más ni menos que Lynn. Como era de esperarse no se le vio muy contenta de ver al albino.
-Ugh, la enana – Bloody se quejó, ni él ente ni Lincoln tenían muchas ganas de lidiar con la castaña.
-Hola – Saludo Lincoln forzando una sonrisa.
-¡Adiós! – Grito Lynn azotando la puerta con todas sus fuerzas.
No obstante, Lincoln puso su mano deteniendo la puerta en seco.
Esto sorprendió a Lynn quien esperaba que el Lincoln no reaccionara, pero él había sido mucho más rápido de lo que ella podía ver.
Abriendo la puerta y entrando a la casa miro fijamente a Lynn quien frunció el ceño, pero antes de que esta pudiera mencionar una palabra, Lincoln la interrumpió adelantándose a cualquier cosa que le pudiera decir.
-Mira Lynn, ahórrate el monologo sobre que me quieres fuera y déjame hacer mi trabajo, si no es mucha molestia. – Dijo Lincoln mirando sin expresión a Lynn.
En respuesta, la castaña trono sus puños en señal de amenaza.
-Lo haré cuando por fin te largues de mi casa y me dejes en paz a mí y a mi familia – Lo miro retadoramente.
-Eso pasará cuando tu familia no sea un desastre – Ese comentario había ofendido a Lynn, pero antes de que pudiera replicar, Lincoln volvió a hablar. – Mira... sé que yo no te agrado, así como tú no me agradas a mí, pero te guste o no, tendrás que soportarme hasta que tus padres decidan despedirme.
Sus palabras no fueron muy bien recibidas por parte de la atleta que cada vez se veía más y más furiosa con el albino, pero en ese instante, el cerebro de Lynn hizo 'click' y una idea surgió, una idea que dibujo una sonrisa en su rostro.
Hubo un incómodo silencio hasta que Lynn se dio la vuelta.
-Haz lo que quieras perdedor, solo aléjate de mí, no quiero que tu peste de perdedor se me pegue y pueda arruinar mi buena suerte – Con esas palabras dichas fue a la sala con una sonrisa en su rostro.
-(Me dice apestoso cuando ella huele a sudor 24/7, menuda arrogancia e ignorancia la que se carga esa chica) – Pensó el albino con un suspiro.
-Lo peor es que seguramente habrá pensado en una idea estúpida por esa sonrisa de villana de película que puso – Bloody miro aburrido a Lynn que se encontraba viendo la televisión en la sala.
-(Seh... tiene toda la pinta...)
Tanto Lincoln como Bloody guardaron silencio durante unos segundos.
-Apostamos mil verdes a que su plan es convencer a sus padres de despedirnos – Comento Bloody con una sonrisa socarrona.
-(Hecho) – Ambos soltaron una risita. Lynn era demasiado predecible para los dos.
Ignorando el grito de Lynn del porque se estaba riendo, se dirigió a la cocina, ya que pudo sentir a cierta personita amante del rock y de tirar su vida a la basura.
-Hola – Saludo Lincoln animadamente a Luna quien se encontraba de espaldas con el grifo del lavabo abierto.
Su saludo fue absolutamente inesperado para la castaña quien dio un saltito del susto y al voltear a ver de quien se trataba su temor solo creció más.
-¡¿Qué haces aquí?! – Exclamo asustada.
-Trabajo aquí, ¿recuerdas? – Se acerco un poco a la chica quien cada vez estaba más tensa.
-Te veo un poco cansada, ¿Segura que esa gran siesta que te diste ayer te sentó bien? – Ante esa pregunta, Luna trago saliva.
La chica se había sentido del asco, su cuerpo se sentía terriblemente cansado, sus músculos se sentían demasiado entumecidos y su cabeza le dolía como los mil demonios. Aun cuando se acostó para recuperar fuerzas y durmió por más de diez horas, aun se sentía demasiado fatigada. Ni en su peor cruda se había sentido tan mal.
Y la causa de su estado se encontraba justo en frente de ella con una sonrisa delgada en su rostro y esos ojos rojos tan atroces mirándola con interés.
Luna chasqueo la lengua y miro molesta al albino.
-¡¿Qué demonios fue lo que me hiciste ayer?! – Le reclamo con una gran mezcla de sensaciones.
-Yo... nada, ni siquiera te puse un dedo encima en todo lo que estuve aquí ayer – Por su lado, Lincoln permaneció igual y respondió con calma.
Luna entrecerró su mirada.
-Sabes a lo que me refiero... ¡esas palabras que me dijiste cuando me estaba por ir con mis amigos! ¡¿Tenían alguna clase de hechizo consigo?! – Ante esas acusaciones Lincoln solo alzo una ceja, curioso y divertido por la reacción de Luna.
-¿De qué hablas? Solo te pedí que regresaras a la casa, eso fue todo – Respondió con sencillez.
-¿En serio...? Y entonces... ¿Cómo explicas que te hiciera caso?, eh – Lincoln se encogió de hombros.
-No lo sé, supongo que te caí bien, me respetas o te gusto. Una de esas opciones puede ser, quien sabe – Luna apretó los puños llena de frustración. Lincoln solo se estaba burlando de ella haciéndose el desentendido, pero Luna no era tonta como Leni, ella sabía que aquí había gato encerrado y de alguna forma, ese albino tenía que ver por lo sucedido ayer.
-Te sugiero que andes con cuidado, mocoso o... – Fue interrumpida por Lincoln
-Amenazar a tu niñero no es una buena idea, Lunita, te puede meter en problemas con tus padres... o bueno... en más problemas con ellos. Más con esas suposiciones y acusaciones tan absurdas – La tomó de los hombros suavemente, sobresaltándola. – Debe de ser tú imaginación, tanto alcohol y antidepresivos te pueden llegar a atrofiar los sentidos y los músculos, ¿sabes? – Ante esas palabras Luna se quedó callada.
No era una sorpresa para nadie que la conociera su tendencia por el alcohol, pero a la chica le sorprendió que el albino supiera de las "pastillas de la felicidad" que compartía con Luan. Ahora podía hacerse una idea de quien las había tomado.
Trago saliva y empujo levemente al albino para separarse.
-No me toques – Declaro alterada.
-Wow, relájate un poco Lunita. Creo que aun estas un poco cansada, mejor deberías ir a recostarte – Luna trago saliva tomando eso como una orden. Respirando hondo camino lentamente a la salida con dirección de a su cuarto, sabía que no podía hacer nada en contra de Lincoln en sus condiciones y menos con la posibilidad de que la obligara a moverse en contra de su voluntad como ayer.
-No fastidies... – Fue lo que murmuro mientras se marchaba.
-¿Necesitas ayuda a subir las escaleras? – Lincoln se ofreció a ayudarla.
-¡Solo aléjate de mí! – Con eso dicho se marchó de la cocina dejando a Lincoln solo.
-Por la madre tierra que incomodo fue eso – Lincoln se rasco la mejilla, sin duda, no era la mejor conversación que pudo tener con ella.
-Otra Loud que nos detesta a la lista – Comento Bloody con una sonrisa sádica. – Esto sin duda, complica un poco más nuestro plan para tener domadas a estas zorras
-(Admito que con ella no la tendré fácil, ya que empecé con el pie izquierdo, pero nada que no pueda hacer)
-Visto de lejos esto parece más como si la hubiéramos violado y la estuviéramos amenazando
-(Ya... seh... creo que me di cuenta tarde de eso, pero ya que, lo hecho, hecho esta y supongo que con ella me tomare mi tiempo de arreglar esta situación, pero por el momento que se recupere por completo, ya veré como lidiar con ella sin parecer un violador o un abusador de lejos) – Lincoln cerro el grifo del lavamanos que Luna había dejado encendido.
-Supongo que iré a ver a las gemelas... – Cuando termino de decir esas palabras se percató que en el refrigerador había una carta para él.
Se acerco y vio la bonita letra de quien suponía era Rita. La tomo en su mano y la leyó.
Querido Lincoln, si estas leyendo esto, significa que ya llegaste y no pude regresar a casa a tiempo.
De ser ese el caso, te dejo esta carta para avisarte de unas cosas.
Se trata sobre Luan, Leni y Lori, ellas están ocupadas por lo que volverán como por las ocho de la noche. Luan fue a su club de teatro por la tarde, Leni fue a su trabajo en el mall y Lori en su club de Golf.
Deje la cena que hizo mi esposo ayer para que la recalientes en caso de que tardemos más de lo habitual o por sí les da hambre a las chicas.
Tú también puedes servirte si tienes hambre, no te preocupes por ello, hay suficiente comida para que te puedas dar ese lujo.
Eso sería todo, espero que mis hijas no te den tantos problemas.
Atentamente, Rita.
-Que formal – Fue lo que alcanzo de decir al terminar de leer la carta que Rita le había dejado. – Bueno, ya decía yo que este lugar no estaba tan revoltoso como ayer, como sea, mejor para mí y mi plan – Tiro la nota al bote de basura y se dirigió al segundo piso a ver a las gemelas.
Tranquilamente camino hasta las escaleras del segundo piso, evadiendo a Luna en el proceso quien se encontraba a mitad de las escaleras a un ritmo de tortuga.
Lincoln prefirió no molestarla por ahora, así que solo paso de largo y no miro a la castaña. Que, junto con Lynn, la cual miraba de más atrás, ambas hermanas observaban cuidadosas a aquel intruso que había llegado a su territorio.
Mientras las dos chicas se quedaban mirándolo envueltas en sus propios pensamientos, Lincoln se dirigió a la habitación de las gemelas, mirando brevemente a la habitación de Lisa.
-Creo que tú serás la primera... – Murmuro para sí mismo.
Se puso enfrente de la puerta de la habitación de las gemelas. Lincoln sabía que se encontraban ahí, podía sentirlas. Toco suavemente la puerta.
-¿Quién es y qué quieres? – Respondió la voz chillona de Lola preguntando perspicazmente.
-El repartidor de pizzas – Respondió Lincoln poniendo grave la voz.
-¡¿Pizza?! – Pudo escuchar la voz emocionada de Lana antes de que la puerta se abriera de golpe. Claro está que la niña se sintió un poco decepcionada al no ver ninguna pizza. No obstante, su ánimo se recuperó casi de inmediato cuando vio de quien se trataba.
-¡Lincoln llegaste! – Grito emocionada Lana que no perdió el momento en darle un pequeño abrazo.
El albino sonrió ante ese lindo gesto.
-¿Cómo estas, apestosa? – Pregunto dándole pequeñas palmadas en la espalda.
-Llena de lodo, así que estoy espectacular – Declaro alegremente la chica de gorra.
-Bien, me alegro no ser el que te lava la ropa – Lana se rio ligeramente. Esta vez, Lincoln dirigió su mirada a Lola quien la veía con las mejillas infladas y unos ojos casi llorosos, todo eso mezclado con una expresión llena de rabia.
El albino sonrió socarronamente.
-¿Tú cómo estas, princesa? ¿Celosa? – Ante esas preguntas, la niña solo desvió su mirada, girándose con indignación.
-¡Porque estaría celosa de esa mugrosa! – Lana en respuesta le saco la lengua burlándose de su gemela.
-Ya, ya, ya, ahora dilo sin llorar – Lola se giró molesta a su hermana.
-¡Cállate!
-Tranquila princesa, estar enojada te va a provocar que te salgan arrugas, canas y una hernia y eso no te ayuda para con tus concursos, ¿o sí? – Lola se volvió a girar indignada.
-¡Si solo viniste a molestarme, sal de mi habitación! – Ante eso, Lincoln se acercó y acaricio suavemente su cabeza, provocando que Lola lo voltease a ver. Curiosamente, no aparto la mano de su cabello.
-Ya mira, un poco de cariñito para ti también, para que no te enojes – Pese a la pequeña burla, el tono de voz de Lincoln era uno muy reconfortante y lleno de calidez.
-Más te vale que la mano con la que acariciaste a esa piojosa no sea la misma con la que me estas acariciando ahora, porque sí es así me tendrás que pagar todo el tratamiento de mi hermoso cabello – La niña se cruzó de brazos con una mirada que indicaba que hablaba en serio. Sin embargo, Lola no aparto la mano de Lincoln y lo dejo acariciarla un poco más.
Todo ante las pequeñas risillas de Lana.
-Bueno, viéndolas tan tranquilas en su habitación me puedo imaginar que ya hicieron su tarea, ¿no?
-Ya la hicimos – Afirmo Lana entusiasmada.
-Solo encargaron una investigación sobre las lluvias ácidas y nada que una visita a Wikipedia no pueda arreglar – Comento Lola en un tono altanero.
-Que bien, que bien, eso significa que podemos jugar un rato en el patio aprovechando que Lynn no está como animal haciendo sentadillas – De inmediato los ojos de ambas niñas brillaron entusiasmadas.
-¡Si! – Exclamaron emocionadas.
-¿Tú también quieres unirte, pequeña? – Lincoln volteo su mirada hasta el margen de la puerta donde la pequeña niña se asomaba.
La pequeña rubiecita aparto la cabeza, solo para que unos pocos segundos la volviera a asomar, asintiendo tímidamente.
-¡Perfecto, entonces vamos! – Dijo un animado Lincoln tomando a la niña en sus brazos y saliendo de la habitación.
-¿Desde hace cuando estaba ahí? – Se pregunto Lola.
-Quien sabe, quizá este imitando a Lucy – Comento Lana.
-Ugh, mientras que no sea una copia de la duquesa de la oscuridad todo bien, no quiero a otra chica tenebrosa en esta casa
-¿De qué hablas?, Sí tú también eres tenebrosa, con eso de que amenaces a todos solo por tu conveniencia
-¡No digas tonterías! Yo marco mi territorio, yo no me la paso ahí espiando a las personas desde las sombras
-Sí lo haces, solo que no desde las sombras – Lana soltó una risita.
-¡Cállate! – Le dio un leve un empujón en respuesta, Lana solo siguió riéndose entre dientes.
-¡Oigan! ¿Van a venir o no? – Escucharon gritar a Lincoln desde el piso de abajo.
-¡Sí ya vamos! – Dijo Lana corriendo siendo seguida por su gemela.
Lo que solo Lincoln sabía fue que desde los ductos de ventilación un pequeño ratoncito escucho todo desde las sombras.
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-¡Me comeré a esa, princesa! – Gruño un Lincoln vestido con un curioso traje de dragón hecho de cartón.
-¡No te lo permitiré, bestia! – Declaro una Lana que al igual que el albino tenía un improvisado atuendo de caballero empuñando su espada [La cual era solo una rama gruesa].
-Gran caballero, por favor... ¡defiéndeme de la malvada bestia que intenta destruir mí reino y mi vida! – Exclamo Lola, que a diferencia de su hermana y del albino, su atuendo de princesa era uno real.
Habían estado por lo menos una hora jugando. Empezaron con juegos clásicos como las traes, las escondidas, entre algunos otros más, hasta que las gemelas se cansaron de esos juegos y mejor se decidieron a jugar un juego de rol. Este era "La princesa, el dragón y el caballero".
Era curioso para Lincoln el que todo esto le estuviera entreteniendo tanto. Cuando él era como de la edad de las gemelas, siempre que veía a otros niños hacer esta clase de juego, se preguntaba qué era lo que hacía eso tan divertido, siempre estuvo solo en ese entonces y en aquel momento no entendía esos juegos. Solo fue cuando conoció a Yumiko que pudo entender lo divertidos que podían ser estos juegos.
Aunque en un principio le había resultado tan malditamente sencillo ganar todo eso, su pequeña amiga era una terca que se rehusaba a perder de esa forma.
No fue hasta que la dejo ganar que se dio cuenta que en verdad se había divertido mucho. Aun cuando Yumiko genuina e inocentemente creyó en su victoria, la cual le había tomado mucho sudor y esfuerzo, y que para Lincoln fue tan sencillo de dar. Fue inevitable para ambos niños de reírse por lo sucedido.
Extrañamente, los recuerdos de aquel entonces cruzaban de nueva cuenta la mente de Lincoln. Ver a esas dos niñas de cabellos tan rubios y con esas sonrisas tan puras dibujadas en esos dulces rostros infantiles, llenaron al albino de una gran nostalgia.
-(Me recuerdan demasiado a Yumiko) – La sonrisa tan dulce que Lincoln había puesto de forma inconsciente, reemplazando la figura de las gemelas por la de su mejor amiga. Fue solo un instante lo que duro esa imagen mental para luego esfumarse con la brisa de la tarde.
-A su modo se parecen a ella – Incluso Bloody sonrió, sintiendo exactamente lo mismo que su contraparte, solo que en lugar de sonreír tan dulce como lo estaba haciendo el albino, el ente sonreía tan torcidamente que no transmitía en nada las emociones que realmente estaba sintiendo en esos momentos.
-(Me pregunto sí Yumiko se hubiera llevado bien con estas dos) – Aun envuelto en un mar de recuerdos, Lincoln levanto a ambas niñas que chillaron, metidas en sus papeles y en las vueltas que Lincoln estaba dando con ellas en cada brazo.
-Ella siempre podría haberse llevado bien con todos, solo que le faltaban muchos ovarios para ser ella la que iniciara la conversación y no tartamudear con cada sílaba que salía de su boca en el proceso
Las risas de las niñas llenaron de más recuerdos la mente del albino.
Cada que Lincoln las miraba, Lana o Lola desaparecían por completo y eran reemplazadas por Yumiko. Fue como volver al pasado. Y justo en aquel momento de dicha para el albino, miro a los ojos a una de las Yumiko que llevaba en sus brazos.
La vio directamente a los ojos y en ellos solo pudo ver un indescriptible vacío de muerte.
La sonrisa dulce y las pequeñas risas de aquella ilusión se desvanecieron solo para transformarse en una imagen de muerte. Su rostro pálido, sus ojos vacíos, su expresión horrorizada y el gran agujero que tenía justo donde estaba su corazón derramando cantidades enormes de sangre que manchaban todo el suelo.
En ese instante, Lincoln recordó... porque odiaba tanto su pasado.
En ese momento, solo soltó a las gemelas, que cayeron pesadamente al suelo. Pero en esa fracción de milisegundos que duro esa caída... Lincoln vio como la mirada de Yumiko se perdía en el vacío y solo veía como sus manos manchadas de sangre la dejaban ir.
-¡Ten más cuidado, pedazo de imbécil, mira como dejaste mí vestido! – Le reclamo Lola, mirando al albino furiosa y, sobre todo, adolorida.
-¡Eso fue genial! – Exclamo Lana llena de euforia.
En el momento en el que ambas miraron el rostro del albino, momento que duro un segundo, pudieron ver como los ojos del albino brillaban con la más pura desesperación.
No obstante, para Lincoln quien ese momento había durado demasiado tiempo, al momento de escuchar el primer chillido de Lola, recobro la compostura, y pudo pisar la tierra de nuevo.
-¡Ay lo siento, se me resbalaron! – Por un momento ambas niñas no escucharon lo que dijo el albino, por quedarse mirando su rostro, llenas de pavor.
Fue solo un segundo que miraron esa expresión del albino, y en su mente, fue incluso más rápido de lo que fue en realidad, pero aquel rostro que casi podían jurar había sido su imaginación, les causo un fuerte escalofrío.
Al igual que Lincoln, las disculpas sinceras del albino fue lo que las saco de ese corto trance. El albino rápidamente se acercó a ambas para examinarlas con cuidado.
No había sido ningún golpe fuerte, tampoco tenían una herida grave o considerable. Sin lugar a dudas, esas peleas entre sí las fortalecían físicamente.
-Ufff... me alegro de que estén bien – Concluyo el albino, incluso antes de que alguna de las dos pudiera decir algo. Las ayudo a levantarse y les limpio un poco la ropa y el rostro.
Por lo general, Lana se hubiera quejado de tal acción o Lola le hubiera gritado de no arruinar más su precioso vestido de princesa. Sin embargo, para ambas niñas ver el rostro lleno de alivio de Lincoln, las conmovió casi al borde de las lágrimas.
-¡¿Eh?! ¡¿Esta bien?! – Lincoln se asustó al ver como ambas se le quedaban mirando fijamente al borde de las lágrimas.
-¡Puta madre, la cagamos! – Bloody compartió ese susto.
Sin decir ni una palabra, las dos niñas abrazaron al albino, quien no se esperó tal acción.
-Sí... sniff estamos bien sniff – Respondió Lana enterrando su rostro en su camisa.
-Solo se me sniff metió tierra en sniff los ojos – Respondió Lola de la misma manera.
Lincoln se mantuvo en silencio sin saber que hacer, eso hasta que sintió otras manos abrazándolo de la pierna derecha. Se trataba de Lily, quien en todo el rato que había estado jugando decidió descansar un momento en el árbol mientras miraba a sus hermanas y a Lincoln rolear.
La menor de las Loud solo había visto como Lincoln había tomado a sus hermanas, las había hecho girar en círculos para luego soltarlas de golpe, poner una cara muy horrible y fue ver como sus hermanas se pusieron al borde de las lágrimas y ver esa expresión de preocupación del albino que le hicieron recordar brevemente a su propia madre lo que hizo que Lily quisiera unirse a ese inesperado y un poco incomodo abrazo.
-Umh... bueno... – De nueva cuenta, un gran déjà vu se repitió y nuevamente, Yumiko regreso a su mente.
-(Carajo, a veces no entiendo a los humanos) – En serio que a veces a Lincoln le costaba entender a los humanos. Pero, sobre todo, le costaba procesar lo que acababa de suceder.
-Mirándolo del lado positivo, no la cagamos – Respondió Bloody dando un suspiro.
~0~0~0~
Sin duda, la situación se había vuelto incómoda para Lincoln. No entendió porque las gemelas y Lily lo habían abrazado. En serio, que no lo entendía. Quizás por esa razón le costó tanto pensar cómo sacar un tema de conversación.
Había decidido detener los juegos para que se limpiaran, bebieran agua y descansaran. El albino se encontraba en el margen de la puerta de la cocina, mirando a las tres niñas en el sofá mirando televisión.
Las tres lucían mucho mejor, riéndose de vez en cuando con algunos de los chistes de la Sitcom de comedia que se encontraban viendo. Lincoln era un completo ignorante en cuanto a televisión se tratase, así que no conocía el programa.
Y aunque los chistes le estuvieran pareciendo un poco sosos, debía de darle las gracias al canal que estuviera pasando dicho programa. Ya que, sin lugar a duda, había calmado a las gemelas y a Lily luego de esa situación desconcertante para el albino.
Mirar a esas tres chiquillas viendo televisión le calmaba. No obstante, un nudo en su garganta le impedía iniciar cualquier tipo de conversación. Y Lincoln sabía perfectamente a que se debía.
-(Yumiko...) – El recuerdo amargo y a la vez precioso de su mejor amiga lo transporto a su pasado. Al pasado por el que en primer lugar había decidido abandonar la ciudad en donde creció. Un pasado que nunca dejaba de acosarlo y que cada que lo alcanzaba, recordaba con gran amargura esos momentos de felicidad, tristeza, irá, lujuria, amor, un coctel entero de emociones se desataba desde lo más profundo de su alma.
Tantas emociones se despertaban dentro de él cada que recordaba. Cada que sus recuerdos fluían en su mente como el agua fluye en los ríos.
Lincoln lo odiaba.
Era la segunda cosa que más odiaba en este mundo. Esas emociones que causaban un gran impacto dentro de sí.
-No tiene caso ahogarnos en esos pensamientos – De inmediato, Lincoln le prestó atención a su otro yo. – El pasado es el pasado y, al fin y al cabo, todo eso, son solo nuestras memorias. Concentrémonos en el presente, hay que recordar el plan – Lincoln lo había olvidado por completo, vino aquí con la intención de ejecutar su plan para ganarse el respeto de estas niñas.
Sacudiendo la cabeza y dándose leves golpes en los cachetes, cosa que llamo la atención de Lily por unos instantes antes de volver su atención al programa.
-(Sí, hay un paso que hacer para avanzar con mi plan. Solo me concentrare en eso y en nada más) – El albino tenía que darle merito, Bloody tenía razón, no tenía caso perderse con sus fantasmas del pasado. Ahora tenía un trabajo que cumplir como para estarse compadeciendo de sí mismo. Ya se podría ahogar en la bañera con su propia sangre todo lo que quisiera cuando estuviera en su departamento.
-(El primer paso... obtener información) – Lincoln camino hasta sentarse al lado de Lily, cosa que evidentemente fue notado por las tres chicas. Lincoln no les dijo nada, pero les dio una sonrisa, que, aunque fue fingida, provoco que las niñas le sonrieran de vuelta.
Y para sorpresa del albino, Lily se levantó y se sentó en su regazo. No le pidió permiso, ni siquiera le dijo nada, solamente se recargo en el abdomen de Lincoln mientras reía junto con sus hermanas.
Tras la sorpresa inicial, Lincoln solo dio un pequeño suspiro y acaricio su cabeza tranquilamente. Ese gesto pareció agradar mucho al infante ya que sí antes lucía feliz, ahora se le veía mucho más.
Decidió esperar al momento indicado, el cual era... los comerciales.
Unos minutos más de mirar el programa. Finalmente, saltaron los dichosos comerciales y esperaba que tardaran lo suyo para volver al show.
-Oigan – Las llamo Lincoln, por lo que de inmediato, las tres niñas lo miraron atentas. – Les tengo una pregunta que puede ser un poco fuerte, pero me gustaría que me respondieran con honestidad – Dijo mientras continuaba acariciando la suave cabellera rubia de Lily.
-No sé qué significa "honestidad", pero está bien – Dijo Lana.
-Adelante – Se limitó a decir Lola.
-Es sobre sus hermanas – De inmediato los rostros de Lana y Lola se amargaron. Estaba claro que a ninguna de las dos les daba mucha ilusión hablar de su familia.
-¿Qué hay con ellas? – Pregunto Lola.
-¡¿Te estuvieron molestando?! – Se apresuro a decir Lana, notablemente molesta.
-No, nada de eso... (En realidad, soy yo el que las molesta) – Pensó esto último con una diminuta sonrisa. – En realidad, solo quiero saber si se comportan así con todo el mundo.
-Ah, eso... pues... creo que no, rara vez viene alguien de manera tan seguida como lo haces tú – Respondió Lana rascándose el trasero.
-Ya veo... ¿Y cómo se comportan cada una normalmente con un invitado?
-Pues... Lori casi siempre los ignora a menos que sea su novio o alguna amiga suya, Leni... es Leni con todos, Luna casi siempre esta fuera tirada en algún sitio apestando a cerveza – Lincoln noto como Lana escupía esas palabras, pero no la interrumpió. – Luan solo hace una broma tonta y se va a hacer sus cosas, Lynn prefiere evitar a quien no conozca, Lucy solo hablaría con un invitado si Mamá la obligase, pero como solo se esconde cuando hay visitas y cuando aparece solo lo hace para pegarte un susto y Lisa... ella sí que no sale de su cuarto. Siempre que Mamá la llama solo dice: "Tengo investigaciones que hacer como para estar al pendiente con especímenes homosapiens los cuales desconozco su identidad o intenciones" – Detallo Lana, claro esta que había se había omitido a sí misma, a su gemela y a Lily, a quien Lincoln conocía mucho mejor.
Viendo que Lana había caído justo donde quería, continuo.
-Y... ¿Cómo son tus hermanas contigo?
-La mayoría son unas tontas, realmente solo algunas de mis hermanas me prestan atención – Ante esa respuesta, Lana frunció más el ceño. Estaba claro que ahí había un fuerte resentimiento de la pequeña mecánica con su familia o al menos, parte de esta.
-Me puedo dar una idea de cómo son tus hermanas mayores, pero... ¿Cómo son Lisa y Lucy?
-Bueno... la verdad es casi nunca hablo con Lucy, siempre esta escondida en algún lugar y cuando la veo nunca podemos hablar. Y Lisa... bueno... – Lana no supo como describir a su hermana menor.
-Ella es una nerd – La que respondió por Lana fue su gemela quien miraba fijamente a Lincoln.
-¿Una nerd? – Pregunto Lincoln.
-Sí, una nerd, se la pasa todo el día, encerrada en esas investigaciones extrañas que hace y cada que abre su boca no le entiendo ni dos palabras. Habla con un lenguaje muy complicado de entender, a parte que arrastra las palabras y se le entiende aun menos. Aunque ese no importa para que saque su lindo ego. Casi parece una Lynn con cerebro – Lincoln debía de reconocer que a Lola le salía más describir a las personas sin tener ni un pelo en la lengua.
-Comprendo... – Murmuro Lincoln más para sí mismo que para las gemelas.
-Ahora que ya te respondimos tu pregunta, déjame acerté una a ti – Comento Lola.
-Adelante
-Estas planeado algo, ¿no es así? – Lincoln permaneció en silencio. Todo mientras Lana y Lily alternaba sus miradas entre las dos sin entender nada.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Pues que estas preguntándonos acerca de cómo son y cómo actúan nuestras hermanas en detalle, y más cuando le preguntas a Lana que ella apenas le preguntes va a soltar toda la sopa, y reconozco cuando alguien trae algo entre manos – Lola era bastante perspicaz, cosa que sorprendió ligeramente al albino.
-Je, chica lista – Bloody sonrió ante la perspicacia de Lola.
Hubo un pequeño silencio entre los dos, todo hasta que Lincoln se rio ligeramente.
-Vaya, vaya, la pequeña princesa es más lista de lo que imagine – Ante ese pequeño alago Lola inflo su pecho con orgullo.
-Como era de esperarse de mi – Afirmo Lola moviendo su cabello dramáticamente, todo ante la mirada de celos por parte de su gemela y una de curiosidad por parte de Lily.
-Sip, tengo algo planeado. Es muy simple, a decir verdad, solamente busco ganarme al resto de sus hermanas – Explico el albino, a lo que las gemelas lo miraron confundidas.
-¿Para qué querrías eso? – Preguntaron al unisonó. Ya que, de forma genuina, ninguna de las dos le veía sentido o valor ganarse el respeto de sus hermanas.
-Simple, porque soy un hombre que le gusta hacer las cosas bien, y como soy el niñero de todas y cada una de ustedes, me veo en la obligación de cumplir bien mi trabajo, y para poder hacer eso, necesito que todas me hagan caso, para así prevenir que alguna haga algo estúpido – Lincoln se encogió de hombros. Aunque sabía que probablemente no se iba a quedar en este pueblo por más de un año, y ni siquiera estaba seguro de cuanto tiempo aguantaría siendo un niñero, pero prefería hacer las cosas bien y hacer un buen trabajo de principio a fin.
-¡Entiendo, quieres domarlas como si fueras un cirquero con sus animales! – Exclamo Lana.
-Algo así (Aunque dicho así puede parecer otras cosas)
-Nos agrada esa idea – Por su parte, Bloody solo reía con esa imagen mental que compartía con Lincoln de ellos "domando" a las problemáticas Loud. Sin duda, recuerdos y pensamientos cuestionables e impuros vinieron a su mente.
-No esperaba que fueras tan comprometido con este empleo – Comento Lola, ciertamente sorprendida de la dedicación de Lincoln. A lo que Lincoln solo levanto los hombros.
-Que puedo decir... solo soy un hombre que le gusta hacer bien su trabajo – Lincoln sonrió tranquilamente. Al ver esa sonrisa, Lola también sonrió.
-¡Esta bien, te ayudaremos con tu plan! – Al momento de decir eso tomo a su gemela de los hombros. – ¿No es así, Lana? – Lana por su parte se había perdido a mitad de la conversación. Solamente se quedo en lo que había dicho Lola de que siempre soltaba la sopa y en lo que Lincoln había dicho.
-¿Eh? – Fue lo único que salió de sus labios.
En aquel momento, la sonrisa de Lola se torció.
-Nada más te pondré una condición para ayudarte, Linc – Menciono Lola a lo que Lincoln levanto una ceja.
-Y esa es...
-Que me consigas que todas y cada una de ellas me obedezcan por un día – La verdad sea dicha, Lola solo quería una forma de desquitarse con sus hermanas, según la lógica de Lola sería la forma en que sus hermanas podría expiar su falta de atención e interés para con ella. Al menos, así lo pensaba la pequeña princesa.
-Me parece bien... solo sí tú me obedeces a mi – Dijo Lincoln sonriendo socarronamente acercando un poco su rostro al de Lola.
-Bien – Bufó a regañadientes.
-¡Pues perfecto! – Se levanto con Lily en brazos. – Tengo una idea para comenzar – Eso sobresalto a las gemelas y a Lily.
-¿Tan rápido? – Pregunto Lola.
-Sip, ya sé lo próximo que voy a hacer – Declaro con una sonrisa.
Un gruñido interrumpió sus pensamientos, fue el estomago de Lily quien se rio avergonzada.
-Vaya, así que tienes hambre – Lily asintió.
-Bien, de todas formas, estas cerca de tu hora de cenar, voy a prepararte algo, a ver que encuentro – Dejando a la pequeña niña de tres años en el sofá se levanto y camino directo a la cocina, bajo la atenta mirada de las tres niñas.
O mejor dicho... cuatro niñas.
Mientras Lincoln buscaba en la repisa algo con el cual poder prepararle algo, se percato gracias a sus poderes que cierta niña gótica se había acercado a sus hermanas menores.
-Esa niña estuvo escuchando conversaciones ajenas, eh – Comento Bloody mirando la salida de la cocina.
-Tal parece, igual, esto me facilita las cosas. Iba a empezar con la cerebrito, pero viendo esto, habrá que aprovechar esta oportunidad – Encontró unas cuantas manzanas en el refrigerador, tomo unas tres manzanas, un cuchillo y una tabla de cortar. – Primero le haré algo rápido a Lily antes de ir a hablar con ella.
Tras quitarle la cascara a las manzanas y cortarlas por rebanadas a una gran velocidad, tomo un tazón donde metió las rebanadas partidas.
-Listo – Afirmo camino tomando el tazón para regresar a la sala.
Lo que encontró fue una Lola con su mano en su frente luciendo bastante decepcionada. Una Lana que parecía sumamente confundida. Una Lily que solo miraba todo con curiosidad. Finalmente, se encontró con Lucy quien al mirarlo se estremeció levemente.
Lincoln solo levanto una ceja. Pero analizando rápidamente la situación, se dio cuenta de lo que había ocurrido. – Oh – Fue lo único que dijo al darse cuenta que Lana había abierto la boca.
-Sí... oh... – Agrego Lola mirando apenada a su gemela quien no entendía nada.
-¡¿Qué?! – Pregunto Lana al aíre, pero nadie le respondió.
La primera en tomar la palabra, fue ni más ni menos que Lucy.
-Ya sé acerca de tu plan... y quiero ayudarte en ello – Menciono con su acostumbrado tono monótono.
-Facilito – Comento Bloody haciendo una pose de victoria.
-Bueno, eso fue más fácil de lo que imagine – Comento Lincoln dándole el tazón con manzanas a Lily quien empezó a comer mientras observaba todo.
-Tengo algunas cosas que contarte sobre mis herma-... – Inesperadamente Lincoln puso un dedo en sus labios silenciándola.
-Shuu... Tranquilízate, una cosa antes de otra, sí realmente quieres ayudarme, primero consígueme un tablero de ajedrez, por favor – Lincoln pudo sentir como la niña tembló por unos instantes, pero guardo silencio y obedeció corriendo a las escaleras.
Realmente, Lincoln sí quería escuchar lo que tenía que decir, pero se percató que en la televisión anunciaban la hora y noto que ya se le estaba haciendo tarde. En cualquier momento el resto de hermanas llegaría o la propia Rita llegarían a casa y una vez llegasen se tendría que marchar. Simplemente no quería postergar lo que iba a hacer para otro día.
Entonces miro a Lana con una ceja levantada. No estaba molesto con ella. ¿Por qué habría de estar molesto con ella?, pero sin duda le generaba un poco de diversión esa parte tan inocente e ingenua de Lana. Realmente era una niña muy pura.
Hablando de la misma, esta miro a su hermana quien negó con la cabeza, Lana solo agacho su mirada.
-Lo siento... es solo que me emocione de que Lucy me hablara... – Fue su respuesta cabizbaja.
Lincoln solo dio un suspiro y revolvía su cabello por encima de la gorra.
-Ya tranquila, no pasa nada, no estoy molesto ni nada, este plan no estaba destinado a ser uno ultrasecreto, tus hermanas son listas, aunque algunas no lo parezcan y sé que eventualmente se darán cuenta de mis intenciones, así que no tiene chiste desanimarse con ello – Esas palabras reconfortaron a Lana quien mejoro su ánimo.
Lola también sonrió mirando esa escena.
-Quiero ir al baño – Dijo Lily interrumpiendo el momento.
-¿Quieres hacer del uno o del dos? – Le pregunto Lincoln.
-Del dos – Respondió.
-Bien, voy a llevarla al baño, espero que para cuando termine su hermana ya tenga el tablero de ajedrez.
~0~0~0~
-Me sorprende que sí tengan un tablero de ajedrez – Comento Lincoln tomando el dichoso tablero de las manos de Lucy.
-Creo que este era de mi abuelo, él era el único a parte de Lisa que sabía jugar al ajedrez – Dijo Lucy monótona como de costumbre.
-Ya veo... es de tu abuelo – Recordó la vez que Luna lo confundió con su abuelo, dejando claro que el hombre había pasado a mejor vida. Abrió el tablero y se cercioro de que no faltara ni una pieza.
Estaban todas, solamente tenían algo de polvo.
-Bueno, esto me sirve – Se levanto del sillón y fue directo a las escaleras.
-¿A dónde vas? – Le pregunto Lana.
-A patearle el trasero a tu hermana – Respondió Bloody.
-Voy a conocer por mi mismo a tu hermanita – Respondió Lincoln sin mirarla. Las cuatro hermanas se le quedaron viendo, las gemelas se miraron entre sí y se sonrieron. Ellas querían de ver lo que sucedía.
Al ver como sus hermanas seguían a Lincoln, Lily también las siguió. Lucy se quedo ahí mirando por unos segundos más antes de ir con ellos.
Al estar frente a la puerta de la habitación de Lisa y Lily, Lincoln toco la puerta.
-¿Lisa, estas ahí? – El albino ya sabía que ella se encontraba ahí. Podía escuchar y sentir el latido de su diminuto corazón.
No hubo respuesta.
-¡Lisa!, Serías tan amable de abrir la puerta, por favor – Pidió Lincoln.
De nuevo, no hubo respuesta.
-Déjalo, ella no te abrirá ni, aunque nos tuvieras secuestradas a punta de pistola – Carraspeo Lola irritada. No era la única, ya que Lana también se encontraba irritada. Ambas siempre habían compartido esa rabia cada que Lisa las ignoraba. De sus hermanas mayores podían entenderlo, más o menos, pero de Lisa, sí que no lo entendían. Y eso les molestaba muchísimo.
Lucy permaneció callada. Y Lincoln solo se limito a mirar a las gemelas.
-¿Pateamos la puerta? – Pregunto Bloody.
-(Nah, solo quiero entrar, no derribar la puerta)
-Es una forma de entrar
-(Cierto, pero no quiero pagar la puerta rota) – Tomo el pomo de la puerta, la giro y noto que tenía seguro, aunque era un seguro mucho más grueso que el de una puerta normal.
Considero aplicarle un poco de fuerza para romper la cerradura, pero sintió un jalón en su pantalón. Miro abajo y encontró que Lily le estaba señalando un lugar.
Al tener la atención del albino, Lily solo se puso en frente de él. – ¡Ábrete sésamo! – Exclamo la pequeña.
-Voz identificada: Bienvenida espécimen número doce – Respondió una voz robótica. Lincoln noto como el seguro de la puerta se quitaba y pudo abrir fácilmente la puerta.
-(Así que eso de genio, no solo era una forma de hablar de un tipo de autismo, eh)
-Esto podría ser un poco complicado – A decir verdad, ninguno de los dos se sorprendió realmente. Ya les era casi imposible impresionarse con algo luego de todo lo que habían vivido. Una niña genio no era una excepción. Después de todo... los de su especie son todos unos genios.
-¡Hello! – Saludo Lincoln animadamente.
Lo primero que se encontró fue con una habitación hecha girones. Había muchos tipos de artefactos, herramientas, y muchas notas pegadas a la pared.
Incluso la cama a la izquierda del cuarto estaba toda destendida y llena de grasa. Por el contrario, la cama de la derecha se veía tendida, con algunos peluches y cuadernos encima de ella. Él que más destaco para el albino, fue el peluche de un conejo de felpa con una camisa morada.
Al fondo del cuarto frente a una gran computadora y un gran escritorio. Se encontraba Lisa. Vestida con su falda blanca, suéter verde y encima una bata de laboratorio que se encontraba manchada de algunas sustancias químicas, junto a unos guantes de goma amarillos y unas grandes gafas.
La niña de seis años los miro sin expresión.
-¿Cuál es el motivo por el que están en mí habitación? – Pregunto la niña, arrastrando las palabras.
-Oh bueno veras, ahora que soy tú niñero pensé en conocerte mejor, ya que prácticamente solo hablamos una vez, y no fue realmente una charla – Respondió Lincoln acercándose mientras que el resto de las chicas lo miraban sin decir nada.
-No hay ninguna necesidad en hacer tal cosa. Soy perfectamente autosuficiente para cuidar de mi misma. Así que solicito que te marches de mi habitación para poder continuar con mis proyectos – Dijo sin una sola pizca de emoción en su tono.
Ver eso solo hizo que Lana y Lola apretaran sus puños con fuerza mientras rechinaban sus dientes. Lucy por primera vez se dio cuenta de lo fría que realmente era su hermanita. Lily solo se sentó en su cama, ya estaba más que acostumbrada al comportamiento de Lisa.
No obstante, Lincoln no se molestó, ni un poco.
-Venga, no seas tan amargada, deberías divertirte un poco, sino antes de que cumplas diez años ya tendrás todo el cabello lleno de canas – Bromeo Lincoln mientras se acercaba a la niña.
-La diversión es una distracción para mi investigación, la ciencia tiene prioridad ante todas las cosas, en especial para algo tan mundano como la diversión – Corto Lisa sin voltearlo a ver.
-Con esa actitud sin duda tendrás canas incluso antes de lo que dije – Lincoln recargo sus manos al lado Lisa justo en su escritorio.
-Aparta tus manos de mi escritorio, no puedo estar segura de la cantidad de gérmenes que tengas en estos instantes – Ordeno a Lincoln frunciendo ligeramente el ceño.
Lincoln ni la volteo a ver, se quedo mirando la pantalla de una de las computadoras. Al ver eso, Lisa miro a donde el albino estaba poniendo su atención. Era justo uno de los tantos problemas matemáticos que se ponía a diario para poder mantener su mente siempre activa.
La pequeña científica al ver la expresión tan plana del albino solo se cruzo de brazos. – Dudo que puedas entender la complejidad del problema que estas presenciando – En ese momento, Lisa se percato del tablero de ajedrez que llevaba consigo el albino.
Lo reconoció de inmediato, era el tablero de su abuelo. Un fugaz recuerdo golpeo su mente. Cuando su abuelo todavía seguía vivo, ella y él solían jugar al ajedrez juntos.
Ella siempre salió victoriosa, y a pesar de que su abuelo se frustraba con sus perdidas cada vez quería seguir jugando más y más, aunque le repitiera que fuera inútil competir contra ella. Él no se rindió, pero nunca pudo ganarle.
-Estas mal aquí – La voz de Lincoln la hizo salir de sus recuerdos.
-¿Disculpa? – Pregunto Lisa.
-Que estas mal en esta ecuación – Lisa lo miro verdaderamente molesta.
-Lamento informarte que mis cálculos han sido perfectos, así que no hoces tratar de corregirme – Dijo muy molesta.
-Fíjate bien, los signos están mal – Lincoln le señalo el dichoso error.
Lisa lo miro y lo analizo. Pensando en lo estúpido que era este desconocido, analizo el problema paso por paso a una velocidad increíble en su mente. Sin embargo, la incredulidad se marco en su rostro cuando se dio cuenta de que Lincoln se encontraba en lo cierto.
-Ves, esa cara me dice que no fui yo quien se equivocó – Lincoln se rio ligeramente, bajo la mirada atónita de todos. Nunca nadie había podido encontrarle un cálculo erróneo a Lisa.
-No te dejes llevar por la arrogancia solo porque notaste un signo incorrecto – Comento Lisa acomodándose los lentes.
-Sí, sí, lo que digas – Restándole poca importancia a lo que Lisa le había dicho, la miro directamente a los ojos.
Al tener esos ojos tan rojos mirándola detenidamente, el instinto natural de Lisa no pudo evitar activarse al sentirse intimidado por esos ojos.
Al notar ese pequeño miedo en los ojos de Lisa, Lincoln rápidamente aparto la mirada al tablero de ajedrez.
-Hagamos algo, juguemos una partida de ajedrez rápido. Si me ganas me iré y ya no te volveré a molestar en lo que yo trabaje para tus padres, pero si yo te gano, tendrás que salir de tu cuarto y jugar con tus hermanas, aunque sea dos horas al día – Al escuchar las palabras del albino, todas se sorprendieron. En especial las gemelas, ninguna de las dos espero que Lincoln pensara en ellas a la hora de lidiar con Lisa. Lucy tampoco pudo creer lo que escucho, ella había pensado en que Lincoln le pediría que la obedeciera, no esperaba lo que termino diciendo.
Lisa tampoco se espero eso. No obstante, ella fue rápida en ver las intenciones del albino. Lo correcto sería rechazar su propuesta y soportarlo hasta que se aburriera y se fuera. Sin embargo, Lisa quería demostrarle lo superior que era a él.
-De acuerdo. Con tal de que veas tanto mi superioridad intelectual como que no interrumpas mi investigación, aceptare tu desafío – Lincoln sonrió. Había caído justo en la trampa.
-(Lola tuvo mucha razón al compararla con Lynn. Es muy sencillo sacar ese orgullo suyo) – Pensó Lincoln, desde el momento en que Lola hizo esa comparación entre la hermana genio y la hermana deportista, se dio una idea de como hacerla aceptar su reto.
-Hora de divertirse jajajaja – Bloody rio malvadamente. Él iba a disfrutar esto.
Lincoln coloco el tablero y acomodo todas las piezas. Lisa pidió usar las piezas negras, dejándole al albino las piezas blancas.
Lola puso el cronometro en su celular, esperando a que ambos estuvieran listos. Al momento en que vio que Lincoln le asentía, dando a entender que iniciar, eso hizo.
-¡Empiecen! – Exclamo Lola pulsando el botón de inicio.
Lisa fue la primera en mover a su peón. La niña venía sumamente confiada. Una de sus grandes cualidades era precisamente el ajedrez. Eso le quedo muy en claro desde el minuto uno cuando jugo contra su abuelo, Albert.
Él había sido un hombre con muchos años de experiencia en el juego, por lo que cuando vio que su pequeña nieta lo había vencido, se quedó en shock. Incluso Lisa se sorprendió de su propia habilidad a la hora de jugar.
Con forme más jugaba contra su abuelo pudo ver con aun más claridad su gran intelecto. Para Lisa, este simple reto no le pondría mucha dificultad. Aunque el albino fuera bueno para jugar, sencillamente no podía compararse con las de ella.
-Jaque mate – Dijo el albino tumbado a su rey con el alfil.
Fue en ese momento que la burbuja de Lisa se rompió.
-¿Eh? – Fue único que dijo al mirar el tablero.
En ese momento Lola también detuvo el cronometro con asombro.
-Solo fueron dos minutos con veinte segundos... – Menciono perpleja. Y no era la única que se encontraba así, todas se habían impactado, inclusive Lily que, pese a su corta edad, jamás había visto a su hermana con esa expresión tan marcada de shock en su rostro.
No obstante, no había nadie más sorprendida que la propia Lisa que tenía mil pensamientos recorriendo su cabeza al mirar el resultado de su partida.
¿Qué había pasado? ¿Cómo era posible? ¿Tenía problemas de vista? ¿Él se encontraba haciendo trampa?
Las preguntas corrían en su mente como el agua fluye en el río. Sin embargo, fue el propio Lincoln quien la saco de su ensoñación.
-Bueno, hora de que cumplas tu castigo – Lisa miro la gran sonrisa que llevaba el albino en su rostro. Él se estaba burlando de ella. Esa sonrisa, esa expresión, esos ojos...
En toda su vida, Lisa Loud nunca antes había sentido tanta rabia.
-¡Exijo una explicación de cómo es posible este resultado! – Señalo enojada la pequeña señalando al albino, dejando en shock a sus hermanas por esa reacción.
-¿En serio quieres que te lo explique paso por paso? – La sonrisa de Lincoln no ceso.
Lisa chasqueo la lengua, ella misma había repasado en su cabeza toda la partida paso por paso y en efecto, no había ningún movimiento ilegal, le había ganado limpiamente. A una velocidad de récord mundial, pero la había vencido.
Lastimosamente, ella no podía aceptar la derrota.
-¡Exijo una revancha!
-Bien, de todas formas, ya perdiste nuestra apuesta – Lincoln se encogió de hombros.
De nueva cuenta, Lola puso el cronometro y dio inicio a la partida. Esta vez, Lisa puso su total atención en el juego, ya no se iba a dejar llevar por sus pensamientos. Estaba enfocada en una cosa, ganar.
-Jaque mate – De nueva cuenta, Lincoln derrumbo a su rey con la torre.
La incredulidad se apodero de Lisa nuevamente. Lola detuvo el cronometro que marco cuatro minutos con treinta y cinco segundos.
-¡¿Cómo es posible esto?! – Lisa exclamo incrédula de lo que sus ojos le mostraban.
-¿Quieres echar otra partida? – Le dijo Lincoln acomodando las piezas, aun con su sonrisa en pie.
Ver eso hizo que la sangre de Lisa hirviera.
-Ya verás... – Susurro amenazante.
-Veré como vuelves a perder, tranquila – Lincoln quien perfectamente escucho eso, se burló. El albino no iba a negar que se estaba divirtiendo mucho.
Lisa solo chasqueo la lengua, y empezaron un nuevo juego.
Juego que Lincoln acabo por ganar, de nuevo.
-¡Otra partida! – Exigió.
Volvió a perder.
-¡Otra partida! – Exigió.
Volvió a perder.
-¡Otra! – Exigió.
Volvió a perder.
-¡¡¡Otra!!! – Exigió.
Volvió a perder.
Todo eso se convirtió en un ciclo de derrotas consecutivas para Lisa. Un ciclo que parecía estar carcomiéndola por dentro y por fuera.
Lincoln solo accedía a seguir jugando, sin decir nada. Hacía rato que dejo de burlarse verbalmente de Lisa, pues mantener aquella sonrisa, llena de confianza, era suficiente para irritar a Lisa.
-¡Maldición! – Exclamo Lisa tirando el tablero de ajedrez al suelo.
La niña estaba al borde de las lagrimas por la pura frustración. Cualquier cosa que habría creído de sí mismo se había puesto en duda.
-Tú vas a recoger eso – Aviso Lincoln viendo el tablero en el suelo, quitando levemente su sonrisa.
-¡¿Cómo es posible que un maldito homosappiens sin evolucionar haya podido derrotarme tantas veces?! ¡¿Qué clase de suerte tienes?! – Esa fue la primera vez que Lisa había perdido el juicio dejándose llevar por su rabia y su frustración.
-Nada de suerte, solo habilidad, baby – Lincoln le guiño el ojo. Eso no ayudo para nada al temperamento de Lisa.
-Eres un...
Lincoln rápidamente se apresuro y le tapo los oídos a Lily quien lo miro curiosa, todo mientras Lisa lo maldecía de todas las formas que le fueran posibles.
Las demás solo se quedaron mirando esa escena. Hacía rato que la incredulidad paso a ser diversión o gran intriga.
Si bien, durante todas las partidas, no entendieron ni una jugada, eso no quito de lo entretenido que fue ver a Lincoln barrer el piso con Lisa. En especial para Lola, quien saboreaba cada derrota de Lisa, pero al final tanto ella como su gemela y Lucy miraron ese comportamiento de Lisa, no pudieron evitar pensar que la gran genio, reconocida por todo el mundo, con un premio nobel de ciencia deslumbrando en la vitrina de trofeos, ahora mismo se estaba comportando como lo que era... una niña de seis años que por primera vez conocía el sabor de la derrota, y para variar, culpando a la suerte como Lynn.
Para alguien como Lisa, sin duda, fue muy patético.
Los insultos no duraron mucho, solo fue un minuto entero para que Lisa se quedara sin aliento, finalmente sentándose en su silla por el mareo repentino que la azoto.
-¿Terminaste de desahogarte? – Le pregunto Lincoln tranquilamente, quitando las manos de las orejas de Lily.
Lisa no respondió mientras trataba de recuperar el aire.
Hubo un silencio incomodo hasta que Lisa volvió a hablar.
-¿Cómo...? ¿Cómo... es... posible... que haya... perdido...? – Pregunto exhausta.
-Pues... cometiste muchos errores durante las partidas, te dejaste llevar muy rápido por tus emociones y la más importante... nunca habías jugado con alguien mejor que tú – Esas palabras fueron un golpe de agua fría para Lisa.
Por fin se había percatado de su propio comportamiento. Alguien como ella que, durante sus seis años de vida, jamás había hecho algo como lo que acababa de hacer fue un tremendo golpe de realidad.
-Mira, no tienes por qué desanimarte, ahora podrás pasar mucho más tiempo con tu familia, jugar a las atrapadas sin duda te ayudara a tu condición física – Eso no pareció animar a Lisa, pero sí que lo hizo con sus hermanas. – Aun así... puedo seguirte dando la revancha cuando quieras y así podremos charlar y conocer mucho mejor – Ante esas palabras, Lisa no dijo nada, pero la fuerte llama de determinación que Lincoln vio en sus ojos lo dijo todo.
-Madre mía, como quitarle un dulce a un bebe, y la virginidad a una niña jajajaja – Bloody se rio a carcajadas, en serio que se lo estaba gozando mucho.
Lincoln sonrió. Todo estaba yendo al pie de la letra.
-Bien, ahora vete a ducharte que apestas demasiado – Ordeno Lincoln. Lisa no protesto, ella también quería darse un baño y meterse a la cama a dormir, en serio que todas estas partidas la habían acabado física y mentalmente.
Lisa se levanto y se marcho directamente al baño, casi arrastrando los pies.
Cuando escucharon que Lisa se había marchado. Lana y Lola se le encimaron a Lincoln.
-¡Eso fue increíble, Lincoln! – Exclamo Lana emocionada.
-¡Sí, jamás había visto a Lisa actuar de forma tan patética! – Comento Lola igual de emocionada que su gemela.
-¡Chiii! – Exclamo Lily levantando los brazos dejándose llevar por la emoción de sus hermanas. Lucy solo se mantuvo al margen sin cambiar su expresión. No obstante, en su interior, Lucy no podía sentirse más que interesada por ese albino.
-Ya, ya, ya, alégrense mejor ustedes que ya tienen a alguien más con quien jugar – Comento Lincoln calmándolas.
-Sí... vamos a divertirnos mucho, ¿no es así, Lana? – Lola sonrió maquiavélicamente.
-Así es, hermana – Y Lana sonrió de la misma manera.
-Bueno, solamente no le rompan un hueso, que al final que se tiene que hacer responsable soy yo – Lincoln solo suspiro.
En ese momento miro al pasillo, cosa que llamo la atención de todas.
-Su madre acaba de llegar – Aviso Lincoln.
-¿Cómo lo...-? – Lana fue interrumpida cuando se escucho la voz de su madre.
-¡NIÑAS ESTOY EN CASA! – Grito Rita a sus hijas.
-Solo la escuche llegar, tengo muy buen oído – Lincoln se encogió de hombros, y despeno a las gemelas. – Bueno, mi trabajo a terminado por hoy, nos vemos chiquillas – De paso también le revolvió el cabello a Lily quien se rio por ello. Pero cuando miro a Lucy vio que ya no estaba donde estaba antes.
~0~0~0~
Lucy se encontraba marchándose directamente a su habitación, hoy había sido un día demasiado interesante. Cada día más se sentía más y más interesada por ese albino. Cuando venció a Lisa no pudo evitar pensar que había sido obra de algún descuido de Lisa, pero cuando esta puso toda su atención en la partida y siguió perdiendo fue donde se dio cuenta de que Lincoln no era alguien común.
Varias ideas surgieron en su mente de lo que puso ser de su victoria. Acaso Lincoln era un genio como Lisa, era un prodigio exclusivo del ajedrez o la más disparatada... que él podía leer la mente de Lisa... como los vampiros o en algunas versiones de ellos.
Y esa idea, por más que fuera la más absurda e irreal, era la que más tenía presente en su cabeza. Sencillamente no podía pensar en otras opciones más.
Unas manos la tomaron inesperadamente de los hombros, lo que hizo que se sobresaltara del susto dando un pequeño grito. Al voltearse se encontró con el rostro del albino sonriéndole.
De inmediato quedo atrapada en esos profundos, intimidantes e hipnotizantes ojos rojos.
-Que grosero de tu parte es irte sin despedirte. Pero bueno, seré breve – Hizo una pausa y se acerco más a su oreja. Causando que los latidos de Lucy fueran más y más rápidos.
-No sé que idea o intenciones tiene en la cabeza como para ayudarme tan rápido en mi pequeño plan. Sin embargo, no creas que por solo decir que me vas a ayudar pasaras desapercibida por mi mirada y mi atención – Se acerco aun más a su oreja. Lucy pudo sentir el aire caliente salir de la boca del albino, haciendo que una gota de sudor bajara de su frente. – Ya que como le dije a Lisa... Aun quiero poder hablar muchoooo más contigo – En todo lo que había hablado, Lincoln nunca cambio su tono de voz y al momento de terminar de hablar soltó a Lucy quien se quedo ahí parada cual estatua.
Sintiendo el poderoso escalofrío que recorrió de arriba abajo todo su cuerpo, su ojo izquierdo quedo al descubierto, dejando ver tantas emociones. Temor, emoción, incredulidad, entre otras.
-Nos vemos mañana, Lucy – Se despidió Lincoln despeinándola ligeramente y marchándose, dejándola atrás.
Al momento de dar unos pasos, noto que la puerta de la habitación de Luna y Luan se encontraba medio abierta, y un ojo chismoso miraba ese escenario con interés. Lincoln le sonrió y le guiño el ojo a Luna quien al ver que había sido descubierta se asusto y cerro la puerta de golpe.
-Bye bye zorras – Bloody también se despidió, aunque solo fuera su otro yo el que pudiera verlo.
Lincoln rio ligeramente mientras bajaba las escaleras.
-Oh, Lincoln, ¿Todo fue tranquilo? ¿No te causaron muchos problemas? – Pregunto Rita preocupada, Lincoln solo negó tranquilamente con la cabeza.
-Para nada, en realidad nos divertimos bastante hoy, jugué bastante ajedrez con Lisa y perdí un poco la noción del tiempo – Comento el chico.
-¡¿En serio hiciste que Lisa jugara contigo?! – Exclamo sorprendida la mujer.
-Sí, no fue muy difícil, ahora mismo ella se esta dando un baño, ya acosté a Lily y ya mandé a las gemelas a su cuarto. El resto de chicas, no salieron casi nada de su habitación, ni siquiera Luna – Rita genuinamente se sintió tanto aliviada como sorprendida. Este chico no dejaba de darle demasiadas sorpresas.
-Wow... un día debes de enseñarme como lo hiciste – Le comento Rita con un mejor ánimo.
-Un día, un día, aunque creo que usted lo haría un poco distinto a lo que yo lo hice – Comento Lincoln encogiéndose de hombros.
-¿A qué te refieres? – Rita levanto una ceja curiosa, pero con una sonrisa.
-A nada realmente. Por cierto, como Lori, Leni y Luan no llegaron, ¿sabe usted algo al respecto?
-Ah, no te preocupes, Lori me llamo diciendo que se iba a quedar en casa de su novio, Leni también diciéndome que iba a hacer una pijamada con unas amigas y mi esposo ya fue a recoger a Luan, que su maestra de teatro le llamo diciendo que Luan se golpeo la cabeza. No te preocupes, ella dijo que se encontraban bien, y estoy un poco más calmado con saber que Lynn ya está con ella – Explico Rita, Lincoln solo asintió,
-Entiendo. En fin, nos estaremos viendo mañana Sra. Loud – Lincoln se despidió mientras abría la puerta, listo para marcharse.
-¡Lincoln! – Lo llamo Rita, a lo que se volteo para mirarla.
Rita se quedo en blanco sin saber que decir, ella sentía que quería decirle y preguntarle tantas cosas que ninguna de esas cosas salió de su garganta.
-¿Sí, Sra. Loud? – Pregunto Lincoln.
-Err... este... nada... solo... cuídate al ir a casa – Sonrió nerviosa a lo que Lincoln la miro por unos segundos.
-Gracias, eso haré – Tras decir salió de la casa cerrando la puerta detrás suya.
-(Eso fue raro) – Pensó mirando por el hombro la casa.
-Esa culona siempre ha actuado así con nosotros, no es de sorprenderse – Bloody comento.
-(Sí, lo sé, pero bueno, hoy me pareció más extraño que de costumbre)
-Mínimo una parte del plan ya esta completada. Solo queda ver como podemos hablar con la gótica
-(Se me ocurren un par de cosas, pero por el momento, me siento satisfecho, ya tengo a la cerebrito justo donde la quiero)
-Estaría bien algo de sexo, ¿no?
-(No haría daño, esa mujer del piso de abajo no es fea, y se le ve sola, sería bueno darle compañía, al menos por esta noche) – Lincoln sonrió. Una cosa que a lo largo de su vida se fue percatando fue una cosa en concreto sobre sí mismo y sobre su especie en general: Son unos lujuriosos de mierda que se podría tirar cualquier cosa.
-Tengo un poco de hambre, podría ir por una pizza antes de ir al departamento – Se dijo para sí mismo, mientras se alejaba de la casa Loud.
Curiosamente, varias de las integrantes de la casa Loud miraron por afuera de sus ventanas para verlo desaparecer de su vista.
Unas con sentimientos distintos a la anterior, pero con una sola cosa segura.
Hay algo en ese albino que las intriga o las molesta demasiado.
~0~
Sí, sí, sí ya sé, ha pasado bastante tiempo desde que... bueno, he actualizado o estado activo en algo que no sea leer y dejar reviews ocasionalmente.
Pero bueno, en esta ocasión mi excusa la mencione por wattpad, que mis exámenes empezaron que a su vez se juntó con el examen de ingreso a la universidad, complicándome más la vida.
Créanme que trate de escribir algo entre medias, pero no tenía ni las ganas ni el tiempo para ello. Pero bueno, ahora sí ya tuve espacio para poder hacer esto una vez librado de todo lo mencionado... o al menos eso creí, ya que por la puta madre unos días después de que acabaran mis exámenes de segundo parcial, me dijeron que en 2 semanas más volvía a entrar a exámenes, más que en esa misma semana empezaban unos festejos/competencias que hace mí escuela y me quedé turbo duro al escuchar todo eso.
Mi reacción literal:
Justo termino esto dos día después de que pasaron todos mis exámenes finales y por la puta madre que ya estoy hasta la verga de exámenes, pero bueno, supongo que serán el pan de cada día una vez entre a la universidad.
En fin, dejando de lado mi sufrimiento, tengo planeado cositas para retomar mi regreso. Todo empezando con esta actualización que hacía faltita.
Con un capítulo nuevo de esta historia para ir calentando motores de lo próximo que haré, ya que por fin empezare ese nuevo fic y posiblemente le haga otros dos capítulos para meterle con todo.
Ah y por fin me pondré a ver Amphibia para ir preparando todo para un nuevo y rico One-Shot para mi colección.
Y si sucede el milagro, otro cap de esta historia no lo veo tan descabellado. Pero bueno, yo me graduó el 8 de Julio así que de la emoción me puede dar un ataque creativo. Aun así, no garantizo nada, pues ya saben cómo soy xd
Dejando de lado mi sufrimiento como estudiante de último año, hablemos un poco acerca de este capítulo.
Fue un comienzo relativamente tranquilo para Lincoln en su plan de que las Loud lo respeten y así poder trabajar tranquilo, por supuesto que no la tendrá fácil y como vieron ya hay unas cuantas las cuales serán un hueso duro de roer para Lincoln.
¡Coff Lynn Coff Luna Coff!
Disculpen mi garganta.
Eso sí, parece que otras van a ser un poco más sencillas, como vieron, Lincoln jugo bastante con el ego y el orgullo de Lisa para hacerla caer en su juego. Como la niña no está acostumbrada a alguien que esta intelectualmente a su nivel (y superior al de ella, pero esto último no lo sabe todavía :b) así que le resulto más fácil a Lincoln meterse en su cabeza.
Ahora con Lucy... bueno, digamos que ella esta emocionada y aterrada a partes iguales, supongo que se harán una idea del porque jajaja Xd
Y pues bueno, ¿Quién creen que sea la próxima de las Loud a estar en la mira de Lincoln? Puede ser una Loud nueva o mismamente puede volver a enfocarse en Lisa y Lucy, solo yo lo sé, así que son libres de hacer teorías/apuesta.
De momento me reservare comentarios para con Yumiko.
Esto sería todo por ahora, espero tener el primer capítulo del nuevo fic pronto, ya aviso que no será muy largo el capítulo por lo que sí creo poder hacerlo en esta semana nueva de exámenes que me caen.
De momento, espero que les haya gustado este nuevo capítulo, que cada día más nos acercamos al cap 15 para ponerme a hacerle el remake a los primeros caps del fic para que ya no pueda sentir ese cringe que siento cada que me acuerdo que existen y que no los he corregido c:
Se despide Dark-Mask-Uzumaki.
Bye~
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