4-Pareja feliz

El joven mago de fuego se levantó dando un largo bostezo. Estaba agotado, sentía que sus músculos estaban en reservas. Así que decidió que era hora de reponer fuerzas.

A su lado, no había rastro de la maga quien se habría levantado temprano para poder hacer un rico desayuno. Estaba tan feliz que canturreaba y movía las caderas mientras preparaba todo con una gran sonrisa. Afuera, el sol brillaba con tanta fuerza que podría quemar una hormiga.

—Buenos días—dijo saliendo en calzoncillos a la cocina y daba otro bostezo más pequeño.

—Natsu, deberías taparte.

—¿Por?, si ya me has visto así.

—Pero debes mantener las formas y...¡kya!—dijo al ser agarrada y besada—¡oye, esos modales!.

—Anoche no decías eso—puso una cara pervertida.

—¡Idiota!—ambos se echaron a reír y el dragon slayer se vistió en un momento para no escuchar de nuevo las quejas de su novia.

Ambos comieron todo mientras charlaban sobre lo que podrían hacer ese día. Natsu quería seguir entrenando aunque Juvia lo que quería era ir de compras ya que había hecho limpieza en el armario y tenía que tener repuestos.

Teniendo que aceptar la petición de la maga, fueron hasta una tienda popular donde la joven fue atendida enseguida. Ya era una clienta habitual así que fue guiada a la sección deseada con su novio de cerca.

—Estos están de oferta—dijo la chica.

—Ya veo, igual me pillo tres pares, mis medias se han roto de tanto uso—comentó la maga de agua.

—Oye Juvia—llamó este.

—Dime—al voltearse vio a Natsu con una cola de animal en las manos—¿qué haces con eso?.

—¿Por qué venden estos objetos?.

La encargada dio un paso al frente.

—Eso es un adorno—contestó.

—¿Pero como se pone?, no tiene correa ni nada, ¿es para un disfraz?.

La chica soltó una leve risa ante la inocencia del joven.

—Eso va en...—pero fue callada por Juvia.

—Deja eso en su sitio—el mago obedeció algo asustado por la forma de decirlo.

Juvia compró toda clase de ropa, desde vestidos hasta lencería la cual Natsu levantaba el pulgar como aprobación. Aunque realmente aprobaba todo.

Antes de ir a comer, fueron a casa a dejar todas las pertenencias. Natsu se moría de hambre y Juvia no se decidía donde ir. Al final, fueron al que mejor menú tenía y era buffet libre por lo que el mago se puso hasta las botas ante la mirada estupefacta de los camareros y la sonrisa de Juvia quien se alegraba de ver sonreír a Natsu.

Al terminar, echó un poco la silla para atrás y chocó con alguien.

—Oh, lo siento, es que estoy lleno—dijo este como disculpa.

—No te preocupes, la comida de aquí esta deliciosa—respondió el joven con una sonrisa.

—¿Has probado esta carne?—el mago de fuego le enseñó un trozo.

—¿Y tú este pescado?.

No hizo falta decir más para que ambos intercambiasen la comida. Incluso se sentaron juntos mientras los camareros les seguían trayendo platos.

—Esta es mi novia, Juvia—ella agachó la cabeza a modo de saludo.

Estaba feliz, era la primera vez que Natsu decía tal cosa y estuvo roja como un tomate el resto de la comida.

Aquel joven y Natsu compartieron comida y anécdotas, parecían dos buenos amigos que llevaban juntos toda la vida.

Pero el chico se despidió.

—Mi compañero esta ahí fuera, un placer conocerte—se estrecharon la mano y fue a la salida donde un joven con el pelo verde le aguardaba.

Pero un camarero le llamó.

—Esperé un segundo.

—¿Ocurre algo?, ya he pagado—dijo extrañado.

—Se dejaba esto—le dio algo.

—Oh, mi sombrero. Gracias—dijo con una enorme sonrisa.

Antes de salir por la puerta volteó a Natsu.

—Mi nombre es Monkey D Luffy—levantó el pulgar.

—Un placer, suerte en tu aventura.

Después de despedirse, pasaría un rato hasta que Natsu se dio por satisfecho y se marchasen del lugar. Dieron una vuelta para rebajar la comida, tomados de la mano y con una sonrisa.

—Hoy ha sido un buen día.

—Si...y ese chico...

—¿Qué ocurre?—la maga estaba extrañada.

—Creo que ese chico logrará su sueño. Y la D provocará otra tormenta—respondió.

—¿Qué es eso de la D?.

—Aún no se sabe, pero creo que esa persona lo revelará al mundo.

—Estás actuando muy raro.

—Solamente me siento feliz—le dio un beso y siguieron caminando hasta la casa.

Aquella noche Juvia leía un libro mientras Natsu contemplaba la oscuridad de la noche a través de los cristales. Era muy tranquila.

—¿Aún piensas en eso de la D?.

—Si, ese chico tiene algo que capta la atención de la gente.

—Tú también—dejó el libro y le abrazó por la espalda.

—Bueno...es hora de provocar una tormenta...en esta habitación—la maga no pudo decir nada más porque este se abalanzo como un tigre sobre ella. Aunque no opuso resistencia alguna.

La pareja estaba muy feliz, ambos compartían su amor y solo podían pensar en el futuro.


Continuara...

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