2-Cita

Natsu se dirigió a casa de la maga sin perder tiempo, necesitaba respuestas a su pregunta. Al llegar, estaba ya vestida y con comida para ir a continuar con el entrenamiento. Vestía un largo vestido azul cielo, con estampas de flores y un sombrero.

—Buenos días.

—Veo que acudes puntual—dijo la maga—hoy seguiremos con el entrenamiento.

—Antes de eso, quería preguntarte sobre lo de ayer, eso que—pero Juvia le cerró la boca apresurada.

—¡Idiota este no es lugar para hablar de esas cosas!—susurró.

La joven se lo llevó al lugar alejado donde iban a entrenar.

—Bien, ahora...sobre eso...fue un error, ¿entendido?, yo...me he estado sintiendo sola y bueno pues...lo siento.

—No entiendo.

—Lo que quiero decir...es que usarte para algo tan egoísta...

—¿Podrías simplificarlo más?.

La maga dio un largo suspiro, realmente era un cabeza hueca. Se rascó la frente mientras pensaba en la forma de explicar todo sin sonrojarse. No era un tema del que pudiera hablar tan a la ligera.

—¿Nunca te han hablado del amor?.

—Alguna vez he visto parejas pero...nunca he sentido eso que llaman amor.

—¿Te preocupas por tus amigos?.

—Si, por supuesto—respondió firme.

—Eso es amor.

—Pero no me beso ni nada de eso con ellos.

La maga casi le golpea por ese comentario. Realmente nunca imagino que fuera tan inocente con ese tema pero sentía algo de lastima por él. Debería explicarle todo.

Pero lo haría poco a poco, de momento, aquel día entrenarían mientras la joven pensaba en como hacerlo de un modo que alguien como Natsu comprendiera todo, cosa que no resultaría para nada fácil conociendo la mentalidad del mago.

Lo primero fue organizar una pequeña cita, si es que podía llamarla así para que aprendiera lo básico y desde el principio. Debía enseñar modales. Natsu tuvo que cambiar su vestimenta a una camisa y unos pantalones que cambiaban su imagen de manera radical.

—Estás muy guapo así—felicitó Juvia.

—Me gustaba más la otra.

—No te quejes y empecemos la cita.

Lo primero fue agarrarse del brazo para pasear juntos aunque a Natsu le gustaba ir a la suya sin estar sujeto a nadie. Y le molestaban un poco las miradas que le echaban las personas, pensaba que se estaban burlando cuando realmente se sentían celosos.

La maga se sentía relajada a pesar de que la noche anterior no paro de darle vueltas a lo que se iba a poner y como controlar a este. Pero se sentía muy feliz, por un momento, quiso olvidar que todo era mentira y fingido, sentirse protegida de aquella manera nunca estaba de más.

—Vamos a esa cafetería—señaló ella.

Se sentaron y al servirse los cafés, vio que este olía el café como algo raro.

—Primero se echa el azúcar—indicó.

Durante todo el tiempo, le estuvo explicando modales y comportamientos encima de la mesa mientras sonreía feliz como una niña pequeña. Los segundos fueron minutos y los minutos se convirtieron en horas mientras reía con las caras que ponía el dragon slayer.

No solamente la parte de la cafetería, sino ver una película y después de cenar, dar un largo y tranquilo paseo por un parque. Ella se sentía algo cansada, pero había disfrutado mucho a pesar de que no tenía muchas esperanzas puestas en la cita.

—Ha sido agradable—decía aún tomada del brazo.

—Si, no me importaría repetirlo otro día.

—Creía que solo estabas interesado en pelear.

—Bueno, esto tampoco es tan malo...

Ambos guardaron silencio mientras continuaban el paseo, en la noche, con la luna llena y bañados en su luz. Al dar un bostezo, Natsu dijo que era mejor ir a casa.

La acompaño como bien había aprendido y se despidieron con un beso en la mejilla. Juvia se tumbo en la cama aún vestida, agotada, sus pies estaban tan cansados que no daban para mas.

—Ha sido increíble...—pero su cara se entristeció al pensar que era todo fingido, aunque en su corazón comenzaban a aflorecer sentimientos que no lo eran. Y se durmió.

Al día siguiente, al salir de casa a comprar, vio a Natsu vestido pero con otra ropa, captando las miradas de algunas jóvenes al pasar que cuchicheaban en voz baja entre ellas.

—¿Te apetece otra cita?—preguntó con un ramo de flores.

Ella algo sonrojada y muy sorprendida, asintió antes de aceptar las rosas y tomarse del brazo para ir a una cita. Aunque primero pasarían a comprar la cena que ella quería prepararle aquella noche.

Continuara...

Lamento mucho que sea corto y tarde en subir, estoy muy estresado por la universidad u.u


Un saludo!!!



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