Uno detrás del otro


Rengoku abrió los ojos, le dolía la cabeza y podía sentir como un moretón crecía en su cuello. La serie de recuerdos de lo sucedido se manifestaron y se puso en guardia intentando levantarse y coger la espada de su cintura.

Grande fue su sorpresa cuando descubrió que el cinturón no llevaba su arma al mismo tiempo que estaba amordazado así como atado de pies y manos, intentó romper las cuerdas que le sujetaban y se quedó perplejo al ver que no les pasaba absolutamente nada. Volvió a intentarlo esta vez utilizando su aliento para reforzar la energía con la que separaba sus muñecas. Escuchó el sonido de algo desgarrándose, lo que le animó a continuar con el mismo procedimiento, después de cinco minutos no era capaz de entender por qué sus manos seguían sin liberarse.

El pilar de llamas se dio cuenta entonces de que había más gente a su alrededor, casi quince. Había estado tan empeñado en liberarse que no había reparado en ellos, estaban de pie, esperando algo o a alguien.

Un aroma dulce y calmante llegó hasta su nariz, se dio la vuelta con cierta dificultad y no le gustó lo más mínimo lo que vio, provocándole una enorme sensación de asco.

Giyuu estaba a un par de metros de él agotado físicamente por haber luchado durante varios minutos contra la droga que le había suministrado su adversario cuando estaba junto a Sanemi, tres hombres estaban detrás de él mientras el del medio masajeaba con sus dedos el cuello de Tomioka, para ser más específicos su glándula de olor. A Rengoku no le gustó nada que le estuvieran tocando aunque no parecía ser con lujuria o intenciones de ese tipo.

Balbuceó algo para transmitir su punto de vista sobre lo que estaban haciendo y consiguió llamar su atención.

- Parece que alguien ya se puso celoso de que le tocáramos su omega. - se burló el de la derecha.

- No te preocupes pilar llama, solo estamos utilizando a este chico tan lindo para completar la misión más rápido. - Aclaró el de la izquierda, tomando por un momento a Tomioka por la mandíbula para molestar al rubio y soltándolo rápidamente.

- Además, sabes muy bien que él no te pertenece, este omega es propiedad de Akaza-sama. - Añadió el hombre de en medio mientras apretaba el trozo de piel con cicatrices que cubría la glándula del de pelo negro haciendo que soltara un gemido de dolor ante la acción, comenzando a estar de nuevo en sus cinco sentidos.

Kyojuro quiso exclamar que Giyuu no pertenecía a nadie, que no era un objeto y que merecía ser tratado con respeto, pero la tela que le rodeaba la boca hizo que sus palabras fueran sonidos sin sentido.

El pilar de agua se dio cuenta de que Rengoku estaba allí y varias emociones se agolparon en su interior: miedo, sorpresa, alivio, tristeza y rabia. Intentó acercarse a él, sólo quería comprobar si estaba bien, el pilar de la llama empezó a hacer lo mismo pero les agarraron fuertemente por el cuello de su uniforme, riéndose de sus esfuerzos por alcanzar al otro.

- Estamos siendo muy crueles, deberíamos dejar que se miren bien por última vez, ¿no crees? - se burló el que sujetaba a Kyojuro.

"¿La última vez?" Preguntaron ambos al unísono y en silencio mientras sus ojos mostraban desesperación, los demás accedieron arrastrándolos uno al lado del otro, dejándolos juntos.

En cuanto sintió el calor de Giyuu a su lado, Rengoku se apresuró a comprobar su estado en busca de alguna herida, cosa que también comenzó a hacer Tomioka. No podían hacer mucho con sus restricciones, pero eso no les detuvo.

Las miradas se cruzaron y al ver que estaban sanos y salvos suspiraron aliviados, Giyuu apoyó su cabeza en el hombro del rubio alfa respirando la fragancia de su larga y brillante cabellera, realmente le gustaba ese olor energizante pero a la vez fresco y dulce, realmente no sabía como expresarlo con palabras. Kyojuro hizo exactamente lo mismo, apoyó la barbilla en su hombro mientras disfrutaba de aquel sublime aroma que tan bien conocía.

Ninguno de los dos sabía exactamente lo que estaba pasando pero sus hijos estaban a salvo y en manos más que capaces para cuidarlos, por su parte no se habían rendido pero por si ese plan desconocido realmente tenía éxito, querían grabar cada pequeña parte del otro para encontrar motivación en cada futuro intento de fuga, algo que les ayudara a volver a casa.

- Bueno, ya está bien. - Dijo uno de los presentes.

Los ojos azules y dorados se abrieron de par en par al escucharle y ambos apoyaron sus cabezas en el hombro contrario mientras cerraban los ojos con fuerza, gracias a eso la separación tardó un poco más pero al final pusieron una buena distancia entre ellos.

Tomioka jadeó de sorpresa y dolor cuando volvieron a apretarle la glándula, reanudando lo que le estaban haciendo en el cuello. Rengoku gruñó ante los pequeños sonidos de incomodidad que emitía el pilar de cabello oscuro, el dulce olor reapareció y continuó produciéndose por un rato más.

- Es suficiente, detectarán el aroma desde aquí a un kilómetro de distancia, ahora tenemos que cambiar sus ataduras por el camino. - dijo al cabo de unos minutos uno de los que estaban allí reunidos - No podemos arriesgarnos, si un solo rayo de sol toca esas cuerdas serán capaces de romperlas. Para llegar rápido debemos movernos también de día.

Encadenaron a Giyuu con sus respectivas cadenas por separado en cada uno de sus brazos y soltaron las ataduras más sencillas. En cuanto sintió sus muñecas libres de aquellas cuerdas, Tomioka trató inmediatamente de liberarse tirando con fuerza, sin embargo tres personas diferentes sujetaban los extremos de las cadenas, se apresuraron a tirar de ellas extendiendo sus brazos y necesitaron que alguien le sujetara por detrás para poder hacer lo que tenían en mente sin que el omega de ojos azules se moviera demasiado, Giyuu produjo sonidos de enfado mientras pateaba con el talón la espinilla del tipo, que estaba reprimiendo las ganas de golpear el pilar de agua por el increíble dolor que le estaba causando.

Volvieron a ponerle las manos en la espalda y en ellas un par de gruesas esposas que estaban convencidos de que no sería capaz de destruir, en cuanto las cerraron bien le colocaron una cadena y le liberaron de los grilletes que le habían servido para cambiar sus ataduras.

- Se retuerce como si fuera un maldito caballo salvaje. - Comentó cansado y dolorido el que le había sujetado por detrás - Casi me rompe una pierna.

Varios tiraban del pilar de agua por la cadena en dirección al tronco de un árbol para asegurarlo allí mientras Tomioka se resistía a ir en dirección contraria con todas sus fuerzas. Isao vio impresionado que habían sido necesarios cuatro hombres para acercarlo al tronco.

"Si no hubiera sido por el plan de Mizuki-san junto con las drogas de Aki y Kai, no hubiera sido posible atraparlos".

Claramente no creía que tuviera que ver con el hecho de que los cazadores de demonios no mataran humanos, era una de las cosas que Saki ni siquiera se había molestado en informar.

Kyojuro había visto el proceso y en cuanto vio que se le acercaban con cautela se sintió preparado para contraatacar, sin embargo se dio cuenta de que no harían exactamente lo mismo cuando percibió a varios detrás de él, no pudo hacer nada porque estaba atado y se hundió sin remedio en la nieve cuando lo derribaron de bruces.

Repitieron algunos de los pasos, desatándole y casi les da un paro cardíaco cuando Rengoku fue más rápido y se les escapó completamente de las manos, de no haber sido por las cadenas que le habían colocado por precaución, ya estarían condenados.

Bastantes saltaron sobre él, sujetándolo mientras Kyojuro luchaba por alcanzar la tela que le cubría la boca, es seguro asegurar que un par no salieron completamente ilesos gracias a alguna que otra patada del rubio. Rápidamente cambiaron las cuerdas por unas gruesas esposas de hierro, el pilar de llamas maldijo por dentro por no haber conseguido liberarse en el primer intento, una vez terminaron de asegurarse de que no podría escapar fácilmente también le ataron una cadena y de igual forma lo anclaron a un grueso árbol.


Tsutako estaba usando su aliento para aumentar la velocidad de sus golpes y eso le estaba dando bastantes problemas a Saki.

La falsa cazadora seguía esquivando los ataques de Tsutako y el hecho de que la niña no quisiera matar a nadie la estaban salvando hasta cierto punto, sin embargo estaba segura de que su propio cuerpo tenía una costilla fracturada, una pierna no dejaba de sangrar por un profundo rasguño que la medio demonio le había hecho y aparte de las tres líneas horizontales en su mejilla, había heridas de garras en su hombro y brazo izquierdo.

"Esta maldita mocosa no tiene intención de matarme, no hay duda de que es la hija de Akaza-sama, un medio demonio no debería ser tan fuerte si hubiera más".

Natsuki seguía mirando a un par de metros de distancia, ya había visto todo lo que necesitaba.

- Saki, si no quieres que te mate, hazte a un lado. Al fin y al cabo es mi misión. - dijo sacando de entre sus ropas unos dardos de cristal que tenían un líquido morado en su interior y una resortera negra.

La traidora retrocedió y se dejó caer de rodillas sobre la nieve, dolorida por sus heridas. Tsutako se puso nerviosa al ver que la omega no se acercaba a atacarla y decidió activar de nuevo su arte de demonio de sangre, el círculo azul con flechas bajo ella se hizo presente y se posicionó lista para recibir lo que fuera.

- ¿Crees que permitiremos que tú y tus ridículos hermanos escapen? A diferencia de la inútil que está a mi lado yo soy más que capaz de derrotar a un sucio intento de demonio como tú.

Saki no tenía energía para quejarse así que sólo se quedó callada observando al único compañero en esta misión que podía compararse a los gemelos de pelo blanco en su trabajo.

- No me llames así, no soy un demonio. - gruñó Tsutako.

Aquellas palabras le hicieron gracia a la omega, comenzó a reírse, quería romper aquella confianza en la medida de lo posible.

- ¿En serio? Entonces no te habrán dicho cómo naciste, asquerosa sangre impura.

La niña apretó los dientes con rabia. Tomioka les había explicado algunas cosas que consideraba importantes: los subgéneros de personas, que otro alfa le había marcado pero que no tenían nada que ver con él, que su padre biológico no era Kyojuro, la importancia de los vínculos de parentesco y su verdadero significado, entre otras cosas. Gracias a esto, nunca le había importado quién era su verdadero progenitor, el pilar de llamas era y sería por siempre su padre, a quien amaba con todo su corazón.

Sin embargo, había detalles que el pilar de agua obviamente había decidido omitir de ambos. Tsutako todavía recordaba cuando su madre despertaba en las noches cuando solo eran ellos dos en la finca del agua. Sus ojos estaban demasiado abiertos, respiraba rápidamente y estaba cubierto de sudor, inmediatamente se palpaba la nuca y luego tenía que tranquilizarse antes de intentar dormir de nuevo.

Tomioka nunca se dio cuenta que Tsutako lo veía a veces, sus cejitas sumidas en preocupación. Podía no saber la causa del trauma, pero podía olerlo, y sabía que el omega había sido lastimado en más de un sentido. Podía no saber todo, pero en su corazón entendía muchas cosas.

- Para ser honesta, tú y tu hermano salieron con trozos diferentes de lo peor. Tu hermano es un parásito miserable que tiene cara de asesino devorador de humanos y tú, pequeña rata, saliste del peor momento de sumisión del pilar de agua, eres el resultado de su derrota, de su humillación, de su debilidad y de la desgracia de ser un omega.

- Mamá nos quiere a los cuatro, y nada de lo que digas cambiará eso.

Natsuki se estaba frustrando por no poder doblegar tan fácilmente como había querido a la hija del pilar de agua.

"No sé qué les habrá dicho o enseñado ese tipo, pero debo admitir que es madura para su edad". Pensó mientras colocaba un dardo transparente en la resortera.

Era un arma poco común y Tsutako se confundió al verla.

- No sé si conoces las glicinias, sus flores son venenosas para los demonios... - Hizo una pausa para lanzarle una mirada curiosa - Desde que estoy en esta misión me he preguntado si un poco de veneno de esa flor es letal para un medio demonio, ¿me ayudarías a averiguarlo?

Tsutako comenzó a sentir miedo de alguna manera primaria, recordaba vagamente que la pilar de los insectos trabajaba con veneno y por alguna razón nunca le había permitido estar cerca del mencionado veneno de glicina, para colmo no sabía que eran las flores que tanto le gustaban. La niña de cabello oscuro tragó pesado y respiró controlando el temblor de sus piernas.

"Soy la hermana mayor, los protegeré con todo lo que tengo... Si tan solo tuviera una espada..." se lamentó.

No había podido quitarle la suya a la cazadora y eso la ponía en gran desventaja.

- Esto es aburrido, ¡comencemos! - gritó su enemiga, lanzándole uno de los dardos llenos de veneno.

La chica apenas tuvo tiempo de esquivarlo, su arte de demonio de sangre era mucho menos refinado que el de Akaza por lo que descubrió con terror, teniendo que esquivar otro proyectil, no era capaz de encontrar la dirección de los dardos, solo podía sentir al lanzador disparando, para evitar los peligrosos dardos debía concentrarse para sentir hacia donde apuntaba el otro.

- Parece que estás bailando, déjame ser amable y enseñarte los pasos. - se burló la omega.

Aumentó la velocidad de los disparos, Tsutako los esquivaba desesperadamente con todo tipo de movimientos, saltos y giros. Se estaba cansando y Natsuki lo sabía.

- Eres un desperdicio para ser medio demonio, esperaba mucho más, pero mientras sigas conviviendo con humanos seguirás siendo una criatura mediocre.

La chica de los disparos observó detenidamente como se movía la de pelo negro hasta que vio que los movimientos de Tsutako eran cada vez más lentos y pesados, la pelea con Saki empezaba a hacer efecto. Sonrió satisfecha y parando los disparos, sacó tres dardos con un contenido verde, Natsuki se acercó a ella para no tener el mínimo riesgo de fallar en sus próximos movimientos.

Tsutako percibió claramente sus intenciones y se cubrió el cuello con una mano, mientras afilaba aún más las garras de la otra, ambas se lanzaron una mirada retadora y se abalanzaron la una sobre la otra luchando con pura fuerza bruta.

Saki respiraba con cierta dificultad y de pronto escuchó dos gritos agudos provenientes de las chicas, Natsuki aullaba de dolor mientras su sangre pintaba de rojo brillante a su alrededor, las garras habían rasgado profundamente desde su hombro izquierdo hasta sus dedos y desde su cintura hasta su pierna derecha llegando por debajo de la rodilla; Tsutako temblaba y gritaba de dolor al haber recibido dos dardos directamente en su torrente sanguíneo.


Zenitsu palideció y agudizó el oído, no había duda, dos mujeres gritaban desesperadas en lo profundo del bosque.

- Chicos esperen, ¡dos chicas están en problemas!

- ¡Tenemos que encontrar al haori mitad y mitad, Monitsu!

- ¡Pero una suena muy parecida a Tsutako-chan!

La cara de Senjuro mostraba aflicción, a Tanjiro cada vez le costaba más seguir el rastro de Tomioka y si Zenitsu tenía razón, significaba que el pilar de agua ya no estaba con los niños, así que Tanjiro tomó una decisión rápidamente.

- ¡Senjuro, tú y Zenitsu sigan las voces y ayúdenlas! ¡Inosuke, tú y yo seguiremos el rastro de Giyuu-san! - Indicó con la intención de no dejar ninguna pista que tuvieran en el aire.

Estuvieron de acuerdo, se separaron y corrieron en la dirección de cada pista.


- ¡¿Qué?! ¿Tomioka fue secuestrado de nuevo? ¿Rengoku no apareció en su misión? ¿Un ataque falso?

El pobre Uzui no podía manejar tantas noticias urgentes a la vez, y ver llegar al cuervo de Kamado con un mensaje al cuartel general no se lo puso nada fácil.

- ¿Alguien atacó la finca del agua? ¿Los chicos seguirán un rastro en el bosque? ¿Qué demonios está pasando aquí?

Ubuyashiki estaba en su futón con Amane a su lado, había vuelto a empeorar pero entendía todo lo que los cuervos comunicaban a Tengen fuera de su habitación.

"Atacaron diferentes puntos para hacernos creer que Muzan estaba haciendo un movimiento, todos los pilares se movilizaron dejando a Kyojuro y Giyuu sin apoyo además de impedir que les llegara la llamada de emergencia.

Crearon otra distracción y lograron separarlos, usaron falsos testigos para mantener el falso ataque de las lunas superiores y probablemente mataron a los cuervos que estaban difundiendo las revelaciones de sus planes, además de dejar que los pilares se encargaran de los demonios que atraerían los civiles y la sangre de mis pequeños cazadores.

Finalmente usaron el instinto alfa de Sanemi para distraer a Giyuu, y la ausencia de Kyojuro me temo que es porque lograron capturarlo también."

Una vez que terminó de comprender la situación, le dijo a su mujer que enviara un mensaje a todos los pilares en el que se les indicara que fueran a liberar a Sanemi, proteger a los pequeños y encontrar a Rengoku y Tomioka.

- No olvides añadir que Kamado Tanjiro, Inosuke Hashibira, Senjuro Rengoku y Zenitsu Agatsuma están tras la pista de Giyuu. - comentó Kagaya a su mujer de pelo blanco mientras escuchaba al cuervo de Tanjiro repetir lo que su cazador le había pedido que informara al cuartel general.


- No es posible. - Consiguió decir Kanroji, tapándose la boca con ambas manos segundos antes de abandonar el pueblo ante la noticia de su cuervo.

"¡Sabía que algo malo estaba pasando aquí! ... Giyuu, Rengoku-san, niños... ¡Estoy en camino!"


- ¿Está Sanemi en problemas? - su ave mensajera asintió y cuando Obanai vio llegar a los cazadores de refuerzo se alegró en secreto - Tú, encárgate de los demonios que vengan y no estorbes. - Dijo el pilar serpiente señalándolos con su dedo índice y una mirada amenazante antes de correr tras su cuervo en ayuda de su amigo.


- ¿Quiere que me encargue de las aldeas afectadas? - Preguntó Gyomei ante la nueva misión - Si Oyakata-sama considera que es lo mejor, así será. - Himejima aceptó antes de soltar su oración diaria y ponerse manos a la obra.


Muichiro escuchó atentamente las palabras del mensaje y con los ojos fijos en el cielo se dio cuenta de algo importante antes de ponerse en marcha.


Shinobu recibió la noticia y se preocupó bastante, estaba suturando a varias cazadores mientras Aoi y las demás se encargaban de vendar y desinfectar las heridas de todos los que llegaban. Volvió a concentrarse en su tarea, sin embargo su agraciado rostro mostraba un claro signo de descontento y preocupación.

"Kanao fue a apoyar los pilares, ella tendrá todo bajo control en el pueblo que le asignen". Su mano era rápida y precisa en cada puntada incluso con la mente en otra parte "Tomioka-san... Rengoku-san... ¿Qué ha pasado para que les hayan capturado? Debe ser algo sin precedentes, algo que no podemos imaginar fácilmente".


Saki se acercó a donde había caído su compañera, Natsuki estaba en muy mal estado ya que podía ver claramente la profundidad de sus heridas y la sangre que salía de ellas. Tsutako volvía a tener su aspecto de niña pequeña y gemía de dolor mientras una intensa fiebre comenzaba a aparecer junto con un fuerte dolor de cabeza.

"Estupendo. Y ahora qué, ¿las arrastro hasta el punto de encuentro?". Lo pensó en broma pero tras volver a mirar el estado en el que se encontraban, tragó saliva al darse cuenta de que realmente tendría que hacerlo.


Los tres niños se acercaban al puente para cruzar directamente a la aldea, pero un olor familiar los detuvo en el acto. Era un aroma calmante, dulce y lo más importante, pertenecía a Giyuu, se miraron con alivio y entusiasmo, cambiando su rumbo para encontrarse con el pilar de agua. El aroma les decía que todo iba bien y teniendo en cuenta que estaban bastante asustados, además de no saber lo que estaba pasando, su mente infantil no les advirtió de que podía ser todo lo contrario.


Rengoku y Tomioka estaban tomando aire antes de seguir forzando sus cadenas cuando un sonido familiar les hizo entrar en pánico hasta niveles estratosféricos.

- ¡Mamá! ¿Dónde estás? - se oyó no muy lejos pero lo suficiente como para ser difícil de oír.

Los dos se congelaron y el terror se reflejó en sus rostros, Kyojuro intentó gritarles que se alejaran pero los sonidos seguían saliendo débiles debido a la tela. Tomioka tiraba desesperadamente de su cadena mientras producía tan rápido como su cuerpo le permitía una señal de peligro que sus cachorros podían detectar, ninguno de los dos se había imaginado siquiera que esta situación ocurriría dentro de lo que fuera que estaba pasando.

Taro había escuchado el llamado de uno de los pequeños y no hacía más que ver los intentos de ambos pilares, hizo una señal a sus compañeros quienes asintieron yendo a interceptar a los niños, el chico los vio partir mientras se acercaba a Tomioka quien le lanzó una mirada de odio.

- Trata de proteger mejor a los próximos cachorros, pilar de agua -se burló mientras admiraba la expresión desesperada del de pelo negro.

Los pequeños siguieron el olor del omega, ansiosos por encontrarlo. Un olor a agua mezclada con sangre sustituyó al suave aroma anterior y les obligó a detenerse. No sabían lo que significaba pero su instinto de supervivencia sí, así que empezaron a darse la vuelta y huyeron buscando un lugar donde esconderse.

- Ahí están, ¡no les dejen escapar!

Giraron la cabeza para distinguir a lo lejos cuatro siluetas que comenzaban a perseguirles. Inmediatamente olvidaron el frío mientras su adrenalina se disparaba y aceleraban el paso. Estaban seguros de que sus padres estaban allí detrás, y realmente querían ayudarles pero la voz dentro de sus cabezas seguía gritando que corrieran más rápido.

La distancia se acortaba y un nudo en el estómago se hizo presente en los tres cuando vieron la sombra que un adulto producía detrás de ellos.

- Ya está, ha sido más fácil de lo que pensaba. - dijo uno de ellos levantando al que había atrapado.

- ¡Suelta! - dijo Tyojuro enterrando las uñas en su captor.

- Suéltanos. - Pidió Haruki tratando de liberar los dedos del hombre que lo levantaba de sus ropas.

- ¡Suéltame tú, tú, idiota! - Gruñó Ryu dando pequeñas patadas al aire a la persona que lo había atrapado.

Los observaron un momento, identificando a cada uno.

- Es el del pelo rosa, ¿verdad? - Haruki palideció y empezó a temblar de terror.

- Sí, ése es el mocoso. Aunque tengo una idea...

- No te calles, habla.

- Dejar a los otros dos niños solos para que mueran en el bosque es muy inútil, tienen características muy particulares, seguro que podríamos sacar un buen dinero de ellos.

- ¿Venderlos?

- ¿Por qué no? Douma-sama nunca especificó qué debíamos hacer con ellos.

Los niños no entendían de lo que hablaban pero querían escapar cuanto antes.

- Me parece bien, vamos, seguro que los pilares querrán despedirse de ellos.

Sin importarles sus protestas, llevaron a los cachorros hasta donde los esperaban los demás. Apenas llegaron cuando Saki por fin había llegado hasta ellos, arrastrando a una ensangrentada Natsuki y a Tsutako en pésimas condiciones por las sustancias de su sangre.

- Vaya, no creía que fueras realmente capaz de atrapar algo, inútil -dijo la que llevaba a Haruki.

Su única respuesta fue un resoplido cansado, no se encontraba en las mejores circunstancias médicas y había tenido que cargar tanto con su compañera como con la chica hasta el punto de encuentro.

- Es hora de una reunión familiar... la última que tendrán.

Los niños no pudieron evitar la sensación de un enorme vacío en el estómago ante aquellas palabras y empezaron a reaccionar al ver lo que iban a hacer.

Tomioka y Rengoku vieron con horror que traían a sus pequeños amordazados y atados. Una chica (la que había matado al cuervo) llevaba a Tsutako sin importarle en absoluto la temperatura y las respiraciones aceleradas que marcaba su cuerpo, lo que les enfureció.

Haruki se dejó guiar con la cuerda consciente de que resistirse podría empeorar las cosas, Tyojuro se frenó sin saber si luchar o someterse y Ryu les siguió sin resistirse tras una tremenda bofetada que le habían dado por andar gruñendo y tirando de sí mismo intentando liberarse.

En cuanto vieron a sus padres, hicieron pequeños ruidos y gestos de querer ir con ellos, sus captores les permitieron acercarse un poco más al rubio, que les miraba con preocupación, queriendo decir tantas cosas y frustrándose enormemente al no poder hacerlo, por lo que empezó a masticar irritado la mordaza que llevaba.

Los jalaron y se los llevaron al omega de cabello oscuro quien se agachó apresuradamente sin importarle que sus brazos no los alcanzaran y se molestó bastante cuando vio la mejilla de Ryu roja por la bofetada que le habían dado, con cuidado frotando su mejilla en el lugar afectado, calmando el ardor que sentía el pequeño, inmediatamente se acercó al pequeño de ojos azules y como pudo con su boca amordazada trató de quitarle la tela que le impedía hablar.

- ¿No deberíamos detenerlos? - dijo uno viendo cómo Giyuu conseguía sujetar un trozo de tela con la punta de los dientes y tirar de él hacia abajo.

- No, así dolerá más. - respondió Taro alegremente.

Su compañero le vio con una mirada extraña... queriendo apartarse de su lado... definitivamente aquel chico no era normal.

- Eres malvado.

- ¿Y tú no? Por algo estás en este trabajo.

- Cierto, pero tú estás en un nivel superior.

Tomioka consiguió bajar el trozo de tela con dificultad e inmediatamente el niño comenzó a llorar.

- ¡Mamá, papá! Tengo miedo. ¿Por qué están así? ¿Por qué nee-san tiene tan mal aspecto? Quiero irme a casa.

Rengoku quería irse con sus cachorros de ahí, el trozo de tela casi cedía ante sus dientes, sólo un poco más. Tomioka estaba ocupado liberando la boca de Haruki y en cuanto lo hizo se apresuró a consolar a Tyojuro, ya que su cabeza se lo permitía, que hipaba desconsoladamente. Haruki se acercó a Ryu y con los dientes tiró de la mordaza hasta que consiguió deshacerla.

- ¿Quiénes son? ¿Por qué hacen esto? - Preguntó Ryu conteniendo las lágrimas que querían salir.

El pequeño de pelo rosa no dijo nada, sólo se acomodó al lado de su hermano rubio para ser consolado por Giyuu y al final ni siquiera el pequeño de pelo negro pudo resistirse, poniéndose al otro lado.

Natsuki estaba siendo atendida lo mejor que podía y miraba el suceso con las pocas fuerzas que le quedaban después de perder tanta sangre, una mezcla de enorme satisfacción y una pizca de culpa la invadió, lo primero porque el omega estaba sufriendo y probablemente su vida se volvería miserable a partir de ese momento y lo segundo porque su instinto le reclamaba haber provocado aquella desgarradora escena, pero no había llegado a ese oscuro pozo oyendo hablar a la culpa, así que la acalló rápidamente.

Tomioka empezó a retorcerse de nuevo cuando se llevaron a sus hijos. En lugar de asegurarlos a un tronco, confiaron las cuerdas a los gemelos de pelo blanco. Como eran pequeños sin cualidades más pulidas como su hermana y los pilares, los habían sujetado con ataduras ordinarias para no tener que cambiarlas.

- Vigilenlos mientras encadenamos a la chica - indicó la que retenía a Tsutako - no podemos permitir que se transforme de nuevo.

- ¿Estamos esperando las órdenes de Kairi?

- Así parece, tenemos que llegar al punto de entrega antes de que los pilares se enteren del todo de lo que está pasando. En cuanto lo logremos, les perderán la pista y podremos reclamar nuestra recompensa.

- Deberíamos tener tiempo más que suficiente para pasarlos al siguiente mensajero antes de tener que luchar contra el resto para retrasarlos.

Taro e Isao se habían acercado a los niños para observarlos de cerca mientras sus compañeros discutían sobre qué hacer a continuación.

- Son unos cachorros muy tiernos. - Dijo el joven con una sonrisa, acariciando el pelo de Ryu.

El pequeño frunció el ceño, sin apartar un segundo la mirada de aquella sonrisa siniestra. No le importó que estuviera tocando su cabeza, no iba a ceder ante ese idiota. 

Rengoku gruñó hostilmente cuando la mano cayó sobre el pelo negro de su hijo y Tomioka clavó sus ojos azul oscuro en el hombre con disgusto.

- Definitivamente sacaremos un buen provecho de ambos. - comentó alegremente señalando a los pequeños humanos.

Isao no estaba convencido de que fuera tan buena idea seguir provocando a ambos pilares pero el joven a su lado parecía encontrarlo entretenido.

Dos reacciones similares pero a la vez diferentes surgieron de ambos cazadores ante aquellas palabras. Kyojuro palideció y en cuestión de minutos varios temieron que fuera a liberarse por los crujidos del árbol ante cada tirón que daba el rubio, Giyuu dejó escapar sonidos de rabia sofocada mientras hacía acopio de toda su fuerza en las muñecas para romper las esposas metálicas mientras balbuceaba palabras incoherentes por culpa de la tela.

Uno de los que estaban más cerca de Tomioka se acercó intrigado por lo que quería comunicarle a Taro y le quitó la mordaza de la boca para escuchar, se alejó rápidamente pero no pudo salvarse del mordisco que Tomioka acababa de lanzarle.

"Que idiota" Pensaron todos al ver lo sucedido.

- ¡HIJO DE PUTA, SUÉLTAME MALDITO ANIMAL! - sus compañeros no hicieron nada por ayudarle, se rieron de la situación e incluso animaron al pilar de agua como si fuera un perro de pelea.

Giyuu estaba asustado y furioso ante la idea de lo que iban a hacer con sus hijos así que no se lo pensó ni dos segundos antes de salir en su defensa como pudo en ese momento, sin importarle los golpes que estaba recibiendo para que soltara la mano del enemigo.

Uno de los presentes tenía problemas personales con aquel tipo, por lo que desalmadamente, quiso ver cuánto era capaz de aguantar el otro. Haruki se dio cuenta primero y sus irises se hicieron pequeñas mientras veía al hombre cada vez más cerca. Ryu estaba enfocado totalmente en el ataque del pilar de agua, por lo que volteó para encontrarse a Tyojuro temblando y con una expresión asustada debido al sujeto frente a ellos.  Rápidamente el hombre hizo un pequeño pero profundo corte en la mejilla del niño pelinegro con su daga.

Haruki cerró sus ojos, no quiso ver nada, no podía ayudar en ese momento. Tyojuro estaba en shock, sintiendo la delgada salpicadura que la daga le había lanzado por estar tan cerca de su hermano.

Un grito de dolor del cachorro fue suficiente para que los instintos de Giyuu actuaran y le clavara los dientes más profundamente, los colmillos omega de Tomioka apresaron la mano hasta que se oyó un crujido y la sangre empezó a brotar de su mano.

En medio del aullido de dolor que soltó el hombre y las risas enfermas de los demás, Kyojuro escuchó el llanto de su pequeño, se enfureció y de un solo mordisco rompió lo que le amordazaba.

- ¡DÉJALO EN PAZ, NO TE ATREVAS A TOCARLO DE NUEVO!

Taro lo vio con una mirada divertida y arrebatando el arma del que había herido al niño, se acercó a Ryu, apoyando la hoja contra la suave piel de su cara. El pequeño estaba llorando con fuerza por el dolor, la sangre la sentía fría contra su mejilla y su herida quemaba por lo mismo.

- ¿O qué?

- Aleja. El. Arma. De. Mi. Hijo. - Kyojuro ordenó con la ira escrita en sus ojos.

Puede que los betas no tuvieran las características de los alfas y omegas, pero no estaban completamente exentos de su subgénero, así que ante la orden de Kyojuro con ese tono amenazante, el chico se sobresaltó un poco y acató a regañadientes lo que le indicaba.

- Me desesperas, ¿ni siquiera en esta situación eres capaz de amenazarnos con matarnos? - se quejó Taro, indignado por haber cedido a sus instintos.

- Jamás mancharé mis manos con la sangre de un ser humano, ni siquiera con la de alguien tan demente como tú. - le espetó con una frialdad casi imposible.

El joven comenzó a reír genuinamente divertido con aquellas groseras palabras hasta que las maldiciones de su compañero le distrajeron. Giyuu tuvo que soltarle la mano después de que el hombre amenazara con degollar a los niños y en ese momento se agarraba la mano con dolor y sangre escurriendo de ella.

- Maldita zorra, creo que me has roto algo... Ahora verás - se acercó a los niños arrebatándole la daga a Taro y eligió a su víctima - Vamos a ver lo duro que sigues pareciendo mientras oyes sus gritos y me suplicas que pare.

Tyojuro salió del shock para comenzar a tener un ataque de ansiedad masivo al ver que lo miraban con intención asesina.

- ¡Espera! ¡No le hagas daño que él no tiene nada que ver! - se desesperó el de pelo negro.

- Para, ¡aléjate de él! ¡No lo hagas! - Gritó Rengoku aún intentando romper las cadenas, en algún momento debían dejar de resistirse pero ese momento no llegaba pronto.

- ¡Deberías haberlo pensado antes de joderme la mano! - Exclamó el hombre mientras se acercaba al cachorro de pelo rubio tirando de él por la coleta, ambos viendo como la daga se dirigía a uno de sus ojos.

- ¡NO!

- ¡BASTA!

- ¡DETENTE!

Rengoku y Tomioka se dieron cuenta de que otra voz se les había unido, aunque ésta no parecía angustiada por detener aquella brutalidad. Una muchacha de cabello castaño claro recogido en un moño estaba molesta, todos se apartaron de su camino hasta quedar frente al hombre cuya arma estaba a centímetros del tembloroso niño.

- ¿Quién te ha dado autorización para desquitarte con los niños?

- Nadie pero... - iba a decir que no eran el medio demonio pero ella no se lo permitió.

- En ese caso, controla tu maldito genio. Lo mismo va para todos vosotros, Douma-sama nos ha encomendado una misión: Llevar las propiedades de Akaza-sama ante él y estaba muy claro que tanto el pilar de agua como los cachorros tenían que estar intactos.

Se acercó y se ocupó de la cara de Tomioka sin importarle la oposición por su parte y señaló los golpes que el hombre le había dado.

- ¿Te parece que esto está intacto?

- El muy animal me mordió.

- Mizuki-san tenía muy claro que sus órdenes debían cumplirse sin excepción y creo recordar que una de ellas era que todos los objetivos tuvieran una mordaza o bozal en la boca.

El ambiente quedó en silencio y pequeñas gotas de sudor cayeron por sus frentes. Saki se quedó mirando a lo lejos, su hermana podía llevar la obediencia a un nivel extremo y ella no quería presenciarlo.

- El pilar de llama rompió el suyo pero el de agua está en la nieve lo que significa que alguien se lo quitó... Conoces el precio por desobedecer a Mizuki-san y has decidido pagarlo.

El hombre se alejó lentamente de Tyojuro y el pobre no pudo evitar vomitar del terror. La chica líder de pelo atado llevaba una pistola en el cinturón, la sacó, sonó un disparo y en un abrir y cerrar de ojos el hombre había caído muerto en la nieve.

Todos se quedaron en silencio, Rengoku se sorprendió de que tuviera tanta sangre fría para hacer eso sin inmutarse siquiera, Tomioka tenía los ojos tan abiertos como podía mientras tragaba grueso ante el giro de los acontecimientos. Kairi se recolocó el revólver y lanzó una mirada de decepción a todos los presentes.

- Mizuki-san fue muy clara con sus palabras, en ningún momento permitió maltratar a los otros mocosos bajo el pretexto de no formar parte de los objetivos de la misión. A quien vuelva a pillar tocando un solo pelo de ellos, aunque solo sea para fastidiarlos, acabará como él. - sentenció señalando al cadáver. - ¿Entendido?

- ¡Sí Kairi! - se apresuraron a decir todos.

La chica miró fijamente a Taro, que sabía perfectamente que esa amenaza iba dirigida a él. Antes de continuar con lo que seguía, caminó junto a su hermana y revisó sus heridas. En cuanto terminó de evaluar los daños, se enderezó, recuperando su actitud insensible.

- Muy bien, nos iremos en un minuto. Prepárense, debemos dejar en el polvo a los pilares que ya nos están rastreando.

Se escucharon bastantes murmullos, no pensaban que esos llamados pilares fueran a descubrir la farsa tan rápido. El grupo de personas se puso manos a la obra, soltaron a los pilares de los árboles con la intención de llevarlos por diferentes caminos.

- ¡Kyo! Si escapas antes ve por ellos. - fue lo único que alcanzó a decir Tomioka antes de que lo amordazaran de nuevo.

- ¡Giyuu!- iba a contestar pero le cortaron el habla poniéndole esta vez dos trozos de tela.

Arrastrados en direcciones opuestas, su resistencia no les impidió alejarse paso a paso del lugar, incluso tropezando. Tsutako seguía sufriendo, completamente incapacitada por sus ataduras metálicas, la fiebre había bajado pero aún la tenía. Haruki quería ayudarla pero sus manos estaban en la espalda y no tenía forma de sacar algo de su sangre para activar su técnica.

Sólo Kairi, Saki, Natsuki, la chica que había encadenado a Tsutako, los gemelos e Isao permanecían en su sitio... Los niños nunca se habían sentido más solos en su vida.

- ¿Has traído las cestas? - preguntó Kairi.

- Sí, aquí están. - dijo la chica acercando los objetos.

- Muy bien, ya sabes lo que hay que hacer.

- ¿Te vas? - Preguntó Saki.

- Iré a ver cuanta ventaja tenemos sobre los cazadores de demonios. - Contestó ella antes de desaparecer.

Los gemelos habían tapado una vez más la boca de los niños y no lo vieron necesario con la niña, su estado actual no le permitía hacer mucho ruido. Colocaron a los pequeños de dos en dos, los humanos en una cesta y los medio demonios en la otra.

- ¿Puedes aguantar? - Preguntó Kai a Saki cargándola a la espalda.

- Creo que sí, la que está peor es Natsuki.

- Vaya, parece que tu destino es acabar salvada, Natsuki-chan. - Comentó Aki burlonamente mientras llevaba a la susodicha en brazos.

- Cállate, gusano asqueroso... no te pases de listo. - Dijo ella, consciente de que la estaba llamando débil.

- Eres una omega muy particular, eso me gusta.

- Deja de hablar debemos irnos. - refunfuñó el encapuchado mientras se colgaba de los hombros la cesta con Haruki y Tsutako.

- Ya tendrás tiempo cuando Douma-sama nos recompense. - murmuró la chica, dispuesta a partir con la cesta que llevaba a Ryu y Tyojuro a la espalda.

Partieron en línea recta mientras las nubes comenzaban a despejarse revelando un cielo gris invernal con pálida luz solar, ninguno de ellos sospechaba que entrarían en batalla en mucho menos tiempo del calculado gracias a un cuarteto de jóvenes que les pisaban los talones.

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