Lo que queda atrás
- Tenemos que llegar rápido a la aldea de adelante, ¡hay un demonio muy fuerte y ya hay varias víctimas!
Dos chicas corrían guiadas por sus cuervos, era la primera vez que las llamaban para una emergencia, tenían que llegar y salvar a todos.
- Tenemos que correr aún más rápido, ¡vamos! - una de ellas instaba a la otra.
- ¡Akari! No te precipites, debes reservar fuerzas para poder luchar. - Exclamó Mia preocupada.
- No podemos dejar que nadie más muera, ¡les prometí a mis hermanitos que nunca dejaría que nadie muriera como lo hicieron nuestros padres!
- Lo sé pero debes cuidarte, si te expones demasiado podrías morir.
- Vamos Mia, ¡tú más que nadie deberías sentir determinación en un momento como este!
- ¿Eh? ¿De que estas hablando? - Preguntó con curiosidad la chica de pelo negro.
- Pasas tu tiempo libre con Senjuro-kun y el mismísimo pilar de la llama Kyojuro Rengoku-san... ¡Te tengo envidia!
- Sé que lo admiras mucho Akari pero no lo conozco tanto como crees. - Aclaró Mia divertida.
- Tal vez tengas razón, pero al menos yo quiero ser como él. ¡Realmente es alguien magnífico! Tenemos que encender nuestros corazones, ¡eso es lo que él siempre dice! - exclamó entusiasmada.
Mia sonrió al ver que su mejor amiga intentaba imitar el pilar de llamas con tanta pasión, asintió decidida y ambas aceleraron la carrera. Llegaron al lugar y se horrorizaron al ver el terrible estado del lugar, la calle principal exhibía varios cuerpos ensangrentados y sin vida en el suelo.
- No exageraban con la emergencia, aquí hay fácilmente diez muertos. - Comentó Mia, contando rápidamente las víctimas.
- Debemos darnos prisa, tenemos que encontrar al demonio que ha hecho esto y acabar con ellos. - Añadió Akari, blandiendo su espada con determinación.
Ambas oyeron gritos y súplicas en una de las casas a su derecha, intercambiaron miradas decididas y entraron en la casa.
- ¡Resistan! ¡Somos cazadoras de demonios y venimos a salvaros! - anunció Akari.
- ¿Dónde están? - preguntó Mia.
Se separaron caminando por el lugar, Mia estaba registrando las habitaciones cuando la voz enfurecida de su amiga la llevó rápidamente a una amplia habitación que hacía las veces de sala de estar. Vio lo que estaba ocurriendo y palideció, varios cazadores estaban muertos o agonizando en el suelo junto a los habitantes de aquella casa, Akari estaba al fondo con la espalda apoyada en la pared mostrando una expresión decidida y furiosa mirando a un gran número de personas que empuñaban cuchillos y dagas manchadas de sangre.
Mia estaba a punto de entrar en la habitación y abalanzarse sobre ellas, pero Akari se pasó un mechón por detrás de la oreja e inmediatamente lo devolvió a su sitio, una señal que tenían entre las dos para indicar que la otra no hiciera lo que estaba pensando . Se conocían tan bien que sincronizaban movimientos y pensamientos casi telepáticamente, y Akari era muy fuerte, tanto que estaba empezando a crear lentamente su propio estilo de respiración.
La chica entendió que le estaba diciendo que fuera a avisar a alguien, la chica cazadora salió de la casa rápida y silenciosamente, decepcionándose al ver que no tenía forma de enviar una carta en ese momento.
- Ve, informa a la central de cazadores que en este pueblo no hay demonios, son un grupo de asesinos.
El cuervo emprendió el vuelo, lo que la cazadora no sabía es que ese mensaje nunca sería entregado gracias a una tiradora que se dirigía a uno de los pueblos para llevar a cabo su actuación.
Para cuando Mia regresó al interior de la casa dispuesta a apoyar a su amiga, ésta se encontraba completamente paralizada por el shock. Akari hizo un esfuerzo por levantarse del suelo, apretando los dientes mientras su cuerpo temblaba en el intento, uno de los presentes le puso un pie encima y dejó caer su peso sobre ella provocando un grito de dolor y que la sangre bajo ella aumentará. Era ridículo. ¿Cómo la habían herido tan fácilmente? Sin duda le habían hecho algo.
Mia no se lo pensó dos veces y se lanzó sobre aquellos desconocidos que se atrevieron a hacer daño a su mejor amiga de la infancia.
- Vaya, vaya, parece que nos han enviado a uno más. - Dijo otro de los tipos que estaban allí.
Pronto descubrió que eran más ágiles y fuertes que la gente normal, sobre todo cuando el que estaba encima de Akari esquivó el tajo de su katana y la pateó al otro lado de la habitación. El golpe fue en la peor posición y tan fuerte que cayó al suelo sin poder mantener la consciencia, lo último que vio antes de desmayarse fue a su amiga gritando su nombre mientras se levantaba y corría delante de ella para protegerla escuchando a lo lejos mientras les decía que lucharía hasta que se apagaran los últimos rescoldos de su corazón, un segundo después todo se volvió negro acompañado del sonido del metal chocando entre sí.
Cuando la de cabello negro despertó, se asustó al ver que se encontraba bajo el cuerpo sin vida de otro cazador, en la habitación había algunos más de sus compañeros que luchaban desesperadamente pero aun así cayeron ante la experiencia y habilidad de aquellos asesinos.
"Akari" Fue lo primero que pensó y se dio la vuelta buscando a su amiga. Su rostro adquirió un tono pálido mientras el hueco de su estómago empezaba a aparecer ahora en su pecho, su amiga tenía un aspecto completamente inerte mientras su mano seguía encerrada en la empuñadura de su espada, dando fe de que había luchado con cada fibra de su ser hasta su último momento. Mia ni siquiera tuvo tiempo de rabiar o llorar cuando escuchó las voces de los que quedaban en la sala.
- Ya hicimos lo que teníamos que hacer en este lugar, ¿cuántos quedan?
- Solo los pueblos cercanos al pilar serpiente y al pilar del amor.
- Excelente, ¿Te aseguraste de que pareciera el trabajo de una luna superior?
- Hicimos lo mejor que pudimos pero creo que si.
- No íbamos a morder los cadáveres, eso sigue siendo repulsivo.
Comenzaron a reír, Mia se sintió asqueada y confundida por sus acciones pero al escuchar las palabras que siguieron, abrió los ojos sin creer lo que escuchaba.
- Si logramos engañar a los pilares, capturar al omega y a esos asquerosos cachorros, será pan comido.
- No puedo creer que el pilar de agua haya caído tan bajo como para criar a dos ratas de laboratorio como ellos, su sangre ni siquiera debería ser una mezcla posible.
- Son completamente mestizos, ni humanos ni demonios, no pertenecen a ningún lugar.
- Eso no importará pronto, una vez que se los entreguemos a Douma-sama su sangre será el menor de sus problemas.
Salieron de la habitación y una vez que se aseguró de que no había nadie, la chica sacó con dificultad el cadáver que llevaba. Respiraba muy rápido sin saber qué hacer.
"Tomioka-san, Haruki, Tsutako, debo advertirles". Pensó mientras se acercaba al cuerpo de Akari y cerraba los ojos con cuidado, ya habría tiempo para expresar todo lo que la estaba destruyendo por dentro, ahora mismo tenía que llegar con los pilares y aclarar la situación antes de que fuera demasiado tarde.
Salió de la casa volteando en todas direcciones para verificar que no hubiera nadie y caminó con cautela, había más de sus compañeros muertos por donde pasaba e hizo un gran esfuerzo por no reconocerlos, no podía permitirse sentirse más destrozada, al menos no ahora.
Tan concentrada estaba en el camino que no notó que un hombre se acercaba sigilosamente por detrás de ella, era casi como un gato cazando porque no producía ningún ruido, el enemigo se agachó para coger una de las katanas de los cazadores caídos y se posicionó.
Mia sintió como una espada atravesaba su carne y sus pupilas se empequeñecieron al ver la afilada punta de metal atravesar su abdomen, inmediatamente tosió algo de sangre y jadeó cuando la espada se clavó aún más.
- Parece que hay un pajarito chismoso entre los pájaros caídos, habrá que cortarle las alas para que no arruine las cosas. - susurró aquel hombre mientras enterraba la katana sin importarle sus gritos hasta que la guarda le tocó la espalda.
La chica rápidamente llevó su mano a su nichirin pero un dolor punzante en su antebrazo provocó otro grito, le habían clavado un cuchillo con un lanzamiento prácticamente perfecto, su mirada mostró terror al ver que los mismos enemigos que habían matado a su mejor amiga empezaban a rodearla.
La tiraron al suelo de una patada, el hombre agarró el mango de la espada y tiró de ella, provocándole un agudo grito al sentir como el arma volvía a atravesarla. Observó las afiladas armas que se preparaban para atacarla y sólo pudo hacer un intento más de agarrar la empuñadura de su propia arma para defenderse.
- ¿Crees que a los pilares les importará cuántos de vosotros matemos? Pronto te reunirás con tus amigos, no te preocupes.
En cuestión de segundos, la cazadora sólo pudo oír sus propios gritos mientras veía cómo su sangre se esparcía por el suelo.
La adolescente de pelo oscuro se puso en pie de un salto en medio de un chillido asustado, despertando de un tirón a Senjuro, que se había quedado dormido apoyado en el borde de la cama para vigilar su estado.
Había pasado casi una semana desde que todo acabó y ella no se había despertado hasta ahora. Senjuro se alegró mucho de verla despierta pero su expresión cambió a una de dolor, los ojos de su amiga estaban muy abiertos por el pánico y al ver al chico rubio se llenaron de lágrimas y a pesar de sus heridas lo abrazó de repente.
- Pensé que moriría ... P-pensé que no podría despedirme de ti - sollozó ignorando el dolor de su abdomen. - Ya no tengo a nadie... no... no me dejes... no te mueras tú también... por favor... No quiero estar sola.
Senjuro sabía que los demonios se habían comido a toda su familia y que ella era la única que había sobrevivido. Le devolvió el abrazo con mucho cuidado de no presionar su herida y sus palabras provocaron una sonrisa de alivio en su amigo por un momento.
- No te preocupes, aquí estoy, no me voy a ninguna parte.
Ella se aferró más a él y una voz que conocía mejor que nadie habló en lo más profundo de su mente.
"¡Vamos Mia, debemos poner el corazón en nuestras misiones para que nadie más sufra como nosotros!".
"¡Kyaaa! ¡Lo que daría por poder luchar al lado de Rengoku-san! Él nunca se rinde y siempre salva a todo el mundo. Mia, seamos como él, ¡lleguemos juntos a la cima!".
"¡Este entrenamiento no es nada! Admiras a Shinobu-san, ¿verdad? ¡Entonces debes esforzarte para ser como ella! Tenemos un largo camino que recorrer pero lo haremos juntos, ¡ya verás! "
- ... Akari... A-Akari... -susurró con los ojos llenos de lágrimas aún más fuertes que las anteriores.
Senjuro iba a preguntarle donde estaba la chica, ya que la conocía y estimaba mucho pero un grito desesperado seguido de un llanto amargo se lo dijo todo.
- ¡AKARI! - gritó la chica derrumbándose entre lágrimas en los brazos de Senjuro.
Este no sabía que hacer, él mismo estaba derramando un par de lágrimas cuando se dio cuenta por su reacción que la chica estaba muerta así que solo pudo abrazar más fuerte a Mia mientras ella ahogaba su dolor en su hombro izquierdo.
Shinobu apareció en el lugar, sintiendo crecer la rabia junto con la tristeza en su interior, había ido porque escuchó el llanto de cuando la chica despertó y se encontró con la escena de Senjuro consolando a su amiga que no podía dejar de llorar, ver eso le recordó como Kanae murió en sus brazos. Apretó los puños haciendo lo posible por reprimir la rabia y solo mostrar tristeza mientras caminaba hacia ellos para ver el estado de la adolescente y ponerla al tanto.
- Ya veo... Me alegro de que Tomioka-san, Rengoku-san y los pequeños estén a salvo. - fue lo único que dijo cuando Kocho terminó de contarle lo que había pasado.
- Querían darte las gracias pero tenían que descansar de todo lo ocurrido. - Añadió Shinobu cogiéndole la mano.
- ¿Darme las gracias?
- Si no hubiera sido porque nos avisaste antes de que todo se volviera sospechoso, no hubiéramos podido llegar a tiempo para salvarlos. - Explico Senjuro con calma recordando cuando ella les dijo que fueran a ayudar a su familia a pesar de estar muy herida.
- Oh... eso es lo que tenía que hacer... en realidad no fui nada útil.
Senjuro iba a afirmar que eso no era cierto pero una mirada de la insecto pilar mientras negaba suavemente le impidió hacerlo. Kocho sólo suspiró cuando ella se levantó y los dejó solos, iba camino a la habitación que usaba como oficina pensando en varias cosas al mismo tiempo.
Agradeció que tanto Tomioka como Rengoku estuvieran fuertes física y mentalmente, solo necesitaban algo de descanso para recuperarse de aquella experiencia, al principio se preocupó más por los pequeños pero se dio cuenta que hasta en eso se parecían a sus padres, fuera de algunos miedos y situaciones que tardarían en aclararse, estaban bien.
Shinobu prestó atención a lo que tenía delante y la impaciente presencia de Rengoku fuera de su habitación la sorprendió por decir poco.
- ¿Tomioka-san está deprimido por su vínculo de dependencia? - preguntó Shinobu sintiendo como un peso extra caía sobre sus hombros.
Kyojuro asintió con pesar, habían entrado en el cuarto y se sentaron para que el pilar de llamas le contara por qué había venido.
- Hace unos días dejó de comer y se sintió frustrado por ello, intentó hacerlo pero su cuerpo rechazaba la comida. Desde ayer no ha querido levantarse de la cama para nada, cuando le pregunté que le pasaba noté que evitaba llorar, me quedé un rato en la cama con él hasta que por fin se atrevió a contarme lo que le pasaba.
Giyuu me dijo que después de lo que había pasado, su vínculo de dependencia le pedía... -el alfa se detuvo un momento para soltar un suspiro molesto y continuó. - la presencia de Akaza. Rápidamente me dijo que en realidad no quería eso pero que esa era la razón por la que estaba frustrado.
- No quería que te hicieras una idea equivocada. - Completó Shinobu sin poder creerlo. ¿Cuánto tardaría su amigo en entender que Rengoku no le culpaba en absoluto por eso?
- Sí, exactamente. Me dijo que Akaza probablemente era capaz de sentir esa llamada a través de su vínculo, pero como no había aparecido en esos días, creyó que no pasaría nada.
Shinobu se pasó una mano por los ojos con cansancio, sólo quería que llegara la noche para poder dormir sin tantas preocupaciones en la cabeza.
- Tiene sentido, desde el momento en que un alfa marca a un omega, no sólo se crea un vínculo en ambos por el que comparten sentimientos y un sentimiento de pertenencia mutua, sino también un vínculo de dependencia que se muestra más claramente en los omegas. Normalmente cuando uno de los dos abandona al otro, el omega tiende a sentirse vacío y deprimido, Tomioka-san ha demostrado una enorme fuerza de voluntad para mantener su vínculo de dependencia con la luna superior tres prácticamente olvidado, pero debería haber imaginado que una experiencia tan estresante iba a tener algún efecto en su naturaleza.
Si Rengoku tuviera orejitas de animal, seguramente serían de zorro y le habrían caído a los lados de la cabeza de forma triste, Shinobu lo relacionó con eso por la expresión abatida que puso y se apresuró a decir más información que cambiara esa imagen que le estaba rompiendo el corazón.
- Pero Tomioka-san es todo un caso, ¡es diferente! Quiero decir, nunca había oído hablar de un omega que tuviera dos alfas, hay tantas teorías y predicciones que se rompen en este caso. Tu marca se ha quedado en él y aunque sea poca eres capaz de percibir sus feromonas. ¡Incluso pudiste oler claramente su aroma especial cuando lo produjo para ayudarte! Eso es bueno Rengoku-san.
Decir eso no había servido de nada, el rubio suspiró pesadamente y dijo lo que pensaba.
- Sólo quiero ayudarlo, no me gusta verlo así... pero no sé cómo.
Shinobu se llevó la mano a la barbilla pensando en una solución y chasqueó los dedos con un foco encendiéndose a su lado.
- ¡Ya sé! Llévale a una cita, un día entero sólo para ustedes dos.
Su expresión cambió a una de felicidad y el pilar de insectos se alegró, aquello se parecía más a lo que estaba acostumbrada a ver.
- Es una buena idea, ¡podría funcionar! Pero... ¿quién podría cuidar de los cachorros?
- ¿Has pensado en dejarlos con Shinjuro-san?
Rengoku se lo pensó un momento, pero negó con la cabeza.
- No dejaré a los niños a solas con él hasta que vea cómo trata a Haruki, es el único al que no quería ver desde aquella vez que lo conocieron.
- ¿No has estado en contacto con él?
- La verdad es que sí, los niños le mandan cartas de vez en cuando contándole varias cosas que hacen, son más cortas que las que mandan a Urokodaki pero los niños disfrutan haciéndolo y por sus respuestas creo que a mi padre le hace gracia.
- Ara Ara, ¿Te preocupa que le haga algo a Haruki? No creo que Shinjuro-san le haga algo malo.
- No es eso, pero siento que haría muy obvias las diferencias entre él y sus hermanos con su actuación. Simplemente no quiero que mi hijo se sienta mal por ello y que yo no esté ahí para apoyarle.
La chica mariposa pensó por un momento y sonrió por lo que estaba pensando.
- Suma-san lleva mucho tiempo insistiendo en que te lleves a los niños, ¿verdad, Rengoku-san?
- Oh, ¡tienes razón!
- Estoy segura de que Uzui-san, Makio-san, Hinatsuru-san y ella estarán muy contentos si les confías todo un día.
- Posiblemente, aunque luego insistirán en entrenar ratones. - comentó Rengoku, echándose a reír.
Shinobu se le unió con suaves y delicadas risas antes de despedirse viendo como se iba a encontrar con Senjuro que justo salía de la habitación donde estaba su amigo.
"Es bueno ver que algunas cosas no cambian fácilmente" Pensó contenta al ver como Kyojuro le ofrecía su mano a Senjuro y este la tomaba feliz mientras ambos hermanos se dirigían a su casa.
Llegaron a la finca del agua a tiempo, abrieron la puerta y ambos sonrieron ante la vista que se les presentaba. Ryu, Tsutako y Tanjiro buscaban flores en el jardín mientras Zenitsu enseñaba a Haruki, Tyojuro e Inosuke a hacer una corona de flores, los niños sonrieron divertidos cuando Inosuke por fin pudo hacer una y comenzó a gritar proclamando su logro mientras Tanjiro lo felicitaba al mismo tiempo que Zenitsu lo veía entre divertido y molesto. Tyojuro fue el primero en voltear a ver a los rubios y su rostro mostró una adorable sonrisa.
- ¡Papá, Senjuro! - dejó con cuidado la corona que estaba haciendo y corrió hacia ellos.
Kyojuro se agachó, abriendo los brazos para atraparlo y una vez en sus brazos cargarlo. Ryu fue el segundo en saltar hacia él, abrazando fuertemente su pierna mientras reía, Tsutako y Haruki no se quedaron atrás y mientras el pequeño de pelo rosa lo abrazaba cariñosamente de su otra pierna, la niña lo abrazaba por la cintura, Senjuro reía suavemente viendo encantado como su hermano se cubría de niños mientras los chicos se acercaban a ellos.
- Bienvenidos Rengoku-san, Senjuro-kun - saludó Tanjiro feliz de verlos bien.
- Tanjiro, Inosuke, Zenitsu, mis chicos, gracias por cuidarlos mientras estuvimos fuera.
- ¡Es un verdadero placer! - Comento Tanjiro radiante.
- Son muy lindos así que me gusta pasar tiempo con los cuatro. -dijo Zenitsu alegremente.
- ¡El chico de las puntas de fuego es un excelente oponente! ¡Me sorprende que haya encontrado al rey de la montaña! - exclamó Inosuke.
Ryu sonrió orgulloso ante el comentario y Tyojuro no pudo evitar reírse un poco por los nombres del chico jabalí. La sonrisa de Rengoku decayó un poco y, mirando más seriamente a Tanjiro, preguntó por el estado de Tomioka.
- Giyuu-san... todavía no se siente muy bien, sólo se levantó una vez para ayudarnos con algo. Huele a frustración y tristeza. - Terminó el chico.
- Por eso estábamos haciendo las coronas de flores. - aprovechó el niño rubio para decir.
- Le preguntamos a Zenitsu qué cosas le hacían feliz y nos dijo que hacer coronas de flores para Nezuko y verla ponérselas por la noche le hacía feliz. - Haruki siguió explicando.
- Pensamos que mamá se sentiría mejor si le hacíamos una cada uno. - dijo Ryu.
- No sabemos por qué se siente tan mal pero queremos ayudarle. - Terminó Tsutako.
Rengoku asintió después de escucharlos sabiendo lo que tenía que hacer, dejó a su cachorro en el suelo mientras los demás cambiaban de persona, ahora magnetizando al hermano menor de su padre. Vieron como el alfa entraba en la casa con pasos rápidos y decididos, se dirigió a la habitación que compartía con el de pelo negro y deslizó la puerta con cuidado asomando la cabeza.
- Ya regresamos de visitar al amigo de Senjuro.
El pilar de agua estaba tumbado de lado en el futón dándole la espalda, no le respondía y solo se acomodaba acercando un poco las rodillas a su pecho.
- ¿Giyuu?
Oyó un suspiro y distinguió su voz con gran dificultad.
- Bienvenido... Kyo.
Terminó de abrir la puerta y se tumbó a su lado acariciándole el pelo de la coleta, Kyojuro esperó pacientemente a que su compañero se diera la vuelta y pudieran estar cara a cara, en cuanto eso ocurrió su corazón se apretó al ver que sus ojos parecían cansados y tenían varias ojeras.
- ¿Sabes lo que necesitas? - Susurró Kyojuro mientras acariciaba su mejilla, alegrándose cuando el otro cerró los ojos aceptando aquel afecto.
Los ojos azules se posaron curiosos en los suyos y como respuesta mostró una amplia sonrisa para revelar la respuesta.
- ¡Una cita! Ambos necesitamos pasar tiempo solo para nosotros así que tendremos una cita como solíamos hacer.
Hubo un breve silencio que Tomioka rompió para sorpresa y deleite de Rengoku.
- No creo que todas esas veces hayan contado como citas Kyojuro... pero me gustaría mucho.
- ¡Entonces está decidido! Mañana dejaremos a los cachorros a cargo con Tengen y sus esposas.
Giyuu dejó entrever el comienzo de una pequeña sonrisa y Kyojuro se inclinó para besarle suavemente.
- Los niños te han hecho coronas de flores para animarte. - le dijo, segundos antes de que Tomioka tuviera que cerrar los ojos porque Rengoku estaba a punto de besar aquella zona.
- ¿En serio? Son tan adorables... no quería preocuparlos.
- ¿Qué tal si te levantas y nos vamos con ellos?
- Sí - respondió Tomioka en voz baja.
- Ese es mi omega. - animó Kyojuro abrazándolo con energía al mismo tiempo que Giyuu enterraba la nariz en su pelo dejando que el aroma de su alfa lo envolviera.
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