La primera gota


ADVERTENCIA: Esta historia está basada en el UNIVERSO ALTERNO del omegaverso. Esto quiere decir que todo lo que se ve aquí es ficción y varía de escritor a escritor. La trama, la sociedad, y la naturaleza de esta historia NO ES UNA CARTA DE PRESENTACIÓN DE LOS PENSAMIENTOS, CREENCIAS, O IDEOLOGÍA del escritor.

Si sos un lector que no es capaz de comprender que este universo no existe en la realidad, te recomiendo no leer historias de esta naturaleza. Y si no te gustan estos universos ficticios, te agradezco tu sinceridad y deseo que encuentres una magnífica historia de tu agrado.

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Había muchas criaturas diferentes en el mundo, algunas de ellas hermosas y gráciles, otras horribles totalmente despreciables. Centrándonos en las últimas estaban los demonios, bestias que necesitaban devorar humanos para sobrevivir, haciéndose más fuertes con cada comida y olvidando quiénes habían sido para aceptar su nueva vida. Sólo el sol o la espada de un cazador de demonios podían destruirlos.

Por su parte, los cazadores formaban parte de una asociación no reconocida por el gobierno y dedicaban sus vidas a proteger a la humanidad de sus garras, buscando derrotar al progenitor de todos los demonios, Muzan Kibutsuji. Un ser cuya reputación era temida y odiada por todos aquellos que conocían los rumores que su sombra sangrienta y las de sus doce lunas dejaban tras de sí.

Los asesinos de demonios también tenían sus propias leyendas que sostenían la organización, bajo el nombre de pilares, estos espadachines eran reconocidos y respetados por haber derrotado a algunos de los demonios más cercanos a Kibutsuji. 

Sus nombres eran Gyomei Himejima Pilar de Piedra, Kyojuro Rengoku Pilar de Llama, Tengen Uzui Pilar de Sonido, Mitsuri Kanroji Pilar de Amor, Obanai Iguro Pilar de Serpiente, Muichiro Tokito Pilar de Niebla (y el más joven de ellos con sólo catorce años), Giyuu Tomioka Pilar de Agua, Shinobu Kochou Pilar de Insecto y Sanemi Shinazugawa Pilar de Viento.

Los nueve pilares eran temidos por su fuerza y dependiendo de la situación que considerara conveniente, Oyakata-sama, también conocido como Kagaya Ubuyashiki, los enviaba a diferentes misiones para proteger a los humanos.

De esta forma, los pilares y el patrón solían verse cada seis meses en una reunión en el cuartel general de los cazadores de demonios para hablar y discutir sobre diversos temas.

Y fue a partir de uno de esos encuentros que la vida dio un giro total dentro de sus destinos del que ninguno de los pilares podría escapar, y todo se propició gracias a la clasificación de Alfa, Beta y Omega.


Realmente no importaba el tipo de subgénero que se tuviera, aparte de los cambios naturales que se producían (y las precauciones que debían tomar), no había mayor impedimento para que uno pudiera seguir protegiendo a los demás, sin embargo algunas personas solían encontrar en su naturaleza molestia o vergüenza, por lo que ocultaban o mentían sobre su subgénero, provocando un ligero malentendido sobre los rasgos que supuestamente tenían.

Entre los pilares se creía que había tres alfas (Uzui, Rengoku y Sanemi), cinco betas (Iguro, Shinobu, Muichiro, Tomioka y Gyomei) y un solo omega, nada menos que la dulce y adorable Kanroji. Sin embargo, había un impostor entre ellos y cero sospechas en el aire.

De todos sus compañeros, Tomioka era uno de los más peculiares, ni siquiera Sanemi o Muichiro habían dado tal impresión de solitario amargado a pesar de su actitud.

- Ahi va Tomioka-san, es una pena que siempre este apartado de nosotros - Kanroji suspiró al ver que el mencionado se alejaba de ellos rápidamente en cuanto terminó la reunión con Oyakata-sama.

- Aunque no me interesa para nada, sería mejor que estuviera aún más lejos de nosotros de lo que ya está - dijo Obanai mirando molesto al pilar de agua que se alejaba.

No era un secreto que Obanai odiaba a Tomioka, Sanemi lo despreciaba por su actitud y por la idea de que el bastardo se creía mejor que ellos, Gyomei se preocupaba por él pero respetaba lo que creía era su deseo de estar solo, Rengoku y Mitsuri eran de la misma idea, Muichiro no se preocupaba lo suficiente, Uzui no tenía problemas con él pero consideraba su estilo de vida demasiado aburrido para su gusto, y Shinobu podría considerarse la única "amiga" que Tomioka tenía entre sus compañeros, aunque era difícil asegurarlo ya que parecían tener mucha rivalidad a su manera.

- ¿Significa eso que no vas a invitarle a comer con nosotros? - Inquirió Uzui con una ceja alzada.

- Si tanto te importa, ve tú - gruñó Sanemi malhumorado ante la sola mención de aquel ser despreciable.

- ¡Yo lo haré! - exclamó el rubio con energía.

Respetaba la privacidad de Tomioka, pero mentiría si dijera que no quería conocer mejor al pilar de ojos azules, y esta era su oportunidad de oro para pasar tiempo con el callado joven sin tener que forzar una situación que pudiera incomodarle. Todavía no había superado el hecho de haber fallado miserablemente la misión impuesta por Oyakata-sama de hacer reír a Tomioka.

- Creo que es conveniente que Kocho se haga cargo esta vez, no será tan desconcertante y podrá considerarlo de verdad.

Gyomei tenía razón, sin embargo Rengoku sintió un balde de agua fría que fue perfectamente disimulado por la amplia sonrisa en su rostro.

Shinobu sonrió al ver que la miraban expectantes y tras soltar su conocido Ara ara, se dirigió hacia el pilar de agua antes de que desapareciera de su vista. A Shinobu le costó mucha paciencia, una o dos menciones del clásico "por eso todos te odian" y varios golpecitos con el dedo en la espalda de Tomioka, pero la chica mariposa lo consiguió.

El peculiar grupo de personas decidió comer en un restaurante frecuentado por Kanroji y Rengoku. Una vez servida la comida, el ambiente de la mesa se llenó de anécdotas, risas, bromas y animadas conversaciones entre los pilares. Y como de costumbre, Tomioka estaba ligeramente apartado en un rincón de la mesa, comiendo en silencio y contestando con monosílabos si alguien le dirigía la palabra (Shinobu y Rengoku principalmente).

El tema cambió por décima vez en la mesa y comentaron sus opiniones sobre el chico de cabello burdeo llamado Kamado Tanjiro que rompió hace tiempo, como exclamó Uzui "de forma extravagante" las reglas de los cazadores de demonios al viajar con su hermana convertida en demonio.

Shinobu se habia quedado con los hermanos Kamado por un tiempo, además de los otros dos chicos extremadamente ruidosos y peculiares que viajaban con Tanjiro. La reunión iba viento en popa hasta que un cuervo entró volando al lugar, asustando a algunos clientes hasta llegar y aterrizar con torpeza en la cabeza de Tokito.

- Giyuu-sama... Se le ha asignado una misión en el norte... El norte, Giyuu-sama... - informó el viejo cuervo.

Estaban desconcertados por el evidente error del cuervo, Mitsuri contenía la risa al igual que Uzui, mientras Shinobu reía en silencio. Tomioka se acercó a Muichiro y tomó el cuervo de la cabeza del muchacho, dejó su parte sobre la mesa y sin siquiera despedirse, partió a cumplir la misión que Oyakata-sama le había asignado.

El resto de los pilares le observaron retirarse, con Sanemi al fondo murmurando algo seguramente dirigido a Tomioka, y reanudaron su conversación, habituados a la actitud del pilar de agua. Una vez terminada la comida comenzaron a marcharse hasta que solo quedaron en el lugar Shinobu, Kanroji y Obanai.

Se levantaron listos para irse también cuando Shinobu notó algo debajo de la mesa, lo recogió y después de ver la etiqueta se lo entregó a la chica de cabello rosa.

- Kanroji, no olvides tus supresores - Shinobu le sonrió, sosteniendo un envase de pastillas con varias de esas dentro.

- ¿Are? Lo siento Shinobu-chan pero eso no es mío - comentó Mitsuri confundida y un poco avergonzada.

- Oh, ¿en serio? ... Ara ara- Shinobu se dio la vuelta pero eran las únicas que quedaban en el establecimiento.

- Lo siento mucho por el omega que perdió las medicinas - añadió Kanroji con tono triste - Un celo inesperado sin tus supresores no es muy agradable que digamos.

- Sí - susurró Shinobu - Es una lastima.

Por alguna razón se estremecieron con el frío aire nocturno y se alejaron hablando entre ellos para distraerse de la misteriosa sensación que recorría sus cuerpos.


La misión había sido fácil para él, sólo le llevó tres días, pero con ese arte de sangre que permite la clonación, podía entender cómo a los rangos inferiores les había resultado difícil.

"De todas formas no es que yo sea mejor, ni siquiera soy digno de llamarme pilar". El de pelo negro estaba sumido en sus pensamientos y no fue hasta que empezó a notar la diferencia en el terreno que se dio cuenta de que había abandonado las rutas habituales y se encontraba en medio del bosque.

"Bueno, tendré que caminar un poco más pero supongo que no pasa nada, ¿soy yo o hace mucho calor?".

La brisa le revolvió el pelo y sintió como las gotas de sudor resbalaban por su frente.

"Debería tomar un..." Tomioka se tocó uno de los bolsillos y su cara mostró confusión cuando lo sintió vacío.

Por más que buscó y buscó, no fue capaz de encontrar lo que necesitaba en ese momento. El pilar de agua se quedo quieto mientras hacia un esfuerzo por recordar si había sacado el objeto, pero solo fue capaz de ver en sus recuerdos cuando se lo había metido en el bolsillo por la manana al salir de su finca.

Restándole importancia, continuó su camino, confiado en la soledad que le rodeaba y agradeciendo el frío ambiente nocturno que hacía más soportable la temperatura que crecía en su cuerpo y el aumento de sangre en sus mejillas.

Poco tiempo pasó antes de recibir un mensaje de la sede. El pilar de la flama, Rengoku Kyojuro, se había enfrentado con una luna superior, y no cualquiera, con la tercera. La única razón por la que seguía vivo, era debido a una suerte increíble, si el sol hubiera comenzado a salir media hora después, Rengoku ya sería historia.

Eso había sido el día anterior, justo cuando comenzaba la mañana. Kanzaburo le había dicho con su voz temblorosa que aquella noche era muy importante para saber si Rengoku viviría para luchar otro día.

No muy lejos de allí, una silueta caminaba con evidente molestia. Su cabeza no hacía más que repetir maldiciones violentas, su sed de venganza tan fuerte como su ira. Sin embargo, esos pensamientos de ciego odio se detuvieron por culpa de un aroma, aquella silueta olfateó el aire. Una sonrisa se formó en sus labios al identificar el olor.

"Parece que esta noche de mierda no es tan mala después de todo. Esa, es la inconfundible fragancia de un omega en celo."

¿Cuándo había sido la última vez que se había topado con uno? Con cuidado aspiró el olor, era muy agradable, podía confundirse con el rocío de la mañana, pero tenía un tramo exquisito y sublime de notas dulces que resultaba cautivador si se sabía distinguir. Los omegas eran un manjar escaso, y más en su caso particular, pues la mayoría solían ser mujeres. Un omega masculino, era algo que simplemente no podía dejar pasar.

Los ojos amarillos fijaron la dirección en la que venía la tentadora invitación de feromonas y la silueta se dirigió hacia ella.

Tomioka estaba considerando seriamente ir al lugar más cercano y conseguir supresores ya que el calor se había vuelto intolerable, de la nada había comenzado a sentir que le faltaba el aire, le temblaban las piernas y le dolía la parte inferior del cuerpo. En pocas palabras, era el peor celo que había pasado en su vida.

- Pareces muy agitado, ¿estás perdido? - una voz demasiado cercana para su espacio personal le puso en guardia.

Giró el cuerpo completo para no dar la espalda a la persona desconocida y su corazón se detuvo un instante. La piel del sujeto era de un tono gris, su cuerpo estaba lleno de líneas y marcas circulares, tenía el pelo rosa oscuro o rojo, sus ojos de esclerótica azul y prominentes orbes amarillas mostraban una expresión de interés que le puso los pelos de punta.

Era una luna superior, el grabado en los ojos del demonio lo dejaba claro, el ambiente se sentía tenso, incluso los sonidos del bosque habían desaparecido en su totalidad, completamente diferente a los otros demonios a los que se había enfrentado en las últimas misiones. Para colmo, era el mismo demonio que había estado a punto de eliminar a su compañero de la existencia.

No respondió a la pregunta, en su lugar colocó la mano sobre la empuñadura de la katana, intentando ignorar la temperatura y el temblor de su cuerpo a través de su respiración.

- Por tu expresión supongo que no me dirás tu nombre, pero todo indica que eres un cazador de demonios, y uno fuerte por lo que veo... ¿Quizás un pilar?

La excitación con la que dijo esto último le dio muy mala espina a Tomioka, ¿su hobby era luchar contra cazadores y matarlos?

- Es muy raro encontrar omegas con espíritu de batalla y tan atractivos como tú.

Tomioka retrocedió confundido cuando el otro se le acercó, ¿cómo sabía de su subgénero? Olvidadas quedaron las breves lecciones que su hermana y Urokodaki-sensei le habían dado tiempo atrás y que le habrían sido muy útiles en la actualidad.

En un instante el demonio desapareció frente a él y Tomioka lo atribuyó a su velocidad, sintió la dirección del ataque y logró detener un golpe que probablemente lo hubiera noqueado si no lo hubiera bloqueado de inmediato.

La lucha era intensa, el azabache utilizaba sin descanso técnicas para atacar y protegerse de la luna superior.

- ¿El pilar de agua? ¡Hacía unos cincuenta años que no me topaba con alguien bueno! - Exclamó el demonio, fascinado por los rápidos y letales ataques que Tomioka le lanzaba.

El demonio de tatuajes decidió mostrarle respeto arremetiendo con sus mejores ataques, obligándole a Tomioka a utilizar la undécima forma del aliento de agua: Calma.

- Nunca había visto eso antes, ¡el último pilar de agua que maté nunca usó eso! ¡Con esa fuerza definitivamente servirás! Kyojuro y tú son fuertes, ¡muy fuertes! - gritó emocionado el demonio mientras esquivaba la rueda de agua del pilar.

Tomioka definitivamente no entendía nada. ¿Qué pintaba Rengoku en esto? ¿Fuerte, él? ¿Servir para qué?

"Ahora no tengo tiempo para eso". Se dijo a sí mismo mientras esquivaba una ráfaga de puñetazos de aquel demonio y lanzaba tajos con su katana.

- ¡Elegante! ¡Esto sí que es arte con la espada! ¡Espléndido! - su enemigo se tomó un momento y luego añadió - ¡Eres bastante elegante y bonito!

El hecho de que aquella repulsiva criatura le hubiera llamado bonito, disgustó a Tomioka, pero el otro no le dio ni un respiro mientras seguía golpeando a diestra y siniestra.

- ¡Dame tu nombre! ¿Cómo te llamas? ¡Quiero recordarte!

- No le daré mi nombre a un demonio, odio hablar así que no me hables.

- Ah, vale. Así que odias hablar, ¡pero a mí me encanta hablar! Te diré mi nombre, Akaza. ¡Y si es así, te preguntaré una y otra vez por tu nombre! - dijo con alegría de batalla en la cara.

Los minutos pasaban y Tomioka comenzaba a sentirse angustiado, en una situación normal eso no hubiera pasado, pero su celo le dificultaba pensar. No ayudó en nada tener un momento la guardia baja y resultar desarmado contra un árbol. Cerró sus ojos al momento de chocar contra el tronco, pero sus ojos se abrieron de nuevo con sorpresa para encontrarse con los brazos de Akaza a los costados.

Su espada nichirin salió volando y aterrizó a varios metros frente a ellos. Estaba completamente encerrado. Su rostro no lo delataba, pero su mirada azul rey estaba pegada en su arma, pensando en mil maneras rápidas de recuperarla.

Akaza estaba seguro que su presa no tenía escapatoria alguna, así que se permitió echarle un ojo. Era un omega realmente bello, no es que eso le importara en lo más mínimo, puesto que solo quería devorarlo y ser más poderoso, pero, realmente seguía enfadado con Kyojuro por haberse negado a convertirse en demonio. 

Eso le dio una idea. ¿Por qué desperdiciar su comida? Había un par de opciones que no hacían más que darle beneficios.

- Dime tu nombre - ordenó el demonio y el moreno se sorprendió cuando su boca le traicionó.

- Tomioka Giyuu.

Akaza sonrió. Tomioka ahora tenía toda su atención puesta en la luna superior, el miedo comenzando a brotar de manera instintiva en su pecho, ¿Pero por qué? ¿Que era lo que su omega interno estaba gritando deseperado?

- Ahh. ¿Así que te llamas Giyuu? - tras una breve pausa se llevó una de sus manos a la barbilla y le miró fijamente.

- Giyuu, conviértete en demonio.

Tardó más en decírselo que Tomioka en contestarle.

- No -respondió seca y definitivamente.

El otro suspiró irritado y sacudió la cabeza. La opción A había fallado.

- Los pilares son unos verdaderos idiotas - murmuró, evidentemente molesto.

Tocaba la opción B, tristemente, iba a tener que matarlo para aprovechar sus nutrientes. Pero, al menos cumpliría una última misión antes de morir. Después de todo, comer con furia y estrés siempre arruinaba las comidas. 

Cogió al pilar por los brazos y lo derribó antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo. Sujetando sus muñecas por encima de su pelo negro, se colocó encima de Giyuu e inclinando su cuerpo, aspiró junto a su cuello provocando un ligero escalofrío en el cuerpo del omega.

(Escena NO explícita, pero sin consentimiento. Si la saltas es casi hasta el final del capítulo)

El miedo se apoderó de Tomioka y de pronto todo fue tan claro, esa sensación en el ambiente, el cambio en sus síntomas habituales... ¡Mierda, desde que lo encontró por el olor de su celo debió adivinarlo! Pero la comprensión acababa de golpear su cerebro mientras hacía inútiles esfuerzos por liberarse del agarre que ahora sabía que era un alfa.

Su pánico aumentó cuando sintió sus muñecas atadas y observó que Akaza tenía las manos completamente libres. ¿De dónde demonios había sacado algo para atarle? No perdió el tiempo y trató de romper las ataduras, sin embargo, sintió su sangre congelarse cuando se dio cuenta que no podía hacerlo, la cuerda por alguna razón no cedía ante su fuerza de pilar. 

Su desesperación por desatar sus ataduras hizo reír al otro. Akaza acercó su rostro para lamer lentamente una raya del cuello del chico, sin importarle la expresión de asco en su rostro y Tomioka maldijo internamente mientras su cuerpo reaccionaba a la estimulación.

Si las lágrimas que salían de sus ojos eran de miedo, por el celo o por el dolor instintivo que crecía en su parte inferior, no podía saberlo.

- No te preocupes - le susurró Akaza al oído mientras comenzaba a acariciar con la rodilla la entrepierna del pelinegro - será tu recompensa antes de morir. Te sentirás muy bien, aún no ha habido omega que se me haya resistido.

Estaba frustrado por lo ocurrido la noche anterior con Kyojuro, así que no perdió más tiempo para quitarse esa sensación de enojo. Se acercó de nuevo al cuello del pilar e inhaló la fragancia que lo estaba volviendo loco. Cuanto más se acercaba, el aroma llegaba al fondo de sus sentidos de una manera increíble, la sangre de los omegas era marechi para los demonios, y su olor era como la más pura de las drogas. 

- ¡ALÉJATE! ¡SUELTÁME! - el de pelo negro se retorcía tratando de sacarlo de encima de su cuerpo.

- Vamos Giyuu, tu espíritu de lucha es increíble pero me gustan estas cosas sin resistencia - Comentó Akaza incómodo. Era extraño, el pilar no estaba cediendo a sus feromonas de alfa, tal vez solo tenía que aumentar la producción.

- Estás loco si crees que me voy a dejar - inmediatamente el omega juntó saliva en su boca y le escupió en la cara.

Akaza no se lo esperaba, lleno de sorpresa y rabia, llevó sus dedos al escupitajo y lo retiró lentamente. A la mierda la "consideración", ya no estaba de humor para ello.

- Bien, si lo quieres así...

A Tomioka no le gustó el tono en que lo dijo, algo le decía que hubiera sido mejor callarse la boca...

Definitivamente debía de haberse callado, pensó con dificultad cuando otro gemido salió de su garganta, incapaz de creer que aquellos sonidos fueran emitidos por él. Su celo había aumentado considerablemente y su inexperto cuerpo ya no resistía la intensidad de aquel encuentro.

Ni siquiera pudo suplicar que se detuviera ya que su cuerpo sufrió un espasmo que cortó su diálogo antes de que pudiera decirlo.

- ¿Adónde fue a parar esa determinación de desafiarme, Giyuu?

El pilar de agua estaba a punto de quebrarse en todos los sentidos. En ese momento, realmente pensó que iba a morir antes de ser asesinado. Sin embargo Akaza se estaba dando cuenta demasiado tarde de algo que nunca le había pasado.

Su cuerpo estaba reaccionando a la cantidad inusual de feromonas que había producido. Estaba a punto de detenerse, pero de pronto, la luna superior dejó de pensar y se dejó llevar por un solo deseo instintivo.

Uno que había perdido desde que Muzan lo transformó en demonio.

El omega de pelo negro ya estaba envuelto en fatiga, temblando por todo el esfuerzo físico que había realizado: luchando desesperadamente por su vida en la batalla, combatiendo las reacciones indeseadas de su cuerpo y ahora teniendo que cargar con su propio peso por estar agotado.

De repente nada de eso importó cuando sintió cómo la boca del alfa se posicionaba en la zona sensible de su cuello y la aguda sensación de un par de colmillos sobre su piel le advirtió de lo que vendría a continuación. Gritó cuando sintió un dolor punzante en la glándula de olor y percibió algo húmedo empezando  a brotar de la herida.

"...Ahora me matará... yo ya no puedo más... no tengo fuerzas para defenderme..." Tomioka pensó, seguro de que su destino estaba sellado.

Quería que alguien milagrosamente lo salvara, pero sabía que eso no sucedería y en su mente deseó tantas cosas diferentes en un par de minutos: deseó que apareciera uno de los pilares, que Kocho lo molestara, que Sanemi le gritara "inútil bastardo", que Rengoku hablara con su voz estridente, que Sabito no lo hubiera salvado en la selección Final, que su amigo estuviera en su lugar dentro de los cazadores, que su hermana hubiera escapado . .. y ese fue su último pensamiento antes de que su mente quedara en blanco, el sol comenzando lentamente a asomarse en la distancia.

Sus ojos se abrieron lentamente y lo primero que vio fue el suelo de un bosque, estaba agotado y tenía mucho frío, pero cuando por inercia buscó una parte de su haori para cubrirse, se dio cuenta que en realidad no llevaba nada puesto.

Parpadeó pesadamente un par de veces buscando su ropa hasta que la encontró a unos metros de él, pero cuando intentó levantarse, un terrible dolor en las caderas le obligó a tumbarse un momento más.

Los recuerdos borrosos de la noche vinieron a su cabeza y con ellos un sentimiento de vergüenza, su mano temblaba pero aún así se tocó el cuello donde estaba su glándula de olor, esperando que su memoria le estuviera jugando una mala broma.

Sus ojos se llenaron de lágrimas que rodaron silenciosamente por sus mejillas y mojaron lentamente la tierra.

El dolor ardiente causado por el contacto de sus dedos con la herida de su cuello y la sensación húmeda de la sangre que percibieron se lo dijeron todo. Fue demasiado el golpe de realidad, tanto que el azabache vomitó del miedo y shock que ahora estaba sintiendo.

Tomioka Giyuu, omega y pilar de agua, había sido reclamado por un alfa.



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Nota:
¡Hola a todos mis lectores! Los extrañaba mucho <3 <3 <3

Pero así resulta ser la vida, uno tiene que hacer cambios en todo, algunas cosas van y otras vienen. Pero aquí estoy, sigo aquí

*Con ojeras y con cinco litros de café en ella, pero mostrando su pulgar*

No les prometo que esta historia se mantendrá para siempre. Así que, los que la tienen en un lugar especial en su corazón aprovechen esta segunda oportunidad para leerla y guardarla. Aunque sea algo diferente

No tienen idea de lo mucho que agradezco su comprensión, paciencia y apoyo. No sólo en sus mensajes y cariño hacia esta historia, significó tanto para mí que ninguno de los que tenían la historia guardada la haya publicado por su cuenta, respetando mi decisión como escritora de eliminarla. Es por eso que decidí resolver algunos de los problemas que tenía para subirselas de nuevo <3 <3 <3

Espero que disfruten el remake de esta historia que tanto cariño le puse en su momento y que todavía recuerdo con una sonrisa. Espero actualizar el siguiente capítulo muy prontico, puede ser hoy mismo o en unos días, pero igualmente ¡Los veo en el siguiente capítulo!

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