Desesperación y esperanza
Estaban reunidos en la finca de las mariposas, Aoi y las chicas se encargaban de atender a los civiles que habían resultado heridos mientras Shinobu trataba las heridas de Tanjiro y Senjuro, ambos tenían moratones en el cuello, señal de la presión que les habían aplicado los dedos de Akaza. En otra de las habitaciones, los demás discutían entre ellos todas las opciones posibles para descubrir el paradero de Tomioka.
Tsutako había mantenido bastante bien la calma durante todo el ataque, pero tras entrar en la finca de las mariposas, ver la palidez del rostro serio de Kyojuro y no encontrar a su madre por ninguna parte, entró en crisis total. Puede que se viera y actuara de más edad, pero seguía siendo muy pequeña.
- ¡Mamá! ¡Quiero a mi mamá! - Los sollozos de Tsutako no hacían más que clavar puñales en el corazón de todos.
Mitsuri estaba en el suelo con ella, abrazando fuertemente a la cachorra en un intento desesperado por consolarla pero nada parecía funcionar. Ni siquiera las feromonas omega que estaba soltando.
Habían pensado en convocar una reunión urgente pero eso podría restarles un tiempo valioso para encontrar el pilar de agua. Kanao, Zenitsu y Obanai habían recorrido el perímetro cercano a la aldea con la vana esperanza de que aún estuvieran por allí, ahora regresaban con miradas expectantes sobre ellos. Iguro sacudió la cabeza, habían desaparecido sin dejar rastro y tal y como él lo veía, no tenía sentido buscar en los alrededores, seguramente se habían marchado hacía mucho tiempo.
- No es posible, ¡tiene que haber algo! - Kyojuro se desesperó.
Todavía estaban intentando encontrar una solución cuando entraron Shinobu, Tanjiro y Senjuro. Kyojuro se apresuró a abrazar a su hermano, Tanjiro percibió un enorme sentimiento de culpa procedente de Rengoku pero decidió esperar para preguntarle por qué, encontrar a Giyuu era lo más importante. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que sabía desde que recuperó la consciencia, tenía una pista de lo que estaba causando ese sentimiento en el pilar de llamas.
- Los demás podrían ayudarnos. - propuso la pilar insecto en cuanto supo de qué hablaban.
- No llegarían a tiempo, están en otras misiones, los cuervos tardarían un día por lo menos- dijo Sanemi
El pilar de viento sentía que en parte era su culpa, Tomioka estaba en sus brazos, si hubiera estado más atento podría haber evitado el ataque de Akaza. Se había dicho a sí mismo que no volvería a pasar y allí estaban, haciendo lo que podían para encontrar a Tomioka.
- Envíalos ahora mismo entonces - ordenó Kyojuro, separándose de su hermano -, no sabemos cuánto tardaremos en encontrar a Giyuu, cuantos más ayuden, mejor.
Tuvieron que admitir que tenía razón. Senjuro miró más de cerca a su hermano y pudo ver al igual que Tanjiro que su corazón tenía mucho peso, tenía miedo y estaba enfadado. Todos estaban preocupados por salvar al pilar de pelo negro, pero Kyojuro no dejaba de repetirse en su cabeza que había tomado la decisión equivocada.
- Quiero a mi mamá. - Gimió Tsutako secándose las lágrimas con el uniforme de Kanroji.
La chica volteó a ver a los demás pidiendo ayuda por no saber que más hacer, Rengoku se acercó a ellos, agachándose únicamente para tomar a la pequeña de cabello oscuro en sus brazos mientras soltaba un poco de su aroma, no sería tan efectivo como el de Giyuu pero logró calmarla poco a poco aunque seguía soltando lágrimas.
"Por favor resiste, te encontraremos". Suplicó mientras apoyaba su cabeza en la de la niña.
Tomioka se encontraba en una especie de casa abandonada, recordaba todo lo que había pasado desde que Shinazugawa y Kanao lo habían encontrado. Su celo por fin había terminado con la ayuda de Akaza hacía unas horas y lo había dejado en una de las habitaciones dejando muy claro lo que pasaría si intentaba salir, aun así, la luna superior no se fiaba del moreno y le había vuelto a atar las manos, dándole un poco de distancia entre ellas para poder usarlas, la cuerda se extendía hasta quedar asegurada en una argolla en la pared.
Desde la primera vez que Akaza había usado aquellas ataduras, hacía poco más de un año, Giyuu se había dado cuenta de que no eran ataduras corrientes, de lo contrario muchas cosas serían diferentes, las habría arrancado con facilidad. ¿Quizá estaban hechas por otros demonios? No podía saberlo y era lo menos que quería pensar.
La noche estaba por terminar, Akaza le había traído algo de comer y después de asegurarse que eran cosas comestibles, comió lo que la luna superior le había traído.
Akaza entró de nuevo en la habitación, llevando consigo una manta algo sucia que había encontrado tirada por ahí.
- Sé que no es suficiente, volveré con más cosas en cuanto tenga más tiempo.
Se marchó dejando a Tomioka solo de nuevo. Giyuu se acercó a coger la manta y la colocó en el suelo de madera para estar más cómodo. No había nada en el lugar, ni muebles, ni adornos, ni siquiera basura, sólo polvo.
"Frío, hace mucho frío" pensó Tomioka abrazándose las piernas y envolviéndose en su haori.
Tomo la mitad roja acariciándola mientras revivía los momentos que la prenda había presenciado.
- ¿No te olvidarás de mí cuando te cases, Tsutako nee-san?
Su hermana lo vio con sorpresa y le sonrió dulcemente.
- Claro que no, nunca lo haría, que ideas más raras tienes Giyuu.
Al ver que su hermanito tenía pequeñas lágrimas en los ojos, le dijo que se acercara a ella y así lo hizo. Uno de sus brazos lo abrazó y con la otra mano acarició su negro cabello.
- Además vendrás con nosotros hasta que seas mayor, nunca te dejaría solo.
- ¿De verdad?
- De verdad - respondió juguetona apretándole la nariz y haciéndole reír.
A Tsutako le encantaba la risa de su hermano pequeño, era una de las cosas más dulces y bonitas que había oído nunca. Tomioka se acomodó en su regazo, ambos observaban el cielo azul con calma.
- Echo de menos a mamá y a papá -mencionó Giyuu con la mirada fija aún en las nubes que pasaban.
- Lo sé, yo también los echo mucho de menos, pero no pudimos hacer nada -suspiró su hermana, acariciándole el pelo con melancolía.
Sus padres habían contraído una enfermedad y murieron poco después, dejándolos solos con sólo algo de dinero para sobrevivir. Tsutako se convirtió de inmediato en el apoyo de Giyuu y era todo lo que el niño de trece años tenía.
- Giyuu, escúchame, por favor -suplicó su hermana secándose las lágrimas de los ojos.
- No... ¡No! Dijiste que no me dejarías nee-san, dijiste que no me dejarías solo -lloró el pequeño, aferrándose desesperadamente a su hermana, negándose a dejarla marchar.
Ella le cogió la mano con delicadeza y le besó repetidamente la cabeza. Giyuu levantó la vista y vio a su hermana sonriéndole cariñosamente mientras sus ojos derramaban lágrimas.
- Nunca te abandonaré, siempre estaré contigo -le acarició el dorso de la mano con el pulgar y le soltó la mano, le dijo que, escuchara lo que escuchara, no debía salir de su escondite.
Giyuu lloraba en silencio escuchando los gritos de su hermana mientras cumplía con lo último que ella le había pedido. Se sentía fatal, su hermana se iba a casar, se suponía que tendría una familia y sería feliz, ahora ya no podría hacerlo... todo por su culpa, todo por haberle protegido.
Tiempo después conoció a Urokodaki-sensei y a Sabito, entonces volvió a perder a una de las personas más importantes de su vida. El dulce niño fue dejado atrás, dejando el lugar a Tomioka Giyuu, cazador de demonios y solitario pilar de agua.
Conoció a Shinobu, Rengoku, Mitsuri, Uzui, Tokito, Sanemi, Himejima y Obanai; quería entenderlos mejor a todos y estar cerca de ellos, pero su escasa capacidad de comunicación, su seriedad y el miedo a perder a alguien se lo pusieron difícil.
Su hija vino al mundo de forma inesperada y desde que la tuvo en sus brazos, sintió que unos colores volvían a su vida, entonces sin darse cuenta tenía a su lado a personas importantes y a las que proteger como Tanjiro y Nezuko.
Pero ahora la historia había vuelto a repetirse, le habían vuelto a separar de su familia. Tomioka sintió un nudo en la garganta y sus ojos se nublaron por la cantidad de lágrimas que se acumulaban en ellos.
- Tengo frío... - murmuró e inmediatamente pensó en Kyojuro, en la forma en que le hablaba, en el color de sus ojos que parecían de oro, en su pelo rubio con puntas rojas, en las hermosas sonrisas que lo caracterizaban, en su voz fuerte y en sus manos cálidas. Se preguntó si volvería a caminar a su lado, disfrutando del resplandor de su presencia.
- Quiero volver... - Por su mente pasaron imágenes de los pilares, Tanjiro, Nezuko, Urokodaki, Kyojuro y Senjuro.
- Quiero verlos... - Cientos de momentos con su hija cruzaron lentamente; riendo, leyendo con Shinobu, persiguiendo a Nezuko, peinando a Mitsuri, jugando con Tanjiro, comiendo con Kyojuro, abrazando a Kaburamaru, durmiendo tranquilamente, mirando las nubes con Tokito y mucho más.
- Quiero ver a Tsutako... - murmuró seguido de un sollozo y pequeños quejidos - quiero ver a mi bebé - dijo desconsoladamente antes de romper en llanto como no lo había hecho desde que era niño y recordó la muerte de su hermana.
Uno de los demonios escuchó el llanto del pelinegro desde el otro lado de la puerta y no pudo evitar sentirse mal. No sabía cómo pero sabía lo que se sentía al estar separado de los que amabas, él alguna vez tuvo a alguien a quien amó con todo su corazón...
"¿Quién habrá sido?", se preguntó
- Deberías estar más alerta, puede intentar escapar.
El demonio se giró para ver a su compañero que venía chorreando sangre, pero no era suya.
- Y tú deberías dejar de comer como un cerdo. - escupió con asco.
- Vamos, ¡tú también te comiste lo que nos dio la luna superior tres! No tienes derecho a juzgarme, además los otros murieron por ineptos, esta es nuestra oportunidad de ganar poder.
- ¿Ineptos? Que yo recuerde ellos fueron los únicos que se enfrentaron a los cazadores de demonios, nosotros solo nos encargamos de separar al pilar de los demás y asegurar la huida.
- Si no fuera por mi técnica de sangre, la luna superior tres nunca hubieran podido llevarse a ese omega, así que no considero que mi papel fuera pequeño. - gruñó finalmente para irse por donde había venido.
El chico suspiró negando con la cabeza, hacía poco que se había transformado y lo odiaba, con cada segundo que pasaba sus recuerdos humanos se volvían borrosos y difíciles de recordar. Sólo quedaba una cosa en él y era el instinto de comer, de sobrevivir.
Abrió la puerta y se asomó para encontrar al omega profundamente dormido, debía estar agotado por todo lo que había pasado y después de liberar todas las emociones que llevaba dentro. El demonio sacó con cuidado una bolsa con algunos peces, el pilar de agua la tenía consigo y a ese demonio le daba pena que los animales fueran a ser olvidados así que se los llevó junto con ellos. Se acercó y colocó la bolsa a su lado para que los animalitos le hicieran compañía.
Amaneció rápidamente y Kyojuro abrió los ojos con dificultad. Había vuelto a casa gracias a la petición de Shinobu y se había llevado consigo a la pequeña de Giyuu. Tsutako había llorado hasta quedarse dormida y Rengoku la había colocado junto a él en su futón para que no se sintiera sola, sintiendo cómo la pequeña se acurrucaba en su pecho.
"Tsutako está sufriendo por mi culpa... si no hubiera sido tan estúpido, Giyuu seguiría aquí con nosotros, era evidente que Akaza planeaba otra cosa".
Salió de sus pensamientos cuando sintió otro tipo de presión en el pecho por culpa y se dio cuenta que la niña lo estaba abrazando, le devolvió el abrazo y escuchó a Tsutako decirle algo.
- Papá...
- Dime. - respondió Kyojuro preocupado.
- No fue tu culpa.
Aquellas palabras le dejaron sin habla y dolido, por lo que la abrazó con más fuerza. Tsutako sintió un fuerte olor a culpa pero no dudó de lo que acababa de decir, sabía que él quería a su madre y que harían lo que fuera necesario para encontrarlo. Se quedaron allí un rato más, Kyojuro siendo calmado por la niña que cantaba la misma canción de cuna que Tomioka le cantaba por las noches cuando tenía una pesadilla o no podía dormir.
"Te lo dije Giyuu, has criado a Tsutako mejor que nadie". Pensó el rubio recordando como Tomioka le había dicho que ojalá le hubiera dado algo mejor a su hija.
- Ven, vamos a desayunar, nos espera un largo día.
Se levantaron y Rengoku se dio cuenta de que ella seguía con la ropa del día anterior, tendrían que ir a la finca del agua a por algo más apropiado para ella, pero de momento sólo podía arreglarle el pelo suelto. Al final acabó con una elegante coleta parecida a la de Senjuro, le quedaba bien y parecía que a la niña le había gustado.
Se dirigieron a la cocina donde el rubio más joven estaba preparando algo muy calladamente, ya llevaba puesto su uniforme y cuando les entregó la comida nadie dijo nada hasta que terminaron.
- Aniue, la pilar insecto nos pidió que fuéramos a su finca lo antes posible. - Dijo Senjuro rompiendo el silencio - Tiene una idea para encontrar a Tomioka-san.
- Bien, entonces no hay tiempo que perder, vamos.
El pilar de llamas se adelantó esperando que la niña hiciera lo suyo con la esperanza de su hermano, necesitaba que estuviera con todos sus sentidos listos si iba a participar en la misión de rescate. La personalidad amable de Tsutako no le decepcionó, se acercó a Senjuro y le sonrió.
- Me alegro de que Tanjiro y tú estén bien, vamos a traer a mamá de vuelta. - Dijo decidida.
Senjuro se sentía mal por haber sido útil a Akaza en el secuestro de Tomioka, pero los ojos azules que lo veían con una sonrisa no tenían ni una pizca de resentimiento, al contrario, lo miraban con esperanza y determinación y fue suficiente para que su corazón se sintiera igual.
- Tienes razón Tsutako-chan, vámonos.
Llegaron a casa de Shinobu y en cuanto llegaron los demás, ella se apresuró a explicar lo que había planeado.
- Nos faltan tres pilares que no pueden llegar rápido debido a sus misiones de las que dependen las vidas de cientos de personas, por ahora es nuestra misión localizar a la luna superior tres y recuperar a Tomioka-san. Oyakata-sama está al tanto de la situación y tiene a varios cazadores buscando mientras hablamos. Fuimos capaces de verificar que Akaza utilizó una técnica de sangre demoniaca ajena para marcharse, ya que Tanjiro no fue capaz de captar ningún tipo de olor que pudiera guiarnos, sin embargo uno de los cazadores de rango Mizunoto aseguró a Oyakata-sama y Amane-sama que se había encontrado con un arte de demonio de sangre similar hace un par de días que costó la vida a tres de sus compañeros antes de que el demonio desapareciera.
Un sentimiento de esperanza comenzó a crecer dentro de los presentes con la última parte. Shinobu continuó.
- Parece que es una especie de paso temporal entre dos puntos y tiene una distancia limitada, les he asignado una de las posibles zonas en las que ese demonio podría haber trasladado a Akaza y Tomioka-san, desde allí no debería ser tan difícil seguir un rastro hasta encontrarlos.
Estaban impresionados con todo lo que la insecto pilar había conseguido hacer en tan solo una noche mientras que ellos no habían conseguido nada en ese tiempo. Tsutako se giró para ver a Kyojuro con orgullo.
- ¿Ves, papá? Shinobu nee-san es muy lista.
- ¡Nunca lo había dudado! - Sintió sus fuerzas renovadas al saber que encontrar a Giyuu era ahora una realidad.
Volver a sentir el pilar de llamas con determinación dio ánimos a los demás.
- Acérquense, les daré el lugar que tenéis que revisar, los pilares iremos por nuestra cuenta y los del escuadrón Kamaboko buscarán en una zona próxima a Senjuro-kun y Kanao.
- ¿Escuadrón Kamaboko? - preguntó Tanjiro confundido.
- Es el nombre que le dieron a tu grupo de ruidosos. - Explicó Murata detrás de Tanjiro.
- ¡Murata-san! ¿Qué estás haciendo aquí? - No es que se estuviera quejando, para nada, estaba feliz de ver al joven y ver que estaba bien.
- Tomioka-san y yo fuimos a la selección final al mismo tiempo, quiero participar en su búsqueda - declaró algo nervioso frente a los pilares.
- Cuantos más seamos, menos tiempo tendrá que aguantar Giyuu. - señaló Mitsuri - Pero tengo una pregunta, ¿quién cuidará de Tsutako-chan mientras buscamos?
Hubo un silencio incómodo, evidentemente nadie lo había pensado.
- Pero yo voy con papá. - protestó la cachorra mientras las miradas se cernían sobre ella.
- Lo siento, pero eso no sucederá.
Tsutako se giró para ver a Kyojuro, sorprendida y dolida, sus palabras habían sido para ella como si la hubiera apartado. Después de todo, ¡era de SU madre de quien estaban hablando! Abrió la boca para empezar a discutir pero el tono definitivo de Rengoku le dejó las cosas claras.
- He dicho que no, que eres muy joven y no tienes ningún entrenamiento.
Kyojuro sabía que estaba haciendo lo correcto (además, Giyuu lo mataría si se lo hubiera planteado), pero la mirada abatida de la pequeña de pelo negro le dolía mucho, así que la abrazó y juntó sus frentes.
- No podemos arriesgar tu vida aún con tu espíritu de lucha y el valor que tienes. Eres la vida de Tomioka, él moriría por protegerte. Confía en mí, volverá pronto, te lo prometo.
Selló la promesa dándole ligeros golpecitos en la nariz con el dedo índice. Tsutako sonrió débilmente y lo abrazó por el cuello.
- Ten cuidado, papá, no me dejes sola. - le pidió con un nudo en la garganta.
Rengoku le besó la mejilla y la miró a los ojos.
- Nunca te abandonaré, pase lo que pase siempre estaré contigo.
Tomioka despertó y cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz fue sorprendido por un charco de sangre frente a él, Akaza estaba parado frente a él cubriéndolo por alguna razón.
- Oh vamos no seas así, se un buen amigo y préstame tu omega. Es tan bonito y se ve delicioso, solo le daré una probadita.
Otro demonio estaba frente a ellos y se vio que Akaza le había atravesado el pecho de un puñetazo, siendo la razón del baño de sangre a sus pies. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al escuchar las intenciones de aquella nueva criatura, instintivamente llevó sus manos a su cinturón para coger su espada pero al no encontrarla recordó que Akaza no era estúpido, obviamente no iba a dejar que se la quedara. Su nichirin llevaba horas bajo el agua en un río a varios kilómetros de ellos.
- Atrévete a tocarlo y te mato.
- Eres muy gracioso, de acuerdo no le haré nada.
Akaza gruñó exasperado y sin quitarle los ojos de encima, le dio a Giyuu algo que había guardado el día anterior para que comiera, puede que sólo fueran un par de manzanas pero Tomioka tenía hambre y comió rápidamente.
- Deja de mirarme -gruñó con desagrado el de pelo negro al otro demonio que admiraba su rostro mientras comía.
- Eres un omega muy atrevido al decirle eso a un alfa, ¡si no tienes cuidado Akaza-dono puede castigarte!
El susodicho se irritó al escuchar su nombre de su boca pero prefirió no decir nada. Era un gran problema que Douma estuviera allí, originalmente había planeado quedarse con Giyuu y criar a los cachorros que tenía en ese lugar, pero la presencia de la luna superior dos lo había arruinado todo. Ahora que sabía que tenía un omega no iba a dejar de molestarlo o peor aún, iba a manipularlo a su antojo con tal de que no le contara su secreto a Muzan.
Como si le hubiera leído la mente Douma sonrió y se volvió hacia él.
- Dime Akaza-dono. ¿Sabías que marcar a un omega te traería problemas?
- Cállate, me pones enfermo.
Una mirada maliciosa de Douma fue suficiente para rectificar su actitud.
- Fue un accidente, mi instinto alfa era más fuerte en ese momento.
- ¿Y por qué te quedaste con él? No es una mujer, bien podrías habértelo comido allí mismo.
Tomioka se atragantó con el último trozo de manzana que estaba comiendo y empezó a ponerse nervioso, en realidad no había considerado lo que había dicho el demonio con sangre en la cabeza, aunque... ¿Qué tenía que ver el ser o no mujer? ¿Acaso Akaza no les hacía daño? Y si era así, ¿por qué?
- Mirándole mejor, no sólo su cuerpo y sus ojos son bonitos, ese pelo suyo es precioso, largo, negro y rebelde. - se acercó a Tomioka - Apuesto a que su sangre es exquisita.
- No me toques, ¡aléjate! - Tomioka retrocedió hasta apoyarse en la pared que tenía detrás.
- Vamos, no haré nada que tu alfa no me permita. - Dijo Douma mientras le agarraba de la coleta para quitarle el lazo y soltarle el pelo. (Que nunca le devolvió).
Lo miró detenidamente y Tomioka se sintió terriblemente incómodo con esos ojos de arco iris.
- Un par de arreglos harían el trabajo estoy seguro. - Exclamó feliz - ¡Probablemente un kimono rojo para resaltar sus zafiros o incluso uno morado para acompañarlos!
- ¿De qué coño estás hablando? - preguntó Akaza harto.
- Hablo del disfraz de chica perfecto para evitar que Muzan-sama te aniquile por tener un pilar de los cazadores de demonios en tus manos y no haberlo matado. - explicó con una sonrisa falsa-, aunque sería muy estúpido por tu parte intentar engañarle, desde luego.
Tomioka nunca creyó posible que el rostro de Akaza pudiera palidecer, pero así fue.
- Si tuviera que adivinar Akaza-dono, diría que no pudiste soportar la idea de que alguien se llevara algo que te pertenece y sin medir las consecuencias tomaste cartas en el asunto.
La luna tres superior apretó los dientes molesto y le indicó que saliera de allí. Douma suspiró negando con la cabeza y se dirigió fuera de la habitación. Akaza lo observó hasta perderlo completamente de vista y centró su atención en Tomioka que también lo observaba, expectante y con los puños cerrados.
- No te comeré si sospechas eso.
- Entonces, ¿por qué no me sueltas? Soy un problema y lo sabes.
Akaza se acercó y mordió exactamente donde estaba su cicatriz, no atravesó su piel pero la acción provocó en el moreno un gemido de dolor.
- No sé si es por el vínculo o por decisión propia pero me retuerce la idea de que algo de mi propiedad esté en manos ajenas.
Dicho esto, se dispuso a marcharse, no sin antes añadir otra medida de protección atando otra cuerda esta vez alrededor de su cuello.
En cuanto se quedó solo intentó sin éxito aflojarse la nueva cuerda, se rindió tras varios minutos y sacó la bolsa con pececitos que de alguna manera había aparecido a su lado, sosteniendo la bolsa a la altura de los ojos. Eran cinco los peces que había decidido coger aquella noche del festival y para matar las largas horas sin poder hacer nada en aquel lugar donde lo tenían atrapado, le gustaba ver nadar a dos peces en concreto, uno amarillo cuyas puntas de las aletas dorsales eran rojas y el otro completamente negro con escamas azules esparcidas por su cuerpo.
Los había elegido porque le recordaban a Kyojuro y a sí mismo, era como si en el agua no se cansaran de bailar al ritmo de una misteriosa canción acuática, dando vueltas con movimientos elegantes y cautivadores.
Habían pasado tres días desde que Akaza se había llevado a Tomioka y el cielo anunciaba con un color anaranjado que se acercaba el final de otro día. La búsqueda iba rápido y ya tenían la mitad de los lugares que Shinobu había marcado, Uzui había terminado antes su misión y se había unido a ellos ofreciendo también la ayuda de sus ratones de confianza y extravagancia.
Por su parte, los chicos habían pasado horas buscando cualquier pista en la nueva ubicación que Shinobu les había indicado, con cuidado y sin pasar nada por alto. Zenitsu escuchaba atentamente cada pequeño sonido, Inosuke utilizaba su respiración de cognición espacial, Tanjiro olfateaba intentando encontrar el olor de Tomioka mientras Senjuro y Kanao utilizaban las técnicas de rastreo que conocían. De repente Inosuke detectó algo, corrió hacia el río atrayendo la atención de sus compañeros.
- Inosuke ¿has encontrado alguna pista de Giyuu-san? - preguntó Tanjiro.
- ¡Eh, espéranos, salvaje! - gritó Zenitsu.
Los cuatro lo siguieron y lo encontraron en medio de la corriente del río persiguiendo algo que el agua arrastraba profundamente, una vez que lo atrapó salió completamente empapado para mostrarles lo que había encontrado.
- Es la espada nichirin del tipo mitad y mitad. - Exclamó orgulloso de su descubrimiento.
Los demás se alegraron, el pilar de agua debía estar más arriba, cerca de donde corría el río, pero para Tanjiro, ver su espada allí no le reconfortó en absoluto, al contrario, su cara se preocupó cuando descubrió que Tomioka estaba completamente desarmado y comenzó a correr. Dirigió su carrera en la dirección donde sospechaban que podría estar Tomioka.
- Tanjiro, ¡espera! ¡Se supone que no debemos separarnos! - Grito Zenitsu aterrorizado de ser descubierto por la luna superior.
- Ustedes vayan a avisar a los demás sobre la espada de Giyuu-san, ¡Rengoku-san está en la zona de delante! - Indicó Tanjiro tan alto como pudo para que le oyeran.
- ¡Iré contigo! - Senjuro se apresuró a alcanzar a Kamado y ambos corrieron al encuentro del pilar de llamas.
Kyojuro se encontraba en medio del bosque buscando cualquier señal del paradero del pelinegro y tratando de reprimir los pensamientos sobre las cosas horribles que Akaza podría haberle hecho a Giyuu en los días que llevaba desaparecido. Sabía que era fuerte, no en vano era un pilar, pero después de que Sanemi hubiera especificado el estado en el que le encontró cuando la luna tres superior provocó su celo, no hizo más que imaginar todo tipo de cosas que le aterrorizaban y le hacían hervir la sangre.
"Me pregunto por qué decidió actuar hasta ahora, Oyakata-sama estaba convencido de que tarde o temprano intentaría algo, pero al igual que él, todos pensábamos que seguiría el vínculo para encontrar la finca del agua cuando Giyuu entrara en celo, estábamos preparados para eso... Es una de las lunas más fuertes de Muzan Kibutsuji. ¿Por qué atacó un festival con un grupo de pilares presentes? No había mostrado interés en encontrarlo hasta ahora. ¿Por qué se lo llevó?".
Oyó voces que le llamaban desde lejos, Tanjiro y Senjuro se acercaban a donde él estaba.
- Rengoku-san, Inosuke encontró la katana de Giyuu-san, estaba siendo arrastrada por la corriente de agua así que es posible que se encuentre en algún lugar río arriba. - Dijo Tanjiro señalando en la dirección en la que fluía el río, mucho más abajo de donde ellos estaban.
Kyojuro no necesitó más, hizo un gesto con la cabeza para que le siguieran y los tres se adentraron en el bosque siempre teniendo en cuenta el camino que debían seguir.
Tomioka abrió la bolsa y sujetándola firmemente por una esquina arrojó al agua de los peces unas migajas del trozo de pan que uno de los demonios le había dado aquel día. Gracias a sus cuidados, los peces seguían vivos y sus dos favoritos se lo agradecieron nadando en pequeños círculos, suspiró, volvió a hacer el nudo y los apoyó con cuidado en la pared.
La noche anterior la pasó mejor que al momento de llegar, Akaza le había conseguido unas mantas más abrigadoras y los demonios que lo acompañaban se encargaban de recolectar comida por la noche y dársela durante el día. Lamentablemente los obstáculos para escapar empeoraron, la cuerda seguía limitando sus manos pero con la diferencia de que ya no estaba atada al anillo, sin embargo, cortesía de la luna superior dos ahora tenía una cadena en el cuello conectada a la pared . El peso le molestaba y el frío del ambiente se transmitía al metal y le quemaba la piel al despertar, era realmente irritante.
Pensando en el frío se preguntó si los pilares estarían cuidando bien de su pequeña, sabía lo terca que era cuando tenía que ponerse ropa de invierno y esperaba que no fuera una molestia para quien la cuidaba.
"Parece que está oscureciendo" se dijo al ver como la poca luz que se filtraba por las pesadas cortinas que cubrían la ventana del lugar, desaparecía lentamente dando la sensación de que el sol se escondía a lo lejos.
Escuchó a Akaza gritar algo a los otros dos demonios, y después de una hora y media escuchó pasos que se acercaban rápidamente y la puerta abrirse de golpe. Pudo ver cuánto había crecido uno de ellos, como consecuencia de haber consumido a más gente en esos días, mientras que el otro seguía más o menos igual que el primer día.
- Será mejor que no te hagas el molesto, tardarás más y te arrepentirás. - le amenazó el grande provocando una instantánea sensación de pánico en Tomioka al no saber qué estaba pasando.
- No puedes hacerle daño, la luna superior te rebanará de nuevo si haces eso.
- No me importa, nos ordenó que nos lo lleváramos de aquí y lo haremos.
Se acercaron y Tomioka comenzó a defenderse como pudo mientras comenzaba a gruñir sin cesar. El demonio más grande se enfadó cuando el de pelo negro le dio una patada en la mandíbula rompiéndosela, sacó dos de las cuerdas que Akaza les había dado amordazándole con una y atándole las piernas con la otra, Tomioka sintió claramente como la textura de la cuerda le raspaba las comisuras de la boca y aumentó el forcejeo. El otro demonio se estaba encargando de liberar la cadena de la pared y sin que el otro se diera cuenta, cogió la bolsa con peces y la metió cuidadosamente entre sus ropas. Tomioka vio la escena y se sintió un poco mejor al saber que sus amiguitos no morirían así como así.
Sintió como el más fuerte lo levantaba y lo colocaba sobre su hombro listo para partir, aún seguía luchando contra sus ataduras ya que algo le decía que por fin lo habían encontrado, ¿por qué estarían escapando si no? Debía hacer lo que estuviera en su mano para retrasarlos.
La noche acababa de llegar y Tsutako observaba las estrellas desde su ventana en la finca de las mariposas, la habían dejado con Aoi y las niñas.
Nunca antes había visto esos puntos de luz con tanta claridad y estaba maravillada por la cantidad que estaban esparcidos en el cielo nocturno, si tan solo estuviera viendo eso con su madre esa noche sería ideal. De repente vio como uno de los puntos luminosos cruzaba el cielo rápidamente, dio un suave grito de sorpresa y las palabras de Tanjiro vinieron a su cabeza: "de vez en cuando hay unos que se mueven muy rápido y cuando veas uno debes pedir un deseo". Juntó las manos y pidió su deseo.
"Por favor, deseo que mamá y papá vuelvan conmigo".
Tanjiro no le había dicho que podía pedir un deseo por cada estrella fugaz que viera, así que la niña creía de verdad que sacrificaba su otro deseo con tal de que los dos estuvieran a salvo.
Si de repente su fuerte deseo provocó algo o si su cuerpo sintió un cambio, nunca podría explicarlo, pero en ese momento sintió algo extraño, algo había sucedido.
Tomioka golpeo con sus codos la espalda del demonio que lo transportaba, maldiciendo internamente la velocidad de regeneración de aquellas bestias. Sus golpes eran muy poderosos a pesar de la postura en la que se encontraba y con cada golpe el que lo cargaba se detenía, al mismo tiempo el demonio se enfurecía cada vez más, pero el terror de lo que Akaza le haría si desfiguraba el rostro del omega era más fuerte que su problema actual.
Estaban a punto de salir de la casa y adentrarse aún más en el bosque, en ese momento Tomioka recordó algo que sólo los omegas podían hacer, rezó para que Mitsuri o Tanjiro estuvieran cerca y esperó que funcionara. Un tirón inesperado casi derriba al demonio que transportaba a Tomioka.
- ¿Qué demonios...? Eh, mierdecilla, ¡no tenemos tiempo! - rugió el demonio al ver que, aún con las manos atadas, el pilar de agua se había agarrado al marco de la puerta exterior en un último y desesperado intento de retrasarlos.
- Dije. Que. Te. Sueltes. ¡Vamos! - Dijo separando las palabras con cada tirón que le daba.
"¡Vamos, vamos!" Pensó Tomioka mientras sus nudillos se ponían blancos por el agarre.
Los chicos habían salido del bosque para seguir el curso del río, iban a continuar con ese plan cuando Tanjiro se detuvo de golpe haciendo que los hermanos Rengoku también se detuvieran.
- Kamado, mi chico, ¿Qué te pasa? - preguntó Kyojuro con una ceja levantada.
- Este olor... no es la humedad del río pero huele parecido... No sé lo que es, pero... es fuerte. - Su instinto le dijo que siguiera el aroma y así lo hizo.
- Síganme, ¡hay un olor extraño que viene del interior del bosque!
Los hermanos asintieron y se internaron entre los árboles, siguiendo el olfato de Tanjiro.
El chico Kamado tenía una ventaja adicional en este mundo en el que había nacido, Tanjiro era un beta pero gracias a su increíble olfato era capaz de percibir las feromonas y sustancias químicas que desprendían tanto los alfas como los omegas y el destino había hecho que la señal de peligro que Giyuu había producido hacía unos segundos llegase hasta sus fosas nasales.
El moreno era consciente de que, al estar marcado, su llamada de auxilio se había limitado a ser percibida sólo por otro omega, sin embargo Tanjiro podría ser capaz de detectarla, y esa era su última esperanza.
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