Confrontaciones y sorpresas
Kyojuro no dudaba de Tanjiro y se alegró de que así fuera cuando sus ojos se posaron en cierta cabellera negra y despeinada que conocía en la distancia, provocando un suspiro de alegría y alivio.
"¡Ahí está, lo encontramos, realmente lo ha encontrado!". Pero su alegría duró poco al observar la escena mientras llegaban.
Tomioka estaba atado de manos y piernas, una cadena metálica le rodeaba el cuello, tenía una cuerda que le amordazaba y su pelo estaba sin su habitual coleta más despeinado de lo habitual. Se aferraba con una mano lo mejor que podía al marco de la puerta mientras las garras del demonio que lo cargaban se enterraban profundamente en una de sus piernas, apenas habían hecho unos finos rasgones en la resistente tela negra del uniforme pero la herida ya sangraba a montones.
Un aura negra y casi siniestra que Senjuro nunca antes había sentido en su hermano le asustó y cuando se giró para verle, Kyojuro apretaba los dientes con rabia y el agarre de su espada era tan fuerte que por un segundo Senjuro temió que estuviera a punto de romperla.
- ¡SUELTATE MALDITA SEA! - Gritó el demonio desgarrando aún más la piel de su muslo mientras Tomioka cerraba los ojos con fuerza y trataba de regular su respiración para detener la hemorragia.
El demonio se percató de la presencia de los humanos y de no ser porque sin previo aviso de ningún tipo Akaza se lanzó a una velocidad impresionante para detener la espada de Kyojuro con su propio brazo, ya habría sido decapitado en un abrir y cerrar de ojos. La luna superior tres sabía que venían y se había quedado cerca para asegurarse de que todo salía según lo planeado.
- Aléjense de Giyuu. - ordenó agresivamente el pilar de llamas mientras enterraba su katana más profundamente en la carne del oponente.
- Si no quieres que termine lo que el sol interrumpió hace un año Kyojuro eres tú quien debe alejarse. - replicó Akaza.
Tanjiro se quedó sin aliento ante el despliegue de fuerza y velocidad de Rengoku. La actitud de Akaza cuando había luchado con el rubio la primera vez había sido totalmente diferente: alababa su fuerza, insistía en que debía llegar a ser como él, se emocionaba con sus movimientos y quería seguir luchando; pero en este momento nada de eso estaba ocurriendo, ambos alfas se miraban cara a cara mostrando sus colmillos con furia en sus rostros, ninguno dispuesto a retroceder. Sus miradas brillaban en la oscuridad mientras chocaban, analizando la fuerza y determinación de su oponente.
Los ojos azules y amarillos mostraban ira reconociendo en el otro al alfa que intentaba arrebatarle a su omega y el ojo rubí dorado expresaba determinación por rescatar y proteger a la omega que amaba. Los espectadores de ambos bandos tragaron con fuerza al presenciar el ambiente intimidante que se estaba viviendo, una verdadera pelea entre dos de los alfas más fuertes del lugar estaba a punto de comenzar.
- Llévenselo, ahora. - Ordenó Akaza sin apartar la vista del pilar de llamas.
- Llévenselo de vuelta, ahora. - ordenó Kyojuro sin apartar la mirada de la luna superior.
- ¡Sí! -gritaron los cuatro al unísono.
Tomioka se había quedado completamente aterrado ante la energía que liberaron y se había soltado del marco de la puerta cuando su mente se quedó en blanco, no es como si los omegas fueran inútiles en este tipo de situaciones pero por un lado Akaza le había reclamado y esa actitud dominante le gritaba al de pelo negro que debía obedecer, por otro lado nunca había sentido ese tipo de temperamento agresivo en Kyojuro y todo junto había dejado su sistema en shock, con un único pensamiento en mente: "Sumisión". Sin más oposición del pilar de agua los demonios se apresuraron a salir mientras Tanjiro y Senjuro los perseguían dejando atrás a los líderes.
"Son rápidos para ser niños" Se dijo el que llevaba al pilar de pelo oscuro, ahí decidió usar su técnica de sangre, abriendo un pasadizo, luego lanzó a su compañero y a Tomioka a través del espacio cuadrado.
"Si no lo detenemos antes de que cruce, volveremos a perder a Giyuu-san" se dijo Tanjiro.
Senjuro parecía pensar lo mismo porque una mirada entre ellos fue suficiente para saber lo que tenían que hacer, sí, era arriesgado pero no tenían muchas opciones, si lo mataban no estaban seguros de que el pasadizo permaneciera abierto y el otro demonio ya estaba al otro lado.
Tanjiro llamó la atención del demonio atacándolo por la izquierda y aprovechando que su concentración estaba centrada en el otro, Senjuro se lanzó hacia delante con todas sus fuerzas y lo empujó directo al pasadizo. Tanjiro consiguió agarrar la cintura del rubio y ambos desaparecieron en el interior.
El otro demonio había aterrizado de bruces, maldiciendo la falta de sutileza de su compañero, pero cuando buscó el pilar de agua lo encontró inconsciente a pocos pasos de él. Tomioka inevitablemente se había golpeado la cabeza al aterrizar sin poder suavizar su caída pero el demonio estaba desesperado creyendo que estaba en esas condiciones porque estaba perdiendo mucha sangre, la luna tres superior lo mataría si el omega moría, estaba aplicando presión en la herida de la pierna del moreno con un trozo de su propia ropa.
"Es un idiota, es muy profundo". Se dijo, recordando cómo su compañero había hundido sus garras en la piel del omega.
Un sonido le distrajo, se giró y apenas tuvo tiempo de arrastrar inmediatamente a Tomioka a un lado para evitar que fuera aplastado por tres cuerpos que se dirigían hacia ellos.
El demonio del pasadizo había movido sin querer el lugar de aterrizaje mientras trataba de sacudirse a los jóvenes cazadores de demonios y había acabado situando la abertura a seis metros del suelo. Los chicos aterrizaron encima del demonio haciéndole escupir sangre por el impacto, apuntaron sus espadas a su cuello, sin embargo tuvieron que esquivarse mutuamente cuando la espada del otro casi se entierra en sus cabezas por medio de un cuadrado negro detrás de ellos.
"No solo usa su arte del demonio de sangre para moverse, sino también para redirigir los ataques enemigos". Senjuro se sorprendió.
Esto iba a ser un poco más complicado de lo que pensaban.
Zenitsu, Inosuke y Kanao estaban informando a Shinobu de sus sospechas, así como mostrándole la espada del pilar, cuando una voz familiar les interrumpió volando sobre ellos.
- TOMIOKA GIYUU HA SIDO ENCONTRADO, EL PILAR DE LLAMA KYOJURO RENGOKU Y LA LUNA SUPERIOR TRES ESTÁN LUCHANDO EN EL ÁREA DE BÚSQUEDA 34 -informó un cuervo que lo había presenciado todo.
Shinobu revivió el momento en que el cuervo de Rengoku había ido con ella en el incidente del tren y apenas habían llegado a tiempo de salvarle de las garras de la muerte.
Había sido un milagro que siguiera allí con ellos y ella no iba a permitir que se desperdiciara ese fenómeno tan improbable; le dijo al cuervo que siguiera difundiendo la noticia y que llevara a los que pudiera a donde estaban luchando los alfas.
Rengoku atacó a Akaza con todas sus fuerzas, cada ataque no sólo con la intención de destruirlo, sino también con el propósito de descargar su ira en la luna superior, por su parte Akaza utilizó ataques rápidos y precisos para eliminar a Kyojuro de una vez por todas, sorprendido de que a pesar de haber perdido la función de un ojo aún fuera capaz de seguirle el ritmo.
Kyojuro era alguien maravilloso y hubiera sido un poderoso demonio pero en ese momento pensaba arrancarle el corazón si era necesario para deshacerse de aquel que se atrevía a ponerle las manos encima a su propiedad.
- Parece que has perdido el toque Kyojuro, ¡ya has usado el mismo movimiento tres veces! - se burló Akaza.
- No necesito nuevos movimientos para acabar contigo, ¡no volverás a tocar a Giyuu! - Gritó mientras realizaba otro ataque.
"Quinta Forma, Tigre de Llamas"
- ¡Segunda vez para ese ataque! - Señaló Akaza en el momento de saltar hacia delante seguido de un puñetazo.
Si no se equivocaba, ese había sido el mismo movimiento con el que casi le había perforado la última vez, Rengoku por experiencia lo esquivó pero no pudo evitar una patada desde su lado ciego que le envió volando hasta estrellarse con un árbol, Kyojuro escupió sangre por el tremendo impacto.
- Una vez te hayas desangrado como debió haber sucedido hace un año, me llevaré a mi omega lejos de ustedes, asquerosas alimañas, y recuperaré de alguna manera a mi cachorro de los otros patéticos humanos. - dijo activando otra de sus técnicas.
Kyojuro escuchó la amenaza y se levantó rápidamente. Pensó en Tsutako, en su cara alegre mientras jugaba con las niñas en la finca de las mariposas, en su risa adorable mientras paseaba con Kanroji, en sus adorables ojos llenos de vida.
- No, eso nunca sucederá... Si muero, morirás conmigo, ¡no permitiré que le pongas una mano encima a mi hija! - gritó preparándose para contraatacar.
Las palabras del pilar de llamas enfurecieron a Akaza.
- ¿Tu hija? Fui yo quien la creó, ¡tiene una mitad de mí en su interior!
- Biológicamente puede que sí, pero no se parece en nada a ti, ¡es una dulce y gentil humana que pertenece al cuerpo de cazadores de demonios!
- El pilar de agua Giyuu Tomioka me pertenece y ella también, ¡eres tú quien la ha contaminado privando a la niña de su verdadera naturaleza!
- No puedes reclamar nada ni a nadie después de lo que le hiciste a Tomioka, ¡nunca dejaré que Tsutako-chan pierda la sonrisa por tener que lidiar contigo!
Durante toda la disputa no habían dejado de lanzarse ataques destructivos, su furia aceleraba sus reflejos y era como si fueran intocables.
- ¿Quieres saber cómo se comporta el omega cuando estoy encima de él?
Akaza había conseguido sacarle de sus casillas con aquel comentario, furioso ya ni siquiera describía lo que Kyojuro sentía. Debido a su enojo no se dio cuenta que la luna superior estaba a su derecha, le dio una terrible patada que casi lo hace gritar de dolor. Intentó levantarse mientras respondía a lo que aquel demonio le había dicho.
- No me interesa saber eso de ti, en esos momentos su naturaleza lo empuja a hacerlo. Los alfas nacieron como tales para proteger y guiar a los demás, los omegas nacen para enseñar, proteger a los demás y guiarnos a los alfas.
Se enderezó con dificultad y decidió terminar lo que estaba diciendo, preparándose para hacer probablemente sus últimos movimientos antes de morir.
- Alfas y omegas se complementan, aquellos alfas que se aprovechan de la naturaleza de los omegas no son dignos de saber lo especiales que son.
Tanjiro comenzaba a cansarse, se esforzaba por continuar pero tenía que atacar, esquivar y bloquear casi al instante, afortunadamente el otro demonio hacía oídos sordos a la pelea mientras parecía concentrarse en que Tomioka se despertara. Senjuro por su parte estaba sorprendido por la actitud del demonio junto al pilar de agua, Tanjiro sabía que los demonios eran en su mayoría criaturas tristes creadas por Muzan que caían en la desesperación y el olvido pero el rubio nunca había presenciado a uno negándose a luchar y preocupándose hasta cierto punto por un humano.
Tomioka abrió los ojos para ver como uno de sus captores le quitaba la cuerda de la boca, sintió un gran alivio y un poco de dolor en las comisuras de los labios por la textura y fricción de la cuerda.
Iba a preguntarle por qué hacía eso pero cuando Giyuu vio sus ojos supo que aquel demonio ya había aceptado la muerte y quería liberarse de aquella maldición que llevaba encima, sonaría un poco cruel pero para Giyuu era bastante difícil sentir empatía por aquel ser, de todas formas le dio las gracias en un susurro cuando le soltó las manos y las piernas y se sintió ligeramente decepcionado cuando no pudo quitarse la cadena del cuello.
El demonio sacó con cuidado la bolsa con peces y se la dio, Tomioka la recibió y la puso en su propio uniforme con cuidado de no aplastarla. Se puso de pie, no podía hacer mucho sin una katana pero tenía que dejar de ser una carga en la misión (en su opinión por supuesto).
El demonio que estaba luchando sintió su brazo derecho inmovilizado y cuando se giró para ver que había pasado se encontró con la penetrante mirada del pilar de agua que había enroscado la cadena alrededor de su muñeca y tiraba de ella. Le golpeó como una mosca lanzándole a varios metros de distancia, pero el sencillo ataque de Tomioka había creado una abertura que los chicos no tardaron en aprovechar.
El demonio iba a atacar al rubio ya que estaba más cerca pero al ver al chico de cabellos burdeos que se lanzaba con más precisión y fuerza a su cuello, cambió de opinión y abrió un paso que llevó su mano frente a la cabeza del chico, las garras apuntaban directamente a la cara de Tanjiro. Senjuro le advirtió en cuanto se dio cuenta, la mano estuvo a centímetros de tocarle, pero la garra y el dolor agudo no llegaron.
Alguien había tacleado al demonio y desviado el mortal golpe de la cara de Tanjiro.
- ¡Nezuko! - Gritó abriendo los ojos con preocupación al notar una figura femenina pero se dio cuenta de inmediato que el peso de la caja en su espalda no había cambiado. - ¿Qué?
Rápidamente dirigió su mirada hacia la pelea y antes de que sus ojos pudieran distinguir algo su nariz ya le había dicho quién era esa persona. Palideció al darse cuenta y se levantó temblando.
"No, no es posible".
- ¡TSUTAKO-CHAN! - Gritó corriendo para alejar a aquella criatura de la chica.
Senjuro se sobresaltó pensando que Tanjiro se había confundido.
"Tsutako-chan está en la finca de las mariposas, además no tiene el tamaño ni la fuerza de esta persona" Pensó mientras se preparaba para lanzar una rueda de fuego a la cabeza desprotegida del demonio.
Sin embargo, al acercarse, también palideció. La chica que estaba repartiendo golpes y garrazos con el demonio tenía unos grandes ojos azules de pupila alargada, unos afilados colmillos que se asomaban en el momento de gruñir con odio a su adversario, una larga cabellera negra y unas espesas pestañas rosas. Era ella, era Tsutako no había duda pero, ¿qué le había pasado? ¿Cómo había llegado hasta allí?
Su nichirin cortó la cabeza del demonio sin problemas y este comenzó a desvanecerse, había matado a su primer demonio pero el temor por el giro de los acontecimientos no le permitía sentirse orgulloso.
Tsutako jadeaba por la corta pero intensa pelea que acababa de tener. La chica demonio volteo a verlos, los ojos de ambos chicos estaban preocupados y dolidos por suponer lo peor. Tsutako cerró sus ojos azules con fuerza, para sorpresa y alivio de los chicos estos volvieron a ser los de una humana.
- Tanjiro, Senjuro, ¿están bien? - Preguntó alarmada pero su rostro cambió inmediatamente a uno de confusión.
Senjuro se cubrió la cara con las manos porque estaba muy sonrojado y Tanjiro tenía la cara completamente roja, limpiándose con vergüenza un par de gotas involuntarias de sangre que le caían de la nariz.
Tomioka iba a pegarles si alguna vez se enteraba de sus reacciones pero eran imposibles de evitar. La pequeña a la que adoraban parecía una joven de su edad, llevaba puesto el uniforme de cazador que Tomioka había arreglado para que le quedara mejor el día del festival y debido al repentino crecimiento, estaba rasgado en algunas partes dejando al descubierto su piel blanca que tenía un brillo natural que la hacía parecer suave, su rostro seguía siendo tan dulce y amable como siempre pero sus facciones se habían alargado un poco, sus pestañas no solo se habían vuelto más largas y espesas, también se habían tornado de un rosa un poco más intenso, su cabello negro estaba suelto y ahora le llegaba hasta los muslos, además de tener unas piernas largas y delicadas.
Era en todos los sentidos una de las chicas más hermosas que habían visto, evidentemente los genes de Tomioka eran muy buenos.
Tsutako iba a dirigirse hacia ellos pero cerró un ojo y su cara reflejaba dolor mientras apretaba sus hombros con fuerza, asustados los chicos corrieron hacia ella mientras estaba en el suelo jadeando y clavando sus uñas en el suelo.
Con algo de vergüenza, revisaron su cuerpo con la mirada para comprobar que no tenía heridas graves pero se dieron cuenta de que Tsutako estaba volviendo lentamente a su forma física normal. Tardó un par de minutos pero al final volvió a parecer una niña pequeña. Parecía agotada, Senjuro la envolvió en sus brazos dulcemente mientras Tanjiro sonreía acariciando su cabello suelto.
- Shinobu-san tendrá la última palabra pero creo que Shinazugawa-san acaba de perder mucho dinero contra Uzui-san. - Comentó divertido Tanjiro recordando la apuesta que habían hecho entre los dos pilares sobre si Tsutako podría usar algún arte de demonio de sangre por ser medio demonio.
Escucharon unos pasos y vieron como el otro demonio se acercaba lentamente a ellos, Senjuro apretó a Tsutako contra su pecho pero Tanjiro sabía a lo que había ido, sonrió tristemente mientras desenfundaba de nuevo su nichirin.
"Quinta Forma, Bendita lluvia después de la sequía"
En un par de minutos no había más que cenizas que el viento comenzaba a arrastrar. Se habían distraído con eso pero cuando prestaron atención a sus alrededores vieron que el pilar de agua volvía desde donde había sido lanzado.
- ¡Tomioka-san! - Exclamaron las dos felices de verlo libre (bueno casi) de nuevo.
Tsutako abrió los ojos y se levantó como movida por un resorte ante la mención de aquel nombre, sus ojos se encontraron con los de Giyuu que no podía ni empezar a entender qué hacía allí. Poco le importaba la razón, sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió hacia ellos, su hija estaba demasiado cansada para ir a su encuentro pero no hizo más que llorar de felicidad estirando sus manos hacia él.
- ¡Mami! ¡Mami!
Tomioka casi la arrebata de los brazos de Tanjiro mientras la abrazaba con fuerza aumentando el torrente de lágrimas que corrían por su rostro. Los chicos sonrieron al verlos reunidos de nuevo y Tanjiro se secó una lágrima que se le había escapado, de repente ambos recordaron que Kyojuro seguía con Akaza. Un rugido resonó a lo lejos y el resplandor de las llamas se vio claramente, Tomioka supuso lo que estaba sucediendo y temiendo lo peor se dirigieron en dirección a la luz.
Rengoku había utilizado la novena postura: el purgatorio, y estaba al límite. Seguía siendo uno de los pilares más fuertes, pero tras su primer combate con Akaza su resistencia había disminuido. Esta vez no podía depender del sol ya que sólo habían pasado un par de horas desde que había comenzado la noche.
Sin embargo, cuando creía firmemente que su fin estaba a la vuelta de la esquina, una puerta apareció de la nada en el campo de batalla. Un demonio rubio con sangre en la cabeza y un peculiar color de ojos se asomó, sonriendo.
- Akaza-dono, es un placer verte tan pronto.... Vaya, ¿he llegado en mal momento?
Rengoku mostró un rostro confuso y Akaza se enfadó cuando estuvo a punto de enviar a Kyojuro al otro mundo.
- Interferir en el asesinato de un pilar es el mejor momento para interrumpir. - contestó la luna superior tres con irritado sarcasmo.
- Ya, ya, no deberías ponerte en esa actitud, después de todo no soy yo quien requiere tu presencia con los demás.
"Oh no." Akaza le prestó toda su atención, y con un suspiro lo siguió sin decir nada.
Rengoku no podía creer que su oponente retrocediera de esa manera después de todo lo que había hecho para ganar, ni que la base de Muzan estuviera a pocos metros de él. Pensó en asomarse a investigar pero ni siquiera serviría como calentamiento para las lunas superiores en las condiciones en las que se encontraba, y sería un completo suicidio entrar sin tener un plan.
Habían encontrado a Giyuu, lo que era una victoria más que suficiente para un día, y todo ello sin tener en cuenta que ahora sabía que el escondite de Kibutsuji no estaba en un lugar permanente.
Antes de que la puerta se cerrara tras ellos, Akaza giró la cabeza y le lanzó una mirada de desprecio. El lugar desapareció en el instante en que había sonado... ¿una biwa? Kyojuro aún intentaba procesar el hecho de que seguía vivo, quizá se estaba muriendo y todo era producto de su mente expirante.
- ¡Rengoku-san! ¡Qué alivio que estés bien!
- ¡Aniue!
- ¡Papá!
Las voces de Tanjiro, Senjuro y Tsutako parecían reales, así que tal vez seguía vivo.
"Espera un momento... ¡¿Tsutako?! Ella no debería estar aquí". El pensamiento lo abrumó sin embargo un abrazo común de esas personas trajo una cálida sonrisa a su rostro mientras los abrazaba también.
Pero no fue hasta que se enfocó en Tomioka que terminó de creer que seguía entre ellos, sus ojos azules se veían cansados pero irradiaban felicidad. Tanjiro leyó el ambiente, había tenido varios accidentes con ellos como para querer presenciar uno más, así que tomó a Tsutako cargándola y agarró a Senjuro del brazo para reunirse con los demás que seguramente no tardarían en llegar, ambos lo miraron confundidos pero sin quejarse.
- Kyojuro -susurró feliz hundiendo la cara en su pelo rubio e inhalando su aroma.
Rengoku sintió cómo el calor se expandía por sus mejillas al oírle decir así su nombre. Le levantó la barbilla con cuidado y le besó suavemente las comisuras doloridas de los labios en un intento de aliviar lo que le había hecho la cuerda; fue recompensado con una risa suave y un beso en los labios. Una vez Giyuu le permitió deslizar la lengua en su boca, el beso subió un nivel más y al oír la voz de Shinobu se separaron dejando un hilo de saliva que los unía momentáneamente.
- No pierdes el tiempo, ¿verdad? ¿Tendré que poner tu habitación en la parte más alejada de la finca mariposa, Rengoku-san?
No lo dijo con la intención de molestar pero ahora que podía estar tranquila le hacía gracia que después de todo lo ocurrido se hubieran olvidado de todo y todos a seguir con lo que habían dejado pendiente en el festival. Su pregunta hizo que Kyojuro enrojeciera terriblemente, iba a responder que no sería necesario pero Tomioka habló primero.
- No creo que desde mi casa te causemos ninguna molestia Kocho.
Rengoku ya no sabía si lo había dicho puramente porque quería pasar tiempo con él o si había algo más detrás, pero su mente se había sobrecalentado por cualquiera de las dos cosas y miraba nervioso el suelo del bosque encontrando interesantes los diferentes tamaños de las ramas caídas mientras el color rojo se apoderaba de su cara.
- Aun conociéndote Tomioka-san no confío en tus palabras, Tsutako-chan se quedará una noche más con nosotros. Ahora ven, los demás quieren asegurarse de que sigues respirando y de una pieza.
Los momentos que siguieron fueron socialmente agotadores para el moreno. Mitsuri se abalanzó sobre él llorando y suplicándole perdón por no haberle encontrado antes a lo que Tomioka la abrazó rápidamente ante la atenta mirada de Iguro, Sanemi se acercó silenciosamente a Rengoku y le palmeó la espalda haciendo que el rubio sonriera al entender el gesto, Kyojuro comunicó a Tomioka gritando que Sanemi se alegraba de verle a salvo. Inosuke insistió en cargarlo a la finca de Shinobu si era necesario mientras Zenitsu se alteraba por alguna razón junto a Kanao, quien los vio sonriendo preguntándose por qué hacían tanto ruido.
Uzui se acercó demasiado para su gusto con la intención de romper la cadena que llevaba al cuello pero Nezuko fue la única que pudo destruirla rodeando su cuello de fuego.
Llegaron otros cazadores que habían participado en la búsqueda, felices de saber que todo había salido bien. Murata se acercó a Tomioka y sorprendentemente el pilar de agua se acordaba de él, hablaron un poco de lo que había pasado en la selección final y Murata conoció a Tsutako, sorprendiéndose al igual que los demás cazadores presentes por la aparición de la pequeña, fuera de los pilares y los kakushi, nadie más podía verla o interactuar con ella en general como medida de seguridad. Enviaron la noticia del éxito del rescate a Gyomei y Muichiro para que estuvieran tranquilos ya que, como Shinobu había explicado anteriormente, sus misiones actuales significaban la vida de muchas personas y no habían podido ser de ayuda.
De vuelta en la finca de las mariposas, Tomioka estaba apoyado en la pared de la oficina de Kocho meciendo a Tsutako mientras cantaba una melodía para que tuviera sueños agradables. Rengoku estaba siendo curado por Shinobu, reconoció la canción, era la misma que la cachorra había cantado cuando la culpa no le dejaba dormir, aunque con la voz de la omega de pelo oscuro era aún mejor.
- Ara Ara, es una canción muy linda Tomioka-san, ¿dónde la aprendiste?
Shinobu había terminado con las heridas del rubio y se disponía a vendarlas, dedicándole una tierna mirada a la niña que acababa de bostezar a punto de dormirse.
- Mi hermana solía cantármela todas las noches antes de irme a dormir. - explicó Tomioka con nostalgia.
La pilar insecto se quedó pensando antes de decir algo.
- Las hermanas mayores son así, ¿eh? Te calman con sus palabras y cuidan de ti hasta el último momento. - Sus palabras estaban teñidas de tristeza y Tomioka podía sentirse identificado.
Recordar a Kanae siempre le resultaba doloroso, la ira siempre fluía a través de ella por eso, pero en ese momento sintió que no era la única que echaba de menos esa sensación de calidez y seguridad.
- Eso parece. - contestó Tomioka.
- Cambiando de tema, ¿sabías que la habilidad de Tsutako-chan era transformarse en demonio Tomioka-san?
- No.
- ¿Rengoku-san?
- Lo siento Shinobu, yo tampoco tenía ni idea.
La pilar insecto suspiró, terminando el tratamiento del pilar de la llama y ocupando el espacio en su silla de escritorio explicó lo que sabía.
- Aoi me dijo que escucharon un gruñido por la noche, cuando fue a investigar Tsutako-chan no estaba por ningún lado y el uniforme de cazador que no había querido soltar desde que te secuestraron Tomioka-san había desaparecido. Sospecho que ella es capaz de permanecerse racional cuando se transforma, así que eso explicaría por qué cambió su atuendo, debe haber saltado por la ventana y de alguna manera siguió tu rastro Tomioka-san. No sé si es la primera vez que se transforma, pero según me contaron Senjuro y Tanjiro, su cuerpo humano rechazó los cambios repentinos inducidos por su mitad demoníaca y la obligaron a volver a un estado más "normal".
Los dos pilares la escuchaban atentamente y Tomioka recordó algo de repente.
- Brújula.
- ¿Are?
- Tsutako me dijo que había una flecha que le indicaba a dónde ir. No sé a qué se refería, pero parecía una brújula. - añadió en voz baja.
- Supongo que tendremos que ver si ella puede reactivar su habilidad para averiguarlo en un par de días. - Dijo la chica pensativa.
Había algo que a Rengoku le sonaba familiar.
"Brújula... ¿Brújula?" Le vino a la mente un recuerdo de su primer enfrentamiento con la luna superior.
"Habilidad Destructiva, Aguja Brújula"
Se sintió incómodo al recordarlo y le preocupó que su pequeña tuviera mucho más de la luna superior de lo que le gustaría. Nunca sería una razón para verla diferente pero temía por su seguridad si ese fuera el caso.
- Creo... creo que heredó uno de los ataques de Akaza. - Comentó Kyojuro aún sin creérselo del todo.
- No te preocupes Rengoku-san, como te he dicho lo comprobaremos en unos días. - Le consoló Shinobu, acompañándoles hasta la puerta.
Tomioka había dejado cuidadosamente a su pequeña en la cama que Kocho le había asignado, le dio un beso en la cabeza y se dirigió junto con Rengoku a la finca del agua. Llegaron y mientras Tomioka tomaba un merecido baño, el pilar de llamas exploraba el lugar, Giyuu le había dicho que podía entrar donde quisiera y se atrevió a asomarse a la habitación del pelinegro.
Kyojuro nunca había estado en la habitación de Giyuu, miró a todas partes descubriendo lo diferente que era de la suya. Se emocionó cuando vio el pequeño futón de la niña y recordó que en realidad seguía siendo prácticamente un bebé por muy grande que pareciese.
- Tengo algunas cosas para comer que me dio Mitsuri hace un rato, ¿quieres? - Preguntó Tomioka entrando en la habitación mientras se secaba el pelo para no mojarse.
- Por supuesto.
Trajeron los platos que había hecho Kanroji a Giyuu, diciéndole que tenía que recuperar las comidas perdidas en aquellos días y se sentaron. Todo estaba delicioso y Rengoku dio prueba de ello.
- ¡Delicioso!
- Pues sí.
Una vez terminaron de comer, Tomioka se acercó a la nueva pecera que había conseguido aquella tarde y esparció un poco de comida para peces que le había regalado Shinobu.
- Son preciosos. - admiró Kyojuro, agachándose para contemplar los peces- Todavía estoy impresionado de cómo has conseguido que sobrevivan todo este tiempo.
- No es para tanto cuando realmente no logré salvar a los otros tres, murieron en la última pelea - mencionó con tristeza.
Le dolió un poco haber perdido a los otros peces pero se sintió afortunado de que sus dos favoritos hubieran sobrevivido. Ambos disfrutaban del recital marino que las pequeñas criaturas realizaban para ellos hasta que Kyojuro dijo algo que hizo que el corazón de Tomioka saltara en su pecho.
- Eso es algo que me encanta de ti, eres amable, dulce y considerado. Tu timidez o tu dificultad para hablar pueden parecer otra cosa, pero al final se ve quién eres en realidad, y... eso... me encanta.
Era raro ver al pilar de la llama con un comportamiento tan tranquilo. Y fue en ese momento cuando Tomioka no tuvo ninguna duda de lo que quería. Lo abrazo y acercandose a su oreja le susurro con confianza.
- Kyojuro quiero que me reclames.
El rostro de Rengoku enrojeció en el acto y lo miró con asombro y algo de incredulidad.
- ¡¿Q-qué?!
- ¿No quieres? - Tomioka se avergonzó de inmediato, ocultando sus ojos tras su cabello -L-Lo siento, fue una estupidez, no creo que quieras un omega marcado...
- ¡NO! ¡CLARO QUE QUIERO! - gritó, aterrado por haber entendido mal.
Rengoku vio claramente como la cara del moreno se ponía roja ante lo que había exclamado y se apresuró a aclarar la situación.
- No me importa que ya lleves una marca, ambos sabemos que nunca la quisiste en primer lugar, sólo estaba un poco sorprendido porque realmente te quiero y me gustaría que tu decisión fuera completamente tuya como siempre debe ser.
Terminó de explicarse y su mirada se centró en la tierna sonrisa que Giyuu le dedicaba.
- Esa es otra de las muchas razones por las que quiero que seas tú, Kyojuro. También quiero que cuando Tsutako te llame papá sea algo real.
Hizo una pausa antes de mirarle directamente a los ojos-.
- Quiero que seas mi alfa y me permitas ser tu omega.
- ¿Se romperá el vínculo? - preguntó Rengoku esperanzado.
Los ojos azules se oscurecieron por un momento, fue breve pero Rengoku comprendió lo que significaba.
- No... seguiremos unidos hasta que uno de los dos muera. - Hizo una pausa organizando sus ideas - Pero... si puedo estar contigo no me importa, nuestro vínculo va... mucho más allá de... uno común.
Un agradable silencio los envolvió, Kyojuro acercó su boca y capturó sus labios con los suyos. El de pelo negro dejó escapar un breve suspiro y Rengoku aprovechó para introducir su lengua y acariciar la de Giyuu provocando un suave gemido en el omega de pelo oscuro.
Después de cinco minutos se separaron para tomarse un respiro, la expresión de Tomioka era demasiado tentadora como para ignorarla, la boca parcialmente abierta, las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes con alguna lágrima por la falta de oxígeno, y la mirada perdida en él, con el pelo aún suelto y cayéndole sobre los hombros.
Kyojuro no podía oler sus feromonas, de lo contrario se habría sorprendido al darse cuenta de que el intenso beso que habían compartido había provocado un pequeño momento de celo, pero estaba más preocupado por el bulto que crecía en la parte baja de su uniforme, aun así, quería darle a Giyuu la mejor experiencia de su vida, por él era capaz de esperar un poco más.
Los rayos del sol le dieron de lleno en la cara, Rengoku fue el primero en despertarse con un enorme bostezo. Los recuerdos de la noche y la madrugada acudieron a él de repente, dirigió su mirada hacia Tomioka y levantó con cuidado la manta que le cubría.
Su cuerpo estaba cubierto de mordiscos sin contar uno enorme en el cuello, pero descansaba tranquilamente y hasta se podría decir que estaba feliz. Kyojuro se inclinó para besarle en la oreja hasta que se dignó a despertar.
- Buenos días dormilón.
- No todos tenemos tu energía, Kyojuro. - gruñó Giyuu, envolviéndose en la manta como si fuera un caparazón.
Rengoku no aceptó un no por respuesta, y se levantó cargando a Tomioka al mismo tiempo.
- ¡H-hey! Espera, ¿qué estás haciendo? - Preguntó despertando repentinamente al sentir el aire en su piel.
- Vamos a darnos una ducha, realmente lo necesitamos.
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